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La ley natural en Aristóteles y en Juan Ginés de Sepúlveda

Lic. Griselda Luna Jiménez

Universidad Autónoma de Tlaxcala

Introducción

En esta investigación nos hemos propuesto hablar de la ley natural o derecho


natural tanto en Juan Ginés de Sepúlveda como en Aristóteles. Fundamentalmente
nos interesa indagar cuáles son las similitudes o diferencias de la concepción de ley
natural entre estos autores. No obstante, para realizar dicha confrontación, la
primera cuestión que conviene dilucidar previamente es qué es y cuál es su función
y finalidad de la ley natural, según nuestros autores.

Si bien ambos autores, abordan dicho concepto en diversos textos, nosotros


en nuestro ensayo nos remitiremos únicamente al Tratado sobre las justas causas
de la guerra contra los indios de Ginés de Sepúlveda y a la Política de Aristóteles.

La ley natural en Juan Ginés de Sepúlveda

Juan Ginés de Sepúlveda en su texto o diálogo dirigido a Luis de Mendoza, busca


evidenciar si es justa o injusta la guerra que los Reyes de España y sus compatriotas
emprendieron para someter a su dominación “a quienes la lengua española
comúnmente llama indios (Indios hispana consueduto vocat)”1 y en qué razón de
derecho se puede fundamentar el imperio sobre ellos. Dicha justificación fue
realizada siguiendo el método socrático de pregunta y respuesta, por consiguiente,
sus planteamientos llegaron a nosotros en forma de diálogo. En el Tratado sobre
las justas causas de la guerra contra los indios, Sepúlveda hace uso de dos
interlocutores o personajes para llevar acabo su cometido: Leopoldo, un alemán un
tanto contagiado de los errores luteranos y Demócrates, quien es el portavoz de las
teorías de Sepúlveda.

1
Sepúlveda, Juan Ginés de.Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los indios. México: FCE,
reimpr. 1996, p. 45
En este texto, Sepúlveda nos dice que la paz es la felicidad más grande que
puede caer sobre una ciudad, así como el carecer de ella es la mayor desdicha2, es
el bien supremo. De modo que, si esto es así ¿por qué los reyes cristianos no dejan
las armas y se empeñan en hacer la guerra? Según Ginés de Sepúlveda, es por
necesidad que los mejores príncipes se ven forzados a hacer la guerra como un
medio para buscar la paz. De ahí que considere que la guerra nunca debe
emprenderse, sino después de una madura deliberación, y por causas justísimas.
Por tanto, bajo este razonamiento, se hace la guerra para adquirir la paz.

De acuerdo con Demócrates o Juan Ginés de Sepúlveda, hay muchas y


frecuentes causas justas para la guerra3, porque estas nacen tanto de los crímenes
como de las concupiscencias que hay en la vida humana y, como mencionamos con
anterioridad, la paz es el bien supremo, un buen príncipe debe buscar por todas las
vías posibles para alcanzarla. Y si después de haberlo intentado todo, nada
consigue, no debe tener reparo en tomar las armas. Así mismo, afirma que algunas
veces la ley evangélica no repugna la guerra.

Ahora bien, considerando la hipótesis de Juan Ginés de Sepúlveda, sobre la


existencia de causas justas para la guerra para alcanzar la paz, llego el momento
de preguntarnos ahora, ¿cuál es su fundamento para dicho razonamiento?
Sepúlveda nos dice:

Y en primer lugar hay que recordar Atque illud imprimis quod est
un principio que es el fundamento hujus causae et multarum aliarum
de la presente cuestión y de otras fundamentum: Quidquid jure fit
muchas: Todo lo que se hace por seu lege naturae, id jure quoque
derecho ó ley natural, se puede divino fieri et lege evangelica. Non
hacer también por derecho divino enim si Christus nos, ut est in
y ley evangélica; porque cuando Evangeliis jubet ne malo
Cristo nos manda en el Evangelio resistamus, utque percutienti
no resistir al malo, y que si alguien maxillam unam, alteram
nos hiere en una mejilla feriendam exponamus, et tunicam
presentemos la otra, y que si tollere volenti dimittamus et
alguien nos quiere quitar la túnica, pallium, statim legem naturae
entreguemos la túnica y el manto, substulisse videri debet qua
no hemos de creer que con esto cuique vim vi repellere licet cum

2
Ibid, pp. 50-51
3
Ibid, p. 55
quiso abolir la ley natural por la moderamine inculpatae tutelae;
que nos es lícito resistir la fuerza illa enim non re semper praestare
con la fuerza dentro de los límites oportet sed cordis, ut ait
de la justa defensa, pues no Augustinus, praeparatione ut si
siempre es necesario probar esa res ratioque pietatis poscat, id
resignación evangélica de un facere ne recusemus.
modo exterior, sino que muchas
veces basta que el corazón esté
preparado, como dice San
Agustín, para hacer tal sacrificio
cuando una razón de piedad lo
exija4.

