Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Enfermedades Genéticas Anato
Enfermedades Genéticas Anato
Paula Viera
Primero “A” Estética Integral
Enfermedades Genéticas
Síndrome de Down
El síndrome de Down es una alteración genética que se produce por la presencia de un
cromosoma extra (el cromosoma es la estructura que contiene el ADN) o una parte de él.
Las células del cuerpo humano tienen 46 cromosomas distribuidos en 23 pares. Uno de
estos pares determina el sexo del individuo, los otros 22 se numeran del 1 al 22 en función
de su tamaño decreciente. Las personas con síndrome de Down tienen tres cromosomas en
el par 21 en lugar de los dos que existen habitualmente; por ello, este síndrome también se
conoce como trisomía 21.
Los niños y los adultos con síndrome de Down tienen un aspecto facial definido. Si bien no
todas las personas con síndrome de Down tienen las mismas características, algunas de las
más frecuentes son las siguientes:
Rostro aplanado
Cabeza pequeña
Cuello corto
Lengua protuberante
Flexibilidad excesiva
Pequeñas manchas blancas en la parte de color del ojo (iris) denominadas «manchas
de Brushfield»
Baja estatura
Factores de riesgo
Algunos padres tienen mayor riesgo de tener un bebé con síndrome de Down. Los
factores de riesgo son:
Edad avanzada de la madre. Las probabilidades de una mujer de dar a luz a un niño
con síndrome de Down aumentan con la edad porque los óvulos más antiguos tienen
más riesgo de división cromosómica inadecuada. El riesgo de una mujer de concebir un
hijo con síndrome de Down aumenta después de los 35 años. Sin embargo, la mayoría
de los niños con síndrome de Down nacen de mujeres menores de 35 años porque las
mujeres más jóvenes tienen muchos más hijos.
Haber tenido un hijo con síndrome de Down. Los padres que tienen un hijo con
síndrome de Down y los que tienen una translocación tienen un mayor riesgo de tener
otro hijo con este trastorno. Un asesor en genética puede ayudar a los padres a
comprender el riesgo de tener otro hijo con síndrome de Down.
Complicaciones
Las personas con síndrome de Down pueden tener diversas complicaciones, algunas de las
cuales se vuelven más notorias con la edad. Algunas de estas complicaciones pueden ser las
siguientes:
Apnea del sueño. Debido a los cambios óseos y de los tejidos blandos que causan la
obstrucción de sus vías respiratorias, los niños y adultos con síndrome de Down
tienen mayor riesgo de sufrir apnea obstructiva del sueño.
Obesidad. Las personas con síndrome de Down tienen una mayor tendencia a la
obesidad en comparación con la población general.
Problemas en la columna vertebral. Algunas personas con síndrome de Down pueden
presentar una alineación incorrecta de las dos vértebras superiores del cuello
(inestabilidad atlantoaxial). Esta afección las pone en riesgo de padecer lesiones graves en
la médula espinal debido al estiramiento excesivo del cuello.
Leucemia. Los niños pequeños con síndrome de Down tienen un mayor riesgo de
leucemia.
Demencia. Las personas con síndrome de Down tienen un riesgo enormemente mayor de
demencia; los signos y síntomas pueden comenzar aproximadamente a los 50 años. Tener
síndrome de Down también aumenta el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer.
Otros problemas. El síndrome de Down también puede vincularse con otras afecciones,
como problemas endocrinos, problemas dentales, convulsiones, infecciones de los oídos y
problemas de la audición o la visión.
Expectativa de vida
Prevención
Un asesor en genética puede ayudarte a comprender tus probabilidades de tener un niño con
síndrome de Down. También puede explicarte las pruebas prenatales que están disponibles
y ayudarte a comprender sus ventajas y desventajas.
Síndrome de Turner
Baja estatura, "pliegues" en el cuello que van desde la parte superior de los
hombros hasta los lados del cuello
Línea del cabello bajo en la espalda
Baja ubicación de las orejas
Manos y pies inflamados
¿Hay Alguna Preocupación de Salud para una Persona con el Síndrome de Turner?
Una mujer con el Síndrome de Turner que recibe la atención médica adecuada debe ser
capaz de llevar una vida plena y productiva. Sin embargo, las personas con el Síndrome de
Turner son más susceptibles a los problemas del corazón, problemas renales, problemas del
tiroides, o problemas de fertilidad.
