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Unidad 1. Nociones generales.

1.1. Concepto económico y jurídico del crédito.- Se define como la transferencia


actual de la propiedad de una cosa de un acreedor hacia un deudor, quedando
diferida la contrapartida por parte del deudor. Se entiende como el cambio de un
valor presente por el de un valor futuro. Para Weber indica el proceso objetivo que
implica el trueque de bienes presentes por el de bienes venideros.
1.2. Antecedentes del comercio y del crédito.- Podemos inferir que el comercio tuvo
su origen en el trueque, conforme fue creciendo esta actividad, requirió el uso de
medios de pago más dinámicos que el intercambio mismo de objetos, aparece así
el dinero como unidad de medida en lo que ya configuraba “el comercio”, esta a su
vez al tener un crecimiento espectacular y poder contemplar la posibilidad de
adquisiciones futuras, es el detonante de la aparición del crédito como medio de
pago prometido. Ahora se sabe que estos primitivos medios de cambio fueron,
primeramente, ciertos granos vegetales; más adelante, los trozos de algunos
metales y, ulteriormente, especímenes de ganado productivo o comestible (pecus),
que en civilizaciones más evolucionadas encontraron reproducción gráfica en
ciertas monedas.
1.3. Etapas evolutivas del comercio.- Apareció con la permuta o trueque, y fue
evolucionando con la aparición de la moneda como medio de pago ya que
representaba un valor garantizado con propiedades, con el crecimiento del comercio
se ideo la utilización del crédito como una promesa futura de pago que permitió la
adquisición de bienes aun sin contar en ese momento con el medio de pago.
1.4. El trueque o permuta.- Un contrato por el cual cada uno de los contratantes se
obliga a dar una cosa por otra. Es el intercambio de bienes, algunos de los cuales
como los granos ó el ganado se convirtieron en medios representativos del valor.
1.5. La moneda. Etapa monetaria.- Es la representación material y concreta del
dinero, resulta local y está ligado a un poder patrimonial concreto. Su aparición se
explica debido a la necesidad de intercambio de bienes de forma ágil, ya que el
trueque limitaba la concreción de operaciones cuando no se tenía la disponibilidad
de transportar bienes equivalentes a los que se pretendían adquirir.
Se debe distinguir entre dinero y moneda. El dinero es una idea normativa y una
unidad de medida, similar al metro en el mundo del espacio mientras que la moneda
es la representación material y concreta del dinero, la moneda involucra un
sentimiento local, de tal modo que hablar del peso como moneda, aunque es dinero,
tiene unas condiciones históricas, económicas-sociales y es dependiente del
acontecer y de las circunstancias en que viene enmarcada, la moneda tiene tres
funciones principales:
• Es el instrumento o medio común de los cambios.
• Es el denominador común de valores.
• Es el patrón de los pagos diferidos.
El manejo de las monedas de metal precioso, ha dejado de ser una práctica común
en los estados, aunque la sustitución de las monedas de este tipo, requirió en
muchos casos de reservas de oro, que en la actualidad se han sustituido por
reservas en moneda dura, quedando bajo el control del Estado su exclusiva
competencia, a través de sus bancos centrales.
1.6. Compraventa a crédito o a plazos.- Es la más ingeniosa forma contractual
urdida por los comerciantes para impulsar sus operaciones. En el curso de los siglos
han discurrido otras, e incluso algunas modalidades con pagos diferidos, pero la
misma se conserva con todo su vigor y, probablemente configure el más socorrido
de los mecanismos mercantiles.
Son las operaciones de compra cuyo ciclo de pago esta diferido en el tiempo y
obedece a una serie de garantías que el adquirente posee y que toma como
antecedente el historial comercial.
Un adelanto que dicha figura tuvo, fue la aparición de réditos o intereses como lógica
compensación para el vendedor al no tener la disponibilidad inmediata de su dinero,
incluso por la depreciación de la propia moneda, entre otras tenemos:
• La compraventa con tarjeta de crédito.
• La compraventa con tarjeta de debito
• El arrendamiento financiero.
1.7. La función jurídica de los títulos de crédito.- Son documentos que permiten
acreditar y transmitir el derecho en ellos consignado. Se posee el derecho porque
se posee el documento.
Su función es importante en la práctica comercial actual pues la gran mayoría de
operaciones bancarias, transferencias de mercaderías y los pagos nacionales e
internacionales no se podrían realizar sin ellos, sin embargo, también es cierto que
ciertos avances tecnológicos pueden desplazar a estos documentos por
operaciones electrónicas seguras.

Unidad 2. Naturaleza, definición y alcances jurídicos de los títulos de crédito.


2.1. Naturaleza jurídica de los títulos de crédito.- Díaz Bravo considera que los
títulos de crédito son documentos constitutivos del derecho en ellos consignado, por
lo que cumplen una función no sólo probatoria, sino constitutiva. En la Ley de Títulos
y Operaciones de Crédito, se maneja un concepto de título de crédito, en su artículo
5°, diciendo que: “son títulos de crédito, los documentos necesarios para ejercitar el
derecho literal que en ellos se consigna”.
2.2. Concepción doctrinal de los títulos de crédito.- Considerar que los títulos de
crédito son cosas mercantiles: que son documentos constitutivos-dispositivos. Su
concepción doctrinal, se basa en cinco aspectos fundamentales, como siguen:
2.2.1. Los títulos de crédito como cosas mercantiles.- No es sino reconocer su
estirpe como documentos empleados por comerciantes y banqueros. Tan poderoso
es este aspecto, que su incorporación a la materia civil no les ha quitado su
mercantilidad.
2.2.2. Los títulos de crédito como documentos constitutivo-dispositivos.- Se les tiene
como documentos constitutivo-dispositivos. Al respecto los títulos de crédito
consignan uno o más derechos, pero también los incorporan, lo cual es excepcional
en el mundo jurídico.
2.2.3. La obligación patrimonial incorporada en los títulos de crédito.- Se encuentra
incorporada en los títulos de crédito, en donde podemos identificar que todos
concentran una obligación de carácter patrimonial y por lo mismo, un derecho a
favor del tenedor.
2.2.4. El carácter formal de los títulos de crédito.- Es evidente que son documentos,
es decir pedazos de papel, ya sea impresos o manuscritos, pero que deben llevar
en su contenido los elementos esenciales que exige la ley para su determinación.
2.2.5. La nueva tendencia de desmaterializar a los títulos de crédito.- Existe esta
tendencia, la cual se explica en el sentido de que hay otros documentos que se les
asemejan pero que por carecer de uno o más atributos propios de estos, no es
posible catalogarlos bajo este rango. Manejo electrónico en la suscripción de títulos
de crédito, transacciones virtuales.
2.2.5.1. El valor de las marcas, contraseñas y sellos de las computadoras, los
problemas que plantean.- Las expresiones relacionadas con el empleo de la
computación han dado mucha confianza, pese a ello resulta necesario dejar
sentado que todas ellas, cualesquiera que sean sus manifestaciones, se encuentran
muy lejos del mundo cambiario, bastaría con precisar que no se trata de
documentos, sino de meros signos gráficos que de ordinario sirven únicamente para
identificar su procedencia, porque las marcas, contraseñas y sellos cibernéticos se
desenvuelven dentro de un ámbito ajeno al que ocupan los títulos de crédito.
2.2.5.2. El empleo de medios mecánicos, eléctricos y electrónicos.- Justo es aceptar
que estos mecanismos pueden servir para redactar prácticamente cualquier título
de crédito con la condición de que los demás requisitos faciales, incluidas las firmas,
cumplan los requerimientos cambiarios. Y ello será así en tanto no se modifique
nuestra ley, que todavía no admite sucedáneos cambiarios.
2.2.5.3. Cámaras de compensación y el INDEVAL.- La existencia de estos
organismos no plantea la posibilidad de que existan títulos de crédito
desmaterializados, pues las constancias que de acuerdo con sus leyes respectivas
pueden expedir en manifestación de la existencia en su poder de estos en modo
alguno podrían alcanzar esta última calidad, precisamente por tratarse de
documentos que no están destinados a circular, pues sirven, exclusivamente, para
identificar a su tenedor, independientemente de que no consignan derecho de
crédito alguno.
2.2.5.4. El dinero virtual.- En la actualidad prácticamente todos los sistemas
monetarios auspician el empleo, como medio universal de cambio, de monedas
metálicas y de papel-moneda que son, cabalmente, dinero virtual, pues en todo caso
cumplen una función meramente representativa o simbólica, pero de obligatoria
aceptación por todo el mundo. Más aun podemos identificar como dinero virtual el
uso de medios electrónicos de pago y plásticos conocidos como “tarjetas de crédito
o debito” en donde los valores se transfieren de una cuenta a otra sin el manejo
físico de monedas metálicas o papel-moneda.
2.3. Concepción legal de los títulos de crédito.- Son títulos de crédito los
documentos necesarios para ejercitar el derecho literal que en ellos se consigna
(5° LGTOC), son títulos de crédito, los documentos que reúnan dichos requisitos
de incorporación, legitimación, literalidad, autonomía, representatividad material,
circulación, formalidad y ejecutividad.
2.4. Características esenciales de los títulos de crédito.- las características son
incorporación, legitimación, literalidad y autonomía.
2.4.1. Incorporación.- El título de crédito es un documento que lleva incorporado un
derecho, íntimamente unido a él y su ejercicio está condicionado por la exhibición
del documento. Si no se presenta el documento no se cumple, es tan íntima que el
derecho se convierte en un accesorio del documento, esto es que el derecho
amparado en el título ni existe ni puede ejercitarse, si no es en función del
documento y condicionado por él.
Los títulos representativos de mercancías, atribuyen a su poseedor legítimo, el
derecho exclusivo a disponer de las mercancías que en ellos se mencionen.
2.4.2. Legitimación.- El tenedor del documento es el único facultado para reclamar
el derecho incorporado en el título. Puede operar en dos formas: nominativamente
o mediante la simple tenencia material del documento.
Esta es una consecuencia de la incorporación, pues para “legitimarse” se debe
exhibir el documento y sólo así se podrá ejercitar el derecho consignado en él.
Puede ser activa o pasiva.
• Es activa, cuando quien posee el título lo es de manera legal y con esta
portación exige el cumplimiento del derecho consignado en él.
• Es pasiva cuando el obligado cumple su obligación y se libera de ella,
recuperando el documento de quien se lo presente, bajo la citada obligación
cumplida.
2.4.3. Literalidad.- Esta característica implica que el título sólo obliga a lo
expresamente establecido, por lo que de lo que aparezca en el documento no se
puede desprender ninguna obligación adicional y esta característica afecta tanto al
acreedor como al deudor, la limitación indicada nos permite establecer que no se
puede cobrar antes de la fecha establecida, no se debe pagar una cantidad mayor
que la consignada en el documento, sólo puede ser cobrado en el domicilio
establecido e incluso si no se paga completamente, aunque se retenga el
documento con el acreedor, este debe asentar el pago y se tendrá como quita de la
deuda asentada.
Aunque existen reglas para esta literalidad pues el artículo 16 de la ley nos indica
que el título de crédito cuyo importe estuviere escrito a la vez en palabras y en cifras,
valdrá, en caso de diferencia, por la suma escrita en palabras. Si la cantidad
estuviere escrita varias veces en palabras y en cifras, el documento valdrá, en caso
de diferencia, por la suma menor.
2.4.4. Autonomía.- Esto significa que el derecho que va adquiriendo cada nuevo
titular del documento es independiente, al que tenía o podría tener el anterior
suscriptor del título en cuestión, incluso podría pensarse que alguno de los
poseedores no lo tuviera de manera legítima, pero al trasmitirlo, el adquirente de
buena fe adquiere un derecho independiente y autónomo de quien se lo trasmitió,
en esta materia no se distinguen violencia, error, chantaje o soborno en la emisión
del título, se paga y punto.
2.5. Criterios de distinción de los títulos de crédito.- Hace poco se apuntó que se ha
deslizado una opinión en el sentido de que la práctica, en forma de usos bancarios
y mercantiles, impone ciertos criterios que, como fuente del derecho cambiario,
pasan a ocupar un importante espacio en el formalismo de los títulos de que se
trata. Importa recordar, además, que el Código Civil prevé la existencia de
documentos civiles a la orden, que circulan mediante endoso, o al portador, que se
transmiten por simple tradición y que presentan otras semejanzas con los títulos de
crédito que aquí se examinan, lo cual en modo alguno faculta para confundirlos.
2.6. Los títulos de crédito en blanco.- Díaz Bravo critica la indicación de que un título
de crédito en blanco, es aquél que carezca de uno de los requisitos esenciales, pues
con ello se pretende llevar a extremos intolerables, el formalismo cambiario, culmina
comentando que la interpretación del artículo 14 de la ley de títulos de crédito con
el artículo 15 citado, es incongruente y en virtud de que un título debe contener las
menciones y requisitos necesarios para su eficacia, por lo tanto no puede producir
efectos un título “en blanco”.
2.7. Títulos impropios. Existen en el comercio documentos que no constituyen por
sí mismos títulos de crédito o bien se asemejan a ellos, pero carecen de calidades
cambiarias, tales como las facturas, estos documentos no tienen vida cambiaria
propia, aunque consignen obligaciones y derechos, pues muchos de ellos no
incorporan derechos y obligaciones o bien, no tienen facultad de circular, pues la
mayoría de ellos sólo pueden cederse. Entre ellos están los boletos de
estacionamiento, billetes de lotería, pólizas de seguro u otros que no tienen más
que una función probatoria y constitutiva de un derecho.

Unidad 3. Naturaleza del fundamento de la obligación consignada en los títulos de crédito, teorías
explicativas.
3.1. Teorías contractuales.- La obligación consignada en el titulo de crédito es la relación jurídica
entre suscriptor y tomador derivada del contrato originario. Como el rubro lo indica, esta corriente,
hoy día superada, estima que todo título de crédito encierra un contrato sui generis.
3.1.1. Autores que sostienen las teorías.- Según referencias, fue Savigny el primero en sostener la
existencia de un contrato entre el suscriptor y el tomador original, que se convierte, al circular el
documento, en una estipulación a favor de tercero. Pero fueron los tratadistas clásicos alemanes de
mediados del siglo XIX, Einerty especialmente Thol, quienes desarrollaron y con toda firmeza
impulsaron esta teoría, influidos, como la legislación francesa, por la fuerte práctica cambiaria de
este instrumento.
3.1.2. Posición que adoptan estas teorías.- La postura contractualista se originó en los tratadistas
franceses de principios del siglo XIX, quienes encontraron que la letra de cambio y los que después
aparecieron con las mismas características cambiarias, mantienen la calidad contractual de la
relación subyacente. Las dificultades que ofrece el sostener la existencia de tal contrato con uno o
más eventuales tenedores del documento fueron descritas por Savigny quien arguyó que respecto
de los futuros tomadores el contrato se celebra con una persona indeterminada, o bien a favor de
tercero.
3.2. Teorías intermedias.- Aparte de considerar que el fundamento de la obligación cambiaria nace
por un contrato originario acepta la posibilidad de una declaración unilateral de la voluntad en caso
de que el titulo circule y llegue a mano de un tercero de buena fe.
Fracasadas las teorías contractuales, surgieron las que podrían llamarse mixtas o híbridas, por
cuanto invocan una doble naturaleza por parte de los títulos de crédito si bien todavía conservan la
contractualista.
3.2.1. Autores que sostienen estas teorías.- Jacob afirma que en el primer momento el suscriptor
celebra con el tomador el contrato documental, que no es sino la reproducción del contrato
extracartular. Ahora bien, cuando el título pasa a manos de un nuevo tomador la obligación asume
sólo la apariencia jurídica que resulta del documento. Vivante es quizá el más ilustre sostenedor de
la teoría contractualista, frente al primer tomador, pero tal relación se desnaturaliza al entregarse
el documento a un tercero, para asumir el carácter de declaración unilateral de voluntad.
3.2.2. Posición que adoptan estas teorías.- El talón de Aquiles de estas corrientes aparece en la
imposibilidad de atribuir a la obligación del suscriptor un doble carácter de raíz cronológica, máxime
por lo que se refiere al criterio de Jacob, pues no es admisible que un documento, representativo
del supuesto contrato entre el suscriptor y el tomador, en el curso del tiempo, asuma una mera
apariencia jurídica, por razón de que a medida que circula el título cada uno de los adquirentes
asume el derecho en él consignado y no el del transmitente, que tal vez no haya existido. Este
derecho documental no es, no puede ser, una mera apariencia jurídica.
3.3. Teorías unilaterales.- Sólo aceptan que el fundamento de la obligación cambiaria se deriva de
un acto unilateral ejecutado por el emitente o creador del título.
Estas teorías discurren en varias direcciones, que parten de la afirmación en el sentido de que no
hay relación contractual, pero algunas de ellas en cierto modo acusan su origen civilista, como a
continuación se comprobará.
3.3.1. Posición adoptada por estas teorías.- La responsabilidad del obligado no tiene como punto de
arranque un encuentro de su voluntad con la del primer tomador, esto es, opera solamente la
voluntad del suscriptor, si bien conviene advertir que no en todos los casos se sostiene la teoría de
que se trata de la declaración unilateral de voluntad regulada por los códigos civiles.
3.3.2. La teoría de la emisión abstracta de Stobbe y Arcangelli.- La obligación cambiaria tiene su
único fundamento en el acto de la suscripción y emisión, independientemente de que el sujeto
abrigue o no el ánimo de obligarse, pues la ley dota de plena eficacia a los citados actos de
suscripción y emisión del documento. Esta corriente ha encontrado, a pesar de su seductora
presentación, objeciones consistentes en que no explica la posibilidad de que el suscriptor original
pueda oponer al primer tomador las excepciones derivadas del negocio subyacente, conviene tener
presente que es necesario admitir que entre estos primigenios personajes del título cambiario si
opera un trasunto del contrato subyacente, pero como antes se apuntó, ello en modo alguno
significa que el documento envuelva una novación.
3.3.3. Teoría de la creación de Kuntze.- El fundamento de la obligación reside, por disposición legal,
en el hecho de que el suscriptor al crear el título, fatalmente crea también un valor económico,
independientemente de su voluntad en tal sentido y de su deseo de ponerlo en circulación, esta
teoría, inspirada en la legislación alemana, se acerca mucho a la propugnada por el legislador
mexicano.
3.3.4. Posición adoptada por la doctrina, la jurisprudencia y las leyes mexicanas.- Arranca del texto
de nuestra Ley: "La suscripción de un título al portador obliga a quien la hace a cubrirlo a cualquiera
que se lo presente, aunque el título haya entrado a la circulación contra la voluntad del suscriptor,
o después de que sobrevengan su muerte o incapacidad”. De tal texto resulta evidente la postura
unilateral adoptada por nuestro sistema legal aunque tal unilateralidad discurre en diversas
direcciones. En cuanto a la jurisprudencia, poco es lo que puede decirse, se ha limitado a reafirmar
los principios característicos de los títulos de crédito y a respaldar las opiniones doctrinales sobre el
alcance y significado de los documentos de que se trata, pero, de modo especial, se ha pronunciado
sobre las consecuencias procesales que distinguen a estos documentos de los no cambiarios, en
cuanto, como se verá en su lugar, son de los que traen aparejada ejecución.
3.4. Formalidades necesarias para otorgar o suscribir títulos de crédito mediante representación.-
Aquí se presenta otro aspecto característico de los documentos objeto de este tema, pues la
facultad para suscribirlos en nombre de otro precisa de un poder especial, en razón de que no son
suficientes los previstos por otras leyes, como el mandato a que se refieren los arts. 2546 y
siguientes del Código Civil ó bien la comisión mercantil regulada en los arts. 273 y siguientes del
Código de Comercio, en calidad de mandato aplicado a actos concretos de comercio.
Así pues, para otorgar o suscribir títulos de crédito en nombre de otra persona hace falta un poder
expreso, que deberá inscribirse en el Registro de Comercio correspondiente, o bien una declaración
escrita que el representado dirija al tercero con el que habrá de contratar el representante, en la
inteligencia de que el poder, en el primer caso, se entiende conferido frente a cualquier persona, al
paso que en el segundo sólo es válido respecto de la persona a la que se dirige la declaración escrita.
La misma ley admite tres formas de mandato tácito:
• La primera consiste en el reconocimiento de que la suscripción de un título de crédito en
nombre de otro, sin poder bastante o sin facultades legales para hacerla, obliga al
representado aparente si ratifica expresa o tácitamente la indicada suscripción.
• La segunda se desprende de lo que podría calificarse de una apariencia vinculatoria; en
efecto: quien haya dado lugar, con actos positivos o con omisiones graves, a que se crea,
conforme a los usos del comercio, que un tercero está facultado para suscribir en su nombre
títulos de crédito, no podrá invocar la excepción contra el tenedor de buena fe. La buena fe
se presume, salvo prueba en contrario, siempre que concurran las demás circunstancias que
en este artículo se expresan".
Conviene subrayar la existencia, conforme al mismo precepto, de dos circunstancias, ambas
necesarias para que se surta el efecto de la tácita representación. La circunstancia subjetiva
reside en la realización, por parte del representado aparente, de actos positivos o su
incursión en omisiones graves; la objetiva consiste en la necesidad de que dichas conductas
activas u omisas sean propias de los usos del comercio.
• Por último, la tercera es la prescrita en la siguiente forma: "Los administradores o gerentes
de sociedades o negociaciones mercantiles se reputan autorizados para suscribir letras de
cambio a nombre de éstas, por el hecho de su nombramiento. Los límites de esa
autorización son los que señalen los estatutos o poderes respectivos”. Es necesario
consignar aquí otro caso especial de facultades cambiarias, referido a los funcionarios de las
instituciones de crédito comprenden la facultad de otorgar, suscribir, avalar y endosar
títulos de crédito, aun cuando no se mencione expresamente dicha facultad. El mismo
precepto dispone, además, que los nombramientos de estos funcionarios deben inscribirse
en el Registro Público de Comercio, previa ratificación de firmas, ante fedatario público, del
documento en el que conste el nombramiento respectivo.
3.5. Utilidad de la firma a ruego.- En caso que el girador, endosante, suscriptor o librador no sepa o
no pueda suscribir el titulo puede estamparla un tercero dando fe un corredor público o notario o
cualquier otro fedatario público. Nuestra ley no ignora la posibilidad de que una persona no sepa o
pueda escribir y de que se vea colocada en la necesidad de girar una letra de cambio, en cuyo caso
sanciona con la plena validez la firma que estampe un tercero a ruego de dicho girador o endosante,
pero en tal caso, debe firmar también un corredor público, un notario o cualquier otro fedatario
público.

