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Embalse La Regadera.
Fotografía: William Muñoz
Por estos motivos, en la cuenca del río Tunjuelo, sobre el cruce de la quebrada Yo-
masa y sobre la Avenida Boyacá4, se encuentra una estatua que representa a Us-
minia quien está totalmente desnuda en postura de ofrenda mirando hacia la zona
rural como símbolo de libertad e indicando la fuente de mayor riqueza local, el agua
que se produce en el páramo. La imagen ambienta el pasaje de la luna y el sol, en
cuyo recorrido se encuentran representadas las fases de la luna y un centro solar
que ya no es muy notorio.” (Salvemos la USMINIA, 2011)
Sin embargo, a mediados del siglo XV la cuenca alta del río Tunjuelo adquiere un
valor importante para Santafé de Bogotá, cuando en ese lugar se funda Usme, e
inmediatamente se convierte en el lugar en donde se producirían una cantidad im-
portante de los alimentos consumidos en el centro administrativo del virreinato.
Usme permanece como un territorio con jurisdicción independiente hasta 1954,
año en que bajo decreto presidencial, los territorios de Usme, Fontibón, Usaquén y
Suba son anexados a la jurisdicción de la ciudad de Bogotá. (Santafe, 1998). Como
se verá más adelante en el texto, las consecuencias de esta anexión, fueron graves
168 y profundas para Usme y el resto de la cuenca alta del Tunjuelo.
Adicionalmente, los lugareños dicen que el Virrey José Manuel Solís Folch de Car-
dona, instaló una de sus fincas de recreo en la cuenca alta del río. Dicha finca se
extendía entre lo que hoy es conocido como la Localidad de Usme y la Localidad de
Ciudad Bolívar. Al pasar las aguas del río por las tierras del Virrey este bloqueó para
algunos pobladores el acceso que tenían al río.
Según la creencia local, el Virrey construyó esta finca para que su concubina viviera
5 Los Virreinatos Españoles tenían diferentes tipos de divisiones jurídico-administrati-
vas, la más grande de ellas eran las provincias, que pueden compararse en nuestros días
con la división jurídico-administrativa de Departamentos (o Estados en algunos países).
Dentro de las provincias habían Ciudades, Villas, Pueblos y Parroquias y Misiones. Mien-
tras las Ciudades, Villas y Parroquias habían sido fundadas para albergar a la población
española, los Pueblos y las Misiones eran fundados para albergar población indígena. En
el caso de los Pueblos, estos eran fundados en un centro urbano indígena en donde
era construida una parroquia en donde se llevaba a cabo el proceso de aculturación.
(Herrera Angel, 2001). En el caso de Usme se construyó una parroquia y una plaza cerca
la casa del antiguo Zipa, y desde allí se empezó a enseñar a los indígenas el español y a
convertirlos al cristianismo. Actualmente el territorio donde fueron emplazadas la parro-
quia y la plaza de Usme se conoce como ‘Usme Pueblo’ (Vargas, 2010).
allí, y de esa manera él podía pasar largos fines de semana con ella sin que nadie se
diera cuenta de sus aventuras en Santafé. Los lugareños también comentan que de
allí nació el apellido Celis, apellido que llevaron los hijos del Virrey, puesto que sus
hijos ilegítimos no podrían llevar el apellido Solís. (Santafé, 1998).
La cuenca alta del Río Tunjuelo permaneció como un territorio rural e independien-
te de la ciudad de Bogotá hasta principios del siglo XX, en donde algunas familias
importantes de Bogotá tenían fincas de descanso. Sin embargo, el agua en Bogotá
empezaba a escasear debido al crecimiento exponencial de la población bogotana.
Miles de familias reclamaban acceso al agua potable en sus casas y el Gobierno Dis-
trital estaba preocupado porque el acueducto no daría abasto. Buscando posibles
soluciones al problema, vieron en el cauce del río Tunjuelo un gran recurso que
podría darle fin a los problemas. Por ese motivo, los estudios para una gran represa
empezaron a realizarse a principios de la segunda década del siglo XX, pero no fue
sino hasta 1938 cuando la represa, La Regadera empezaría su construcción.
En su momento esta fue una de las obras más grandes de ingeniería en Colombia,
significó también la primera de muchas intervenciones modernas en la cuenca del
río, que terminarían generando grandes problemas ambientales en el territorio del
Tunjuelo, así como problemas sociales, económicos y de salud en sus habitantes, que
juntos superan las dos quintas partes del total de la población bogotana (Osorio 2007).
Es en este contexto en que nacen los movimientos sociales ambientalistas que de-
fienden el territorio de la cuenca del río Tunjuelo. Para escribir este artículo se hizo
un análisis documental de los diferentes textos, conferencias y productos culturales
que los activistas defensores de la cuenca han creado. Igualmente, se realizaron
entrevistas semi- estructuradas a algunos de los líderes de las organizaciones más
fuertes en el movimiento y tambien se tuvieron en cuenta datos etnográficos reco-
gidos en el marco de la investigación doctoral que adelanta el autor.
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En la primera década del siglo XX se realizó un estimativo de oferta de agua del río
San Francisco6. Se observó que para una población de 58.000 personas asentadas
sobre esta cuenca dentro del perímetro urbano, sólo con el caudal disponible de
este río se podía satisfacer la demanda de agua de 20.000 bogotanos. De la pobla-
ción total de 128.406 en 1914, sólo un 4% tenía acceso al servicio de agua. Esto evi-
dencia cuán comprometido estaba el futuro de la ciudad si seguía dependiendo del
abasto de aguas de sus ríos patrimoniales. El nuevo siglo hizo patente la urgencia de
encontrar una nueva fuente de agua para la ciudad. (Osorio, 1997, p. 18.)
