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El agua es, además, una cuestión de derechos. A medida que crece la población mundial,
se genera una necesidad creciente de conciliar la competencia entre las demandas
comerciales de los recursos hídricos para que las comunidades tengan lo suficiente para
satisfacer sus necesidades. Para el desarrollo del ser humano, el agua y los sistemas de
saneamiento no pueden estar separados. Ambos son vitales para reducir la carga mundial
de enfermedades y para mejorar la salud, la educación y la productividad económica de
las poblaciones.
Por ello, existen aún muchos desafíos en torno al agua que debemos solventar. En esta
infografía recopilamos los más importantes:
La importancia del agua como factor clave del desarrollo de la humanidad ya que existe
un gran número de personas sin acceso al agua potable y sin acceso a servicios básicos
de saneamiento. El desarrollo en los ámbitos económico, social o medio ambiental pasa,
entre otros factores, por una planificación que tenga en cuenta un aprovechamiento y una
distribución eficiente de los recursos hídricos.
La gestión del agua es una de las tareas más importantes y trascendentales para nuestro
desarrollo. Las necesidades de agua para consumo humano irán creciendo a medida que
la población siga aumentando. Todo esto, sin olvidar los impactos que el cambio climático
está teniendo sobre los recursos hídricos y que suponen un reto añadido nada desdeñable.
Hoy más que nunca es necesario que adoptemos medidas para hacer frente a
inundaciones, sequías y escasez de agua para mantener el equilibrio entre suministro y
demanda. Es de suma importancia, también, reducir la contaminación del agua y aumentar
su calidad, mejorar el tratamiento de las aguas residuales a la par que se sensibiliza sobre
su potencial de uso, y conseguir que el uso eficiente de los recursos hídricos sea una
realidad en cualquier parte del mundo. Esto significa dos cosas, innovar y cooperar: hallar
las mejores soluciones de aprovechamiento y gestión de los estos recursos y compartir el
conocimiento mediante alianzas y acuerdos que permitan dar, para cada lugar, las
respuestas apropiadas.
CONCLUSIÓN:
El gran desafío radica en armonizar el desarrollo con la sostenibilidad. Lograr un modelo
viable que nos permita avanzar lo más rápidamente posible en el acceso universal al agua
potable sin desviarnos de nuestra gran responsabilidad: la de gestionar un recurso de la
naturaleza del que, generación tras generación, somos meros depositarios. El agua es un
componente básico de nuestro bienestar, pero no nos pertenece, es la herencia que
recibimos del pasado y que dejaremos a las generaciones venideras. Este es, sin duda,
nuestro principal compromiso con el futuro.