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Detrás de la primera concepción se reúnen los que quieren una educación vanguardista,
entonces recuren a una cantidad considerable de teorías pedagógicas que solo responden a
lineamientos europeos o norteamericanos, por que creemos que para estar por lo menos
cerca de la elite mundial debemos imitar sus métodos, desafortunadamente estos
“ideólogos” de la educación no son concientes de que cualquier mecanismo introducido a un
pueblo debe ser balanceado en función de sus recursos naturales, los cuales no son mas que
sus condiciones culturales e históricas, por ejemplo: una persona observó a sus hijos
desarrolló una teoría y revolucionó el mundo de la educación, acaso los colombianos no
podemos hacer lo mismo para revolucionar nuestro propio mundo educativo.
Las estructuras sociales y económicas de los países desarrollados inducen en sus habitantes
estilos de vidas particulares, los cuales a su vez se acompañan de sistemas políticos que
procuran que esas condiciones se mantengan estables, luego las corrientes pedagógicas que
influyen en sus sistemas educativos son creadas por personas que hacen parte de esas
condiciones, es decir, la manera en se educa se ha desarrollado inherente a la historia.
Los sistemas educativos que se quieren aplicar en nuestro país presentan la irreflexión de
querer encontrar la paridad con sistemas educativos que nos adelantan en
perfeccionamiento más de quinientos años.
El otro componente del proceso pendular planteado, esta representado por el otrora modelo
ideal de una entidad confiable, respetada e influyente, que a través de los años perdió su
horizonte, ya sea por la intrusión de la politiquería barata o por el conflicto de intereses en
la búsqueda del poder, el magisterio, que en otros tiempos fue un ente tan importante que
cualquiera de sus decisiones podrían desestabilizar el país, se fue debilitado hasta el punto
de que el mismo gobierno empezó a intervenir en sus actividades, como por ejemplo cuando
en la década de los 50’s en algunas regiones del país se les pagaba a los maestros con
garrafas de aguardiente.
Para todos es sabido que la vía de la educación es la única que permitirá que nuestro país
empiece a evolucionar, así que tenemos que observar nuevamente lo que constituye nuestro
sistema educativo y a los que se dedican a educar, para plantearnos la siguiente pregunta
¿Cómo mejorar las condiciones educativas de nuestro país?, esta inquietud no pretende
darle una visión peyorativa a lo que tenemos actualmente, pero creo que si se mejoran las
condiciones educativas, las condiciones sociales, económicas, culturales y políticas, se
verán mejoradas proporcionalmente.
Estos profesionales además de ser altamente entrenados deben ser concientes de la realidad
actual y de las necesidades del país, esta inversión debe ser realizada en el transcurso de 10
años para que sus resultados se vean aproximadamente 15 años después, todo esto debe ir
acompañado de profundas reformas institucionales que las depuren y les permitan ser
eficaces y eficientes.
Los docentes deben ser probablemente las personas mas ilustres de la nación deben adquirir
un status social acorde a los beneficios que profesen en sus actividades formativas, deben
ser lideres en las comunidades donde se desempeñen, ejemplos para ser seguidos por los
mas jóvenes, personas francamente remuneradas por su vocación y responsabilidad social.
Los cambios positivos según esta propuesta se verán en aproximadamente 25 años,
realmente me parece un empresa viable, este macroproyecto que parte desde el re-
direccionamiento de los gastos parece ser responsabilidad del gobierno, y como bien
sabemos, aun es una responsabilidad que no se asume, pues en este momento la prioridad
es una lucha violenta contra la violencia, por lo tanto, lo que una vez se considero como
una misión de ciencia ,educación y desarrollo ahora solo reposa en los anaqueles olvidados
de posibles soluciones.
Dadas las consideraciones anteriores la pregunta debe ser replanteada o mejor dicho
considerada de la siguiente manera ¿Qué posición deben tomar los que serán docentes? o
mejor dicho ¿Qué debo hacer para ayudar a mejorar el sistema educativo de mi país?
Una vez me preguntaron – ¿Qué es lo que usted estudia? Yo respondí – estudio para ser
profesor. A lo que me refutaron – ¡los docentes están en nada, mejor hubiera estudiado una
ingeniería!
