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The Legend of Zelda está a punto de cumplir 25 años

Títulos de 10 y considerada por muchos una de las mejores sagas de la historia.

Nintendo nos informa mediante nota de prensa de que la saga The Legend of Zelda está
a punto de cumplir 25 años de historia, periodo en el que nos ha dejado a la industria
grandes juegos y algunos de ellos considerados como los mejores de todos los tiempos
en una consola, por supuesto se trata de The Legend of Zelda: Ocarina of Time. Además
el próximo mes de Diciembre se pondrá a la venta la última entrega para Nintendo DS,
The Legend of Zelda: Spirit Tracks, una aventura que nos puedes perderte.

Nota de Prensa

Si fuera un libro, sería el Quijote. Si fuera una película, Ciudadano Kane. Crítica y
público son unánimes: la saga de fantasía heroica The Legend of Zelda es la que más ha
influenciado la historia de los videojuegos. Sin el inmenso universo creado por Shigeru
Miyamoto y dirigido por Eiji Aonuma el ocio electrónico no sería lo que hoy
conocemos. Los hitos que ha marcado en sus casi 25 años son numerosos: dejó
completa libertad al jugador para explorar y desgranar la historia, incorporó elementos
cinematográficos a la producción y narración de los videojuegos, presentó el primer
mundo virtual vivo en tres dimensiones, creó el concepto de desarrollo del personaje...
Pero seamos objetivos y acudamos a las fuentes.

¿Qué piensa la crítica? La primera referencia deben ser las puntuaciones que otorga la
revista japonesa Famitsu, la más respetada y exigente del mundillo. Y es que en sus casi
tres décadas de vida sólo ha otorgado en doce ocasiones una puntuación perfecta (40
sobre 40) a un videojuego. Pues bien, dos de esa media docena de obras maestras
pertenecen a la serie creada por Miyamoto: Ocarina of Time (lanzado en 1998 para
Nintendo 64, considerado el mejor juego de la historia y el primero en ser calificado
como perfecto por Famitsu) y The Wind Waker (que salió en 2002 para Nintendo
GameCube).

Pero, bajemos un escalón en las valoraciones de Famitsu: apenas 16 títulos han recibido
en casi treinta años un 39 sobre 40. Y de nuevo dos títulos de la serie se cuelan entre
esos juegos “casi” perfectos: A Link to the Past (creado para Super Nintendo en 1991) y
The Phantom Hourglass, que se lanzó para Nintendo DS en 2007. Así que, hagamos
cuentas… dos de los seis mejores videojuegos de la historia y cuatro de los 40 primeros.
Sólo la serie Final Fantasy, de Square Enix, se le acerca con dos puestos entre esa elite.

Y si la fuente más prestigiosa podría dejar lugar a dudas, acudamos a otra que aglutina
las valoraciones de todo el sector, la web Game Rankings. Tres de los veinte juegos
mejor valorados por la crítica internacional pertenecen a la saga Zelda: Ocarina of Time
(que con un 98 sobre 100 encabeza el ranking de los mejores), The Wind Waker (con un
95 sobre 100) y Twilight Princess (recientemente lanzado para Wii con un 94 sobre
100). De hecho, sólo una de las catorce entregas de la serie acumula una valoración
inferior a 90 sobre 100. Y la media es, nada más y nada menos, de un 92,4 sobre 100.
Ninguna otra serie creada para una consola se acerca a esa valoración ni de lejos.

¿Y el público? ¿Es Zelda un juego “de autor”, muy valorado por los críticos, pero con
pocos seguidores, como sucede a menudo en el cine? Vayamos a las cifras de nuevo. El
diario británico The Independent publicaba a principios de año un ranking de las las
superestrellas del videojuego hecho con sus ventas acumuladas. Mario (193 millones de
copias vendidas) y Pokémon (155 millones de copias vendidas) triplicaban a su
inmediato seguidor y la serie Zelda estaba cerca con 52 millones de copias vendidas. Y
es que los seguidores de Zelda son una legión fiel, muy informada y extremadamente
activa que reflexiona y conjetura sobre la historia: 31 millones de referencias en
Google, casi tres millones de webs dedicadas a la saga, más de dos millones de foros
abiertos…

Está claro, crítica y público coinciden, pero ¿por qué? ¿Qué encuentran en este saga de
héroes y villanos? ¿Por qué se ha llegado a decir de alguna entrega de la serie que su
único defecto es que en algún momento se acaba? La respuesta es un cóctel inimitable:
una historia que implica al jugador, un desarrollo del juego que prima la lógica y la
inventiva sobre la mera habilidad y un gran número de innovaciones tanto técnicas
como de concepto que nos sorprenden en cada entrega.

