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Puerto Rico: Libérelo del limbo

Puerto Rico es una isla en el medio del caribe, al este de la Dominica Republicana. Es una

isla hermosa y llena de cultura latinoamericana; parte de su cultura proviene de la cultura

española, otras partes de la cultura taína (los indígenas de la isla) y también unas partes de las

culturas africanas; es una mezcla hermosa. Pero Puerto Rico también es un país en el limbo, casi

no tiene identidad propia. La isla, un territorio de los Estados Unidos, no tiene los mismos

derechos que las personas que viven en el continente mismo y los ciudadanos de Puerto Rico se

ven afectados por no darles igualdad de derechos, aunque son considerados como ciudadanos

de los Estados Unidos también. El objetivo de este ensayo es explicar por qué separarse de los

Estados Unidos será lo ideal para la isla; usando un poco de historia bajo España para evitar

repetir el yugo español, la historia de Puerto Rico después del Tratado de París y cómo se siente

la gente de la isla sobre su situación estando bajo del dominio de los Estados Unidos, y las

opiniones negativas de los puertorriqueños que Puerto Rico llegue a ser un estado.

Puerto rico ha sido un país que ha estado bajo dos naciones con mucho poder y ha sido

siglos que la isla no ha tenido una libertad de verdad. En el momento que Cristóbal Colon

desembarcó en la isla el año 1493, la isla ya se había convertido en propiedad de España. Vieron

a la isla con codicia y enviaron más personas para conquistarlo. Juan Ponce de León, un teniente

de Colon, fundó Caparra, la primera colonia en la isla, en 1508. Ese mismo año fue mandado por

los reyes de España a conquistar la isla y esclavizar a los taínos, los indígenas de Puerto Rico.

Después de matar a casi a todos los indios en la isla, los españoles trajeron esclavos de África.

España continuó su reino sobre la isla por casi cuatrocientos años más, dando un poco de

libertades a la isla de vez en cuando. Pero muchas veces la gente de la isla intentó librarse de las
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manos de España, pero falló cada vez que intentó una revolución. Ese mismo sentimiento de

querer librarse de España siguió hasta el final de su mando de la isla en el siglo XIX. César J. Ayala

y Rafael Bernabe, en su libro, explicaron los sentimientos de los puertorriqueños hacia los

españoles, “The nineteenth century witnessed the emergence of a sense of cultural-

distinctiveness and national consciousness in Puerto Rico. This was a graded and uneven process.

The largely island-born dispossessed majority must have increasingly seen Spanish merchants

and bureaucrats as belonging not only to another social class or rank but to another people or

culture,” (Bernabe, 74). La gente de Puerto Rico realmente se sentía distinto a España, y como

los colonos de Norteamérica, quería ser libre de su gobernante, pronto iba a pasar, pero en vez

de ser libre de un gobernante, solo iba a cambiar uno por otro.

La guerra entre los Estados Unidos y España empezó en abril de 1898 y terminó con los

Estados Unidos ganando la guerra. En el Tratado de París de 1898, España aceptó unas demandas

de los Estados Unidos, una de ellas era dejar libre la isla de Cuba, dejarlo llegar a ser un país

propio y eso dio muchísima esperanza a Puerto Rico, pero fue extinguido rápidamente. Otra

demanda de los Estados Unidos era que España tenía que darles la isla de Puerto Rico, entre otras

islas que tenía España. Primero, los Estados Unidos pusieron un gobierno militar en la isla, y luego

pusieron un gobernador llamado por el Presidente. Al principio, parecía que los puertorriqueños

tenían más libertad bajo el mando de los EEUU, pero muchos vieron qué estaban haciendo EEUU

y querían la libertad de verdad. En 1917, Los Estados Unidos pasaron el Jones Act, ésta nueva ley

cambió muchas cosas para los puertorriqueños. El acto hizo a la isla un territorio incorporado de

los Estados Unidos. Los puertorriqueños llegaron a ser ciudadanos de los EEUU, pero los que

vivían en la isla no tenían los mismos derechos como los que vivían en el continente mismo. Los
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que vivían no podían votar por el Presidente, entre otros derechos. El comercio era restringido

también, la isla no podía comercializar con otros países directamente. La pobreza en la isla creció

enormemente por eso. Un escritor puertorriqueño, quien se llamaba Jesús Colón, y quien vivía

durante ese tiempo dijo lo siguiente al respecto del asunto:

¿Cuáles son, pues, las condiciones objetivas hoy en Puerto Rico? Puerto Rico es un país

en donde, de acuerdo de las estadísticas de su propio gobierno, el noventa por ciento de

las familias, (cinco en cada familia), gana un salario promedio de 350 dólares al año.

