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paracelso

Paracelso es nombrado el padre de la medicina moderna y de la química, al establecer lo básico de lo que


hoy consideramos lógico en la medicina. Pero también es considerado como alguien loco y poco racional,
ya que él mismo se involucraba en la física, la alquimia, la astrología y la biología, además de que poseía
ideas extrañas acerca de la creación de la vida y de la influencia de los astros en nuestra locura (o la suya).

Su nombre completo era Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, y nació en Suiza,
en 1493, en una familia pobre con un doctor como padre. Terminó la universidad a los 16 años y para ese
entonces había cambiado su nombre a Paracelsus, el cual significa "más grande que Celsus", refiriéndose
aAulus Cornelius Celsus, un médico romano del cual se han obtenido algunos conocimientos de medicina
y cirugía.

Philippus Aureolus Theophrastus Paracelsus Bombastus von Hohenheim, “Paracelso” nació el 17 de


diciembre de 1493 en Einsiedeln, Suiza. Falleció el 24 de septiembre de 1541. Su lápida lo recuerda así:
"Aquí yace Felipe Teofrasto Bombast von Hohenheim. Famoso doctor en Medicina que curó toda clase de
heridas; la lepra, la gota, la hidropesía y otras varias enfermedades del cuerpo, con ciencia maravillosa".
Fue el iniciador de la química farmacológica y se adelantó en la marcha de la medicina hacia las ciencias
naturales. La continuidad histórica se va a establecer en el siglo XVII con una nueva corriente: la
iatroquímica. Se anticipó a todos en la experimentación de vacunas, la descripción de la pneumoconiosis,
el descubrimiento de la relación entre cretinismo y bocio y el empleo del hierro y otras substancias
inorgánicas en la terapéutica; además, introdujo la noción de enfermedades metabólicas con la idea de
enfermeades tartáricas, en que el tártaro, el veneno, aparecía depositado en los órganos, y la idea de
substancias químicas como fármacos específicos. Creador de la palabra espagiria: "separar para volver a
reunir de una forma nueva" y desarrolló a través de ella: sales, elixires, tinturas, piedras vegetales y otros
preparados que apuntan a la sanación en forma holística. Sus remedios nunca operaron solamente sobre
los síntomas corpóreos de la enfermedad, sino también sobre las causas espirituales de las enfermedades.

Su padre era médico. Junto a los bosques, montes y ríos de su ciudad natal y a los hombres rudos de ese
país, su padre le enseñó las primeras letras y le hizo conocer y admirar la naturaleza. Desde niño
acompañó a su padre en las visitas a enfermos. A los 6 años de edad murió su madre. Tenía 8 años cuando
se trasladaron a los Alpes austríacos, a Villach, junto a una abadía de los benedictinos. Allí tuvo contacto
con otros hombres, también rudos, los mineros, y conoció las minas y los hornos y el arte de separación
de elementos químicos. Recibió su primera educación de los monjes del monasterio. Su primer maestro
fue su padre, quedando así una vez más demostrado que más se aprende con el ejemplo que con el
precepto, lo instruyó en latín, botánica y cirugía. En su juventud lo envían al monasterio de los
benedictinos de San Andrés en Levanthal y allí se conoce con el obispo Eberhard Baumgartener gran
alquimista. Luego pasa a Basilea donde continúa con los estudios y allí es cuando reconoce que es
imposible dedicarse a la medicina sin saber astrología...
Primero estudió las artes liberales (trivium: gramática, retórica, dialéctica, cuadrivium: geometría,
aritmética, música y astronomía) probablemente en Viena, para luego ser médico, y, con ese fin, se fue a
Ferrara, en Italia. Allí al parecer se tituló de doctor, y siguiendo la costumbre de la época, latinizó su
nombre y eligió el de Paracelsus. Ya en el momento de titularse, a los 23 años, sentía tener experiencia,
había crecido observando la naturaleza y, junto a su padre, también a los enfermos. Convencido de que el
arte de sanar había que buscarlo en la naturaleza y no en los libros y de que había que salir y recorrer el
mundo para conocer las enfermedades y las medicinas naturales que usaban los campesinos, los
artesanos, los barberos y las mujeres del pueblo. Entonces inició su largo viaje por Europa, en que llegó
hasta Moscú, de allí, descendiendo a través de Kiev por los Balcanes, llegó al Asia Menor y a Egipto, desde
donde regresó a Villach pasando por Italia. Su peregrinación duró 12 años. Muchos jóvenes lo siguieron en
estas andanzas. Dijo entonces: Comadronas, curanderos, nigromantes, barberos, pastores y campesinos
saben muchas cosas que aparentemente no han sido tomadas en consideración por los doctores eruditos.
Los barberos, los médicos del pueblo, saben el arte de curar, no a merced de los libros sino a través de la
luz de la naturaleza o por la tradición procedente de los antiguos magos.

Se caracterizó por poseer una sabiduría multidisciplinaria propia de los genios. Sus trabajos conjugarían la
alquimia, la espagiria y las ciencis sagradas, con las raíces milenarias de la medicina clásica griega y arabe
con sustento en el conocimiento egipcio. Tenía poco más de 30 años. Entonces, habiendo arrojado su
gorra de doctor y habiéndola cambiado por un sombrero blando, escribió su primera obra, Paramirum,
pero no lo hizo en latín sino en alemán. Es una obra de juventud, una obra esquemática en que analiza las
causas generales de las enfermedades. Cinco esferas o entia determinan la vida humana: ens astrale, ens
veneni, ens naturale, ens spirituale, ens Dei. Ens astrale, pues toda persona nace en el momento de una
constelación y es hijo de su tiempo. Ens veneni, pues el hombre es parte de la naturaleza, está expuesto a
sufrir la acción de las cosas que toma del mundo circundante. Ens naturale trata del camino que recorre el
hombre desde su nacimiento hasta la muerte, camino determinado por su constitución y destino. Ens
spirituale, pues el hombre tiene cuerpo y espíritu, y por el espíritu el mundo circundante se convierte para
cada individuo en un mundo distinto y el hombre se hace pensador y creador. La enfermedad viene de la
alteración del orden de estas cuatro esferas, la curación está determinada por la quinta: ens Dei.

En esta primera obra se ve ya al Paracelso místico y astrólogo. Es un intento de antropología médica.

Después de una corta estadía en Villach, se fue a Salzburgo y luego a Estrasburgo. Pero aunque
Estrasburgo parecía una ciudad ideal para vivir en la quietud tras haber recorrido el mundo y acumulado
tanta experiencia, un hecho ocurrido en 1526 lo hizo trasladarse a la vecina Basilea. Había enfermado el
famoso impresor Frobenius, junto al cual vivía Erasmo de Rotterdam. Los médicos le habían diagnosticado
una gangrena del pie a Frobenius y habían aconsejado la amputación. Y Erasmo, que había oído hablar de
ese extraño médico y de sus curas asombrosas, aconsejó mandarlo a buscar. Así llegó Paracelso a Basilea y
curó a Frobenius. El ayuntamiento de la ciudad ofreció a Paracelso la vacante de médico municipal, con
licencia para dar clases en la Universidad. Se había cumplido el gran deseo de Paracelso de poder
transmitir su experiencia.
Pero no alcanzó a durar un año, el de 1527, en Basilea, pues empezó publicando un programa
revolucionario, que decía así: "No vamos a seguir las enseñanzas de los viejos maestros, sino la
observación de la naturaleza, confirmada por una larga práctica y experiencia. ¿Quién ignora que la mayor
parte de los médicos dan falsos pasos en perjuicio de sus enfermos? Y esto sólo por atenerse a las
palabras de Hipócrates, Galeno, Avicena y otros. Lo que el médico necesita es el conocimiento de la
naturaleza y de sus secretos. Yo comentaré, por lo tanto, cuotidianamente, durante dos horas en público y
con gran diligencia para provecho de mi auditorio, el contenido de los libros de medicina interna y cirugía
práctica y teórica, de los cuales yo mismo soy autor. No he escrito estos libros como muchas otras
personas repitiendo lo que han dicho Hipócrates o Galeno, sino que los he creado basándome en mi
experiencia, que es la máxima maestra de todas las cosas. Y lo demostraré, no con las palabras de las
autoridades, sino mediante experimentos y consideraciones razonables. Si vosotros, queridos lectores
míos, sentís el afán de entrar en estos secretos divinos, si alguno quiere aprender en breve tiempo toda la
medicina, que venga a Basilea a visitarme y encontrará todavía más de lo que puedo decir con palabras.
Para explicarme con mayor claridad indicaré, como ejemplo, que no creo en el dogma de los humores con
el que los antiguos explican equivocadamente todas las enfermedades; pues únicamente una mínima
parte de los médicos de hoy tiene un conocimiento más exacto de las enfermedades, de sus causas y de
sus días críticos. Prohibo hacer juicios superficiales sobre Teofrasto antes de haberlo oído. Que Dios os
guarde y os haga comprender benévolamente la reforma de la medicina. Basilea, día 5 de junio de 1527.

Paracelso nunca vio a sus pacientes como simples números, los atendió en sanación del cuerpo, el alma y
el espíritu en su conjunto. No fue en contra de las ciencais sagradas, aprovechó sus raíces al máximo.
Conjugó el poder de las influencias de los astros, las formas, las sustancias y sus signaturas planetarias con
un arte ejemplar. Fue expulsado de la ciudad de Basilea, fruto de una campaña de desprestigio,
mantenida por el resto de los médicos, de tendencias conservadoras y materialistas. Esta campaña contra
Paracelso se debió a que no reconocía ninguna otra autoridad médica por encima de él que no fuera la
naturaleza, obteniendo favorables resultados en sus tratamientos, situación esta que desesperaba a la
clase médica de entonces. La cosmología de Paracelso es por demás vasta: con plena raíz cristiana bajo el
poder del Espíritu Santo, obró acelerando los procesos de la madre naturaleza. Hizo una verdadera ciencia
con conciencia como es la alquimia en todos sus estadios.

Paracelso fue tachado de hereje de la misma manera que los gnósticos, y sus enemigos le definían como
vagabundo, pero él sólo seguía las pautas de la naturaleza. Al mismo tiempo aplico la enseñanza que por
medio de la alquimia le era revelada. Como dice en su Fragmenta medica,” el objeto de la alquimia no es
transformar metales innobles en plata u oro, sino crear un remedio contra todas las enfermedades.” Se
dice que Paracelso aprendió el arte de la alquimia durante uno de sus viajes a Constantinopla, de boca de
Salomón Trismosin.

Según Paracelso, la naturaleza muestra el proceso de la curación. El médico es sólo un instrumento, su


tarea consiste en descubrir las relaciones ocultas, coordinar una parte con otra. "Tan pronto como el
hombre llega al conocimiento de sí mismo, no necesita ya ninguna ayuda ajena."
Paracelso concibió al cosmos como un organismo, y al hombre, como un microcosmos, ambos formados
por las mismas substancias químicas. Asufre, mercurio y sal son para él las substancias esenciales del
organismo, cuya proporción mantiene o modifica el archeus, principio vital. Paracelso quería la unión del
alma y el espíritu divino, para concebir el funcionamiento del Espíritu Universal dentro de la Naturaleza.
En sus escritos se lee: “la Magia es sabiduría, es el empleo consciente de las fuerzas espirituales, para la
obtención de fenómenos visibles, o tangibles, reales o ilusorios, es el uso bienhechor del poder de la
voluntad, del amor y de la imaginación; es la fuerza mas poderosa del espíritu humano empleada en el
bien. La Magia no es brujería.”

Paracelso hablaba abiertamente de los cuatros reinos de la naturaleza como: Fuego, Aire, Agua y Tierra
como lo hacían los antiguos. En su laboratorio no faltaban los artilugios propios de un gran alquimista,
como crisoles, balanzas, alambiques, fuelles, etc. Del macrocosmos y microcosmos hombre decía: “un
médico antes de extender una receta debe mirar el cielo” “No se puede comprender al hombre, sino por
medio del cielo, pues somos hijos del cielo”. “la fe es una estrella luminosa que guía al investigador a
través de los secretos de la Naturaleza. Es necesario buscar vuestro punto de apoyo en Dios”.

Veamos como definía a un verdadero médico: "Aquel que puede curar enfermedades es médico. Ni los
emperadores, ni los papas, ni los colegas, ni las escuelas superiores pueden crear médicos. Pueden
conferir privilegios y hacer que una persona que no es médico, aparezca como si lo fuera pueden darle
permiso para matar, pero no pueden darle el poder de sanar; no pueden hacerle médico verdadero si no
ha sido ya ordenado por Dios. El verdadero médico no se jacta de su habilidad ni alaba sus medicinas, ni
procura monopolizar el derecho de explotar al enfermo, pues sabe que la obra ha de alabar al maestro y
no el maestro a la obra. Hay un conocimiento que deriva del hombre y otro que deriva de Dios por medio
de la luz de la Naturaleza. El que no ha nacido para médico, nunca lo será. El médico debe ser leal y
caritativo. El egoísta muy poco hará en favor de sus enfermos. Conocer las experiencias de los demás es
muy útil para un médico, pero toda la ciencia de los libros no basta para hacer médico a un hombre, a
menos que lo sea ya por naturaleza. Sólo Dios da la sabiduría médica".

El hombre es triple: pertenece al mundo visible por su cuerpo físico, al mundo sideral por su cuerpo astral,
y al mundo espiritual por su Alma inmortal o Mens. El Alma humana (no condicionada por las
imperfecciones y defectos psicológicos) posee en sí todas las ciencias en estado latente. Quien se conoce a
sí mismo, conoce implícitamente a Dios. Para él el universo es un perpetuo flujo y reflujo de vida, que
pasa por el hombre para ir de Dios a las cosas y de las cosas a Dios.

Paracelso se muestra fiel a la ortodoxia alquímica, con los tres principios (sal, azufre y mercurio) y los
cuatro elementos, si bien esta teoría la desarrolló más ampliamente para provecho de las siguientes
generaciones. Según él, a partir del Yliaster, primera materia, surgen dos principios: uno negativo,
femenino y pasivo; otro positivo, masculino y activo. Del encuentro de ambos surge el Caos, el Hyle, la
materia primitiva que es el génesis de todo lo creado. Gracias a la luz, surgen de allí los cuatro elementos,
y a partir de ese momento los diferentes seres que pueblan el universo. Sus trabajos son materia de
estudio hasta el presente, ya que muchos de ellos fueron escritos en códigos de palabras propios de los
alquimistas revelados, donde es necesario poseer cierto conocimiento y guía de Dios para llegar a buen
puerto.

Las Siete Reglas de Paracelso


1º Lo primero es mejorar la salud. Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y
rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en
pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más
perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa
grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un habito que debes a tu propia dignidad.

2º Desterrar absolutamente de tu ánimo, por más motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor,
odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza.

Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines,
murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de
entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones. La
observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu
alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El
azar no existe.

3º Haz todo el bien posible. Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas
debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo
sentimentalismo.

4º Hay que olvidar toda ofensa, mas aún: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo. Tu alma es un
templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa
suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las
superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y
perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la
carne flaca.

5º Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte, siquiera por media hora, sentarte lo
más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada. Esto fortifica
enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este
estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de
cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos
victoriosamente por una voz interior que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu
conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates.

6º Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales. Abstenerse, como si hubieras hecho
juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas,
aprendas, sospeches o descubras. por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín
sellado. Es regla de suma importancia.

7º Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el día de mañana.

Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien.

Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños.

Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte.

El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo.

El miedo y desconfianza en el futuro son madres funestas de todos los fracasos, atraen las malas
influencias y con ellas el desastre.

Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran
parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del
todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por
otra parte, la riqueza no es sinónimo de dicha; Puede ser uno de los factores que a ella conduce, por el
poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por
otros caminos; allí donde nunca impera el antiguo Satán de la leyenda, cuyo verdadero nombre es el
egoísmo. Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad.
La humildad te sustraerá fuerzas y la vanidad es tan nociva, que es como si dijéramos: pecado mortal
contra el Espíritu Santo.

Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim,1 también Theophrastus Bombast von
Hohenheim,23 conocido como Paracelso o Teofrasto Paracelso (n. en Zúrich, en la
Teufelsbrücke, Einsiedeln, 10 de noviembre de 1493 – Salzburgo, 24 de septiembre de 1541), fue
un alquimista, médico y astrólogo suizo.4 Fue conocido porque se creía que había logrado
la transmutación del plomo en oro mediante procedimientos alquímicos y por haberle dado al cinc su
nombre, llamándolo zincum.5

Es considerado a veces como el «padre de la toxicología» con su célebre frase "dosis sola facit venenum" - la
dosis hace al veneno -, máxima de la disciplina.6

El nombre Paracelso (Paracelsus, en latín), que escogió para sí mismo y por el que es generalmente
conocido, significa «igual o semejante a Celso», un médico romano del siglo I.
Se trata de una de las figuras más contradictorias e interesantes de la historia de la medicina. Su incesante
búsqueda de lo nuevo y su oposición a la tradición y los remedios heredados de tiempos antiguos le
postulan como un médicomoderno, adelantado a sus contemporáneos. En cambio, en su concepción
del misticismo y la astrología se podría decir que mantuvo una postura inmovilista sobre los conceptos más
arcaicos.7

«No debe haber ningún cirujano que no sea también médico. Donde el médico no sea también cirujano no
será más que un ídolo que no es sino un monigote.»

Biografía[editar]

Nació y fue criado en Einsiedeln (Suiza), hijo del médico y alquimista suabo Wilhelm Bombast von
Hohenheim y de madre suiza.

«Lo que se forja con el fuego es alquimia, ya sea en un horno o en la estufa de la cocina.»

Paracelso8

En su juventud trabajó en las minas como analista. Comenzó sus estudios a los 16 años en la Universidad de
Basilea, y más tarde en Viena. Se doctoró en la Universidad de Ferrara.

Trabajó como cirujano militar al servicio de Venecia en 1522, por lo que es probable que él estuviera
implicado en muchas guerras entre 1517 y 1524 en Holanda, Escandinavia, Prusia, Tartaria y, posiblemente,
el cercano Oriente. 9

Discrepaba con la idea que entonces tenían los médicos de que la cirugía era una actividad marginal
relegada a los barberos.

Sus investigaciones se volcaron sobre todo en el campo de la mineralogía. Viajó bastante, en busca del
conocimiento de la alquimia. Produjo remedios o medicamentos con la ayuda de los minerales para
destinarlos a la lucha del cuerpo contra la enfermedad. Otro aporte a la medicina moderna fue la
introducción del término sinovial; de allí el líquido sinovial, que lubrica las articulaciones. Además estudió y
descubrió las características de muchas enfermedades (sífilis y bocio entre otras), y para combatirlas se
sirvió del azufre y el mercurio. Fue además el primero en identificar una enfermedad producida por el
trabajo.10

«Has salvado a Frobenius, que es la mitad de mi vida, del mundo de las sombras.»

Desiderio Erasmo en carta a Paracelso, al enterarse de que éste había salvado, en 1527, la vida de Johann
Frobenius, impresor protestante y humanista que padecía una grave infección en una pierna, que podría
haber sido amputada.8

El orden cósmico era lo que interesaba a Paracelso en primera instancia y lo halló en la tradición astrológica.
La doctrina del Astrum in corpore es su idea capital y más querida. Fiel a la concepción del hombre como
microcosmos, puso el firmamento en el cuerpo del hombre y lo designó
como Astrum o Sydus (en español, astro o constelación). Fue para él un cielo endosomático cuyo curso
estelar no coincide con el cielo astronómico, sino con la constelación individual que comienza con el
«Ascendente» u horóscopo.

Se le atribuye la paternidad del término Espagiria.


