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de red D TEXTO MAPEADO

Vota mi cuerpo (punto com)


“¿Por qué mentimos en internet?”, dijo de repente interrumpiendo su discurso mo-
nótono en medio de la sala vacía…
José Martínez Rubio. 20/04/2013

Siempre me he preciado de decir la verdad. Siempre o casi todos nosotros, en definitiva, pretendemos remarcar sobre
siempre. Uno tiene sus defectos, naturalmente, y lo digo nuestra personalidad y nuestro cuerpo”. Y pasó a mostrar-
así con una frase impersonal para que se note que tengo la nos un contrapicado femenino que apuntaba donde tenía
vanidad como un mal vicio ético, estético y cosmético. que apuntar, mientras una chica apretaba el mentón con
firmeza y sostenía la mirada de ojos azules a la cámara. Era
Hace poco intentaron convencerme de lo contrario, y de rubia, pero se llamaba “Ke_Morena”, y era de Las Palmas.
la manera más torpe. Era una de esas tardes en que uno
acaba, casi sin quererlo, en una conferencia prácticamente “Perdone, lo de ‘todos nosotros’ le aseguro que no va por
a solas con el conferenciante. El caso es que allá estaba el mí. En todo caso hable de Ke_Morena, de Las Palmas”, le
conferenciante impartiendo lecciones sobre (coge aire y dije al acabar la conferencia, que, dicho sea de paso, fue
lee todo seguido) las nuevas formas de relación entre dis- aplaudida con total corrección (faltaría más…). “Joven,
tintas subjetividades en la época contemporánea (pausa, usted no ha aprendido nada”, me soltó inesperadamente.
respira, continúa) o el desarrollo de nuevas prácticas de “Debería saber que la verdad de lo que somos responde,
actuación dentro de campos de comunicación e interac- en realidad, a una imagen que proyectamos insistente-
ción virtuales. mente sobre los demás”, continuó. “Yo escogí ejemplos
deliciosos para contrastarlo”. Se le veía mayor. Cansado.
“¿Por qué mentimos en internet?”, dijo de repente Aburrido. “Usted no hace nada distinto en su vida diaria”,
interrumpiendo su discurso monótono en medio de sentenció.
la sala vacía. E hizo un silencio intimidatorio. “Oiga,
mentirá usted”, respondí para mis adentros. “Me “Enseñe las fotos de sus vacaciones, comente la experien-
refiero… no obviamente a mentir diciendo cosas que no cia de montar en elefante, explique las razones de hacerse
son verdad…”, y el mundo se paró, “…sino a mentir, un tatuaje… yo no sé…”, y comenzó a subir la voz y a
digamos, sobreexcitando la realidad”. Sobreexcitando. bajar los párpados hasta mantener prácticamente cerrados
Juro que lo dijo. los ojos. “Todo eso será falso”, cortó. “No igual de falso
que no hacerlo, me refiero, sino falso por sobreexcita-
“Quisiera presentarles una web que nos puede ilustrar ción”, y me dio un codazo amistoso y añadió con gracia:
sobre el particular”, anunció. Y torpemente escribió una “Usted ya me entiende…”.
dirección sobre la barra del navegador, mientras el poco
público que atendíamos con espanto leímos que tecleaba Y la verdad es que no.
vota-mi-cuerpo-punto-com.
Dejamos la discusión en ese punto, y yo salí molesto por
“No puede ser”, pensé. Y eché una ojeada nerviosa a mi haber perdido la tarde entre mentiras. Al llegar a casa volví
alrededor. El conferenciante empezó a teorizar sobre la a meterme en la web. Vota mi cuerpo. Anduve mirando por
proyección de imágenes que realizamos de nosotros mis- arriba, por abajo, casi por dentro. Y en algún momento me
mos en nuestro entorno. Sobre esa sobreexcitación del yo. animé: “¿Eres de verdad?”, le escribí a Pepex y a Ke_Mo-
“Aquí se puede ver cómo fundamentalmente jóvenes es- rena. Me recosté en la silla como esperando.
cogen su posición en el mundo: su actitud, su ropa (o no),
su gesto, su contexto, su atmósfera, su ambiente…”, y en Él me respondió al momento: “¿Qué?”, pero sin tilde ni
la pantalla, a tamaño natural, lucía un joven con el torso nada. Ella tardó un poco más: “Yo sí. ¿Y tú?”. Horror…
desnudo haciéndose una foto en el cristal de un cuarto de “Yo no”, le dije improvisando. Y me desconecté sin saber
baño. “Pepex”, de Girona. si estaba diciendo la verdad o no. Al día siguiente tam-
poco sabía si había dicho la verdad o no. Ni al otro. Ni
“No puede ser”, volví a pensar. “El enfoque selecciona- siquiera ahora cuando escribo esto, yo, que siempre me he
do revela los rasgos destacables que el joven, la joven, o preciado de decir la verdad.

Fuente: adaptado de http://epoca1.valenciaplaza.com

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