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Introducción: Si existe un acontecimiento histórico que deba resaltarse para iniciar cualquier acercamiento a la figura y a la obra de
Federico Jorge Guillermo Hegel ese es sin duda la Revolución Francesa. En cuanto al clima cultural no podemos olvidar el
Romanticismo y en el plano filosófico, es indispensable la figura de Kant como aquel punto de vista sobre la filosofía que es necesario
superar. En estos tres motivos se hace patente la escisión y la contradicción. En la Revolución Francesa entre la promesa de la libertad y
la aparición del terror. En el aspecto la escisión entre el ansia de lo absoluto del individuo romántico y su entorno social miserable y
escindido, la escisión entre la conciencia del romántico y su realidad social. En la obra de Kant división entre el ámbito de la libertad y la
moralidad y el determinismo de la naturaleza, escisión entre moral y política, y escisión entre sujeto y objeto de conocimiento. Tampoco
podemos olvidar la importancia de Spinoza cuando Hegel intenta superar esta escisión. La filosofía de Spinoza era para Hegel el ejemplo
perfecto de un sistema unitario de pensamiento pero, no obstante, la imagen que da es Spinoza es demasiado estática para Hegel. A
través de Spinoza Hegel desarrolla la tradición panteísta (Nicolás de Cusa, Giordano Bruno etc.) y también a la idea de un Dios no
trascendente sino inmanente Keynes lo que Hegel no parece tolerar del cristianismo pues la idea de un Dios transcendente es una
escisión intolerable. Sin embargo de Spinoza le separa el materialismo.
La Revolución Francesa representaba para Hegel y para sus amigos románticos Holderlin y
Schelling la esperanza de que la razón pudiese al fin gobernar la realidad. Era la prueba de que lo que se había logrado en el plano del
pensamiento sobre el hombre y la sociedad podía llevarse a la práctica. Tras el período del Terror, Hegel se desilusiona sobre la
revolución y ello será decisivo para su teoría del estado, como veremos más adelante.
Herbert Marcuse asegura en su estudio sobre Hegel "Razón y Revolución" que:
"los idealistas alemanes hicieron el pensamiento lo que los franceses llevaron a la práctica y en sus filosofías subyace siempre el anhelo
de reconciliación con la realidad social".
"la cultura alemana es inseparable de su origen protestante. En ella surgió un reino de la belleza, libertad y moralidad que había de
permanecer ajeno a las realidades externas; desligado del miserable mundo social, se anclaba en el alma del individuo". (pág. 20).
"Lutero estableció la libertad cristiana como un valor interior que habría de ser realizado independientemente de cualquier condición
externa". (pág. 20).
"Las clases educadas se aíslan de los asuntos prácticos y volviéndose por esto impotentes para aplicar su razón a la remodelación de la
sociedad, se realizan en los dominios de la ciencia, el arte, la filosofía o la religión". (pág. 20).
"la cultura era entonces esencialmente idealista, se ocupaba de la idea de las cosas antes que de las cosas mismas".
"El sistema de Hegel es el último gran intento de hacer del pensamiento el refugio de la razón y de la libertad" .
( En la práctica era imposible tal reconciliación pues Alemania estaba sumida en el feudalismo, sin apenas clase media, sin unidad
territorial y sin posibilidades de que pudiese pasar lo que pasaba en Francia. Mientras que en Francia en Inglaterra, tras vencer a
Napoleón, la Restauración provocó un rechazo de todo pensamiento crítico, en Alemania se desarrollaba un pensamiento nacional que
realizaba en el plano teórico lo que no podía realizarse en la práctica por qué no se daban todavía las condiciones socio históricas
necesarias).