Con la excepción de Cuba, la calidad de la educación básica en América Latina sigue siendo
de segunda. La oficina regional de la Unesco ha divulgado estos resultados del Segundo
Estudio Regional Comparativo y Explicativo (Serce), que evalúa la calidad de la educación
básica en la región. El análisis se concentra en el desempeño de los estudiantes de tercero y
sexto grados de educación primaria en los años 2005 y 2006 en matemáticas y lenguaje; y en
ciencias en sexto grado. Participaron 16 países.
Los resultados se clasifican en cinco grupos: en el primer grupo están países cuyas
calificaciones son tan superiores al promedio que no dejan duda (por lo menos en una
desviación típica de diferencia). Para el caso de tercer grado, el único país que cumple con
ese criterio es Cuba, tanto en matemáticas como en lenguaje. En el segundo grupo están
países cuya puntuación media es superior a la media de la región, pero no tan grandes. En
este grupo están Chile, Costa Rica, México y Uruguay en matemáticas. En lectura, los
acompañan Argentina y Colombia.
En matemáticas, Colombia se encuentra en el tercer grupo de países, que no tienen
diferencias significativas con el promedio de la región. Los otros dos en este grupo son Brasil
y Argentina. El cuarto grupo es el de los países cuyas puntuaciones promedias son inferiores
a la media regional en menos de una desviación típica. A él pertenecen Ecuador, Guatemala,
El Salvador, Nicaragua, Panamá, Perú y República Dominicana. El quinto grupo, que quedó
vacío, sería el de países con puntaje promedio inferior al de la media de la región en más de
una desviación típica.
Los países con mayor variación en la distribución de resultados son Cuba, Brasil y Paraguay;
y los que menor dispersión presentan son Panamá, el Salvador y Guatemala. Colombia es
muy similar a Argentina y Brasil, pero menor su dispersión.
El desempeño de los estudiantes se clasifica en cuatro niveles. El más bajo (I) corresponde a
la capacidad mínima que se espera para el grado y la edad de los estudiantes.
Los niveles II, III y IV corresponden a mayor capacidad para realizar las tareas de mayor
complejidad que exigen mayores conocimientos. En la región, en tercer grado, casi un millón
de estudiantes (10,2 por ciento) no pueden realizar las tareas correspondientes al nivel más
bajo en matemáticas y el 6,7 por ciento en lectura. En Colombia, los porcentajes
correspondientes son 8,6 por ciento en matemáticas y 4,9 por ciento en lectura. Los alumnos
de alto desempeño (Nivel IV) son el 11,2 por ciento de la población de la región en
matemáticas y 8,4 por ciento en lectura. Colombia solamente tiene el 6,2 por ciento de la
población estudiantil en ese grupo distinguido en matemática y 8,5 por ciento en lectura (Cuba
tiene el 54,4 por ciento).
Los resultados para sexto grado son similares. Cuba sigue siendo campeón en matemáticas y
ciencias, pero no tanto en lectura. Colombia es el país promedio, excepto en lectura de sexto
grado, en lo que está por encima de la media regional. Quizás los problemas más destacables
de Colombia en relación con la región es que tiene menor participación de estudiantes en el
grupo IV y una alta participación en el nivel I.
También preocupan las diferencias de género y entre sectores rurales y urbanos. Hay que
buscar caminos para emular los resultados de Cuba, que son extraordinarios.
Traer a cuenta este tema en medio de la crisis obedece en parte a la importancia que tiene la
educación, pero sobre todo al desconcierto que producen las noticias y los anuncios oficiales:
el Presidente nos informó que los indígenas colombianos son dueños de tanta tierra que se
comportan como terratenientes, exigiendo más.
Los subalternos de tercer nivel ordenan persecuciones ilegales y policías encapuchados
disparan contra manifestantes ídem. Esto ocurre a espaldas de sus superiores, quienes se
enteran por Telesur. ¿Qué se puede opinar sin equivocarse?
La desigualdad social y la brecha existente en la distribución del ingreso colombiano, son temas
que sin lugar a dudas perjudican notoriamente el desarrollo económico, tecnológico e
investigativo, de los diferentes sectores económicos de nuestro país. Estos elementos
combinados con la corrupción y la indiferencia de la clase política colombiana, llevan a que los
problemas más graves de nuestra sociedad se agudicen. Es así como el tema de la educación va
tomando relevancia, cuando se piensa en una salida viable y consistente a la problemática
anteriormente planteada.