Uno de los principios de Paracelso fue: «Únicamente un hombre virtuoso puede ser buen médico»; para él, la
medicina tenía cuatro pilares:

1. astronomía

2. ciencias naturales

3. química

4. el amor

Introdujo el uso del láudano. Su principal libro fue La gran cirugía (Die Grosse Wundartzney).

A pesar de que se ganó bastantes enemigos y obtuvo fama de mago, contribuyó en gran manera a que la
medicina siguiera un camino más científico y se alejase de las teorías de los escolásticos.

También aportó datos alquímicos. A Paracelso se le atribuye la idea de que los cuatro elementos (tierra,
fuego, aire y agua) pertenecían a criaturas fantásticas que existían antes del mundo. Así pues, la tierra
pertenecería a los gnomos, el agua a las nereidas (ninfas acuáticas), el aire a los silfos (espíritus del viento) y
el fuego a las salamandras (hadas de fuego).

Igualmente, Paracelso aceptó los temperamentos galénicos y los asoció a los cuatro sabores fundamentales.
Esta asociación tuvo tal difusión en su época que aún hoy en día, en lenguaje coloquial, nos referimos a un
carácter dulce (tranquilo, flemático), amargo (colérico), salado (sanguíneo, dicharachero) y el carácter ácido
pertenecería al temperamento melancólico.

Murió a la edad de 47 años en Salzburgo y sus restos fueron enterrados según sus deseos en el cementerio
en la iglesia de San Sebastián en Salzburgo.

Obra[editar]

Publicada en vida

 Vom Holz Guaico, 1529.

 Von der Frantzösischen kranckheit Drey Bücher, 1530.

 Vonn dem Bad Pfeffers in Oberschwytz gelegen, 1535.

 Die große Wundarzney Ulm, 1536 (Hans Varnier); Augsburg (Haynrich Stayner (=Steyner)), 1536;
Frankfurt/ M. (Georg Raben/ Weygand Hanen), 1536.

 Prognostications, 1536.

Publicaciones póstumas

 Wundt unnd Leibartznei. Frankfurt/ M., 1549 (Christian Egenolff); 1555 (Christian Egenolff); 1561
(Chr. Egenolff Erben).

 Von der Wundartzney: Ph. Theophrasti von Hohenheim, beyder Artzney Doctoris, 4 Bücher. (Peter
Perna), 1577.
 Von den Krankheiten so die Vernunfft Berauben. Basel, 1567.

 Archidoxa. Kraków, 1569.

 Kleine Wundartzney. Basel (Peter Perna), 1579.

 Opus Chirurgicum, Bodenstein, Basel, 1581.

 Huser quart edition (medicinal and philosophical treatises), Basel, 1589.

 Chirurgical works (Huser), Basel, 1591 und 1605 (Zetzner).

 Straßburg edition (medicinal and philosophical treatises), 1603.

 Kleine Wund-Artzney. Straßburg (Ledertz) 1608.

 Opera omnia medico-chemico-chirurgica, Genevae, Vol3, 1658.

 Philosophia magna, tractus aliquot, Cöln, 1567.

 Philosophiae et Medicinae utriusque compendium, Basel, 1568.

 Liber de Nymphis, sylphis, pygmaeis et salamandris et de caeteris spiritibus

Hipócrates
Hipócrates era un médico griego nacido en la isla de Cos, Grecia, el año 460 aC. Fue visto como el médico
mas grande de todos los tiempos y basó su práctica médica en la observación y el estudio del cuerpo
humano. Rechazó los puntos de vista de sus contemporáneos que consideraban que la enfermedad era
producida por supersticiones, como la posesión por espíritus diabólicos o la caída del favor de los dioses, y
sostuvo que la enfermedad tenía una explicación física y racional. Por esto se le considera el fundador de
la medicina.

Hipócrates sostenía que el cuerpo debe ser tratado como un todo y no como una serie de partes,
describiendo con cuidadolos síntomas de la neumonía, así como de la epilepsia en los niños. Mantenía
que el proceso de la curación natural podía obtenerse por medio del reposo, una dieta adecuada, aire
fresco y limpieza corporal. Además, notó que había diferencias individuales en la severidad de los
síntomas de enfermedades y que algunos individuos las resistían mejor que otros. Fue el primer médico
que tuvo la idea de que los pensamientos, ideas y sensaciones provenían del cerebro y no del corazón
como muchos de sus contemporáneos creían.

Hipócrates viajó mucho por Grecia, fundando escuelas de medicina en Cos, una isla cerca de Rodas, en el
Asia Menor, donde empezó a enseñar sus ideas. Por esto, se le asoció con Esculapio de Cos y un grupo de
tratados conocidos colectivamente como el Corpus Hipocraticus.

Hipócrates también es famoso por sus ideas sobre la separación entre la medicina y el unionismo en la
medicina, y su preocupación con los deberes de los médicos, mas que sus derechos, lo llevaron a
desarrollar un juramento de ética médica que es llamado el Juramento de Hipócrates y aún actualmente
es tomado por los médicos cuando empiezan su práctica. Murió el año 337 aC y actualmente es conocido
como el "Padre de la Medicina".

El juramento de Hipócrates

Tal vez la tradición mas duradera en la historia de la medicina sea el "Juramento de Hipócrates". Este
juramento fue escrito como un lineamiento de ética médica y aunque la palabras exactas han cambiado
con los tiempos, el contenido general es el mismo: un juramento de respeto para aquellos que
impartieron su conocimiento sobre la medicina y para los pacientes, así como la promesa de tratarlos con
el mejor conocimiento médico. El Juramento dice:

Juro por Apolo médico, por Esculapio, por Higea y Pancea, por todos los dioses y todas las diosas,
tomándolos como testigos, que cumpliré, según mis fuerzas y mi capacidad, el juramento y el compromiso
siguiente:

Respetaré a mi maestro de medicina tanto como a los autores de mis días, compartiré con él mis bienes y,
si es preciso, atenderé a sus necesidades; consideraré a sus hijos como hermanos y, si desean aprender la
medicina, se las enseñaré gratis y sin compromiso.
Comunicaré los preceptos, las lecciones orales y el resto de la enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro,
a los discípulos ligados por un compromiso y un juramento según la ley médica, pero a nadie mas.
Dirigiré el régimen de los enfermos en provecho de ellos, según mis fuerzas y mi juicio, y me abstendré de
todo mal y de toda injusticia.
No entregaré veneno a nadie, si me lo piden, ni tomaré la iniciativa de tal sugestión, tampoco entregaré a
ninguna mujer un pesario abortivo.
Pasaré mi vida y ejercitaré mi arte en la inocencia y la pureza.
No operaré del mal de piedra.
En cualquier casa que entre, iré para la utilidad de los enfermos, guardándome de toda mala acción
voluntaria y de corrupción, y sobre todo de la seducción de mujeres y de muchachos, libre o esclavos.
De todo aquello que vea u oiga en la sociedad durante el ejercicio de mi profesión, e incluso fuera de ella,
callaré lo que no necesita ser nunca divulgado, considerando la discresión como un deber en semejante
caso.
Si cumplo este juramento sin infringirlo, seré honrado siempre por los hombres; si lo violo y soy perjuro,
que mi suerte sea la contraria.

Como es claro, la organización del Juramento está dividida en dos partes. La primera parte especifica los
deberes del estudiante hacia su maestro y sus obligaciones al trasmitir el conocimiento médico, mientras
la segunda parte es un breve resúmen de la ética médica. Sin embargo, como esta segunda parte no es
consistente con los principios y prácticas del propio Hipócrates, se ha supuesto que él no fué el único que
lo redactó y algunos de los argumentos son los siguientes.

Una inconsistencia inmediata es la prohibición del aborto, ya que el Corpus Hipocraticus contiene varias
alusiones a los métodos para abortar y el uso de 'pesarios'. Además, las prohibiciones del Juramento no
hacen eco a los sentimientos del público en general, ya que en la época griega, igual que en la romana, el
aborto se practicaba sin escrúpulos.

Una segunda discrepancia entre el Juramento y los principios hipocráticos en general, es la prohibición del
suicidio, ya que en la antiguedad este no era censurado. El suicidio como un alivio para la enfermedad era
visto como justificable, tanto así que en algunas ciudades-estado era una institución legalizada por las
autoridades. En las religiones antiguas tampoco se prohibe el suicidio. Además, los griegos no pensaban
en un castigo eterno para los que terminaban su vida en esa forma y las leyes y religiones dejaban libres a
los médicos para hacer lo que su conciencia les permitiera.

La posición tomada en el Juramento parece estar de acuerdo con los principios de los pitagóricos, ya que
entre todas las escuelas griegas de filosofía sólo ellos sancionaban el suicidio y el aborto. El Juramento
también está de acuerdo con las prohibiciones pitagóricas contra los procedimientos quirúrgicos de todo
tipo y contra el derramamiento de sangre, ya que se creía que ahí residía el alma. De nuevo, esta
prohibición contra cortar es especialmente contraria a varios tratados en el Corpus Hipocraticus, donde
hay extensas reseñas sobre técnicas quirúrgicas y los procedimientos de las salas de operaciones.

El Juramento de Hipócrates puede haber sido escrito entre el siglo VI aC y el siglo IV dC. Ha sido el ejemplo
de ética médica y no es raro que, aunque incorrectamente atribuído en su totalidad a Hipócrates, se haya
mantenido como el símbolo de la actitud de los médicos. La prohibición contra el aborto y el suicidio
estaban (y aún están) de acuerdo con los principios de la iglesia cristiana. Además la primera referencia al
Juramento fue en el siglo I dC y puede haber sido adecuado poco después, porque llenaba los ideales
religiosos de esa época. Sin embargo, es irónico que con toda la influencia religiosa implícita el Juramento,
sea asociado con Hipócrates, el médico que separó la medicina de la religión y la enfermedad de las
explicaciones sobrenaturales.

Referencias

Asimov, I., (1982). Asimov's Biographical Encyclopedia of Science and Technology (2nd Revised Edition).
Garden City, New York: Doubleday.
Collier, P.F., Oath and Law of Hippocrates (1910). Harvard Classics, Volume 38
<gopher..//ftp.std.com//00/obi/book/Hippocrates/Hippocratic.Oath>
Debus, A.G., (1968) World Who's Who In Science: A Biographical Dictionary of Notable Scientists from
Antiquity to the Present. Chicago: Marquis
Hippocrates. Encyclopedia Britannica <http://www.eb.com/Hippocrates>
Hippocrates Web Page. Asclepeion Hospital - Athenas <http://www/forthnet.gr.asclepeion/hippo/htm>
Hippocrates: The "Greek Miracle" in Medicine. Ancient Medicine
<http://web1.ea.pvt.K12.pa.us/medant/hippint.htm#history>
Porter, R., (1994). The Biographical Dictionary of Scientists. Second Edition. New York: Oxford University
Press.
Penfield, W. The Mystery of the Mind (1978). Princeton: Princeton University Press.

¿Quién fué Hipócrates; escribió él el Juramento?

Se sabe muy poco sobre Hipócrates de Cos. Vivió alrededor de los años 460-380 aC y fué un médico
practicante contemporáneo de Socrates. Los historiadores sugieren que Hipócrates puede haber sido un
Asclepiades, un miembro de un gremio de médicos cuyos origenes se basan en Esculapio (Asclepius), el
dios de la medicina. Indudablemente fue el médico y maestro de medicina mas famoso de su época y se le
atribuye el llamado Corpus Hipocraticus; sin embargo, estos tratados tienen información conflictiva y
fueron escritos alrededor de 510 - 300 aC, por lo que no todos pueden haber sido escritos por él.
El Juramento es llamado de Hipócrates y aunque según los historiadores de la medicina su autoría está en
duda, el contenido sugiere que fue escrito alrededor del siglo IV aC de acuerdo con las doctrinas de la
filosofía pitagórica, lo que hace posible que haya sido escrito por él mismo.

Se ha buscado en los escritos de Galeno ayuda para determinar la autoría del Juramento, ya que fue el
último de los grandes médicos griegos y autor de tratados de anatomía, fisiología y patología, cuyos
puntos de vista sobre Hipócrates fueron muy influyentes. El conocía bien el problema de la autoría de los
tratados de Hipócrates y uno de esos trabajos, La Naturaleza del Hombre, había sido atribuído a Polybus.
Sin embargo, el punto de vista de Galeno es que si La Naturaleza del Hombre fue escrito por Polybus, esto
sería una buena evidencia para las doctrinas de Hipócrates, ya que Polybus era yerno y también discípulo
de Hipócrates, quien habría tomado la tarea de educarlo. Lo que es mas importante es que Polybus no
parece haber modificado las doctrinas de Hipócrates, por lo que Galeno indica que aunque algunos de los
tratados pueden no haber ido escritos por Hipócrates, aún así muy probablemente indiquen fielmente sus
puntos de vista.

Es interesante que cuando fueron escritos los puntos de vista de Hipócrates no fueron bien aceptados, ya
que representaban el punto de vista de sólo una porción minoritaria de la opinión griega de aquel tiempo.
Sin embargo, para el final de los tiempos antiguos los médicos empezaron a aceptar las condiciones del
Juramento. Es posible que cuando la medicina científica sufrió una declinación después de la caída del
Imperio romano, el Juramento de Hipócrates, junto con los dictados de la medicina hipocrática, hayan
sobevivido ese periodo gracias a los escritos de las autoridades árabes en medicina, como Al Kindi, Ali
Abbas y Ibnu Sina.

Después de la caída de Roma el conocimiento griego fue revivido en el Occidente a través de las
traducciones al latín de esos trabajos escritos origialmente en griego y para finales del siglo XVII ya se
habían establecido estándares de comportamiento profesional. El primer código de ética médica
adoptado por organizaciones profesionales fue escrito en 1794, en inglés, por el médico Thomas Percival
(1740-1804) y fue adaptado y adoptado por la American Medical association (AMA) en 1846. Este código
de ética proporcionó un estándar para los médicos, dictando la autoridad moral e independencia de los
médicos al servicio de otros y su responsabilidad hacia los pacientes, así como el honor del médico
individual.

Después de la II Guerra Mundial varios médicos del régimen nazi en los campos de concentración fueron
encontrados culpables de romper el código de ética médica al hacer horribles experimentos en
prisioneros. Esta situación llevó a la composición del Cógido Nuremberg (1947), que representó el punto
de inicio de discusiones en relación al tratamiento ético de sujetos humanos y delineó la ética de la
investigación médica. Esto, a su vez, llevó a la adopción del Juramento de la Declaración de Ginebra por la
World Medical Association en 1948.

Actualmente la mayor parte de los estudiantes de medicina que terminan sus estudios juran sobre alguna
forma del Juramento de Hipócrates que, aunque generalmente es una versión moderna, lleva a la
siguiente pregunta: ¿Porqué ese escrito, descendiente de los tiempos antiguos, ha influído tan
profundamente la práctica de la medicina a través de la historia de la medicina? En relación a esto la
antropóloga Margaret Mead escribió: Por primera vez en nuestras tradiciones hay una completa
separación entre matar y curar. Durante todo el periodo primitivo el médico y el hechicero tendían a ser la
misma persona.el que tenía el poder de matar tenía el poder de curar, incluyendo especialmente el
deshacer sus propias actividades mortales... Con los griegos la distinción se hizo clara. Una profesieon, los
seguidores de Esculapio, ivan a dedicarse completamente a la vida bajo cualquier circunstancia,
independientemente del rango, edad o intelecto (la vida de un esclavo, el emperador, un extranjero o un
nino defectuoso...) G.E.R. Lloyd también dice sobre la medicina hipocrática: "en el mundo occidental el
nombre de Hipócrates siempre ha significado un ideal". Eso es lo que significa el Juramento, un ideal
estandar de ética que representa una división clara que separa los curadores y los matadores, un
compromiso de los médicos de proteger la vida y no tomarla deliberadamente. En un mundo donde la
sociedad está siempre intentando culpar a los médicos cuando las cosas salen mal, este Juramento,
cuando se mantiene, protegería no sólo a los médicos y a sus pacientes, sino también a sus familias y a la
sociedad como un todo.

Versiones modernas del Juramento Hipocrático

Muchas personas argumentan que el Juramento Hipocrático original ya no es válido en una sociedad que
ha visto cambios socio-económicos, políticos y morales drásticos desde los tiempos de Hipócrates. Esto ha
llevado a modificaciones del Juramento para adaptarlo mejor a nuestros tiempos y cuatro de las versiones
mas comunes son, la Declaración de Ginebra, la Oración de Maimónides, el Juramento de Lasagna y la
Reinstalación del Juramento de Hipócrates. Aunque difieren en palabras y contenido, los puntos
principales son los mismos, tratar los pacientes con nuestras mejores habilidades, nunca causar daño
intencional, y mantener la confidencialidad del paciente, aunque sólo en la Reinstalación se llama a las
deidades a castigar al médico por transgredir el Juramento.

La Oración de Maimónides

Alguna vez se pensó que la Oración de Maimónides había sido escrita en el siglo XII por el médico y
filósofo Moses Maimonides. Sin embargo, nuevas evidencias han demostrado que la Oración, impresa por
primera vez en 1793, fue sido escrita por el médico alemán Marcus Herz, quien fue un alumno de filósofo
alemán Immanuel Kant, así como médico del filántropo inglés Moses Mendelssohn. Aunque la Oración
está dirigida a dios como testigo y fuente de la guía, y no a las antiguas deidades griegas, el tema de la
Oración se parece mucho al Juramento original; esto es, dedicarse a tratar los pacientes con nuestras
mejores capacidades y tan humanamente como sea posible.

La Declaración de Ginebra

La Declaración de Ginebra fue adoptada por la Asamblea General de la World Medical Association reunida
en Ginebra en 1948 y fue corregida 20 años después, durante la 22a World Medical Assembly en Sydney,
Australia. Escrita con el conocimiento de los crimenes de guerra cometidos en la Alemania nazi, es una
'declaración de los médicos' dedicados a los propósitos humanitarios de la medicina. Quizá también es la
única que menciona tratar a las personas en la misma forma, sin distinción de raza, religión, clase social o
afiliaciones políticas.

El Juramento de Lasagna

El Juramento de Lasagna fue escrito en 1964 por Louis Lasagna, Director Académico de la Escuela de
Medicina de la Universidad Tuffs, y actualmente es quizá el mas comúnmente usado en la escuelas
médicas. Como las otras versiones, hace énfasis en la importancia del tratamiento de los pacientes como
seres humanos y no como casos médicos.

La Reinstalación del Juramento de Hipócrates


La reinstalación del Juramento de Hipócrates fue introducida en junio de 1995 por The Value of Life
Comittee, Inc., cuando el Dr. Joseph R. Stanton, un miembro del Comité, dijo: "La esperanza de los
firmantes y apoyadores de esta Reinstalación de 1995, es que las generaciones venideras de jóvenes
médicos abrazen los principios de este Juramento en sus vidas personales y profesionales. Al tomar este
Juramento deben estar hombro con hombro con los gigantes que lo han jurado en el pasado y contribuído
tan profundamente a avances en las artes y en las ciencias de la medicina, mientras mantenían vidas y
principios ejemplares."

Aunque es similar a la Oración de Maimónides en que Dios es el testigo del Juramento, los contenidos se
parecen mucho al Juramento de Hipócrates original, incluyendo el voto de que si el médico transgrede el
Juramento, será castigado por ello.

¿Porqué alterar el Juramento original?

Irónicamente, muchos estudiantes de medicina desilusionados han llegado a conocer el famoso


Juramento Hipocrático como el "Juramento Hipocrítico", ya que la mayoría de las versiones modernas se
han desviado tanto de los principios del juramento original que son poco reconocibles. Por ejemplo, en
una muestra tomada en 1993 en mas de 150 de Escuelas de Medicina en los EUA y Canada, se encontró
que sólo 14% de los juramentos modernos prohiben la eutanasia, 88% prohiben el aborto y 3% condenan
el contacto sexual con los pacientes, todos los cuales eran puntos claves en el juramento original. Es
interesante también que aún en los tiempos modernos, el 11% juran por los nombres de la antiguas
deidades.