El punto de vista al que Hegel nos quiere llevar que es el punto de vista del Absoluto. Frente al dualismo kantiano, Hegel quiere ser
absolutamente monista. El punto de vista del absoluto no puede tolerar nada fuera, y, en la filosofía de Kant, la existencia de la cosa en sí
es un estorbo inservible al entender de Hegel. Por eso lo primero que deberíamos aclarar para acercarnos a Hegel es preguntarnos cómo
se puede pasar del idealismo trascendental de Kant al idealismo absoluto de Hegel. Para esto es necesario comprender que Kant y Hegel
tienen una concepción distinta de la Razón.
Lo que Hegel no quiere tolerar en ningún caso es precisamente la existencia de ninguna escisión, de nada que este separado.
Precisamente esto es lo que significa sistema: significa establecido con o establecido junto a. Lo característico de lo sistemático, es la
imposibilidad de considerar ninguna cosa aisladamente. Sujeto, sistema, estado coinciden precisamente en la característica de la unidad.
Aunque se trata de la unidad de una multiplicidad, o la unidad de una oposición u oposición dialéctica.
2. La dialéctica hegeliana.
Según Vals plana, dialéctico tendría, en un sentido genérico dos elementos caracterizadores: movimiento y negación. Podríamos definir
lo dialéctico como todo aquello que se mueve en virtud de alguna
negación. Podemos asegurar que la negación es el alma del sistema hegeliano, es el motor que permite recorrer el camino del espíritu.
La idea de la realidad como un desarrollo o un proceso contradictorio no es algo nuevo. Podemos encontrarla en las formulaciones de
Heráclito donde la realidad aparece como una eterna lucha de contrarios. También podemos encontrarla en Aristóteles y de su
concepción de la naturaleza como el paso de un ser en potencia a un ser en acto (potencia, acto, entelequia, el ser es ex-tático, el ser
tiende, la physis es brotar, medrar, crecer; la sustancia aristotélica es definida como aquel impulso que tiene todo ser a alcanzar su
forma adulta, su tendencia a desarrollarse, a actualizarse desde una potencia, el ser es "lo que era" , quod quíd erat esse, el ser que es
el camino de cómo se llega a ser lo que se es; el ser es desarrollo y tendencia a alcanzar el fin, aunque se trata de un fin que es
independiente de su desarrollo. Eso es lo que afirma Hegel en el prologo a la Fenomenología del espíritu ). Los entronques dialécticos
aparecen también en la filosofía de Platón, en el Sofista y en el Parménides como una propiedad de las ideas. En Heráclito aparece la
dialéctica referida al mundo real, aunque aparece como oposiciones no reconciliadas en un momento superior. En las oposiciones
dialécticas de Hegel buscar la reconciliación o superación (Aufheben significa algo así como superar conservando). Mientras que el
entendimiento se encierra en oposiciones insuperables como las antinomias kantianas, la razón es espontáneamente dialéctica. Apenas
ha afirmado una cosa, tiende a negarla o a contradecirla y luego superar esa contradicción. (Hottois)
Para el pensamiento dialéctico nada puede considerarse de una forma aislada o limitada ya que esto es una abstracción, lo correcto, o
sea el modo de pensar dialéctico de Hegel entiende que todas las cosas son negativas, es decir, devienen lo contrario de lo que son. Para
poder pensar el cambio, es necesario superar aquel racionalismo absoluto de Parménides que sólo permite afirmar del ser que es. Hegel
enseña que todas las cosas son una mezcla de ser y de nada: las cosas devienen. Esto es lo que afirma Hegel en su Lógica. Los conceptos
hegelianos, por lo tanto, se mueven, pero no son meros conceptos, sino que se refieren a lo que ocurre en realidad. Lo que Hegel entiende
por concepto, dentro de su lógica dialéctica, es algo opuesto a lo que se entiende tradicionalmente por concepto.
