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Blanca Varela
Sombras verdes
Ramo de flores silvestres
una vez vi a mi maestra
cortar las flores que el monte regala en primavera
en el camino anudaba
los tallos verdes, tubos con pelitos
del diente de león.
La flor del zapallo
no puede esconderse
deja que el viento
flamee sus campanas
naranjas laboriosas
el jazmin chino
sutil campanita loca
llena el espacio con su olor
de algunas no sé su nombre
amarillas violetitas blancas
completan el ramo
en una botella de plástico
pongo agua de la canilla
sé que unos días resistirán
abriendo y cerrando su flor,
las veré sobre la mesa
abriendo y cerrando los ojos.
Invierno
celeste
golpea la puerta
con amarillo
pequeños resplandores en la cocina.
Las plantas hicieron comunidad
adentro
los animales compartimos lecho
nos damos calor
no es el frío el que gobierna
no sos gris
el interior
en donde el árbol
a la luz del sol.
acá las flores
en la tierra húmeda
negra
Esas flores
parte de la vegetación
que rodea al poblado
florece en esta época
puntillando el verde de la zanja.
Olor vaho vapor
este paisaje
de pasillos plásticos maderas
pañales naylon chapas
restos de vidas
conviviendo junto
a brotes amarillos
dientes de león sonrientes.
Su olor, el contacto de mi nariz
con esta flor que está acá
trajo un recuerdo
del sabor amargo
de las tiras amarillas
esa vez que mastiqué
ahora
sobre la mesa brilla
colores de la tierra brotan
la memoria suave como lo suave
esta flor blanca como muchas flores blancas
colores de la tierra agonizan en la mesa
flores florecen en la villa
Niebla
sobre los campos
flota la niebla espesa
oculta con su cuerpo
la tierra que florece
en esta época del año
que la espuma del cielo
no se copie los movimientos del mar
en este lugar
la tierra y la niebla conversan
quietas
dejan que el viento
las mueva
las desgaste.
Plantas al atardecer
hoy encendí
el primer cigarrillo
de la planta que crié
después de dejarla secar
boca abajo
atada a un palito
de sus propias raíces.
El bosque de lata
el verde se oscurece en el verde de los árboles
hay sol
que entre tanto sonido parece
candil que el viento aletea
se confunde calor con color
qué difícil estar
en armonía con las plantas.
Camino entre la multitud.
Por el momento
contar
que en los espacios recorridos encontré
una suerte de azares, momentos de culminación
en donde la belleza se sostuvo
ah fragilidad!
Dame un cielo sin cables
un hogar más amable.
En mis bolsillos el olor de la flor de jazmín que robé.
enreveradas en la vereda quedaron
las ramas que anoche el viento arrancó de los árboles
esta alfombra de hojas muertas
deja entrever
las baldosas que en sus grietas guardan
agua acumulada en las ranuras
me río un poco del movimiento del perro
que para quitarme lo que tengo en la mano
mueve su cuerpo salta
golpeando con la cola lo que nos rodea
ahhh!
el viento y el can arrastran el sonido de la destrucción.
vayan
busquen lo que sea que busquen
o hagan de cuenta
que aquella intensidad que los mantiene en movimiento
es un poco también
lo que los dejará tranquilos.
Pasa un cardo
oigo mi nombre
tengo un ramo silvestre en la mochila que hice pensando en vos
también desterré una cala así: tomé una caña de bambú
que había en la rivera
y con la punta cavé
palanquié la tierra
recién miré por la ventana del colectivo
vi el hueco de un arroyo seco
el verde que rodea la ciudad
esta naturaleza
como si la lluvia no fuera motivo
suficiente para escribir
la cala ya no florece al costado
de la zanja entre otras calas,
el pino la ausencia del sol
junto al toldo de nubes que avanzan
gris en el cielo mudo.
Repiquetean las gotas
sonido olor frío
algo de pregunta sentimiento
como si la presión no alcanzara
para dejarnos aplastados con la previa del calor
húmedo humedece qué se yo
son tantas palabras que cansan
como si no fuera suficiente
con el agua que el barro
como si siempre lloviera
como si el lugar que es la zanja
frente al penal de Olmos
no entendiera de porqué
entre el barro la maleza las rejas
florecen calas margaritas dientes de león
violetitas manzanillas.
Esta lluvia fresca
recorre en los vientos de noviembre
los pasillos las calles
las flores las piedras los yuyos
la intensidad de la naturaleza como si nada.
la flor del Mburucuyá
qué triste que te asesinaran.
hoy, después de salir del aula
caminé por los campos de Echeverry
donde casi no hay sonido
en las enredaderas que dividen los terrenos
florecieron los Mburucuyá
Al principio
tuve miedo de olerla
de tan linda me hizo dudar.
La flor de Mburucuyá es hermosa. Esta
en unos días se marchitará.
En el cuaderno dejé aplastada la flor
junto a una fotocopia de una foto tuya en A4
que tus amigas me regalaron. Estás sentada sonriendo
sobre un cerdito tallado
en el tronco de un árbol seco.
Acá afuera
Desde una ventana veo florecer
como si de un instante fotografiara
una imagen muerta sin embargo
el viento no miente, convida danza movimiento
la foto ahora es un corto
me toco la frente existo
un frío suave me resfresca
cuando roza las gotas
producto de la transpiración.
Mirá las formas
de los yuyos
creciendo entre la chapa
las gotas
del cemento seco
de la construcción
la velocidad
de mantenerse
en el eje
de lo que existe
sombras verdes
a nuestro alrededor
Luces verdes
La flor de la magnolia
es blanca
pesada, grande. Sus hojas son verdes
pesadas grandes. Juntas
emanan un aroma acitronado.
En el medio de la flor
se encuentra un pitillo oval
que me hace pensar en la cáscara del ananá.
A pesar de dejarla en agua
la flor se marchitó en muy poco tiempo.
Unos versos a la flor de la magnolia
antes de tirarla a la basura.
Alrededor de estas plantas
tomo mate sin observarlas mucho.
Me dejo estar
en el silencio que proponen
no me llames verde
no me digas loco
yo solo recuerdo
una vez que pinté con azul.
De la maleza
desde abajo
esta vez no es la queja
la que empuja
no hay gravedad
aplastado
desde la tierra
sin fuerza
va