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EL ROL DEL OBSERVADOR.

En el Coaching tenemos un principio que dice:

No sabemos cómo son las cosas


Sólo sabemos cómo las observamos
O cómo las interpretamos.
Vivimos en mundos interpretativos.

Todos somos observadores. Cada uno de nosotros observa el


mundo de un modo particular. Todos compartimos las mismas raíces
biológicas de los procesos cognitivos e interpretativos humanos. Al
observar el mundo, nuestras distinciones y lenguajes salen a flote. La
clase de observadores que somos está influida por las distinciones y
experiencias que hemos incorporado a lo largo de nuestra vida.
Negar que podamos conocer cómo son las cosas, no implica
negar su existencia, sean lo que ellas sean. Se trata sólo de negar
que podamos conocerlas en lo que realmente “son”,
independientemente de quién las observa. En este contexto, decir
que algo es verdadero sólo equivale a sostener que es coherente con
otras proposiciones que aceptamos como válidas.
Cuando le preguntamos a un daltónico que nos describa un
color determinado y su descripción no concuerda con lo que nosotros
observamos, ¿quién tiene razón?, ¿quién es el dueño de la verdad?
Cuando hablamos del poder que encierran distintas
interpretaciones, nos estamos refiriendo a su capacidad de abrir o
cerrar posibilidades de acción en la vida de los seres humanos.
Marx señalaba que los filósofos sólo se habían dedicado, hasta
entonces, a interpretar el mundo, cuando lo que importa es
transformarlo. La capacidad de transformación del mundo,
replicamos, está asociada al poder de nuestras interpretaciones.

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MODELOS DE OBSERVADOR

VICTIMA Y PROGONISTA
Los seres humanos para actuar con cierta rapidez en la
vida cotidiana, hemos desarrollado ciertos patrones denominados
modelos mentales, los cuales llevan a organizar la información
procedente del entorno, de modo similar al procedimiento ejecutado
por el software en un programa de sistemas y cuando una persona
se halla con este software activo tenderá a analizar los
acontecimientos a través del mismo, y también a elaborar respuestas
desde dichas conclusiones.

Los pensamientos de la víctima

Algunas veces y de manera inconsciente nos encontramos


viendo el mundo desde este modelo. La víctima centra su existencia
en un paradigma de verdad única. El cree que las cosas solo pueden
ser de un modo. Por lo tanto, cada situación o bien apoya dicho
paradigma, o bien lo contradice. No encuentra espacio para la
diversidad de perspectivas. En este sentido, dicho modelo organiza
todo el pensar en torno al DEBER SER. Y su única tarea consiste en
actuar de acuerdo a él.
La persona, bajo este modelo, piensa que sabe cómo DEBEN
SER LAS COSAS —como él opina— Por tal motivo NECESITA
TENER RAZÓN. Su estima y sentido de identidad se apoya en dichas
opiniones.
Cuando estás influido por la víctima, ante un acontecimiento
que no concuerde con tu opinión de cómo deberían ser las cosas,
necesitarás demostrarte a ti mismo y a los demás, que dicho evento
no debería haber sucedido o que alguien, que no eres tú, ha cometido
un error.

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Por lo tanto, tu energía se dirige a encontrar EXPLICACIONES
TRANQUILIZADORAS que dejen sana y salva tu manera de ver el
mundo.

Bajo el dominio de la víctima, dices frases como las


siguientes:

“Llegué tarde a la reunión porque el tránsito estaba


pesado.” (y la víctima susurra en tu mente que el tránsito debería
haber ido más fluido).
“Discutimos porque eres un cabeza dura” (y te señala que
él debería ser más flexible).
“En la organización donde trabajo no me valoran lo que yo
valgo” (y te aclara que deberían darse cuenta de tu valor).
El modelo de víctima, centra sus explicaciones en variable
externas— todas aquellas que no están en sus manos— de modo
tal que su propia visión nunca sea cuestionada. Bajo su influencia, si
opinas que el tráfico debería ir más fluido, continuarás organizando
tu tiempo personal como si el tráfico fuera fluido, y culparás una y otra
vez a los otros conductores o a las autoridades del municipio cada
vez que te demores.