Tal vez el cambio mas dramático en el Juramento Hipocrático es que a lo largo del tiempo ha degenerado,
de un tratado solemne donde el médico toma la responsabilidad total de su conducta, a una adherencia
formal sin significado a tradiciones en las que los médicos ya no tienen que preocuparse de que las
deidades los vayan a castigar por mala práctica y mucho menos a penalizarlos por desviaciones al
juramento.

Hay algunos que debaten la practicalidad de mantener el juramento original en la práctica médica actual
de un mundo moderno que desde los tiempos de los antiguos griegos ha sufrido cambios económicos,
políticos, tecnológicos y sociales masivos. Algunas partes del juramento original, como enseñar sin paga a
los hijos del maestro y la promesa de no usar el cuchillo sobre el cuerpo de otro (aún para eliminar una
piedra), sino dejar esto a los practicantes del arte, se han vuelto obsoletas en la modernización de una
educación que ha llevado a las instituciones médicas de alta enseñanza y especialización en medicina a
especializarse en una variedad de campos, entre los cuales se incluye la cirugía. En la misma forma, la
legalización del aborto y el suicido es ayudado por médicos en algunas partes del mundo y ha hecho dificil
para algunos practicantes el llevar a cabo la tradición del juramento original.

Y también hay puntos éticos. Algunos médicos argumentan que el Juramento Hipocratico fue escrito
mucho antes que se supiera que los microorganismos causan enfermedades infecciosas, por lo que los
médicos actuales, practicando en un mundo de pestilencias letales, ¿deben estar aún moralmente
obligados a tratar pacientes con enfermedades como el Ebola o la fiebre Lassa, poniendo en riesgo sus
propias vidas? Por otro lado, con las organizaciones demandando información sobre los pacientes para
documentación y otros sectores de la industria requiriendo registros de salud para calificación, ¿cómo
puede mantenerse la privacidad de los pacientes?
Además, viendo que el Juramento Hipocrátio refleja los ideales morales de los antiguos griegos, ¿acaso las
versiones modernas no deben incluír la experimentación clínica y la responsabilidad del médico y
sobreponerse a la privacidad de los pacientes?

También hay aquellos que han comentado sobre lo apropiado que es jurar por deidades que no son
relevantes en el mundo actual o son ofensivas para alguna de las numerosas religiones. Es dudoso que los
médicos actuales escogerían ponerse ellos mismos en la posición de ser castigados por fuerzas divinas
debido a una negligencia para adherirse a alguna parte del Juramento.

Así, se entiende que algunos radicales demanden eliminar el Juramento de Hipócrates en las ceremonias
de graduación, con el argumento de que es demasiado antiguo para ser útil. Sin embargo, aún en esta
edad moderna del conocimiento tecnológico y médico, se necesita un estándar de moral y ética médica,
no importa que tan utópico suene, para poner un ejemplo a aquellos que heredarán los asuntos médicos,
y también para proteger aquellos en el lado receptor de la práctica médica. La modificación del juramento
original es inevitable e Hipócrates, siendo un hombre meticuloso en sus métodos científicos y agudo en
sus observaciones del mundo en relación al hombre y la enfermedad, seguramente aprobaría los cambios
para mentenerse al nivel de los desarrollos del mundo; sin embargo, todo esto siempre y cuando los
médicos se mantengan fieles a los puntos básicos del Juramento Hipocrático y que continúen sirviendo a
la humanidad mucho después que el nombre de su autor se haya olvidado.

Hipócrates de Cos —en griego: Ἱπποκράτης— (Cos, c. 460 a. C.-Tesalia c. 370 a. C.) fue un médico de
la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles. Está clasificado como una de las figuras
más destacadas de la historia de la medicina, y muchos autores se refieren a él como el «padre de la
medicina»,123 en reconocimiento a sus importantes y duraderas contribuciones a esta ciencia como
fundador de la escuela que lleva su nombre. Esta escuela intelectual revolucionó la medicina de su época,
estableciéndola como una disciplina separada de otros campos con los cuales se la había asociado
tradicionalmente (principalmente la teúrgia y la filosofía) y convirtiendo el ejercicio de la misma en una
auténtica profesión.45

Sin embargo, suelen entremezclarse los descubrimientos médicos de los escritores del Corpus
hippocraticum, los practicantes de la medicina hipocrática y las acciones del mismo Hipócrates, por lo que se
sabe muy poco sobre lo que el propio Hipócrates pensó, escribió e hizo realmente. A pesar de esta
indefinición, Hipócrates es presentado a menudo como paradigma del médico antiguo. En concreto, se le
atribuye un gran progreso en el estudio sistemático de la medicina clínica, reuniendo el conocimiento
médico de escuelas anteriores y prescribiendo prácticas médicas de gran importancia histórica, como
el juramento hipocrático y otras obras.46

No hay que confundirlo con Hipócrates de Quíos, matemático griego del siglo V a. C.,7 que nació en la isla
de Quíos, no muy lejos de la de Cos, cuyo hito más importante fue la cuadratura de la lúnula.8

Índice
 1Biografía

 2Teoría hipocrática

o 2.1Conceptos generales

 2.1.1Los cuatro humores

 2.1.2Crisis

o 2.2Profesionalismo

o 2.3Dietética

 3Contribuciones directas a la medicina

 4Corpus hipocrático

o 4.1Juramento hipocrático

 5Legado

o 5.1Imagen

o 5.2Nombres

 6Leyendas

o 6.1Genealogía

 7Véase también

 8Notas

 9Referencias

 10Bibliografía

 11Enlaces externos

Biografía[editar]
El Asclepeion de Cos

Sorano afirma que el padre de Hipócrates se llamaba Heráclides y era médico. Su madre, por su parte, se
llamaba Praxítela, hija de Tizane. Hipócrates tuvo dos hijos, Tésalo y Draco, y al menos una hija, puesto que
tanto sus hijos varones como su yerno, Polibo, fueron alumnos suyos. Según Galeno, un médico romano,
Polibo fue el auténtico sucesor de Hipócrates, mientras que Tésalo y Draco tuvieron cada uno un hijo a los
que llamaron Hipócrates.910

El mismo biógrafo relata que Hipócrates aprendió medicina de su padre y su abuelo, además de
estudiar filosofíay otras materias con Demócrito y Gorgias.11 Probablemente continuara su formación en
el Asclepeion de Cos y fuera discípulo del médico tracio Heródico de Selimbria.12

La única mención contemporánea que se conserva de Hipócrates proviene del diálogo de Platón Protágoras,
en el que el filósofo lo describe como «Hipócrates de Cos, el de los Asclepíadas».1314

Hipócrates enseñó y practicó la medicina durante toda su vida, viajando al menos a Tesalia, Tracia y el mar
de Mármara.10 Probablemente muriera en Larisa a la edad de 83 o 90 años, aunque según algunas fuentes
superó largamente los 100 años. Se conservan diferentes relatos sobre su muerte. 10

Teoría hipocrática[editar]

El concepto de salud y enfermedad y el enfoque diagnóstico, terapéutico y ético de la medicina ha sufrido


notables cambios en el transcurso de la historia. No es igual el pensamiento médico actual que el de hace
tres mil años, ni siquiera es igual en todas las actuales culturas.

Las escuelas de medicina de la Grecia Clásica estaban divididas en dos tendencias fundamentales respecto a
cómo se tenían que tratar las enfermedades. Por una parte, la escuela de Cnido se concentraba en
el diagnóstico, mientras que la de Cos se centraba en el cuidado del paciente y el pronóstico. En general, la
medicina de la época de Hipócrates desconocía muchos aspectos de la anatomía y la fisiología humanas, a
causa del tabú griego que prohibía la disección de cadáveres.15 Por lo tanto, las enseñanzas de la escuela
cnidia, que tenían una gran valía en el tratamiento de enfermedades comunes, no eran capaces de
determinar qué provocaba enfermedades con síntomas poco conocidos. 16 Por su parte, la escuela
hipocrática o de Cos tuvo más éxito aplicando diagnósticos generales y tratamientos pasivos y fue capaz de
tratar enfermedades de manera eficaz, lo que permitió un gran desarrollo en la práctica clínica.1718 La
medicina hipocrática y su filosofía se alejan bastante de la medicina actual, en la que el médico busca un
diagnóstico específico y un tratamiento especializado, tal como lo promovía la escuela de Cnido. Este
cambio en el pensamiento médico desde el tiempo de Hipócrates ha provocado que el médico de Cos
recibiera duras críticas a lo largo de los últimos siglos, siendo la pasividad del tratamiento hipocrático el
objeto de algunas denuncias especialmente críticas; por ejemplo, el médico francés M. S. Houdart se refirió
al tratamiento hipocrático como «una meditación sobre la muerte».19

Conceptos generales[editar]
Dibujo de un «banco hipocrático» en un grabado del período bizantino

La medicina hipocrática es ahora considerada pasiva. El enfoque terapéutico se basaba en el poder curativo
de la naturaleza (vis medicatrix naturae en latín). Según esta doctrina, el cuerpo contiene de forma natural
el poder intrínseco de sanarse (physis) y cuidarse.20 La terapia hipocrática se concentraba simplemente en
facilitar este proceso natural. Para hacerlo, Hipócrates creía que «el reposo y la inmovilidad [eran] de gran
importancia».21 En general, la medicina hipocrática era muy cuidadosa con el paciente: el tratamiento era
suave y destacaba la importancia de mantener al paciente limpio y estéril. Por ejemplo, solo se utilizaba
agua limpia o vino para las heridas, aunque los tratamientos «secos» eran preferibles. A veces se empleaban
linimentos balsámicos.22

Hipócrates era reacio a administrar drogas o emprender tratamientos especializados, por lo que, tras el
diagnóstico general, seguía una terapia generalizada.2223 Sin embargo, en determinadas ocasiones usaba
drogas potentes.24 Este enfoque pasivo tuvo mucho éxito a la hora de tratar trastornos relativamente
simples, como los huesos rotos, que requerían tracción para estirar el sistema esquelético y aliviar la presión
en la zona lesionada. Se utilizaban el «banco hipocrático» y otros ingenios similares con estos fines.

Uno de los puntos fuertes de la medicina hipocrática es la importancia que daba al pronóstico. En tiempo de
Hipócrates, la terapia medicinal estaba poco desarrollada y a menudo lo mejor que podía hacer el médico
era evaluar una enfermedad y deducir el curso más probable, basándose en las informaciones recogidas en
historiales de casos similares.2526

Cinco cabezas grotescas, ilustración de los cuatro humores y temperamentos (colérico, melancólico,
sanguíneo y flemático), en torno a un perfil clásico (dibujo de Leonardo da Vinci, hacia 1490).27

Los cuatro humores[editar]


Artículo principal: Teoría de los cuatro humores

La escuela hipocrática sostenía que la enfermedad era el resultado de un desequilibrio en el cuerpo de los
cuatro humores, unos fluidos que en las personas sanas se encontraban naturalmente en una proporción
semejante (pepsos).20 Cuando los cuatro humores (sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema) se
desequilibraban (dyscrasia, mala mezcla), el individuo enfermaba y permanecía enfermo hasta que se
recuperaba el equilibrio. La terapia hipocrática se concentraba en restaurar este equilibrio. Por ejemplo, se
creía que tomar cítricos era beneficioso cuando había un exceso de flema.28

Crisis[editar]

Otro concepto importante en la medicina hipocrática es el de «crisis», un momento en el curso de la


enfermedad en que o bien la enfermedad se hacía paulatinamente más grave y el paciente sucumbía y
moría, o bien pasaba todo lo contrario y los procesos naturales permitían la recuperación del paciente.
Después de una crisis se podía producir una recaída y después una nueva crisis decisiva. Según esta doctrina,
las crisis tienden a producirse en días críticos, que se suponía que eran un tiempo fijo después de contraer la
enfermedad. Si la crisis se producía lejos de un día crítico, se podía esperar una recaída. Galeno creía que
esta idea empezó con Hipócrates, aunque es posible que fuera anterior. 29

Profesionalismo[editar]

Una serie de útiles quirúrgicos de la antigua Grecia. A la izquierda hay un trépano y a la derecha un conjunto
de escalpelos. La medicina hipocrática hacía un buen uso de estas herramientas. 30

La medicina hipocrática destacaba por su estricto profesionalismo, caracterizado por una disciplina y
práctica rigurosas.31 La obra hipocrática Sobre el médico recomienda que los médicos siempre fueran bien
aseados, honestos, tranquilos, comprensivos y serios. El médico hipocrático daba especial atención a todos
los aspectos de su práctica: debía seguir especificaciones detalladas para «la iluminación, el personal, los
instrumentos, el posicionamiento del paciente y las técnicas de vendaje y entablillado» en el
antiguo quirófano.32 Debía, incluso, mantener sus uñas con una longitud precisa.33

También se daba mucha importancia a las doctrinas clínicas de observación y documentación. Estas
doctrinas dictan que los médicos tienen que registrar sus descubrimientos y métodos medicinales de
manera muy clara y objetiva, a fin de que estos registros se puedan transmitir y utilizarse por otros
facultativos.10 Hipócrates anotaba regularmente y de manera precisa muchos síntomas, incluyendo la
complexión, el pulso, la fiebre, el dolor, los movimientos y la excreción.26 Se afirma que medía el pulso de los
pacientes cuando examinaba por primera vez al enfermo para saber si mentía. 34 Hipócrates extendió las
observaciones clínicas a la historia familiar y el ambiente.35 Garrison apunta que «la medicina debe a
Hipócrates el arte de la inspección y la observación clínicas». 25 Por este motivo, quizás resulta más correcto
llamarlo el «Padre de la medicina clínica».36

Dietética[editar]

Cualidades de los cuatro elementos de la antigüedad griega

Según Hipócrates, la alimentación también tenía que variar según el clima y las estaciones, que creía que
influían en los humores. En invierno, un periodo en que domina el frío y la humedad, sería preferible
consumir carnes con salsa, cocinadas con especias calientes; en primavera, cuando domina el calor y la
humedad, se aconsejaba pasar poco a poco de los pucheros a los asados y empezar a comer más legumbres
verdes; en verano, cuando domina el calor, sería el momento de consumir carnes y pescados a la plancha,
más ligeros, y preferir alimentos fríos y húmedos como el melón, la ciruela o la cereza; en otoño, un periodo
en que empieza el frío, haría falta comer alimentos apetitosos y ligeramente ácidos para expulsar
la melancolía, así como reducir el consumo de vino y frutas. 37

Contribuciones directas a la medicina[editar]

Dedos con acropaquia en un paciente con síndrome de Eisenmenger. Descrita por primera vez por
Hipócrates, la acropaquia también es conocida con el nombre de «dedos hipocráticos».38

Hipócrates y sus seguidores fueron los primeros en describir muchas enfermedades y trastornos médicos. Se
le atribuye la primera descripción de la acropaquia, un signo clínico importante en la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica,39 el cáncer de pulmón y la cardiopatía cianótica.40 También fue el primer médico que
describió la «cara hipocrática»41 en su obra Prognosis(El libro de los pronósticos).42 Es célebre la alusión
de Shakespeare a esta descripción cuando escribe sobre la muerte de Falstaff en el Acto II, Escena III de la
obra Enrique V.nota 143
Hipócrates empezó a clasificar las enfermedades en agudas, crónicas, endémicas y epidémicas, y a utilizar
términos como «exacerbación», «recaída», «resolución», «crisis», «paroxismo», «pico» y «convalecencia»,
términos que todavía tienen un uso destacado en la práctica médica. 2644 Otras de las grandes contribuciones
de Hipócrates son sus descripciones de la sintomatología, el tratamiento quirúrgico y el pronóstico
del empiema torácico, una supuración del revestimiento de la cavidad torácica. Sus enseñanzas todavía son
relevantes para los estudiantes de neumología y cirugía de hoy en día.45 Hipócrates fue el primer cirujano
torácico de quien se tiene constancia y sus descubrimientos todavía son válidos en su mayoría. 45

La escuela hipocrática de medicina describió correctamente las enfermedades del recto y su tratamiento, a
pesar de la pobre teoría médica desarrollada hasta entonces. 46 Por ejemplo, las hemorroides, que, aunque
se creía que eran provocadas por un exceso de bilis y flema, eran tratadas por los médicos hipocráticos con
técnicas relativamente avanzadas.47 La cauterización y la escisión son descritas en el Corpus
hipocrático junto con los otros métodos más recomendados en la actualidad:48 ligar las hemorroides con una
pequeña tira de caucho impidiendo la llegada del flujo de sangre y secarlas con una plancha caliente.
También se sugieren otros tratamientos, como la aplicación de diversos ungüentos.4950 Hoy en día, el
tratamiento de las hemorroides «todavía incluye la quemadura, el estrangulamiento y la escisión». 46
Además, algunos de los conceptos fundamentales de la proctoscopia descritos en el corpus todavía son
útiles,4647 como, por ejemplo, el uso del espéculo rectal,47 considerada la referencia más antigua conocida a
la endoscopia.5152

Corpus hipocrático[editar]

Juramento hipocrático en forma de cruz en un manuscrito bizantino del siglo XII

Artículo principal: Tratados hipocráticos

El corpus hipocrático (en latín, Corpus Hippocraticum) es una colección de unas setenta obras médicas de
la antigua Grecia escritas en griego jónico.53 No se ha aclarado definitivamente si el autor del corpus fue el
mismo Hipócrates,54 pues es probable que los volúmenes fueran creados por sus estudiantes y discípulos. 55
A causa de la variedad de temas, estilos de escritura y fecha aparente de creación, los estudiosos creen que
el corpus hipocrático no podría haber sido escrito por una sola persona, sino por hasta diecinueve autores
diferentes.56 En la antigüedad, el Corpus era atribuido a Hipócrates y sus enseñanzas seguían generalmente
los principios del médico griego, de manera que el Corpus acabó recibiendo su nombre. En realidad, podrían
ser los restos de una biblioteca de Cos o una colección compilada en el siglo III a. C. en Alejandría.1332
El Corpus hipocrático contiene libros de texto, lecciones, investigaciones, notas y ensayos filosóficos sobre
diversos temas médicos, que no siguen ningún orden concreto. 5457 Estas obras fueron escritas para públicos
diferentes, tanto especialistas como legos y a veces estaban redactadas desde puntos de vista opuestos, por
lo que se pueden observar contradicciones importantes entre diferentes obras del corpus.58 Entre estos
tratados destacan El juramento hipocrático, El libro de los pronósticos, Sobre el régimen en las enfermedades
agudas, Aforismos, Sobre los aires, las aguas y los lugares, Instrumentos de reducción, Sobre la enfermedad
sagrada, etcétera.24

Sus obras fueron traducidas al inglés, por primera vez de forma completa, por el médico escocés Francis
Adams como The Genuine Works of Hippocrates (Las obras genuinas de Hipócrates) en 1849,59 revitalizando
el interés médico e histórico en las obras de Hipócrates. 60 En español está traducido todo el corpus en varios
volúmenes:

 Hipócrates. Tratados hipocráticos. Obra completa. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1425-
7.

1. Volumen I: Juramento; Ley; Sobre la ciencia médica; Sobre la medicina antigua; Sobre el médico;
Sobre la decencia; Aforismos; Preceptos; El pronóstico; Sobre la dieta en las enfermedades agudas;
Sobre la enfermedad sagrada. 1990. ISBN 978-84-249-0893-5.

2. Volumen II: Sobre los aires, aguas y lugares; Sobre los humores; Sobre los flatos; Predicciones I;
Predicciones II; Prenociones de Cos. 1997. ISBN 978-84-249-1018-1.

