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La Asamblea Constituyente

(1789-1791)

La Asamblea Nacional toma el nombre de Asamblea Constituyente (9 de julio de 1789 ), porque su finalidad era redactar
una Constitución, es decir, una ley fundamental que organizase de otro modo la monarquía francesa.El rey no tiene más
remedio que claudicar, invitando al clero y a la nobleza a unirse al Tercer Estado en la recién constituida Asamblea.
A la revolución política se une la revuelta popular.
El 14 de julio el pueblo de París asalta la antigua fortaleza de la Bastilla, utilizada como prisión y considerada como símbolo del
despotismo regio.

El precedente fue seguido en otras ciudades, donde surgieron grupos de ciudadanos armados(las milicias nacionales) dispuestos
a relevar a las viejas autoridades.
La Asamblea Nacional Constituyente comenzó su actividad movida por los desórdenes y disturbios que estaban produciéndose
en las provincias. El clima revolucionario llegó también al medio rural. Los campesinos se rebelaron contra el régimen señorial,
asaltando mansiones y reclamando la supresión de las viejas cargas feudales. el mismo rey y su familia tuvieron que huir de
Versalles, trasladándose a París, a las Tullerías. Este estado de exaltación y cambio produjo un clima de temor--El Gran Pánico (la
Grande Peur)--entre los nobles que huyeron al extranjero, conscientes de que se gestaba el desmoronamiento del Antiguo
Régimen. El clero y la nobleza hubieron de renunciar a sus privilegios en la sesión celebrada durante la noche del 4 de agosto de
1789; la Asamblea aprobó una legislación por la quequedaba abolido el régimen feudal y señorial y se suprimía el diezmo,
aunque se otorgaban compensaciones en ciertos casos. En otras leyes se prohibía la venta de cargos públicos y la exención
tributaria de los estamentos privilegiados.

En medio de este clima, la burguesía comienza a construir los cimientos del nuevo orden. Su obra legislativa queda marcada por
tres hitos fundamentales:

la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789)

la Constitución Civil del clero (1790) y

la Constitución de 1791

Como paso previo a la Constitución, la Asamblea elaboró y votó la Declaración de Derechos del hombre y del ciudadano(26 de
Agosto de 1789), sintetizados más tarde en tres principios, "Liberté, Égalité, Fraternité" ("Libertad, Igualdad, Fraternidad"),
verdadero emblema de la Revolución.
En ella se reconoce la igualdad, como derecho inalienable, y la soberanía nacional. Pero también hay contradicciones: la
igualdad es sólo civil. se admiten las libertades de prensa y opinión pero no se menciona la de asociación ( la ley de Le Chapelier
de 14 de junio de 1791 la prohibirá expresamente). Con todo, se trata de un texto de carácter universal que todavía hoy sigue
vigente. Destacamos que el reconocimiento de la soberanía nacional sentó las bases de una futura Monarquía constitucional, a
pesar del lógico disgusto del rey que no tuvo más remedio que aceptarla.

Mientras la Asamblea deliberaba, la hambrienta población de París, irritada por los rumores de conspiraciones monárquicas,
reclamaba alimentos y soluciones. El 5 y el 6 de octubre, la población parisina, especialmente sus mujeres, marchó hacia
Versalles y sitió el palacio real.

Luis XVI y su familia fueron rescatados por La Fayette, quien les escoltó hasta París a petición del pueblo. Tras este suceso,
algunos miembros conservadores de la Asamblea Constituyente, que acompañaron al rey a París, presentaron su dimisión. En la
capital, la presión de los ciudadanos ejercía una influencia cada vez mayor en la corte y la Asamblea. El radicalismo se apoderó
de la cámara, pero el objetivo original, la implantación de una monarquía constitucional como régimen político, aún se
mantenía.
Pero los principales problemas a que hubo de enfrentarse la Asamblea fueron el religioso y el financiero. Para evitar la temida
bancarrota, se decidió nacionalizar los bienes del clero, que fueron posteriormente puestos a la venta para amortizar así la
deuda pública. Los títulos emitidos como reembolso de las deudas pendientes del Estado se conocieron con el nombre
de asignados. Es decir, el Estado emitió títulos de la deuda (asignados) garantizados por los bienes de la Iglesia, con los cuales
podían ser reembolsados.
Pero la emisión de asignados fue tan grande que acabaron funcionando como papel moneda, depreciándose rápidamente y
originando una fuerte inflación. Aunque con la venta de los bienes de la Iglesia habían surgido nuevos propietarios dispuestos a
no perder lo garantizado por la Revolución, la inflación galopante introdujo un factor de inestabilidad social que acabaría
pasando factura.
Al perder sus bienes y suprimirse los diezmos, la Iglesia francesa pasó a depender económicamente del Estado. Por esta razón la
Asamblea Constituyente hubo de emprender una reforma y racionalización de la organización eclesiástica que se concretó en
la Constitución civil del clero (12 de julio de 1790). Mediante esta norma jurídica, la Iglesia francesa pasaba a tener un carácter
más nacional, alejándose de la dependencia del Papa. Se reducía el número de obispos, se cambiaba el sistema de
nombramientos y se exigía prestar juramento constitucional a todos los miembros del estamento eclesiástico. Esta medida
originó la división del clero francés en juramentado o refractario, según jurase o no, aportando un elemento más de discordia al
asentamiento de la Revolución.