EL discurso de la víctima

El modelo de víctima genera EXPLICACIONES


TRANQUILIZADORAS para lograr ser eximido de toda
responsabilidad.
Ante los errores, se des responsabiliza empleando un discurso
impersonal o general. Ejemplos:

“se atrasó la reunión previa”,


“se volcó el jugo”,
“cuando uno está apurado entonces...”

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O bien emite frases culpabilizantes del tipo:

“la gente no comprende lo que hay que hacer”.


“¿cómo querías que llegue temprano con los horarios
complicados que puso la Compañía?”.
“¿Cómo quieres que no te grite si (tu) me hablas de esa
manera?

Para proteger su posición asume una postura de


SABELOTODO: No escatima críticas hacia quienes no hacen lo que
deberían hacer y no se juega dando su opinión de cómo hacerlo en
ese caso concreto, sino que proporciona brillantes y rebuscadas
teorías generales que suelen involucrar cambios sumamente
generales.
Ejemplos:
“Los empleados nuevos no saben hacer las cosas”.
“Los jefes deberían reorganizar los horarios de otro
modo”.
“Deberías aprender a dialogar con flexibilidad”.

Cada vez que te encuentres con los anteojos de la víctima,


percibirás que el mundo se halla construido sobre VERDADES
ABSOLUTAS. No hablarás de casos concretos sino de teorías
generales. A su vez no considerarás la posibilidad de que dos
posiciones diferentes puedan ser efectivas de manera similar. No te
darás cuenta de que pueden emplearse distintos estilos para hacer
las cosas; para ti solo existirá lo correcto—el modo en que tú
opinas— y lo incorrecto —todo aquello que difiere de tu opinión—.
Por tal motivo tu discurso se expresará en un lenguaje
categórico: hablarás en voz alta, no invitarás a una genuina
discusión, oirás como mera cortesía para poder luego ser escuchado,
sin un real interés en entender la posición de la otra parte y no
das espacio a pensar que tal vez puedas aprender algo interesante
de dicha opinión. Como crees que ya sabes la verdad, la única razón

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que encuentras para sentarte a dialogar es poder mostrar al otro cuan
equivocado está en su posición.
Como podrás imaginar, y experimentar cuando vuelvas a mirar
a través de la víctima, esta perspectiva del mundo genera estrés por
si misma más allá de lo que efectivamente acontece, ya que no
dispones de la posibilidad de PEDIR AYUDA. Hacerlo, generaría un
gran quiebre en tu posición de sabelotodo. Por tal motivo, no
solicitarás ayuda salvo que logres disfrazar la situación de modo tal
que no lo parezca.

Las acciones de la víctima

Desde la víctima te conviertes en alguien que MIRA, PERO NO


JUEGA.
Al ser la crítica la acción primordial, estudias, evalúas, diseñas
grandes soluciones que alguien debería implementar. Das
indicaciones, proporcionas explicaciones, encuentras justificaciones,
alientas a otros a efectuar cambios. Pero tú, desde este modelo no
correrás los riesgos que implica una acción concreta.
Te conviertes en un gran dador de instrucciones para otros.
Pero al no actuar por ti mismo, el resultado es que tu vida pasa y tus
propios sueños no se concretan; una profunda amargura, cuando
no resentimiento, se irán instalando en tu corazón si la
perspectiva de la víctima se instala como tu manera habitual de
observar la vida.

Consecuencias:

Este modo de pensar, hablar, actuar y emocionar, te lleva a


adoptar una actitud de irresponsabilidad frente a tu propia vida.
Piensas que alguien —no tu— debería hacer las cosas como
corresponde para que estés mejor; de este modo te instalas en una
postura existencial de inimputabilidad frente a tus acciones. Crees
saber cómo funciona la sociedad y opinas que si todos actuaran de

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acuerdo a tu modelo entonces todo marcharía adecuadamente. Así
que, si ellos no lo hacen, entonces tú estás libre de culpa y cargo, ya
que nada puedes hacer para convencerlos de que obren
correctamente.