En estas líneas nos podemos percatar que Sepúlveda identifica el derecho o


ley natural con el derecho divino y la ley evangélica5. Sepúlveda, como muchos
otros cristianos, cree que la vida común se basa en los Decálogos y en las leyes
naturales, ya que estas nos dan auxilio para lograr la vida eterna6. Por ello,
deseamos subrayar, que el estudio de las justas causas para la guerra en
Sepúlveda, no puede reducirse exclusivamente a la ley natural, pues su teoría
implica su propia interpretación del derecho divino y la ley evangélica.

Consideremos ahora, brevemente, dos cuestiones: qué es la ley natural y


cuál es su finalidad, siguiendo a Sepúlveda. En cuanto al primer punto, nos dice que

Los filósofos llaman ley natural la Legem naturalem philosophi eam


que tiene en todas partes la esse definiunt; quae ubique habet
misma fuerza y no depende de eamdem vim, non quia sic placuit
que agrade ó no. Los teólogos, aut secus. Theologi aliis verbis sed
con otras palabras, vienen á eodem pertinentibus in hunc
decir lo mismo: La ley natural es modum: Lex naturalis est
una participación de la ley participatio legis aeternae in
eterna7 en la criatura racional.8 creatura rationis compote.

4
Ibid, p. 59
5
Lo cual no se percibe en el pensamiento de Aristóteles.
6
Ibid, p. 61
7
Y la ley eterna, como San Agustín la define, es la voluntad de Dios, que quiere que se conserve el orden
natural y prohíbe que se perturbe. De esta ley eterna es partícipe el hombre, por la recta razón y la probidad
que le inclinan al deber y á la virtud, pues aunque el hombre, por el apetito, sea inclinado al mal, por la razón
es propenso al bien. Ibid, p. 67
8
Ibid
A esta definición, añade que la recta razón y la inclinación al deber y a probar
las obras virtuosas, es y se llama ley natural (recta ratio et proclivitas ad officia,
atque virtutis munera probanda lex naturalis est et nominatur)9.

Con respecto al segundo punto, podemos decir que, para Sepúlveda, la ley
natural, en ninguna de las tres formas de gobierno rectas y honestas: la monarquía,
la aristocracia y la república, no puede hacerse ley que no sea conforme a la
naturaleza. Puesto que su propósito es la salud y comodidad pública, que es la
felicidad10. Por tanto, la ley natural tiene por finalidad procurar la felicidad.

Todo lo expuesto sobre la ley natural en Juan Ginés de Sepúlveda, parece


confirmar nuestra hipótesis de que su concepción está inclinada, de manera
relevante, al cristianismo y a sus preceptos.

La ley natural en Aristóteles

Examinemos ahora lo dicho sobre la ley natural por Aristóteles en la Política11, en


la cual, examina los elementos constitutivos de la ciudad, diversas cuestiones
relativas a la familia y a los diferentes elementos que la componen, las mejores
constituciones, problemas de la política, entre otros temas.

Antes de comenzar nuestra exposición sobre el pensamiento aristotélico, nos


gustaría mencionar que, dentro del Corpus aristotelicum no encontramos
explícitamente una definición del concepto de ley natural. Aunque sí encontramos
algunos de los fundamentos de Juan Ginés de Sepúlveda sobre su concepción de
dicho concepto, sin embargo, para saber más acerca de la integración del concepto
de Dios y su interpretación del cristianismo debemos acercarnos a otros filósofos
como Santo Tomas de Aquino, lo cual resulta indispensable para el estudio de su
pensamiento. Teniendo en cuenta lo anterior, nosotros elegimos adentrarnos en la

9
Ibid
10
Hay una felicidad perfecta y última, y fin de todos los bienes, la cual resulta de la clara visión y contemplación
de Dios, y á la cual llamamos vida eterna. Hay otra imperfecta y deficiente, y es la única que pueden disfrutar
los hombres en esta vida. Esta consiste en el uso de la virtud, como los filósofos declaran; y es el camino y
como la escala para la felicidad perfecta. Ibid, p. 65
11
Cabe señalar que la Política, en su estado actual, no es un tratado homogéneo, sino un conjunto de lecciones
independientes o de ensayos sobre temas relacionados estrechamente entre sí.
Política de Aristóteles, y no en la Ética a Nicómaco, la Metafísica o alguna otra obra,
por ser el texto aristotélico en el cual se considera que Juan Ginés de Sepúlveda
encuentra entre sus líneas la posibilidad de fundamentar su concepto de ley natural.