El primer aspecto que quisiera tratar es el que tiene que ver con la remuneración de los
docentes, pues, si bien es cierto que los docentes en Colombia perciben un ingreso inferior a los
promedios internacionales, también es evidente que algunos otros docentes devengan mas de
10 salarios mínimos al mes, producto de la o las pensiones otorgadas por los diferentes distritos
o municipios del país, y aun así siguen ocupando plazas que bien pueden ser cubiertas por otros
jóvenes licenciados.
De igual forma en los últimos años se han venido creando algunos incentivos pecuniarios para
nuestros maestros, que tienen como objetivo mejorar la competitividad en el quehacer
pedagógico. De este modo podríamos citar ejemplos como el premio compartir al maestro o
casos en que la misma empresa privada, incentiva el reconocimiento de los docentes por su
valiosa labor.
Sin embargo el problema educativo en Colombia es mucho más de fondo que de forma, pues es
evidente que los premios y reconocimientos llegan a algunos pocos.
En consecuencia los salarios de los maestros (Aquí me refiero a los maestros que laboran en la
actualidad, y su salario no supera 3 salarios mínimos vigentes,)1 no pueden depender del
ganarse un premio, considero que el sueldo de un docente debe ser coherente con la formación
y años de escolaridad, siguiendo un escalafón coherente a la administración publica y no al
escalafón docente, pues si hacemos un comparativo muy rápido a través de las instituciones
universitarias y de sus programas de formación, es fácil percibir que las licenciaturas son las
carreras profesionales que mayor tiempo requieren para conseguir la titulación, es así como un
administrador de empresas, un economista o ingeniero, puede titularse en menos tiempo 2
que
un licenciado en química, matemáticas o idiomas. Sin embargo la remuneración asignada a un
cargo profesional de carrera administrativa, es cuatro o cinco veces mayor que el de un docente.
Es así como el maestro de escuela o del colegio distrital debe nivelar su salario con otras
actividades, propias o no a su profesión, por ello es fácil observar al docente trabajando de 6:00
am a 12:00 del medio día, en colegios privados para luego continuar con su jornada laboral en la
institución distrital de 1:00 a 6:00 PM, evaluando claro esta la posibilidad de recibir algunas
“horitas” de cátedra en una institución técnica o universitaria en la jornada nocturna.
Vemos entonces la transformación que se presenta del maestro a al dictador de clase, en donde
cada estudiante es un código y no una persona, pues no existe el tiempo para verificar si la
lección se aprendió o no, y mucho menos para planear o aplicar estrategias pedagógicas
eficaces, de tal forma que la excelencia académica y la formación de calidad queda rezagada por
las necesidades económicas de un docente mal remunerado, es aquí donde la revolución
educativa se queda en un muy buen slogan de una campaña presidencial y no en una realidad.
En consecuencia, el mercado laboral para el licenciado, es cada vez más estrecho y competitivo.
Lo que hace que el profesor que desee seguir siendo vigente en dicho mercado, deba
capacitarse, realizando cuanto diplomado, especialización o maestría se oferte, sin embargo el
resultado no se evidencia en una mejor calidad de la educación publica en Colombia, y mucho
menos en el retorno de su inversión (mejoramiento del salario).
(1) Que es un salario muy bajo, teniendo en cuenta el grado de escolaridad, que se debe tener
para desempeñarse como profesor en educación media y básica, en Colombia
(2) O con numero inferior de créditos académicos, en el caso que el comparativo se realice por
créditos académicos.
(3) Probablemente sin ninguna mala intención, pero si con muchos errores de omisión,
fundamentalmente por asesores incompetentes.
(4) Sin embargo lo grave del asunto, no es que el ingeniero este impartiendo cátedra de
matemáticas, o el economista de ciencias sociales, lo verdaderamente preocupante es el hecho
que estos profesionales, adoptan la figura de docentes sin ningún tipo de formación pedagógica,
obedeciendo mas a dar una solución temporal de empleo que a cualquier otra cosa.