Resumiendo: cada vez que observas al mundo con los ojos de


la víctima, crees genuinamente que otras personas y factores son los
responsables de las dificultades que tú tienes.

El Protagonista

A continuación, te presentamos otro modelo, otro software que


posees en tu interior y que puedes activar en lugar del de la víctima.
La razón de describir esta alternativa radica en que la actitud que
evoca esta otra perspectiva resulta mucho más efectiva para llevar
adelante una vida con bienestar.
El modelo de víctima, si bien resulta sumamente útil en el
período de la infancia en que se inicia la socialización, se vuelve
contraproducente a la hora de avanzar hacia una verdadera
individualidad en una comunidad basada en el respeto mutuo. Por tal
motivo, se lo va dejando de lado de modo natural al ingresar en la
adultez. Las dificultades surgen en aquellas sociedades en los que la
perspectiva de víctima se ha instalado con demasiado fervor. Allí, el
esfuerzo de la persona individual por trascender dicha perspectiva,
será un desafío mayor que en aquellos otros grupos humanos donde
la actitud de protagonista sea lo más habitual entre sus miembros.

Los pensamientos del protagonista

En el protagonista, el pensar gira en torno al QUERER SER. (El


observador víctima se identifica con el deber ser).
Cuando te hayas bajo la influencia de este modelo piensas
como QUIERES QUE SEAN LAS COSAS, y en este sentido, buscas
incrementar tu efectividad mediante el aprendizaje.

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Siguiendo este modo de ver la vida, el protagonista
NECESITA SER EFECTIVO (la víctima necesita tener razón).
Por este motivo, ante un acontecimiento en el cual no logres
alcanzar tus objetivos, puedes adoptar este modelo. Al hacerlo, te
incluirás como parte del problema, y te preguntarás a ti mismo, que
puedes aprender, o hacer diferente para incrementar tu efectividad y
así lograr el resultado deseado.
Desde esta perspectiva, los obstáculos de la vida se vuelven
materia prima para transformarte a ti mismo y crecer. Los
problemas se convierten en desafíos.
Desde este modo de observar se desarrollará LENGUAJE
GENERATIVO
(La víctima busca explicaciones tranquilizadoras)

En tu mente surgirán explicaciones como estas:

“Llegué tarde a la reunión porque no salí con el tiempo


suficiente. No calculé que el tráfico a esta hora es más pesado,
ya lo he aprendido para la próxima ocasión.”

“Discutimos en la cena porque yo llegué cansado del


trabajo y no supe postergar una charla tan importante. Aprendí
que necesito estar descansado cuando tenga conversaciones
importantes.”

“El presupuesto no me alcanza porque no encuentro la


manera de mostrar mis capacidades. Necesito aprender a
mostrar mis capacidades y poder lograr conseguir un nuevo
empleo que me retribuya lo que necesito.”

El modelo de protagonista se centra en variable exteriores, pero


agrega las interiores — todas aquellas que están en sus manos— y
pone el acento en estas últimas que es donde él mismo tiene poder
de acción. Cuando estás observando la situación desde este modelo

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no piensas que tu paradigma sea cuestionado. Tu estima personal
se halla salvaguardada ya que tu autovaloración se basa en actuar
respetando tus principios, hecho que solo depende de ti mismo.
En aquellas situaciones en las cuales los factores exógenos
sobrepasen tu capacidad de adaptación, siempre cuentas con la
posibilidad de retirarte del campo, o establecer concesiones sin poner
en juego tus valores o principios.

El discurso del protagonista

El modelo de protagonista emplea EXPLICACIONES


GENERATIVAS que le permiten ganar poder para elegir como actuar
frente a los acontecimientos.
Cuando adoptas este modelo, frente a un error te
responsabilizas empleando un discurso en primera persona y
mencionando situaciones particulares (la víctima usa el lenguaje
impersonal y utiliza generalizaciones).

