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¿UNA MUJER ASESINADA O UNA PARED RAYADA?

En los dos últimos meses una ola repleta de mujeres enardecidas obtuvo la
atención de los cibernautas y encabezaron las portadas de los portales web en
todo Latinoamérica.
Las frases más repetidas de parte de la opinión pública fueron “ESAS NO SON
LAS FORMAS”, “NO VAN A LOGRAR NADA HACIENDO ESO” y “LA
VIOLENCIA GENERA MÁS VIOLENCIA” refiriéndose a las protestas violentas
de parte de un movimiento social polémico y actual denominado FEMINISMO.
Pero históricamente todos los movimientos sociales a través de las protestas y
manifestaciones han aportado a un cambio, que radical o no benefician a la
sociedad, satisfaciendo los reclamos de parte de las minorías disconformes.
Si bien es cierto la violencia no es justificable no se les puede negar el hecho de
protestar exigiendo sus derechos los cuales son: Igualdad laboral y salarial, la
erradicación de la cultura machista y opresora, que cesen la violencia
injustificada hacia la mujer que se ejecuta por medio de acoso, ultrajes y
violaciones, agresiones verbales y físicas, y feminicidios.
El principal enfoque de la oposición sobre las manifestaciones radicales, es el
hecho del daño causado a los monumentos, porque son parte del patrimonio del
país.
En cambio, el argumento presentado por las feministas es que no se puede
priorizar un objeto inerte por sobre la vida humana que por razones obvias es
más importante que cualquier bien.
Todo punto de vista se debe respetar, siempre y cuando este no tenga un
trasfondo discriminatorio. Pero no se puede negar lo evidente, la violencia hacia
la mujer está socialmente arraigada y por mucho tiempo ha sido normalizada. A
la fecha en nuestro país se registran se registran 152 feminicidios, y va en
aumento, las paredes pintadas ya fueron limpiadas, pero la sangre de las
asesinadas queda impregnada en la consciencia de una sociedad indiferente.

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