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La Detencion Clandestina Mas Alla de Los PDF
La Detencion Clandestina Mas Alla de Los PDF
Edición electrónica
URL: http://journals.openedition.org/nuevomundo/75993
DOI: 10.4000/nuevomundo.75993
ISSN: 1626-0252
Editor
Mondes Américains
Este documento es traído a usted por École des hautes études en sciences sociales (EHESS)
Referencia electrónica
Pablo Scatizza, « La detención clandestina más allá de los “campos de concentración”. Aportes
analíticos a una clave explicativa canónica de la Argentina dictatorial », Nuevo Mundo Mundos Nuevos
[En línea], Cuestiones del tiempo presente, Puesto en línea el 11 junio 2019, consultado el 04 julio
2019. URL : http://journals.openedition.org/nuevomundo/75993 ; DOI : 10.4000/nuevomundo.75993
Nuevo mundo mundos nuevos est mis à disposition selon les termes de la licence Creative Commons
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La detención clandestina más allá de los “campos de concentración”. Aportes a... 1
Fuente: Expte. N° 8736/2005, “Reinhold, Oscar Lorenzo y otros s/ Delitos c/ la libertad y otros"
Juzgado Federal No 2 de Neuquén, Secretarı́a No 2.
Un concepto en tensión
4 Esta preocupación por los centros de detención clandestina que caracterizaron el período
no es nueva para quien suscribe estas líneas. En otros lugares propuse algunas reflexiones
en torno a las particularidades que adquirieron los espacios de este tipo que funcionaron
en la Subzona 52, advirtiendo no sólo dinámicas diferenciadas entre el CCD más
importante de ese espacio como “La Escuelita” y otros centros que se articularon con él,
sino distinciones no menores con los centros clandestinos de detención más conocidos e
importantes en cuyo interior la maquinaria del terror se hizo presente de manera
superlativa, como la ESMA, La Perla, Campo de Mayo, etc.9 Ya entonces quedó expresada
cierta incomodidad que me producía utilizar la noción de “campo de concentración” al
momento de aludir a estos espacios. Cierta “incomodidad analítica” fundada en lo
problemático que se vuelve la intención de querer indagar en profundidad y con todos sus
matices este preciso y fundamental componente del dispositivo represor, al referir su
significación casi de manera inmediata a la experiencia nazi y observar, que no son pocas
las diferencias formales y operativas que tuvieron los aquellos espacios con los que
funcionaron en nuestro país. Ello no implica que niegue de suyo y sin más la pertinencia
de utilizar la noción de “campo de concentración” para ciertos casos de la experiencia
dictatorial argentina. Baso mi reflexión, de hecho, en el presupuesto de la importancia de
ciertas generalizaciones para poder comparar procesos históricos afines, y en cómo en
este caso el concepto en cuestión nos posibilita comprender la deshumanización radical
que operaba en los centros clandestinos de detención. Sin embargo, también considero
que nos presenta un problema analítico necesario de atender, si lo que queremos es
detectar matices y particularidades propias que estos espacios tuvieron dentro de la
dinámica con la que operó el dispositivo represor.