Ejemplos:
En caso de llegar tarde a una reunión puedes decir: “Elegí (yo)
no retirarme de la reunión anterior, porque mi presencia allí era
importante. ¿Existe algún modo en que “yo” pueda reparar
haberlos hecho perder tiempo?
En lugar de “se volcó el jugo”, sería algo así: “perdón, “yo”
me distraje y volqué el jugo. Permíteme que “yo” me encargue
de limpieza de tu ropa”.
No emites frases culpabilizantes, sino que te responsabilizas
de tu parte y efectúas propuestas concretas. Ejemplo:

En lugar de “la gente no comprende lo que hay que hacer”,


dices yo no comprendí bien la consigna. No sé si a otros les
sucedió igual; Propongo que en la próxima reunión
verifiquemos que entendió cada uno.

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En lugar de decir “¿cómo quieres que llegue temprano con
estos horarios complicados que puso la Compañía?”, como
protagonista te concentras en tu objetivo (lograr llegar a horario), y
en el inconveniente particular (no generalizas a todos los casos)
dices: “con este tipo de horarios encuentro imposible llegar
temprano. Específicamente la reunión de la mañana es el
problema. ¿Se te ocurre algún tipo de cambio que pueda
efectuarse?”

En lugar de “¿cómo quieres que no te grite si me hablas de esa


manera?” como protagonista recuerdas que eres tu quien ELIGE
como responder; conociendo tus limitaciones al respecto. Podría
decir algo así como: “cuando hablas gritando, me pongo tenso y
temo empezar a gritar yo también. Creo que será mejor
interrumpir por un momento esta conversación hasta tanto nos
podamos hablar más tranquilos”.
Para ganar en efectividad asumes una postura de APRENDIZ:
aceptas tu incompetencia en esa situación, pero la consideras
momentánea y simplemente un contratiempo. Valoras la capacidad
de aprender de las posiciones de otros y de tus errores. Por lo tanto,
proporcionas teorías prácticas y simples basadas en tu experiencia.
Esto te conducirá a una actitud de humildad, y al mismo tiempo de
confianza, en tu capacidad para superar los obstáculos rumbo al
objetivo.
Al considerar la existencia de estilos para hacer las cosas, ya
no hablarás de opiniones correctas o incorrectas sino de
efectivas o poco efectivas.
Por tal motivo, tu lenguaje se expresa en un formato humilde
pero firme.
Invitas a una genuina discusión, escuchas como posibilidad de
mejorar tu propia posición, con un real interés en entender la posición
de la otra parte, y sin asustarte porque tu solución sea menos efectiva
que la propuesta por alguna otra persona.

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Como podrás imaginar, y experimentar cada vez que mires a
través de los ojos del protagonista, esta forma de ver el mundo
genera alivio emocional por sí misma, ya que este modelo permite
PEDIR AYUDA cada vez que encuentres que una situación supera
tus capacidades, pues experimentas tu incompetencia como un
hecho momentáneo, que va a ser superada prontamente tras el
aprendizaje.

Las acciones del protagonista


La persona bajo este modelo se convierte en alguien que
JUEGA SU PROPIO PARTIDO.
Esto alude, a la CONCIENCIA de que tú mismo, aún en las más
difíciles circunstancias siempre tienes el poder de elegir como
responder.
La experiencia te ha enseñado que cada circunstancia es
diferente. Que cada “partido hay que jugarlo”. Esta sabiduría, te lleva
a concentrarte en ti mismo y ejecutar cursos de acción específicos en
cada situación concreta. Sabes que las fórmulas generales, sólo
sirven a modo de orientación; luego, decides en cada ocasión en
forma creativa.
Ya no tienes que probarte a ti mismo o a otros quien eres. Tus
acciones sólo hablan de ese caso en particular y no de todo tu ser.
Frente a una dificultad un modo de activar a tu protagonista
interior consiste en preguntarte: ¿dadas las circunstancias, que
respuesta voy a elegir manifestar en palabras y en acciones?