La búsqueda de nuevas fuentes hídricas no era nueva, y mucho menos lo era la idea
de traer aguas de fuentes lejanas a la ciudad. Incluso desde 1886 se había pensado
en traer las aguas de la quebrada la Chiguaza, afluente del río Tunjuelo, que era
jurisdicción del pueblo de Usme. En 1906, el Gobierno Nacional otorga a la capital
“jurisdicción sobre ríos que prometían una solución al problema de abasto de agua,
entre ellos el Tunjuelo”7 Sin embargo, es en los años 20 cuando el cauce del río Tun-
juelo se vio realmente amenazado, debido a las obras de mejoramiento del sistema
orográfico de los cerros orientales las cuales no surtieron los resultados esperados y
en 1929 el Distrito Capital lleva a cabo:
Para 1938 se habían invertido 14 millones de pesos, que fueron asumidos por el
6 El Rio San Francisco nace en el páramo de la Cruz Verde y bajaba por el cerro de
Monserrate hasta la localidad de La Candelaria en el centro de Bogotá, para desembo-
car en el occidente de la ciudad en el río Arzobispo.
7 Decreto No. 431 de 1906.
8 La planta de tratamiento de Vitelma se encuentra ubicada en los cerros orien-
tales de Bogotá. Más exactamente en la actual localidad de San Cristóbal. Actualmente
el Acueducto de Bogotá piensa abrirla como un museo, en donde se expondrá como
la primera planta de tratamiento moderna de Colombia. (Lucevin Gómez, 2009)
Gobierno Nacional debido a que Bogotá sólo contaba con un presupuesto anual
de 5 millones. La construcción de la represa implicó la primera intervención a nivel
macro en la cuenca del río Tunjuelo: la construcción de un muro de 30 metros de
alto de concreto que permitió llenar 3,8 km2 con agua. Esto implicó un gran cam-
bio del uso del suelo en el lugar, donde un territorio rural dedicado exclusivamente
a la agricultura se transformó en una zona de reforestación que lastimosamente, y
respondiendo a los patrones coloniales de la modernidad, fue hecha con pinos ca-
nadienses y eucaliptos, especies foráneas que desplazaron a las nativas acidificando
el suelo y afectando el ecosistema.
De esta manera tanto las especies vegetales nativas como la ruralidad de la cuenca
alta del río Tunjuelo, vivieron el primer gran proceso de deforestación y pérdida del
material vegetal nativo llevado a cabo por la administración de la Ciudad de Bogotá
en la cuenca en época republicana (Osorio, 2007; Santafé, 1998). Lo paradójico del
asunto, es que los estudios realizados para la construcción del embalse no tuvieron
en cuenta los fenómenos meteorológicos a largo plazo. Los años 40’s en Colombia
fueron un periodo muy seco, lo que hizo que los niveles del embalse de la regadera
fueran muy bajos y que no pudieran dar abasto con la demanda de agua de Bogotá,
haciendo del Embalse La Regadera un fracaso. Por esta razón se decidió construir en
los años 50´s el embalse de Chingaza, y años más tarde la represa del Neusa.
La construcción del embalse al alterar el cauce normal del Tunjuelo, y con la sequía
de los años 40´s, afectó de manera negativa la cuenca baja y media del río, que se
empezó a secar poco a poco, lo que a su vez generaría en años futuros grandes
problemas puesto que la fuerza de arrastre no era suficiente para llevarse los verti-
mientos, provocando grandes problemas en el ecosistema y afectando la salud de
los pobladores de este territorio (Osorio 2007).
Esto permitió que la marginación de los habitantes de la cuenca alta del Río Tun-
juelo y el Páramo de Sumapaz continuara en el siglo XX. Esta marginación puede
ser parcialmente explicada con los flujos migratorios que alimentaron la transición
demográfica en este territorio. Desplazados y sobrevivientes de la Guerra de los Mil
Días11 llegaron a asentarse y colonizar el territorio, lo que generó un crecimiento
de la frontera agrícola y conflictos con los antiguos pobladores del territorio. Estos
conflictos derivaron en escaramuzas y riñas territoriales que empezaron a dibujar la
idea de peligro en el territorio (Osorio, 2007; Santafé, 2008).
A mediados del siglo XX, al territorio llegaron dos flujos migratorios que reforzaron
su imagen negativa. Por un lado muchos de los sobrevivientes de las guerrillas
liberales y los levantamientos en Marquetalia12 se asentaron en la parte más alta de
la cuenca y en el páramo. Esto abrió un espacio de oportunidad para que las guerri-
llas de los años 60’s y 70’s lograran establecer en este espacio un enclave estratégico
militar hacia Bogotá. La respuesta estatal fue crear el batallón de alta montaña, y la
persecución de la población que habitaba en la Cuenca Alta del Tunjuelo. Por otra
parte, muchos desplazados de la violencia llegaron, y llegan, diariamente al territo-
rio a vivir en condiciones precarias, siendo excluidos tanto por el Estado como por
los pobladores del territorio (Santafé 2008).