La lógica concentracionaria
5 Es sin dudas movilizador y sugerente el trabajo pionero de Pilar Calveiro en el que teoriza
en torno al poder concentracionario que dominó en la Argentina entre 1976 y 1983. Allí,
la autora logra interpretar los mecanismos perversos que dieron forma y continuidad a
esos lugares en que el poder se ejercía de modo absoluto, los cuales conceptualiza como
“campos de concentración y exterminio”. Una modalidad represiva que no comenzó a
implementarse en 1976, sino diez años antes, luego del golpe de 1966; cuando comienza a
utilizarse la desaparición como forma de represión política, muchas veces por parte de
grupos ligados al poder y no necesariamente de las instituciones represivas del Estado. 10
Sin embargo, sería recién en 1975 y en el marco del Operativo Independencia iniciado a
comienzos de ese año para aniquilar a la guerrilla en el monte tucumano, que comenzó
“una política institucional de desaparición de personas”. Fue en ese momento, como dice
Calveiro, que “aparecieron las primeras instituciones ligadas indisolublemente con esta
modalidad represiva: los campos de concentración-exterminio”.11
el golpe de 1976 representó un cambio sustancial: la desaparición y el campo de
concentración-exterminio dejaron de ser una de las formas de la represión para
convertirse en la modalidad represiva del poder, ejecutada de manera directa desde
las instituciones militares. Desde entonces, el eje de la actividad represiva dejó de
girar alrededor de las cárceles para pasar a estructurarse en torno al sistema de
desaparición de personas, que se montó desde y dentro de las Fuerzas Armadas 12
6 Ese sistema, afirmará Calveiro, estuvo basado en “una institución que había demostrado
gran eficiencia en este tipo de práctica a lo largo del siglo: los campos de concentración”.
13
Y subraya:
No uso esta expresión como un posible eufemismo para remitir al registro del
horror. No. Me refiero al campo de concentración como institución del Estado, eje
de su política represiva, orientada a la concentración masiva de prisioneros para
aniquilarlos y hacerlos ‘desaparecer’ del mundo mediante procedimientos
económicamente eficientes y tecnológicamente modernos.14
7 Sin embargo, lo que se evidencia al momento de investigar las particularidades de los
lugares que en la Norpatagonia hicieron las veces de centros clandestinos de detención, es
que varias características presentadas por la autora como específicas de estos lugares, no
se condicen con las respuestas que aporta el análisis de las evidencias producidas. Si bien
muchas de sus características coinciden en cierta medida con lo sucedido en el CCD “La
Escuelita”15, aparecen también en los relatos y en la documentación disponible
información referida a otros espacios de reclusión que, o bien no forman parte del texto
de Calveiro, o bien por momentos lo desdicen. Espacios como la Comisaría 24° de
Cipolletti, la Delegación de la Policía Federal en Neuquén, la Comisaría 4° de Cutral Có y la
Escuela de Instrucción Andina en Bariloche, entre otros, que fueron determinantes en la
dinámica represiva de la Subzona 52 al momento de retener en su interior y de manera
clandestina a la mayor parte de los/as detenidos/as para interrogarlos/as y torturarlos/
as. Lugares de detención que tanto el discurso militante como judicial, aunque también
mayoritariamente el académico, ha denominado indistintamente “centro clandestino de
detención” e incluso “campo de concentración”, al igual que “La Escuelita”, la ESMA y
otros espacios de su tipo, a pesar de sus grandes diferencias. En este sentido, creo que
comenzar a pensar en estos lugares de cautiverio en términos de “centros de detención
clandestina” (CDC) en vez de “centros clandestinos de detención” (CCD) no sólo permite
eludir el desfase señalado, sino que nos habilita a ampliar la posibilidad de interpretar
más acabadamente la dinámica represiva de la cual los CCD fueron su sustento, a partir de
su articulación con estos CDC que, en ciertos espacios como el que ocupa esta
investigación, fue determinante.
8 Por este motivo, me interesa demostrar aquí el desfase que se evidencia entre la
significación implícita en el concepto de “campo de concentración” tal cual lo caracteriza
Calveiro – y por derivación “centro clandestino de detención” – y los lugares del tipo que
acabo de señalar. Y a partir de aquí, poner en tensión, matizar o bien aportar nuevos
elementos explicativos a la noción de “lógica concentracionaria” que según se ha
canonizado caracterizó la puesta en práctica del plan sistemático de represión dictatorial.