No hay cura para el Síndrome de Turner; Sin embargo, existen tratamientos que pueden
reducir los síntomas. Las dos características más comunes del Síndrome de Turner son
estatura baja y la falta de desarrollo ovárico, ambos de los cuales pueden ser tratados.
Los ovarios producen estrógeno, que es importante para el desarrollo y para mantener un
buen tejido y la estructura ósea. La terapia de reemplazo del estrógeno ayuda con este
desarrollo, junto con la promoción del desarrollo de las características sexuales secundarias.
También hay técnicas de reproducción disponibles que pueden permitir a una mujer con el
Síndrome de Turner quedar embarazada. Es posible que una mujer con el Síndrome de
Turner pueda llevar un embrión proporcionado por un óvulo de un donante.
Fibrosis quística
Es una enfermedad que provoca la acumulación de moco espeso y pegajoso en los
pulmones, el tubo digestivo y otras áreas del cuerpo. Es uno de los tipos de enfermedad
pulmonar crónica más común en niños y adultos jóvenes. Es una enfermedad
potencialmente mortal.
La fibrosis quística (FQ) es una enfermedad hereditaria. Es causada por un gen defectuoso
que lleva al cuerpo a producir un líquido anormalmente espeso y pegajoso llamado moco.
Este moco se acumula en las vías respiratorias de los pulmones y en el páncreas.
Muchas personas portan el gen de la FQ, pero no manifiestan ningún síntoma. Esto se debe
a que una persona con esta enfermedad debe heredar 2 genes defectuosos, 1 de cada padre.
Algunos estadounidenses de raza blanca tienen el gen de la FQ. La enfermedad es más
frecuente entre aquellas personas descendientes de europeos del centro y norte.
A la mayoría de los niños con FQ se les diagnostica la enfermedad hacia los 2 años de
edad. Para un pequeño número, la enfermedad no se detecta hasta la edad de 18 años o más.
Estos niños con frecuencia padecen una forma más leve de la enfermedad.
La fibrosis quística se diagnostica a través de varias pruebas, tales como genes, sangre y
pruebas de sudor. No existe cura, pero los tratamientos han mejorado mucho en los
últimos años. En el pasado, la mayoría de las muertes por fibrosis quística eran niños y
adolescentes. Hoy en día, con la mejora de los tratamientos, algunas personas con
fibrosis quística viven pasados los cuarenta, cincuenta años o más. Los tratamientos
pueden incluir terapia física para el pecho, terapias nutricionales y respiratorias,
medicinas y ejercicio.
La fibrosis quística afecta las células que producen mucosidad, sudor y jugos digestivos.
Estos líquidos secretados normalmente son ligeros y resbalosos. Sin embargo, en las
personas que tienen fibrosis quística, es un gen defectuoso el responsable de que las
secreciones sean más pegajosas y espesas. En lugar de actuar como lubricantes, las
secreciones se acumulan en los tubos, conductos y pasajes, en particular en los pulmones y
el páncreas.
Si bien la fibrosis quística requiere cuidados diarios, las personas con la enfermedad
generalmente pueden asistir a la escuela y el trabajo y, a menudo, tienen una calidad de
vida mejor que la que tenían las personas con fibrosis quística en décadas anteriores. Las
mejoras en los exámenes de detección y los tratamientos permitieron que las personas con
fibrosis quística hoy puedan vivir, en promedio, hasta una edad de entre 35 y 39, y algunas,
incluso, hasta los 40 y 50 años.
Las personas que padecen fibrosis quística tienen más cantidad de sal en el sudor. A
menudo, los padres pueden notar la sal cuando besan a sus hijos. La mayoría de los demás
signos y síntomas de la fibrosis quística afectan los aparatos respiratorio y digestivo. Sin
embargo, los adultos a los que se les diagnostica esta enfermedad son más propensos a
presentar síntomas atípicos, como episodios recurrentes de inflamación del páncreas
(pancreatitis), infertilidad y neumonía recurrente.