(5) Cifras reportadas en el borrador del Banco De La República “Evaluación y análisis de la
eficiencia de la educación en Colombia.” Elaborado en febrero de 2006, por ANA MARIA IREGUI,
LIGIA MELO, JORGE RAMOS.
A lo largo del siglo XX, el país político instaló y consolidó en el poder los elementos o
condiciones para que las circunstancias de violencia y miseria se mantuvieran sin justificación
alguna. Dicha consolidación se explica por el papel que las instituciones han desempeñado en
la configuración del imaginario político del país, desde el mismo momento de la Conquista. El
pillaje, el dinero fácil obtenido primero de la apropiación de las riquezas de los aborígenes,
luego de sus tierras y finalmente de su propio trabajo vía esclavismo y manutención,
constituyeron formas precapitalistas que marcarían el país hasta bien entrado el siglo XX
(Kalmanovitz, 1999). En cuanto a la educación, se parte del monopolio de las instituciones
religiosas, que desplazan a las instituciones político-sociales concebidas por las sociedades
modernas para la educación. En este contexto no se reconoció la riqueza cultural de los
pobladores precolombinos (Llinás, 1995: 119); cientos de miles de seres humanos fueron
exterminados, eliminando cúmulos de saberes y conocimientos. Con ello se negó a nuestras
generaciones el goce de una humanidad más diversa y más rica. Desde la conquista hasta el
siglo XX, la educación representó un instrumento de poder, de sometimiento confesional, de
represión social en favor de una clase latifundista radical que por medio de la religión imponía
el respeto a la propiedad, la cual llegó a ser considerada de origen divino y, por tanto,
incuestionable (Kalmanovitz, 1999).
Se crearon relaciones sociales serviles, autoritarias, legales para una débil democracia e
ilegítimas en términos reales. La educación era un cúmulo de dogmas que se impartía desde las
aulas y los púlpitos, y así se garantizó un muy eficiente sistema de sometimiento y
adoctrinamiento. Con una cobertura casi universal, los códigos del oscurantismo escondieron
la verdad social y el conocimiento, lo cual trajo como consecuencia una libertad muy limitada
para actuar y pensar, una democracia ilegítima dada la incapacidad de las personas para
reconocer la realidad que la desinformación del credo imponía. Aliada con el regresivo y
represivo sistema educativo-confesional surge una clase política corrupta, rentista e inepta que
ha desangrado y pervertido la verdadera función del Estado y los bienes públicos (Aríza, 1999).
El resultado final de este proceso histórico, es un ciudadano promedio que, por carencia de
capacidades y oportunidades, condiciona colectivamente la legitimidad de la democracia, la
propiedad y las instituciones. Hacia los años treinta en la República Liberal y en la década de
los sesenta, se vieron cambios que, aunque no radicales, sí condicionaron el papel monopólico
de la Iglesia en la formación de los colombianos. Si bien, en los años sesenta se desarrollan
instituciones de control, promoción y desarrollo de políticas educativas, estas fueron
permeadas por el clientelismo, la corrupción y el desgreño administrativo. Con tan graves
problemas, dichas instituciones, entran en una etapa crítica de la educación: a finales de los
sesenta y en el primer quinquenio de los setenta, producto de variables sociales, económicas y
demográficas, se transforma el rostro del país al pasar de sociedad rural a urbana, generando
una dinámica expansiva de las demandas por educación.
La respuesta de la sociedad y del Estado a esta coyuntura expansiva fue débil. A nivel regional,
Colombia ocupa un puesto ambiguo en torno a la política asumida en los puntos de quiebre de
la dinámica educativa, convirtiéndose en un lugar común la incapacidad del Estado. "En
Colombia la falta de consenso entre los principales actores sobre los rumbos de la reforma
resultó en la ausencia de políticas capaces de organizar y direccionar el sector de la educación
superior en el período en que el sistema se expandía" (Klein/Sampaio, p. 34).
A la incapacidad del país se sumó la escasa responsabilidad social, penal y ética que caracteriza
la función pública dejando el marco de la política –no sólo la educativa– a la buena fe de los
funcionarios y, al entrar al siglo XXI, con un erario público que perdió $7 billones por cuenta
de los corruptos (Comisión de la verdad 1999/2000).
