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teran – el pensamiento finisecular RESUMEN

Alternativas y proyectos en relación a la construcción de la Nación


Argentina

En relación con lo que dice Oszlak, el Estado argentino en proceso de


formación, para penetrar en la sociedad y establecer su hegemonía, debía
crear una serie de símbolos y mitos que conformaran una idea de Nación
y que permitieran unificar a esa masa heterogénea que habitaba el
territorio. La construcción de un Estado requería entonces de la
construcción de una idea de nación, de una identidad común, para
mantener unificada a la sociedad y mantener el orden necesario para que
el país progrese (se inserte en las relaciones internacionales de
producción). La llegada de inmigrantes y la emergencia de una sociedad
de masas (con conflictos de los nuevos sectores obreros, producto del
desarrollo de las fuerzas productivas, la cuestión de la participación
política de los sectores populares, etc.) daban origen a nuevos debates y
tensiones en relación a la nacionalidad, en especial a cómo hacer para que
esa heterogeneidad de origen confluya en una misma idea de nación
argentina y permita mantener el orden necesario para la participación en
las relaciones internacionales.
Como afirma Oszlak, “…el “orden” también contenía implícita una
definición de ciudadanía, no tanto en el sentido de quienes eran
reconocidos como integrantes de una comunidad política, sino más bien
de quienes eran considerados legítimos miembros de la nueva sociedad,
es decir, de quienes tenían cabida en la nueva trama de relaciones
sociales”. En este sentido, distintos proyectos de Nación, distintas ideas
de identidad que se enfrentaron a fines del siglo XIX y principios del XX
incluían distintas concepciones de ciudadano, de sujeto de la nación, que
excluían a determinadas formas de vida que se consideraban despreciables
para la unidad del Estado argentino e incluían a otras.
"Es que allí donde ni siquiera los factores étnicos garantizan el vinculo
social y donde los intereses económicos no hacen sino escindir a la
sociedad en clases contrapuestas, se abre una estrategia de edificación
social que replica la idea identitaria colectiva moderna por excelencia:
en sociedades en franco proceso de secularización y ante la
fragmentación de la modernidad, el relevo para aquellas convicciones
remitirá a un arco de creencias y sentimientos nacionalistas, y la religión
será la religión de la patria". Sin embargo, no cualquier idea de nación
sino la de una nación moderna, integrada al mercado mundial y a la cultura
occidental secularizada, en respuesta a lo que se entiende como el fracaso
de la inmigración (del proyecto de Alberdi y Sarmiento).
Desde el Estado se debe llevar adelante la educación de las masas en ese
sentimiento nacional.

Según Terán, entonces, a fines del siglo XIX, principios del XX, se da en
la Argentina una querella simbólica por la nacionalidad, donde diversas
ideas y proyectos de identidad se enfrentan con el fin de mantener el orden
y la cohesión de la sociedad, con un Estado en formación. Ya no se trata
de un nacionalismo constitucionalista, como lo veían Alberdi y
Sarmiento, basado en la unidad legal, que daría la constitución, sino que
se intenta construir un nacionalismo antropológico, fundado en
costumbres, una cultura y esencias comunes (claramente construidas y
transmitidas por medio de las instituciones educativas)

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