El primer borrador de la Constitución recibió la aprobación del monarca francés en unas fastuosas ceremonias, a las que
acudieron delegados de todos los lugares del país, el 14 de julio de 1790.

Este documento suprimía la división provincial de Francia y establecía un sistema administrativo cuyas unidades eran los
departamentos, que dispondrían de organismos locales elegibles. Se ilegalizaron los títulos hereditarios, se crearon los juicios
con jurado en las causas penales y se propuso una modificación fundamental de la legislación francesa. Con respecto a la
institución que establecía requisitos de propiedad para acceder al voto(sufragio censitario), la Constitución disponía que el
electorado quedara limitado a la clases alta y media. El nuevo estatuto confería el poder legislativo a la Asamblea Nacional,
compuesta por 745 miembros elegidos por un sistema de votación indirecto. Aunque el rey seguía ejerciendo el poder ejecutivo,
se le impusieron estrictas limitaciones. Su poder de veto tenía un carácter meramente suspensivo, y era la Asamblea quien tenía
el control efectivo de la dirección de la política exterior. El poder judicial sería desempeñado por jueces elegidos por el pueblo.
Quedaba abolido el absolutismo, estableciéndose un régimen de monarquía constitucional, claramente favorable a los intereses
de la nueva clase emergente: la burguesía adinerada.

Durante los quince meses que transcurrieron entre la aprobación del primer borrador constitucional por parte de Luis XVI y la
redacción del documento definitivo, las relaciones entre las fuerzas de la Francia revolucionaria experimentaron profundas
transformaciones. Éstas fueron motivadas, en primer lugar, por el resentimiento y el descontento del grupo de ciudadanos que
había quedado excluido del electorado. Las clases sociales que carecían de propiedades deseaban acceder al voto y liberarse de
la miseria económica y social, y no tardaron en adoptar posiciones radicales. Este proceso, que se extendió rápidamente por
toda Francia gracias a los clubes de los jacobinos, y de los cordeliers, adquirió gran impulso cuando se supo que María Antonieta
estaba en constante comunicación con su hermano Leopoldo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Al igual que
la mayoría de los monarcas europeos, Leopoldo había dado refugio a gran número de émigrés y no había ocultado su oposición
a los acontecimientos revolucionarios que se habían producido en Francia. El recelo popular con respecto a las actividades de la
reina y la complicidad de Luis XVI quedó confirmado cuando la familia real fue detenida mientras intentaba huir de Francia en un
carruaje con destino a Varennes el 21 de junio.

El grupo más exaltado de revolucionarios halló en la traición del rey un argumento decisivo para abolir la esclavitud y establecer
la república, pero la asamblea quiso limitar los poderes del rey sin suprimir la monarquía.

Luego de más de 2 años de trabajo para poder redactar una constitución moderada, para una monarquía liberal, el rey aceptó la
constitución y juró solemnemente acatarla y cumplirla en todos sus detalles. Finalmente, el 30 de septiembre de 1791, los
constituyentes declararon terminada su misión, iniciándose el nuevo régimen.

Logros y avances de las Asambleas Constituyentes

Resultados de un ejercicio ciudadano de participación política en Colombia.