Según Hegel al poner A pongo también el no A. Si A =A entonces A no es igual a no A. Al poner A automáticamente surge aquello que
es no A. Si tengo A tengo también lo que no es A. Por tanto el no A limita el A, lo condiciona. No existe por tanto tampoco una
disyunción A o no A, sino que el A se convierte en no A. El tercer momento o síntesis (aunque Hegel no usa en ningún momento estos
términos) es simplemente el tomar conciencia de la necesidad de considerar tanto el A como el no A, debe reconocer que A no se basta a
sí misma, sino que es un momento de un conjunto más vasto que comprende tanto el A como su opuesto. De esta forma la síntesis es la
superación de la oposición en una unidad superior. el ejemplo más típico de esta superación se encuentra en la Lógica, en la tríada
formada por el ser, la nada y el devenir. Pero es preciso advertir y así lo hace Hegel, de que "la mera afirmación de los conceptos
contradictorios no basta para generar una relación dialéctica. Es preciso algo más: que tales conceptos contradictorios no estén
intelectualmente contrapuestos el uno al otro, sino mediados entre sí, es decir, que sea el análisis mismo de la tesis el que conduzca
espontáneamente a la antítesis y luego a la síntesis. Se trata de e desarrollar cada idea con la máxima coherencia hasta captar el vínculo
lógico que la une a su propia negación. Sobre la base de dicho vínculo, justamente, la razón lograra contemplar la unidad inherente a la
multiplicidad, es decir la concatenación dialéctica real de todas las determinaciones finitas. (Geymonat). Dado que la tarea de la filosofía
consiste sobre todo en esta mediación, su instrumento fundamental sólo podrá ser dialéctico, y llevara a tratar los conceptos como seres
vivientes cuya esencia es la absoluta inquietud de no ser que lo que son. La filosofía será, en última instancia, la forma dialéctica de la
experiencia".
Nada más empezar la fenomenología, al ocuparse de la certeza sensible, Hegel intenta demostrar que ya en este momento nos
encontramos con que la verdad de la certeza sensible lo que realmente se da es ya el universal. Como dice Marcuse: "El conocimiento
comienza cuando la filosofía destruye la experiencia de la vida cotidiana. El análisis de esta experiencia es el punto de partida para la
búsqueda de la verdad (...). Si se analiza un poco, veremos que lo que se conoce en esta experiencia lo que la certidumbre sensible y
considera como su propiedad invariable en medio del flujo de impresiones, no es el objeto, la casa, sino el aquí y el ahora. ¿Qué es el
aquí y el ahora? El ahora permanece idéntico a través de las diferencias del día, la noche con él mañana. Además, es ahora precisamente
porque no es ni el día ni la noche ni cualquier otro momento del tiempo (....) En otras palabras, el ahora existe como algo negativo; su ser
es un no ser. Lo mismo vale para el aquí. (...). El aquí y ahora son algo universal; Hegel dice: una entidad que es mediante y a través de la
negación, que no es ni esto ni aquello, que es un no esto, y con la misma indiferencia tanto esto como lo otro, una cosa de este tipo la
llamamos un universal". (pág. 107).
Según Marcuse "al demostrar que la experiencia sensible y la percepción, que es a lo que recurre el positivismo, no entrañan en sí
mismos el hecho particular observado, sino algo universal, Hegel hace una refutación del positivismo definitiva e inmanente". (pág.
115).
También Bloch en el apartado titulado Hegel y el empirismo, describe como Hegel intenta refutar la perspectiva de la rana (...).
Bloch asegura que "en Hegel la razón es un hombre fuerte, y no tabula rasa" y cita al Hegel de la Enciclopedia, donde el Hegel maduro
se muestra de una forma más clara, y donde dice "lo que la inteligencia parece percibir de fuera, no es en realidad otra cosa que lo
racional y, por consiguiente, la idéntico al espíritu de inmanente a él". "Que el objeto es exterior al espíritu es una apariencia".
(enciclopedia, par 447, adición). (vemos en esto claramente cómo debemos comprender que sustancia es sujeto).