Unidad 4. Clasificación de los títulos de crédito.


4.1. Por la ley que los rige.- Títulos nominados y títulos innominados.
4.1.1. Títulos nominados.- Se trata de la posible existencia de títulos previstos y regulados por alguna
ley, incluso con un nombre específico, al lado de otros carentes de una específica regulación y hasta
de una denominación distintiva. Se les atribuye una denominación característica y se regula su
emisión, transmisión y demás circunstancias que les son propias. Se trata de la letra de cambio, el
pagaré, el cheque, las obligaciones, los certificados de participación, el certificado de depósito y el
bono de prenda, además, de que también lo es el conocimiento de embarque, pues, es "el título
representativo de mercancías y constancia de recibo de éstas a bordo de la embarcación”.
4.1.2. Títulos innominados.- En nuestro medio no existen títulos de crédito innominados, esto es,
que asuman tal carácter por la mera práctica, y sin estar previstos en ley alguna, ello resulta de la
rotunda afirmación en el sentido de que: "Los documentos y los actos a que este Título se refiere,
sólo producirán los efectos previstos por el mismo cuando contengan las menciones y llenen los
requisitos señalados por la ley y que ésta no presuma expresamente”.
4.2. Por la personalidad del emisor, públicos y privados.- Públicos y privados.
4.2.1. Públicos.- Se trata de títulos emitidos directamente por el Gobierno, tanto federal como
estatal o municipal, y ello en la medida en que lo autorice alguna ley o reglamento legislativo,
ejemplo de ellos son los llamados certificados de la Tesorería de la Federación (CETES), los bonos de
desarrollo (BONDES) y algunos otros, participan también de este carácter los certificados de
participación emitidos con motivo de los fideicomisos públicos previstos por la LOAPF, puesto que
se trata de entidades de la administración pública paraestatal, sin que importe que tales
fideicomisos sean operados por instituciones de crédito privadas.
4.2.2. Privados.- La conceptuación obedece a un criterio de exclusión, por lo que es válido afirmar
que son títulos de crédito privados los que no figuren en ninguna de las anteriores categorías de los
públicos, o sea los procedentes de personas físicas o morales que no tengan carácter gubernativo
alguno. Aunque cierta duda podría ofrecer el carácter público o privado de los certificados de
participación emitidos por una institución de crédito privada con motivo de un fideicomiso público
de los mencionados. No debe caber duda, sin embargo, de que estos certificados son títulos
públicos, pues aunque su procedencia formal o corporativa es de índole privada, el verdadero origen
de ellos reside en los recursos públicos que constituyen el patrimonio fiduciario, cuya suerte se
decide también, normalmente, por representantes del órgano gubernativo que actúe como
fideicomitente o en forma de comité técnico del fideicomiso.
4.3. Por el derecho incorporado en el título.- Títulos personales, títulos obligacionales y títulos reales
o representativos de mercancías.
4.3.1. Títulos personales o corporativos.- Los más importantes son las obligaciones y los certificados
de participación. Si bien incorporan derechos de índole patrimonial, suponen también para sus
tenedores la facultad de intervenir en reuniones que versen sobre sus intereses, así como la de
emitir el voto necesario para conformar la voluntad colectiva, pero igualmente consignan derechos
de índole puramente patrimonial, y por ello con frecuencia se atribuye a estos documentos la
calidad de títulos de inversión.
4.3.2. Títulos obligacionales.- El mejor ejemplo de estos títulos son las obligaciones, frecuentemente
calificadas también como bonos, cuando su origen es público, pero en todo caso suponen para el
emisor o suscriptor el fundamental compromiso de rembolsar su importe al tomador,
frecuentemente en unión de los productos o intereses que configuran el verdadero incentivo para
los adquirentes. Un papel semejante es el que desempeñan los certificados de participación al igual
que en ellos, el emisor está obligado a reconocer y propiciar la existencia de la asamblea de
tenedores.
4.3.2. Títulos reales o representativos de mercancías.- Se deben mencionar, como prototipos de
estos documentos, los certificado de depósito en almacenes generales y el conocimiento de
embarque pues, en ambos casos, el emisor hace constar el recibo de mercaderías y se obliga a
devolverlas al tenedor legítimo de las mismas, en la inteligencia de que ambos documentos
permiten la cómoda circulación virtual, mediante el simple endoso del documento respectivo.
4.4. Por su forma de creación.- Títulos singulares y títulos seriales o en masa.
4.4.1. Títulos singulares.- Sin que importe que se expidan en serie o un crecido número, pues ello
no es necesario con arreglo a la ley, sino simplemente la posibilidad, como ocurre en la mayoría de
los casos, de fragmentar un crédito. Tal es el caso de la letra de cambio, el pagaré, el cheque, el
certificado de depósito en almacenes generales y algunos otros.
4.4.2. Títulos seriales o en masa.- En otros casos la ley exige o supone la necesaria emisión masiva
de títulos, que plantean la existencia de un crédito colectivo. Tal es el caso de las obligaciones, que,
por disposición de la ley, representan la participación individual de sus tenedores en un crédito
colectivo constituido a cargo de la sociedad emisora".
4.5. Por su sustantividad del documento.- Títulos principales y títulos accesorios.
4.5.1. Títulos principales.- El crédito por ellos representado puede hacerse valer mediante su sola
presentación, por razón de que en ellos se surten los presupuestos necesarios y suficientes para
legitimar a sus tenedores, en la inteligencia de que la medida del derecho está dada también por el
texto de tales documentos.
4.5.2. Títulos accesorios.- Son aquellos títulos de crédito cuya existencia deriva de la existencia de
uno principal. Ejemplo de ello son los bonos o cupones que se encuentran incorporados en las
obligaciones o acciones y que sirven para hacer efectivo el derecho para percibir intereses o bien,
utilidades. Del mismo modo, sirven los cupones adheridos en los certificados de participación o el
bono de prenda que puede depender de un certificado de depósito. Un contrato de arrendamiento
respecto del cual se celebra un contrato de fianza a favor del arrendador.
4.6. Por su eficacia procesal.- Títulos de eficacia procesal plena y títulos de eficacia procesal limitada.
4.6.1. Títulos de eficacia procesal plena. Son documentos que son plenamente válidos sin necesidad
de circunstancias ajenas a ellos, como la letra de cambio, pagaré o cheque. Este último considera
que su validez está condicionada a varias circunstancias como puede ser la firma del librador, la
existencia de fondos en la cuenta, que también debe existir, pero independientemente de lo
anterior, eso no priva al documento de validez.
4.6.2. Títulos de eficacia limitada. Estos documentos no son suficientes para ejercitar el derecho en
ellos consignado, para lo cual deben observarse requisitos ajenos al título resultantes de su texto o
de disposición legal, precisan de circunstancias extra cautelares para cuantificar el derecho de su
tenedor o incluso, para determinar la existencia del derecho. Como ejemplo, cuando existen
obligaciones convertibles en acciones, pueden estar supeditadas a un acuerdo de la asamblea de
accionistas de la sociedad emisora y ello limita su efectividad.
4.7. Por los efectos de la causa sobre la vida del título.- Títulos causales o concretos y títulos
abstractos.
4.7.1. Títulos causales o concretos.- Guardan una relación con la causa que los origina. Tan
dependientes son de la causa original que en su texto se les obliga a contener una serie de
menciones derivadas de los actos que los causan. Ejemplo es que las acciones deben contener datos
relacionados con la sociedad a que pertenecen sin mencionar que los derechos como el cobro de
dividendos dependen de circunstancias ajenas al propio título. También se les llama incompletos
por la doctrina. Cada día estos títulos crecen, pues tenemos como ejemplos los certificados
bursátiles o los títulos opcionales.
4.7.2. Títulos abstractos.- Estos documentos conocidos como completos, no tienen nexo causal con
ningún otro acto, por lo que de ninguna manera se puede afectar al tenedor con aspectos causales.
Ejemplo sería el caso de una persona que firma un pagaré con motivo de la compraventa de un
inmueble a favor del vendedor. Salvo que el título tenga cláusula de no negociabilidad, el tenedor
podrá endosar el pagaré y la autonomía del título existirá ante cualquier otro adquirente,
independientemente de la operación de compraventa que le dio origen.
4.8. Por la función económica del título.- Títulos de especulación y títulos de inversión. Esta
clasificación se basa en el propósito del tenedor más que en las características del documento, se
califica al título por la intención del adquirente.
4.8.1. Títulos de especulación.- Definiendo el término especular como efectuar operaciones
comerciales o financieras con la expectativa de obtener beneficio basado en las variaciones de los
precios o de los cambios, cualquiera de los títulos de crédito seriales o masivos pueden ser objeto
de operación especulativa y no solamente bursátil, pues diversas circunstancias son influyentes en
su valor comercial o de mercado. Podemos ejemplificar el caso de las acciones, pues su adquisición
considera la esperanza de un aumento de su valor, lo cual incrementa su precio de reventa.
4.8.2. Títulos de inversión.- Su función es entregar o redituar beneficios económicos a sus tenedores,
pero no por la variación entre los precios de venta y compra en el tiempo, sino mediante un
rendimiento, así que el inversionista sabe el monto que obtendrá del documento, e incluso el
importe y la fecha en que recuperará su valor. Podemos citar las acciones que fuera de la posibilidad
de especulación que citamos, son guardadas por el socio para mantener su calidad de manera
definitiva.

Unidad 5. La circulación de los títulos de crédito.


5.1. Clasificación de los títulos de crédito en mérito a su forma de circulación.- Se dividen en títulos
nominativos, a la orden y al portador.
5.1.1. Títulos nominativos.- Son títulos nominativos los expedidos a favor de una persona cuyo
nombre se consigna en el texto mismo del documento. Cuando por expresarlo el título mismo, o
prevenirlo la ley que lo rige, el título deba ser inscrito en un registro del emisor, éste no estará
obligado a reconocer como tenedor legítimo sino a quien figure como tal a la vez en el documento
y en el registro. Cuando sea necesario el registro, ningún acto u operación referente al crédito surtirá
efectos contra el emisor, o contra los terceros, si no se inscribe en el registro y en el título.
Ante el reconocimiento, como títulos nominativos, de los doctrinalmente conocidos como a la
orden, nuestro legislador se vio en la necesidad de precisar que un título nominativo se entiende
siempre extendido a la orden, transmisible por simple endoso, a menos que en su texto, o en el de
un endoso, se inserte la cláusula "no a la orden", o bien "no negociable", e igualmente resulta la
necesidad legal de enunciar que dichos títulos nominativos son transmisibles por el simple endoso
y la entrega del documento.
5.1.2. Títulos a la orden.- Nuestra ley califica de nominativos los títulos de crédito que en rigor son
a la orden, esto es, los que se expiden a favor de una o más personas determinadas, y que se
transmiten mediante el endoso y la entrega material de los mismos. Por ello es válido afirmar que
la gran mayoría de los títulos de crédito son nominativos, como la letra de cambio, el pagaré y el
cheque, pero también las obligaciones, los certificados de participación, el certificado de depósito,
etcétera.
5.1.3. Títulos al portador.- (Limitaciones en la ley).- Son títulos al portador los que no están
expedidos a favor de persona determinada, contenga o no la clausula al portador, se transmiten por
simple entrega, pues la carencia de tomador torna innecesario el endoso.
La circunstancia de que estos títulos resultan sumamente peligrosos para su tenedor legitimo, pues
el extravío lo pone ante la posibilidad de que el cobro se efectúe por un tercero, de buena o de mala
fe, así como la posibilidad, por remota que sea, de que pudieran circular como si fueran papel
moneda, son indudablemente las razones primordiales, aunque no las únicas, de que las leyes los
hayan venido erradicando.
5.2. Medios de transmisión de los títulos de crédito nominativos.- Los títulos de crédito considerados
como nominativos por nuestra ley se transmiten por endoso y entrega, pero también se reconoce
la existencia de títulos nominativos stricto sensu, los cuales se transmiten con los indicados
requisitos y además, mediante una inscripción en el registro del emisor, porque sólo de ese modo
habrá de considerar legitimado al tenedor.
5.3. Transmisión de los títulos de crédito por medio de endoso.- Es unánime el criterio en el sentido
de que el endoso se conserva como una figura propia y exclusiva de los títulos de crédito a pesar de
que ha encontrado cabida en otras expresiones del derecho, incluso civiles, como la factura, que
puede servir para documentar una operación de comercio, pero también una puramente civil. La
aparición del endoso trajo aparejada la de cláusula a la orden, antes inexistente, pues en sus
orígenes la letra de cambio no constituyó un título negociable. Así, en lo sucesivo este documento,
y posteriormente los demás, asumieron un carácter de negociabilidad que contribuyó
definitivamente a su difusión, pues mediante ambas figuras se instituyó la validez del pago al
tomador prístino o a quien él designe.
5.3.1. Concepto de endoso.- Nuestra ley no consigna la definición de endoso, es fácil inferir su
concepto si se atiende a que, conforme al artículo 29-II, el endoso requiere la firma del endosante
o de la persona que suscriba el endoso a su ruego o a su nombre.
5.3.2. Elementos personales.- El mismo artículo exige que el endoso incluya el nombre del
endosatario, que es la persona a la que se transmite el título de crédito. Llama la atención la
circunstancia de que no se exige el nombre del endosante, pero la razón es lógica: resulta del
documento mismo, en el que necesariamente aparece el nombre del primer tenedor, ahora
endosante, o bien el del último tomador, que en su momento apareció como endosatario.
5.3.3. Requisitos legales.-
• La firma del endosante o de la persona que la inserte a su ruego o en su nombre.
• Precisar la clase de endoso que puede ser puro y simple, sin condición alguna, que de
anotarse no surtirá efecto alguno, pero además debe ser total, esto es, ha de abarcar todo
el derecho consignado en el documento y no sólo una parte.
• El lugar en que se otorga.
• La fecha en que se otorga.
5.3.4. Endoso en blanco. El endoso puede hacerse en blanco, con la sola firma del endosante. En
este caso cualquier tenedor pude llenar con su nombre, o el de un tercero, el endoso en blanco o
transmitir el título sin llenar el endoso. El endoso al portador produce los efectos del endoso en
blanco.
5.3.5. Endoso parcial y endoso condicionado.- El endoso en propiedad, transfiere la propiedad del
título y todos los derechos a él inherentes. De aquí desprendemos la imposibilidad del
fraccionamiento del título, pues ello complicaría su facultad de circulación o causaría incertidumbre
entre los futuros tenedores, el endoso puede ser puro o simple. Toda condición a la cual se
subordine, se tendrá por no escrita. El endoso parcial es nulo.
5.3.6. Endoso posterior al vencimiento del título.- Al respecto la ley considera como una cesión
ordinaria, al endoso realizado con posterioridad al vencimiento del título. Sus consecuencias son:
• La cesión surte sus efectos legales desde que le sea notificada al deudor mediante dos
testigos.
• Salvo pacto en contrario, el cedente de un crédito responde sólo de la legitimidad del
crédito y de la personalidad con que hizo la cesión.
• Como el endoso no es eso en términos legales, no surte los efectos de un endoso pleno
normal, por lo que puede ser objeto de todas las excepciones derivadas de vicios o defectos
de los tenedores o endosantes previos y además de las personales. Lo anterior responde a
que el documento está vencido o no fue oportunamente pagado y quien adquiera el
documento en realidad está tomando un derecho litigioso.
5.3.7. La cláusula no negociable en un título de crédito.- Las clausulas "no a la orden" o "no
negociables" impiden la circulación del título. Si se coloca esta cláusula, no puede transmitirse por
el simple endoso, además la cláusula sólo tendrá validez desde que se inserte en el documento, que
sigue siendo negociable siempre que sea por cesión ordinaria.
5.4. Clases de endoso.- En propiedad, en procuración y en garantía.
5.4.1. Endoso en propiedad.- Transfiere la propiedad del título y todos los derechos a él inherentes,
es traslativo de dominio por excelencia.
5.4.2. Principio de la solidaridad cambiaria.- Se establece para los casos de la letra de cambio, el
pagaré y el cheque. Sirve para ejercitar la vía de regreso sobre el documento.
El endoso en propiedad no obligará solidariamente al endosante, sino en los casos en que la ley
establezca la solidaridad, cuando la ley establezca la responsabilidad solidaria de los endosantes,
éstos pueden librarse de ella mediante la cláusula "sin mi responsabilidad" o alguna equivalente
5.4.3. Endoso en procuración o al cobro.- El endoso que contenga las cláusulas “en procuración”, “al
cobro” u otra equivalente, no transfiere la propiedad; pero da facultad al endosatario para presentar
el documento a la aceptación, para cobrarlo judicial o extrajudicialmente, para endosarlo en
procuración y para protestarlo en su caso. El endosatario tendrá todos los derechos y obligaciones
de un mandatario. El mandato contenido en el endoso no termina con la muerte o incapacidad del
endosante, y su revocación no surte efectos respecto de tercero, sino desde que el endoso se
cancela conforme a ley. En este caso, los obligados sólo podrán oponer al tenedor del título las
excepciones que tendrían contra el endosante.
5.4.4. Diferencia entre el endoso en procuración y el mandato.- Las diferencias más importantes
entre estas dos figuras son:
• El endoso en procuración sólo es una forma de representación puramente cambiaria y no
serviría de nada en otras figuras del derecho civil o incluso mercantil.
• El endoso es formal en tanto que debe contenerse en el documento. El mandato puede
otorgarse de manera verbal.
• El endoso en procuración es una declaración unilateral de voluntad. El mandato es un
contrato.
• Las facultades del endosatario en procuración no terminan con la muerte de este. El
mandato si termina con la muerte del mandatario.
• La revocación del endoso sólo surte efectos desde que el endoso se cancela, en cambio el
mandato sólo puede darse por revocado cuando se notifica al tercero frente al cual actuaba
el mandatario.
5.4.5. Endoso en garantía o en prenda.- El endoso con las cláusulas “en garantía”, “en prenda” u
otra equivalente, atribuye al endosatario todos los derechos y obligaciones de un acreedor
prendario respecto del título endosado y los derechos a él inherentes, comprendiendo las facultades
que confiere el endoso en procuración, en este caso, los obligados no podrán oponer al endosatario
las excepciones personales que tengan contra el endosante.
5.4.6. Modalidades del endoso.- En retorno, sin responsabilidad y judicial.
5.4.6.1. Endoso en retorno.- Doctrinalmente se califica así a la posibilidad de que un título cambiario
en el que aparecen varios endosos, llegue a manos de una persona que ya figuraba en él como
endosante u obligado, cuando esto sucede, este adquirente tiene facultades de testar los endosos
y recibos previos a su última adquisición, pero posteriores a la anterior. En otros términos, puesto
que el mismo personaje aparece dos veces en el documento y ante la circunstancia de que todos los
endosatarios anteriores quedan obligados frente a los posteriores, la ley permite cancelar los
endosos de todos los personajes que, como último tenedor, estarían obligados frente a él, por razón
de que a su vez, él mismo estaría obligado frente a ellos e incluso, desde luego frente a sí mismo.
5.4.6.2. Endoso sin responsabilidad.- La clausula “sin mi responsabilidad” libera a los endosantes de
la responsabilidad solidaria. Cada endosante en el título adquiere una responsabilidad solidaria en
la vía de regreso con respecto al suscriptor, pero como ya se indicó, existe una salida a esta
responsabilidad, que cuando se endosa un documento, se asienten las palabras “sin mi
responsabilidad” u otra equivalente, este derecho sólo le asiste al endosante, sin embargo es obvio
que el establecimiento de dicha cláusula es causante de desconfianza sobre la solvencia de los
endosantes previos.
5.4.6.3. Endoso judicial.- Si llega un título cambiario de manera legítima, pero la persona no puede
endosarlo o ni siquiera puede cederlo ordinariamente, entonces puede realizar una jurisdicción
voluntaria que tendrá por objeto la anotación judicial que le permita aparecer como tenedor, no sin
antes acreditar la justificada adquisición del título. La constancia judicial se constituye como endoso,
algo inexacto, pues el juez no queda obligado frente a futuros tenedores.
5.5. Transmisión de los títulos de crédito por medio de cesión ordinaria.- El endoso posterior al
vencimiento de un título surte los efectos de una cesión ordinaria.
5.5.1. Diferencia entre transmisión de títulos de crédito por medio de endoso y mediante cesión
ordinaria.-
• Ambos casos el adquirente asume todos los derechos derivados del título, pero en cambio,
mientras el endosatario adquiere el derecho consignado en el documento y no le serán
oponibles más que las excepciones cambiarias de la ley de títulos y operaciones de crédito,
al cesionario se le podrán oponer las que el obligado tendría en contra del cedente, por lo
que el cedente adquiere, más que el derecho consignado en el documento, el que le haya
correspondido al cedente.
• El endoso no requiere notificación alguna, la cesión sólo surte efectos con respecto a los
obligados, desde que se les notifique ante dos testigos o mediante fedatario o funcionario
judicial.
• El endosante responde del pago del documento en el grado que les corresponda que por lo
general es el obligado en vía de regreso, al paso que el cedente y salvo pacto en contrario,
responde de la legitimidad del crédito y en su caso, de la personalidad con al que haya
ostentado.
5.6. Otras formas de trasmisión de los títulos de crédito.- Por recibo y por relación.
5.6.1. Transmisión por recibo.- Los títulos de crédito pueden trasmitirse por recibo de su valor
extendido en el mismo documento, o en hoja adherida a él, a favor de algún responsable de los
mismos, cuyo nombre debe hacerse constar en el recibo. La trasmisión por recibo produce los
efectos de un endoso sin responsabilidad, ahora bien, como tal recibo surte los efectos de un endoso
sin responsabilidad, el que paga asume todos los derechos implícitos en el documento, frente a
todos los obligados anteriores, el endosante se exime de responsabilidad.
5.6.2. Transmisión por relación.- Este mecanismo es exclusivo del Derecho mexicano. Las
instituciones de crédito pueden cobrar los títulos aun cuando no estén endosados en su favor,
siempre que les sean entregados por los beneficiarios para abono en su cuenta, mediante relación
suscrita por el beneficiario o su representante, en la que se indique la característica que identifique
el título; se considerará legítimo el pago con la sola declaración que la institución de crédito
respectiva, haga en el título, por escrito de que cumplieron los requisitos legales. Esto es lo que se
hace en el sistema bancario, principalmente con el cobro de cheques para depositarlos en las
cuentas y que se realiza cotidianamente mediante la llamada “ficha de depósito”.