9 Es necesario precisar que aludo al trabajo de Pilar Calveiro sin desconocer otros en su tipo
que han dado cuenta de la matriz concentracionaria del poder dictatorial, así como a la
dinámica de los centros clandestinos de detención / campos de concentración como sus
componentes clave.16 Y hacer foco en el estudio de esta autora se debe a quien ha sido ella
víctimas a algún CCD o CDC. En este sentido, es posible distinguir al menos tres especies
diferentes de espacios de detención dentro de la dinámica represiva en el período
analizado. Comisarías y/o Escuadrones de Gendarmería por los cuales algunos detenidos
pasaron sólo algunas horas, sin ser sometidas a interrogatorios ni tormentos; los centros
de detención clandestina que son el objeto de estudio en este trabajo, y los centros
clandestinos de detención como La Escuelita. Así como no fue lo mismo – en términos de
importancia relativa dentro del plan sistemático, como en las características de su
funcionamiento – el CCD La Escuelita que la Delegación de la Policía Federal neuquina,
tampoco fue lo mismo esta institución que una comisaría local por la cual una persona
estuvo sólo un par de horas allí retenida hasta que fue trasladada a otro lugar. 18 Y creo
que es preciso atender a esas diferencias.
12 Entre los que podríamos denominar “centro de detención clandestina”, por poseer las
características descriptas más arriba y ser utilizados de esa manera con cierta
sistematicidad, funcionaron en la Subzona 52 la Comisaría 24° de Cipolletti; la Delegación
de la Policía Federal y la Alcaidía Provincial, en Neuquén capital; la Comisaría 4° de Cutral
Có (Neuquén); la Escuela de Instrucción Andina en Bariloche19; el Escuadrón 33 de
Gendarmería Nacional, en Junín de los Andes; la Alcaidía de General Roca (Río Negro) y las
Unidades 9 (U9) y 5 (U5) del Servicio Penitenciario Federal (SPF) ubicadas en Neuquén y
General Roca, respectivamente. La U9, además, ofició como cárcel de presos y presas
políticas desde noviembre de 1975, a partir de la aplicación de los decretos de
aniquilamiento sancionados un mes antes. Cabe destacar, asimismo, que la Comisaría 24°
de Cipolletti posee antecedentes en este tipo de prácticas que pueden rastrearse, por lo
menos, hasta septiembre de 1975.20
13 Asimismo, es posible demostrar la existencia de una jerarquización de los espacios de
detención que sustentaron el plan sistemático de represión, en función de los roles
específicos que cumplieron, de su lugar de localización y de quiénes estuvieron a su cargo.
Una jerarquía cuyo estrato inferior estaba conformado por aquellas comisarías o
escuadrones alejados de los Comandos de Zona y Subzonas, que sólo sirvieron de paso
previo a otro centro de detención más importante pero sin intervenir activamente en la
dinámica de Inteligencia caracterizada por los interrogatorios de rigor a los/as
detenidos/as; y cuya cúspide conformaron los CCD ubicados en los Comandos de Zona y
Subzona de todo el país (estos últimos un peldaño más abajo que los primeros). En el
medio de esta pirámide, un conjunto de lugares que aquí denominamos centros de
detención clandestina, que resultaron tan determinantes en la eficacia del despliegue
represivo, que desconocer su dinámica de funcionamiento torna prácticamente imposible
comprender la lógica con la que operó el dispositivo represor. Es por eso que sobre ellos
me detendré a continuación, a partir de la descripción y el análisis del funcionamiento de
dos espacios emblemáticos de este tipo en la Subzona 52: la Comisaría 24° de Cipolletti y la
Delegación de la Policía Federal de Neuquén (PFA).21
La Comisaría de Cipolletti
Si bien el funcionamiento intensivo de esta comisaría22 como centro de detención
clandestina data desde el momento mismo del golpe de Estado, sus instalaciones ya
habían sido utilizadas como tales y su personal se había “entrenado” en este tipo de
actividades represivas desde 1975, a partir de acciones de inteligencia, razias y operativos
pertenecientes al Comando de Zona 5 en Bahía Blanca; así como -en menos y más
específicas ocasiones- en otras Zonas de Seguridad más metropolitanas. De todos los casos
analizados, sólo uno permaneció clandestinamente cautivo en esa dependencia antes de
ser finalmente liberado y sin sufrir ningún traslado a otro centro de detención. El resto,
luego de permanecer desde algunas horas hasta varios días en la comisaría cipoleña,
fueron trasladados a Neuquén para continuar sus derroteros por “La Escuelita”, la
Delegación de la PFA o la cárcel federal (U9), destino que dependía de al menos tres
variables: del momento en que se produjo el secuestro; del operativo del cual fueron
objetivo las personas secuestradas; o de las militancias, pertenencias partidarias o
vinculaciones políticas que estas tenían, tanto en términos reales como en las hipótesis de
los perpetradores.