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Lógica: la lógica es la exposición del pensamiento puro o, en versión religiosa, el pensamiento de Dios antes de la creación del mundo,
según Hegel. Para Bloch, "la lógica hegeliana condensa el contenido de los pensamientos de su época en tres partes: el libro del ser, el
libro del esencia y el libro del concepto. Estas tres partes corresponden a los tres términos fundamentales de la dialéctica, el ser en sí
inmediato, el ser fuera de sí (la relación consigo mismo a través de la relación con el otro), el ser para sí (que es idéntico consigo mismo
en lo otro). Estas tres partes se dividen a su vez dialécticamente hasta llegar a los últimos detalles o a las últimas ramificaciones de la
determinación.
Ser: el libro del ser desarrolla la cualidad, la cantidad (determinación de magnitud, que, como tal, es indiferente con respecto a la
cualidad) y a la medida (cantidad cualitativa, es decir, cantidad de la que depende la cualidad).
Cualidad
Cantidad
Medida
Esencia : según Bloch esté es el verdadero centro de la lógica hegeliana: la teoría de la esencia. Mientras que en los múltiples episodios
dialécticos en el ser lógico son todos ellos todavía episodios y relaciones dentro de la inmediatez , en cambio , en la esencia, como lo
mediado unitariamente, se opera ya una autodiferenciación. La distinción entre la esencia y el fenómeno es, de por sí, una distinción que
hasta la conciencia no filosófica conoce y con la que se halla familiarizada desde hace mucho tiempo. En pieza desde el momento mismo
en que se llama apariencia a cualquier fenómeno engañoso de los sentidos, por ejemplo, a la refracción de un palo introducido en el agua;
en verdad, esencialmente, el palo que no se haya roto, como parece. Frente a otras clases de fenómenos, concretamente los fenómenos
sociales, la esencia no tarda en adquirir una tónica de lucha, como ocurre en los sofistas, en los cínicos y, últimamente, mutatis mutandis,
en Rouseau: surge así como naturaleza, frente a las normas convencionales, arbitrarias, impuestas por los poderosos. El derecho natural
revolucionario maneja todo él un concepto de la esencia que contrasta con el del fenómeno y que sirve de pauta para criticarlo; el
fenómeno es, aquí, el derecho vigente, obra de la historia, mientras que la esencia de transcribe los postulados y las esperanzas (los
ideales) de otro grupo social.
Claro está que la tensión entre la esencia y el fenómeno puede perder también toda su fuerza eléctrica por envolver un excesivo
dualismo, por abrir un abismo demasiado grande entre el mundo terrenal y el mundo esencial: es lo que ocurre en Platón. Y puede
asimismo, acontecer que la tensión sea amortiguada armoniosamente por efecto de una unión demasiado estrecha: así sucede,
parcialmente, en Aristóteles y más tarde en santo Tomás de Aquino, que media jerárquicamente entre el mundo y Dios (el ser supremo),
como sucede también, evidentemente en el propio Hegel. En Spinoza nos encontramos, incluso, con que todo el mundo de los
fenómenos, cuando se lo concibe adecuadamente, aparece iluminado de plano por el sol de la esencia, que este filósofo llama sustancia.
En la metafísica aristotélica la esencia aparece, igualmente, muy involucrada en el grupo mecánico, químico en orgánico de que se trate,
como su y idea-forma o entelequia, pero por lo mismo ya no se halla abstracta y sin mediar. También desde el punto de vista de la lógica
de la esencia, vemos que, el progreso que Aristóteles representa respecto a Platón, es el de que lo peculiar o la idea-forma se desarrolla de
un modo fenoménico. De este modo, pese a todo lo que hay en él de enlace demasiado empírico-inmediato, Aristóteles hace que sea
fecunda, es decir, genética, por primera vez, la relación entre el fenómeno y la esencia: entre el fenómeno y la esencia se interpone ahora,
el concepto relacional del desarrollo concreto.