Unidad 6. El pago de los títulos de crédito.


6.1. Concepto.- El pago del título de crédito se debe realizar a contra entrega del documento, atento
al principio de incorporación. Si no se recibe el documento contra el pago del mismo, se corre el
riesgo de doble pago ante nuevo adquirente de buena fe, debido al principio de circulación del
mismo, por lo que el pago no debe hacerse con descuido. Así las cosas se reitera que en caso de que
exista un pago parcial, el tenedor está obligado a recibirlo, pero debe conservar el documento y
asentar en él la parcialidad recibida, conocida con el nombre de quita, así como extender un recibo
por la cantidad recibida.
6.2. Formas de pago.- Aunque la ley mercantil no menciona lo que es el pago de un título de crédito
tenemos que el Código Civil Federal nos indica que pago o cumplimiento es la entrega de la cosa o
cantidad debida o la prestación del servicio que se hubiere prometido, sin embargo y más que el
pago, respecto de ciertos títulos de crédito, se establece la obligación de entrega de bienes o
servicios, como lo son el conocimiento de embarque o el certificado de depósito, el pago se debe
hacer a contra entrega del documento realizada por legítimo poseedor. El único requisito legal es
que se identifique cuando se trate de títulos nominativos y que no exista interrupción en la cadena
de endosos. Las únicas condiciones que puede presentar el obligado para poner en duda la
legitimación activa del tenedor son:
• Que el último poseedor no acredite su identidad.
• Que se acredite la transmisión del documento con una serie ininterrumpida de endosos
cuyo término sea precisamente quien se legitima para cumplir la obligación.
• Si se trata de título a la orden y se trasmitió sin endosos se legitimará al poseedor si el
documento fue endosado después de su vencimiento o fue cedido de manera legal o
judicial.
• El tenedor de un título tiene la obligación de exhibirlo para ejercitar el derecho que en él se
consigna.
• Cuando sea pagado, debe restituirlo. Si es pagado sólo parcialmente o en lo accesorio, debe
hacer mención del pago en el título.
6.3. Lugar y época en que debe hacerse el pago de los títulos de crédito.- Respecto al lugar de pago,
en primera instancia lo será el señalado en el documento y si se consignaren varios en el documento,
el que le resulte más conveniente al acreedor. Si no se señala en el documento se entiende que lo
será el del domicilio del obligado principal. Si existen varios obligados, en el domicilio de cualquiera
de ellos, a elección del tenedor.
A su vez, la época del pago será la que designe el documento. Sin embargo, la época de pago de
algunos títulos causales, puede estar determinada por condiciones extracartulares, como lo son los
acuerdos tomados por algunos órganos para el importe del pago y fecha del mismo como resultado
de un transporte marítimo. En casos especiales como lo es la letra de cambio, esta puede empezar
a circular aún antes de que sea aceptada por el girado y sin embargo, si es pagada antes del
vencimiento de la misma por el girado, éste quedará responsable de la validez del pago. Por otro
lado, si el acreedor no exige el cumplimiento del documento a su vencimiento, en al caso de las
letras de cambio y los pagarés, cualquiera de los obligados podrá depositarlos en el Banco de
México, a través de billete de depósito de la Nacional Financiera el importe de los documentos a
expensas y riesgos del último tenedor, sin necesidad de avisarle.
6.4. Modalidades del pago en materia cambiaria.- Pago total y parcial de un título de crédito, pago
de un título de crédito mediante consignación, pago anticipado de un título de crédito, pago de un
título de crédito por medio de un tercero, pago de una obligación común por conducto de
coobligado.
6.4.1. Pago total y parcial de un título de crédito.- Si el pago es total, debe hacerse a contra entrega
del documento, liberándose la obligación del deudor y siempre que éste se cerciore de la identidad
del último tenedor del título de crédito y de que la cadena de endosos no haya sido interrumpida.
Si el pago es parcial, también quedó establecida la obligación del tenedor a recibirla, pero no
entregará el título de crédito, sino asentará en él la cantidad recibida como quita y expedirá recibo
de dinero por separado, para acreditar el pago parcial. Otra consecuencia es que los nuevos
tenedores del documento sólo podrán recibirlo por la nueva cantidad y si lo endosan, se obligan
sólo a lo que el documento establece.
6.4.2. Moneda en que debe efectuarse el pago de un título de crédito.- Como se encuentra asentado
en el propio Código de Comercio las obligaciones de pago en nuestro país deben realizarse en pesos
mexicanos. Por su parte la Ley monetaria de nuestro país establece que la moneda extranjera no
será de curso legal en nuestro país, a menos que existan disposiciones legales en contrario, aunque
la Suprema Corte de nuestro país ha aceptado vía interpretación la validez de obligaciones en
moneda extranjera. De tal suerte que las obligaciones pactadas en moneda extranjera dentro de la
república, se podrán liberar entregando el equivalente en moneda nacional al tipo de cambio
vigente en el lugar y fecha en que deba hacerse el pago.
6.4.3. Pago de un título de crédito mediante consignación.- En ausencia del acreedor de un título de
crédito el día de su vencimiento, cualquiera de los obligados podrá efectuar la consignación de la
suma amparada en el documento, a costa y riesgo del beneficiario y sin necesidad de notificarle tal
situación. Aunque la ley señala el Banco de México se utilizara a la Nacional Financiera, Sociedad
Nacional del Crédito, como institución ante la cual se consigna y a través del instrumento llamado
“Billete de depósito”. Éste se gira a nombre de una autoridad y a través de diligencias preliminares
de consignación, la cual tendrá los efectos señalados respecto del deudor y acreedor, con el único
requisito de que se realice ante un juez del domicilio señalado para el pago.
6.4.4. Pago anticipado de un título de crédito.- El tenedor no está obligado a recibir anticipadamente
el importe o los bienes consignados en el título de crédito, pues puede pasar que se encuentre
imposibilitado para guardar y proteger los valores recibidos, si el acreedor conviene en recibir el
pago anticipadamente, entonces el pago es liberatorio de la obligación. Sin embargo, lo anterior no
es obstáculo para establecer cláusula penal por pago anticipado.
6.4.5. Pago de un título de crédito por medio de un tercero.- El pagaré y la letra de cambio son
títulos de crédito que permiten que un tercero ajeno a la relación cambiaria pague la obligación en
ellos consignada, por lo que si esto sucede hay que tener en cuenta:
• La letra de cambio, si no es pagada por el girado, se puede dar lugar al pago por
intervención, ajustándose a un orden, en primer lugar, por el aceptante por intervención;
en segundo lugar y en defecto del anterior, por el recomendatario o girador y finalmente
por un tercero.
• En la misma, si se presentaren varios terceros como oferentes de pago, debe preferirse al
que con su intervención libere al mayor número de obligados.
• Sin embargo y sin perjuicio de las situaciones anteriores, si el objeto del título de crédito es
una suma de dinero, el pago lo podrá efectuar cualquier persona que tenga interés jurídico
en el cumplimiento de la obligación
• Por otro lado, el pago se puede hacer a través de tercero en ignorancia del deudor e incluso
contra la voluntad del mismo.
6.4.6. Pago de una obligación común por conducto de coobligados.- Sobre la situación de solidaridad
cambiaria tenemos que en los casos de la letra de cambio y pagare, se presentan las siguientes
consecuencias:
• El último tenedor puede reclamar el pago a cualquiera de los que sean aceptantes,
giradores, endosantes y avales, mediante la acción cambiaria directa e incluso podrá
reclamar aquellas prestaciones adicionales que la ley le permita.
• Cualquiera de los obligados en vía de regreso que efectúe el pago, puede reclamar a los
obligados anteriores, no sólo el rembolso de lo pagado, también gastos de cobranza,
intereses u otras prestaciones que permita la ley.
• El pago efectuado por cualquier firmante que forme parte del grupo de coobligados, puede
cobrar por acción cambiaria las que le correspondan contra el o los demás aceptantes, los
obligados en vía de regreso precedentes, los avalistas y en su caso, las acciones que puedan
derivarse de la relación causal y de las derivadas de un posible enriquecimiento ilegítimo.
6.5. Efectos de la falta de pago oportuno de un título de crédito.- La mora en el pago de un título de
crédito, faculta al tenedor a exigir vía judicial el pago de las sumas respectivas o la entrega de la
mercadería correspondiente. Sin embargo, en la letra de cambio o el pagaré, el último tenedor o el
obligado en vía de regreso que haya pagado el documento, puede mediante la acción cambiaria,
exigir el pago de lo erogado, intereses moratorios, al tipo de cambio legal o voluntario, desde el día
de vencimiento, los gastos de protesto y demás realizados para el pago del documento. Por otro
lado, el girador como cualquier endosante de una letra protestada pueden exigir, desde que sepan
del protesto, que el tenedor del documento reciba el importe del documento y el de los gastos
legítimos, con la entrega del título y una cuenta de gastos.
Ahora bien como vía para ejercitar esta acción por mora en el pago de un título de crédito, el
interesado podrá ejercitar un juicio ejecutivo mercantil de conformidad con el Código de Comercio.
Unidad 7. El aval en los títulos de crédito.
7.1. Concepto y función del aval.- Esta figura que surgió en el derecho cambiario y se conserva de
manera exclusiva en algunos títulos de crédito, tiene la función de obligación solidaria. Por medio
de ella, se evita acudir a garantías más formales como la prenda o la fianza, o bien a garantías
solemnes como la hipoteca. Aunque puede ser posible la constitución de otra forma de obligación
solidaria como forma de garantía, no obstante, en la práctica es desconocida porque el aval
desempeña funciones que lo hacen único. Como lo dice la ley de títulos de crédito, mediante el aval
se garantiza en todo o en parte el pago de la letra de cambio, hay que mencionar que esta figura
como lo dijimos antes, puede ser empleada en otros títulos de crédito como lo son el pagaré y el
cheque.
7.2. Requisitos formales.- Debemos partir de que el aval debe constar en la letra o en hoja que se le
adhiera, pues de otro modo no asumirá la calidad cambiaria a que se obliga, sino otra distinta.
Aunque para López de Goicoechea no es preciso que el aval lo preste en el documento, pues
considera que puede ser prestado en escritura pública, en documento privado o en una simple carta,
ya que con dicha posición se pondría en entredicho la calidad de literalidad del documento. Para
ello además, se expresará con la fórmula “por aval”, u otra equivalente, y debe llevar la firma de
quien lo presta.
La sola firma puesta en la letra, cuando no se le pueda atribuir otro significado, se tendrá como aval.
Por ello se hace necesario que aparezcan en el documento, el papel que cada firmante desempeña.
Sé entiende que a falta de mención de cantidad el aval garantiza todo el importe de la letra. Los
principios sobre los títulos en blanco son perfectamente aplicables.
7.3. Diferencia y semejanzas entre el aval, la fianza y el obligado solidario. Las principales diferencias
son:
• El aval es una garantía mercantil y exclusivamente cambiaria; la fianza y la obligación
solidaria pueden prestarse para el cumplimiento de cualquier obligación civil, mercantil e
incluso penal, fiscal o laboral.
• El avalista que cumple su obligación de pago puede actuar en ejercicio de la acción
cambiaria, tanto en contra de su avalado, como contra cualquiera que figure como obligado
ante éste; esto no ocurre en otras formas de garantía, pues al fiador sólo le incumbe una
acción de repetición en contra de su fiado y en su caso, de los coobligados, en tanto que el
obligado solidario tendrá el mismo derecho en contra de la persona o personas por las que
prestó su compromiso.
7.4. Condiciones a las que debe sujetarse el ejercicio de la acción contra el avalista.-
• En el aval debe indicarse la persona por quien se presta, a falta de ello, se entiende que
garantiza las obligaciones del aceptante y, si no lo hubiere, las del girador, suscriptor o
librador.
• El avalista queda obligado solidariamente con aquel cuya firma ha garantizado, y su
obligación es válida, aun cuando la obligación garantizada sea nula por cualquier causa.
• En el caso de una acción contra el avalista, ésta se sujetará a los mismos términos y
condiciones que rigen la acción en contra de su avalado, es decir condiciones de protesto,
caducidad, prescripción, acción cambiaria directa o de regreso, por lo que se sugiere no sólo
atender a las acciones cambiarias, sino también a las no cambiarias.
• El avalista que paga la letra, tiene acción cambiaria contra el avalado y contra los que están
obligados para con éste en virtud de la letra.
7.5. Situación jurídica que se presenta entre diversos avalistas.- Cualquiera de los obligados en un
título de crédito puede verse favorecido con la actuación de un avalista, el que para todos los efectos
legales será su avalado y por lo tanto, se sujeta a las mismas condiciones que él. Incluso, aunque
parezca absurdo, puede haber avalista de un avalista, la acción contra el avalista estará sujeta a los
mismos términos y condiciones a que esté sujeta la acción contra el avalado. La gran consecuencia
de este dispositivo, es que la existencia de los avalistas en nada altera los derechos y obligaciones
de los demás firmantes en el documento. Así las cosas, el avalista que paga la letra, tiene acción
cambiaria contra el avalado y contra los que están obligados para con éste en virtud de la letra. Pero
si el avalista lo es del girado, suscriptor o librador o aceptante, carece de acción contra cualquier
otro firmante, más que contra sus avalados, por ser obligados primigenios y directos y que frente a
ellos no hay obligado directo alguno.
7.6. Acción de repetición del avalista contra el avalado.- Si bien es importante apuntar que el avalista
tiene acción cambiaria en contra de su avalado u otros obligados solidarios anteriores, esto no
impide que se ejercite otra acción causal que entre ellos pueda existir como una acción por
enriquecimiento ilegítimo u otra similar.