11 Después de la independencia de la Nueva Granada, y luego de que esta se
dividiera en Colombia, Venezuela y Ecuador, en Colombia viejas rencillas entre los que
apoyaban el proyecto Centralista de Simón Bolívar y el Federalista de Francisco de Paula
Santander evolucionaron hasta convertirse en rencillas entre los dos partidos políticos que
se disputaban el poder en el País: El Conservador y El Liberal. Dichas rencillas dieron
como resultados enfrentamientos violentos entre los ciudadanos que apoyaban a uno o a
otro partido. El 17 de octubre de 1889, Paulo Emilo Villar líder del partido liberal en San-
172 tander, declara la insurrección y decide desacatar la reciente firmada constitución de 1886
que permitía la censura de prensa y le restricción de los derechos individuales. Esto marco
el fin de una guerra civil que involucró incluso a los países vecinos en sus luchas y que ter-
minó en 1902 con la firma de los tratados de Wisconsin y Nerlandia. Las consecuencias de
este conflicto fueron la destrucción de las industrias y vías de movilidad que tenía el
país, dejándolo en bancarrota y con una inflación que puso a la población en una posición
de pobreza y vulnerabilidad no vistas desde la conquista. También, dejó al país sumido en un
delicado equilibrio bipartidista que estallaría de nuevo en violencia luego del asesinato del
caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán en 1948, lo que desencadeno una ola de violencia que
se extiende hasta hoy.
12 Como consecuencia de la violencia bipartidista nacieron las guerrillas liberales y las
guerrillas campesinas, quienes en los años 50s se refugiaron en el centro del país, en
el territorio de Marquetalia, dentro de los departamentos del Tolima y el Huila. Allí los
campesinos fundaron las llamadas ‘Republicas Independientes’, lugares que los campesi-
nos declararon como independientes del Estado Colombiano. Los campesinos que allí se
levantaron en armas, argumentaban que estaban cansados de la violencia bipartidista y
de los abusos de los diferentes gobiernos, quienes solo querían quedarse con sus tierras.
En 1952, la respuesta del gobierno fue una ofensiva de más de 2.000 hombres contra un
contingente de 48 combatientes rebeldes, y aproximadamente 1.000 civiles quienes fue-
ron víctimas de bombardeos que pretendían aniquilar a los insurgentes. No obstante de la
fuerza desproporcionada usada por el Ejercito, los lideres insurgentes Manuel Marulanda
Vélez y Jacobo Arenas lograron escapar para fundar la guerrilla comunista más vieja
del Mundo, Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) (Molano, 2006)
que han participado durante más de 50 años en un conflicto armado que ha dejado
como resultado un país resquebrajado por la violencia.
Por estos motivos, el Estado históricamente sólo ha visto el territorio como un re-
positorio de recursos hídricos y naturales, o como un espacio donde ubicar a la
población más vulnerable de la ciudad, es decir, como un espacio reservado para
la expansión urbana de los más pobres. De esta manera el Estado ha excluido este
territorio y a su población, dejándoles muchas veces al vaivén de su suerte, lo que
ha abierto el espacio para que grupos al margen de la ley, como los grupos para-
militares13 en la primera década del siglo XXI, tomen por momentos el control del
territorio; y permitiendo intervenciones a nivel macro en la cuenca del río Tunjuelo.
Este texto quiere contar la historia de cómo estos pobladores han logrado asociar-
se y luchar para cambiar esta situación de exclusión y sufrimiento ambiental. Pero
antes, es importante señalar otros grandes problemas ambientales presentes en la
cuenca del río Tunjuelo.
En la primera mitad de la década de los 80’s Bogotá vivió otra de sus grandes crisis 173
ambientales: los basureros de Gibraltar, en el barrio de Patio Bonito en la localidad
de Kennedy; y el ubicado en el barrio El Cortijo, en la localidad de Engativá, no da-
ban abasto. El primero de ellos generó grandes problemas de salud y salubridad en
la comunidad (Ardila Arrieta, 2010) que se vieron exacerbados con las inundacio-
nes de Patio Bonito en 1979 (El Campanazo, 2009). Por esta razón, la comunidad
se movilizó y en una gran acción de confrontación directa en febrero de 1988, la
comunidad bloqueó el paso de cualquier vehículo que transportara basuras (Ardila
Arrieta, 2010; El Campanazo, 2009). El segundo, el de El Cortijo, sencillamente se
llenó tanto, que ya no le cabía un gramo más de basura (Ardila Arrieta, 2010).
13 En los años 80`s, aliados de los Carteles de Narcotraficantes y los grandes terra-
tenientes en Colombia, nacen los grupos Paramilitares en Colombia. De extrema derecha,
su objetivo era hacer frente a las guerrillas comunistas que amenazaban el poder de
Narcos y Latifundistas. Fortalecidas por el dinero del narcotráfico, negocio en que pos-
teriormente incursionaron, y, aliadas ciertas facciones del ejército como el brazo sucio de
estas, su poder e influencia creció exponencialmente en el país, y junto con él, un régimen de
terror, violencia y muerte que afectó a millones de civiles en el país. (Rangel, 2005). Luego
del proceso de desmovilización llevado a cabo por el gobierno de Álvaro Uribe Vélez,
muchos de los grupos paramilitares desmovilizados volvieron a delinquir, ya no como
paramilitares, pero si como organizaciones armadas y delincuenciales organizadas que
buscan apoderarse del negocio del narcotráfico.