17 Sin dudas, la dinámica represiva señalada se complejiza aún más si agregamos esta última
variable mencionada a nuestro análisis: la militancia o pertenencia política de las
víctimas. De las veinticinco personas registradas judicialmente por haber pasado por esta
comisaría, tres de ellas pertenecían o estaban sospechadas de estar vinculadas al Partido
Revolucionario de los Trabajadores – Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). Sus
detenciones sucedieron en el mes de junio de 1976 junto con otra veintena de casos que
formaron parte del denominado Operativo PRT-ERP que se desplegó entre el 9 y el 15 de
junio de 1976 en ambas provincias.28 Las tres que fueron secuestradas en esta oportunidad
terminaron sus derroteros en “La Escuelita” de Bahía Blanca, desde donde fueron
liberadas.29 En estos casos, al igual que el resto de las personas que fueron secuestradas
durante ese mismo operativo, fueron llevadas a la U9, donde se decidió su destino.
Algunas serían trasladadas a “La Escuelita” neuquina, para luego o bien ser liberadas, o
bien llevadas a “La Escuelita” de Bahía Blanca, desde donde fueron liberadas o
desaparecidas. El resto de las personas del total de casos que estuvieron detenidas en la
Comisaría de Cipolleti, o militaban en la Juventud Peronista (JP) o estaban vinculadas
directa o indirectamente al peronismo, salvo dos casos cuya militancia se desconoce. 30
Todas ellas, o bien fueron llevadas directamente a “La Escuelita”, y luego se trasladados
nuevamente a esa comisaría para ser liberados desde allí; o bien llevados a la Delegación
de la PFA y desde allí a la U9 o a “La Escuelita”, desde donde continuaban sus derroteros.
NOTAS
1. La provincia de Neuquén está ubicada al sur oeste de la República Argentina, y limita el
noroeste de la región Patagónica. Su capital, y ciudad más importante de la región, lleva
el mismo nombre. Río Negro es su provincia vecina, y el conglomerado urbano conocido
como Valle de Río Negro y Neuquén contiene a las ciudades de Neuquén, Plottier y
Centenario (de la provincia de Neuquén) y a Cipolletti, Cinco Saltos y General Roca, entre
otras (en la provincia de Río Negro).
2. Para ahondar en los posibles comienzos del proceso represivo que cristalizó con la
última dictadura, proponiendo diferentes miradas, ver Scatizza, Pablo, “Represión
clandestina en la Argentina de los setentas. Algunas reflexiones sobre sus posibles puntos
de partida”, A Contracorriente, Mayo de 2015. Disponible en http://
acontracorriente.chass.ncsu.edu/index.php/acontracorriente/article/view/1327
Consultado el 4 de diciembre de 2018; Franco, Marina, “La represión estatal en la historia
argentina reciente: problemas, hipótesis y algunas respuestas tentativas”, en Gabriela
Águila, Santiago Garaño y Pablo Scatizza, Represión estatal y violencia paraestatal en la
historia reciente argentina. Nuevos abordajes a 40 años del golpe de Estado, La Plata, FaHCE-
UNLP, 2016, p. 17-46; y Pontoriero, Esteban Damián, “En torno a los orígenes del terror de
Estado en la Argentina de la década de los setenta. Cuándo, cómo y por qué los militares
decidieron el exterminio clandestino”, Papeles de Trabajo, 10 (17), 2016, p. 30-50. http://
www.unsam.edu.ar/revistasacademicas/index.php/papdetrab/article/download/69/98
Consultado el 4 de diciembre de 2018
3. La Subzona 52 estaba subdividida además en Áreas y Subáreas. Para este trabajo, sólo
interesa tener en cuenta que el Área 521 tenía su asiento en el Batallón de Ingenieros de
Construcciones 181, en la ciudad de Neuquén sobre la Ruta 22 (donde estuvo localizado el
CCD La Escuelita), y tuvo bajo su control operacional a toda la zona del Alto Valle de Río
Negro y Neuquén. Esa Área se subdividió a su vez en dos Subáreas: la 5212 con asiento en
la Comisaría 24° de Cipolletti, y la 5213 con asiento en la ciudad de General Roca. Cf.