Unidad 8. El protesto.
8.1. Concepto.- Esta institución también surge del derecho cambiario y se mantiene exclusiva en él.
Tiene un carácter solemne, pero a su vez es un toque de alarma derivado de la deshonra en la que
cae el título de crédito, al no ser aceptado o pagado, por lo que avisa a los subsecuentes tenedores
y obligados, de que el documento arrastra ya un incumplimiento. El protesto como institución sólo
es aplicable a algunos títulos de crédito como lo son la letra de cambio, el pagaré, el cheque o el
bono de prenda. En el aspecto procesal, este mecanismo tiende a evitar la caducidad de las llamadas
acciones de regreso, que son aquellas que tienen los últimos tomadores en contra de los obligados
indirectos o endosantes anteriores.
8.2. Supuestos de aplicación.- Por falta de aceptación y por falta de pago.
El protesto es necesario cuando en el título de crédito aparecen obligados solidarios o avalistas que
configuran en ese sentido la vía de regreso. También es importante tener en cuenta que la ley de
títulos y operaciones de crédito nos dice que la acción cambiaria es directa o de regreso; directa,
cuando se deduce contra el aceptante o sus avalistas; de regreso, cuando se ejercita contra
cualquier otro obligado.
8.2.1. Protesto por falta de aceptación.- Dos días hábiles siguientes a la presentación, siempre antes
del vencimiento. Exclusiva de la letra de cambio, este documento es el único que por ley debe ser
protestado por falta total o parcial de aceptación, siempre que aparezca la firma del girador, la razón
es que sin la firma del girado se deja al documento sin obligado principal y a su vez es un motivo de
desconfianza por parte de los futuros tenedores. De ahí que se hace imperioso para conservar la vía
de regreso. También puede ser posible que el girado acepte, mediante su firma pagar sólo una parte
del monto de la letra, por lo que en este caso es procedente levantar el protesto, a menos que el
girador dispense al tenedor de protestar la letra, inscribiendo en ella la cláusula “sin protesto”, “sin
gastos” u otra equivalente, lo que implica que no hará falta la diligencia. Debe levantarse contra el
girado y los recomendatarios, que en la práctica mexicana no existen, en el lugar y dirección
señalados para la aceptación, y si la letra no contiene designación de lugar, en el domicilio o en la
residencia de aquéllos.
8.2.2. Protesto por falta de pago.- Dentro de los dos días hábiles que sigan al vencimiento. Aquí el
supuesto es que el documento no fue pagado en tiempo, por lo que el protesto por falta de pago
deberá levantarse contra los obligados directos, sus avalistas y de haberlos contra los
recomendatarios que ya dijimos no existen en la vida práctica, por eso debe levantarse contra las
personas y en los lugares y direcciones que hayan indicado en el documento.
El protesto no es necesario para conservar la acción cambiaria directa contra el obligado principal y
sus avalistas, pero es un requisito indispensable para conservar la vía de regreso en contra de los
demás, el mismo Poder Judicial Federal, interpreta esta situación de la siguiente forma: “…el
tenedor no está obligado a presentar el pagaré a su vencimiento ni a protestarlo por falta de pago,
pues para conservar acciones y derechos contra el suscriptor ese protesto es indispensable sólo
cuando se trata de la acción cambiaria en vía de regreso”.
8.3. Funcionarios públicos autorizados para levantar el protesto.- El protesto puede ser hecho por
medio de notario o de corredor público titulado, a falta de ellos puede llevarlo a cabo la primera
autoridad política del lugar.
Ahora bien, en cuanto al cheque, se entenderá protestado con la anotación que en el mismo banco
se levante al presentarse el cheque o bien, con la anotación que la cámara de compensación
respectiva realice sobre el documento. Lo anterior, no es obstáculo para presentarlo por la vía del
fedatario o autoridad política que acabamos de mencionar. Por lo que se refiere al bono de prenda,
la anotación que al respecto haga el almacén de depósito, en el sentido de que no fue presentado
oportunamente y no fue pagado total o parcialmente, surtirá los efectos de protesto.
8.4. Lugar y época del levantamiento del protesto.- El protesto por falta de aceptación o de pago,
debe levantarse contra el girado y los recomendatarios, así como sus avalistas y demás obligados
en el lugar y dirección señalados para la aceptación o pago, y si la letra no contiene designación de
lugar, en el domicilio o en la residencia de aquéllos. Si la persona contra la que haya de levantarse
el protesto no se encuentra presente, la diligencia se entenderá con sus dependientes, familiares o
criados, o con algún vecino. Cuando no se conozca el domicilio o la residencia de la persona, éste
puede practicarse en la dirección que elijan el notario, el corredor o la autoridad política que lo
levanten.
El protesto por falta de aceptación debe levantarse dentro de los dos días hábiles que sigan al de la
presentación; pero siempre antes de la fecha del vencimiento.
El protesto por falta de pago debe levantarse dentro de los dos días hábiles que sigan al del
vencimiento.
El protesto por falta de aceptación, dispensa de la presentación para el pago, y del protesto por falta
de pago.
8.5. Aplicación de la cláusula “sin protesto”.- No es necesaria la diligencia del protesto. Ya se
consignó que en la letra de cambio, el girador está facultado para dispensar al tenedor de
protestarla, para lo cual se deben insertar las leyendas “sin protesto”, “sin gastos” u otra
equivalente. Sólo el girador puede otorgar tal dispensa, puesto que la vida del documento inicia con
su firma y su compromiso, pues él otorga la orden de pago. De este modo, todos los futuros
tenedores sabrán que no hace falta acudir a dicha diligencia como requisito para conservar la acción
cambiaria de regreso, pero en cambio, no puede dejarse pasar que el tenedor debe presentar la
letra para su respectiva aceptación o para el pago y en caso de no obtener uno u otro, dar aviso a
los obligados en vía de regreso.
8.6. Formalidades y efectos del protesto.- El protesto debe hacerse constar en la misma letra o en
hoja adherida a ella. Además, el notario, corredor o autoridad que lo practiquen, levantarán acta
del mismo en la que aparezcan:
• La reproducción literal de la letra, con su aceptación, endosos, avales o cuanto en ella
conste.
• El requerimiento al obligado para aceptar o pagar la letra, haciendo constar si estuvo o no
presente quien debió aceptarla o pagarla.
• Los motivos de la negativa para aceptarla o pagarla.
• La firma de la persona con quien se entienda la diligencia, o la expresión de su imposibilidad
o resistencia a firmar, si la hubiere.
• La expresión del lugar, fecha y hora en que se practica el protesto, y la firma de quien
autoriza la diligencia.
• Por último, el notario, corredor o autoridad que hayan hecho el protesto, retendrán la letra
en su poder todo el día del protesto y el siguiente, teniendo el girado, durante ese tiempo,
el derecho de presentarse a satisfacer el importe de la letra, más los intereses moratorios y
los gastos de la diligencia.
Exceptuados aquellos con quienes se hubieren practicado, los protestos de letras, tanto por falta de
aceptación como de pago, serán notificados a todos los demás que hayan intervenido en la letra,
por medio de instructivos que les serán remitidos por el notario, corredor o primera autoridad
política que autorice los protestos.
A los interesados en las letras, que residan en el mismo lugar donde se practique el protesto les será
éste notificado en la forma expresada, y al día siguiente de haberse practicado. A los que residan
fuera del lugar, les será remitido el instructivo por el más próximo correo, bajo certificado y con las
direcciones indicadas por ellos mismos en la letra.
A continuación del acta de protesto, el que lo haya autorizado hará constar que aquél ha sido
notificado en la forma y términos previstos por la ley. La inobservancia de las obligaciones
anteriores, sujeta al responsable al resarcimiento de los daños y perjuicios que la omisión o retardo
del aviso causen a los obligados en vía de regreso, siempre que éstos hayan cuidado de anotar su
dirección en el documento.

Unidad 9. La letra de cambio.


9.1. Concepto y antecedentes.- La letra de cambio es un título de crédito que contiene la orden
incondicional que una persona llamada girador da a otra llamada girado, de pagar una suma de
dinero a un tercero que se llama beneficiario, en época y lugar determinados. Este tipo de título de
crédito es el básico y para Cervantes Ahumada el más importante, pues sus características se aplican
en todos los títulos de crédito.
Sin poder dar una definición, pues la ley no adopta ninguno, diríamos que el mecanismo que maneja
implica a tres personas:
• Uno que crea el título llamado girador.
• Otro que va a pagar el título llamado girado o aceptante; y
• Uno más que va a ser el beneficiario, a quien le corresponde cobrar el documento.
Su origen se dio en Génova, Piza o Venecia entre los siglos XII y XIII. Se utilizó este documento para
evitar problemas derivados por el dinero. Surgió como contrato de cambio, pero evolucionó a la
expedición de una carta de cambio (Lettera di cambio), del cual se dio su nombre actual. Durante
algún tiempo, la letra de cambio requirió la intervención notarial, pero esta se suprimió
convirtiéndose en un documento formal que todavía en la actualidad es una de sus fundamentales
características.
9.2. Elementos personales, regulares y accidentales.- Los elementos personales son tres: el girador,
el girado y el beneficiario.
Sin embargo, la propia ley permite que las funciones de dos de ellos puedan recaer en una sola
persona, pues el girador y el girado están obligados al pago de la letra. Lo anterior se entiende,
porque el girador al crear la letra de cambio confía en que el girado cumplirá con su orden de pago,
por lo tanto, éste último asumirá el papel de aceptante y por ello, obligado al pago en el momento
en que asiente su firma en el documento. Sin embargo, aunque el girado no acepte la letra y por lo
tanto, la orden del girador la letra subsistirá como válida pues de conformidad con la ley de títulos
de crédito, el girador es responsable de la aceptación y del pago de la letra, pues toda cláusula que
lo exima de responsabilidad se tendrá por no escrita. El beneficiario es importante en el documento,
pues por sus características la letra no puede ser emitida al portador. Incluso en el caso de que se
ponga la opción de ser emitida a un beneficiario y al portador esta última mención se anulará. El
girador puede asumir la calidad de girado a la vez si el documento se emite en un lugar distinto a
donde se va a pagar.
Elemento accidental de la letra es el domiciliatario, que es una persona que establece su domicilio
para el pago del documento, a solicitud del girador. No tiene ningún tipo de obligación, pero permite
que se efectúe en su domicilio el pago del documento. El recomendatorio es una persona que
efectuará el pago o la aceptación de la letra, por indicación del girado o de cualquier otro obligado
y cuya condición sólo es que tenga domicilio en la plaza señalada para el pago o bien en la del
domicilio del girado.
Los administradores o gerentes de sociedades o negociaciones mercantiles se reputan autorizados
para suscribir letras de cambio a nombre de éstas, por el hecho de su nombramiento. Los límites de
esa autorización son los que señalen los estatutos o poderes respectivos.
9.3. Requisitos esenciales de la letra de cambio.- Según la ley de la materia, la letra de cambio debe
contener:
• La mención de ser letra de cambio, inserta en el texto del documento.
• La expresión del lugar y del día, mes y año en que se suscribe.
• La orden incondicional al girado de pagar una suma determinada de dinero.
• El nombre del girado.
• El lugar y la época del pago.
• El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago; y
• La firma del girador o de la persona que suscriba a su ruego o en su nombre.
Debemos recordar que la omisión de uno o varios de ellos rompe con la naturaleza del título de
crédito, siempre que la ley no señale presunción legal.
Si la letra de cambio no contuviere la designación del lugar en que ha de pagarse, se tendrá como
tal el del domicilio del girado, y si éste tuviere varios domicilios, la letra será exigible en cualquiera
de ellos, a elección del tenedor. Si en la letra se consignan varios lugares para el pago, se entenderá
que el tenedor podrá exigirlo en cualquiera de los lugares señalados.
En la letra de cambio se tendrá por no escrita cualquiera estipulación de intereses o cláusula penal.
Esto muestra una vez más el formalismo y la literalidad del documento.
9.4. Aceptación de la letra de cambio.- Esta se entiende como el acto por el cual el girado plasma su
firma en el documento asumiendo la obligación de pago de la letra de cambio. Eliminada la valuta
o cláusula de valor recibido, es obvio que la aceptación no está condicionada al requisito de haber
recibido valores o dinero del girador.
El endoso en propiedad de una letra de cambio, obliga al endosante solidariamente con los demás
responsables del valor de la letra. Sin embargo, de no haberse aceptado la letra en un primer
momento, esta debe presentarse para el cumplimiento de tal formalidad, en el lugar y dirección
designados al efecto o a falta de señalamiento en el domicilio del girado.
Si la letra se hace con indicación de domiciliatario, el aceptante deberá precisar el nombre de la
persona que deberá pagarla, pues ante su silencio se entenderá que él mismo deberá pagarla en el
lugar designado para el pago. Ahora bien, el girado puede establecer que se pague en otro domicilio,
siempre y cuando se encuentre dentro de la misma plaza y que no haya designado lugar el girador.
Es necesario que el girado haga constar su aceptación en el documento ya sea mediante la palabra
acepto y su firma, o bien solo su firma, la cual sólo basta para presumir la aceptación.
Si se presenta una letra a plazo determinado, o se deba aceptar en un plazo determinado se debe
poner la fecha de la aceptación. Si el girado la firma y no asienta la fecha el tenedor podrá hacerlo.
Por otra parte, la aceptación consiste en la incondicionalidad, pudiendo ser posible la aceptación
por monto menos a lo establecido en la letra, siempre y cuando se acepté la letra con una cláusula.
La aceptación debe ser incondicional; pero puede limitarse a menor cantidad del monto de la letra.
La ley establece que se reputa rehusada la aceptación que el girado tacha antes de devolver la letra.
En este sentido si la tacha después de que el documento se regresa a su tenedor, no invalida la
aceptación, pero en el caso planteado, ¿se podría pensar que es una negativa a la aceptación? La
respuesta sería subjetiva pero debería entenderse que no, pero esto quedaría en materia de prueba,
pues el tenedor tendría la carga de probar que la tachadura se realizó después de tener el
documento y no antes.
Si la letra contuviere indicación de otras personas a quienes deba exigirse la aceptación en defecto
del girado, deberá el tenedor, previos protestos con respecto a los que se negaren, reclamar la
aceptación de las demás personas indicadas.
9.5. Plazos de vencimiento de la letra de cambio.- La letra de cambio puede ser girada:
• A la vista.
• A cierto tiempo vista.
• A cierto tiempo fecha.
• A día fijo.
Lo anterior interesa a los sucesivos tenedores, pues es el momento en que se cubrirá el importe de
la letra de cambio. En los primeros casos, se requiere la presentación de la letra de cambio para el
pago y difieren en el hecho de que a cierto tiempo vista, se requiere presentar preventivamente el
documento al obligado para su pago, pues a partir de ese momento comienza el término para el
pago.
Las letras de cambio con otra clase de vencimientos, o con vencimientos sucesivos, se entenderán
siempre pagaderas a la vista por la totalidad de la suma que expresen. También se considerará
pagadera a la vista, la letra de cambio cuyo vencimiento no esté indicado en el documento. Una
letra de cambio girada a uno o varios meses fecha o vista, vence el día correspondiente al de su
otorgamiento o presentación del mes en que debe efectuarse el pago. Si éste no tuviere día
correspondiente al del otorgamiento o presentación, la letra vencerá el último del mes. Si se fijare
el vencimiento para "principios," "mediados" o "fines" de mes, se entenderán por estos términos
los días primero, quince y último del mes que corresponda. Las expresiones "ocho días" o "una
semana," "quince días," "dos semanas," "una quincena" o "medio mes," se entenderán, no como
una o dos semanas enteras, sino como plazos de ocho o de quince días efectivos, respectivamente.
Cuando alguno de los actos indicados impone como obligatorios al tenedor de una letra de cambio,
deba efectuarse dentro de un plazo cuyo último día no fuere hábil, el término se entenderá
prorrogado hasta el primer día hábil siguiente. Los días inhábiles intermedios se contarán para el
cómputo del plazo. Ni en los términos legales ni en los convencionales, se comprenderá el día que
les sirva de punto de partida.
Si la letra se pacta a cierto tiempo fecha, habrá que entender que la fecha establecida será el inicio
para calcular cuando termina el plazo, pudiéndose adoptar el texto: “Este letra deberá pagarse
treinta días después del veinte de febrero del año en curso.”
La fijación de una fecha específica es la regla general en este tipo de títulos de crédito, pues permite
fijar exactamente el plazo para el protesto, para las acciones cambiarias de regreso o para la
prescripción.
El tenedor que no presente la letra en el plazo legal o en el señalado por cualquiera de los obligados,
perderá la acción cambiaria, respectivamente, contra todos los obligados, o contra el obligado que
haya hecho la indicación del plazo y contra los posteriores a él.
9.6. Letra de cambio en moneda extranjera.- Existe discusión doctrinal acerca de la validez de una
letra de cambio suscrita en moneda extranjera, partiendo de la disposición de que se debe pagar
una suma determinada de dinero. En nuestro país la moneda base para calcular dinero es el peso,
por lo que se puede presumir que si no se pacta en esta moneda no podríamos considerar que exista
una suma determinada de dinero. Al expedirse un título de crédito de estas condiciones en moneda
extranjera, no se podría consignar que se pacta una suma determinada de dinero, pues aun
acudiendo a la ley monetaria, el tipo de cambio podría redundar en una pérdida en la cantidad de
moneda que se entregue, con lo que no se satisfaría la exigencia legal de la ley. Este mismo criterio
lo adoptó la Suprema Corte de Justicia, respecto a muchas operaciones donde se exige la
determinación de una suma de dinero, como lo es el caso del arrendamiento. Sin embargo modificó
su criterio al comentar que suma determinada de dinero o precio cierto, se refieren en sentido lato,
o sea a cualquier moneda o divisa, pues la certidumbre o determinación en cuanto al importe se
obtendrá de una simple operación aritmética.
9.7. Como se redacta y se llena una letra de cambio.-
• Los tres sujetos básicos del documento son el girador, el girado y el beneficiario.
• Debe colocarse en el documento la expresión “Letra de cambio”, su omisión puede traer
como consecuencia el desconocimiento legal de la letra.
• Se debe mencionar claramente el lugar y fecha de suscripción por parte del girado,
acompañando siempre la firma del girador, pues la ausencia de cualquiera de las dos nos
daría un título incompleto.
• Debe existir la orden incondicional de pago de una suma de dinero, que suscrita por el
girador, deberá ser cumplida por el girado.
• Sobre las condiciones del girador y del girado, no existen más condiciones que sean
personas físicas o jurídicas sin más limitaciones o restricciones que las que dicten las leyes.
• Se deben asentar los nombres de los participantes de manera clara y con la mayor exactitud.
• Se pone el lugar y la época de pago. Respecto al lugar no se refiere a un domicilio específico,
sino a una población donde el girado pueda cumplir con su obligación. La época de pago
debe ser a la vista, a cierto tiempo vista, a cierto tiempo fecha o a fecha determinada.
• El nombre del beneficiario, también con la mayor exactitud. Si el tomador es una persona
con limitación en su capacidad, se debe asentar el nombre de su representante legal.
• Firma del girador y del girado. Si la primera de estas personas no puede o no sabe firmar, se
permite la firma “a su ruego o en su nombre” pero con la intervención de un notario que
pueda dar fe de la procedencia de dicha firma.
• Ante el desuso de este título de crédito, el legislador optó por regular su expedición como
parte de una compraventa internacional de mercaderías. Así las cosas, los documentos
servirán de garantía en dicha operación, pues para el vendedor garantizan el precio a pagar
en plazo cierto y para el comprador, la expedición de documentos necesarios para la
exportación como lo son el conocimiento de embarque, la póliza de seguro o las facturas
correspondientes.
• La inserción de las cláusulas "documentos contra aceptación" o "documentos contra pago,"
o de las menciones "D/a" o "D/p", en el texto de una letra de cambio con la que se
acompañen documentos representativos de mercancías, obliga al tenedor de la letra a no
entregar los documentos sino mediante la aceptación o el pago de la letra.
9.8. ¿Por qué ha caído en desuso la letra de cambio?.- Hoy la letra de cambio y quizás dentro de
poco los pagarés y los cheques, parecen haber caído en el inevitable desuso frente a otros
instrumentos que la tecnología ha aportado y que traen agilidad, flexibilidad y rapidez a las
operaciones. Entre otras inconveniencias de la letra de cambio están:
• No pueden estipularse intereses o cláusula penal, so pena de nulidad.
• No puede expedirse al portador.
• Puede ser expedida a favor del mismo girador o bien a cargo del mismo, siempre que se
pague en lugar distinto al de su emisión.
• Aunque es válida sin la aceptación del girado y con las condiciones ya citadas, su falta de
firma es una deshonra que afecta su existencia.
Sin embargo, decir que la letra de cambio ya se extinguió como instrumento sería irreal pues los
bancos pueden aceptar letras de cambio a favor de un acreedor, a cargo de un deudor que por
necesidades del comercio debe suscribirlas avaladas o aceptadas por su propio banco. Este tipo de
documentos se llaman aceptaciones o papel bancario, que incluso llegan a ser aceptadas en el medio
bursátil.
9.9. La acción cambiaria directa: Concepto y contra quien procede.- Sólo es procedente, en el caso
de la letra de cambio, en contra del aceptante o de sus avalistas. Esta acción cambiaria directa sólo
procede en contra de los obligados principales en los respectivos títulos de crédito, que, en caso de
ser varios, responden solidariamente, según se ha expresado con anterioridad, pues todos ellos se
consideran obligados primigenios.
9.10. La acción cambiaria en vía de regreso: Concepto y contra quien procede.- Sólo es deducible en
contra de cualquier obligado que no lo sea en forma directa esto es, el girador, los endosantes y sus
avalistas en la misma letra de cambio. El último tenedor del documento puede ejercitar esta acción
cambiaria en contra de todos los obligados a la vez, pero también sólo en contra de algunos de ellos,
sin perder la acción que se asiste en contra de los demás, y sin obligación de seguir el orden que
guarden sus respectivas firmas. El mismo derecho asiste a cualquier obligado que pague el
documento, en contra de los signatarios anteriores y, por supuesto, del obligado principal y sus
avalistas.
9.11. El protesto por falta de aceptación y/o por falta de pago, para proteger la acción. El protesto
por falta de aceptación o de pago, debe levantarse contra el girado y los recomendatarios, así como
sus avalistas y demás obligados en el lugar y dirección señalados para la aceptación o pago, y si la
letra no contiene designación de lugar, en el domicilio o en la residencia de aquéllos. Si la persona
contra la que haya de levantarse el protesto no se encuentra presente, la diligencia se entenderá
con sus dependientes, familiares o criados, o con algún vecino. Cuando no se conozca el domicilio o
la residencia de la persona, éste puede practicarse en la dirección que elijan el notario, el corredor
o la autoridad política que lo levanten.
El protesto por falta de aceptación debe levantarse dentro de los dos días hábiles que sigan al de la
presentación; pero siempre antes de la fecha del vencimiento.
El protesto por falta de pago debe levantarse dentro de los dos días hábiles que sigan al del
vencimiento.
El protesto por falta de pago de las letras a la vista debe levantarse el día de su presentación, o
dentro de los dos días hábiles siguientes.
El protesto por falta de aceptación, dispensa de la presentación para el pago, y del protesto por falta
de pago.
Las letras a la vista sólo se protestarán por falta de pago.