Pues bien, este concepto relacional es precisamente el que triunfa en la lógica hegeliana de la esencia, la única dialéctica genética de los
cambios que se conoce entre la esencia y la manifestación. La esencia, pues, es lo que necesariamente en parece, aparecen y es mediado
tienen que llegar a su mundo., del que se haya grávida por partenogénesis, según Hegel, y del que no se encuentra separada. Por eso, no
debe confundirse en modo alguno esta esencia hegeliana con la famosa cosa es sí, ni con la kantiana y, ni, menos aún, con la
schopenhaueriana , expresada en los mismos términos. También en Hegel aparece la cosa en sí, y no de vez en cuando, sino por todas
partes: es el, como ya señalábamos antes, el ser y sí directamente percibido, que es simplemente un ser para nosotros; no puede ser
mayor, pues, la diferencia con respecto al concepto límite y transcategorial de Kant. Si las categorías lógicas, según Hegel no se refieren
a la cosa en sí, o sólo se refieren a ella y sin desarrollarse en, es, pura y simplemente, porque ésta es todavía, y con respecto al
pensamiento, algo externo y totalmente abstracto. Más aún Hegel llama a esto un vacío artificial, que nace cuando nos abstraemos de
todo pensamiento determinado. " por eso se asombra de leer tantas y tantas veces en que no se sabe lo que es la cosa en sí, cuando nada
hay más fácil que esto". (enciclopedia, par, 44).
La esencia, por el contrario, es una plenitud compleja y la hace brotar la. Hasta tal punto no pende el velo de Isis sobre la cosa es si
hegeliana, que en la Lógica, y ya antes en la Fenomenología, se la cita en los más diversos lugares directamente como prototipo de
desnudez y ausencia de interés: "El sujeto sin predicado es lo que en el fenómeno la cosa sin propiedades, la cosa en sí: un fundamento
vacío que indeterminado". En cambio, la esencia constituye, sucesivamente, en el fundamento absoluto y determinado, la condición del
fenómeno y, sobre todo, de un contenido lógico que no se ve nunca harto de salir del ser en sí abstracto para plasmarse en el manifiesto
ser fuera de sí: la esencia, dice Hegel, que es la verdad del fenómeno". (pág. 158-159)
según Marx, en el Manifiesto Comunista, donde se refiere a la lógica hegeliana, dicen:
Cuando se dan todas las condiciones de una cosa, ésta empieza a existir. La cosa es antes de que exista; y que es, en primer lugar, como
esencia o como algo incondicionado; en segundo lugar, tiene existencia y es algo determinado, de una parte en sus condiciones, de otra
en su fundamento... Esta inmediatez mediada por el fundamento y la condición de
Apariencia
Fenómeno
Realidad
Concepto
Subjetivo
Objetivo
Idea
Filosofía de la naturaleza:
Mecanismo
Quimismo
Teleología
Espíritu subjetivo
Antropología
Fenomenología
Psicología
Espíritu objetivo
Derecho
Moralidad
Eticidad
Familia
Sociedad civil
Estado
Espíritu absoluto
Arte
Religión
Filosofía
5. El Estado.
La eticidad es la síntesis entre el derecho y la moralidad y se realiza en el estado. El derecho adquiere la forma de una obligación externa;
la moralidad es algo que obliga de forma interna o subjetiva. La eticidad vendría a ser la conciliación entre las dos instancias anteriores.
La eticidad que se cumple gracias al estado es algo así como el reconocimiento de unas libertades reales, entendiendo por reales aquellas
que aparecen garantizadas bajo el poder del estado. Es por eso que para Hegel "el estado es el dios real". "Un acto bueno que desde el
punto de vista moral acarree consecuencias ilegales no es ni siquiera pensable. La conducta del individuo realmente moral que está
necesariamente subordinada a las instituciones históricas, y sobre todo al estado, la más alta de todas". Es por esto que el planteamiento
subjetivista de Kant en el plano de la moralidad no es suficiente para Hegel. Desde su punto de vista se trata de una concepción abstracta.