En 1985 cuando se anunció que el relleno sanitario de Gibraltar sería cerrado, la
comunidad de la cuenca alta del río Tunjuelo se preocupó, pues no sabían en que
parte del territorio se iría a ubicar. Pues:
En un principio el relleno sanitario de Doña Juana seria el del sur de Bogotá, porque
se había planeado hacer dos rellenos más, uno al norte y otro al occidente. Sin em-
bargo, al final la marginación a la que había sido sometida la zona durante muchos
años y, según algunos pobladores, el hecho de que los terrenos en donde se cons-
truyó el relleno pertenecían a una de las más prestantes familias bogotanas, termi-
nó modificando el proyecto para que todas las basuras de Bogotá fueran arrojadas
al relleno del Sur, en Doña Juana en la localidad de Ciudad Bolívar.
Sin embargo, el sentir en carne propia las consecuencias del relleno, permitió que
toda una generación se diera cuenta de la gran problemática que este implicaba y
lo que también les permitió visibilizar una ruralidad que hasta ahora no había sido
visibilizada (El Campanazo, 2009; Vargas-Mariño, 2010, 2012).
Con esta anécdota Morris nos recuerda el olvido al que ha sido sometida histórica-
mente la ruralidad en la cuenca alta del río Tunjuelo. Como consecuencia de esto,
parte de esta marginación a la que ha sido sometido el territorio, y que se ha seña-
lado con anterioridad, es la paradójica relación entre la cuenca alta del río y Bogotá.
Por un lado este territorio ha provisto y provee a la ciudad con cerca del 40% de la
papa consumida en la ciudad (Osorio 2007); sin embargo, la Administración Dis-
trital historicamente hizo caso omiso a este hecho y desde siempre ha pretendido
que éste territorio, es deshabitado y salvaje. Las concepciones decimonónicas que
conciben este territorio como un lugar a “civilizar” se mantienen en nuestros días,
ellas han dado lugar a la expropiación de las cuencas hídricas, a la construcción del
relleno, a la explotación minera y la expansión urbana. El ingeniero a cargo de la
construcción del relleno de Doña Juana hace evidente esas ideas en las siguientes
declaraciones dadas al periódico El Espectador:
“pero sí que en ese tiempo no existía el barrio Mochuelo Bajo. Por aquí
sólo se levantaban unas pocas viviendas. Una casita por ahí... otra por
allá. Luego empezó a poblarse la zona” (El Espectador, 2010).
Esta forma de pensar ignoraba los modos de vida rurales que practicaban una gran
parte de la población que habita el lugar, y que se hace evidente en veredas como
Los Soches y Pasquillita, entre otros.
A pesar de esto el carácter rural de esta zona es evidente, en las veredas perte-
necientes a las localidades de Usme y Ciudad Bolívar se encuentran pequeñas y grandes
176 fincas donde la actividad principal es la agricultura y la secundaria la actividad lechera. Y
aunque la producción agropecuaria de la zona no se vende en las grandes cadenas de
supermercados, sí lo hace en las grandes y pequeñas plazas de mercado, y en las
tiendas de los barrios populares de Bogotá. En dichas veredas se negocia la producción
agropecuaria, se compran víveres y abarrotes y se realizan las ferias y fiestas.
La ruralidad del río Tunjuelo ha sido amenazada por la expansión urbana, especial-
mente en las alcaldías de Enrique Peñalosa y Antanas Mockus, haciendo caso omiso
a la existencia de una ruralidad que ha estado por varias generaciones asentada en
este territorio, en los Planes de Ordenamiento Territorial (POT) del año 2000 y su
reforma del año 200416 los cuales dejaron planteada la construcción y urbanización
de una gran porción de los terrenos rurales de la cuenca alta del río Tunjuelo. (San-
tafé 1998, Vargas 2012)
15 Entrevista Realizada a Morris, en la sede de Casa Asdoas el miércoles 21 de noviembre
del 2012
16 La alcaldía de Antanas Mockus terminó en el 2003, pero la reforma al POT del 2004
recogió los puntos planteados por su administración.
Metrovivienda17 fue quien lideró el proceso de expansión urbana y empezó por
construir la ciudadela Nuevo Usme. Los campesinos fueron víctimas de expropiacio-
nes de sus terrenos, pago de bajos precios por sus tierras, generando condiciones
para su movilización.18 Los precios ofrecidos por Metrovivienda a los campesinos
por sus terrenos eran irrisorios y no les alcanzaba sino para la cuota inicial de una de
las viviendas de interés social que se planeaban construir en la localidad de Usme.
La situación para las pocas viviendas que lograron ser construidas y las familias que
las habitaron es crítica. Por este motivo, y dada la ubicación de la Ciudadela Nuevo
Usme, se acordó que la localidad de San Cristóbal prestaría sus equipamientos y
servicios, como escuelas, parques, vías de acceso, etc. Sin embargo, en la práctica
esto no sucedió. En un sondeo realizado por Casa Asdoas19 en el 2012, se estimó
que el 80% de los niños que habitan la Ciudadela Nuevo Usme no tienen acceso a la
educación y más del 60% son población en condición de analfabetismo.