3. Volumen III: Sobre la dieta; Sobre las afecciones; Apéndice a "Sobre la dieta en las enfermedades
agudas"; Sobre el uso de los líquidos; Sobre el alimento. 1997. ISBN 978-84-249-1019-8.

4. Volumen IV: Tratados ginecológicos: Sobre las enfermedades de las mujeres; Sobre las mujeres
estériles; Sobre las enfermedades de las vírgenes; Sobre la superfetación; Sobre la escisión del feto;
Sobre la naturaleza de la mujer. 1988. ISBN 978-84-249-1282-6.

5. Volumen V: Epidemias. 1989. ISBN 978-84-249-1384-7.

6. Volumen VI: Enfermedades. 1990. ISBN 978-84-249-1426-4.

7. Volumen VII: Tratados quirúrgicos. 1993. ISBN 978-84-249-1610-7.

8. Volumen VIII: Naturaleza del hombre; Lugares en el hombre; Carnes; Corazón; Naturaleza de los
huesos; Generación; Naturaleza del niño; Enfermedades IV; Parto de ocho meses; Parto de siete
meses; Dentición; Visión; Glándulas; Anatomía; Semanas; Crisis; Días críticos; Remedios; Juramento
II. 2003. ISBN 978-84-249-2376-1.

Juramento hipocrático[editar]

Artículo principal: Juramento hipocrático

El juramento hipocrático, un documento fundamental para la ética y deontología de la práctica médica,61 fue
atribuido a Hipócrates en la antigüedad, aunque investigaciones más modernas indican que podría haber
sido escrito después de su muerte.62 Es probablemente el documento más célebre del Corpus hipocrático.
Recientemente se ha puesto en duda la autenticidad del autor del documento, que para algunos
investigadores proviene de una presunta escuela pitagórica de medicina, de la que no se tiene más
noticias.63 Aunque hoy en día el juramento solo se utiliza raramente en su forma original, sirve de base para
otros juramentos y leyes similares que definen las buenas prácticas y morales médicas. 64 Los licenciados que
están a punto de empezar la práctica médica tradicionalmente pronuncian este juramento. 1365

Pintura mural que representa a Galeno e Hipócrates. Siglo XII, Anagni(Italia).66

Legado[editar]

Está muy extendida la consideración de Hipócrates como «Padre de la Medicina». 55 Sus contribuciones
ciertamente revolucionaron la práctica médica pero después de su muerte el progreso se estancó. 67 Tan
reverenciado era Hipócrates que sus enseñanzas fueron consideradas demasiado grandiosas para ser
mejoradas y durante largo tiempo no se produjo ningún avance significativo en sus métodos. 1321 Los siglos
posteriores a la muerte de Hipócrates estuvieron marcados en la misma medida por progresos y retrocesos.
Por ejemplo, después del periodo hipocrático, la práctica de hacer historias clínicas de casos prácticamente
desapareció, según Fielding Garrison.68

«Ὁ βίος βραχὺς, ἡ δὲ τέχνη μακρὴ, ὁ δὲ καιρὸς


ὀξὺς, ἡ δὲ πεῖρα σφαλερὴ, ἡ δὲ κρίσις χαλεπή».
«La vida es breve; el arte, largo; la ocasión, fugaz; la
experiencia, engañosa; el juicio, difícil.»

—Hipócrates, Aforismos, I, 1

Después de Hipócrates, el siguiente médico de relevancia fue Galeno, un griego romanizado que vivió entre
los años 129 y 200 d.C. Galeno perpetuó la medicina hipocrática, desarrollándola en varias direcciones. 69 En
la Edad Media, los árabes adoptaron los métodos de Hipócrates y contribuyeron de manera fundamental a
la conservación de sus enseñanzas.70 Después del Renacimiento, los métodos hipocráticos ganaron fama de
nuevo en Europa y fueron profusamente utilizados y ampliados hasta el siglo XIX. Entre los que utilizaron las
rigurosas técnicas clínicas de Hipócrates destacan Sydenham, Heberden, Charcot y Osler. Henri Huchard, un
médico francés, afirmó que la recuperación de Hipócrates «conforma la historia entera de la medicina
interna».71

El primero de sus Aforismos, reseñado frecuentemente en latín como Ars longa vita brevis, ha sido
profusamente reproducido.72

Imagen[editar]
Imagen convencional de Hipócrates en un busto «retrato» romano (grabado del siglo XIX)

Según el testimonio de Aristóteles de Estagira, Hipócrates era conocido como «el gran Hipócrates».73 En
cuanto a su temperamento, Hipócrates fue representado inicialmente como «un médico rural viejo, amable
y digno», y más adelante como «un personaje severo y adusto».13 Siempre se lo considera sabio, dotado de
un gran intelecto, y especialmente como una persona muy pragmática. Francis Adams lo describe como
«estrictamente, el médico de la experiencia y el sentido común».16

Su imagen de doctor anciano y sabio se vio reforzada por sus bustos, en los que se le representa con barba
espesa y cara arrugada. Según Fielding Garrison,67 muchos médicos de aquel tiempo llevaban el pelo al estilo
de Zeus o Asclepio, por lo que los bustos de Hipócrates que se conocen podrían ser en realidad versiones
alteradas de retratos de estas deidades. 67 Hipócrates y las creencias que simbolizaba son considerados los
máximos ideales médicos. Garrison, una autoridad de la historia de la medicina, afirmó:

«Es, por encima de todo, el modelo de aquel estado mental flexible, crítico y bien preparado, siempre en
busca de fuentes de errores, que es la esencia misma del espíritu científico». 71

«Su figura... se alza para siempre como la del médico ideal (...), inspirando a la profesión médica desde su
muerte».74

Nombres[editar]
El «árbol de Hipócrates» en Cos, Grecia

Algunos síntomas y signos clínicos han sido llamados en honor de Hipócrates, porque se cree que fue la
primera persona en describirlos. La «cara hipocrática» es el cambio que se produce en el rostro causado por
la muerte, las enfermedades largas, evacuaciones excesivas, hambre excesiva, y situaciones similares.41
La acropaquia, una deformidad de los dedos y las uñas, también es conocida como «hipocratismo digital». 75
La sucusión hipocráticaes el sonido de salpicaduras internas del hidropneumotórax o piopneumotórax.76 El
«banco hipocrático», un aparato que utiliza la tensión para ayudar a corregir la posición de los huesos 77 y
el vendaje en forma de capucha hipocrático78 son dos diseños llamados en honor de Hipócrates. 79 Se cree
que Hipócrates también inventó la bebida hipocrás.80 El risus sardonicus, un espasmo prolongado de los
músculos faciales, también recibe el nombre de «sonrisa hipocrática».81

En 1970 se decidió llamar en su honor «Hippocrates»82 a un astroblema ubicado en el lado oscuro de la


Luna.83 Así mismo, el asteroide (14367) Hippokrates84 lleva este nombre en su honor.

En la isla griega de Cos, le está dedicado el Museo Hipocrático,85 donde se conserva el árbol de Hipócrates,
un ejemplar de Platanus bajo el cual se cree que enseñaba Hipócrates a sus alumnos. 8687 El Hippocrates
Projectes un programa del Medical Center de la Universidad de Nueva York para mejorar la educación
mediante el uso de la tecnología.88 Project Hippocrates (acrónimo de "HIgh PerfOrmance Computing
for Robot-AssisTEd Surgery")nota 2 es un intento del Carnegie Mellon School of Computer Science y
del Shadyside Medical Center, para desarrollar tecnologías adelantadas de planeamiento, simulación y
ejecución para la próxima generación de robots quirúrgicos asistidos por ordenador.89 Tanto el Canadian
Hippocratic Registry90 como el Hippocratic Registry International son organizaciones de médicos que
defienden los principios del Juramento Hipocrático original como inviolables inclusive en la actualidad. 91

Leyendas[editar]
Imagen de Hipócrates en el suelo del Asclepeion de Cos, con Asclepioen el medio

La mayoría de relatos conocidos sobre la vida de Hipócrates no se ajustan a los datos históricos, por lo que
fueron probablemente inventados, o son muy similares a los que existen sobre Avicena y Sócrates, lo que
sugiere un origen legendario.92 Incluso durante su vida, Hipócrates disfrutó de un gran renombre y surgieron
relatos de curaciones milagrosas a su alrededor.93 Por ejemplo, se dice que Hipócrates ayudó a curar a
los atenienses, durante la plaga de Atenas, encendiendo grandes fuegos a modo de «desinfectantes» y
aplicando otros tratamientos.94 Hay una historia que dice que Hipócrates curó al rey Pérdicas II de
Macedonia del «mal de amores».95 Ninguno de estos relatos está corroborado por los historiadores y por lo
tanto es inverosímil que hubieran ocurrido.969798

Otra leyenda explica cómo Hipócrates rehusó una petición formal de visitar la corte de Artajerjes II, Rey de
Reyes de Persia.99 La validez de este relato es aceptada por fuentes antiguas pero refutada por algunas
modernas, de manera que es objeto de debate.100 Otra tradición dice que el filósofo Demócrito era
considerado un loco porque se reía de todo, así que fue enviado a Hipócrates para que lo curara. Hipócrates
diagnosticó que simplemente tenía una personalidad alegre. Desde entonces, Demócrito ha sido conocido
como «el filósofo de la risa».101

No todas las historias sobre Hipócrates lo presentan de manera positiva. En una leyenda se dice que
Hipócrates huyó después de prender fuego a un templo de curación en Grecia.15 Sorano de Éfeso, la fuente
de esta historia, indica que se trataba del templo de Cnido. Sin embargo, siglos más tarde, el gramático
griego bizantino Juan Tzetzes escribió que Hipócrates prendió fuego a su propio templo, el Templo de Cos,
especulando que lo hizo para mantener el monopolio del conocimiento médico. Este relato no concuerda
con las afirmaciones tradicionales acerca de la personalidad de Hipócrates. Otras leyendas relatan
la resurrección del sobrino de Augusto, conseguida supuestamente gracias a la erección de una estatua de
Hipócrates y la creación de una cátedra en su honor en Roma.109698102 Se creía que incluso la miel de
una colmena situada en su tumba tenía poderes curativos. 1321
GALENO
Biografía de Galeno - Quién fue

Galeno de Pérgamo fue uno de los médicos más destacados de la antigüedad; vivió entre los años 130 y
200 en Grecia y Roma y todas sus investigaciones y estudios, cuidadosamente volcados en diferentes
documentos, serían determinantes en los siglos posteriores para que la Medicina siguiese avanzando.

Médico muy prestigioso en Grecia y Roma, nacido en la actual Turquía, y cuyo trabajo estuvo basado en el
legado de su colega griego Hipócrates

También, sus aportes y contribuciones serían el pilar fundamental que dominó a la medicina europea
desde su tiempo y por mil años más.

Galeno nació justamente en Pérgamo, actual ciudad de Bergama en Turquía, en el seno de una familia
acaudalada que le facilitaría su acceso al estudio de diferentes saberes: agricultura, astronomía,
astrología, arquitectura, filosofía y por supuesto la medicina, materia de la cual se ocuparía con especial
atención desde su juventud y hasta el fin de su vida.

El gran referente de Galeno y sobre el cual sentó las bases de toda su obra fue Hipócrates, el célebre
médico griego que vivió en el 400 A.C.

Aportes a la medicina y trabajo en la corte romana

Además de profundizar en las afecciones del organismo y en el descubrimiento de sus partes


fundamentales a partir de la realización de disecciones, Galeno, fue un profesional muy requerido en su
época, especialmente por las familias patricias de la época.

Por ejemplo, de su experiencia de cuatro años en la Escuela de Gladiadores, Galeno, avanzó muchísimo en
lo que concernía al tratamiento de los golpes y las heridas.
En el año 162, ya instalado en Roma, también daría cuenta en esta ciudad de su especial disposición a la
hora del tratamiento y la curación de enfermedades, prueba de ello fue la nutrida clientela con la que
contó, entre los que se destacaron el cónsul Flavio Boecio, los emperadores Marco Aurelio, Cómodo y
Septimio Severo.

También, durante el período en el que se desempeñó como médico de la corte, le tocó enfrentar
acontecimientos médicos importantes que más tarde por supuesto engrosarían las páginas de su legado,
tal es el caso de la peste antonina, una epidemia que se extendería a final del gobierno del emperador
Marco Aurelio y que muchos más tarde la han relacionado con la viruela.

También llamada como peste de Galeno, porque precisamente ha sido Galeno quien la describió, fue una
pandemia de viruela o de sarampión que atacó al Imperio Romano.

La trajeron las tropas que volvían de campañas en Oriente y la diseminaron por el imperio.

Si bien en aquellos tiempos no se hablaba en términos de pandemia o se desconocía la viruela y el


sarampión, debemos aclarar que se habla de pandemia cuando una enfermedad ataca a una enorme
cantidad de gente y que además se extiende por un vasto territorio.

La viruela es hoy una de las enfermedades absolutamente erradicadas de la naturaleza por parte del ser
humano. De todos modos en la antigüedad, en los tiempos de Galeno, supo prevalecer y causar estragos.

Se considera que la peste antonina no era otra cosa que la viruela y Galeno la supo describir.

Su principal manifestación es el abultamiento de la cara y el cuerpo.

Nueve años más tarde de su primera aparición vuelve a atacar a Roma y causó unas dos mil muertes por
día, civiles e integrantes del ejército fueron sus víctimas mortales.

Entre los aportes que Galeno realizó a la medicina se destacan especialmente los siguientes: el
descubrimiento respecto de que algunos músculos son controlados por la médula espinal, identificó siete
pares de nervios craneales, develó que el cerebro es el órgano que controla la voz, demostró las funciones
que cumplen la vejiga y los riñones, demostró que por las arterias no corre aire como erróneamente se
creía sino que lo hace la sangre, logró determinar diferencias estructurales entre las arterias y las venas y
describió las válvulas del corazón.
Pero además de centrarse en las afecciones corporales físicas, Galeno, se interesó por lo que sucedía en el
interior de la mente y así es que escribió un revelador tratado sobre sueños en el que describía a estos y
les atribuía ser el reflejo de las afecciones que sufría el cuerpo.

Como ya señalamos, Galeno, basó su estudio en las propuestas realizadas por su colega Hipócrates y por
caso es que llegó a la conclusión que la salud de una persona implicará el equilibrio entre la sangre y la
bilis negra y amarilla y la flema.

Como consecuencia de haberse convertido en un emblema de la medicina es que su nombre se utilizó


posteriormente para designar a los médicos, es decir, es uno de los sinónimos de médico

Galeno de Pérgamo, en griego antiguo, Γαληνός, Galēnos; en latín, Claudius Galenus1 (Pérgamo, 129-
Roma, c.201/216), más conocido como Galeno, fue un médico, cirujano y filósofo griego en el Imperio
romano.234 Considerado uno de los más completos investigadores médicos de la Edad Antigua, sus puntos
de vista dominaron la medicina europea a lo largo de más de mil años en campos como la anatomía,5
la fisiología, la patología, la farmacología,6 y la neurología, así como la filosofía7 y la lógica.

En la Edad Media, los escritos de anatomía de Galeno se convirtieron en el pilar de los estudios
universitarios de los médicos medievales, pero debido a la caída del Imperio romano de Occidente en el
siglo V estos acusaron un evidente estancamiento intelectual. Sin embargo, en el Imperio Bizantino y en
el califato abasí se continuaron estudiando y aportando avances. Algunas de las ideas de Galeno eran
incorrectas, pues nunca diseccionó un cuerpo humano debido a los tabúes sobre esta práctica en la sociedad
grecorromana. En el medievo esto cambió y los profesores y estudiantes de medicina
de Bolonia comenzaron a diseccionar cuerpos; Mondino de Luzzi (c. 1275-1326) redactó el primer libro
conocido de anatomía basado en disecciones humanas.89

Se le dio el nombre de Claudio en la Edad Media, pero esto parece ser un error historiográfico que se
subsanó en la Edad Moderna, cuando sus textos ganaron una renovada aceptación. En la década de 1530, el
anatomista y médico belga Andrés Vesalio comenzó a traducir del griego al latín muchos de los textos de
Galeno y su influyente publicación de anatomía, De humani corporis fabrica (1543) estuvo profundamente

influida por la obra del médico grecorromano. 10

Galenou Apanta, 1538.

Galeno nació en Pérgamo —actual Bergama, en Turquía—, en el año 129, en el seno de una familia
adinerada. Su padre, Elio Nicón, que además de arquitecto era terrateniente, lo educó cuidadosamente en
el pensamiento estoico, quizás con el propósito de hacer de su hijo un filósofo. Galeno, desde muy joven, se
interesó por una gran variedad de temas, agricultura, arquitectura, astronomía, astrología, filosofía, hasta el
momento en el que se concentró en la medicina.

Se dice que su padre le inclinó hacia los estudios de médico tras soñar una noche con Esculapio, dios de la
medicina, que le predijo el destino de su hijo.

Así, a los veinte años Galeno se convierte en therapeutes (discípulo o socio) del dios Asclepio en
el Asclepeion de Pérgamo durante cuatro años, donde iniciaría sus estudios de medicina. Después
abandonaría el templo para ir a estudiar a Esmirna y a Corinto. En estos primeros años toma contacto con la
obra del célebre médico Hipócrates de Cos, que sería su principal referente a lo largo de su carrera.

Galeno completaría sus estudios en Alejandría, Egipto, la antigua capital de los Tolomeos y principal centro
cultural del Mediterráneo. Galeno aprendería aquí la importancia de los estudios anatómicos y fisiológicos
para la medicina, diseccionaría cadáveres y entraría en contacto con la obra de importantes anatomistas
como Herófilo y Erasístrato.

Regresó a Pérgamo, en 157, al enterarse de la muerte de su padre, que le legó una gran fortuna. Allí trabajó
como médico en la escuela de gladiadores durante tres o cuatro años. En este periodo adquiere experiencia
en el tratamiento de los golpes y heridas. Años más tarde hablaría de las heridas como las «ventanas en el
cuerpo».

A partir de 162 vivió en Roma, la capital imperial, en donde escribió numerosas obras, demostrando de ese
modo públicamente su conocimiento de la anatomía. Consigue una gran reputación como médico experto y
cuenta con una nutrida clientela. Uno de sus pacientes fue el cónsul Flavio Boecio, quien lo introdujo en el
tribunal y acabó siendo médico en la corte del emperador Marco Aurelio y su corregente Lucio Vero.
Durante un breve período regresó a Pérgamo 166-169, hasta ser llamado por Cómodo (hijo de Marco
Aurelio).

Durante su estancia en la corte Galeno fue testigo de importantes acontecimientos, como la llegada de la
llamada peste antonina —que describió y relató en sus obras—, las Guerras marcomanas, el asesinato de
Cómodo, la guerra civil y la llegada al trono de Septimio Severo.

Debido a que en la antigua Roma la disección de cadáveres estaba prohibida por la ley, Galeno realizó
estudios diseccionando animales como cerdos o monos. Esto condujo a que tuviera ciertas ideas
equivocadas sobre el cuerpo humano. Galeno pasó el resto de su vida en la corte imperial, escribiendo y
llevando a cabo experimentos. Hizo vivisecciones de muchos animales con el fin de estudiar la función de
los riñones y de la médula espinal.

Escribió fundamentalmente en griego, ya que en la medicina de la época tenía mucha más reputación que
el latín. Según sus propios testimonios, utilizó a veinte escribientes para anotar sus palabras. En 191, un
incendio destruyó algunas de sus obras. Su principal obra, Methodo medendi —sobre el arte de la
curación—, ejerció una enorme importancia en la medicina durante quince siglos.