Expte. No 8736/2005, “Reinhold, Oscar Lorenzo y otros s/ Delitos c/ la libertad y otros"
Juzgado Federal No 2 de Neuquén, Secretarı́a n° 2. En adelante, Causa Reinhold.
4. Debo aclarar que el uso del término “víctima” no busca poner en un lugar pasivo y/o
revictimizar a quienes sufrieron en carne propia las atrocidades de la represión
dictatorial. Apelo aquí a su connotación más bien jurídica del término (una consecuencia
quizá de tantos años de trabajo en el sistema judicial en las causas de lesa humanidad,
donde ese término es utilizado para referirse a quienes sufrieron en carne propia los
delitos investigados). Más allá de eso, y teniendo en cuenta que ello no busca negar su
agencia, sus militancias, sus luchas, estas personas no dejan de haber sido víctimas
directas del plan sistemático de represión y aniquilación.
5. Santiago Garaño y Werner Pertot han dado cuenta de la tensión entre lo legal y lo
clandestino en torno a las detenciones políticas en dictadura, aportando a la historización
de esta modalidad represiva en Santiago Garaño y Werner Pertot,Detenidos-Aparecidos.
Presas y presos políticos desde Trelew a la dictadura, Buenos Aires, Biblos, 2007.
6. Me refiero especialmente a Poder y desaparición. Los campos de concentración en Argentina,
Buenos Aires, Colihue, 2006 [1998], pero también a su ensayo “La experiencia
concentracionaria”, en Clara Lida, Horacio Crespo y Pablo Yankelevich (compiladores),
Argentina, 1976, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica/Colegio de México, 2008,
p. 187-204
7. Claudia Feld ha reflexionado en torno a los motivos que le otorgaron a la ESMA la
centralidad que tiene al momento de representar y significar la represión dictatorial, a
partir del estudio de la prensa argentina durante la apertura democrática y la manera en
que se dio el proceso de “emblemetización”. Ver Claudia Feld, “Esma, hora cero: las
noticias sobre la Escuela de Mecánica de la Armada en la prensa de la transición”,
Sociohistórica 23/24, primer y segundo semestre de 2008, p. 81-103.
8. Numerosos trabajos aluden a estos espacios como CCD (Centros Clandestinos de
Detención), CCDT (Centros Clandestinos de Detención y Tortura) e incluso como CCDTyE
(Centros de Detención, Tortura y Exterminio). Para simplificar, sólo usaré aquí la primera
acepción.
9. Cfr. Scatizza, Pablo, “Centros clandestinos de detención en el Comahue. Una reflexión
conceptual”, Contenciosa N°2, octubre-noviembre de 2014. En línea en http://
www.contenciosa.org/Sitio/VerArticulo.aspx?i=18 consultado 3 de diciembre de 2018;
Scatizza, Pablo Un Comahue violento. Dictadura, represión y juicios en la Norpatagonia argentina
, Buenos Aires, Prometeo, 2016.