Tal moralidad abstracta debe desembocar necesariamente en la eticidad. El modelo de estado que nos propone Hegel es el de la polis
griega. Es por ello también que se opone a las teorías del contrato social porque tienen su arranque y su suelo en el individuo aislado y
por tanto abstracto, no realizado. La separación que establecía Kant entre el ser y el deber ser es insostenible. La moralidad kantiana sólo
permite vivir la libertad de una forma interior. Y según el ideario de idealismo absoluto la libertad es algo que debe ser realizado. Hegel
quiere "la plena compenetración de la conciencia individual con la sustancia moral y social del pueblo de que forma parte el individuo.
Se trata por tanto de recorrer aquel camino que va del yo al nosotros, procurando que ese nosotros no deje de ser un yo. Lo que Hegel no
puede soportar es el modelo del liberalismo individualista burgués que hace de la sociedad un conjunto de átomos simplemente
mantenidos entre sí gracias a la exterioridad de un derecho mercantilista que se limita a garantizar los intercambios económicos. Bajo esa
forma de exterioridad no puede concebirse la idea de una comunidad, la idea de un Volkgeist. El estado hegeliano se ocupa de la
felicidad de los individuos o mejor, de los ciudadanos, al modo como aparece también en Aristóteles. La vida verdadera y la felicidad
verdadera sólo pueden darse en el estado "el individuo sólo se hace valer como tal cuando es ciudadano de un buen estado" (filosofía del
derecho, parágrafo 153, adición). "En la sociedad civil, cada cual es fin de sí mismo; todo lo demás no es nada para él. Pero nadie puede
cumplir sus fines en toda su extensión sin relación con los demás: éstos, los demás, son por tanto, medios para el fin de lo particular. Pero
el fin particular reviste, mediante la relación con los demás, la forma de lo general, y se satisface al satisfacer al mismo tiempo el bien de
los demás... lo particular, limitado por lo general, es la única medida con la que todo lo particular fomenta su propio bien". (idem
parágrafo 182, adición).
Según Marx, la dialéctica hegeliana es una dialéctica idealista, que se encuentra de cabeza y a la que es necesario poner de pie. El avance
histórico no es el fruto de ciertas formas de conciencia que se encarnan en la realidad. Para buscar la clave del avance histórico hay que
atender al modo de producción que impera en una sociedad. Las contradicciones entre las relaciones de producción y las fuerzas de
producción son las que dan origen al avance histórico y aparecen como lucha de clases. Por lo que respecta a la teoría del estado, Marx
cree que aquél no es más que el administrador de los negocios de la burguesía y no la garantía de la libertad. Las libertades formales del
estado burgués simplemente enmascaran la realidad de la explotación económica de la clase propietaria sobre la clase asalariada. El
estado no garantiza la libertad sino el statu quo, y la producción cultural, el arte, el derecho o la religión no son más que ideología
legitimadora del orden capitalista. Según Marx, el papel que Hegel atribuye al estado, es necesario reconocerselo a la sociedad civil; sin
embargo Hegel pensaba que la sociedad civil no podría vivir sin el estado. La historia no es el camino o los apareceres del espíritu como
sucesivas formas de conciencia; la conciencia depende del ser social y no al revés. El mundo no necesitamos solamente conocerlo, sino
transformarlo.
La verdadera objeción que hay que hacer a este tipo de dialéctica, dice Bloch, es que convierte las cosas en conceptos y esto hace que la
acción de las contradicciones se desarrolle Hegel de un modo demasiado libresco.
Los pies con que han de se mueve la dialéctica son los pies de los productores laboriosos de la historia, no los del espíritu puro, que
Hegel abstraer de la historia para llevarlo al cielo de su mitología.
En la dialéctica de Hegel aparece demasiado idealismo y cierto esquematismo.
Que el esquematismo se patentiza en la recurrencia a las criadas que mantiene siempre una clara correspondencia o concordancia:
"África es lo que el sentido del tacto, el sordo en sí, el Asia equivale, como la flor, a la fermentación abigarrada del ser fuera de sí;
Europa es ya, lo mismo que el ojo o el fruto, el ser para sí en la dialéctica de los continentes" (Hegel)