Las Emociones del protagonista


Dependiendo de las distintas situaciones que puedes vivir
experimentaras alguno de estos dos grupos de emociones cuando te
halla bajo el dominio de este modelo:
Emociones relacionadas al entusiasmo: alegría, esperanza,
sensación de desafío, ganas de aprender, de jugar el partido, cierto
placer ante la dificultad a superar, asombro ante lo que pudiera
suceder, cierta ansiedad “por salir a la cancha”.

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Emociones relacionadas al orgullo: esa sensación de
bienestar más allá de no conseguir el resultado deseado, dado su
capacidad de persistir, de buscar alternativas, de sostener tus
principios morales, de intentar una y otra vez. Esa agradable
sensación de caminar con la frente alta y de gratitud para con uno
mismo por haber actuado de esa manera, independientemente de los
resultados obtenidos en esa situación específica.

Consecuencias:
Este modo se llama RESPONSABILIDAD frente a tu propia
vida. Paso a paso se acrecienta tu confianza en que siempre serás
capaz de elegir como responder, aún en las situaciones más difíciles.
Te vuelves consciente de tu libre albedrío para elegir tus
acciones y por lo tanto de la necesidad de responder por sus
consecuencias. Esta posición te conduce a una situación de respeto
incondicional para contigo mismo, independientemente de los logros
que finalmente obtengas, pues como protagonista, sabes que los
resultados están más allá de tus manos. Por tal motivo, puedes
descansar tranquilo una vez que has honrado tus principios.

ENTONCES:

¿VÍCTIMA INOCENTE E IMPOTENTE?

O...

¿RESPONSABLE Y PROTAGONISTA?
¡¡¡TU ELIGES!!!!

LENGUAJE GENERATIVO.

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Acerca de la comunicación, el lenguaje y las
conversaciones.

Coincidente con la concepción de la comunicación como


transmisión de información, podemos considerar al lenguaje como un
instrumento para describir la realidad o el estado de las cosas, es
decir, el lenguaje como el portador de la información. Esta
concepción supone que la realidad ya está ahí antes que el lenguaje
y lo que éste hace es simplemente describirla, "hablar de ella". Por lo
tanto, le atribuye al lenguaje un rol pasivo o descriptivo, como el
encargado de dar cuenta de lo existente. Ahora podemos también
observar que el rol de la comunicación es bastante más profundo e
impactante que un mero medio que nos permite expresar, transmitir
o informar lo que percibimos, pensamos o sentimos, podríamos
cuestionar esa forma de entender el lenguaje solamente desde un rol
pasivo o descriptivo y se ya que cuando hablamos no solamente
transmitimos información o describimos cómo observamos las cosas,
sino que también actuamos. A partir del hecho de que hablamos,
logramos que ciertas cosas pasen o sea la palabra transforma, tiene
un poder creativo del cual muchas veces no nos percatábamos y, por
lo tanto, el lenguaje es acción, es generativo: a través de la
comunicación podemos generar nuevas realidades. Y esta nueva
comprensión del lenguaje nos muestra que la comunicación debe ser
incorporada como una habilidad que maneje el ser humano ya que
esta es una forma de actuar y operar sobre la realidad. Una forma de
interferir, de intervenir, una forma de transformar el mundo. “Porque
yo dije algo, ciertas cosas pasaron; porqué callé, pasaron otras”.