La fecha de su muerte se ha estimado tradicionalmente en torno al año 201, basando esta conjetura en
referencias del siglo x, del léxico de Suda. Sin embargo, otros expertos retrasan la fecha de su muerte
hasta 216.

El gran prestigio del que gozó, no solo en Roma, se debió en parte a su gran actividad literaria, con más de
cuatrocientos textos, de los que nos han llegado unos ciento cincuenta, principalmente a través de
traducciones de gran mérito en la época pero limitada fiabilidad. En 2015 se descubrió un palimpsesto de su
obra De los preparados y los poderes de los remedios simples, que se espera arroje luz sobre algunos
características del autor.11

La obra de Galeno se basa en la tradición hipocrática, a la que une elementos del pensamiento
de Platón y Aristóteles, que recibe a través del estoicismo de Posidonio. Además, tuvo una excelente
formación que le permitió conocer en profundidad las distintas escuelas médicas del momento y añadir a
todo ello sus contribuciones originales.

Su fisiología, por ejemplo, se basa en las ideas aristotélicas de naturaleza, movimiento, causa y finalidad, con
el alma como principio vital según las ideas de Platón, que distinguía entre alma concupiscible —con sede en
el hígado—, alma irascible —en el corazón— y alma racional —en el cerebro—.

Fisiología galénica[editar]

Fisiología general galénica[editar]

Se entiende por «Fisiología general» el estudio de los conceptos básicos de la teoría del mundo clásico
sobre el funcionamiento del cuerpo: virtudes, operaciones y espíritus.

Un espíritu —spiritus, término latino que traduce el griego pneuma—, para la fisiología antigua, es una
materia sutilísima que pone en funcionamiento los órganos de una cavidad. El concepto de espíritu en la
medicina clásica, por tanto, no se contrapone de forma excluyente al de materia, sino que los espíritus son
una forma especial —y especialmente sutil— de materia.
Para Galeno, y a partir de él para toda la medicina antigua, los espíritus se agrupan en tres tipos,
correspondientes a los tres tipos de alma —entendiendo por alma, psyché, el principio del movimiento y de
los cambios en los seres vivos—:

De curandi ratione

 El espíritu (pneuma) natural —que los filósofos solían denominar «espíritu vegetal o vegetativo»—
correspondiente al alma concupiscible. Tiene su sede en el hígado, que es el órgano fundamental
del abdomen para los clásicos; desde el hígado, el espíritu natural se difundiría por las venas, que,
según la concepción clásica, partirían del hígado hacia todo el organismo. El espíritu natural es el
responsable de las diversas funciones o facultades (dynámeis) de los órganos del abdomen. Las
funciones del abdomen son precisamente lo que un fisiólogo antiguo denominaba sus virtudes —el
término «virtud» viene de vis, que significa fuerza, y que equivale en latín al griego dy´namis). Por
tanto, los espíritus son los que desencadenan las virtudes de los órganos, y las virtudes se
identifican con las fuerzas que hacen funcionar a los órganos. Las virtudes de los órganos
abdominales van a ser las funciones vegetativas, es decir, las funciones propias de los vegetales:
nutrición y crecimiento. Además, en el abdomen están los órganos de la reproducción, virtud —o
función, o facultad— que también realizan los vegetales. De acuerdo con esto, las virtudes (fuerzas
puestas en acción por los espíritus) van a ser propiedades de los distintos órganos (el riñón, por
ejemplo, tiene una virtud atractiva de la sangre y otras expulsiva de la orina). La unión de un
conjunto de virtudes que se combinan entre sí forma una operación —como la purificación de la
sangre con eliminación de la orina—. La operación es por tanto la acción que realiza un
determinado órgano, y puede incluir varias virtudes coordinadas. Las virtudes abdominales —cada
una de ellas correspondiente a un órgano— se clasifican en principales —digestión, crecimiento y
generación— y secundarias —atractiva o apetitiva, retentiva, conversiva, expulsiva o excretiva—. El
alimento es deglutido, digerido y asimilado —y los residuos son eliminados— gracias a estas
virtudes. Hay también virtudes psíquicas con sede en el abdomen: virtudes concupiscibles —
relativas al deseo— que funcionan por pares: amor-odio, deseo-abominación, gozo-tristeza…
 El espíritu (pneuma) vital: localizado en el tórax, cuyo órgano fundamental es el corazón —y que
además incluye los pulmones—. Corresponde al alma irascible, de la que son propias las virtudes o
facultades (dynámeis) vitales. El espíritu vital sería responsable de las virtudes y operaciones que
mantienen la vida: la respiración, el latido cardíaco y el pulso. —Este último no era para los
antiguos simplemente la transmisión del latido cardíaco, sino una fuerza o virtud propia de la pared
arterial, la virtud pulsífica, distinta de la virtud del latido cardíaco—. Tradicionalmente la muerte se
determinaba por el cese de estas funciones torácicas —y se concebía como la desaparición del
espíritu vital—. El pneuma o spiritus vital se desplazaría por las arterias a partir del corazón. Pero así
como el latido es la función del corazón, el pulso es la función de las arterias —es una vis per se,
una fuerza autónoma— y la respiración es la función de los pulmones. Estas son las virtudes o
facultades (dynámeis) vitales principales, siendo las secundarias las mismas que en el caso del
abdomen —la atractiva de los pulmones sobre el aire, la expulsiva del corazón con respecto a la
sangre, etcétera—. También en el tórax habría, para los antiguos, virtudes psíquicas: las llamadas
virtudes irascibles, como lo serían la ira, la audacia y su opuesto el temor, o la esperanza y la
desesperación. A partir del corazón, el espíritu vital se transmitiría a todo el organismo a través del
sistema arterial.

 El espíritu (pneuma) animal, que es el superior, con sede en el cerebro, y cuyas virtudes y
operaciones más complejas, de carácter mental, serían las características del ser humano. Este
tercer tipo de pneuma se desplazaría desde el cerebro a los diferentes órganos por el interior de los
nervios. Corresponde al alma racional. Este tercer tipo de virtudes —o facultades, dynámeis—
animales se dividiría en varios tipos: aferentes —sensitivas, que reciben sensaciones a través de los
órganos de los sentidos— y eferentes —motoras, que gobiernan el movimiento de los músculos—.
Hay además virtudes intermedias, centrales u ordenadoras, que tienen lugar en el sistema nervioso
central: la imaginación, la razón y la memoria. En la fisiología general galénica es también muy
importante el concepto de calor innato, esencial para la vida. Su sede es el corazón, desde el cual se
difunde por todo el organismo a través del pulso. El combustible a partir del cual se produciría este
calor innato es el alimento y la respiración tiene, en relación con él, una función refrigerante.

Fisiología especial galénica[editar]

La concepción clásica de las principales funciones del cuerpo humano puede ser expuesta a partir de lo que
ocurriría al ingerir un alimento. Actuarían, en primer lugar, la virtud de la boca de masticar y la de tragar,
complementadas por la virtud del estómago de atraer el alimento; la interacción de todas estas virtudes
formaría la operación de deglutir.

Mediante la virtud conversiva del estómago, los alimentos deglutidos son convertidos en quilo.

Los procesos a los que es sometido el alimento en el estómago e intestino se denominan primera digestión.
Las sucesivas digestiones que se van a producir irán separando lo puro de lo impuro, y cada una de ellas
producirá unos residuos que serán eliminados, purificando así el resto. Los restos de la primera digestión
serán las heces fecales.

El quilo —los alimentos purificados por la primera digestión— será transportado al hígado —a través de
las venas mesentéricas y porta— y sufre allí una segunda digestión, de la cual surgen los humores —el
hígado es por tanto el laboratorio en que se gestan los cuatro humores, y fundamentalmente la sangre, a
partir del alimento ya transformado en quilo—. La segunda digestión produce también sus residuos, que irán
a los riñones y se eliminarán por la orina.
La bilis negra o atrabilis, uno de los humores producidos en el hígado, va en gran parte al bazo. Otra parte,
mezclada con la sangre recién creada en el hígado, se distribuye por las venas —es la sangre venosa—. Para
la medicina galénica, el sistema venoso tiene su origen en el hígado y se ramifica a partir de él —y no
del corazón—. El hígado, órgano esencial del abdomen, es la fuente de las venas, que distribuyen por todo el
organismo la sangre venosa —que por llevar mezcla de humores tendrá un color distinto de la sangre
arterial, que es más pura—.

A través de la vena cava llegaría también sangre desde el hígado a la aurícula derecha y de ahí al ventrículo
derecho donde encontraría dos posibilidades: una parte atravesaría el tabique interventricular, a través de
unos supuestos poros, pasando al ventrículo izquierdo; el resto iría a los pulmones por lo que llamaban la
«vena arteriosa» —la actual arteria pulmonar—. Esta sangre que desde el ventrículo derecho se dirigiría
al pulmón, serviría para alimentarlo —y por tanto no retornaría al corazón—.

Habría también unas «arterias venosas» —las actuales venas pulmonares—) que irían del pulmón a la
aurícula izquierda. Estas arterias venosas no llevarían sangre —la que llegó al pulmón se quedó en él, no hay
circulación pulmonar en la fisiología antigua—. Lo que llevarían las «arterias venosas» es pneuma, el espíritu
que el pulmón extraería del aire al inspirar. El pneuma que pasa de la aurícula al ventrículo izquierdo
encuentra allí la sangre que pasó desde el otro ventrículo por los poros.

En el ventrículo izquierdo el pneuma purifica la sangre y la hace más sutil; los desechos de esta nueva
purificación de la sangre se expulsan mediante la espiración. Esta sangre pneumatizada —que hoy se llama
sangre oxigenada— se distribuye a través del sistema arterial a todo el organismo. En las distintas partes del
cuerpo se encuentran anastomosis o comunicaciones arterio-venosas en las que se mezclarán los dos tipos
de sangre —la sangre venosa procedente del hígado y la pneumatizada que viene del ventrículo izquierdo—.
La mezcla de sangres se transvasará y, ya fuera de las arterias y venas, se solidificará progresivamente
alimentando y haciendo crecer los distintos miembros del cuerpo al convertirse en la materia que los
constituye —que es, en última instancia, una solidificación de los humores—. Así la sangre se transforma en
las distintas partes del cuerpo y por tanto no retorna al corazón. Esta transformación de la sangre en partes
del cuerpo es la tercera digestión, cuyos residuos se expulsarán al exterior en forma de sudor, pelos, uñas,
etc.

También al cerebro, como al resto de los órganos, llegaría la sangre, distribuyéndose en la llamada rete
mirabile —una red arterio-venosa de las meninges que de hecho existe en los cerdos, pero no en los
hombres—. Allí la tercera digestión o cocción de la sangre daría como producto una materia sutilísima
gracias a la cual podrían funcionar las virtudes más espirituales y típicamente humanas de la vida de relación
—las facultades anímicas—. Los desperdicios correspondientes a esta digestión se expulsarían al exterior a
través de los órganos de los sentidos: legañas, cerumen del oído, mucosidades nasales, etc.

Aportes de Galeno a la medicina[editar]

 Demostró cómo diversos músculos son controlados por la médula espinal.

 Identificó siete pares de nervios craneales.

 Demostró que es el cerebro el órgano encargado de controlar la voz.

 Demostró las funciones del riñón y de la vejiga.

 Demostró que por las arterias circula sangre, y no aire —como pensaban Erasístrato y Herófilo—.
 Descubrió diferencias estructurales entre venas y arterias.

 Describió las válvulas del corazón.

 Describió diversas enfermedades infecciosas —como la peste de los años 165-170— y su


propagación.

 Dio gran importancia a los métodos de conservación y preparación de fármacos, base de la


actual farmacia galénica.

 Su tratado Sobre el diagnóstico de los sueños (De Dignotione ex Insomnis Libellis, en latín) describe
los sueños —es decir, las ensoñaciones— y afirma que estos pueden ser un reflejo de los
padecimientos del cuerpo.n 1

Adonai
Todo hombre quiere y necesita pertenecer. Pertenecer a su Hacedor. Tener a quien imitar, admirar, seguir
y amar. Y aunque no lo reconozca, aunque su enojo y rebelión contra Dios lo impulse lejos de su Creador y
se entregue a otros dueños, ese deseo ardiente de ser propiedad de ese Alguien más fuerte, más valiente,
más amoroso, más capaz, más poderoso, más sabio, verdaderamente fiel y honrado, es un anhelo que
quema el alma y no queda satisfecho hasta que es cumplido en Dios.

Abraham siguió su corazón cuando un día el Señor lo visitó en una visión. "Después de estas cosas vino la
palabra de Yahvéh diciendo: No temas Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.

Y respondió Abram: Adonai Yahvé, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi
casa es ese damasceno Eliécer?

¿Adonai? Adonai es una palabra que únicamente se usa para el Dios Vivo y por ende a la Trinidad. Está en
plural y es posesiva. En la respuesta de Abraham literalmente estaba diciendo: Mi Amos, mi Señores, mi
Dueños Yahvéh...

Es importante hacer la aclaración de que la palabra Adonai tiene dos variantes:

Adoni: Se emplea únicamente para la segunda persona de la Trinidad, Jesucristo . Esto queda de
manifiesto en el Salmo 110:1, mismo que Cristo cita ante los fariseos refiriéndose a sí mismo:
"Dijo el Señor a mi Señor (Adoni): Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de
tus pies".

Adon: Se emplea cuando se refiere a un ser humano, y siempre está en singular.

Significado de la palabra Adonai:

Adonai es traducido en nuestra Biblia como Señor, sin embargo su significado es: Amo, dueño, propietario
absoluto, alguien que ejerce dominio total sobre alguien o algo y que tiene un derecho indiscutible sobre
esa vida u objeto, completo señorío.

En los tiempos de Abraham la palabra Adon era muy común y se usaba para describir a un amo o dueño
terrenal. También lo usaban las esposas cuando se dirigían a sus maridos. Así las esposas y los esclavos
simplemente no eran libres de nada, tenían un dueño y no podían disponer de sus vidas de ninguna
manera.

Para nosotros es muy difícil comprender qué tipo de relación era ésta, donde otro es el dueño absoluto de
una persona, como lo era un amo de un esclavo. Los esclavos, como las esposas, eran comprados con
dinero. En el caso de los esclavos, éstos podían haber llegado a ese estado desgraciado por causa de la
guerra o simplemente porque habían nacido esclavos. Por cierto que en el caso de las esposas, sí había
una pequeña diferencia con respecto a los esclavos; ellas podían negarse a ir con el marido que estaba
pagando una dote por ella, pero en el momento en que la mujer consentía ir con él, ya no había marcha
atrás, tendría que vivir en sujeción por el resto de sus días.

Por eso cuando Abraham se dirige a Dios como Adonai, estaba reconociendo plenamente que Dios tenía
perfecto derecho y plena posesión de toda su persona y todas sus posesiones, exactamente igual que un
amo sobre su esclavo. Hacía muchísimo tiempo que Abraham se había entregado a su Adonai y en su
corazón ya no había marcha atrás. El dueño tan anhelado de su alma lo poseía por entero. Abraham era el
esclavo de Adonai Yahvéh.

¿Qué es lo que Dios quiere enseñarnos

al decirnos que Él es Adonai?


Dios quiere que sepamos que Él tiene todos los derechos sobre la obediencia y servicio de cada hombre
sobre la tierra. Si vemos detenidamente Génesis 18, encontramos a un Abraham, dueño de innumerable
riqueza, esclavos y autoridad, corriendo para atender la necesidades de su Adonai que pasó a visitarlo al
encinar de Mamre. De prisa avisó a Sara que preparara una comida especial, y él mismo ayudó con los
preparativos, y después de servir a su Señor, Abraham tomó el lugar de siervo (esclavo) mientras su Amo
comía. Los ojos de Abraham estaban pendientes de los movimientos y necesidades de su Dueño. Sus
oídos entonados para obedecer inmediatamente cualquier orden de su Creador.

Dios espera que nosotros, su pueblo, esperemos en Él en completa dependencia y obediencia, no con
miedo, sino con un profundo amor. Que lo único que queramos sea complacerlo y obedecer cada una de
sus peticiones y direcciones en nuestra vida, es decir, que ardientemente deseemos hacer su voluntad.

En la Ley mosaica, los esclavos podían dejar a sus señores en el año de Jubileo, en ese año tenía derecho a
solicitar su libertad. Pero si el esclavo a pesar del Jubileo no quería dejar a su amo, entonces los dos iban
ante los jueces. El amo haría que el esclavo se pusiera junto a la puerta, luego le perforaría la oreja con
una lesna para que fuera su siervo para siempre; el esclavo amaba a su Dueño y por tanto no se iba de él.
De acuerdo a la tradición judía, el amo le ponía un arete en la oreja perforada, y éste llevaba toda su vida
la marca de propiedad como prueba de su amor, lealtad y devoción a su Señor. Todos los que veían la
marca recibían un mensaje del cuidado del Amo hacia su siervo, y que por tal motivo el siervo no había
querido dejarlo.

Como discípulos de nuestro Adonai Jesucristo, el Señor espera que respondamos a Él con un corazón
dispuesto a obedecerle y honrarlo de tal manera que seamos "marcados" por Su amor y Su presencia.
Jesús nos pide que nuestra actitud siempre sea la de servicio y cuidado para con nuestro prójimo como lo
es para Él. Que seamos honrados, que no mintamos, que en todo tiempo pongamos en práctica Su
palabra, que no seamos oidores sino hacedores. No olvidemos que servir a Dios implica obediencia sin
condiciones. Cuando nosotros recibimos a Cristo en nuestro corazón, renunciamos a nuestros "derechos",
pues fuimos comprados por precio, y abrazamos los derechos de nuestro Señor. Todo lo que antes era
nuestro se convierte en Su propiedad. Nuestro tiempo, dinero, recursos, habilidades, servicio. Todo es de
nuestro Adonai desde ese momento para siempre. Hacer esto no es fácil porque ser esclavo no es una
ocupación agradable, y menos cuando se espera que vivamos como esclavos toda la vida. Sin embargo, la
"esclavitud" que Dios nos ofrece es la de la más plena libertad y seguridad. Dios promete cuidarnos,
bendecirnos, guiarnos, sustentarnos, abrigarnos con su amor y llevarnos a su presencia con seguridad y
ternura cuando llegue la hora.

Cristo siendo Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, se despojó de sí mismo,
tomando forma de siervo y en esta condición subió a la Cruz, donde fue marcado para siempre por amor a
Su Adonai y por amor a nosotros. Sigamos sus pisadas...
Esto significaba y aún significa para el pueblo de Dios y, por extensión a todo lo creado, completa
posesión por parte de Adonai y completa sumisión por parte del objeto de su propiedad. En una palabra,
total y absoluta obediencia y rendición al Señor de Señores, Adonai Yahvéh.

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acreditada.
Este aviso fue puesto el 27 de mayo de 2014.

Adonai, ‫ אֲ ֹדנָי‬es uno de los nombres en hebreo de Elohim. Se usa más de 300 veces en el Tanaj como una
designación para el Creador, sin embargo el Nombre de Adonai se vuelve Divino por sí mismo o por una
designación genérica.1

Varios gramáticos resaltan que este término se usa para dirigirse (referirse) al ser supremo y su grandeza:
"mi Señor" o "mi Gran Señor". Pero según los peritos hebraicos la palabra Adonai que se deriva de adoniyah
tiene un significado compuesto que es Adón: amo y yah: que se deriva de (YHVH) que por lo tanto se
traduce como mi amo.

Quienes no están de acuerdo con la interpretación trinitaria del nombre Elohim, insisten en que el plural
mayestático también es usado por una persona con muy altísima dignidad como afirmación de ella. Sin
embargo, quienes rechazan la interpretación del nombre Adonai como plural de 'Majestad', anotan que tal
forma de plural no ocurre en hebreo.