Unidad 10. El pagaré. Este documento constituye una forma evolucionada de la letra de cambio que
en la práctica, la ha venido a desplazar como el más importante título de crédito.
Hoy es frecuente ver la firma de estos documentos en el mundo bancario, bursátil, asegurador,
afianzador, comercial y en algunos casos, respaldando obligaciones civiles.
10.1. Concepto.- Por definición, este título de crédito es una orden incondicional de pago realizada
por un girador en beneficio de una persona.
10.2. Elementos esenciales.- Al respecto, sólo se pueden apuntar dos elementos personales que son
el suscriptor u obligado y el beneficiario o tenedor. Al igual que en la letra de cambio, pueden existir
avales y endosantes.
La obligación se contrae con la sola firma del documento. Cuando se firma un pagaré a nombre de
una persona jurídica, se debe requerir que las facultades del apoderado incluyan la de firma y
suscripción de títulos de crédito. Así las cosas, la firma del mandatario debe acompañarse de la
calidad con que se ostenta para dar más seguridad a los posteriores endosatarios. Sin embargo en
interpretación jurisprudencial a nivel de tesis, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha
considerado que basta solo la firma del suscriptor a nombre de una persona jurídica para que se
tenga como título ejecutivo, pues como este es el elemento esencial, resulta innecesario que se
señale en el documento el carácter con el que firma el suscriptor, pues eso no basta para que se
niegue eficacia jurídica al documento, toda vez que ya se encuentra la firma. En el sentido de que
es lo que se debe entender por suscriptor, el mismo máximo tribunal dice que es la persona que
reconoce deber y se obliga a pagar a otra una cantidad determinada, mediante la firma que plasma
en el documento, pues con ella se expresa la voluntad de cumplir con la obligación que ampara el
título de crédito, por lo que se considera irrelevante que se asiente el carácter de suscriptor y si ello
se omite no afecta sus efectos legales.
10.3. Semejanzas y diferencias entre el pagaré y la letra de cambio.- Las principales diferencias con
la letra de cambio es que aquí solo existen dos personas el suscriptor o girado y el beneficiario.
Recuérdese que en la letra de cambio debe existir, girador, girado y beneficiario.
En el pagaré existe una promesa de pago, en tanto que en la letra de cambio es una orden de pago.
La promesa de pago es fundamental para el pagaré pues si ella no se encuentra inserta en el
documento, afecta su literalidad, en el sentido de que no se puede reclamar al obligado algo que no
esté determinado en el documento. A este respecto, existe tesis jurisprudencial en el sentido de
que esta promesa incondicional de pago es imprescindible, de tal modo que si por alguna razón se
omite la palabra incondicional, esto no implica que carezca de dicho tipo de promesa, pues es
suficiente que del documento se desprenda que el pago se hará bajo ninguna condición, para que
se presuma incondicional.
Por otra parte, en el pagaré si se pueden pactar intereses. En la letra de cambio, no. También en
este sentido, existe tesis jurisprudencial en contradicción, respecto al establecimiento de intereses
bajo la mención de las letras “CPP” en el renglón de intereses. Dicha tesis explica que “CPP” se
refiere al Costo Porcentual Promedio de captación, instrumento financiero mensualmente
publicado por el Banco de México. La tesis que nos ocupa, menciona que resulta inadmisible que
exista desconocimiento o dudas, por parte de un deudor, sobre el significado de la expresión “CPP”,
por lo que cuando se le utiliza en un título de crédito para fijar el monto de intereses, resulta
evidente que el deudor quiso convenir tal sistema para el cálculo de intereses y que conoce el
mecanismo para calcular su monto.
En el pagaré no existen algunos personajes que si existen en la letra de cambio como el girador o
los recomendatarios. También se comenta que respecto a la presentación, si bien es cierto que el
pagaré tiene generalmente forma impresa o “machote”, hay infinidad de casos que son
mecanografiados o incluso, manuscritos. En estos casos, el título de crédito es válido siempre y
cuando satisfagan los requisitos legales, o que si carece de alguno, no se presuman por la ley, en
términos de lo establecido para la letra de cambio.
10.4. Importancia contemporánea del pagaré.- Al respecto, se debe hacer mención que entre otras
utilizaciones bancarias, los créditos refaccionario, de habilitación o avío que los bancos realizan, se
documentan mediante este título de crédito, que aunque causales, en ellos debe mencionarse su
procedencia e incluir las anotaciones del registro de crédito, en la inteligencia de que su transmisión
implica la responsabilidad solidaria de quien la efectúe, pero también el traspaso de la parte
correspondiente del crédito, incluidas las garantías y demás derechos accesorios, en la proporción
respectiva.
10.5. Modalidades de aplicación del pagaré.- Domiciliado, bancario e hipotecario.
10.5.1. Pagaré domiciliado.- En este caso es cuando existe un domiciliatario, con funciones similares
al de la letra de cambio, es decir, que es una persona en cuyo domicilio se pagará el documento. Si
bien es cierto que la función del domiciliatario, no implica obligación de pago de la persona que
presta su domicilio, si será útil en el caso de que se levante protesto por falta de pago, pues allí se
pactó el pago del título de crédito.
10.5.2. Pagaré bancario.- Es el que suscriben las instituciones de crédito para documentar sus
créditos. Sin embargo, es frecuente la utilización de los pagarés, para apertura de crédito que los
clientes de los propios bancos emplean ante distintos acreedores, principalmente basados en la
solvencia y seriedad de la firma bancaria.
También se utilizan pagarés para operaciones bancarias de pago como las realizadas con carta o
tarjeta de crédito, así como las muy socorridas tarjetas de débito.
10.5.3. Pagaré hipotecario.- Este tipo es una variante de los pagarés bancarios, donde el banco
asume el papel de beneficiario de uno o varios pagarés negociables o no, derivados de un crédito
refaccionario, de habilitación o avío, o simplemente hipotecario, sin que en todos se configuren
operaciones exclusivamente bancarias, a pesar de su frecuencia. En las operaciones antes referidas,
aparece frecuentemente como garantía un inmueble o una unidad industrial, por lo que la
transmisión de los documentos implica la transferencia de una parte alícuota de la garantía
inmobiliaria.
Criterio discutible es aquel manejado por el Poder Judicial Federal, en cuanto a que es válido y apto
para ejercer la vía ejecutiva mercantil el duplicado de un pagaré inserto en una factura.
Al permitir con ese criterio, que un pagaré inserto en una factura y en un duplicado le pueda
proceder la acción ejecutiva mercantil, estamos de acuerdo que se ha pasado por alto el hecho de
que es un duplicado, pensando en que el deudor pueda tener el original y que con ello puede
acreditar el pago, por lo que es procedente acreditar el pago con la exhibición de la factura original,
que por uso comercial se le entrega al cliente una vez cubierto el importe de la mercancía y que en
caso contrario, le retendrán la factura.
Entre otros manejos administrativos, tenemos el caso de los pagarés que emite el Estado para oferta
pública, conocidos como papel comercial, en otros casos pagarés por valor determinado que son
depositados en INDEVAL o bien algunos otros con cláusulas de indexación al tipo de cambio del
dólar estadounidense, con previa inscripción en el Registro Nacional de Valores, en la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores o en la propia Bolsa Mexicana de Valores.
10.6. El pagaré no negociable como título documentario de ciertos contratos de crédito. Como ya
se ha comentado, los pagarés son utilizados para documentar un gran número de operaciones de
crédito, para lo cual la emisión de dichos títulos, que en principio pueden ser negociables pero se
puede estipular como no negociables sin que por ello se vea desvirtuada su naturaleza cambiaria.
Tal situación se puede prever en los casos del arrendamiento financiero donde los títulos firmados
son negociables o del factoraje “con recurso” donde la participación solidaria del cliente hace que
deban ser no negociables.
10.7. El pagaré internacional.- El régimen jurídico internacional del pagaré lo configura la
Convención Panamericana sobre Conflictos de Leyes en Materia de Letras de Cambio, Pagarés y
Facturas de 1975. Esta convención fue ratificada por nuestro país por Diario Oficial de la Federación
del 25 de abril de 1978, con una aclaración respecto a la ley mexicana de que las facturas no son
documentos negociables.
Así mismo, es aplicable la Convención de las Naciones Unidas sobre Letras de Cambio
Internacionales y Pagarés Internacionales de 1988, originada en la UNCITRAL, también ratificada por
nuestro país, por Diario oficial del 27 de enero de 1993.
10.8. ¿Cómo se redacta un pagaré?.- Para iniciar este punto, debemos ubicar que como elementos
personales del documento se encuentran el suscriptor y el beneficiario. Así mismo, el pagaré debe
contener:
• La mención de ser pagaré inserta en el texto del documento, no sólo en el encabezado sino
en su redacción.
• La promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero.
• El nombre de la persona a quien ha de hacerse el pago, considerándose nulo si se expide al
portador, por lo que la circulación se deberá hacer por endoso.
• La época y el lugar del pago. Si el pagaré no menciona la fecha de su vencimiento, se
considerará pagadero a la vista; si no indica el lugar de su pago, se tendrá como tal el del
domicilio del que lo suscribe.
• La fecha y el lugar en que se suscriba el documento; y
• La firma del suscriptor, o de la persona que firme a su ruego o en su nombre.
Entre otras reglas figuran las siguientes:
• Los pagarés exigibles a cierto plazo de la vista deben ser presentados dentro de los seis
meses que sigan a su fecha. La presentación sólo tendrá el efecto de fijar la fecha del
vencimiento y se comprobará en los términos de la ley de títulos y operaciones de crédito.
Si el suscriptor omitiere la fecha de la vista, podrá consignarla el tenedor.
• El pagaré domiciliado debe ser presentado para su pago a la persona indicada como
domiciliatario, y a falta de domiciliatario designado, al subscriptor mismo, en el lugar
señalado como domicilio.
• El protesto por falta de pago debe levantarse en el domicilio fijado en el documento, y su
omisión, cuando la persona que haya de hacer el pago no sea el suscriptor mismo, producirá
la caducidad de las acciones que por el pagaré competan al tenedor contra los endosantes
y contra el suscriptor. Salvo ese caso, el tenedor no está obligado, para conservar sus
acciones y derechos contra el suscriptor, ni a presentar el pagaré a su vencimiento, ni a
protestarlo por falta de pago.
• Son aplicables al pagaré en lo que se le acomode las disposiciones de las letras de cambio.
El importe del pagaré comprenderá los réditos caídos; el descuento del pagaré no vencido
se calculará al tipo de interés pactado en éste, o en su defecto al tipo legal; y los intereses
moratorios se computarán al tipo estipulado para ellos; a falta de esa estipulación, al tipo
de rédito fijado en el documento, y en defecto de ambos, al tipo legal.
• El suscriptor del pagaré se considerará como aceptante para todos los efectos de las
disposiciones enumeradas antes, salvo el caso respecto a letra de cambio, en que se
equiparará al girador.
• En caso de que se firme a ruego o en nombre del suscriptor, es necesaria la intervención del
notario para dar fe de que así lo hace, para no entender que lo realiza con otro carácter.
10.9. Importancia práctica de la correcta redacción y llenado de sus clausulas.- Importante es saber
cómo se debe realizar el llenado del pagaré, pues su utilidad práctica lo hace imprescindible. Al
respecto una de las más importantes es la de los intereses, la cual menoscaba en diversos grados,
la promesa de pagar una suma cierta y determinada de dinero, de modo que ya no se ajustaría a la
exigencia de que la promesa de pago sea cierta y determinada.

Unidad 11. El cheque.