Partiendo de la concepción de que la comunicación es


acción, podemos decir que cuando hablamos ejecutamos un número
restringido y específico de acciones. Todos los seres humanos al
hablar realizamos estas acciones lingüísticas universales, que las
encontramos en todos los idiomas. A estas acciones las llamamos
"actos lingüísticos". Si alguien dice "esta mercadería me la

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entregaron ayer", está realizando una observación sobre algo que
aconteció y en este caso es válido decir que sólo está transmitiendo
una información. Si esta persona afirma "el precio es muy caro", ya
no está transmitiendo una información, sino que está dando una
opinión (juicio). Si en cambio dice "a partir de mañana voy a rebajar
un 20% la mercadería", está realizando una declaración a través de
la cual genera una nueva realidad; o si dice "me comprometo a
entregarle la mercadería en 20 días", está coordinando una acción
con un cliente, a través de una promesa. En estos dos últimos casos
se ve claramente el carácter generativo del lenguaje y cómo estas
acciones que realizamos a través de la comunicación están
generando una nueva realidad.
Al abrirnos a esta concepción activa de la comunicación,
comenzamos a percibir que esta no sólo es acción sino también es
interacción, entonces es por medio del lenguaje que podemos
lograrlo.
La dimensión relacional del lenguaje permite ver la
comunicación como conversación, como interacción de
interlocutores, como la conexión que establecemos entre los seres
humanos. Las conversaciones son los componentes efectivos de las
interacciones comunicacionales. Nuestras conversaciones definen lo
que nos es posible y lo que no nos es posible, definen nuestras
relaciones sociales con los demás, construyen nuestra red de
vínculos y por lo tanto comprometen nuestra efectividad.
Esto que es válido a un nivel individual, es también válido en el
ámbito de los sistemas sociales humanos como son las
organizaciones, podríamos entonces decir que estas son entre otras
cosas un sistema conversacional.
Si desde la concepción sociológica se concibe a la organización
como un organismo vivo y desde la concepción sistémica como un
sistema en red, podríamos decir que: toda organización puede
interpretarse como una red dinámica de personas que, a través
de conversaciones, generan vínculos recurrentes de
compromisos.

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Son las conversaciones, como procesos comunicacionales, las
que las constituyen como una unidad con capacidad de
desenvolvimiento propio.
Cuando analizamos los tipos de tareas que se llevan a cabo
cotidianamente en estas organizaciones podemos ver que muchas
de ellas son las de asesorar, planificar, coordinar, capacitar,
orientar, organizar, evaluar, controlar, negociar, liderar, motivar,
entrevistar, todas estas tareas se realizan fundamentalmente
conversando. El conjunto de las acciones de un individuo tiene un
importante componente comunicacional.
Mucha gente que es muy buena para hacer su tarea individual,
es ineficiente para coordinarse con otros, comprometiendo así la
productividad de su área o sector, al comprometer la efectividad de
los procesos de trabajo, por eso hoy en día un trabajador efectivo, no
solamente tiene que serlo en su tarea individual, sino también en la
forma en que coordina sus tareas.
La regla de oro se sintetiza en este principio: “La
comunicación es acción y la acción es comunicación”.
Las posibilidades de éxito en el desempeño laboral están cada
vez más relacionadas a aquello que no se estudia en la universidad:
las competencias genéricas o habilidades blandas. Las
organizaciones de esta sociedad de la información y de la revolución
de los servicios requieren cada vez más profesionales que posean
capacidades de liderazgo, Coaching, negociación, trabajo en equipo
y toma de decisiones consensuadas. Que sepan gestionar proyectos,
generar visión compartida e interactuar con efectividad en equipos
interdisciplinarios.
El lenguaje no sólo describe la realidad, sino que también por
medio de él se genera la realidad.

AFIRMACIONES VS. DECLARACIONES.

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Nos podríamos hacer estas preguntas, ¿qué tiene primacía?
¿El mundo o la palabra?, ¿cuál de los dos, la palabra o el mundo,
conduce la acción? ¿Cuál podríamos decir que manda?
Estas preguntas tienen el mérito de llevarnos a establecer una
importante distinción: a veces, al hablar, la palabra debe adecuarse
al mundo, mientras que otras veces, el mundo se adecua a la palabra.
Cuando se trate del primer caso, cuando podamos sostener que la
palabra debe adecuarse al mundo y que, por lo tanto, el mundo es el
que conduce a la palabra, hablaremos de Afirmaciones. Cuando
suceda lo contrario, cuando podemos señalar que la palabra modifica
al mundo y que, por lo tanto, el mundo requiere adecuarse a lo dicho,
hablaremos de Declaraciones.