Menos de un peso diario por cada familia. Puerto Rico es un país en donde hoy una tercera

parte de la población rural tiene una entrada promedio de cincuenta dólares al año. Es un

país, donde reina el monocultivo, en donde se cosecha predominantemente sólo una

planta: la caña. (Colón, 200)

Los trescientos-cincuenta dólares del año 1917 son equivalentes a menos de siete-mil dólares al

año hoy en día. Los cincuenta dólares del mismo año, son equivalentes a menos de mil dólares al

año. ¿Cómo es posible que alguien podía vivir con tan pocos recursos?

El Jones Act todavía está en efecto hoy en día y muchos puertorriqueños se sienten muy

diferentes de los demás norteamericanos, algo parecido cuando estaban bajo el mando de

España, pero peor porque son mucho más diferentes a los norteamericanos culturalmente que a

los españoles, muchos no hablan el mismo idioma que el resto de su “país”; y por eso muchos

puertorriqueños se sienten excluidos y son discriminados cuando intentan integrarse en los

Estados Unidos. Ana Zentella, escritora por la agenda académica Alteridades, explica un caso:

Esa conciencia, como se expresa en la indignación de Carmen Negrón al ser despedida

por hablar español, desafía la mercantilización que permite a los clientes anglosajones
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con dinero tener el poder de definir como no-americana la conducta de los empleados

que tratan de ayudar a los clientes hablando español:

Cuando perdí mi trabajo por usar mi lengua para ayudar a alguien, a una mujer no le

gustó; así que porque ella gasta dinero podía decirme que yo no soy americana porque

hablo español. Esto es como permitirle a cierta gente llamarte “hey negro” o “spic”,

solamente porque gasta dinero y no les gusta tu color, tu raza o tu origen.” (Zentella, 63)

Las diferencias en idioma y cultura realmente no ayudan la causa de hacer Puerto Rico un estado.

José Julián Álvarez-González, un profesor en la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto

Rico lo explica:

On March 4, 1998, the United States House of Representatives approved the Young Bill

by a one-vote majority. That bill would have required Puerto Rico to conduct a federally-

sponsored plebiscite geared toward the solution of its political status problem. One of the

proposed alternative solutions was statehood. Thus, the people of the United States,

whether or not they are aware of it, embarked on a discussion that could lead to the

admission of a fifty-first state… Any serious discussion of the prospect of statehood for

Puerto Rico must pay particular attention to the single most important difference

between that potential state and the first fifty: language… Part 1 explores the history and

juridical status of English as an official language of Puerto Rico. It then contrasts that legal

abstraction with a simple sociological fact: Puerto Rico is a monolingual society where

Spanish reigns and English plays an absolutely minor role. (Álvarez-Gónzalez, 359-340)

Álvarez-González sigue explicando en su artículo las dificultades de hacer Puerto Rico el 51º

estado por el idioma y cultura, que sería una tarea imposible. Imposible porque muchos
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americanos quieren obligar a personas extranjeros ser como ellos. Se quejan cuando escuchan a

otros hablar sus idiomas natales, diciendo, “¡Están en América, tienen que hablar inglés!” Y como

cada nación tiene orgullo sano de su país y cultura, ¿cómo podemos pedir a los puertorriqueños

que se quiten su lenguaje y cultura de sus vidas? Muchos puertorriqueños hoy en día se sienten

en el limbo. Quieren un cambio grande, pero temen que no lo van a ver. Pocos quieren que la

isla sea un estado como los demás, mientras la mayoría quiere la libertad total.

La isla ahora está en caos, hay pocos policías y mucha delincuencia, los precios de muchas

cosas están muy altos y hay mucha corrupción en el gobierno de Puerto Rico. Los que están a

favor de Puerto Rico como un estado piensan que, si la isla llega a ser un estado de verdad, el

Gobierno Federal ayudará mucho más de lo que está haciendo ahora y tendrán todos los

derechos que no tienen como ciudadanos de un territorio. Pero la mayoría de los

puertorriqueños quieren que Puerto Rico sea una nación propia, en otras palabras, ser libre de

los Estados Unidos y ya no ser un territorio más. Sienten que los Estados Unidos les han tratado

mal, como ciudadanos de segunda clase. Están molestos porque son considerados como

ciudadanos de los EEUU, pero no tienen los mismos derechos como los demás. Ya no quieren

estar conectados con los EEUU y muchos ni siquiera se sienten como estadounidenses. La

posibilidad de llegar a ser una nación todavía existe, aunque muchos piensan que es imposible.