Se busca con esta ficha mostrar los distintos aspectos de la incidencia que han tenido las Asambleas constituyentes como
producto de la dinámica de participación ciudadana. En términos generales, las Asambleas han ido ganado terreno frente a la
transformación de la cultura política, la apertura de canales de interlocución con diferentes instancias institucionales y de
espacios de participación; espacios en donde ha sido posible la incidencia en la definición de políticas públicas. Son importantes
los logros en materia de ampliación y fortalecimiento de la red de organizaciones, lo cual ofrece un abanico de respaldos y
alianzas para avanzar en la profundización de la democracia y la trasnformación del Estado. Se trata de un proceso que aún está
en construcción, pero que ha dado pasos importantes en la estructuración de proyectos y programas orientados a fortalecer la
gestión pública y generar nuevas posibilidades para el desarrollo sostenible de los territorios. A continuación se presentan estos
aspectos en donde las Asambleas constituyentes han mostrado logros y avances:
I. Cambios en la Cultura Política

Este ha sido uno de los principales resultados, el de mayor porcentaje en el conjunto. Se trata del avance frente a la
transformación de las prácticas convencionales y la forma como los ciudadanos establecen una relación con las Instituciones
políticas que los representan.

Uno de los principales avances en este sentido es concientizar a la gente sobre la necesidad de rescatar una cultura
participativa y pluralista (1). El ejercicio de concertación y mediación política entre los diversos intereses de las comunidades y
el interés político de algunas administraciones locales han contribuido al cambio progresivo en este sentido.

Los diferentes espacios de Asamblea que han logrado cambios de este tipo, ganaron una mayor credibilidad por parte de las
Administraciones municipales,generando en ello un mayor sentido de responsabilidad y compromiso con los ciudadanos (2). La
mayor participación ciudadana incide positivamente en reforzar el papel y las funciones de las instituciones, logrando en algunos
momentos que las comunidades se involucren en la toma de decisiones frente a los asuntos públicos.

Mediante las capacitaciones y la formación ciudadana se ha logrado que en algunos municipios la población rural adopte un
discurso claro y coherente frente a la defensa de los derechos humanos y sus deberes como ciudadanos. Esto ha sido posible ya
que existe un mayor interés en las Asambleas por involucrarse y conocer sobre diversos temas públicos, lo cual ha llevado a
que la población que participa de éstos espacios asimile y asuma su papel político para impulsar el desarrollo de su territorio
(3).

II. Articulación con Entidades públicas

Un segundo resultado en importancia se refiere a la capacidad de las Asambleas de articularse con las Entidades pública,
particularmente a nivel municipal y departamental. Tales niveles de articulación han ofrecido nuevas posibilidades para llevar a
cabo proyectos que se insertan en la dinámica de la participación ciudadana y la democratización de las Instituciones del Estado.

Estas articulaciones con entidades públicas han sido frutos de un trabajo importante por parte de las Asambleas a nivel de
relaciones y contactos, pero todavía se requiere de una mayor creación de espacios para el fortalecimiento y la articulación
social.

Las Asambleas están en capacidad de propociar una mayor deliberación y discusión política por parte de líderes comunitarios
con las Administraciones locales, favoreciendo la articulación con entidades públicas y privadas.

III. Fortalecimiento de la Asamblea como espacio de participación

Un tercer resultado en importancia es que las Asambleas han logrado convertir los procesos en un escenario para promover la
participación ciudadana y generar una nueva dinámica social orientada a transformar la democracia y renovar las diferentes
instancias de representación política.

Las Asambleas se han consolidado como espacios participativos, reivindicando el papel de la comunidad como actor político
para la incidencia en la gestión pública (4). De este modo se han abierto canales para la participación y la comunicación entre
las Entidades gubernamentales y los espacios de Asambleas (5).
En las Asambleas se discuten los distintos temas de interés comunitario; temas relacionados con el conflicto, la búsqueda de la
paz, el desarrollo o el gasto público. De este modo se ha dado paso a que la ciudadanía ejerza poder y fortalezca sus
organizaciones sociales.

Un resultado importante de las Asambleas en términos de participación, es ampliar la participación de líderes de las zonas
rurales; a ellos las Asambleas les ha brindado la posibilidad de socializar sus necesidades y proponer proyectos productivos.
Muchos de esos proyectos se han elaborado de forma concertada con las Alcaldes municipales (6).

