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INTRODUCCION
Existen en todo el mundo grandes depósitos de aceites industriales de desecho con PCB,
muchos con grandes concentraciones de PCDF. El almacenamiento prolongado y la eliminación
inadecuada de este material puede liberar dioxinas hacia el medio ambiente y contaminar los
alimentos humanos y animales. Los residuos con PCB no se pueden eliminar fácilmente sin que
contaminen el medio ambiente y la población humana. Esos materiales tienen que ser tratados
como residuos peligrosos, y lo mejor es destruirlos mediante incineración a altas temperaturas
en instalaciones especializadas.
EL ACCIDENTE DE SEVESO
El accidente fue causado por una reacción exotérmica incontrolado, debido a hecho de
haber dejado el reactor sin refrigeración y sin agitación con una mezcla que es probable que
todavía estuviera reaccionando lentamente. Se creía antes del accidente que la temperatura de
inicio de la reacción exotérmica era de 230°C, pero en pruebas posteriores con equipos más
sensibles, se encontró que la reacción ya comenzaba con una actividad moderada a 180°C. Kletz
sugiere que la existencia de una zona caliente en la parte superior de la pared del reactor justo
por encima del nivel de líquido, en contacto con fase vapor y, por tanto, con peor transmisión
de calor, pudo ser la causa del inicio de la reacción descontrolada, ya que la temperatura de
trabajo era de unos 160°C.
La exposición breve del ser humano a altas concentraciones de dioxinas puede causar
lesiones cutáneas, tales como acné clórico y manchas oscuras, así como alteraciones funcionales
hepáticas. La exposición prolongada se ha relacionado con alteraciones inmunitarias, del
sistema nervioso en desarrollo, del sistema endocrino y de la función reproductora.
La exposición crónica de los animales a las dioxinas ha causado varios tipos de cáncer. El
Centro Internacional OMS de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC) realizó en 1997 y 2012
evaluaciones de la TCDD. De acuerdo con los datos de las investigaciones en animales y los datos
epidemiológicos humanos, el CIIC ha clasificado la TCDD como «carcinógeno humano». Sin
embargo, no afecta al material genético, y hay un nivel de exposición por debajo del cual el
riesgo de cáncer podría ser insignificante.
Como las dioxinas están omnipresentes, todos tenemos una exposición de fondo y una
cierta concentración de dioxinas en el organismo: la llamada carga corporal. En general, no es
de suponer que la exposición de fondo normal actual tenga efectos en la salud humana. No
obstante, debido al gran potencial tóxico de esta clase de compuestos, son necesarias medidas
para reducir la exposición de fondo actual.
Subgrupos sensibles
Más del 90% de la exposición humana a las dioxinas procede de los alimentos, y
fundamentalmente de la carne, los productos lácteos, el pescado y el marisco. Por consiguiente,
la protección de los alimentos es crucial. Además de las medidas aplicables en el origen para
reducir la emisión de dioxinas, es necesario evitar la contaminación secundaria de los alimentos
a lo largo de la cadena alimentaria. Para la producción de alimentos inocuos es esencial que haya
buenos controles y prácticas durante la producción primaria, el procesamiento, la distribución y
la venta.