Uso[editar]

Ya que pronunciar el nombre de YHWH está prohibido en la lectura de la Biblia Hebrea, en el siglo VI a. C., se
añadieron las vocales de Adonai, para recordar al lector que debía pronunciar ese título. Por tanto, ‫ יהוה‬se
traduce al griego como κύριος (kýrios Señor).

En contextos cristianos se considera el uso del nombre Adonai como un reconocimiento claro de que "Dios
es el Señor".

La Santa Sede, siguiendo una directiva de Benedicto XVI, pide omitir el término «Yahvé» en la Liturgia,
oraciones y cantos: El texto explica que este término debe traducirse de acuerdo al equivalente hebreo
«Adonai» o del griego «Kýrios» (11 de septiembre de 2008).2

Significado de Adonay

Qué es Adonay:

Adonay, también llamado Adonaí, es uno de los nombres con que los judíos designan a Dios. Como tal, es
una palabra de origen hebreo (ădōnay) que significa ‘mi Señor’.
Antiguamente, a los judíos les estaba prohibido, por cuestiones de respeto, pronunciar el nombre sagrado
de Dios. Este nombre, que fue el que el propio Dios dijo a Moisés en el Éxodo (3: 14), y que fue el que llegó a
nosotros en la forma del Tetragrámaton YHVE (del que ha derivado Yahvé), era sustituido por los hebreos
por Adonay.

Vea también Yahvé.

Así, cada vez que se referían a Dios, o que leían su nombre en las Sagradas Escrituras (en el Tanaj, texto
sagrado de los judíos correspondiente al Antiguo Testamento, Adonay aparece más de 300 veces), en lugar
de decir el nombre divino, decían Adonay (mi Señor), como una forma respetuosa de dirigirse a Dios.

Vea también Dios.

Recientemente, el Vaticano, a través del papa Benedicto XVI, dispuso que había de evitarse el
término Yahvé en la celebración liturgia católica, así como en oraciones y cantos, en virtud de que este
término nunca fue usado por la Iglesia hasta 1970, y llama a volver a emplear los términos Adonay, del
hebreo, yKyrios, del griego, que significan ‘el Señor’.

Hermes Trismegisto

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Hermes Trismegisto es el nombre griego de un personaje histórico que se asoció a un sincretismo del dios
egipcio Dyehuty (Tot en griego) y el dios heleno Hermes. Hermes Trismegisto significa en griego 'Hermes, el
tres veces grande'. Hermes Trismegisto es mencionado primordialmente en la literatura ocultista como el
sabio egipcio, paralelo al dios Tot, también egipcio, que creó la alquimia y desarrolló un sistema de creencias
metafísicas que hoy es conocido como hermetismo. Para algunos pensadores medievales, Hermes
Trismegisto fue un profeta que anunció el advenimiento del cristianismo. Se le han atribuido estudios de
alquimia como la Tabla de esmeralda —que fue traducida del latín al inglés por Isaac Newton— y de
filosofía, como el Corpus hermeticum. Según las creencias egipcias, los dioses habían gobernado en el
Antiguo Egipto antes que los faraones, civilizándoles con sus enseñanzas. En ellas, el dios egipcio Tot era el
dios de la sabiduría y el patrón de los magos. También era el guardián y escribiente de los registros que
contenían el conocimiento de los dioses. Clemente de Alejandría estimaba que los egipcios poseían cuarenta
y dos escritos sagrados, que contenían todas las enseñanzas que poseían los sacerdotes egipcios. Más tarde,
varias de las características de Tot se asociarían al Hermes de la mitología helenística, incluyendo la autoría
de los "cuarenta y dos textos". Este sincretismo en el primer o segundo siglo de la era cristiana, se le
comenzó a llamar a esta fusión «"Hermes Trismegisto", probablemente por cristianos que tenían noticia de
los textos egipcios. No obstante, en algún momento la ambigua noción de divinidad se transformó en la de
un personaje histórico de los tiempos iniciales de la civilización occidental, al cual además se le atribuyeron
otros escritos filosóficos. A la identificación entre Tot y Hermes en la figura de Hermes Trismegisto ha de
añadirse otra posterior, de carácter esotérico, por la cual Hermes Trismegisto es también Abraham, el
patriarca hebreo, que habría comenzado dos tradiciones: una solar, pública, recogida en el Antiguo
Testamento y otra privada, trasmitida de maestro a discípulo, accesible en el Corpus hermeticum.

.
De Hermes Trismegisto, hay quienes consideran que se trata de Melquisedec, el llamado sabio de Salem
(posteriormente Jerusalén) quien también fue conocido y reverenciado en Egipto y que fue mencionado en
los escritos bíblicos como un Sacerdote del Altísimo y que no tuvo principio ni fin y que el mismo Abraham le
reverenciaba y le pagaba diezmo por lo que se presume que fue un personaje muy importante.

Literatura Hermética

La llamada literatura hermética es en cierto modo, un conjunto de papiros que contenían hechizos y
procedimientos de inducción mágica. No obstante, no se queda ahí la literatura atribuida a esta figura. Los
escritos herméticos, en general, dan cuenta de un determinado enfoque acerca de las leyes del Universo. En
el Asclepio se nos habla constantemente de Dios, a quien se llama "El Todo Bueno", para describirnos las
leyes del Universo.

También nos habla Hermes del Tiempo. De acuerdo con el Asclepio, parágrafo 27, el Mundo es el
receptáculo del Tiempo, que mantiene la vida en su correr y agitar. El Tiempo por su lado respeta el Orden. Y
el Orden y el Tiempo provocan, por transformación, la renovación de todas las cosas que hay en el Mundo.

Entre los tratados atribuidos a Hermes Trismegisto destaca el Corpus Hermeticum. Se le atribuye la
redacción de la Tabla de esmeralda, que fue considerado por los alquimistas, el libro fundacional de la
alquimia. Otras de sus obras más destacadas serían el Poimandres, el Kybalión (en el cual se expresan de
forma sintética las leyes del Universo), ciertos libros de poemas y el Libro para salir al día, también conocido
como «Libro de los muertos», por haberse encontrado ejemplares de él dentro de los sarcófagos de algunos
destacados egipcios.

Hermetismo

El hermetismo es una tradición filosófica y religiosa basada principalmente en textos, atribuidos a Hermes
Trismegisto. Esos escritos han influido mucho en la Tradición Esotérica Occidental y fueron considerados de
gran importancia tanto durante el Renacimiento como en La Reforma. La tradición reclama ser descendiente
de una Prisca Theologia, una doctrina que afirma que una simple y verdadera teología existe, la cual está
presente en todas las religiones y fue dada por Dios al hombre en la Antigüedad.

Muchos escritores cristianos incluyendo a Lactancio, Tomás de Aquino, Agustín de Hipona, Giordano Bruno,
Marsilio Ficino, Campanela y Giovanni Pico della Mirandola consideraron a Hermes Trismegisto un sabio
profeta, el cual previó la llegada del Cristianismo.

El Poimandres, del cual Marsilio Ficino formó su opinión, establece que "le llamaban Trismegisto porque era
el filósofo más grande, el sacerdote más grande y el rey más grande".

La Tríada Hermética: Dios, cosmos y hombre


Primero Dios, segundo el cosmos, tercero el hombre (SH XI, sent. 6).

El hermetismo es completamente unitario en cuanto a la tríada fundamental que estructura la realidad.


Debemos considerar a Dios como un cosmos inmóvil, al cielo como un cosmos móvil y el hombre como un
cosmos racional (DH I 1), capaz de elevarse hasta el creador y demiurgo. En esta procesión hipostática el
hombre es imagen del cosmos, y el cosmos es producto de Dios, cuyo aliento (pneûma) conduce el
movimiento de los astros (CH III 2) y une a todos los seres en una cadena simpática. Sobre las otras fuerzas
que actúan en la creación, tales como la providencia, la necesidad, el destino y la eternidad volveremos más
adelante; baste ahora con poseer una visión clara sobre los pilares que sustentan el engranaje de lo creado y
su absoluta dependencia (CH XVI 17: Dios-cosmos inteligible-cosmos sensible-sol-ocho esferas-demonios-
hombres). Esta dependencia, importantísima para mantener el edificio hermético y sus “aplicaciones
prácticas”, es reiterada constantemente en los Hermetica. Las diferentes concepciones de estas hipóstasis
fundamentales y los seres intermedios (nos referimos sobre todo al sol como segundo demiurgo entre el
cosmos y el hombre) no deben confundirnos, antes bien son intentos de conciliar nuestra tríada primera
mediante entidades enlazadoras.

El hermetismo debe ser considerado como una filosofía plena de vida: el Universo hermético está vivo, y sus
entidades regidoras actúan eternamente. La muerte y el vacío no tienen cabida en el hermetismo.

La Teología Hermética: Dios

"Porque el Bien es inalienable e inseparable de Dios: es Dios mismo". (CH II B 16)

El Dios supremo es el principio fundamental sobre el que se articula toda la doctrina hermética. Dios es a la
vez padre y bien, creador y demiurgo. Dios es el bien supremo y el óptimo artesano de la creación.

La otra denominación de Dios es la de padre, en su capacidad de crear todas las cosas. Pues lo propio de un
padre es crear (CH II B 17). Y por eso se maldice a los hombres estériles, que no han sabido imitar su obra.

Según esta cosmovisión, Dios se valió del Verbo para engendrar al cosmos: El creador habría hecho la
totalidad del cosmos no con las manos, sino con la palabra. Piensa por ello que está presente, que existe
eternamente, que creó todas las cosas, que es uno y único y que creó todos los seres por su propia voluntad
(CH IV 1).

En el hermetismo, las formas de aludir a Dios son aparentemente contradictorias, Dios es a la vez visible en
lo creado, posee todos los nombres, es omnicorpóreo y goza de la fecundidad de ambos sexos, pero
asimismo es incognoscible, innombrable, invisible y está envuelto en las brumas del misterio.
Verdaderamente, esta forma de aludir a Dios y a sus atributos sólo pretende expresar que la totalidad de lo
real es Dios mismo, siguiendo una tradición teológica de origen egipcio (Ra es aquel que es y no es).
En CH V 1-2 se nos dice que si Dios no fuera invisible no podría abarcar la totalidad de lo creado, no podría
ser eterno, porque lo invisible es eterno. Dios, por tanto, solo puede ser aprehensible por sus propias obras,
puesto que se manifiesta en y a través de ellas y sobre todo a quienes él quiere mostrarse. La obra de Dios
es visible en el hombre. Dios sólo puede conocerse a través de su artesanía (CH V 6). Por eso Dios está más
allá de cualquier denominación, por eso es el invisible a la vez que el más evidente. Aquél que es
contemplado por el pensamiento pero que también es visible a los ojos (CH V 10).

Pavimento di siena, ermete trismegisto (giovanni di stefano) 02

Si Dios lo es todo, principio de la creación y creación misma, cuando hablamos de lo que es, hablamos de
Dios, pues él contiene todo lo que es y nada es posible exterior a él, ni él fuera de nada (CH IX 9). Obsérvese
que aquí no se establece una doctrina panteísta sin más, sino más bien una inmanencia absoluta de Dios,
una forma de identificación total entre el creador y lo creado, que bien pudiera haber inspirado a Giordano
Bruno. Si Dios es el Bien supremo, por fuerza es el engendrador de la Belleza y se debe tener la audacia de
afirmar, Asclepio, que la esencia de Dios, si Dios la tiene, es la belleza; y que es imposible que lo bello y lo
bueno se dé en ninguno de los seres del cosmos, pues todas las cosas que nuestra mirada abarca son meros
simulacros y apariencias engañosos (CH VI 4). La voluntad de Dios es el principio creador, la energía que
despliega genera la creación toda, y su esencia es querer que todas las cosas sean; pues Dios padre, el bien,
no sólo es el ser de todas las cosas, incluso cuando ya no son, sino la realidad más íntima de todos los seres.
Esto es lo que es Dios padre, el bien, y no cabe atribuirle ninguna otra cosa (CH X 2). Asimismo, y aquí
debemos hacer hincapié, no cabe la muerte en Dios, porque la voluntad de Dios es la vida y si todas las cosas
están vivas, tanto las terrestres como las celestes, y la vida es una, entonces la vida es generada por Dios y
Dios ella misma. En suma, todas las cosas nacen de Dios y la vida es la unión de pensamiento y alma; y así la
muerte no consiste en la destrucción de las cosas reunidas sino en la disolución de la unión (CH XI 14).
Porque ¿Cómo podrían existir cosas muertas en Dios, imagen del todo y totalidad de la vida? (CH XII 16).

Una bella alegoría nos muestra a Dios como un músico perfecto, que nunca desfallece, y que no sólo ejecuta
la armonía de los cantos, sino que marca el ritmo de la melodía apropiada a cada instrumento (CH XVIII 1). Y
así, encontramos en el Asclepio: Saber de música no consiste, por tanto, sino en conocer la distribución
ordenada del conjunto del universo y cuál es el plan divino por el que se asignó un lugar a cada cosa; pues la
ordenación que, en un plan artístico, reúne en un mismo conjunto las cosas singulares, completa un
concierto muy dulce y verdadero que produce una música divina (Asc. 13).

La Mónada

Siguiendo la doctrina pitagórica, la unidad, como reflejo de Dios en todas las cosas, nos lleva a la concepción
de la mónada como elemento analógico e inmanente a lo creado. La unidad, puesto que es principio y raíz
de todo, está en todas las cosas como raíz y principio. Como principio de todas las cosas, pues nada hay sin
ella, no se origina de la nada sino desde sí misma. Y como tal principio, la unidad contiene todos los números
y no está contenida en ninguno, a la vez que genera todos los números sin ser ella generada por ninguno
(CH IV 10).

Siena, ermete trismegisto 02

Hermes Trismegisto, en la catedral de Siena.

El génesis hermético

"En el principio existían Dios e hýle materia en griego; el aliento vital acompañaba a la materia, o mejor,
estaba en la materia, pero no de la misma forma en que estaban en Dios el mismo aliento y los principios
originarios del cosmos, pues aunque estas cosas no existieran de hecho, al no haber sido generadas todavía,
existían al menos en lo que había de generarlas". (Asc. 14).

Ya hemos trazado suficientemente la voluntad creadora de Dios, ahora dilucidemos la Creación en sí. La
cuestión de la Creación es una de las más complejas, dispersas y contradictorias de los Hermetica. Los
tratados CH I Poimandres, CH III, y SH XXIII Kore Kosmou son los textos que mejor recogen los diferentes
génesis herméticos. Se ha querido ver en CH I influencias del Génesis bíblico, pero probablemente el
parecido resulte fruto del interés de los hermetistas por el pasaje del Antiguo

Testamento, es decir, que ambas construcciones, la egipcia y la israelita, fueran muy parecidas y fácilmente
confundibles.

"Principio de todos los seres es Dios, Pensamiento, naturaleza, materia y sabiduría que muestra todas las
cosas. Principio es lo divino, naturaleza, energía, necesidad, fin y renovación. Había una inextricable tiniebla
en el abismo, agua y un aliento vital, sutil e inteligente que existían en el caos por el poder divino. Fue
proyectada entonces una sagrada luz y, procedentes de la sustancia húmeda, los elementos fueron
consolidados en la arena. Y los distintos dioses distribuyeron esta naturaleza seminal".(CH III 1)

En cualquier caso, la caída del hombre es el eje esencial del génesis hermético. Y aquí la diferencia entre la
gnosis optimista y la pesimista se muestra con total crudeza: ¿ha caído el hombre en un tormento de
humillaciones o por el contrario ha sido ensamblado en una creación maravillosa y única? Para los filósofos
del Renacimiento no cabía dudar, y en cualquier caso, no es aceptable considerar que los hermetistas
representaron una tierra eminentemente malvada, una cárcel de hombres más propia de las corrientes
gnósticas.

El Pensamiento (Noûs)
"El pensamiento ve todas las cosas, los ojos sólo las corpóreas". (DH V 1)

Al hombre, por su excelencia y piedad, le está permitido acceder a los misterios de Dios, pero no podrá
alcanzar semejante conocimiento mediante el pensamiento dialéctico. Será por medio de la revelación y la
recepción del Noûs (véase más abajo el capítulo llamado “Palingenesia”) por las que el hombre pueda
elevarse y atravesar el cielo hasta Dios mismo. Así, Poimandres, el Noûs del poder supremo, desciende sobre
aquel que desea ser instruido sobre los seres, comprender su naturaleza y llegar a conocer a Dios (CH I 3), y
en pleno éxtasis teúrgico comienza su labor mistagógica.

Lo incorpóreo que sostiene al cosmos es un Noûs total que totalmente se contiene a sí mismo. Un
pensamiento total que se contiene totalmente a sí mismo, libre de cualquier cuerpo, estable, impasible,
intangible, inmóvil él mismo en sí mismo, capaz de contener todas las cosas y salvaguarda de todos los
seres, cuyos rayos son el Bien, la Verdad, el arquetipo del aliento vital y el alma arquetípica (CH II B 12).

Igualmente, y enlazando con la doctrina de la libertad, el noûs es un don divino: aquellos hombres que
opten por la senda de la sabiduría accederán al Bien, rechazando el mal (CH IV, 3-6). El pensamiento es una
recompensa para las almas virtuosas, y aquellos que se sumerjan en la gran crátera participarán del
conocimiento y se convertirán en hombres perfectos, y no caerán en la ignorancia de los hombres
irracionales, dominados por las pasiones y los apetitos corporales.

Amphitheatrum sapientiae aeternae solius verae Wellcome L0063697

Un anfiteatro de la sabiduría eterna es verdadero

La jerarquía del noûs

Esta jerarquía obedece a cuatro momentos de un mismo proceso: Dios, Cosmos y Hombre.

Noûs divino: el conocimiento del carácter mismo del pensamiento de Dios es la cúspide de la verdad.

Noûs de la eternidad: el conocimiento de la extensión y el funcionamiento de la obra de Dios.

Noûs cósmico: el conocimiento de la naturaleza que resulta de la observación de todas las cosas.
Noûs humano: aquel del que se vale el hombre (mediante la memoria del pasado), para comprender y
gobernar el mundo.

La Palabra (Lógos)

"Así pues, la palabra es imagen y pensamiento de Dios… (CH XII 14)

"La palabra es el instrumento del pensamiento, pues la palabra interpreta lo que el pensamiento quiere".
(DH V 1)

Se dice que Dios generó el cosmos mediante la palabra, es decir, que el pensamiento se hizo actividad
mediante el Verbo divino. El hombre está dotado de pensamiento y palabra, y ambos están dotados del
mismo valor que la inmortalidad. La palabra es distinta de la voz, porque la palabra que contiene en sí el
valor del pensamiento está llena de sabiduría y poder (dýnamis). La palabra habita el pensamiento, y por eso
es común a todo hombre, y sólo la voz es distinta: En efecto hijo, es diferente de uno a otro la palabra, pero
la humanidad es una sola: igualmente es una palabra y se traduce de una lengua a otra; de modo que, en
realidad, encontramos un solo y mismo concepto en Egipto, Grecia o Persia… (CH XII 13). Si hay diferentes
formas de expresar el pensamiento, aquella lengua que guarde en sus entrañas el misterio divino será la
más alta y bella de todas, la más cercana a Dios; para Giordano Bruno, siguiendo el pasaje de CH XVI 2, esa
lengua era la egipcia, y para Pico della Mirandola la hebrea, entroncando así con la tradición cabalística. Con
todo, lo cierto es que el griego, lengua bárbara falta de poder, no era la más adecuada para expresar las
opiniones herméticas.