La mucosidad espesa y pegajosa característica de la fibrosis quística obstruye las vías que
transportan el aire hacia adentro y hacia afuera de los pulmones. Esto puede provocar los
siguientes signos y síntomas:
Silbido al respirar
Falta de aliento
Intolerancia al ejercicio
La mucosidad espesa también puede obstruir las vías que transportan las enzimas digestivas
desde el páncreas hasta el intestino delgado. Sin estas enzimas, los intestinos no pueden
absorber por completo los nutrientes de los alimentos que ingieres. A menudo, el resultado
es el siguiente:
Estreñimiento grave
A raíz del esfuerzo frecuente para ir de cuerpo, parte del recto (el extremo del intestino
delgado) puede salirse del ano (prolapso rectal). Cuando esto ocurre en los niños, puede ser
signo de fibrosis quística. Los padres deben consultar a un médico especialista en esta
enfermedad. A veces, el prolapso rectal en niños requiere cirugía. El prolapso rectal en
niños que padecen fibrosis quística es menos frecuente que en el pasado, lo cual puede
deberse a que la evaluación, el diagnóstico y el tratamiento se realizan más precozmente.
Causas
En la fibrosis quística, un defecto (mutación) en un gen cambia una proteína que regula el
movimiento de la sal al ingresar en las células y salir. El resultado es una mucosidad espesa
y pegajosa en los aparatos respiratorio, digestivo y reproductivo, además de una mayor
cantidad de sal en el sudor.
Los hijos deben heredar una copia del gen de cada padre para tener la enfermedad. Si solo
heredan una copia, no tendrán fibrosis quística. Sin embargo, serán portadores y
posiblemente les transmitan el gen a sus propios hijos
Factores de riesgo
Tos con sangre (hemoptisis). Con el tiempo, la fibrosis quística puede producir
adelgazamiento de las paredes de las vías respiratorias. Como resultado, es posible
que los adolescentes y adultos con fibrosis quística presenten tos con sangre.
Neumotórax. Esta afección, en la cual se acumula aire en el espacio que separa los
pulmones de la pared del tórax, también es más frecuente en las personas mayores con
fibrosis quística. El neumotórax puede producir dolor en el pecho y falta de aliento.
Prevención
Si tú o tu pareja tienen un familiar cercano que padece fibrosis quística, ambos podrían
someterse a una prueba genética antes de tener hijos. La prueba, que se realiza en un
laboratorio con una muestra de sangre, puede determinar el riesgo de tener un hijo con
fibrosis quística.
Si ya estás embarazada y la prueba genética indica que el bebé puede correr el riesgo de
padecer fibrosis quística, el médico puede realizar más análisis en el niño por nacer.
Las pruebas genéticas no son para cualquiera. Antes de decidir hacértelas, debes consultar a
un asesor en genética sobre el impacto psicológico que podrían generar los resultados
Enfermedad celiaca
La enfermedad celíaca es una condición del sistema inmunitario en la que las personas no
pueden consumir gluten porque daña su intestino delgado. El gluten es una proteína
presente en el trigo, cebada y centeno. También puede encontrarse en vitaminas,
suplementos, productos para el cabello y la piel, pasta de dientes y bálsamos labiales.
La enfermedad celíaca afecta a cada persona de manera diferente. Los síntomas pueden
ocurrir en el sistema digestivo o en otras partes del cuerpo. Una persona puede tener diarrea
y dolor abdominal, mientras que otra puede sentirse irritable o deprimida. La irritabilidad es
uno de los síntomas más comunes en los niños. Algunas personas no tienen síntomas.
El diagnóstico de la enfermedad celiaca puede ser difícil, porque los síntomas que produce
esta enfermedad también aparecen en muchas otras enfermedades.
Los pacientes con enfermedad celíaca tienen niveles elevados de anticuerpos contra el
gluten (anticuerpos anti-gliadina, anti-endomisio, anti-reticulina y anti-transglutaminasa).
Si los niveles de estos anticuerpos en sangre están elevados, la manera de confirmar la
enfermedad es estudiar una biopsia de la mucosa del intestino delgado.
La confirmación del diagnóstico hoy por hoy se basa en concurrencia de sospecha clínica,
serología y biopsia intestinal compatibles con la celiaquía.
a enfermedad celiaca es una enfermedad digestiva que daña el intestino delgado y altera la
absorción de las vitaminas, minerales y demás nutrientes que contienen los alimentos.
