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El Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento
1).- Especialmente sobre Israel: (Reino del norte). Jonás, Amós, Oseas.
7.- La Cautividad
8.- La Restauración
Una vez dominamos los hechos del Antiguo Testamento, como es natural empezamos a
inquirir respecto a la enseñanza espiritual de esta biblioteca de historia. Esto nos lleva a
considerar:
LA ENSEÑANZA DEL ANTIGUO TESTAMENTO.
Hay una palabra que lo resume todo: Cristo. Pero veamos cómo ocurre esto. Nos
imaginaremos a un extraño que sólo posee el Antiguo Testamento (esto es, carece del
Nuevo Testamento), que abre el libro del Génesis, y empieza a leer, versículo por
versículo. Pronto llega al capítulo 3 que promete «algo» que ha de venir. Sigue leyendo
y encuentra una repetición amplificada de ello, en los capítulos 7, 17, 22 y 49. Sigue
leyendo todavía y encuentra la misma promesa en casi cada libro; al fin lee en Isaías, y
más adelante ve que aparece en gran cantidad de profecía. Pero llega al final de
Malaquías y las promesas no se han realizado todavía. El lector se ha dado cuenta clara
que el Antiguo Testamento es un libro de profecías no cumplidas aún.
Luego vuelve atrás y empieza otra vez, y pronto se da cuenta de algo raro en Génesis 4:
sacrificio, que es lo que puede significar la ofrenda de la vida de un animal? Nota esto
otra vez en los capítulos 9, 12 y 22; todavía está más claro en el Exodo, hasta que en
Levítico hay una organización de sacrificios, ofrendas, ritos y ceremonias. Los ve
mencionados una y otra vez, con muy pocas explicaciones respecto a su significado
real, hasta que una vez más, llega a Malaquías 4, sin tener luz sobre lo que está
leyendo. Ahora se da cuenta que el Antiguo Testamento es también un libro de
ceremonias no explicadas.
De nuevo el lector vuelve al Génesis, y no tarde mucho en ver que hay otro gran hecho;
la expresión del deseo que tiene el hombre de Dios y de satisfacción. Lee esto en los
capítulos 4, 5, 15, 28 y 49, y luego en el resto de los libros, pero sobre todo en los libros
de Job, Salmos y los profetas. De vez en cuando el corazón del hombre clama al Dios
vivo, y pide las bendiciones que Dios ha prometido. Pero aunque hay algo de
satisfacción, no es grande, no es perfecta; el corazón sigue anhelando y el alma sigue
deseando, hasta que el libro se cierra en Malaquías 4, sin que haya habido una
realización completa, y nuestro lector se da cuenta de que hay otro hecho aquí que el
Antiguo Testamento es un libro de anhelos insatisfechos.
Éstos son los tres hilos que corren a lo largo del Antiguo Testamento, haciendo de él, en
sí, un libro incompleto. Debe ser estudiado desde este punto de vista, y con esta
perspectiva, si lo hemos de entender de modo apropiado. Sólo así puede apreciarse qué
es el fundamento del Nuevo Testamento y la preparación necesaria para todo lo que hay
en el otro libro.
Imaginemos ahora que nuestro extraño (como antes), recibe ahora el Nuevo Testamento.
Cuando empieza a leer encuentra la respuesta a las mismas cosas que no ha podido
encontrar en el Antiguo. En su primera página lee: «Para que se cumpliese», y pronto se
da cuenta de que: