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Las evidencias del deterioro ambiental son cada más numerosas y significativas para el
desequilibrio natural, muchas de ellas ya no pueden ocultarse en la actualidad; ni siquiera sus
síntomas más leves, y los efectos biológicos, sociales y sicológicos que producen día a día son
todavía peor.
Datos y cifras
En 2012, el 64% de la población mundial tenía acceso a instalaciones de saneamiento
mejoradas, como inodoros con cisterna y letrinas cubiertas, en comparación con el 49% en
1990.
2500 millones de personas siguen sin tener instalaciones de saneamiento básicas como
inodoros o letrinas.
De ellas, 1000 millones defecan al aire libre, por ejemplo en alcantarillas, detrás de
arbustos o en masas abiertas de agua.
Se estima que al menos el 10% de la población mundial consume alimentos regados con
aguas residuales.
Un saneamiento deficiente va asociado a la transmisión de enfermedades como el cólera,
la diarrea, la disentería, la hepatitis A, la fiebre tifoidea y la poliomielitis.
Un saneamiento deficiente es un importante factor subyacente a varias enfermedades
tropicales desatendidas, como las lombrices intestinales, la esquistosomiasis y el tracoma.
Las malas condiciones de saneamiento también contribuyen a la malnutrición.
Introducción
Las instalaciones higiénicas de saneamiento son esenciales para la salud pública. Desde 1990,
el número de personas que han podido acceder a instalaciones de saneamiento mejoradas ha
aumentado del 49% al 64%; sin embargo, unos 2500 millones de personas siguen sin tener
inodoros o letrinas cubiertas.
En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció que el acceso al agua potable
salubre y limpia y al saneamiento es un derecho humano, y pidió que se realizaran esfuerzos
internacionales para ayudar a los países a proporcionar agua potable e instalaciones de
saneamiento salubres, limpias, accesibles y asequibles.
Pese a los progresos realizados, es muy probable que no se logre la meta de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio de 2015 de reducir a la mitad la proporción de la población sin acceso a
instalaciones mejoradas de saneamiento.
Instalaciones de saneamiento
A pesar de las considerables mejoras, persisten las desigualdades entre países y regiones y en
el seno de ellos. En Asia meridional, el 42% de la población utilizaba instalaciones de
saneamiento mejoradas en 2012, en comparación con el 23% en 1990. El África subsahariana
ha realizado progresos más lentos: la cobertura de saneamiento aumentó del 24% al 30% en
2012. En 46 países, menos de la mitad de la población tiene acceso a inodoros o letrinas
mejoradas.
Aproximadamente el 14% de la población mundial se ve obligada a defecar al aire libre. Nueve
de cada 10 personas que lo hacen viven en zonas rurales. Sin embargo, el número de personas
que defecan al aire libre está aumentando gradualmente en las ciudades, ya que el crecimiento
de las poblaciones urbanas no va acompañado de la correspondiente expansión de las
instalaciones de saneamiento.
Más del 80% de las personas que se ven obligadas a defecar al aire libre viven en solo 10
países. En la India, 597 millones de personas defecan al aire libre: en las zonas rurales del país
lo hace el 65% de la población, lo que supone un descenso en comparación con el 90% en
1990.
Saneamiento y salud
Más de 840000 personas de países de ingresos bajos y medianos mueren cada año como
consecuencia de la insalubridad del agua y de un saneamiento y una higiene deficientes. Estas
muertes representan el 58% del total de muertes por diarrea. Se considera que un
saneamiento deficiente es la principal causa de unas
280000 de estas muertes.
La diarrea sigue siendo una de las principales causas de muerte, pero es en gran medida
prevenible. Por ejemplo, la mejora de la calidad del agua, de las instalaciones de saneamiento y
de la higiene podría prevenir cada año la muerte de unos 360000 niños menores de 5 años.
La defecación al aire libre perpetúa un círculo vicioso de enfermedad y pobreza. Los países en
que la defecación al aire libre está más extendida registran el mayor número de muertes de
niños menores de cinco años, así como los niveles más altos de malnutrición y pobreza y
grandes disparidades en relación con la riqueza.
Desafíos
En 2013, el Subdirector General de las Naciones Unidas hizo un llamamiento en materia de
saneamiento que incluía la eliminación de la defecación al aire libre para 2015. El logro del
acceso universal a una fuente básica de agua potable parece posible, pero el acceso universal a
instalaciones de saneamiento básicas requerirá esfuerzos adicionales.
La situación de los pobres en zonas urbanas plantea un desafío creciente, ya que estas
personas viven cada vez más en megalópolis en las que los sistemas de alcantarillado son
deficientes o inexistentes y donde escasean los aseos con inodoro y las instalaciones de
eliminación de residuos. Las desigualdades en el acceso se ven agravadas cuando las aguas
residuales de los hogares más ricos se vierten en desagües pluviales, cursos de agua o
vertederos y contaminan las zonas residenciales pobres.
No existen muchos datos fiables al respecto, pero las estimaciones apuntan a que hasta el 90%
de las aguas residuales en los países en desarrollo se vierten parcialmente tratadas o sin tratar
directamente a ríos, lagos u océanos.
Las aguas residuales se consideran cada vez más como un recurso que proporciona agua y
nutrientes seguros para la producción de alimentos con el fin de alimentar a las crecientes
poblaciones urbanas. Sin embargo, es preciso que existan:
prácticas de gestión que garanticen que las aguas residuales sean suficientemente
tratadas y reutilizadas en condiciones de salubridad;
supervisión y reglamentación institucionales;
campañas de información pública para informar a la población sobre el uso de las
aguas residuales.
Respuesta de la OMS
Como autoridad internacional en materia de salud pública, la OMS encabeza los esfuerzos
mundiales por prevenir la transmisión de enfermedades y asesora a los gobiernos acerca de las
reglamentaciones relativas a la salud.
En lo que respecta al saneamiento, la OMS vigila la carga mundial de enfermedad y el nivel de
acceso a instalaciones de saneamiento, además de analizar los factores que facilitan u
obstaculizan los progresos. Gracias a dicha vigilancia, los Estados Miembros y los donantes
disponen de datos mundiales que les ayudan a decidir cómo invertir para proporcionar
inodoros y garantizar la gestión segura de las aguas residuales y los excrementos.
La OMS colabora con asociados para promover prácticas eficaces de gestión y evaluación de
riesgos, y está preparando una guía sobre planificación de la seguridad del saneamiento para
un uso seguro de las aguas residuales y directrices sobre saneamiento y salud.
La OMS también está colaborando con UNICEF en un plan de acción mundial para poner fin a
las muertes infantiles prevenibles por neumonía y diarrea de aquí a 2025. El objetivo es cumplir
varias metas en materia de prevención y tratamiento, incluida la promoción del acceso
universal al agua potable y a instalaciones de saneamiento e higiene en los establecimientos de
atención de salud y en los hogares para 2030.
DATOS E INDICADORES
Las Naciones Unidas estiman que 2.500 millones de personas carecen de acceso a saneamiento
mejorado y alrededor de1.000 millones practican la defecación al aire libre.
El estado del saneamiento constituye un poderoso indicador del desarrollo humano en cualquier
comunidad. El acceso al saneamiento genera beneficios a muchos niveles. Estudios realizados en
varios países demuestran que la manera en que se eliminan los excrementos humanos es
determinante en la supervivencia infantil; la transición de un sistema de saneamiento no
mejorado a uno mejorado reduce la mortalidad infantil en una tercera parte. El saneamiento
mejorado también conlleva ventajas para la salud pública, los medios de vida y la dignidad de las
familias y las comunidades.