Está en la página 1de 4

Tinta para siete voces

3RUTXpOHR
Todo empezó con las revistas de historietas o
paquitos, como se llamaban en Barranquilla. Mi hermana
tenía un closet lleno de paquitos y cuando aprendí a leer,
se los pedí prestados. Ella contaba cuidadosamente las
revistas que me entregaba y hasta me dejaba acostarme
en su cama a leerlas. Comencé con el Pato Donald y sus
WUHVVREULQRV+XJR3DFR\/XLVWtR5LFR'H\VL0LFNH\
Pluto , y por supuesto, Tribilín, Clarabella y Pete, el negro.
Ellos fueron mis primeros compañeros de lecturas y
juegos. Las travesuras de los tres sobrinitos de Donald
VLHPSUHIXHURQPiVGLYHUWLGDVHQODIDQWDVtDTXHHQOD
realidad, a mí siempre me pillaban. Qué sensación tan
alucinante deslizarse en un carro de balineras junto a
Hugo, Paco y Luis, colina abajo, para luego al pasar
la hoja y zambullirme en la piscina de dinero de Rico
McPato.
Luego llegaron Batman, Superman, Linterna Verde
y la Mujer Maravilla, con quienes logré volar como un
cohete y saltar con suma agilidad. Posteriormente conocí
a Barbarella, una chica voluptuosa y liberada, con la cual
\RHVWDEDH[WDVLDGRDXQTXHQRVDEtDVLHUDEXHQDRPDOD
\FXiOHUDVXFXHQWR0HSDUHFtDEHOOtVLPD
Cuando nos fuimos a vivir a Santa Rosa de Cabal,
las revistas se quedaron en Barranquilla, y solo me
quedaron los libros del colegio. Fue una época muy
dura, mis pocos amigos desaparecieron, así también
mis primeros héroes y, desde luego, Barbarella. Fueron
DxRVGHVHTXtDOHFWRUDKDVWDTXHDOOOHJDUD&DOLPLSDSi
FRPSURYDULDVHQFLFORSHGLDVFRQDEXQGDQWHVJUiÀFRV\
en formato de historieta. Una de ellas era “Lo sé todo”,
venía en seis tomos, publicada por la editorial Planeta.

105
Miguel Esmeral

En ella conocí la mitología griega y romana, la


cultura europea, los procesos de fabricación industrial
\PLOFRVDVPiV0HOHtDORVVHLVWRPRVGLH]YHFHVFDVL
hasta aprenderlos de memoria.
0iV WDUGH GHVFXEUt HQ FDVD GH XQ DPLJR OD
HQFLFORSHGLD 'LVQH\ GH ORV SDUTXHV WHPiWLFRV \ IXH
Troya. Todos los días llegaba a leer las maravillas
TXH H[LVWtDQ HQ ORV SDUTXHV GH DWUDFFLRQHV \ GH FyPR
los habían construido, qué secciones tenían y cómo
funcionaban. Era como viajar a Disneylandia sin siquiera
PRQWDU HQ DYLyQ &XDQGR D ORV FXDUHQWD DO ÀQ  SXGH
YLDMDUD2UODQGRWXYHODVHQVDFLyQGHXQGHMDYXVHQWt
estar recorriendo sus calles por segunda vez.
<DHQWUDQGRHQODDGROHVFHQFLDXQYHQGHGRUOOHJy
a mi casa con la enciclopedia de la segunda guerra
PXQGLDO HQ GRV WRPRV PLO SiJLQDV FDGD XQR 0H OHV
GHGLTXpKDVWDFRQRFHUORVDOGHUHFKR\DOUHYpV4XL]iV
las fotos - campos de concentración, destrucción de
ciudades, fosas comunes - marcaron mi sensibilidad
para siempre, desde entonces aborrecí la muerte y la
GHVWUXFFLyQODJXHUUD8QD\RWUDYH]UHOHtOD%OLW]NULHJ
JXHUUD UHOiPSDJR  OD EDWDOOD GH ,QJODWHUUD HO VLWLR GH
6WDOLQJUDGR OD H[SORVLyQ GH OD ERPED DWyPLFD VREUH
+LURVKLPD \ 1DJDVDNL \ FLHQWRV GH RWURV FUtPHQHV
cometidos durante un corto periodo de cinco años.
/OHJXp D SHQVDU TXH QXQFD PiV YHUtD RWUD JXHUUD
Vana ilusión juvenil, porque al parecer la historia de la
KXPDQLGDGPDUFKDDOFRPSiVGHODJXHUUD
$xRVGHVSXpVHYLWpYHUODJXHUUDGH,UDNWUDQVPLWLGD
en vivo y en directo, como si se tratara de un reality. Con
cada bombardeo sentía que perdía una parte de mi corazón
de hombre, lleno de luz, pero también de oscuridad, y
comprendí que el corazón de las tinieblas es un lugar muy

