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Poder y Es Espacio Ultima Correccion
Poder y Es Espacio Ultima Correccion
Ante esto, le quedo como recurso una demostración de la existencia de Dios a partir
de los conceptos de razón suficiente y grados de perfección. Devolviendo al mundo su
indubitable existencia gracias a la certeza de los contenidos mentales nuestros, puesto que un
Dios todo bondadoso no podría querer engañarnos a nosotros que somos sus criaturas y en
realidad, no es posible que de la perfección (Dios) se derive el engaño.
Con esto quedaría claro que a parte de las argumentaciones metafísicas cartesianas el
lenguaje matemático como certero, gracias a su índole demostrativa, ocuparía un lugar
privilegiado en la compresión del sistema-mundo.
Ahora bien, esta concepción del mundo que se entiende en términos matemáticos
posee también un trasfondo y es la manera cómo se concibe la realidad en términos de la técnica.
Cuando una materia es cuantificable, medible, extensa debe pensarse en qué términos esta
puede ser productiva. Pues es cierto que a través del dominio de la ciencia y la técnica el hombre
consigue doblegar la casualidad, el azar y ejercer dominio sobre las cosas. La Ilustración 1
demuestra esto cuando en la relación entre el entendimiento y la naturaleza esta explicita una
visión patriarcal, el intelecto domina sobre la naturaleza desencantada. En tal concepción
técnica y cálculo operativo funcionan como utilidad y eficacia. Pero esto implica, a pesar del
gran progreso en la trasformación de la materia y los espacios un desencantamiento del mundo
y una renuncia a la apertura del sentido de las cosas.
1
La Ilustración fue un movimiento cultural y filosófico europeo que se desarrolló especialmente en Francia e
Inglaterra desde principios del siglo XVIII hasta el inicio de la Revolución francesa, aunque en algunos países
se prolongó durante los primeros años del siglo XIX. Fue denominado así por su declarada finalidad de disipar
las tinieblas de la humanidad mediante las luces de la razón. El siglo XVIII es conocido, por este motivo, como
el Siglo de las Luces. Se caracteriza por una absoluta confianza en la razón. Ecured, (2004).La ilustración.
Recuperado de:
https://www.ecured.cu/index.php?title=Ilustraci%C3%B3n_francesa&action=history
expresado como ciencia universal, el cual pasa por alto la riqueza que conlleva la
heterogeneidad y multiplicidad de lo real. Este ideal de ciencia universal descansará
precisamente en el hecho de subsumir en un sistema unitario y uniformizado, que adopta la
forma de lenguaje lógico formal, las diferencias existentes en las cosas. En este proceso, se
omite la intrínseca pluralidad de lo real, reducido ahora al patrón de una reductora unidad. El
positivismo sería la realización final de este proceso (Horkheimer, 1994) “Todo lo que no se
agota en números, en definitiva en el uno, se convierte para la ilustración en apariencia; el
positivismo moderno lo confina en la literatura. Unidad ha sido el lema desde Parménides hasta
Russell. Se mantiene el empeño en la destrucción de los Dioses y las cualidades” (Adorno y
Horkheimer. 1994. p. 63).
Se define el espacio como concreto, nos situamos como personajes dentro de una
geografía propia y quedamos en él, suscritos como punto de referencia. Es físico porque se
materializa dentro de un perímetro reconocido: la calle, el salón, una ambulancia, el restaurante
o el cine. Está delimitado porque en él se trazan los intereses del que habita, el espacio está
habitado por carne y piedra.
La ciudad que se descubre a través de la historia de los personajes que habitan en ella
tienen una relación directa entre sí, por ejemplo, los miedos con los espacios sombríos, los
deseos con las habitaciones, los debates con instituciones políticas o educativas y la sensación
de seguridad y confianza con espacios como nuestro hogar. Es por esto, que los sujetos no solo
son racionales sino que están prestos a unos modelos culturales y proyectos estéticos, son
movidos por los resortes de la angustia o de la existencia y crean nuevas maneras de habitar el
mundo. Se agrupan y representan un sistema de signos que los hace loables o condenados,
herederos o pobres, valientes o cobardes. Es esta pues la manera es que se dan las narraciones.
Se dan a partir de una realidad urbana o metafísica de una historia o un eje simbólico que nos
permite demostrar que la ciudad es texto, bloques de sensoriales, manifestaciones o muros que
elevan como prisiones. La ciudad es pues un encuentro con el destino de cada hombre.
Los sujetos no solo son racionales, sino que están prestos a unos modelos culturales y
proyectos estéticos, son movidos por los resortes de la angustia o de la existencia y crean nuevas
maneras de habitar el mundo. Se agrupan y representan un sistema de signos que los hace
loables o condenados, herederos o pobres, valientes o cobardes. Es esta pues la manera en que
se dan las narraciones. Se dan a partir de una realidad urbana o metafísica, de una historia o un
eje simbólico que nos permite demostrar que la ciudad es texto, bloques sensoriales,
manifestaciones o muros que se elevan como prisiones.
La ciudad es pues un encuentro con el destino de cada hombre. Encuentro que se da
en el espacio público, quizá este es precisamente en que se hace posible la libertad. El hombre
que es un puente tendido y cuyo narrador es la historia debe encontrar un espacio donde se abra
el dialogo y se escuche al Otro.