11.1. Concepto.- Se define al cheque como un título de crédito expedido a cargo de una institución
bancaria por quien, previa existencia de fondos disponibles en ella, sea autorizado por la misma
para librar cheques a su cargo. El documento que en forma de cheque se libre a cargo de otras
personas, no producirá efectos de título de crédito, por lo que si existe el cheque entre particulares.
Lo que caracteriza al cheque es que en su carácter de librado siempre estará el banco donde se tiene
la cuenta. No puede haber persona física o jurídica que lo pueda sustituir. Para que la función
bancaria pueda ocurrir es necesaria la autorización de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público
para que puedan operar con recursos del público y atender las órdenes de pago con cargo a tales
recursos.
11.2. Elementos personales, regulares y accidentales.- Sólo puede ser expedido por quien, teniendo
fondos disponibles en una institución de crédito, sea autorizado por ésta para librar cheques a su
cargo. Sus elementos personales son:
• El librador es cualquier persona física o jurídica que haya constituido fondos suficientes en
su cuenta bancaria para poder librar cheques.
• Librado es la institución bancaria que debe pagar los documentos siempre y cuando haya
recursos en la cuenta respectiva.
• Beneficiario o tomador es cualquier persona física o jurídica que recibirá el pago del
documento.
A pesar de la efímera vida del documento, es posible su circulación y la presencia de endosantes es
posible, con las mismas condiciones que los de la letra de cambio o el pagaré. Lo mismo ocurre con
los avalistas.
El cheque al portador es posible, siempre que no se rebase el monto que determine la ley. El único
responsable es el librador, quien debe cerciorarse de los fondos, pues cualquier estipulación en
contrario no se puede oponer al tomador.
Cuando un tercero es autorizado a firmar cheques en el banco, queda obligado con él hasta el monto
de los fondos que tenga el librador en su cuenta, salvo precepto legal que lo libere de la obligación.
Si una autoridad competente quiere limitar o prohibir la obligación de pago del banco con cheques
del librador, lo puede hacer mediante orden judicial o administrativa respectiva. La muerte o
incapacidad del librador no exime al banco de pagar los cheques que emitió el librador en vida o
antes de su incapacidad, pero si puede negarse a pagar si el librador ha sido declarado en suspensión
de pagos, quiebra o concurso.
Se permite el pago parcial del cheque, pero de hacerlo así el tomador deberá retener el documento,
poner la quita y dar recibo al banco sobre el dinero que recibió.
11.3. Presupuestos de emisión.- Contrato de depósito bancario de dinero en cuenta de cheques,
autorización para librar, uso de los machotes que el banco proporciona al cuentahabiente.
11.3.1. Contrato de depósito bancario de dinero en cuenta de cheques.- Para expedir cheques es
necesario que exista cuenta de cheques contra la cual se expedirán sobre dicha cuenta, el
depositante podrá disponer de una parte o la totalidad de fondos, teniendo derecho de hacer
remesas o depósitos periódicos en abono a su cuenta. Incluso cualquier depósito hecho a la vista se
entienden entregados en abono a cuenta de cheques, salvo convenio en contrario. Para ello los
bancos deberán acreditar los abonos con recibo de dinero o con anotaciones en libreta.
11.3.2. Autorización para librar.- Como ya se dijo, es necesario que el banco librado de su
autorización al librador para que emita cheques, lo cual se presume por el hecho de que el banco
entregue al librador de su talonario con esqueletos o machotes de cheques.
En la práctica bancaria de nuestro país que no se atenderá ningún documento distinto a los
machotes que emiten los propios bancos, pues alegarían situaciones de seguridad. Cierto es que los
bancos modernos pueden atender órdenes de pago ya sea por vía telefónica, fax, o incluso correo
electrónico, pero en ninguno de estos mecanismos se podría alegar que existe un cheque, pues
todos se apartan del sistema del documento estudiado.
11.3.3. Uso de los machotes que el banco proporciona al cuentahabiente.- Son necesarios dichos
machotes o esqueletos pues actualmente en la práctica bancaria no se pagarán otras órdenes de
pago que no sean las que se encuentran en esos talonarios.
Los talonarios y los cheques actuales tienen varios sistemas de seguridad, que para los bancos son
suficientes para garantizar la genuina procedencia de los cheques que paga, por tanto difícilmente
se podría alegar que no es una práctica bancaria el uso de dichos machotes.
11.4. Requisitos legales del cheque.-
• La mención de ser cheque, inserta en el texto del documento.
• El lugar y la fecha en que se expide.
• La orden incondicional de pagar una suma determinada de dinero.
• El nombre del librado.
• El lugar del pago; y
• La firma del librador.
Para los efectos de los casos ubicados en segundo y quinto lugar, y a falta de indicación especial, se
reputarán como lugares de expedición y de pago, respectivamente, los indicados junto al nombre
del librador o del librado, si se indican varios lugares, se entenderá designado el escrito en primer
término, y los demás se tendrán por no puestos. Si no hubiere indicación de lugar, el cheque se
reputará expedido en el domicilio del librador y pagadero en el del librado, y si éstos tuvieren
establecimientos en diversos lugares, el cheque se reputará expedido o pagadero en el del principal
establecimiento del librador o del librado, respectivamente.
Aunque el cheque puede ser librado a favor del propio librador o del propio librado, en este último
caso se entiende que no es negociable, lo mismo ocurrirá en caso de que se le endose al mismo
librado.
Sobre la suma de dinero, hay que recordar que se pueden abrir cuentas en dólares, siempre que
sea:
• Persona física o Persona moral con domicilio en cualquier lugar de la República.
• Representaciones oficiales extranjeras, organismos internacionales y ciudadanos
extranjeros o corresponsales que presten sus servicios o trabajen en el país, pero que se
encuentren regulares en el país. Por último, en este caso especial los cheques no pueden
expedirse en UDIS, por así disponerlo en el decreto de su creación.
11.5 Naturaleza jurídica.- El cheque será siempre pagadero a la vista. Cualquiera inserción en
contrario se tendrá por no puesta. El cheque presentado al pago antes del día indicado como fecha
de expedición, es pagadero el día de la presentación.
El cheque puede ser nominativo o al portador. Cada año el Banco de México establece hasta qué
cantidad se podrán expedir cheques al portador, por lo que rebasado ese límite, se deberán expedir
de manera nominativa. El cheque que no indique a favor de quién se expide, así como el emitido a
favor de persona determinada y que, además, contenga la cláusula "al portador", se reputarán al
portador.
El cheque expedido o endosado a favor del librado no será negociable.
11.6. Plazos de presentación y revocación. Efectos por no presentarlos para su pago dentro de esos
plazos.- El cheque debe ser presentado para su pago en la dirección en él indicada, y a falta de esa
indicación, debe serlo en el principal establecimiento que el librado tenga en el lugar del pago.
Los cheques deberán presentarse para su pago:
• Dentro de los quince días naturales que sigan al de su fecha, si fueren pagaderos en el mismo
lugar de su expedición.
• Dentro de un mes, si fueren expedidos y pagaderos en diversos lugares del territorio
nacional.
• Dentro de tres meses, si fueren expedidos en el extranjero y pagaderos en el territorio
nacional; y
• Dentro de tres meses, si fueren expedidos dentro del territorio nacional para ser pagaderos
en el extranjero, siempre que no fijen otro plazo las leyes del lugar de presentación.
La presentación de un cheque en Cámara de Compensación, surte los mismos efectos que la hecha
directamente al librado.
Cuando, sin justa causa, se niegue el librado a pagar un cheque, teniendo fondos suficientes del
librador, resarcirá a éste los daños y perjuicios que con ello le ocasione. En ningún caso la
indemnización será menor del veinte por ciento del valor del cheque.
Mientras no hayan transcurrido los plazos que se mencionaron anteriormente para presentar el
cheque, el librador no puede revocar el cheque ni oponerse a su pago. La oposición o revocación
que hiciere en contra de lo dispuesto en este caso, no producirán efectos respecto del librado, sino
después de que transcurra el plazo de presentación. Aun cuando el cheque no haya sido presentado
o protestado en tiempo, el librado debe pagarlo mientras tenga fondos del librador suficientes para
ello, así mismo la muerte o la incapacidad superveniente del librador, no autorizan al librado para
dejar de pagar el cheque.
La declaración de que el librador se encuentra en estado de suspensión de pagos, de quiebra o de
concurso, obliga al librado, desde que tenga noticia de ella, a rehusar el pago.
El tenedor puede rechazar un pago parcial; pero si lo admite, deberá anotarlo con su firma en el
cheque y dar recibo al librado por la cantidad que éste le entregue.
11.7. Acciones mercantiles y penales derivadas de la falta de pago de un cheque.- El cheque
presentado en tiempo, y no pagado por el librado, debe protestarse a más tardar el segundo día
hábil que siga al plazo de presentación, en la misma forma que la letra de cambio a la vista.
En el caso de pago parcial, el protesto se levantará por la parte no pagada. Si el cheque se presenta
en Cámara de Compensación y el librado rehúsa total o parcialmente su pago, la Cámara certificará
en el cheque dicha circunstancia, y que el documento fue presentado en tiempo.
Esa anotación hará las veces del protesto.
La anotación que el librado ponga en el cheque mismo de que fue presentado en tiempo y no pagado
total o parcialmente, surtirá los mismos efectos del protesto, en esos casos el tenedor deberá dar
aviso de la falta de pago a todos los signatarios del documento. Por no haberse presentado o
protestado el cheque en la forma y plazos previstos anteriormente caducan:
• Las acciones de regreso del último tenedor contra los endosantes o avalistas.
• Las acciones de regreso de los endosantes o avalistas entre sí; y
• La acción directa contra el librador y contra sus avalistas, si prueban que durante el término
de presentación tuvo aquél fondos suficientes en poder del librado y que el cheque dejó de
pagarse por causa ajena al librador sobrevenida con posterioridad ha dicho término.
Por otra parte, considerando que este título es una forma de pago, el Código Penal Federal asimila
a fraude el emitir cheques sin fondos, para lo cual la penalidad prevista es la siguiente:
• Con prisión de tres días a seis meses o multa de treinta a ciento ochenta días de salario
mínimo, cuando el daño no exceda de diez veces dicho salario.
• Con prisión de seis meses a tres años y multa de diez a cien veces el salario mínimo, cuando
el daño exceda de diez pero no de quinientas veces el salario mínimo.
• Con prisión de tres a doce años y multa hasta de ciento veinte veces el salario mínimo
cuando el valor de lo defraudado sea de más de quinientos días de salario mínimo.
11.8. Prescripción de la acción cambiaria con un cheque.- Las acciones a que nos referimos en el
punto anterior, prescriben en seis meses contados:
• Desde que concluye el plazo de presentación, las del último tenedor del documento; y
• Desde el día siguiente a aquél en que paguen el cheque, las de los endosantes y las de los
avalistas.
• Las acciones del tenedor de cheque certificado contra el librado, a partir del día en que
concluya el plazo de presentación.
11.9. Sanciones aplicables al responsable de la falta de pago de un cheque.- El librador de un cheque
presentado en tiempo y no pagado, por causa imputable al propio librador, resarcirá al tenedor los
daños y perjuicios que con ello le ocasione. En ningún caso, la indemnización será menor del veinte
por ciento del valor del cheque. Ahora bien, se debe distinguir entre dos casos que la Suprema Corte
ha interpretado y que son:
• Si el cheque se emitió sin fondos para procurarse un lucro o bien, para procurarse
ilícitamente una cosa, aquí se configura un fraude genérico en términos de lo ya explicado,
siendo necesario que el cheque se haya presentado para su cobro, dentro de los términos
legales.
• El otro caso es cuando el cheque sin fondos se entrega en pago de otro documento en el
cual no configura fraude genérico para nuestro máximo tribunal, puesto que ese documento
no tuvo efecto liberatorio definitivo, puesto que existe dispositivo que dice que cuando un
título de crédito se paga con otro título de crédito, este se recibe salvo buen cobro, por lo
que es obvio que el librador no obtuvo para sí un lucro indebido y el acreedor mantuvo
incólume su derecho de reclamar el pago de la cantidad que ampara el título de crédito, en
este caso, el cheque.
11.10. Causas por las que un banco puede rehusar el pago de un cheque.- La alteración de la
cantidad por la que el cheque fue expedido, o la falsificación de la firma del librador, no pueden ser
invocadas por éste para objetar el pago hecho por el librado, si el librador ha dado lugar a ellas por
su culpa, o por la de sus factores, representantes o dependientes.
Cuando el cheque aparezca extendido en esqueleto de los que el librado hubiere proporcionado al
librador, éste sólo podrá objetar el pago si la alteración o la falsificación fueren notorias, o si,
habiendo perdido el esqueleto o el talonario, hubiere dado aviso oportuno de la pérdida al librado.
Todo convenio contrario a lo dispuesto en este escrito es nulo.
El que pague con cheque un título de crédito, mencionándolo así en el cheque, será considerado
como depositario del título mientras el cheque no sea cubierto durante el plazo legal señalado para
su presentación. La falta de pago o el pago parcial del cheque, se considerarán como falta de pago
o pago parcial del título de crédito, y una vez protestado el cheque, el tenedor tendrá derecho a la
restitución del título y al pago de los gastos de cobranza y de protesto del cheque; y previo el
protesto correspondiente, podrá ejercitar las acciones que por el título no pagado le competan. Si
el depositario de éste no lo restituye al ser requerido para hacerlo ante juez, notario, corredor o
ante la primera autoridad política del lugar, se hará constar ese hecho en el acta relativa, y ésta
producirá los efectos del protesto para la conservación de las acciones y derechos que del título
nazcan. Los plazos señalados para el protesto de los títulos de crédito en pago de los cuales se hayan
recibido cheques, empezarán a correr desde la fecha en que éstos sean legalmente protestados,
conservándose, entre tanto, todas las acciones que correspondan al tenedor del título.
Respecto a las causas por las que un cheque no se pagaría por el banco son:
• La falta de fondos, salvo que se revoque el cheque, cancele su cuenta o reduzca la suma
disponible.
• Cuando el librador informa su revocación al banco antes del cobro del documento hace
válida su oposición al pago.
• También se pude negar el pago, si el banco librado se entera del concurso, quiebra o
suspensión de pagos del librador.
11.11. Formas especiales del cheque. Cruzado, para abono en cuenta, certificado, de caja, de viajero,
no negociable, con provisión garantizada, electrónico, diferencia entre el cheque estadounidense y
el de los países de derecho civil, e internacional.
11.11.1. Cheque cruzado.- El cheque que el librador o el tenedor crucen con dos líneas paralelas
trazadas en el anverso, sólo podrá ser cobrado por una institución de crédito. Si entre ellas no
aparece el nombre de la institución que debe cobrarlo, el cruzamiento es general, y especial si entre
las líneas se consigna el nombre de una institución determinada. En este último caso, el cheque sólo
podrá ser pagado a la institución especialmente designada o a la que ésta hubiere endosado el
cheque para su cobro. El cruzamiento general puede transformarse en cruzamiento especial; pero
el segundo no puede transformarse en el primero. Tampoco podrá borrarse el cruzamiento ni el
nombre de la institución en él designada. Los cambios o supresiones que se hicieren contra lo
dispuesto en este artículo, se tendrán como no efectuados. El librado que pague un cheque cruzado
en términos distintos de los que este artículo señala, es responsable del pago irregularmente hecho.
11.11.2. Cheque para abono en cuenta.- El librador o el tenedor pueden prohibir que un cheque sea
pagado en efectivo, mediante la inserción en el documento de la expresión “para abono en cuenta”.
En este caso el cheque se podrá depositar en cualquier institución de crédito, la cual sólo podrá
abonar el importe del mismo a la cuenta que lleve o abra a favor del beneficiario. El cheque no es
negociable a partir de la inserción de la cláusula “para abono en cuenta”. La cláusula no puede ser
borrada. El librado que pague en otra forma, es responsable del pago irregularmente hecho.
11.11.3. Cheque certificado.- Antes de la emisión del cheque, el librador puede exigir que el librado
lo certifique, declarando que existen en su poder, fondos bastantes para pagarlo. La certificación no
puede ser parcial ni extenderse en cheques al portador. El cheque certificado no es negociable. La
certificación produce los mismos efectos que la aceptación de la letra de cambio. La inserción en el
cheque, de las palabras “acepto”, “visto bueno” u otras equivalentes, suscritas por el librado, o de
la simple firma de éste, equivalen a una certificación. El librador puede revocar el cheque certificado,
siempre que lo devuelva al librado para su cancelación. Las acciones contra el librado que certifique
un cheque, prescriben en seis meses a partir de la fecha en que concluya el plazo de presentación.
La prescripción en este caso, sólo aprovechará al librador.
11.11.4. Cheque de caja.- Sólo las instituciones de crédito pueden expedir cheques de caja, a cargo
de sus propias dependencias. Para su validez estos cheques deberán ser nominativos y no
negociables. Los cheques no negociables porque se haya insertado en ellos la cláusula respectiva o
porque la ley les dé ese carácter, sólo podrán ser endosados a una institución de crédito para su
cobro.
11.11.5. Cheque de viajero.- Los cheques de viajero son expedidos por el librador a su propio cargo,
y pagaderos por su establecimiento principal o por las sucursales o los corresponsales que tengan
en la República o en el extranjero. Pueden ser puestos en circulación por el librador, o por sus
sucursales o corresponsales autorizados por él al efecto, serán nominativos. El que pague el cheque
deberá verificar la autenticidad de la firma del tomador, cotejándola con la firma de éste que
aparezca certificada por el que haya puesto los cheques en circulación. El tenedor de un cheque de
viajero puede presentarlo para su pago, a cualquiera de las sucursales o corresponsales incluidos en
la lista que al efecto proporcionará el librador, y en cualquier tiempo mientras no transcurra el
señalado para la prescripción.
La falta de pago inmediato dará derecho al tenedor para exigir al librador la devolución del importe
del cheque y la indemnización de daños y perjuicios, que en ningún caso serán inferiores al veinte
por ciento de su valor. El corresponsal que hubiere puesto en circulación los cheques de viajero,
tendrá las obligaciones que corresponden al endosante y deberá rembolsar al tomador, el importe
de los cheques no utilizados que éste le devuelva. Las acciones contra el que expida o ponga en
circulación los cheques de viajero, prescriben en un año a partir de la fecha en que los cheques son
puestos en circulación.
11.11.6. Cheques no negociables.- Los cheques no negociables no podrán circular por medio de
endoso, pues sólo se podrán endosar a favor de una institución bancaria. Entre otros podemos
hablar del cruzado, para abono en cuenta, certificado, de caja y de viajero, con la salvedad por
ejemplo, que en este último no podrá ser cobrado de modo directo en efectivo y que son
nominativos.
11.11.7. Cheque con provisión garantizada.- En este cheque por anotación hecha por el banco
librado la cantidad por la que responde el propio banco y con fondos del librador, es la que aparece
de tal modo que el beneficiario tiene y tendrá durante el plazo de presentación fondos garantizados
para el pago. Aunque no está regulado por la legislación mexicana, el documento se ha operado en
la banca mexicana con apego a las disposiciones legales de tal modo que si no rebasa los límites
establecidos, nada impide que se emita al portador o que sea endosable. Se le llamó vademécum o
simplemente garantizado.
11.11.8. Cheque electrónico.- Este no es un cheque y mucho menos un título de crédito. Realmente
es una orden de pago electrónica, por lo que la operación no se respalda en ningún documento, sino
estrictamente en medios electrónicos. Dichos instrumentos no se pueden regular jurídicamente y
son de difícil prueba, pero ya se encuentran inmersas en las operaciones bancarias y se autorizan
por encriptaciones, claves, firmas electrónicas o número confidenciales. Sin embargo, se encuentran
amenazadas por la incursión de piratas electrónicos (hackers), los virus de computación o las caídas
del sistema.
11.11.9. Diferencia entre el cheque estadounidense y el de los países de derecho civil.- Las
principales diferencias entre ambos sistemas son:
• En los Estados Unidos de América no reconoce el cheque cruzado.
• Tampoco se admite el cheque para abono en cuenta.
• No es utilizado el sacramental término “cheque”.
Aún con ello la expedición de los cheques en los E.U.A. tiene un grado de confiabilidad tal que la
mayoría de pagos se hace por este medio.
11.11.10. Cheque internacional.- Solamente se ha intentado discutir un proyecto de la UNCITRAL o
CNUDMI sobre el cheque, en 1982, pero las observaciones que le impuso la delegación de E.U.A.
fueron tales que no se ha vuelto a presentar ningún proyecto más.
11.12. Formas de cobrar un cheque: Estas dos formas de cobro son:
• Por ventanilla, que es cuando el beneficiario se presenta ante la institución bancaria ya sea
la señalada en el documento o la del lugar del principal establecimiento del librado. También
es preciso decir que puede ser cualquier sucursal del banco librado o incluso en el
extranjero, siempre que se pueda realizar a través de lo dispuesto por tratados
internacionales.
• Por cámara de compensación, que es la entidad conformada por los bancos de una localidad
que presta precisamente el servicio de compensación entre los bancos afiliados. El
cuentahabiente sólo deposita los cheques en las cuentas respectivas y entonces los bancos
acuden a la compensación para abonar los fondos.
11.13. El protesto: indispensable para cobrar un cheque por vía mercantil o penal.- para ejercitar
acciones derivadas del cheque es necesario su protesto, términos de lo ya explicado en el capitulo
respectivo.
Sin embargo, aunque se puede requerir la presencia del fedatario y su acta correspondiente, para
el cheque la ley prevé procedimiento más simple, como lo es presentarlo con el librado, que este
justifique porque no se paga y como si fuera letra a la vista, protestarlo a más tardar el segundo día
hábil que siga al plazo de su presentación. Si ocurre pago parcial, asentar la quita en el documento
pero conservarlo y otorgar recibo por la cantidad recibida.
También la ley señala que la certificación del banco librado o bien la anotación de la cámara de
compensación, de un cheque presentado en tiempo y no pagado total o parcialmente, surtirá los
efectos del protesto. Sólo así se podrán ejercitar las vías mercantiles o penales ya discutidas.

Unidad 12. Las obligaciones.


