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¿Qué es el TDAH?

El trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) se trata de un trastorno


neurobiológico (investigaciones indican un cerebro más inmaduro) con comienzo en la infancia
que viene definido por síntomas como la inatención, hiperactividad e impulsividad, los cuales
afectan el funcionamiento de los niños en diferentes espacios.
Generalmente, los niños tienen dificultades para concentrarse y suelen ser inquietos, pero los
niños con TDAH no logran focalizar su atención en una actividad y no logran quedarse quietos
pese a sus intentos, además de que suelen moverse mucho, lo hacen de manera inadecuada o
en momentos no adecuados. A su vez, suelen tener conductas impulsivas, interrumpen al
hablar, no logran esperar su turno, etc.

A lo largo de los años se ha hablado mucho del TDAH, lo cual ha generado muchos mitos
alrededor de este diagnóstico, algunos de ellos son:
1) El TDAH no existe: Este es uno de los mitos más difundidos, debido a que Leon
Eisenberg, el “descubridor del TDAH” siete meses antes de morir dijo al periódico
de Der Spiegel que el diagnóstico en cuestión no existía. La verdad es que esta
“confesión” fue producto de una mala traducción del inglés al alemán y lo que él
realmente quería decir es que se estaba sobre diagnosticando.
2) Eisenberg es el “creador” del TDAH: Pues no. Sí, fue una figura importante para la
investigación de este trastorno, pero creador no tanto. De hecho, en 1798
Alexander Crichton en su obra Una investigación sobre la naturaleza y el origen de
la enajenación mental describía los síntomas de lo que hoy en día conocemos
como TDAH inatento, solo que él lo llamaba mental restless (inquietud mental).
3) El TDAH desaparece en la adolescencia: No necesariamente, lo que ocurre es que
los síntomas van cambiando con la edad. En particular, en las edades preescolares
las alteraciones van a ser de tipo conductual (no quedarse quieto como si un
motor lo impulsará, no esperar su turno, hablar en exceso, interrumpir a otros,
etc), que poco a poco durante las edades escolares, se unirán a síntomas de
inatención (comenten errores por descuido, pierden cosas, pareciera que no
prestan atención cuando se les habla directamente, comienzan otras actividades
sin culminar las anteriores, se distraen fácilmente, etc). Es importante recordar
que, sí el TDAH no es abordado a tiempo, representa un factor de riesgo para el
fracaso escolar, en la adolescencia se ha vinculado con una mayor probabilidad de
consumir drogas, depresión, trastorno de ansiedad, trastorno de sueño, por decir
algunos, también el riesgo de mortalidad es el doble en comparación con la
población general. En la adultez, el cuadro continua, pero no igual que en la niñez,
no se van a ver adultos trepando la estantería en mitad de una reunión de trabajo
ni correteando por la oficina, pero si reportan una sensación subjetiva de de
inquietud, dificultad para organizarse, para gestionar el tiempo, para terminar
actividades, con respecto a la impulsividad se observa dificultad para esperar su
turno, tienden a terminar las frases del otro.
4) Siempre hay que usar medicación y esta es la única que funciona: El mejor
abordaje es el multimodal, es decir, aquel en el que se traten diversos aspectos y
es importante destacar que cada persona con este trastorno es distinta y no a
todas las personas la medicación les funciona. El abordaje multimodal implica: 1)
Educación para los padres (para que ellos puedan entender el trastorno), 2)
Entrenamiento para los padres (para que aprendan estrategias de modificación de
comportamiento que ayudarán al niño a obtener auto control), 3) Estrategias de
intervención ( realizar ajustes en el ámbito escolar para ayudar al niño con TDAH a
completar las actividades y a rendir académicamente), 4) Terapia cognitivo-
conductual (ayuda a la reflexión y adquisición de herramientas de autocontrol), 5)
Grupos de apoyo y 6) Tratamiento médico.

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