10. Calveiro, Pilar, Poder y desaparición, op. cit. p. 27.
11. Ibídem.
12. Ibídem.
13. Pilar Calveiro, “La experiencia concentracionaria”, op. cit., p. 187.
14. Ibídem.
15. Dado que no se abordará en este escrito un análisis de La Escuelita de Neuquén, creo
necesario caracterizarla al menos brevemente ya que sí se aludirá a ella: El edificio se
encontraba en el predio del Batallón de Ingenieros 181, a unos 200 metros al sur de la
Ruta Nacional 22 y a unas treinta cuadras hacia el Oeste del centro neuquino. En ese lugar,
los prisioneros eran alojados en una edificación de mampostería rectangular de unos ocho
metros por diez, con una torreta de vigilancia en el techo, cuatro habitaciones y un baño.
Paradójicamente, ese sitio había sido construido en 1958 para ser utilizado como
matadero, con los cuales se proveía a la tropa de carne recién faenada. Luego sería
utilizado como depósito y posteriormente quedaría en desuso, hasta que luego del Golpe
fue reacondicionado como “lugar de reunión de detenidos” (LRD) por el Comando de
Brigada, según la denominación dada por los propios perpetradores. A diferencia de los
otros centros de detención en instituciones estatales de acceso público, La Escuelita se
caracterizó por su invisibilidad. El lugar estaba oculto y vedado a las miradas ajenas al
proyecto de exterminio. Comenzó a funcionar a partir del segundo gran operativo de
secuestros en la región, en junio de 1976, cuando fueron trasladados allí un grupo jóvenes
secuestrados por las fuerzas conjuntas en una razia realizada para eliminar al PRT-ERP de
la región. Durante los siguientes dos años, fueron llevadas allí unas 50 personas según
denuncias y testimonios en la causa judicial. Aunque es dable pensar que ese número fue
aún mucho mayor. Según consta en la causa judicial que investiga los hechos allí
ocurridos, La Escuelita fue dejada de utilizar a mediados de 1978. Cfr. Scatizza, Pablo Un
Comahue violento, ob. cit. p. 201-212.
16. Cf. Duhalde, Eduardo Luis, El Estado Terrorista Argentino, Buenos Aires, Eudeba, 1984;
Paoletti, Alipio, Como los nazis, como en Vietnam. Los campos de concentración en la Argentina,
Buenos Aires, Contrapunto, 1986; Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas
[CONADEP], Nunca más, Buenos Aires, Eudeba, 1984.
17. Para más detalle de estos lugares, ver Scatizza, Pablo, Un Comahue violento. op. cit.,
p. 189-211.
18. Espacios de este tipo fueron, por ejemplo, la Comisaría de El Bolsón y el Escuadrón 35
de GN en la misma localidad; la Comisaría 2° de Bariloche y el Escuadrón 34 de GN
también en esa ciudad.
19. De todos estos lugares que aquí denomino CDC, la Escuela de Instrucción Andina, en
San Carlos de Bariloche (Río Negro) fue la que más se pareció, en su dinámica de
funcionamiento, a un CCD. Las víctimas allí alojadas eran mantenidas con los ojos
vendados, acostadas en bancos de madera, sin abrigo, en pleno invierno y pasando frío en
extremo, mal alimentados, permanentemente amenazados y sometidos a simulacros de
fusilamiento. Sin embargo, era un lugar conocido por las víctimas y sabían en ese
momento dónde estaban alojadas, y no se registraron aplicaciones sistemáticas de
tormentos (picana, submarino, golpes) ni interrogatorios bajo tortura. (Requerimiento
Fiscal de Elevación a Juicio de junio de 2011, en la Causa Reinhold , p. 52.
20. En efecto, así como otras comisarías que desde por lo menos un año antes del Golpe
participan en detenciones de personas por infracción a la Ley 20840 de “actividades
subversivas”, para el caso de la 24° de Cipolletti fue posible verificar su accionar
clandestino como centro de torturas, durante un operativo realizado la primera semana
de septiembre en un refugio del Obispado ubicado en el barrio Godoy de esa localidad.