De esta manera, la expansión urbana en la cuenca del río Tunjuelo traía consecuencias
perversas tanto para los antiguos pobladores como para los nuevos. Además, grandes
constructoras tenían planeado construir en la ronda del río, lo que generaría afecta-
ciones ecológicas en esta, y haría que las nuevas viviendas estuvieran en constante
riesgo. Sin embargo, las excavaciones realizadas por Metrovivienda en el sector de la
hacienda El Carmen permitieron, accidentalmente, el descubrimiento de la Necrópolis
Muisca, el hallazgo arqueológico contemporáneo más importante en Colombia
Adicionalmente todo este proceso sirvió para darle visibilidad a la ruralidad de la 177
cuenca, al menos en las localidades de Usme y Ciudad Bolivar tal como lo señala
Alicia Hernández21.
La minería empezó hace muchos años, cuando las primeras empresas ladrilleras se
establecieron en la cuenca alta del río Tunjuelo, puesto que desde ese lugar era mu-
cho más fácil extraer la cal utilizada en la fabricación de los ladrillos. La fabricación
implicaba cocinar la cal, junto con otros minerales, en hornos a altas temperaturas
para darle su dureza característica (Santafé, 2008). El humo producto de esta coc-
ción hecha con carbón es altamente tóxico: no sólo contiene las características del
carbón quemado, sino que también arroja al aire otro tipo de contaminantes pesa-
dos y tóxicos, como la cal, impactado la calidad de vida de la poblacion.
La relación que los pobladores han tenido a lo largo de los años con las ladrilleras
es ambigua. Estas no sólo son las que contaminan el aire y enferman a la población,
sino también son los que dan oportunidades de trabajo a una población margina-
da que no encuentra espacios laborales. Para algunos pobladores la relación es de
patronato con estas pequeñas empresas y sus dueños. En otras palabras, es una
relación paternalista en donde el patrón se encarga de proveer de mucho más que
un salario a sus empleados, les brinda una sensación de protección, seguridad; tam-
bién actúa como una consejero ayudándoles a tomar decisiones importantes en sus
vidas; y en muchas ocasiones hace las veces de banco prestándoles dinero cuando
lo necesitan. Los empleados a su vez, ven en el patrón una figura de autoridad que
se extiende más allá de lo laboral y domina incluso los espacios íntimos del traba-
jador, por este motivo es común que el patrón sea padrino de los hijos, les preste
dinero en tiempos de necesidad y actué de mediador en problemas domésticos
(Vargas-Mariño, 2012).
La minería a gran escala empezó, cuando Holcim y Cemex, dos grandes multinaciona-
les, llegaron a instalarse en el territorio. Estas compañías hicieron las primeras exca-
178 vaciones mineras a gran escala en la cuenca del río Tunjuelo, y obtuvieron licencias
de explotación hasta el 2024, fueron las primeras dos de muchas a las que el Estado
colombiano pretendía dar licencia para explotar en las inmediaciones del páramo de
Sumapaz y la cuenca del río Tunjuelo, creando un gran parque minero-industrial.
De nuevo, la población fue víctima de un abandono y exclusión por parte del estado,
ignorando la existencia de unas prácticas de vida campesina, urbana y peri- urbana
en el territorio. Otra vez, el territorio debía ser civilizado por la modernidad y sus
ideas de progreso. Sin embargo, la construcción de este parque minero-industrial fue
detenida gracias a los esfuerzos y lucha de la población, los movimientos ambientales
y campesinos. A pesar de esto estas dos empresas fueron lo suficientemente destruc-
tivas con la cuenca del río como para crear afectaciones irreversibles en ella.
De nuevo, la relación que tiene la población con estas empresas es ambigua. Si bien
ya no hay una relación de patronazgo como en las ladrilleras, Holcim y Cemex sí han
abierto oportunidades laborales para una población excluida. Además han creado
centros de capacitación y han donado equipamientos informáticos a las escuelas y
equipamientos comunales a los barrios aledaños. Incluso han tratado de acercarse
a las organizaciones ambientales, ofreciéndoles propuestas altamente tentadoras,
como la construcción de una casa de la cultura en la localidad de Usme en donde
aún no existe ninguna, y la financiación de proyectos de recuperación ecológica en
la ronda del río Tunjuelo. No obstante, la posición del movimiento ambiental y del
movimiento campesino se ha mantenido fuerte con estas empresas, y con la mine-
ría en general, diciendo que esta actividad debe ser erradicada del territorio22.
Los anteriores problemas fueron los que dieron origen a las organizaciones ambien-
tales de la cuenca del río Tunjuelo. El discurso ambiental se convirtió en un vehículo
para movilizar sus luchas, que no sólo eran de carácter ecológico, sino que eran y
son principalmente de carácter social. Hay dos momentos centrales en la historia
de la movilización social en el territorio. Ambos representan un punto de inflexión
para los habitantes de la cuenca del río Tunjuelo y permitieron que las personas se
organizaran y empezaran a conformar una lucha. Dichos momentos son la explosión
del relleno en 1997 y la conformación de la mesa interlocal del río Tunjuelo, es decir
la accion articulada.
Este hecho llevó a que las familias se organizaran, y las protestas que se habían ade-
lantado en los 80’s en contra del relleno retornaran cobrando nueva fuerza. Viejos
veteranos de un ambientalismo que no había tenido mayor eco empezaron a ser
escuchados. En la vereda El Mochuelo la gente estaba cansada de las promesas va-
cías de los políticos, quienes decían que el relleno iba a ser mejor operado. La gente
22 Entrevista realizada a Morris Entrevista realizada a Natalie Salazar. Entrevista reali-
zada a Willington Rocha en el humedal Santa María del Lago el 29 de noviembre del 2012.