Hecha esta mención y volviendo a nuestro tema, diremos que Aristóteles a


partir de 1253b en el Libro I de la Política, comienza su exposición sobre la
administración doméstica, los elementos que la constituyen y su teoría sobre la
esclavitud. Respecto al primer punto12, Aristóteles afirma que es necesario hablar
sobre ello, porque toda ciudad se compone de casas, asimismo las partes de la
administración domestica corresponden a las partes de la casa, la cual, de manera
perfecta, es integrada por esclavos y libres13. Acerca del segundo punto14, el
Estagirita, escribe que las partes primeras y mínimas de la casa son el amo y el
esclavo (δεσποτικὴ), el marido y la esposa (γαμική), el padre y los hijos
(τεκνοποιητική) (πρῶτα δὲ καὶ ἐλάχιστα μέρη οἰκίας δεσπότης καὶ δοῦλος, καὶ πόσις
καὶ ἄλοχος, καὶ πατὴρ καὶ τέκνα)15. Si bien Aristóteles considera necesario investigar
qué es y cómo debe ser cada una de estas tres relaciones, nosotros, debido a
nuestra temática, solamente nos adentraremos en la primera de ellas, es decir, en
la relación del amo y el esclavo.

Por lo que se refiere a esta relación, Aristóteles, como en otros temas, expone
opiniones opuestas, en este caso menciona lo siguiente:

Unos, en efecto, creen que el señorío τοῖς μὲν γὰρ δοκεῖ ἐπιστήμη τέ τις εἶναι
es una cierta ciencia, y que la ἡ δεσποτεία, καὶ ἡ αὐτὴ οἰκονομία καὶ
administración de una casa, la potestad δεσποτεία καὶ πολιτικὴ καὶ βασιλική,
del amo, la de la ciudad y la del rey son [20] καθάπερ εἴπομεν ἀρχόμενοι: τοῖς
lo mismo […]. Otros, que la dominación δὲ παρὰ φύσιν τὸ δεσπόζειν (νόμῳ γὰρ
es contra naturaleza, pues el esclavo y τὸν μὲν δοῦλον εἶναι τὸν δ᾽ ἐλεύθερον,
el libre lo son por convención, pero en φύσει δ᾽ οὐθὲν διαφέρειν): διόπερ οὐδὲ
nada difieren por su naturaleza. Por δίκαιον: βίαιον γάρ.

12
Aristóteles. Política. Madrid: Gredos, 1988, p. 53
13
[1253β] ἐπεὶ δὲ φανερὸν ἐξ ὧν μορίων ἡ πόλις συνέστηκεν, ἀναγκαῖον πρῶτον περὶ οἰκονομίας εἰπεῖν:
πᾶσα γὰρ σύγκειται πόλις ἐξ οἰκιῶν. οἰκονομίας δὲ μέρη ἐξ ὧν πάλιν οἰκία συνέστηκεν: οἰκία δὲ τέλειος ἐκ
δούλων καὶ ἐλευθέρων.
14
Ibid
15
1253β 5
esta razón tampoco es justa, ya que es
violenta.16

Además, líneas más adelante, Aristóteles señala que la propiedad es una


parte de la casa, y el arte de adquirir es parte de la administración doméstica 17; la
cual, requiere tener a la disposición ciertos instrumentos apropiados para llevar a
cabo sus actividades correspondientes. Dichos instrumentos, algunos serán
animados y otros inanimados18, así también, “las posesiones son un instrumento
para la vida y la propiedad es una multitud de instrumentos; también el esclavo es
una posesión animada, y todo subordinado es como un instrumento previo a los
otros instrumentos (οὕτω καὶ τὸ κτῆμα ὄργανον πρὸς ζωήν ἐστι, καὶ ἡ κτῆσις πλῆθος
ὀργάνων ἐστί, καὶ ὁ δοῦλος κτῆμά τι ἔμψυχον, καὶ ὥσπερ ὄργανον πρὸ ὀργάνων πᾶς
ὑπηρέτης)”19. También, señala que, estos instrumentos, los hay de producción y de
acción, siendo el esclavo un instrumento para la acción, ya que la vida es acción, y
no producción20. Y puesto que de la posesión se habla del mismo sentido que de la
parte, Aristóteles infiere que, “por eso el amo es solamente dueño del esclavo, pero
no le pertenece. El esclavo, en cambio, no sólo es esclavo del amo, sino que le
pertenece enteramente (διὸ ὁ μὲν δεσπότης τοῦ δούλου δεσπότης μόνον, ἐκείνου δ᾽
οὐκ ἔστιν: ὁ δὲ δοῦλος οὐ μόνον δεσπότου δοῦλός ἐστιν, ἀλλὰ καὶ ὅλως ἐκείνου)”21.
Por consiguiente, Aristóteles dirá que la naturaleza del esclavo será que, siendo
hombre, no se pertenece por naturaleza a sí mismo, sino a otro22.