Afirmaciones:

Las afirmaciones corresponden al tipo de acto lingüístico que


normalmente llamamos descripciones.
Tenemos el cuidado de no decir que las afirmaciones
describen las cosas como son, ya que, como hemos postulado,
nunca sabemos cómo ellas son realmente. Sabemos solamente
cómo las observamos. Y dado que los seres humanos comparten una
estructura biológica común y la tradición de distinciones de su
comunidad, les es posible compartir lo que observan.
Cuando nuestra estructura biológica es diferente, como
sucede, por ejemplo, en el caso de los daltónicos, no podemos hacer
las mismas observaciones. Lo que es rojo para uno puede ser verde
para otro. ¿Quién tiene la razón? ¿Quién está equivocado? ¿Quién
está más cerca de la realidad? Estas preguntas creemos que por
ahora no tienen respuesta.
Las afirmaciones se hacen siempre dentro de un “espacio de
distinciones” ya establecido.
Basándose en esta capacidad común de observación, los seres
humanos podemos distinguir entre afirmaciones verdaderas o
falsas. Es necesario advertir que la distinción entre lo verdadero y

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lo falso no alude a la verdad, sino que es una convención social que
hace posible la coexistencia en comunidad.
Una afirmación verdadera es una proposición para la cual
podemos proporcionar un testigo o evidencia. Un testigo es un
miembro cualquiera de nuestra comunidad (con quienes
compartimos las mismas distinciones).
Una afirmación falsa es una proposición sujeta a
confirmación, pero que cualquier testigo, cualquier persona que
hubiese estado en esa circunstancia, podría refutar. Si es refutado,
va a seguir siendo una afirmación, pero falsa.
Si alguien dice “Va a llover mañana”, hace una afirmación. Se
trata de una proposición que está sujeta a confirmación. Sin
embargo, tendremos que esperar hasta mañana para determinar si
esa afirmación es verdadera o falsa, mientras tanto su calidad va a
ser de indecisa.
Cuando afirmamos, nos comprometemos a la posibilidad de
proporcionar un testigo que corrobore nuestras observaciones.
Cuando hacemos afirmaciones, estamos hablando de un
mundo ya existente. Las afirmaciones tienen que ver con lo que
llamamos normalmente el mundo de los “hechos”.

Declaraciones:

Cuando hacemos declaraciones, no hablamos acerca del


mundo, generamos un mundo nuevo para nosotros. La palabra
genera una realidad diferente. Después de haberse dicho lo que se
dijo, el mundo ya no es el mismo de antes. Este fue transformado por
el poder de la palabra.
Cuando el juez dice: “¡inocente!”, cuando el oficial dice: “Los
declaro marido y mujer”, cuando decimos en nuestra casa “es hora
de cenar”; cuando alguien crea una nueva compañía; cuando un jefe
contrata o despide a alguien; cuando un profesor dice “aprobado”;
cuando una madre dice a su niño “Ahora puedes usar tu celular”, en

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todos estos casos, el mundo es diferente después de la declaración
porque genera una nueva realidad.
En cada una de estas instancias, el mundo se re articula en
función del poder de la palabra. Cada una de ellas, es un ejemplo de
la capacidad generativa del lenguaje.
Las declaraciones no están relacionadas con nuestras
capacidades compartidas de observación, como acontecía con las
afirmaciones. Están relacionadas con el Poder. Sólo generamos un
mundo diferente a través de nuestras declaraciones si tenemos la
capacidad de hacerlas cumplir. Esta autoridad puede provenir de
la fuerza o habernos sido otorgada como autoridad. La autoridad es
el poder que nosotros o la comunidad otorga a ciertas personas para
hacer declaraciones válidas. Ambas, la fuerza y la autoridad, son
expresiones de poder.

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