12.1. Concepto y naturaleza jurídica.- Son títulos de crédito que representan la participación de sus
tenedores en un crédito colectivo a su favor y a cargo de una sociedad anónima emisora. Su
naturaleza es que son bienes muebles, aunque la garantía de pago sea una hipoteca inmobiliaria.
Estos títulos de crédito son llamados masivos o seriales, porque su emisión se hace en un número
plural, representando las fracciones de un crédito, así aunque teóricamente todas las obligaciones
configuran una sola emisión pueden concentrarse en una sola persona, sin que ello pierda su
carácter masivo, ya que el tenedor puede transmitir una parte de los títulos obligacionales que tenga
en su poder. Su función es ser un instrumento de financiamiento, al que recurren las sociedades
anónimas. Como estas sociedades necesitan capital para el cumplimiento de sus fines, pueden
acudir a cuatro fuentes principales:
• Créditos bancarios.
• Préstamos obtenidos de personas o entidades no bancarias.
• Aportaciones de los socios mediante aumentos de capital social.
• Emisión de obligaciones.
Así las cosas, se trata de títulos que son eventualmente bursátiles y de hecho es muy frecuente, son
registrables para tal efecto en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, del mismo modo en la
Bolsa de Valores para su compraventa y cotización. Pero por otra parte, son títulos de crédito e
instrumentos de inversión, puesto que sus adquirentes persiguen un primordial propósito de
percibir intereses, sin dejar de lado su diferencial favorable entre el precio de compra y de venta.
12.2. Elementos personales.- En estos documentos existen dos elementos personales, la sociedad
anónima emisora y el tomador u obligacionista. Generalmente, aparecen en ellos la firma autógrafa
del representante común y eventualmente, la firma de un tercero en su calidad de garante personal,
prendario, hipotecario o incluso fiduciario. Salvo la emisora que debe ser sociedad anónima, todos
los demás pueden ser personas físicas o jurídicas.
12.3. Requisitos legales.- Establecidos en la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, las
obligaciones deben contener:
• Nombre, nacionalidad y domicilio del obligacionista, excepto en los casos en que se trate de
obligaciones emitidas al portador.
• La denominación, el objeto y el domicilio de la sociedad emisora.
• El importe del capital pagado de la sociedad emisora y el de su activo y de su pasivo, según
el balance que se practique precisamente para efectuar la emisión.
• El importe de la emisión, con especificación del número y del valor nominal de las
obligaciones que se emitan.
• El tipo de interés pactado.
• El término señalado para el pago de interés y de capital y los plazos, condiciones y manera
en que las obligaciones han de ser amortizadas.
• El lugar del pago.
• La especificación, en su caso, de las garantías especiales que se constituyan para la emisión,
con expresión de las inscripciones relativas en el Registro Público.
• El lugar y fecha de la emisión, con especificación de la fecha y número de la inscripción
relativa en el Registro de Comercio.
• La firma autógrafa de los administradores de la sociedad, autorizados al efecto, o bien la
firma impresa en facsímil de dichos administradores, a condición, en este último caso, de
que se deposite el original de las firmas respectivas en el Registro Público de Comercio en
que se haya registrado la sociedad emisora.
• La firma autógrafa del representante común de los obligacionistas, o bien la firma impresa
en facsímil de dicho representante, a condición, en este último caso, de que se deposite el
original de dicha firma en el Registro Público de Comercio en que se haya registrado la
sociedad emisora.
Deben ser nominativas, salvo que tengan por destino inscribirse en el Registro Nacional de Valores
e Intermediarios de la Comisión Nacional bancaria y de Valores, para su colocación en el extranjero
para lo cual podrán emitirse al portador y deberán llevar los cupones para el pago de intereses. Su
valor nominal debe ser de cien pesos o múltiplos de dicha cantidad.
12.4. Semejanzas y diferencias entre las obligaciones y las acciones.- Las principales diferencias
entre dichos documentos son:
• Aunque ambos son documentos seriales, la calificación como títulos de crédito de las
obligaciones no se encuentra tan discutida como la de las acciones, cuya naturaleza
cambiaria ha sido puesta en tela de duda por algunos doctrinarios.
• Si bien es cierto que los accionistas y obligacionistas son acreedores de la sociedad emisora,
sólo los accionistas actúan exclusivamente en tal calidad, mientras que los obligacionistas
participan en el interior de la vida social con derecho a deliberar y a votar dentro del
supremo órgano social que es la asamblea, en lo relacionado con el aspecto financiero.
• Las obligaciones atribuyen a sus tenedores el derecho de rembolso del capital así como a la
percepción de rendimientos, todo ello en un plazo determinado, e incluso pueden tener el
derecho al rembolso anticipado, mediante sorteos. En cambio los accionistas deben
permanecer con tal calidad por todo el plazo de la duración de vida prevista para la sociedad
y su derecho para recuperar el valor nominal de sus acciones, así como la percepción de sus
dividendos es aleatoria, pues se encuentran afectos a los resultados de la sociedad y a los
acuerdos que en particular adopte la asamblea.
• Los obligacionistas no pueden intervenir individualmente en la vida de la sociedad anónima
emisora, mientras que eso es connatural con la calidad de accionista, quien si tiene voz y
voto en la vida de la sociedad.
• Aunque ambos documentos dan lugar a que sus titulares participen en asambleas, los
obligacionistas sólo conocen de asambleas donde los asuntos se encuentren relacionados
con sus derechos e intereses, en tanto que los accionistas conocen y resuelven sobre los
más importantes aspectos de la vida social.
12.5. Cupones como títulos accesorios de las obligaciones.- Los cupones de las obligaciones
atribuyen a sus tenedores el derecho a percibir los intereses pactados y cuando así proceda, a la
conversión de las obligaciones respectivas en acciones de la emisora.
12.6. Requisitos para la emisión de obligaciones.- La emisión de obligaciones parte de una
declaración unilateral de voluntad de la sociedad emisora, expresada por resolución de acta de
asamblea extraordinaria de accionistas y que debe inscribirse en el Registro Público de la Propiedad
del inmueble que sirva de garantía hipotecaria, si la hay y en el Registro Público de Comercio del
domicilio social. En dicha acta se deberá asentar los datos siguientes:
• La denominación, el objeto y el domicilio de la emisora.
• El acta de la asamblea que autorizó la emisión.
• El balance practicado con vistas a la emisión, certificado por contador público.
• El acta de la reunión del consejo de administración en la que se haya designado a la persona
o personas que habrán de suscribir la emisión.
• El importe del capital pagado de la emisora, así como el de su activo y su pasivo, según el
balance mencionado.
• El importe de la emisión, con indicación del número y valor nominal de las obligaciones.
• El tipo de interés pactado.
• El término señalado para el pago del interés y el capital, así como los plazos y demás
circunstancias relacionadas con la forma en que se amortizarán las obligaciones.
• Si las hubiere, especificación de las garantías que se otorguen para la emisión, con los
requisitos legalmente exigidos para la eficacia de tales garantías.
• La indicación del empleo que se le dará a los fondos que se recauden con motivo de la
emisión, cuando los mismos se destinen a la compra de bienes cuya adquisición o
construcción ya se tuviere contratada.
• La designación del representante común de los obligacionistas, así como la aceptación del
mismo y su declaración en el sentido de que ha comprobado el valor del activo neto
informado por la emisora y del mismo modo, la existencia y valor de los bienes que
constituirán la garantía de pago, si existe.
• Por último, la constitución del representante común como depositario de los fondos que se
recaben, cuando se les destine a la compra o construcción de bienes ya contratados.
Como reglas especiales tenemos que si las obligaciones se expiden en oferta pública, la publicidad
debe contener todos los datos mencionados so pena de que cualquier omisión fincará
responsabilidad por daños y perjuicios en contra de la emisora y si tiene colaboradores, entre todos
habrá responsabilidad solidaria. Si la emisión se garantiza con prenda se debe constituir de acuerdo
con la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito. Si se garantiza con hipoteca se extenderá a
todos los saldos que resulten del importe de la emisión, podrá ser cancelada parcial o totalmente,
según conste en el acta de emisión y con intervención del representante común de los
obligacionistas, que se efectuaron cancelaciones parciales o totales de las obligaciones garantizadas.
Ahora bien, si la emisión se hace para cubrir un crédito ya constituido a cargo de la sociedad emisora
el representante común deberá firmar los títulos y entregarlos a sus tenedores, pero una vez que se
cerciore de que el crédito anterior o sus títulos, documentos, registros o garantías sean cancelados.
En cambio, si la emisión es un crédito nuevo por parte de la emisora el representante común deberá
suscribirlos y entregarlos pero solamente si comprueba que la emisora recibió los fondos
correspondientes o bien que existe un crédito bancario irrevocable por el importe de la emisión. En
todos los casos el valor de la emisión será el equivalente al valor nominal de todas las obligaciones
en ella comprendidas previas deducciones que se establezcan en el acta de emisión que pueden ser
primas o comisiones que se deban cubrir para la colocación de la citada emisión o el diferencial
entre el tipo de la emisión y el valor nominal de las obligaciones.
Estos documentos están destinados a ser adquiridos por un gran número de personas o incluso, por
cotización en bolsa, por ello la ley los sujeta a un esquema tutelar de los intereses legítimos de sus
tenedores y también de los que les asisten a los accionistas, por lo que dicho esquema abarca
circunstancias previas y concomitantes a la emisión. Una de ellas es la prohibición de que las
obligaciones se amorticen por medio de sorteos, sumas superiores a su valor nominal, con primas o
premios, salvo que se estipulen premios para compensar a los obligacionistas por el rembolso
anticipado de una parte o el total de obligaciones o bien, cuando el interés de las obligaciones rebase
el cuatro por ciento anual y las cantidades destinadas al rembolso y el pago de intereses sean las
mismas durante el tiempo pactado para la amortización. Tampoco podrá hacerse emisión de
obligaciones por una cantidad mayor que la del activo neto de la emisora, esto es la del capital
contable, conforme la balance que debe practicarse antes de la emisión de las obligaciones, a menos
que la emisión importe el valor o el precio de un bien cuya adquisición o construcción ya estuviere
contratada por la emisora.
El capital social no puede reducirse sino en proporción al capital que se debe rembolsar por las
obligaciones emitidas y el objeto social no puede ser modificado, ni cambiar de domicilio o
denominación sin el consentimiento de la asamblea general de obligacionistas.
Para el control de los documentos mientras haya circulación de obligaciones en el mercado, la
emisora deberá publicar su balance certificado por contador público en el Diario Oficial de la
Federación.
12.7. Obligaciones convertibles en acciones.- Es posible en la vida comercial que las emisoras
establezcan la posibilidad de que los obligacionistas puedan convertirse en socios de las sociedades
emisoras, existe un doble efecto, para las emisoras es evitar un desembolso patrimonial por lo que
se refiere al pago de amortización de las obligaciones y para los obligacionistas la posibilidad de
participar en la estructura corporativa de las sociedades.
Para ello el régimen se configura así:
• La emisora deberá adoptar las medidas adecuadas y oportunas para conservar en tesorería
las acciones necesarias que en su momento sean canjeadas por las obligaciones respectivas.
• El aumento del capital social de la emisora resultante de este mecanismo no supone para
los demás accionistas el derecho de preferencia.
• En el acta de emisión debe fijarse el plazo dentro del cual deberá ejercitarse el derecho de
conversión.
• Estas obligaciones no podrán colocarse por debajo de la par, para que en el momento de la
conversión sea capital suscrito y pagado.
• Los gastos de emisión y colocación, se amortizarán durante la vigencia de la misma.
• La conversión se realizará previa solicitud de los obligacionistas, formulada dentro del plazo
que al efecto se haya establecido en el acta de emisión.
• La emisora durante el tiempo de vigencia de las obligaciones de que hablamos, no podrá
emitir ningún acuerdo que perjudique los derechos de conversión que asiste a los
obligacionistas.
• Cuando la emisora emplee en los títulos la expresión “capital autorizado”, deberá
acompañarla de la frase “para conversión de obligaciones por acciones” y además, deberá
indicar también la cifra del capital pagado.
• Dentro de los cuatro primeros meses de cada ejercicio, deberá protocolizarse e inscribirse
en el Registro Público de Comercio una declaración del Consejo de Administración sobre el
monto del capital suscrito mediante la conversión de las obligaciones en acciones.
• Las acciones en tesorería que definitivamente no se entreguen por el cambio de la
obligación deberán cancelarse ante notario levantándose el acta correspondiente y con la
presencia del representante común de los obligacionistas deberá inscribirse en el Registro
Público de Comercio.
En este sentido, también es posible la emisión de los documentos llamados obligaciones
subordinadas expedidas para que instituciones de crédito o aseguradoras participen, aunque éstas
no pueden convertirse en acciones o si lo pueden hacer pueden ser obligatorias o voluntarias,
incluso preferentes o no preferentes pudiéndoseles aplicar todo lo ya enunciado.
12.8. La asamblea general de obligacionistas.- El régimen de esta asamblea se encuentra establecido
en la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito:
• La asamblea general de obligacionistas representará al conjunto de éstos y sus decisiones
tomadas en los términos de la ley y de acuerdo con las estipulaciones relativas del acta de
emisión, serán válidas respecto de todos los obligacionistas, aun de los ausentes o
disidentes.
• La asamblea se reunirá siempre que sea convocada por el representante común, o por el
Juez en el caso del párrafo siguiente.
• Los obligacionistas que representen por lo menos el 10% de los bonos u obligaciones en
circulación podrán pedir al representante común que convoque la asamblea general
especificando en su petición los puntos que en la asamblea deberán tratarse.
• El representante común deberá expedir la convocatoria para que la asamblea se reúna
dentro del término de un mes a partir de la fecha en que reciba la solicitud.
• Si el representante común no cumpliere con esta obligación el Juez de primera instancia del
domicilio de la sociedad emisora a petición de los obligacionistas solicitantes deberá expedir
la convocatoria para la reunión de la asamblea.
• La convocatoria para las asambleas de obligacionistas se publicará una vez por lo menos en
el Diario Oficial de la Federación y en alguno de los periódicos de mayor circulación del
domicilio de la sociedad emisora con diez días de anticipación por lo menos, a la fecha en
que la asamblea deba reunirse.
• En la convocatoria se expresarán los puntos que en la asamblea deberán tratarse o dicho de
otro modo se consignará el orden del día.
• Para que la asamblea de obligacionistas se considere legalmente instalada en virtud de
primera convocatoria deberán estar representadas en ella por lo menos la mitad más una
de las obligaciones en circulación y sus decisiones serán válidas, cuando sean aprobadas por
mayoría de votos.
• En caso de que una asamblea se reúna en virtud de segunda convocatoria se considerará
instalada legalmente cualquiera que sea el número de obligaciones que estén en ella
representadas.
• Se requerirá que esté representado en la asamblea el 75% cuando menos de las obligaciones
en circulación y que las decisiones sean aprobadas por la mitad más uno por lo menos de
los votos computables en la asamblea:
a) Cuando se trate de designar representante común de los obligacionistas.
b) Cuando se trate de revocar la designación de representante común de los
obligacionistas.
c) Cuando se trate de consentir u otorgar prórrogas o esperas a la sociedad emisora o de
introducir cualesquiera otras modificaciones en el acta de emisión.
• Si la asamblea mencionada en el párrafo anterior se reúne en virtud de segunda
convocatoria sus decisiones serán válidas cualquiera que sea el número de obligaciones en
ella representadas.
• Es nulo todo pacto que establezca requisitos de asistencia o de mayoría inferiores a los que
señalan el artículo 219 y 220 de la LGTOC.
• Para concurrir a las asambleas los obligacionistas deberán depositar sus títulos o
certificados de depósito expedidos respecto a ellos por una institución de crédito en el lugar
que se designe en la convocatoria de la asamblea el día anterior por lo menos a la fecha en
que ésta deba celebrarse.
• Los obligacionistas podrán hacerse representar en la asamblea por apoderado acreditado
con simple carta poder.
• A las asambleas de obligacionistas podrán asistir los administradores debidamente
acreditados de la sociedad emisora.
• En ningún caso podrán ser representadas en la asamblea las obligaciones que no hayan sido
puestas en circulación de acuerdo con el artículo 215 de la LGTOC ni las que la sociedad
emisora haya adquirido.
• De la asamblea se levantará acta suscrita por quienes hayan fungido en la sesión como
presidente y secretario.
• Al acta se agregará la lista de asistencia firmada por los concurrentes y por los escrutadores.
• Las actas, así como los títulos, libros de contabilidad y demás datos y documentos que se
refieran a la emisión y a la actuación de las asambleas o del representante común, serán
conservadas por éste, y podrán, en todo tiempo ser consultadas por los obligacionistas, los
cuales tendrán derecho a que, a sus expensas, el representante común les expida copias
certificadas de los documentos mencionados.
• La asamblea será presidida por el representante común o en su defecto por el Juez y en ella
los obligacionistas tendrán derecho a tantos votos como les correspondan en virtud de las
obligaciones que posean computándose un voto por cada obligación de las de menores
denominaciones emitidas (interés minoritario protegido por ley).
• En lo no previsto por esta ley o por el acta de emisión será aplicable a la asamblea general
de obligacionistas lo dispuesto por Ley General de Sociedades Mercantiles respecto a las
asambleas de accionistas de las sociedades anónimas.
12.9. Representante común de los obligacionistas.- El desempeño de este funcionario está regulado
por la Ley general de Títulos de Crédito y los por menores del cargo son:
• Para representar al conjunto de los tenedores de obligaciones se designará un
representante común que podrá no ser obligacionista. Esto abre la puerta a que entidades
bancarias o de intermediación financiera puedan desempeñarlo, en este sentido la práctica
es que el representante común sea un banco.
• El cargo de representante común es personal y será desempeñado por el individuo
designado al efecto, o por los representantes ordinarios de la institución de crédito o de la
sociedad financiera que sean nombradas para el cargo.
• El representante común podrá otorgar poderes judiciales.
• El representante común sólo podrá renunciar por causas graves que calificará el Juez de
primera instancia del domicilio de la sociedad emisora y podrá ser removido en todo tiempo
por los obligacionistas, siendo nula cualquier estipulación contraria.
• En caso de falta del representante común, será sustituido, si fuere una institución de
crédito, por otra institución de crédito, que designarán los obligacionistas, y en caso
contrario, por la persona o institución que al efecto designen los mismos obligacionistas.
• Mientras los obligacionistas nombran nuevo representante común, será designada con el
carácter de representante interino, una institución autorizada para actuar como fiduciaria,
debiendo ser hecho este nombramiento a petición del deudor o de cualquiera de los
obligacionistas, por el Juez de primera instancia del domicilio de la sociedad emisora.
• La institución designada como representante interino, deberá expedir, en un término no
mayor de quince días a partir de la fecha en que acepte el cargo, la convocatoria para la
celebración de la asamblea de obligacionistas.
• En caso de que no fuere posible designar a una institución fiduciaria en los términos del
párrafo que antecede, o de que la designada no aceptare el cargo, el Juez expedirá por sí
mismo la convocatoria antes mencionada.
• El representante común de los obligacionistas obrará como mandatario de éstos, con las
siguientes obligaciones y facultades, además de las que expresamente se consignen en el
acta de emisión:
a) Comprobar los datos contenidos en el balance de la sociedad emisora que se
formule para efectuar la emisión.
b) Comprobar, en su caso, la existencia de los contratos relacionados con el monto de
la emisión.
c) Comprobar la existencia y el valor de los bienes dados en prenda o hipotecados en
garantía de la emisión, así como que los objetos pignorados, y en su caso las
construcciones y los muebles inmovilizados incluidos en la hipoteca, estén
asegurados mientras la emisión no se amortice totalmente por su valor o por el
importe de las obligaciones en circulación cuando éste sea menor que aquél.
d) Cerciorarse de la debida constitución de la garantía.
e) Obtener la oportuna inscripción del acta de emisión.
f) Recibir y conservar los fondos relativos como depositario y aplicarlos al pago de los
bienes adquiridos o de los costos de construcción en los términos que señale el acta
de emisión cuando el importe de la emisión o una parte de él deban ser destinados
a la adquisición o construcción de bienes.
g) Autorizar con su firma las obligaciones que se emitan.
h) Ejercitar todas las acciones o derechos que al conjunto de obligacionistas
corresponda por el pago de los intereses o del capital debidos o por virtud de las
garantías señaladas para la emisión así como los que requiera el desempeño de las
funciones y deberes a que este artículo se refiere y ejecutar los actos conservatorios
respectivos.
i) Asistir a los sorteos, en su caso.
j) Convocar y presidir la asamblea general de obligacionistas y ejecutar sus decisiones.
k) Asistir a las asambleas generales de accionistas de la sociedad emisora y recabar de
los administradores gerentes y funcionarios de la misma todos los informes y datos
que necesite para el ejercicio de sus atribuciones incluyendo los relativos a la
situación financiera de aquélla.
l) Otorgar en nombre del conjunto de los obligacionistas los documentos o contratos
que con la sociedad emisora deban celebrarse.
m) El representante común debe ser retribuido por la emisora y sus gastos necesarios
para el ejercicio de su cargo también, como los son las acciones encaminadas a
preservar los derechos de los obligacionistas o para hacer efectivas las garantías a
favor de sus representados.
n) Las erogaciones por convocatorias y celebración de asambleas de obligacionistas
corren a cargo de ellos aun cuando la asamblea no apruebe las resoluciones
propuestas.
12.10. La amortización de las obligaciones.- Cuando existe el plan de rembolsar las obligaciones por
sorteos deberán celebrarse ante notario o corredor públicos con intervención del representante
común y del administrador o administradores de la emisora con capacidad para ello. Se deberá
publicar en el Diario Oficial de la Federación y en un periódico de mayor circulación en el domicilio
de la emisora una lista de las obligaciones sorteadas con los datos necesarios para su perfecta
identificación y la información de fecha y lugar donde se efectuará el pago.
Por consecuencia las obligaciones sorteadas dejan de causar intereses desde la fecha de su sorteo,
a condición de que la emisora deposite en el banco su importe dentro del mes siguiente a la fecha
del sorteo y sólo podrá retirarse dicho importe después de noventa días contados desde la fecha
señalada para hacer el pago, se entenderá que tal fecha deberá fijarse dentro del mes que siga a la
fecha del sorteo.
12.11. Ejercicio individual de los derechos de una obligación.- Las acciones que individualmente
corresponden a los obligacionistas se enmarcan de la siguiente manera:
• La que derive de la nulidad de la emisión o de acuerdos de la asamblea de obligacionistas
cuando no se cumplan los requisitos establecidos para su convocatoria y celebración.
• Para exigir de la emisora el pago de las obligaciones vencidas y demás conceptos derivados
de las mismas.
• Para exigir al representante común que realice los actos conservatorios de los derechos que
correspondan al conjunto de obligacionistas y también que haga efectivos dichos derechos.
• La responsabilidad en que incurra el citado representante común por culpa grave que
también es objeto de acción individual.
Sin embargo las primeras tres acciones no proceden cuando con el mismo propósito se haya
promovido o se promueva una acción por parte del representante común. Tampoco procederán
cuando sean incompatibles con cualquier resolución aprobada legalmente por la asamblea de
obligacionistas. La nulidad de la emisión trae consigo el derecho de los obligacionistas a exigir el
inmediato rembolso de las sumas pagadas por ellos.
12.12. Prescripción de las acciones.- De acuerdo con la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito las acciones para el cobro de los cupones o intereses vencidos de las obligaciones prescriben
a los tres años contados a partir del vencimiento de su pago. Las acciones para el cobro de las
obligaciones prescribirán en cinco años a partir de la fecha en que venzan los plazos estipulados
para hacer la amortización o en caso de sorteo a partir de la fecha en que se publique la lista con las
obligaciones sorteadas.
Sin embargo para tener las acciones cubiertas, especialmente las de vía de regreso, es necesario
protestar las obligaciones. La vía directa se tiene contra la emisora y sus avales. El protesto se realiza
como si se tratara de una letra de cambio.