Ahora, revisemos, para finalizar nuestro apartado, algunas de las líneas


aristotélicas en las cuales parece que Juan Ginés de Sepúlveda, traduce y
fundamenta su teoría sobre la ley natural.

16
Ibid, p. 54
17
pues sin las cosas necesarias es imposible tanto vivir como vivir bien (ἄνευ γὰρ τῶν ἀναγκαίων ἀδύνατον
[25] καὶ ζῆν) Ibid
18
Por ejemplo, para un piloto, el timón es inanimado, y animado el vigía
19
Ibid
20
Ibid, p. 55
21
Ibid, p. 56
22
Y es hombre de otro el que, siendo hombre, es una posesión. Y la posesión es un instrumento activo y
distinto. Ibid
Pues bien, para examinar si alguien es esclavo por naturaleza o si no,
Aristóteles cree que no es difícil examinarlo teóricamente con la razón a partir de la
experiencia. Además, considera que el mandar y obedecer no solo es necesario,
sino conveniente, y desde el nacimiento se observa si se está destinado a lo uno o
a lo otro. E incluso afirma que dondequiera que uno mande y otro obedezca, hay
una obra común23. Para comprender mejor esta idea, debemos recordar que
Aristóteles, al igual que su maestro Platón, conciben que “el ser vivo está
constituido, en primer lugar, de alma y cuerpo, de los cuales uno manda por
naturaleza y el otro es mandado (τὸ δὲ ζῷον πρῶτον συνέστηκεν ἐκ ψυχῆς [35] καὶ
σώματος, ὧν τὸ μὲν ἄρχον ἐστὶ φύσει τὸ δ᾽ ἀρχόμενον)”24. De ahí que Aristóteles
consideré que, así como el alma por naturaleza ejerce su dominio sobre el cuerpo,
esto es, que el alma mande sobre el cuerpo, de esta misma manera unos deben
mandar y otros obedecer, según la disposición del alma.

Conclusiones

Ha llegado el momento de concluir nuestro ensayo exponiendo aquello que nos


hemos propuesto en nuestro escrito: indagar sobre las diferencias y similitudes entre
el concepto de ley natural entre Juan Ginés de Sepúlveda y Aristóteles.

En primer lugar, encontramos que, a diferencia de Ginés de Sepúlveda,


Aristóteles no definió en su corpus el concepto de ley natural. Aunque sí aborda la
noción de esclavitud natural, como algunos de sus contemporáneos.

En segunda instancia, hallamos que el propósito de sus textos es distinto, por


una parte, Sepúlveda, en su Tratado sobre las justas causas de la guerra contra los
indios, se propone demostrar la justicia o injusticia de la guerra que los Reyes de
España y sus compatriotas emprendieron para someter a su dominación a los

23
Ibid
24
Pero hay que estudiar lo natural, con preferencia, en los seres conformes a su naturaleza y no en los
corrompidos. Por eso hay que observar al hombre que está mejor dispuesto en cuerpo y en alma, en el cual
esto resulta evidente. Ya que en los malvados o de comportamiento malvado, el cuerpo parece muchas veces
mandar en el alma, por su disposición vil y contra naturaleza. Ibid, p. 57
indígenas. Mientras que Aristóteles, por su parte en la Política, se proponía exponer
temas referentes a la comunidad, a la familia, a la política, entre otros.

En tercer lugar, y posiblemente la cuestión más relevante, es que Ginés de


Sepúlveda, identifica la ley natural con la ley divina, y, por tanto, con Dios.

Finalmente, creemos que la principal similitud entre Aristóteles y Juan Ginés


de Sepúlveda es la idea de que el más virtuoso o con mejor disposición del alma
debe mandar sobre los menos virtuosos.

Referencias

Aristóteles. (1988). Política. Madrid: Gredos


Sepúlveda, J. (reimpr. 1996). Tratado sobre las justas causas de la guerra contra
los indios. México: FCE

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