Ryan Griffiths dijo:

Puerto Rico was admitted as an unincorporated territory, a category that constitutes the

outer belt of the various American units. As with other units in that category, Puerto Rico

has been given the right to secede. Hawaii, on the other hand, was inducted as an

incorporated territory. As a type of unit that is subject to the full weight of the US
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Constitution, Hawaii’s chances for eventual secession were dramatically reduced more

than 100 years ago when the relevant actors decided to incorporate it. Whereas its

secession would set a precedent for the other forty-nine states, the secession of Puerto

Rico would not. (Griffiths, 737)

Han votado varias veces entre las dos decisiones, pero aún no han llegado a un acuerdo por

logística y corrupción. Si no se unen en una decisión, estarán en ese estado del limbo por el resto

de su existencia.

Como ha sido fijado varias veces en ese ensayo, la mayoría de los puertorriqueños no

quieren que la isla llegue a ser un estado. Quieren que la isla se separe de los Estados Unidos

para no tener que estar bajo del yugo. José Javier Colón, en su ensayo titulado “El repliegue de

la estadidad” escribió:

El 14 de diciembre de 1998, la prensa estadounidense e internacional destacaba que los

electores puertorriqueños habían mostrado su firme oposición a solicitarle al Congreso

de Estados Unidos que la isla fuera anexada al coloso del Norte. «Puerto Rico rechaza la

estadidad» fue el titular internacional más común. La noticia adquirió un significado

especial al producirse casi 100 años después de la firma del Tratado de París… (Colón, 20)

Colón muestra la oposición de los puertorriqueños de ser parte de los Estados Unidos. Quieren

separarse del “coloso” y ser libres. Quieren su proprio identidad y están cansados de no saber

quiénes son, Colón siguió:

En la última década, el electorado declinó de nuevo la invitación del gobierno de Puerto

Rico a solicitar algo que la mayoría del pueblo puertorriqueño… ha rechazado

persistentemente: la disolución de la nacionalidad en el marco del federalismo


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estadounidense y la pérdida de la autonomía fiscal... Es la segunda ocasión en época

reciente en que los electores puertorriqueños... rechazaban un proyecto de anexión.

(Colón, 21)

Cada vez que los puertorriqueños han tenido la oportunidad de hacer saber su voz, han dicho al

mundo que no quieren llegar a ser un estado más de los Estados Unidos. Cada vez que lo hagan

en el futuro, dirán lo mismo con más furor.

Puerto rico es un lugar en el limbo, en las noticias cuentan de sus problemas y tragedias.

Muchos quieren ayudar a la isla levantarse de nuevo, mientras otros quieren aprovecharse que

están en el suelo. Muchos puertorriqueños adoran su país y son orgullosos de ser parte de esa

isla, queriendo separarse de los Estados Unidos y tristemente hay muchas fuerzas que quieren

impedirlo. Pero hay algo claro, no pueden quedarse como están ahora, porque si siguen así, no

van a sobrevivir. ¡Libere a Puerto Rico!


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Bibliografía

Alvarez-Gonzalez, Jose J. “Law, Language and Statehood: Role of English in the Great State of Puerto

Rico”, Law & Inequality: A Journal of Theory and Practice, 1999, pp. 359-443

Ayala, Cesar J., and Rafael Bernabe. Puerto Rico in the American Century: a History since 1898.

Readhowyouwant.com Ltd, 2011.

Colón, Jesús, and Padilla Aponte Edwin Karli. "Lo Que El Pueblo Me Dice...": Crónicas De La Colonia

Puertorriqueña En Nueva York. Arte Público Press, 2001.

Colón, José Javier. “Puerto Rico: El Repliegue De La Estadidad.” Nueva Sociedad, no. 120, Mar. 1999,

pp. 20–28., nuso.org/media/articles/downloads/2750_1.pdf.

Griffiths, Ryan D. “Between Dissolution and Blood: How Administrative Lines and Categories Shape

Secessionist Outcomes.” International Organization, vol. 69, no. 03, 2015, pp. 731–751.,

doi:10.1017/s0020818315000077.

Zentella, Ana Celia. “La Hispanofobia Del Movimiento ‘Inglés Oficial’ En Los Estados Unidos Por La

Oficialización Del Inglés.” ALTERIDADES, vol. 5, no. 10, 1995, pp. 55–56.,

alteridades.izt.uam.mx/index.php/Alte/article/viewFile/563/561.

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