En los años ochenta comenzó a implantarse gradualmente un repliegue del Estado en sus
funciones, entre ellas las de liderar, garantizar y proveer la educación, llegando en los noventa
a construir la nueva carta política que da la importancia más que merecida, necesaria, a la
educación, sin embargo, al desarrollar las leyes que habrían de reglamentarla, se lanzaron
proyectos impertinentes e ineficaces, algunas veces opuestos al espíritu de la Constitución, que
cerraron desde su puesta en marcha la posibilidad de construir un proyecto serio. Cabe
cuestionar y medir la responsabilidad que compromete al aparato político, operativo y
administrativo de un sistema que no ha logrado evaluar, acreditar y liderar el proceso
educativo indispensable para que Colombia se encamine al fin de los padecimientos y de la
miseria de las mayorías.
Así la gestión local solo reporta la gestión en recursos e inversión que se ha hecho
en programas, eventos, dotaciones, infraestructura y que de alguna manera se
supone inciden en los resultados de aprendizaje de los estudiantes.
Aunque existen evidencias de los resultados, a través de los planes de gestión
que hacen las instituciones y que recogen las secretarias, solo en algunos casos
se ha logrado medir el impacto a través de ejercicios con las Universidades o
centros de investigación de algunos de estos programas, pero que solo muestran
el carácter focal de las políticas o de los programas.
Aunque los índices económicos muestran que a mayor tiempo de estudio mayor
retribución en el ingreso per cápita y, por tanto, mayor retribución en el PIB, no se
ve que la educación este favoreciendo regionalmente este crecimiento. Existe
también la sensación de que , contrario a los índices de mejoramiento en
coberturas tenemos baja calidad en la educación y más si hablamos de la
educación pública.
De esta manera podremos enfocar acciones específicas que permitan mover los
indicadores de resultado nacional que se reflejan tanto en las pruebas propias
como las de referencia internacional pero, aún con mayor importancia, el que
podamos apuntar realmente a lo que los fines de la educación refieren y que
permiten el goce efectivo del Derecho.
Por otro lado, de acuerdo con la tesis de Levy Leboyer “las competencias ponen en
práctica, de forma integrada, aptitudes, rasgos de personalidad y conocimientos
adquiridos” de manera que para educar en base a competencias, se rompe el esquema
tradicional de la educación, ya que ambas partes (educador y educando) juegan un rol
activo desde diferentes perspectivas.
Educar las competencias es un proceso integrador, práctico y de conjunto entre quienes
lo constituyen.
El enfoque que ahora se pretende dar está orientado en tres facetas: la del saber, la del
saber hacer y la del ser.
Para poder lograr el desarrollo de estas tres facetas, debemos en consecuencia educar
en el conocimiento, en el desarrollo de las habilidades y en el de las actitudes, buscando
consecuentemente el balance entre los componentes del modelo que se muestra en el
esquema.
Al educar las competencias (del hecho de hacer competentes a las personas más no
competitivas) podemos mencionar beneficios tales como:
• Se funden los conocimientos tácitos y los explícitos que según los autores Nonaka y
Takeuchi dan un sentido diferente a los enfoques de enseñanza aprendizaje.
(Conocimiento explícito, se puede transferir a través de explicaciones concretas.
Conocimiento tácito es el que se transfiere con base a experiencias y vivencias más no
con explicaciones concretas).
Cada cultura y organización debe, por tanto desarrollar sus propias competencias, es
decir definirlas y explicarlas para que a nivel de cultura de la organización, ésta sea capaz
de ubicar a las personas dentro del contexto y una vez hecho esto, reconocer el nivel de
manejo, conocimiento o dominio que la persona tiene con relación a la asignación de roles
y responsabilidades.
Una vez logrado esto, es decir evaluar el desempeño y el nivel requerido para un buen
logro, se debe definir en conjunto, entre quien ejecuta y quien requiere un buen
desempeño, las acciones necesarias para poder llevar a un buen nivel de desempeño esa
competencia definida para diferenciar primero a la persona y después a la organización,
como una de éxito orientada a satisfacer eficientemente las necesidades acordadas con el
cliente.