Durante el operativo, serían detenidos catorce chilenos allí refugiados. Quienes
estuvieron a cargo de ese operativo fueron los comisarios Guillermo Federico Hruschka y
Antonio Alberto Camarelli -Segundo Jefe de la Unidad II de la Policía de Río Negro y Jefe
de la Comisaría 7° de Cipolletti, respectivamente, quienes continuaron en esa comisaría
actuando durante el período dictatorial. Los refugiados chilenos detenidos, antes de ser
llevados a la U9, fueron trasladados a la Comisaría de Cipolletti e interrogados bajo
tortura. (Cfr. Scatizza, Pablo, Un Comahue violento. op. cit., p. 67).
21. Como se mencionó anteriormente, este estudio incluye todos los centros de detención
de la Subzona. La selección de estos dos casos responde a las limitaciones de espacio que
un artículo impone, aunque el alto protagonismo que ambos lugares tuvieron en el
despliegue represivo permiten aventurar hipótesis generales.
22. Esta unidad policial ubicada en la calle Roca 550 de la ciudad de Cipolletti (Río Negro)
estuvo identificada como Comisaría 24° hasta 1977. En ese entonces cambió su
denominación por Comisaría 7° y actualmente se llama Comisaría 4°. Salvo que se exprese
lo contrario, de ahora en más la denominaré sencillamente “Comisaría de Cipolletti”, ya
que es la única dependencia policial de esa ciudad sindicada en la Justicia como utilizada
por el aparato represivo (lo cual no implica necesariamente negar que otras comisarías de
la ciudad también hayan sido utilizadas). Además, se evita así cualquier tipo de confusión
RESÚMENES
El objetivo final de este trabajo es poner en tensión y aportar algunos matices a la noción de
“experiencia concentracionaria” que ha formulado Pilar Calveiro hace ya más de dos décadas
para caracterizar a la última dictadura, en su célebre trabajo Poder y desaparición. Los campos de
concentración en Argentina. Para ello, se partirá del análisis y la ponderación de otros espacios de
reclusión que se articularon con los “campos de concentración-exterminio” sobre los que ella
basó su investigación y reflexión, y sin cuya existencia es imposible comprender la dinámica
represiva de la última dictadura, especialmente, en aquellas regiones del país alejadas de los
grandes centros urbanos. En este sentido, me detendré en el análisis de algunos “Centros de
Detención Clandestina” (CDC) que funcionaron en la Patagonia Norte argentina y en la manera
con la que articularon entre sí sus respectivos modos de actuar, así como con otros espacios como
el Centro Clandestino de Detención (CCD) “La Escuelita” y la Unidad Nº 9 del Servicio
Penitenciario Federal.
The ultimate goal of this article is to strain and to bring some nuances to the notion of
"concentration experience" that Pilar Calveiro has formulated more than a decade ago to
characterize the last dictatorship, in his famous work Poder y desaparición. Los campos de
concentración en Argentina. In order to do so, I will analyze in comparative terms other spaces of
reclusion that articulated their function whith those "concentration-extermination camps" on
which she based her research and reflection. Spaces that functioned in coordination with these
camps, and without whose existence it is impossible to understand the repressive dynamics of the
last dictatorship. Especially in those regions of the country far from the great urban centers. In
these sense, I will focus on the analysis of some "Clandestine Detention Centers" (CDC) that
operated in the Argentine Northern Patagonia and how they articulated their respective ways of
acting among themselves, as well as with other spaces such as the Clandestine Centers of
Detention (CCD) "La Escuelita" and Unit No. 9 of the Federal Penitentiary Service
ÍNDICE
Keywords: clandestine detention, Clandestine Centre of Detention, dictatorship, repression,
Argentine Patagonia
Palabras claves: detención clandestina, Centro Clandestino de Detención, dictadura; represión,
Patagonia argentina
AUTOR
PABLO SCATIZZA
Universidad Nacional del Comahue – Argentina
pscatizza@gmail.com