Entrevista realizada a Alicia Hernandez en Ciudad Bolívar el 27 de noviembre del 2012.
empezó a movilizarse: líderes comunitarios empezaron a utilizar el discurso ambien-
tal para movilizar su inconformismo con la administración pública y la respuesta que
esta había tenido el manejo del relleno. Por medio de protestas, marchas, derechos
de petición, acciones comunitarias y tutelas, movilizaron su lucha.
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Como uno de los tantos resultados de ese proceso conjunto, en 1999 se gestó la
idea de hacer un recorrido por toda la cuenca del río Tunjuelo, desde su nacimiento
en el Páramo de Sumapaz hasta el barrio el Tunal. Esto permitiría por un lado iden-
tificar los problemas presentes en la cuenca y por el otro hacerlos visibles para toda
la comunidad. En el 2001 se llevó a cabo la primera Travesía por el río Tunjuelo.
Han sido varias, y muy fuertes las organizaciones que han estructurado el movimien-
to ambiental en el Tunjuelo, tendriamos que señalar las organizaciones campesi-
nas, los procesos comunales, o practicas organizativas especificas como Fundacion
FIDHAP, Fundacion Crisálida, Coporación SIE, Corporación AMECOLOMBIA Comité
quebrada La Trompeta, Club los Amigos del Condor, la Mesa Ambiental de Bosa, la
Red Juvenil de Territorio Sur, o Asamblea Sur; todas ellas referentes ambientales
para el distrito y con un repertorio cualificado de acciones que han transformado la
cuenca del Tunjuelo. No obstante y solo a manera de ejemplo de trabajo colectivo
queremos detenernos en las dos últimas para precisar algunos apectos.
Por este motivo, La Red Juvenil de Territorio Sur se enfocó principalmente en pro-
gramas de capacitación política y ambiental en la cuenca del río Tunjuelo, tratando
de crear una ciudadanía y una democracia verde y generando una sólida identifica-
ción de los habitantes con su territorio. Tal vez por eso, muchas de las organizacio-
nes utilizaban y creaban canales institucionales de participación para movilizar sus
ideas; también, empezaron procesos de reconstrucción de la memoria y la historia
de los diferentes barrios y localidades que conforman la cuenca. Se articularon con
movimientos campesinos y étnicos que trabajan en la cuenca y realizaron talleres de
formación en colegios y universidades. En este vale la pena resaltar la palabras de
uno de los lideres ambientales de la cuenca, quien aunque no pertene a la Red que
nos ocupa si reafirma el sentido de la tesis:
Por otro lado, Asamblea Sur era una organización que congregaba activistas trayec-
torias y repertorios de acción más ortodoxas. Por eso, en lugar de enfocarse en crear
ciudadanía verde e identidad, Asamblea Sur se enfocó en confrontar a las institucio-
nes estatales y a la empresa privada que le hacían daño a la cuenca, por ejemplo
organizaba marchas y plantones frente a las compañías mineras e instituciones dis-
tritales. Dichas acciones de confrontación tenían gran impacto pues le dejaban ver a
la Alcaldía Mayor de Bogotá y a la empresa privada que la comunidad no estaba de
acuerdo con las políticas y manejo que se le daba a la cuenca.
El trabajo en conjunto de la Red Juvenil de Territorio Sur y de Asamblea Sur fue un muy
buen trabajo en equipo, del cual hoy se están cosechando los frutos. Sin embargo, la
articulación no ha estado libre de roces y disensos. Las principales diferencias se pre-
sentaban en los repertorios de acción, porque cada una de las redes pensaba que la
otra utilizaba repertorios que no los llevaría a su objetivo. Al parecer este disenso llevó
a los líderes a discusiones de tipo personal y finalmente a un distanciamiento de las
organizaciones que pertenecen a cada una de estas redes. Algunas otras discusiones
de corte ideológico y político, también han hecho que estas redes se vean afectadas.
Hoy en día, estas redes se han debilitado24, y las organizaciones que han nacido y se 183
han fortalecido con ellas, llevan a cabo procesos independientes a estas. No obstan-
te, las organizaciones más jóvenes han escapado a estas rencillas y han logrado arti-
cular trabajos en conjunto con ambas redes entendiendo que el trabajo en conjunto
los fortalece como movimiento, pero no sin que esto genere algún tipo de escozor.
Sin embargo, muchos de los entrevistados coinciden en que el movimiento está pasan-
do por un excelente momento. El trabajo realizado por muchos años está dando resul-
tados, y aunque todos coinciden en que queda mucho trabajo por hacer, todos creen
que la coyuntura política actual se está dando gracias al trabajo de todas las organiza-
ciones y todos los activistas. Para este movimiento, el Mandato Ambiental impulsado
por el Alcalde Mayor Gustavo Petro, es por un lado, parte de los frutos que está reco-
giendo el movimiento y por el otro, un espacio de oportunidad política que nunca antes
había estado abierto para incidir en el modelo de ciudad y generar cambios profundos
a nivel ecológico, social, político y económico en la Cuenca y sus habitantes.
23 Entrevista realizada a Willington Rocha Leon.
24 Sobre todo Asamblea Sur, proceso que algunos consideran exinto
El siguiente apartado reconstruirá los repertorios de acción más notables, su rela-
ción con una manera de ver la política y la movilización social, y como esto modificó
la articulación de las organizaciones.