IV. Incidencia en la definición de Políticas Públicas

Un cuarto resultado en importancia se da frente a la incidencia en la definición de políticas públicas. Se trata de la participación
en la construcción de políticas para el desarrollo de los municipios y la definición de la inversión de los recursos. La importancia
de estos resultados es que han permitido que los intereses y necesidades de la comunidad sean tenido en cuenta por parte de
las entidades estatales.

De este modo, las Asambleas han logrado incidir ampliamente en la gestión pública. Con ello, se ha ganado en niveles de
concertación con instancias de gobierno en los distintos ámbitos territoriales. Esto aumenta a su vez el nivel de reconocimiento
de las Asambleas como proceso y espacio de participación social amplia y la legitimidad de las instancia de gobierno frente a sus
comunidades.

En otras palabras, las Asambleas en la actualidad son tenidas en cuenta en los momentos y espacios de construcción de políticas
a nivel municipal y departamental. El reto está en avanzar en tales espacios de incidencia a nivel nacional.

V. Ampliación y fortalecimiento de la red de organizaciones

Otro resultado importante se refiere a la ampliación de la red de organizaciones y sectores sociales que participan en las
Asambleas. Se trata a su vez del establecimiento de articulaciones con otros procesos y espacios organizativos en los territorios.
Este tipo de resultados se refiere también a promover y facilitar la organización comunitaria y de sectores sociales. En muchos
casos las Asambleas han sido un incentivo para que sectores de base creen organización y a la vez articulación por medio del
proceso constituyente.

Estos procesos organizativos y articuladores han permitido desde las Asambleas que los sectores sociales avancen lentamente
en la inserción en otros espacios políticos y en articulación con otras organizaciones sociales. Ello jala a muchos otros sectores
de la sociedad civil a integrarse a dinámicas de participación, principalmente en aquellos municipios donde las iniciativas de
Asamblea ya se han constituido, o a promover procesos de Asamblea en municipios en donde no se habían dado.

Las Asambleas han dado cuenta de la importancia de afianzar lazos entre la sociedad civil, como articulación de organizaciones
sociales, y las entidades públicas y privadas con presencia en los distintos ámbitos territoriales. Ello implica, por supuesto,
afianzar las relaciones internas entre los diversos actores involucrados en los procesos constituyentes. La incorporación de
líderes comunitarios con capacidad para movilizar a la comunidad es una de los elementos clave de los procesos, pues facilita la
conexión y el trabajo tanto con las bases como con la institucionalidad.

VI. Cambios en las formas de gobernabilidad


En líneas anteriores se mostró la manera como algunas Asambleas se han articulado con la Administración Municipal,
posibilitando con ello el ejercicio de rendición de cuentas por parte de los funcionarios públicos. Este tipo de mecanismos
redundan sin duda en una mejor gestión pública, eficiente y con resultados. A su vez, esto muestra el nivel de ejercicio de lo
político y del poder que la ciudadanía va ganando en los ámbitos municipales y departamentales.

Los cambios en las formas de gobierno es algo que se está logrando mediante los espacios y ejercicios de participación e
incidencia. En últimas, los procesos de concertación y articulación entre institucionalidad pública y sectores sociales inciden en
que los gobiernos se hagan más democráticos.

Aunque aún con serias limitaciones en este sentido, pero con la favorabilidad de los esfuerzos realizados, las Asambleas en
general han logrado cambios importantes en la gestión de lo público, principalmente en el ámbito municipal. Aspectos como la
elaboración participativa de políticas públicas y los informes de gestión social son una manera de evidenciar tales avances. En
ello, como se dijo, resulta básica la capacidad de los líderes sociales para establecer relaciones y ganar reconocimiento de los
procesos constituyentes. Las Asambleas que han logrado mayor articulación y alianza con las entidades públicas han ganado más
terreno en transformar a su favor las deficiencias en el ejercicio de gobierno.

VII. Cambios en el comportamiento de los grupos armados

Aunque en menor proporción, algunas Asambleas han logrado avanzar en este tipo de resultados, especialmente las que se
encuentran en contexto de mayor intensidad del conflicto armado interno en Colombia; se trata de procesos ubicados en las
regiones del Magdalena Medio, Sur de Bolívar, Oriente antioqueño y Santander, específicamente. Desde éstas Asambleas se ha
promovido la convivencia pacífica entre las comunidades, atendiendo los efectos de la violencia y buscando acercamientos con
los actores de la guerra.