¿Se llora jugando a Zelda? Pues, en ocasiones, sí. El mismo Shigeru Miyamoto lo ha
manifestado en varias ocasiones. Excitar a un jugador a base de violencia es fácil, lo
difícil es implicarle y emocionarle con una historia y unos personajes. Y en Zelda lo
logra creando un mundo basado en el imaginario mitológico con el que todos
comprendemos la vida (el héroe destinado, el mentor que oculta su verdadero objetivo,
el mal que nunca muere, el equilibrio de la naturaleza...). Metidos en la piel del joven
campesino Link, nos encontraremos a caracteres que despertaran nuestro cariño, una fe
ciega, cierta desconfianza o puro miedo. Y todo eso con detalles casi imperceptibles:
una risa demasiado aguda, una mirada profunda, una presencia imponente…

Pero, ¿por qué razón nos identificamos de esa manera con el héroe? Por difícil que
resulte de creer hasta que no se sumerge en la historia, Zelda es un juego de
inteligencia. De hecho, pese a su aspecto y su ambientación de espada y brujería, en el
desarrollo del juego tiene mucho más peso la reflexión que la acción. Lo realmente
retador de cualquier título de la serie es que te obliga a azuzar el intelecto para superar
las dificultades: averiguar cómo funciona un mecanismo, descubrir cuál es el camino
para llegar a nuestro objetivo y cómo despejarlo, observar a un enemigo para descubrir
su punto débil... En Zelda la acción directa y basada en la fuerza bruta suele acabar en
game over. De nuestra lógica e inventiva tanto con el equipo como con el entorno vivo
que nos rodea depende que encontremos o no la solución a los obstáculos y que
podamos avanzar…

Y el último rasgo de la serie, las continuas innovaciones son un acicate a esa


experiencia intelectual porque los retos intelectuales evolucionan continuamente.
Veamos algunas pinceladas…

Miyamoto en la primera entrega The Legend of Zelda que se lanzó en Europa en 1987
concibió un inmenso mundo (todavía muy primitivo) donde el personaje principal se
movía a su antojo desgranando una historia (en aquella época los videojuegos eran
“matamarcianos” sin demasiada narración que “entorpeciera” la acción). Y, lo que fue
más impactante, Link crecía y aprendía a medida que avanzaba en su aventura.

Todavía fue más determinante el largo proceso de tres años para crear Ocarina of Time
en 1998. Con un grupo de más de 200 personas (algo inaudito hasta entonces),
Miyamoto y un jovencísimo Eiji Aonuma creó un inmenso mundo en tres dimensiones,
el más realista que había existido nunca. ncluso su producción creó una nueva tendencia
en la industria del videojuego: la de incorporar a guionistas y compositores de música
como piezas clave en los equipos de desarrollo.

“Hasta ese momento, los avances tecnológicos habían hecho que programadores e
ingenieros marcáramos la pauta”, recuerda Miyamoto. Eso se acabó con Zelda: Ocarina
of Time. Por primera vez, unos revolucionarios recursos técnicos se plegaron a la
historia. Un ejemplo muy claro. En la que era la quinta entrega de Zelda, Aonuma
incorporó un innovador sistema de control del personaje que con elementos como la
fijación del blanco se ha convertido en un estándar en el género. Eso permitía vivir
combates a espada como nunca antes se habían visto. Sin embargo, estos controles se
pusieron al servicio de la narración. A medida que Link se mueve los planos se sucedían
como en un buen film.

En 2002, dio otra vuelta de tuerca con The Wind Waker: Aonuma se atrevió a inundar
el mundo donde se desarrollaba el viaje de Link que debía dirigir un barco, capear los
temporales o dibujar sus cartas náuticas mientras buscaba su destino de isla a isla. Y en
2006, con Twilight Princess fue todavía más allá identificando los movimientos reales
del jugador con los de Link en la pantalla. En la llegada de Zelda a Wii empuñábamos
el mando como si manejáramos una espada y apuntábamos con nuestro arco virtual
contra la pantalla del televisor.

¿El último paso? Cerrar la brecha entre los jugadores de toda la vida y aquellos que
nunca se habían acercado a los videojuegos. The Phantom Hourglass sigue siendo un
juego de los difíciles de acabar, pero esta vez el interfaz ya no es una barrera de entrada
para nadie dado que todo el desarrollo del juego se hace mediante la pantalla táctil. Eso
explica que muchos recién llegados al mundillo hayan caído hechizados por la magia de
Zelda ya. Ahora repite fórmula en Spirit Tracks (si quieres más información sobre este
título que se lanzará el 11 de diciembre pincha aquí). Y lo mejor de todo es que no hay
un punto final…

http://www.todojuegos.com/noticia-10747/The-Legend-of-Zelda-est-a-punto-de-
cumplir-25-aos

Enviado por juanramonh el 17-11-2009 a las 19:36

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