184 Por ejemplo vemos que Casa Asdoas buscó “reconstruir la memoria histórica y an-
cestral de Usme” 25 mientras que Crisálida se caracterizó por “ generar coocimiento
y fortalecer espacios institucionales de participación e incidir desde allí”26, mientras
que Biosigno buscó cambiar la realidad ecológica y ambiental de la Cuenca del Tun-
juelo generando una ciudadanía27 verde.
En este sentido Casa Asdoas se dedicó en un principio a recopilar las historias de vida
de la oralidad de los ancianos de la ruralidad de Usme. Para este objetivo grabaron
en vídeo y audio largas entrevistas con los más viejos de la localidad. Al darse cuenta
del pasado Muisca del territorio, también buscaron rescatar la memoria ancestral e
indígena del territorio. Y por eso hablaron con Abuelos Muiscas para que les conta-
ran la historia de Usme. No obstante la tarea no se quedó en sólo en la recopilación
de esta oralidad, Casa Asdoas tenía, y tiene, como objetivo acercar a los jóvenes a
esa oralidad y hacer que estos aprehendían esa historia como propia y la empode-
25 Entrevista realizada a Morris.
26 Entrevista realizada a Alicia Hernández.
27 Entrevista realizada a Natalie Salazar.
raran. Para lograr ese objetivo Casa Asdoas utilizó algo aprendido de los Muiscas,
los círculos de palabra; uno de los más notorios fue el Sancocho a la Memoria; este
ejercicio se llevaba a cabo en lugares emblemáticos de Usme, como la estación La
Requilina, a donde se invitaba a la comunidad de una vereda, y a jóvenes de la parte
urbana y rural a que cocinaran juntos en una olla comunitaria. Una vez todos estaban
reunidos comiendo, los ancianos comenzaban a contar historias sobre el río Tunjuelo,
sobre Usme y sobre sus vidas allí. Las historias trataban temas diversos, desde cómo
se cultiva la papa hasta historias de terror propias de un territorio rural, desde his-
torias sobre la llegada del virrey hasta la entrada de Cemex y Holcim, pasando por el
primer carro que llegó al pueblo y como el tren les cambió la vida.
Los más jóvenes escuchaban con atención y hacían preguntas sobre el pasado del
territorio, muchos de ellos tratando de recordar lo que los ancianos contaban. Algu-
nos otros jóvenes incluso organizaban grupos de teatro, danza y música para ameni-
zar la reunión. Casa Asdoas también hizo un inventario del patrimonio material e in-
material de la localidad de Usme, con la ayuda de los más viejos de la comunidad28.
Para hacer pública esta memoria y conocimiento sobre el territorio, Casa Asdoas
también organizó jornadas de capacitación en colegios de la Cuenca y territorios
aledaños, y caminatas ecológicas con universidades y entidades particulares en la
cuenca del Tunjuelo y el páramo de Sumapaz. De estas capacitaciones en colegios, y
de las caminatas ecológicas Casa Asdoas logró obtener nuevos activistas y simpati-
zantes, algunos incluso llegaron a hacer parte de la corporación. Por este motivo en
el 2008 y 2009 funcionó en Casa Asdoas, Juve Asdoas, una organización dentro de la
corporación que estaba conformada por jóvenes que no sobrepasaban los 19 años.
De Juve Asdoas nació Biosigno, una organización que ha tenido un impacto impor-
tante en la cuenca del Río Tunjuelo y que se separó de Casa Asdoas buscando una
mayor independencia en sus repertorios de acción29.
185
Por su parte Crisálida se centralizó en la investigacion y en la participación ciudada-
na. Nacieron como una organización de amigos que buscaban crear una identidad
territorial por medio del arte y el conocimiento. Crisálida reunió a un gran número
de jóvenes interesados en la música, la poesía y el arte, diseñaron vitrales ganadores
de concursos nacionales e internacionales y generaron publicaciones de tipo histo-
rico y ambiental, asi como producciones audiovisuales con las que fueron dandole
significado a su ejercicio de reconstrucción de identidades y de resignificación del
territorio. Crisálida decidió dar a conocer las propuestas que salían de sus procesos
a la Administración Distrital y a la sociedad en general, haciendo parte activa de la
construcción de políticas públicas sobre su cuenca y de Planes de Desarrollo y de
procesos de ordenamiento territorial y manejo de cuencas.
En la primera década del siglo XXI, tanto en Red de Territorio Sur como en Asamblea
Sur, la manera en que se confrontaba a las Instituciones Estatales y a la empresa
privada dio un giro. De las clásicas marchas y plantones se pasó a la toma cultural.
Las tomas culturales son muy parecidas a las marchas y los plantones, pero con un
carácter más pacífico. De los gritos de consignas y las grandes pancartas se pasa a
las obras de teatro y la música. Por este motivo las organizaciones ambientales em-
pezaron a articularse con grupos de teatro y de música que terminaron movilizando
las ideas de justicia ambiental propuestas por las dos redes.
186 Sin esos recursos las organizaciones se verían ahogadas y correrían el riesgo de des-
aparecer. De esta manera, organizaciones como Casa Asdoas han realizado contra-
tos con el Estado y la empresa privada para realizar recorridos medioambientales,
capacitaciones escolares e inventarios de patrimonio histórico. Se han asociado con
universidades para escribir libros y hacer documentales sobre la historia del territo-
rio y la biodiversidad de la cuenca y el páramo.