Considerando lo anterior, no debe extrañarnos que Jámblico defina la teología egipcia como una mistagogia
oculta en los símbolos. El hermetismo, debido a su raíz egipcia es deudor de un lenguaje simbólico, muy
alejado de la lengua de los filósofos. Las palabras en el hermetismo deben estar imbuidas de noûs, y si no es
así, siempre es mejor el silencio. Como se ve, este es un ejemplo claro de la mecánica y nada coherente
separación entre el hermetismo llamado técnico y el filosófico. El hermetismo es una filosofía de poder, no
un saber más con el que demostrar y enseñar los procesos cósmicos mediante un lenguaje llanamente
racional. Los hermetistas eran teúrgos; si eran o no filósofos depende de lo que se esté dispuesto a aceptar
bajo el término filosofía.

Pneûma

"Por el aliento vital, son suministrados y vivificados todos los seres del cosmos, de acuerdo con las órdenes
del Dios supremo al que obedece como su órgano o instrumento que es". (Asc. 16).
El Pneûma es el impulso o energía cósmica que ordena el curso de los astros y vivifica a todos los seres de la
creación. Por lo tanto, los procedimientos mágicos y astrológicos se valen de este éter, de esta sustancia
común de los astros para poder llevar a cabo sus obras milagrosas.

Eternidad (Aión)

"Ciertamente la eternidad es la imagen de Dios, el cosmos la de la eternidad, el sol del cosmos y el hombre,
en fin, la del sol" (CH XI 15).

La eternidad es un concepto fundamental en el hermetismo, sobre todo en el tratado XI del Corpus y en el


Asclepio. La eternidad no es una hipóstasis, dios o entidad mal encajada entre Dios y el cosmos, es un
atributo de Dios y la creación toda. La eternidad es el pilar que sustenta lo creado. Dios gobierna
eternamente el cosmos y sus seres vivos. La Creación es una eternidad viviente y el cosmos provee de vida
eternamente a todos los seres que lo habitan (Asc. 29-31).

Tabula Smaragdina

El Cosmos

"Por su parte, el cosmos, junto con el sol, también es padre, pero sólo de los seres que existen por
participación y por tanto no es causa para los vivientes ni del bien ni de la vida en el mismo sentido que
Dios". (CH X 2)

Con lo expuesto anteriormente ya deberíamos tener una base lo suficientemente sólida como para
comprender el mecanismo esencial del hermetismo. El cosmos fue formado jerárquicamente (gracias al
Verbo divino, se asienta en el Noûs primordial (lo incorpóreo), se mueve gracias al soplo divino (pneûma) y
extiende su actividad en la eternidad, que se vale de la providencia (Prónoia), el destino (Heimarméne) y la
necesidad (Anánke) para regir y mantener unido el todo en un orden perfecto, a pesar del azar consustancial
a lo material (Asc. 40). La providencia es la razón perfecta en sí misma del Dios celestial, la voluntad y el
proyecto divinos; el destino es la necesidad de que se cumplan todos los acontecimientos, enlazados unos
con otros como los eslabones de una cadena, bajo el gobierno de los astros; la necesidad es una resolución
inquebrantable e inalterable de la providencia (las definiciones de providencia, necesidad y destino, son las
expuestas por Xavier Renau Nebot en Textos Herméticos, Madrid: Gredos, 1999, pp. 556-557).
Sólo Dios es eterno, mientras que el cosmos, que ha llegado a ser por causa del padre, es siempre-vivo
(aeízoon) e inmortal.

El movimiento

"Pero padre, ¿no te parece inmóvil la tierra? No hijo mío, es precisamente lo único que es a la vez
multimóvil y estable; porque, supuesto que es imposible que un procreador procree sin movimiento, ¿no
sería ridículo pensar que permanece inmóvil precisamente la que es el alimento de todos los seres y la
procreadora y generadora de todas las cosas?. (CH XII, 17)

El cosmos está en perpetuo movimiento debido a una causa incorpórea (aliento vital, alma), en el seno de lo
incorpóreo (Noûs), es decir, de un pensamiento total que totalmente se contiene a sí mismo (CH IIB 12). El
movimiento se equilibra debido a la repercusión de los opuestos. Hay que dejar constancia una vez más que
el movimiento no se produce en el vacío. El vacío no existe para el hermetismo.

El movimiento es el principio del cambio en el cosmos. La totalidad de lo creado se rige por la irresistible
fuerza generadora de la rotación y la desaparición, de la revolución y la renovación.

Apocatástasis

No existe la muerte en el hermetismo, sólo destrucción y renovación perpetuas, porque “muerte” es


“aniquilación pero nada hay en el cosmos que sea aniquilado. En efecto, el cosmos es un segundo dios y un
ser vivo inmortal y es por tanto imposible que muera parte alguna de este viviente inmortal, pues todo lo
que existe es parte del cosmos y privilegiadamente el hombre, el ser vivo racional. (CH VIII, 1). Como señala
Xavier Renau Nebot, la apocatástasis es una manifestación de la doctrina del eterno retorno, típica de las
teologías solares y, en particular, de la religión egipcia.

La jerarquía celeste

El cielo está gobernado por el primer círculo de los treinta y seis decanos (SH VI 1-9), a través de los arcontes
y los planetas, cuyo usiarca es el Pantomorfo. Este primer círculo linda con la esfera de las estrellas fijas (SH
VI 12) y el Zodiaco. A continuación giran las Siete Esferas, regidas por la Fortuna y el

Destino, mediante las cuales todas las cosas cambian según ley natural en un movimiento perpetuo.
El Noûs demiúrgico, dios del fuego y el aliento vital, fabricó los siete gobernadores (CH I 9), los planetas,
gobernados por el sol, cuyo usiarca es La Luz. El sol es el demiurgo segundo (CH XVI 4-9), generador de la
vida, garante del orden cósmico, luz sensible vehículo de la luz inteligible y centro del cosmos.

El cosmos sensible está gobernado por el sol y fragmentado por las ocho esferas. El mundo sublunar está
regido por la íntima relación entre la luna y la tierra, y se encuentra sometido al cambio perpetuo, siendo la
morada del hombre y de las almas. Sobre el Hades en el hermetismo.

Laboratory picture from 'Amphitheatrum sapientiae' Wellcome L0048284

Amphitheatrum sapientiae aeternae solius verae

El microcosmos. El hombre

"A continuación, el Pensamiento, padre de todas las cosas, vida y luz, engendró al hombre a su imagen y le
amó como a un hijo, puesto que, creado a imagen del padre, era hermosísimo. En realidad, pues, Dios amó a
su propia imagen. Y entregó al hombre todas sus criaturas". (CH I 12).

La respuesta a por qué el hermetismo fue tan estimado en el Renacimiento es bien sencilla: su exaltación del
ser humano. Frente a las corrientes gnósticas, que depreciaban toda relación entre el hombre y la
naturaleza, el hermetismo enseña que el cosmos ha sido creado para que el hombre, a través de aquél,
pueda contemplar al creador (Asc. 8). El hermetismo es antropocéntrico porque tiene fe en lo que de divino
hay en la naturaleza humana.

La astrología hermética nos enseña que el hombre es un reflejo del cielo (melotesia), es un microcosmos en
simpatía con el macrocosmos. Los influjos decánicos, zodiacales, planetarios y demoníacos tienen una
importante repercusión en el cuerpo y el alma humanos.

La excelencia del hombre que ha realizado la Gran Obra propuesta por la Alquimia es el núcleo de la
antroposofía hermética, y precisamente fue un fragmento del Asclepio el que sirvió a Pico della Mirandola
para crear su maravilloso Discurso sobre la dignidad del hombre:

"Ese hombre es por ello, Asclepio, un gran milagro, un ser vivo digno de veneración y honor, un ser que
muda a la naturaleza de un dios como si realmente lo fuera, un ser que se entiende con el género de los
demonios, conocedor de que su naturaleza es congénita a la suya, un ser que desprecia su componente de
mera naturaleza humana fiado en el carácter divino de su otra parte. ¡Oh cuán felicísima es la naturaleza
compuesta del hombre! Está vinculado a los dioses en consanguínea divinidad mientras desprecia la parte
de sí que lo hace terrenal, se hermana con el lazo del amor a todos los otros seres a los que se sabe
vinculado por disposición divina, levanta sus ojos al cielo. Tal es su privilegiado lugar intermediario, tanto
ama a los seres que le son inferiores como es amado por los que le sobrepasan. Cultiva la tierra, se mezcla
con los elementos gracias a la agilidad de su mente y desciende a las profundidades con la penetración de su
espíritu. Todo le está permitido, ni siquiera el cielo le parece lejano porque lo mide desde muy cerca gracias
a su ingenio; ninguna tiniebla del aire ensombrece la aplicación de su mente, ni obstaculiza su actividad la
densidad de la tierra, ni entorpece su mirada la insondable profundidad de las aguas. Es a un tiempo todas
las cosas y está a la vez en todas partes"(Asc. 6).

El hombre puede considerarse en el hermetismo en virtud de una doble naturaleza: una mortal y otra
inmortal. En cuanto mortal está sometido al cambio (SH IIA 11-12), y en cuanto inmortal está capacitado
para elevarse hasta el propio pensamiento de Dios mediante sus propios méritos.

Corpus Hermeticum

Corpus Hermeticum

El Corpus hermeticum es una colección de 24 textos sagrados escritos en lengua griega que contienen los
principales axiomas y creencias de las tendencias herméticas. En ellos se trata de temas como la naturaleza
de lo divino, el surgimiento del Cosmos, la caída del Hombre del paraíso, así como las nociones de Verdad,
de Bien y de Belleza.

La doctrina del alma en el hermetismo

"Todo está lleno de alma. Fíjate en cómo se mueven todas las cosas: unas alrededor del cielo, otras en torno
a la tierra…" (CH XI 8)

El alma en el hermetismo es principio y causa incorpórea del movimiento en la región sublunar. Las almas
habitan en el aire y son gobernadas por la luna (SH XXIV 1). Además toda alma es inmortal y está siempre en
movimiento (SH III, 1). Las almas no son entidades independientes, son fragmentos que existen en virtud de
una sola: el Alma del Mundo . Esta Alma del Mundo parece ser una emanación del propio Dios, no un
atributo más del cosmos. El soplo divino (pneûma), unido al cuerpo, conduce al alma (irracional). Esta alma
llanamente irracional puede elevarse al noûs divino (alma racional).
El alma es el recipiente donde son vertidas las faltas de los hombres, y una vez el cuerpo se disuelve, podrán
elevarse o ser castigadas por su impiedad y apego a las pasiones corporales. Las almas atravesarán los
elementos en un proceso de purificación progresiva, reencarnándose hasta alcanzar el coro de los dioses,
pues éste es el premio que espera a los que viven en la piedad con Dios y atienden al mundo con diligencia.
Pero quienes no lo hagan y vivan en la impiedad, verán denegado su retorno al cielo y comenzarán una
migración ignominiosa e indigna de un espíritu santo, encarnados en cuerpos ajenos (Asc. 12). Las almas son
ordenadas por los centinelas de la providencia, el Psicoguardián y el Psicoguía. El Psicoguardián ‹es el
vigilante› de las almas ‹aún no encarnadas› y el Psicoguía es el que conduce y señala sus cometidos a las
almas mientras se incorporan (SH XXVI 3).

El alma se eleva hacia las alturas, atravesando las siete esferas. En la primera abandona la actividad de
aumentar y disminuir; en la segunda, la maquinación insidiosa; en la tercera, el deseo; en la cuarta, el ansia
de poder y la ambición; en la quinta la audacia impía y la temeridad de la desvergüenza; en la sexta, la
sórdida avaricia; y finalmente, en la séptima esfera, abandona la mentira traicionera. Llega así a la
naturaleza ogdoádica, uniéndose a las potencias, a las almas divinizadas. Se completa así la anábasis del
alma (CH I 25-26).

La Materia en el Hermetismo

"La tierra es el soporte del cosmos, la base de los elementos, la nodriza de los seres vivos, el receptáculo de
los muertos, pues es la última tras el fuego y el agua". (DH II 3)

La diosa Isis representa el receptáculo universal terrestre. En el seno de la madre y la doncella del cosmos
sublunar sólo hay cabida para el cambio eterno, para el movimiento y la generación continuos. La materia es
el elemento pasivo del cosmos, aquello que necesita ser activado por la energía incorpórea para nacer. No
obstante, la materia contiene el principio de la fecundidad, el poder y la capacidad natural de concebir y dar
a luz (Asc. 14). Los cuerpos están compuestos de materia en distinta proporción. La proporción material se
mide por la magnitud de los elementos terrestre, acuático, aéreo e ígneo (DH 1-6). Estos elementos son
mezclados y disueltos eternamente debido a la velocidad del movimiento del cosmos (CH IX 7).

La materia es considerada, en general, como un recipiente tenebroso y sucio, una cárcel para el alma, sujeta
al cambio, a lo inaprensible, a las pasiones y los apetitos indignos. No obstante, en la medida en que ha
recibido participación de todo, accede también de algún modo al Bien: el cosmos es bueno en calidad de
creador, pues crea todas las cosas y, en este limitado sentido, participa del Bien; pero no así en todo lo
demás, pues es un ser pasible, móvil y creador de seres pasibles (CH VI 2).

El dualismo hermético
"Nada bueno hay sobre la tierra, nada malo hay en el cielo". (SH XI, sent. 18)

"Que el Bien existe sólo en Dios y en ninguna otra parte". (CH VI)

El eje del pensamiento hermético está dominado por el dualismo luz-oscuridad, masculino-femenino,
bueno-malo… Bien y mal confluyen en el cosmos como potencias necesarias para el orden. Dios es la fuente
absoluta del bien, y el mal es una realidad ineludible no achacable a la voluntad divina, pues dispondremos
de lo que procede de Dios, pero es también que lo que procede de nosotros lo acompañe y no quede
rezagado. Por eso sólo nosotros, y no Dios, somos los responsables del mal, en la medida en que lo
prefiramos al Bien (CH IV 8). Por lo tanto el mal y el sufrimiento fueron sembrados en el mundo para que el
hombre, mediante el pensamiento, la ciencia y el entendimiento, ascienda con humildad hasta el
conocimiento de Dios, la Suma Bondad (Asc. 16). El hermetismo se enfrenta así a las corrientes gnósticas
que consideran el cosmos como una totalidad malvada y tenebrosa, ajena al verdadero Dios (CH XIV 8).

"El bien es voluntario, el mal involuntario". (SH XI, sent. 20)

La gnosis pesimista, de probable origen “oriental”, hace hincapié en la maldad del hombre (SH XI, sent. 19,
CH VI 3-6). Sólo mediante la piedad y el conocimiento de lo divino es capaz el ser humano de elevarse desde
su propia esencia malvada. El hombre es libre para rechazar las pasiones y las vanas ataduras mundanas y
encaminarse por la senda de la piedad y la sabiduría, aunque esté sometido al destino, porque nada en el
cielo es esclavo, nada sobre la tierra es libre (SH XI, sent. 26).

El hermetismo como Religio Mentis

"Si buscas a Dios, en fin, pretendes también la belleza, pues uno solo es el camino que a él conduce: la
piedad por medio del conocimiento". (CH VI 5)

"Cuando aprehendas todas estas cosas a la vez, los tiempos, los lugares, las sustancias, sus cualidades y
cantidades, podrás conocer a Dios". (CH XI 20)
El hermetismo no es una corriente religiosa, no posee una liturgia común o un libro sagrado único e
inapelable. El hermetismo es una filosofía del conocimiento de Dios, una alianza entre sabiduría y piedad
que se vale de la experiencia revelatoria y el ritual teúrgico para alcanzar la sabiduría divina. Para los
hermetistas, la filosofía sólo consiste en el esfuerzo por conocer a Dios mediante la contemplación y la santa
piedad. La ciencia del conocimiento de Dios lo ocupa todo, y la filosofía pura, la que sólo está pendiente de
la piedad para con Dios, únicamente deberá interesarse en las otras ciencias en la medida en que, a través
de ellas, podamos maravillarnos de cómo el retorno de los astros a sus posiciones iniciales, sus estaciones
fijadas de antemano y todos sus cambios están regulados por el número, y que, al conocer las dimensiones,
las cualidades y las cantidades de la tierra, las de las profundidades del mar, las de la potencia del fuego y las
actividades de la naturaleza de todos ellos, el hombre se vea llevado, por la admiración, a adorar y colmar de
elogios el arte y la sabiduría de Dios (Asc. 13).

La excelencia del hombre se cifra ante todo en la piedad, que es el origen de la bondad y ésta sólo puede ser
perfecta si la virtud del desprecio la ha fortificado contra todo deseo de cosas ajenas; porque ajenas a todo
aquello que nos emparenta con los dioses son las cosas de esta tierra que se poseen por un deseo del
cuerpo y a las que se denomina «posesiones», pues no nacen con nosotros sino que se poseen
posteriormente, lo que nos da el sentido de la palabra posesiones (Asc. 11).

El hombre debe recoger las semillas divinas: la virtud, la templanza y la piedad, huyendo de la ignorancia del
vulgo con el fin de alcanzar el conocimiento primordial. Pero el conocimiento es virtud de muy pocos, y la
muchedumbre odia a los hombres buenos y sabios (CH IX 4), porque no todos los hombres disfrutan de la
capacidad de pensar, pues hay dos tipos de hombres, el material y el esencial; el material, que vive entre el
mal, retiene, como decía, la semilla demoníaca del pensar, el segundo, ligado por esencia al Bien, es
conservado sano y salvo por Dios (CH IX 5).

Dios mismo guía al hombre piadoso que desea conocer la esencia divina, ya que tener esperanza en
conseguirlo es el camino [adecuado, derecho] y fácil que conduce hasta el bien; él te acompañará en
cualquier recodo del camino, él se te manifestará en todas partes, donde y cuando menos te lo esperes,
estés despierto o dormido, mientras navegues o cuando camines, de noche o de día y tanto si hablas como
si callas. Pues nada existe que no sea él (CH XI 21).

Palingenesia

En el hermetismo la condición indispensable para la salvación es la regeneración. La regeneración consiste


en un segundo nacimiento en el estado divino, en la recepción del noûs. Para llevar a buen término esta
regeneración el hombre piadoso ha de buscar la sabiduría inteligible en el silencio y la semilla del verdadero
Bien, y ha de ser fecundado por la voluntad divina mediante la determinación inquebrantable, la ascesis y la
pureza moral. Esta pureza moral pasa por vencer los doce vicios constituidos a partir del círculo del Zodiaco,
a saber: la ignorancia, la aflicción, la incontinencia, el deseo, la injusticia, la codicia, la mentira, la envidia, el
fraude, la ira, la imprudencia y la malignidad. Estos doce vicios son dominados por las diez potencias o
virtudes, que son: el conocimiento de Dios, el conocimiento de la alegría, la templanza, la fortaleza, la
justicia, la generosidad, la verdad, el bien, la vida y la luz.

El silencio hermético

Guardando silencio, comprendes; hablando, hablas. El pensamiento concibe la palabra en el silencio y sólo la
palabra del silencio y del pensamiento es salvación (DH V 2).

El propio valor de la palabra en el hermetismo impide la vacuidad de la palabra proferida. El pensamiento ha


de inundar la palabra, y ante el éxtasis revelatorio el silencio es lo más prudente. La Belleza de Dios sólo
podrá ser contemplada cuando ya nada puedas decir sobre ella, pues conocerla supone un silencio divino y
una inactividad de los sentidos (CH X 5). Asimismo, la divulgación de los misterios de la regeneración es
proscrita por su impiedad: tan recónditos y grandiosos secretos no podrán ser propalados al vulgo
ignorante, so pena de caer en el absurdo y la confusión. Por lo tanto, evita las conversaciones con la
multitud, no quiero impedírtelo, pero más bien les parecerás ridículo, pues sólo lo igual se asocia con lo igual
y lo distinto no es jamás amigo de lo distinto. De hecho, estas palabras no tienen legítimamente sino unos
pocos oyentes, y quizás no tengan ni esos pocos (SH XI 4).