Los pacientes con enfermedad celíaca no toleran una proteína llamada gluten, que se
encuentra en los cereales (trigo, avena, cebada, centeno). Cuando toman alimentos que
contienen gluten, su sistema inmune responde y se produce el daño en la mucosa del
intestino delgado.
anemia
depresión o ansiedad
dermatitis serpentiforme
dolores de cabeza
convulsiones
cansancio
Los adultos con enfermedad celíaca que tienen síntomas digestivos pueden
presentar:
obstrucción intestinal
huesos
articulaciones
sistema nervioso
piel
bazo
Las investigaciones sugieren que la enfermedad celíaca afecta solo a personas con genes
particulares. Estos genes son comunes y aproximadamente un tercio de la población lo
tienen. Para que el trastorno se manifieste, la persona tiene que comer alimentos que
contengan gluten. Los investigadores no saben exactamente qué desencadena la
enfermedad celíaca en personas en situación de riesgo que comen gluten durante un largo
período. A veces la enfermedad es hereditaria: alrededor del 10 al 20 por ciento de los
parientes cercanos de las personas con enfermedad celíaca también se ve afectado.3
Los médicos tratan la enfermedad celíaca con una dieta libre de gluten. El gluten es una
proteína que se encuentra de forma natural en el trigo, la cebada y el centeno que
desencadena una reacción si usted tiene la enfermedad celíaca. Los síntomas mejoran en
gran medida en la mayoría de las personas con enfermedad celíaca que mantienen una dieta
libre de gluten. En los últimos años, los supermercados y restaurantes han comenzado a
ofrecer muchos más alimentos y productos libres de gluten, por lo que es más fácil
mantener dicha dieta.
Síndrome de Edwards
Síntomas y signos
Existen múltiples síntomas y signos que denotan la presencia del síndrome de Edwards,
aunque no todos se producen simultáneamente. A continuación, describiremos los más
habituales:
La probabilidad de tener un bebé con trisomía 18 aumenta con la edad, siendo más habitual
en torno a los 40 años. Las madres que ya han tenido una hija o un hijo con esta
enfermedad tienen cerca de un 1% de probabilidad de que la alteración se repita en
embarazos posteriores.
El síndrome de Edwards se produce a causa de una trisomía del 18º cromosoma. Esto
significa que los bebés afectados tienen tres copias de este cromosoma, cuando lo normal es
tener dos pares de cada uno de los 23. No obstante la trisomía no siempre es completa,
como veremos más adelante.
La trisomía se produce normalmente a causa de la duplicación del cromosoma en el óvulo o
en el espermatozoide; cuando las dos células reproductivas se unen para formar el cigoto,
éste se desarrolla dividiéndose sucesivamente, y el defecto genético se repite en cada
división. En otras ocasiones la trisomía se da durante el desarrollo temprano del feto.
Si bien la causa más habitual del síndrome de Edwards es la duplicación del cromosoma 18,
esta enfermedad puede deberse también a otros errores genéticos, como la translocación.
Dichas diferencias dan lugar a los distintos tipos de trisomía 18.
1. Trisomía completa o clásica
Esta es la forma más habitual del síndrome de Edwards. En la trisomía clásica todas las
células del cuerpo tienen tres copias íntegras del cromosoma 18.
Dado que la afectación está muy extendida, en los casos de trisomía completa los síntomas
son normalmente más severos que en el resto de tipos de síndrome de Edwards.
2. Trisomía parcial
3. Trisomía en mosaico
Este tipo de trisomía se produce cuando el cromosoma 18 extra no se encuentra en todas las
células del cuerpo del bebé, sino que en algunas hay 2 copias y en otras 3.
Las personas afectadas por la trisomía en mosaico pueden manifestar síntomas graves o
leves, o bien no presentar ninguna alteración física; no obstante, el riesgo de muerte
prematura sigue siendo muy elevado.
Pronóstico y tratamiento
En la actualidad el síndrome de Edwards se suele detectar antes del nacimiento mediante la
amniocentesis, una prueba que consiste en analizar el fluido amniótico (que protege al bebé
y le permite obtener nutrientes) por tal de determinar posibles alteraciones cromosómicas e
infecciones fetales, así como el sexo del bebé.
Menos del 10% de los fetos con trisomía 18 llegan a nacer con vida. De estos, el 90%
muere durante el primer año de vida, la mitad de ellos durante la primera semana. La
esperanza de vida media para los bebés con síndrome de Edwards es de entre 5 días y 2
semanas. La muerte suele producirse a causa de las alteraciones cardiacas y respiratorias.
El síndrome de Edwards no tiene cura, por lo que el tratamiento tiene el objetivo de
aumentar la calidad de vida de la persona afectada en la medida de lo posible. Los casos
menos severos de trisomía 18 no siempre comportan la muerte en la infancia, pero sí suelen
provocar problemas de salud importantes y pocas pacientes viven más de 20 o 30 años.