Esto demuestra que las organizaciones ambientales del territorio del río Tunjuelo
tienen una relación con la contratación de mucha desconfianza. Además, ellos son
conscientes de que hay organizaciones que son caza-recursos, organizaciones que
sólo existen para buscar financiación de proyectos, y de esta manera meterse al
bolsillo unos cuantos pesos. Es el caso de algunos procesos que se dieron a prin-
cipios de este siglo en la localidad de Ciudad Bolívar, donde hubo contratistas que
desarrollban acciones en las quebradas y que terminaban con “la compra de unas
camisetas y unas gorras y en decir: ¡Uy! todos somos ambientalistas”31 pero que no
solucionaban los problemas de fondo del cuerpo de agua.
Las organizaciones ambientales del río Tunjuelo han tenido siempre un interés po-
litico pero no necesariamente electoral. Para ellas el tema de la política era muy
interesante porque creían que desde allí se podían hacer y generar grandes cam-
bios. Para lograr este objetivo político, su participación electoral debía realizarse de
manera independiente y sin afiliación a ningún partido con el fin de evitar que el
movimiento se viera cooptado y perdiera fuerza.
Así mismo, el enfoque de la Gobernanza del Agua que maneja la nueva administra-
ción permitió que muchos de los activistas entraran a incidir en el gobierno dis-
trital, permitiendo el fortalecimiento de alianzas nunca antes vistas con la Adminis-
tración. No obstante, el posiciónamiento político dentro de la Alcaldía Mayor generó
una profundización del resquebrajamiento entre la Red Juvenil de Territorio Sur y
Asamblea Sur, pues ahora las diferencias entre muchas organizaciones se hicieron
más profundas, dado que algunas de ellas opinaban que estas alianzas les habían
restado fuerza e independencia. Adicionalmente, muchos de los que han llegado a
cargos públicos, se han dado cuenta de que no bastaba con eso para cambiar las
32 En cada periodo de alcaldía en Bogotá, los Alcaldes Mayores presentan un plan de
desarrollo en el cual se proyectan unas metas a cumplir y las estrategias que serán utiliza-
das para lograrlas. A su vez en las Alcaldías Locales, estos planes son presentados por
los Alcaldes locales y son llamados Planes de Desarrollo Local.
cosas. Les ha tocado aprender todo el juego político al interior de las instituciones
y luchar contra fuerzas políticas mucho más poderosas para poner en la agenda
pública los problemas y soluciones de la cuenca del Tunjuelo. No obstante, todos
concuerdan en que el momento que la coyuntura política que viven hoy en día les
ha permitido generar grandes impactos al incidir de manera favorable en la política
pública y administrativa de la Cuenca.
Si hubo algún grupo que se dio cuenta mucho antes que los partidos políticos, e
incluso que los mismos ambientalistas, del poder de convocatoria y cambio que es-
taban empezando a tener las organizaciones en la cuenca del Tunjuelo, fueron los
grupos armados al margen de la ley.
Hacia la mitad de la primera década del siglo XXI algunas de las Organizaciones Pa-
ramilitares cuya zona de influencia eran la localidad de Usme y la Localidad de Ciu-
dad Bolívar, amenazaron a los activistas de muerte. Amenazas y mensajes llegaban
por teléfono y en cartas a las residencias y lugares de trabajo de los activistas, en
algunos casos las amenazas eran tan fuertes que incluso dejaban cadáveres de ani-
males en la entrada de la sede de las organizaciones, y en Usme las Águilas Negras33
decretaron toque de queda para los jóvenes. Este amedrentamiento restó poder y
movilidad y desarticuló muchos procesos llevados a cabo por las organizaciones, no
sólo las medioambientales, sino todas las organizaciones que pertenecían a algún
tipo de movimiento social.
33 Uno de los grupos paramilitares que permanecieron luego del proceso de paz con
el gobierno de Álvaro Uribe Velez.
Incidencia
Es importante resaltar los principales logros del movimiento ambientalista de la
cuenca del Río Tunjuelo los cuales pueden resumirse en cuatro grandes logros:
En primer lugar, uno de los más grandes logros éxitos del movimiento reside en ha-
ber alcanzado a detener la expansión urbana en la cuenca alta del Río Tunjuelo. Allí,
y gracias a la lucha de los campesinos y ambientalistas, la Hacienda el Carmen fue
declarada patrimonio histórico material de Bogotá, lo que impidió que la expansión
se llevara a cabo en ese lugar. Así mismo, el mandato por el agua propuesto en el
Plan de Desarrollo “Bogotá Humana” de la Alcaldía de Gustavo Petro, ha logrado
generar un pacto con la comunidad de frenar la expansión urbana en todos los te-
rritorios ambientales de Bogotá, mientras se incentiva la densificación de la zona
centro de Bogotá34.
Finalmente, otro gran logro de los movimientos las organizaciones en la cuenca del
Tunjuelo es haber generado una etica ambintal en los habitantes de la cuenca del
190 río y un sentido de pertenencia e identificación con el territorio. De esta manera han
logrado que los pobladores de la cuenca participen masivamente de los espacios de
participación ciudadana, que se movilicen para detener el deterioro ambiental y la
injusticia social, al mismo tiempo que generan cambios en los comportamientos de
los pobladores del territorio, lo que concibe una reducción significativa en los nive-
les de violencia y delincuencia en el territorio.
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