Alcanzar a Dios implica elevar el pensamiento sobre la naturaleza mortal, sublimar la esencia del alma, pues
cuando la belleza ilumina todo el pensamiento, inflama el alma entera y la atrae hacia arriba a través del
cuerpo, transfigurando (al hombre) por completo para la esencia. Pues es imposible, hijo, que tras
contemplar la belleza del Bien, el alma sea divinizada en un cuerpo de hombre (CH X 6).

Teúrgia: la creación de dioses y la atracción de las potencias celestes

El hermetismo es una filosofía de poder. Su finalidad última es el conocimiento de Dios, y para ello se vale
del ritual teúrgico, y no sólo de los meros razonamientos e intuiciones utilizados por el resto de creencias y
filosofías. Es cierto, el hermetismo utiliza la magia para conocer y dominar las fuerzas cósmicas, pero no se
trata de magia común, dirigida a hacer el bien o el mal según la voluntad del mago, sino de un poder
derivado de la recepción del noûs, capaz de acercar al teúrgo-filósofo a la naturaleza divina de la creación. A
nivel práctico, este poder basado en la simpatía cósmica consigue animar estatuas y crear imágenes divinas,
insuflándoles aliento vital. El hombre puede modelar sus dioses a semejanza de sus propios rasgos faciales,
construyendo estatuas capaces de conocer el porvenir, generar sueños adivinatorios, crear y curar
enfermedades e influir sobre el estado de ánimo, de acuerdo con nuestra propia naturaleza y méritos (Asc.
23-24 y 37). El hombre se acerca a Dios imitando a la divinidad en su acto creador.
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Páginas de Kyranides por Hermes Trismegistus en texto árabe

Hermes Trismegisto

Hermes Trismegisto es el nombre griego de un personaje mítico que se asoció a un sincretismo del dios
egipcio Dyehuty (Tot en griego) y el dios heleno Hermes. Hermes Trismegisto significa en griego 'Hermes, el
tres veces grande', Ἑρμῆς ὁ Τρισμέγιστος. En latín es: Mercurius ter Maximus.

Hermes Trismegisto es mencionado primordialmente en la literatura ocultista como el sabio egipcio,


paralelo al dios Tot, también egipcio, que creó la alquimia y desarrolló un sistema de creencias metafísicas
que hoy es conocido como hermetismo. Para algunos pensadores medievales, Hermes Trismegisto fue un
profeta.

Durante la Edad Media y el Renacimiento los escritos atribuidos a Hermes Trismegisto, conocidos como
Hermetica, gozaban de gran crédito y eran populares entre los alquimistas. La tradición hermética, por lo
tanto, se asocia con la alquimia, la magia, la astrología y otros temas relacionados.

La tradición cristiana medieval lo veneró como protector y guía de los hermetistas, que practicaban las artes
de la alquimia, la magia y la astrología.

Houghton Typ 620.09.482 Heinrich Khunrath, Amphitheatrvm sapientiae aeternae

Tabla de Esmeralda.

Tabla de Esmeralda

La Tabla de Esmeralda es un texto breve, de carácter críptico, atribuido al mítico Hermes Trismegisto, cuyo
propósito es revelar el secreto de la sustancia primordial y sus transmutaciones.

En la Tabla de Esmeralda está condensado o resumido todo el arte de la Gran Obra, objetivo principal de la
alquimia.
La alquimia es el arte del perfeccionamiento y la Gran Obra implica su cumplimiento, la perfección. La Tabla
de Esmeralda contiene en sus pocas líneas el secreto de la Gran Obra, es un pasaje directo para la
perfección.

Preceptos de Hermes Trismegisto

I. Lo que digo no es ficticio, sino digno de crédito y cierto.

II. Lo que está más abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba es como lo que está abajo. Actúan
para cumplir los prodigios del Uno.

III. Como todas las cosas fueron creadas por la Palabra del Ser, así todas las cosas fueron creadas a imagen
del Uno.

IV. Su padre es el Sol y su madre la Luna. El Viento lo lleva en su vientre. Su nodriza es la Tierra.

V. Es el padre de la Perfección en el mundo entero.

VI. Su poder es fuerte si se transforma en Tierra.

VII. Separa la Tierra del Fuego, lo sutil de lo burdo, pero sé prudente y circunspecto cuando lo hagas.

VIII. Usa tu mente por completo y sube de la Tierra al Cielo, y, luego, nuevamente desciende a la Tierra y
combina los poderes de lo que está arriba y lo que está abajo. Así ganarás gloria en el mundo entero, y la
oscuridad saldrá de ti de una vez.

IX. Esto tiene más virtud que la Virtud misma, porque controla todas las cosas sutiles y penetra en todas las
cosas sólidas.

X. Éste es el modo en que el mundo fue creado.

XI. Éste es el origen de los prodigios que se hallan aquí [¿o, que se han llevado a cabo?].

XII. Esto es por lo que soy llamado Hermes Trismegisto, porque poseo las tres partes de la filosofía cósmica.

XIII. Lo que tuve que decir sobre el funcionamiento del Sol ha concluido.

El hermetismo filosófico se erige sobre la base de un conjunto de escritos aparecidos en Egipto bajo el
período de dominación romana (entre los siglos I y IV d. C.), y puestos bajo la advocación de Hermes
Trismegisto. Probablemente, el hermetismo sea el "intento helénico" de sistematizar filosóficamente parte
de las doctrinas religiosas y místicas de la cultura tardo-egipcia (aunque no hay por qué descartar otras
influencias "orientales", como la israelita, por ejemplo). Asimismo, es muy probable que esta sistematización
filosófica o "culta" se llevara a cabo sobre la base de otros escritos anteriores de ciencias ocultas (el llamado
hermetismo técnico o popular). Esta definición se ciñe a estos escritos tardoantiguos, que servirán de base
para toda la vasta producción hermética posterior.
La tradición hermética se "fundiría" con parte del entramado neoplatónico y el cristianismo incipiente
durante la Antigüedad tardía, y con la religión católica, el cisma luterano, y la cábala cristiana, a través de los
filósofos (platónicos, herméticos) y magos del Renacimiento y el Barroco, pero en ningún caso se difuminaría
el esqueleto de su filosofía. Asimismo, el hermetismo inspiraría, por su potencia seductora, muchas
corrientes ocultistas decimonónicas. Su universo viviente y su exaltación del espíritu humano, servirían en el
siglo XIX tal como sirvieron en el Renacimiento: Para que muchos díscolos y extraños personajes se
enfrentaran al mecanicismo, al materialismo y al racionalismo militante impuesto desde la "pedantería
académica" (aristotélica o positivista) y la Ilustración.

Un caso aparte es la tesis (debida en buena parte a Yates) que erige a la filosofía hermética como uno de los
motores propiciadores del advenimiento de la ciencia moderna en el siglo XVII. Aunque esta aventurada
teoría ha recibido diversas críticas, su fundamento más sólido está en la concepción de magia natural
renacentista y barroca, así como en la exaltación del hombre y su intervención en el mundo físico, que
define (por supuesto con muchos matices) la filosofía hermética.

Es muy difícil deslindar el hermetismo filosófico (místico) del hermetismo técnico (ocultista). Sin embargo, se
puede afirmar con mucha seguridad que los filósofos herméticos estuvieron vinculados a conceptos
comunes a scientias del periodo como la astrología y sobre todo la alquimia, y a cierta clase de magia
ceremonial greco-egipcia. Aunque por encima de todo hay que considerar al hermetismo como un
constructo filosófico (una amalgama de estoicismo, medioplatonismo, neopitagorismo y algo de
aristotelismo), pero con fines "prácticos" (la meta de todo buen hermetista es alcanzar la comunión con Dios
mediante la revelación teúrgica, la recepción del noûs divino o la palingenesia).

No se ha incidido demasiado en la tesis de Festugière que trata de deslindar la "gnosis optimista" de la


"gnosis pesimista", en el sentido de considerar a la filosofía hermética como una forma degenerada de
filosofía mística griega. Sin embargo, para algunos autores esta separación y esta supuesta "degeneración"
no se sostienen en los textos. Por otro lado, es evidente que los filósofos herméticos no pretendían erigir un
ensamblaje filosófico infalible, parangonable al discurso platónico.

La ordenación aquí ofrecida de los filósofos herméticos tardoantiguos tiene un valor eminentemente
didáctico. La finalidad de esta ordenación es facilitar la comprensión de las doctrinas contenidas en el
Corpus, el Asclepio, en los Extractos de Estobeo y en las Definiciones Armenias. Por lo tanto, la estructura
ofrecida a continuación es, en cierto modo, subjetiva. Se han incluido aquí aquellas cuestiones y conceptos
que habría que destacar del ecléctico constructo filosófico hermético tardoantiguo.
Hermes Trismegisto, en un mosaico de la Catedral de Siena.

Hermes Trismegisto es el nombre griego de un personaje histórico que se asoció a un sincretismo del dios
egipcio Dyehuty (Tot en griego) y el dios heleno Hermes.1 Hermes Trismegisto significa en griego 'Hermes, el
tres veces grande', Ἑρμῆς ὁ Τρισμέγιστος. En latín es: Mercurius ter Maximus.

Hermes Trismegisto es mencionado primordialmente en la literatura ocultista como el sabio egipcio,


paralelo al dios Tot, también egipcio, que creó la alquimia y desarrolló un sistema de creencias metafísicas
que hoy es conocido como hermetismo. Para algunos pensadores medievales, Hermes Trismegisto fue un
profeta pagano que anunció el advenimiento del cristianismo. Se le han atribuido estudios de alquimia como
la Tabla de esmeralda —que fue traducida del latín al inglés por Isaac Newton— y de filosofía, como
el Corpus hermeticum. No obstante, debido a la carencia de evidencias concluyentes sobre su existencia, el
personaje histórico se ha ido construyendo ficticiamente desde la Edad Media hasta la actualidad, sobre
todo a partir del resurgimiento del esoterismo.

Orígenes mitológicos[editar]

Según las creencias egipcias, los dioses habían gobernado en el Antiguo Egipto antes que los faraones,
civilizándolos con sus enseñanzas.2 En ellas, el dios egipcio Tot era el dios de la sabiduría y el patrón de los
magos. También era el guardián y escribiente de los registros que contenían el conocimiento de los
dioses. Clemente de Alejandría estimaba que los egipcios poseían cuarenta y dos escritos sagrados, que
contenían todas las enseñanzas que poseían los sacerdotes egipcios.

Más tarde, varias de las características de Tot se asociarían al Hermes de la mitología helenística, incluyendo
la autoría de los «cuarenta y dos textos». Este sincretismo no fue practicado por los griegos, sino que en el
primer o segundo siglo de la era cristiana, se le comenzó a llamar a esta fusión «Hermes Trismegisto»,
probablemente por cristianos que tenían noticia de los textos egipcios. No obstante, en algún momento la
ambigua noción de divinidad se transformó en la de un personaje histórico de los tiempos iniciales de la
civilización occidental, al cual además se le atribuyeron otros escritos filosóficos.

Siegfried Morenz ha sugerido en Religión de Egipto: «La referencia a la autoría de Tot [...] se basa en la
antigua tradición, y la cifra de cuarenta y dos probablemente se debe al número de nomos de Egipto, y, por
tanto, pretende transmitir el concepto de integridad». Platón, en Timeo y Critias comentó que en el templo
de la diosa Neit en Sais, había salas que contenían registros históricos secretos de sus doctrinas que tenían
hasta una antigüedad de 9000 años.[cita requerida] A la identificación entre Tot y Hermes en la figura de Hermes
Trismegisto ha de añadirse otra posterior, de carácter esotérico, por la cual Hermes Trismegisto es
también Abraham, el patriarca hebreo, que habría comenzado dos tradiciones: una solar, pública, recogida
en el Antiguo Testamento y otra privada, trasmitida de maestro a discípulo, accesible en el Corpus
hermeticum.

La literatura hermética[editar]

Grabado de Hermes Trismegisto de Pierre Mussard, History Deorum fatidicorum, Venecia, 1675.

La llamada «literatura hermética» es en cierto modo, un conjunto de papiros que contenían hechizos y
procedimientos de inducción mágica. Por ejemplo, en el diálogo llamado Asclepio, el dios griego de la
medicina, se describe el arte de atrapar las almas de los demonios en estatuas, con la ayuda de hierbas,
piedras preciosas y aromas, de tal modo que la estatua pudiera hablar y profetizar. En otros papiros, existen
varias recetas para la construcción de este tipo de imágenes y detalladas explicaciones acerca de cómo
animarlas (dotarlas de alma) ahuecándolas para poder introducir en ellas un nombre grabado en una hoja
de oro, momento esencial del proceso.

No obstante, no se queda ahí la literatura atribuida a esta figura mitológica. Los escritos herméticos, en
general, dan cuenta de un determinado enfoque acerca de las leyes del universo. En el Asclepio se nos habla
constantemente de Dios, a quien se llama "El Todo Bueno", para describirnos las leyes del Universo. Por
ejemplo, en el pasaje número veinte del Asclepio, Dios es expresado como la inconcebible Unidad que
constituye el Universo. Una unidad, cuya característica esencial es que posee naturaleza masculina y
femenina al tiempo. Esta característica se la otorgará Dios a su vez, por reflejo, a todas sus criaturas. En
el Asclepio, como decíamos, la figura de Dios no tiene la consideración de quien ha hecho todas las cosas,
sino que Dios mismo "es" todas las cosas. Todos los seres vivos, todo lo material e inmaterial, son para
Hermes partes que actúan dentro de Dios. Pero sólo los humanos somos un reflejo exacto de Dios, el Todo
Bueno.
También nos habla Hermes del Tiempo. De acuerdo con el Asclepio, parágrafo 27, el Mundo es el
receptáculo del Tiempo, que mantiene la vida en su correr y agitar. El Tiempo por su lado respeta el Orden. Y
el Orden y el Tiempo provocan, por transformación, la renovación de todas las cosas que hay en el Mundo.
Recordemos que en esta obra, el propio Hermes aparece como un personaje que dialoga con Asclepio,
siendo que la conversación se sitúa en el antiguo Egipto. Como curiosidad, añadiremos que en
el Asclepio habla Hermes de dioses que están en la Tierra. Al preguntarle Asclepio a Hermes dónde están
tales dioses, Hermes le responde que en una montaña de Libia y acto seguido le cambia el tema. Esos dioses
se irán finalmente, y dejarán a la humanidad desasistida.

Entre los tratados atribuidos a Hermes Trismegisto destaca el Corpus hermeticum. Se le atribuye también la
redacción de la Tabla de esmeralda, que fue considerado por los alquimistas, el libro fundacional de
la alquimia. Otras de sus obras más destacadas serían el Poimandres, el Kybalión (en el cual se expresan de
forma sintética las leyes del Universo), ciertos libros de poemas y el Libro para salir al día, también conocido
como «Libro de los muertos», por haberse encontrado ejemplares de él dentro de los sarcófagos de algunos
destacados egipcios.

Resurgimiento medieval[editar]

Durante la Edad Media y el Renacimiento los escritos atribuidos a Hermes Trismegisto, conocidos
como Hermética, gozaban de gran crédito y eran populares entre los alquimistas. La tradición hermética, por
lo tanto, se asocia con la alquimia, la magia, la astrología y otros temas relacionados. En los textos se
distinguen dos categorías: de «filosofía» y «técnica» hermética. La primera se ocupa principalmente de la
argumentación teórica sobre la que se sostiene el pensamiento mágico y la segunda trata sobre su
aplicación práctica. Entre otros temas, hay hechizos para proteger los objetos por «arte de magia», de ahí el
origen de la expresión «sellado herméticamente».

El erudito clásico Isaac Casaubon, en De rebus sacris et ecclesiaticis exercitiones XVI (1614), mostró por el
tipo de caracteres griegos que los textos escritos tradicionalmente en la noche de los tiempos, eran en
realidad más recientes: la mayor parte del Corpus hermeticum «filosófico» puede ser de una fecha alrededor
del año 300. Sin embargo, fueron descubiertos en el siglo XVII errores de la datación de Casaubon por el
estudioso Ralph Cudworth, que argumentó que la denuncia de falsificación sólo puede aplicarse a tres de los
diecisiete tratados contenidos en el Corpus hermeticum. Además, Cudworth señaló que los textos eran una
formulación tardía de una tradición anterior, posiblemente oral. Según Cudworth, el texto debe
considerarse como un término ad quem, y no a quo, es decir, que el texto es el fruto de una tradición
anterior y no su origen, como podría hacer pensar Casaubon.

La tradición cristiana medieval lo veneró como protector y guía de los hermetistas, que practicaban las artes
de la alquimia, la magia y la astrología.

La tradición islámica[editar]

Antoine Faivre ha señalado que Hermes Trismegisto tiene un lugar en la tradición islámica, aunque el
nombre de Hermes no aparece en el Corán. Hagiógrafos y cronistas de los primeros siglos de
la Hégira islámica identificaron a Hermes Trismegisto con Idris, el nabi de las suras 19, 57, 21, 85, a quien los
musulmanes también identifican con Enoc.3

Según Antoine Faivre, a Idris-Hermes se le llama Hermes Trismegisto porque fue triple: el primero,
comparable a Tot, era un «héroe civilizador», un iniciador en los misterios de la ciencia divina y la sabiduría
que anima el mundo, que grabó los principios de esta ciencia sagrada en jeroglíficos. El segundo Hermes, el
de Babilonia, fue el iniciador de Pitágoras. El tercer Hermes fue el primer maestro de la alquimia. «Un
profeta sin rostro», escribe el islamista Pierre Lory, «Hermes no posee características concretas, o diferentes
a este respecto de la mayoría de las grandes figuras de la Biblia y el Corán».4

Resurgimiento moderno[editar]

Los ocultistas modernos sugieren que algunos de estos textos pueden tener su origen en el Antiguo Egipto, y
que «los cuarenta y dos textos esenciales», que contenían lo fundamental de sus creencias religiosas y su
filosofía de la vida siguen escondiendo un conocimiento secreto.

Cultura popular[editar]

 En la novela Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy del escritor Laurence Sterne, el
personaje principal desea llamar a su hijo Trismegisto (por Hermes Trismegisto), pues considera
que dicho nombre es el apropiado. Desafortunadamente, su esposa pronuncia incorrectamente ese
nombre y su hijo queda llamado Tristram, nombre que el padre detesta. Este episodio, además, es
utilizado en la película del 2006 basada en esta novela, titulada Tristram Shandy: A Cock and Bull
Story.

 En la novela Heresy, de S. J. Parris, uno de los principales temas centrales consiste en la búsqueda
de los trabajos perdidos de Hermes Trimegistus por parte del filósofo Giordano Bruno.

 El cantautor brasileño Jorge Ben Jor publicó en 1974 el álbum A Tábua de Esmeralda (Tabla de
Esmeralda), en donde incluye una canción titulada Hermes Trismegisto e Sua Celeste Tábua De
Esmeralda.

 En el videojuego Persona 3, La "Persona" de Junpei es llamada "Hermes", la cual, despues de un


evento del juego, es nombrada "Trismegistus" por Trismegisto

 En el manga japonés y anime Hellsing, creado por Kohta Hirano, el protagonista de dicha serie,
un vampiro de nombre Alucard, en el Ova 8 (Hellsing Ultimate), hace referencia a George Ripley, un
antiguo alquimista y alumno de Hermes Trismegisto al liberar su último estado de restricción de sus
poderes: "El ave de Hermes es mi nombre, como mis alas para domesticarme." Esto es parte
también de la escritura escrita "filosóficamente", con la cual, si se descifra, puede crearse la piedra
filosofal.

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