Frente al conflicto armado y la violencia se ha trabajado en dos sentidos;

 Por una parte en la resolución pacífica de los conflictos a través de talleres formativos;

 Por otra, a través de la promoción del dialogo y la negociación con los actores armados.

Así, las Asambleas han logrado avanzar significativamente en algunos aspectos frente a la amenaza de los actores armados. Se
han establecido mecanismos de intermediación entre la sociedad civil y los actores armados. Se ha logrado avanzar en
construcción de mecanismos de convivencia y reconciliación entre las comunidades. Se ha hecho posible de forma puntual
detener la violencia contra la población civil en municipios con fuerte presencia de actores de la guerra.

Conclusión:

Se pueden mencionar algunos elementos centrales relativos a este conjunto de resultados de las Asambleas.

 En primer lugar, a nivel de los actores; las Asambleas han ganado, aunque de forma desigual, un importante nivel de
incidencia y reconocimiento por parte de distintos e importantes sectores sociales. Es claro que tanto los actores
convocantes como los participantes representan a los sectores sociales, como las mujeres, los jóvenes, los pobladores,
entre muchos otros. Esta amplia cobertura resulta fundamental en términos de ampliación de la democracia y
generación de una cultura de la participación y el compromiso político de sectores con amplia incidencia social. Del
mismo modo el interés de sectores de gobierno, en ámbitos locales y regionales, significa una clara estructura de
oportunidad para lograr mayor y mejor incidencia en la transformación de las instituciones. La preparación de nuevos
líderes políticos en el seno de las Asambleas es un elemento clave en este sentido. Por otra parte, contar el apoyo de
las ONG y de la comunidad internacional en general es un gran respaldo para elevar estas iniciativas a niveles mayores
de incidencia política en el escenario de gobierno nacional.

 En segundo lugar, las estrategias de acción planteadas por las Asambleas están orientadas con claridad a la
transformación de los contextos en los que ellas mismas han surgido y expresado su preocupación. Trabajar
principalmente en la superación de la crisis institucional y de gobernabilidad es una de los esfuerzos importantes, ello
claro, ampliamente conectado con el interés de mejorar las condiciones de vida y de seguridad de las comunidades. En
estos procesos las Asambleas aciertan al generar los procesos de formación y transformación de la cultura política, en
ampliar y fortalecer la red de organizaciones, crear mecanismos de incidencia en políticas públicas y buscar
acercamientos con los actores armados a fin de defender la vida de los líderes y las comunidades.

 Finalmente, los resultados, como se ha visto, se van dando gracias al interés y los esfuerzos conjuntos. Dos líneas
resultan claves en este momento de las Asambleas: la formación política y el fortalecimiento de las organizaciones. Se
requiere de estas dos herramientas para avanzar en la profundización de la democracia y avanzar en la construcción del
Estado social de derecho, a la manera que lo ha establecido la Constitución Política Nacional, derrotero central de las
Asambleas constituyentes en el Colombia.

La Marsellesa
La Marsellesa, originariamente canto de guerra revolucionario e himno a la libertad, se impuso progresivamente como himno
nacional. Hoy acompaña la mayoría de las manifestaciones oficiales.
Historia
En 1792, tras la declaración de guerra del Rey a Austria, un oficial francés en misión en Estrasburgo, Rouget de l’Isle, compone,
en la noche del 25 al 26 de abril, en casa de Dietrich, alcalde de la ciudad, un "Canto de guerra para el ejército del Rin". Dicho
canto es adoptado por los federados de Marsella que participan en la insurrección de las Tullerías, el 10 de agosto del mismo año.
Su éxito es tal, que se lo declara "canto nacional" el 14 de julio de 1795.
Prohibida durante el Imperio y la Restauración, la Marsellesa es rehabilitada por la revolución de 1830, y Berlioz elabora una
orquestación, que dedica a Rouget de l’Isle.
La Tercera República (1879) la proclama himno nacional, y en 1887 el ministerio de Guerra, después de consultar con una
comisión, adopta una "versión oficial" de la misma. Durante la Tercera República, asimismo, los restos de Rouget de l’Isle son
trasladados a los Inválidos.
En septiembre de 1944, una circular del ministerio de Educación Nacional recomienda que se cante la Marsellesa en las escuelas
"para celebrar nuestra liberación y nuestros mártires".
Las constituciones de 1946 y de 1958 (artículo 2) ratifican su carácter de himno nacional.

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