No sólo me había enternecido aquella familia de ojos, sino que me sentía un tanto
avergonzado de nuestros vasos y de nuestras jarras, mayores que nuestra sed. Había
dirigido mis ojos a los tuyos, amor mío, para leer en ellos mi pensamiento; me había
sumergido en los tuyos tan bellos y tan extrañamente dulces, en tus ojos verdes,
habitados por el capricho e inspirados por la luna cuando me dijiste: ¡No soporto a esa
gente con los ojos abiertos como platos! ¿No puedes decirle al dueño del café que los
eche de ahí? ¡Tan difícil es entenderse, ángel querido, y tan incomunicable el
pensamiento, aun entre seres que se quieren! (Baudelaire, 1995. p. 45)
Estas son, las contradicciones sociales en la modernidad, son las antítesis: el prestigio,
la opulencia, el despilfarro y el encuentro con el poder por una parte; y por otra las lecturas que
quedan desde el afuera, en los andenes de la ciudad, donde se vive como marginado, como
excluido como habitante del espacio no nombrado, sin categoría. Allí están ellos, los ojos de
los pobres, los rezagos propios de una ciudad que se extiende desde el centro y muestra la
riqueza en el norte y oculta la miseria en el sur 2. La ciudad demuestra, expone la dignidad de
los habitantes. Los materiales de sus techos, de sus muros, la distancia con sus vecinos y el
espacio que se mide de su habitación a la entrada de su casa configura su micro-espacio, una
escala menor de lo que sucede en el norte, de las residencias que se trazan, que si se planean, la
disposición de un estudio arquitectónico, lo que se configura como urbanismo y no lo sub-
urbano.
2
Se hace referencia a la ciudad de Bogotá, en tanto que el Norte representa una concentración
de la clase alta y en el Sur clases marginales y pobres.
Entonces lo que se quiere señalar es que la ciudad opera como testigo de los cambios
urbanos en la que se confluyen las personas, es un narrador omnisciente no porque todo lo ve
sino porque en ella todo se hace huella, testimonio, vestigio o simplemente paisaje. Paisajes
donde se mezclan ricos y pobres, los ciudadanos de trabajos arduos y mal pagos con gerentes
de presuntuosa condición social que delegan sus funciones administrativas. En la calle
confluyen, pero allá en el norte y en el sur, en la intimidad, la sociedad parece más ordenada y
dividida de tal forma que los hábitos y las costumbres se particularizan dentro de los hogares,
y afuera, en lo público se observan las diferencias: el uso de los medios de transporte, los lugares
que se frecuentan, los oficios, y el spleen de cada clase social.
Lo que se desplaza son los cuerpos, las masas que no ostentan términos ni jurídicos ni
económicos y si se aseguran de que los primeros intentarán usurparlos con los segundos. Es la
lógica del intercambio, se necesita más piedra que carne, piedra hecha espacio productivo, ya
no un lugar para disfrutar de las calles sino un mall para hacernos comerciales. Lo público se
torna publicidad. Entonces, ya no se hace crónica de lo que pasa en un lugar porque dicho lugar
está repleto de anónimos, de cuerpos que se desplazan hacia la conquista de nuevos bienes o
servicios. La historia no podrá hablar de lo que se transfiere en un almacén y se le asigna un
valor comercial, no puede haber historia de los no – lugares.
¿Qué tanto se logra sobre el sentido del habitar cuando la sociedad moderna se ha
hecho piedra en vez de carne, cuando se hace valor y se oculta la crítica?
La afinidad o tendencia hacia otra persona, hacia otro sujeto, cosa o situación es
definido como interés (interesse) entonces nos encaminamos hacia la alteridad3. Nos interesan
nuevas maneras de entender el arte y cómo que ha emergido de lo popular para hacerse arte
conceptual o contemporáneo, lo religioso que deambula por la diversidad de credos y ocasiones
se vuelve sincrético, nuestra escenario político local, que pese a su regionalismo, a su condición
endógena, se hace universal y aparece en las noticias internacionales, esto es, sin lugar a dudas
la prevalencia de la ciudad entre la diversidad que al encontrarse con una manera tolerante de
3
La palabra, como tal, proviene del latín alterĭtas, alteritātis, que a su vez deriva del latín alter, que
significa ‘otro’. Para la filosofía, la alteridad es lo contrario a la identidad y, en este sentido, puede
ser definida como la relación de oposición que se registra entre el sujeto pensante, es decir, el yo,
y el objeto pensado, o sea, el no yo. Así, la alteridad es el principio filosófico que permite alternar
o cambiar la propia perspectiva por la del otro.
En este sentido, la alteridad implica que un individuo sea capaz de ponerse en el lugar del otro, lo
cual posibilita que pueda establecer relaciones con las otras basadas en el diálogo y la conciencia y
valoración de las diferencias existentes. Significados.com. (2015). La alteridad. Recuperado de:
https://www.significados.com/alteridad/
ser, es el ser de las diferencias, su espacio donde convergen.
Así que esto es hacerse carne, huesos, tejidos, colocar lo humano en el centro de social,
no un humanismo sino un observar que las políticas no pierdan lo que conciben por justo. Lo
justo es aquello que no es injusto. Entonces es esto lo que debemos erradicar: lo injusto. Puesto
que, para definir lo justo hará falta quizás otro milenio entonces mejor,… empecemos por las
ramas no por su raíz. Quizá una buena fórmula el 80 -20. En fin, saber que lo injusto lo
conocemos de cerca, transita por las calles, lo conocemos por su prosopografía y etopeya, es
que ha definido una cultura: la cultura humana.
Así que esta permanente característica (lo injusto) lo observamos y no parece llevarse
bien con lo humano. Cuando lo injusto está en las calles, en las instituciones es porque ha
aparecido con ella la corrupción.
Bibliografía
Santos, B. (2014). Epistemologías del sur. Madrid, España: Cuadernos Akal, S.A.