106
Tinta para siete voces

FHUFDQRDFDGDXQR<TXHVRORVHUtDQHFHVDULRFDPELDUXQ
poco las condiciones de vida para regresar al estado de
barbarie, entonces el 90% de las personas se comportaría
igual, incluido yo.
Llegó el bachillerato, el español, la literatura y la
ÀORVRItD %XHQR GHER UHFRQRFHU TXH HUD XQ HVWXGLDQWH
vago, no llevaba cuadernos y no prestaba mucha atención
DODVFRVDV3HURFRQODÀORVRItDHUDRWUDFRVDOHHUD3ODWyQ
Aristóteles, Kant, e incluso a Santo Tomas de Aquino,
me fascinaba, era tanto el vértigo y la confusión que me
FDXVDEDQ TXH TXHUtD OHHU \ OHHU FDGD YH] PiV <D SRU
entonces en mi familia tenía fama de leer demasiado,
LQFOXVRHQODVÀHVWDVIDPLOLDUHVSUHIHUtDUHWLUDUPHDDOJXQD
habitación en compañía de un buen libro.
(Q OD XQLYHUVLGDG FRQRFt OD FLHQFLD ÀFFLyQ GLVIUXWp
enormemente las historias de Asimov, Bradbury, Arthur
&&ODUN2UZHOO\PXFKRVPiV&RPSUH\OHtFRQDEVROXWD
GLVFLSOLQD WRGD XQD FROHFFLyQ GH IDVFtFXORV VHPDQDOHV ²
FLHQHQWUHJDV²TXHPHREOLJDEDQDDPDQHFHUHQYHOD'HOD
OLWHUDWXUDSXEOLFDGDSRUOD2YHMD1HJUDGLVIUXWpFDGDWRPR
esperaba con ansiedad el siguiente y los iba amontonando
en estricto orden numérico en la biblioteca.
En el posgrado me fue imposible leer algo distinto a la
PHGLFLQDHOWUDEDMRHUDWDQH[WHQXDQWHTXHDGXUDVSHQDV
DOFDQ]DEDDPLUDUODSULPHUDSiJLQDGHOSHULyGLFRDQWHVGH
caer dormido.
Empezó a preocuparme la situación cuando salí
a trabajar, porque temí que mi compañera inseparable,
mi amiga de todos estos años, la lectura, me había
abandonado. Aunque en las noches de turno, en muchos
hospitales, siempre me hacía acompañar de un libro que
me trasnochaba leyendo, entre paciente y paciente.

107
Miguel Esmeral

Hoy continúo leyendo un salpicón de temas y géneros:


cuentos, novelas, historia, economía, administración, política,
sociología, ética, tecnología, computación, programación
de computadores. Con los años me he dado cuento que leo
para acompañarme, para no estar solo, para divertirme, para
informarme, para conocer otros mundos y vivir otras vidas.
Pero también leo, porque aun mantengo la leve esperanza de
no caer en la barbarie, cuando el momento y las condiciones
cambien, cuando el 90% de las personas elija la regresión, la
GHWRGRVFRQWUDWRGRVODGHViOYHVHTXLHQSXHGD3LHQVRTXHOD
vana inocencia de mi niñez aun no me ha abandonado del todo,
pero entonces reviso nuevamente la historia de la guerra en
Colombia y en el mundo y pierdo la fe en la empresa humana.
Con los años llegué a comprender que todos los días
son días de lucha contra la barbarie, pero también que el
PXQGRHVWiDOERUGHGHODFDtGDHQHOÀORGHODQDYDMDDO
borde de desquiciar su civilidad, toda su ganancia cultural.
En cualquier momento la guerra se repite para entrar en
un clico de incivilización que puede hacer fracasar a las
naciones y al mundo. Colombia fracasa todos los días, pero
aún así la obligación moral de un lector es intentar ponerse
del lado de la vida, cuantas veces la asechanza de muerte
y barbarie nos muestre un no futuro, de la misma manera
que Sísifo recoge la piedra y vuelve a llevarla a la cima, con
constancia y sin desfallecer, volviendo a empezar cada vez,
y cuantas veces sea necesario.

108

También podría gustarte