Unidad 13. El certificado de depósito y el bono de prenda.


13.1. El contrato de depósito: características y la emisión de los certificados de depósito, como
consecuencia de su celebración.- El documento que aquí se examina tiene varias funciones; acredita
la propiedad, es decir, que tal certificado hace las veces de factura o de título de propiedad, atribuye
al tenedor el derecho a la plena disponibilidad de la mercancía, deben de ser emitidos a favor del
depositante o de un tercero, no sólo sirve para atribuir a su legitimo titular la propiedad de la
mercancía depositada, sino también para enajenarla, pero en ambos casos es requisito
indispensable el depósito de la misma en un almacén autorizado para actuar habitual, profesional y
comercialmente como depositario de mercancía, así como para expedir el referido título de crédito,
acompañado o no de un bono de prenda.
13.2. Los Almacenes Generales de Depósito: emisores exclusivos de los certificados de depósito y
de sus bonos de prenda.- Ahora bien, las mercancías pueden depositarse con especificación
individual pero también ser designados genéricamente. En el primer caso el almacén puede expedir
un bono de prenda en relación con cada certificado, mientras que en el segundo caso pueden
expedir, a petición del depositante varios bonos de prenda.
13.3. Los Almacenes Generales de Depósito como bodegas fiscalizadas.- Los documentos que aquí
se examinan sólo pueden ser expedidos por los almacenes generales de depósito autorizados como
tales por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. En consecuencia, quedan sujetos a la
inspección y vigilancia de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, estos organismos auxiliares
del crédito pueden ser de tres clases:
• Los destinados a recibir en depósito bienes o mercancías de cualquier clase, salvo que se
trate de depósitos fiscales y otorgamiento de financiamientos.
• Los que tengan facultades para recibir mercancías destinadas al régimen de depósito fiscal.
• Los que, además de estar facultados en la forma antes expuesta, otorguen financiamientos
que se ajusten a la LGOAAC.
13.4. Requisitos esenciales y accidentales de los certificados de depósito y de sus bonos de prenda.-
En cuanto al bono de prenda debe acompañar al certificado de depósito mientras no se constituya
un crédito prendario sobre la mercancía en este sentido el bono debe efectuarse con intervención
del almacén emisor, que hará las anotaciones en el libro talonario, o con intervención de una
institución de crédito, en el mismo caso las anotaciones que deban efectuarse en el bono por el
tenedor del certificado.
Los requisitos legales que deben contener dichos documentos son:
• La mención de ser certificado de depósito
• La designación y la firma del almacén
• El lugar del depósito
• Fecha de expedición
• Numero de orden igual al certificado y a los bonos
• Mención de haber sido constituido en deposito
• Especificación de las mercancías
• El plazo señalado por el depósito
• Nombre del depositante
• Mención de no estar sujetos los bienes a pago de derechos
• La mención de estar o no asegurados los bienes
• Mención de los adeudos a favor del almacén
13.5. Derechos incorporados en los certificados de depósito y el bono de prenda.- Es preciso repetir
que si por su parte el certificado de depósito incorpora el derecho a la recuperación de la mercancía,
a su vez el bono de prenda atribuye a su tenedor un derecho prendario sobre la referida mercancía.
También es útil recordar que ambos documentos son negociables, salvo que en ellos se inserte
cláusula en contrario. En este caso, el tenedor del certificado puede disponer de las mercancías
totalmente o en lotes, si lo permite su naturaleza, mediante órdenes de entrega giradas al almacén,
pero sólo después de pagados los conceptos fiscales, así como los honorarios o comisiones del
almacén.
En cambio, si el certificado es negociable, su titular podrá retirar la mercancía, también previo el
pago de los referidos conceptos, así como el que corresponda a los bonos de prenda que se hayan
emitido. También, como en el caso anterior, podrá hacer retiros parciales de mercancía, siempre
que deposite la parte proporcional de los adeudos prendarios según los bonos correspondientes.
En todos los casos, el almacén deberá efectuar las anotaciones respectivas en el libro talonario que
corresponda.
13.6. Acciones derivadas de la falta de pago del certificado de depósito y del bono de prenda.- El
impago total o parcial del bono de prenda hace surgir la necesidad de protestarlo, a más tardar el
segundo día hábil posterior al del vencimiento, en la forma señalada en su lugar para la letra de
cambio, lo que en este caso resulta impráctico, por cuanto tal protesto debe levantarse
precisamente en el almacén respectivo, y en contra del eventual tenedor del certificado, sin que
importe el desconocimiento de su nombre o dirección; pero además, por razón de que surtirá
efectos de protesto la anotación que el almacén haga en el bono de prenda o en hoja añadida a él,
de que fue presentado a su vencimiento y no pagado totalmente. A continuación, el tenedor del
bono deberá dar aviso del impago a todos los demás signatarios del documento. Siempre en los
términos del mismo supuesto, el tenedor del bono deberá pedir al almacén, dentro de los ocho días
siguiente al protesto, que proceda a la venta de los efectos en remate público. Como fácilmente
puede apreciarse, al último tendedor del bono asisten solamente acciones en contra de la persona
que por primera vez lo negoció separadamente del certificado, y en contra de los ulteriores
endosantes del mismo documento, no así frente a los tenedores del certificado, ni en contra del
almacén, por la obvia razón de que, en primer lugar, la prenda está constituida sólo sobre los bienes
depositados, sea quien fuere la persona con derecho a retirarlos, y, en segundo lugar, por razón de
que el certificado y el bono tienen existencias separadas, por lo que, normalmente, el tenedor del
bono ignora quién tiene en su poder el certificado; en tercer lugar, por cuanto sólo los anteriores
tenedores del bono se han aprovechado de la garantía prendaria, y con ello asumido la calidad de
obligados al pago del bono.
13.7. Venta de mercancías representadas por el certificado de depósito mediante subasta pública y
aplicación del importe obtenido.- Efectuada la venta de las mercancías, su producto se aplicará por
el almacén al pago de los siguientes conceptos, en el orden que se indica:
• Al pago de los impuestos, derechos o responsabilidades fiscales que estuvieren pendientes
por concepto de las mercancías o bienes materia del depósito;
• Al pago del adeudo causado a favor de los almacenes en los términos del contrato de
depósito;
• Al pago del valor consignado en los bonos de prenda, aplicándose cuando existan varios
bonos de prenda, en relación con un certificado, el orden de prelación indicado, entre los
distintos tenedores de dichos bonos de prenda, por la numeración de orden
correspondiente a tales bonos.
• El sobrante será conservado por los almacenes a disposición del tenedor del certificado de
depósito.
Por otra parte, y puesto que con frecuencia los efectos depositados son objeto de un contrato de
seguro, el importe de la indemnización, en caso de siniestro, se aplicará en la forma y términos antes
mencionados. En todo caso, las cantidades que procedan de la venta o retiro de las mercancías, o
de la indemnización asegurada en caso de siniestro, deberán ser conservadas en depósito por el
almacén, a disposición de los tenedores de bonos de prenda y, en su caso, de los de certificados de
depósito. Siempre que se efectúe un pago parcial a cuenta del importe del bono, el almacén deberá
hacerla constar así en el documento mismo o en hoja que le adhiera, con indicación sobre si el pago
se hizo con el producto de la venta de bienes depositados o con recursos recibidos del tenedor del
certificado. En cambio, si no fuere posible efectuar tal pago por imposibilidad de vender bienes o
por carencia de efectivo, la anotación servirá como prueba para el ejercicio de las acciones de
regreso.
13.8. Caducidad y prescripción.- La caducidad, esto es, la pérdida de la acción ante ciertas
inactividades por parte del tenedor del bono de prenda, opera:
• Por no haberse protestado tal documento en la forma prevista.
• Por no haber pedido dicho tenedor la venta de los bienes depositados, dentro de los ochos
días siguientes a la fecha del protesto.
• Por no ejercitar la acción dentro de los tres meses que sigan a la fecha en que se hayan
vendido los efectos depositados, o en que el almacén le notifique la imposibilidad de
proceder a la venta, o, por último, al día en que el almacén se niegue a entregarle las sumas
de que disponga, o de que haya entregado una suma inferior al importe del bono.
Esta caducidad sólo opera frente a los endosantes y sus avalistas, pero no impide el ejercicio de la
acción directa en contra de quien por primera vez negoció el bono separadamente del certificado,
y en contra de sus avalistas.
En cambio, las acciones derivadas del certificado, por lo que se refiere al derecho de retirar las
mercaderías, prescriben en tres años a partir del vencimiento del plazo convenido para el depósito,
y otro tanto debe decirse de las acciones derivadas del bono de prenda, a partir del vencimiento del
mismo. Por supuesto, cuando el almacén haya procedido a la venta de las mercaderías, el plazo de
prescripción correrá, para el tenedor del certificado, por el transcurso de los tres años antes
mencionado.

Unidad 14. El conocimiento de embarque.


14.1. Antecedentes.- He aquí otro de los títulos representativos de mercancía. En este caso de una
muy antigua raigambre marítima; así lo definen las Ordenanzas de Bilbao:
El conocimiento es una obligación particular que un capitán ó maestro de navío otorga por medio
de su firma en favor de un negociante que ha cargado en su navío algunas mercaderías y otras cosas
para llevarlas de un puerto a otro constituyéndose a entregarlas a la persona que se expresare en
el conocimiento o su orden o la del cargador, por el flete concertado antes de cargarse. Se regulaba
también el contenido de este documento, que debería extenderse en tres o más ejemplares, según
la conveniencia del cargador. Se especificaba que al expedirse, el capitán quedaba obligado a su
puntual cumplimiento.
1.4.2. Concepto y naturaleza jurídica.- Este documento se mantiene íntimamente vinculado al
comercio marítimo, encuentra su regulación en la LNCM, que lo conceptúa como documento que
deberá expedir el transportista o el operador a cada embarcador. El conocimiento de embarque
será además el título representativo de mercancías y constancia de recibo de éstas a bordo de la
embarcación. Así pues, resulta claro que su origen es el contrato de transporte marítimo de
mercaderías, celebrado entre un cargador o remitente y una empresa naviera o transportista.
Se trata de un título de crédito por cuanto se erige en documento necesario para ejercitar el derecho
en él consignado, que es el de retirar las mercancías en el lugar al efecto señalado, cumple además
el papel de recibo de la propia mercancía.
14.3. Elementos personales.- Este documento surge del contrato de transporte marítimo, los
elementos personales del conocimiento son tres, y no podía ser de otra manera, por cuanto que,
normalmente, el cargador y el destinatario son personas diferentes, a lo menos desde el punto de
vista jurídico, sin que ello se vea desvirtuado por la posibilidad de que sean uno solo. En efecto, nada
se opone a que el cargador se remita a sí mismo la mercancía, que habrá de retirar en plaza
diferente. Se requiere que en el conocimiento se mencionen obligatoriamente, el nombre del
transportista, el del cargador y el nombre del destinatario, aunque no es indispensable consignar
el nombre de este último, ya que la ley permite la expedición del documento “a la orden”, y con ello
lo convierte en documento al portador.
14.4. Requisitos legales.- Este documento está configurada por el contrato de transporte de
mercancías por agua, sólo hace falta añadir que cuando el transporte sea multimodal con un
segmento marítimo, el operador deberá expedir el documento de que se trata en el momento en
que reciba las mercancías para su custodia, en cuyo caso tal documento podrá ser negociable o no
a elección de quien lo expida. A este contrato, además, le será aplicable, en lo conducente, el
Convenio de las Naciones Unidas sobre el Transporte Multimodal Internacional de Mercancías, pero
también, en lo no previsto, las disposiciones respectivas de la LNCM y de su Reglamento.
Por lo que se refiere en concreto al conocimiento de embarque aquí examinado, sólo le serán
aplicables las disposiciones de la LNCM cuando el puerto de carga o descarga esté situado en
territorio mexicano, o bien cuando en él aparezca la cláusula de sujeción a la propia LNCM; por
último, cuando alguno de los puertos optativos de descarga se encuentre dentro de territorio
mexicano.
14.5. Contenido del título.- Además de las mencionadas inserciones, en el conocimiento de
embarque deben consignarse:
• El nombre y domicilio del naviero o del operador.
• El nombre y nacionalidad de la embarcación, las características del viaje, así como el número
del documento.
• La especificación de los bienes por transportarse, con los elementos que sirvan para su
identificación.
• El importe del flete y de cualquier otra cantidad que deba pagarse con motivo del
transporte.
• La información sobre si el flete se ha pagado o se cobrará ulteriormente.
• La mención de los puertos de carga y de destino.
• La indicación de las modalidades y tipo del transporte.
• El lugar en el que deberán entregarse las mercancías al destinatario.
• Los términos y condiciones en que las partes se obligan con motivo del transporte
14.6. Modalidades.- Por virtud de este documento, tanto el naviero como quien lo expida a nombre
propio responderán de las mercancías desde el momento en que se les entregan hasta el de su
devolución. Ahora bien, como es posible que la recepción de las mercancías opere antes de su
embarque, en tal caso el naviero o el operador expedirán un documento provisional de recepción
para embarque, conocido como “conocimiento recibido para embarque”, mismo que, al procederse
a colocar la mercancía en el buque, se sustituirá por el conocimiento definitivo.
14.7. Semejanzas y diferencias con la carta de porte.- Tal vez la diferencia más importante entre la
carta de porte y el documento que aquí se examina está en que este último, en cuanto
representativo de mercancía, es un título de crédito, sólo empleado en el transporte terrestre, no
tiene tal atributo de representatividad. En efecto, ni en la LCPAF, y tampoco en su Reglamento, se
contiene disposición alguna de la que pudiera inferirse que dicha carta de porte es un documento
que acredita la propiedad de la mercancía y el derecho de recuperarla, con exclusión de cualquier
otra posibilidad. Tampoco lo dice así la Norma Oficial Mexicana NOM-125-SCFI-1998, Prácticas
Comerciales-Requisitos Mínimos de Información para la Prestación de Servicios de Autotransporte
de Carga, publicada en el DOF del 23 de octubre de 1998, que al definirla dice lo siguiente:
“Es el documento elaborado de forma unilateral por el prestador del servicio para establecer en
formatos uniformes los términos y condiciones a que se sujetará la prestación del servicio de
autotransporte de carga”. Confirma lo antes expuesto el contenido de ciertas disposiciones del
Código de Comercio:
“Los títulos legales del contrato entre el cargador y el porteador serán las cartas de porte, por cuyo
contenido se decidirán las cuestiones que ocurran sobre su ejecución y cumplimiento, ... En caso de
que por extravío u otra causa no pueda el consignatario devolver, en el acto de recibir los géneros,
la carta de porte que él hubiere recibido ..., deberá darle un recibo de los objetos entregados,
produciendo este recibo los mismos efectos que la devolución de la carta de porte ...” (art. 583).
De esta suerte, quizá la semejanza más importante está en que ambos documentos cumplen la
importante función demostrativa del contrato, de transporte marítimo en el conocimiento de
embarque, y de transporte terrestre en la carta de porte.
No parece fuera de lugar el hacer aquí una referencia, por breve que sea, a la carta de porte o guía
de carga aérea, que es el documento en el que se consigna el contrato de transporte aéreo de
mercancía, que tampoco tiene el carácter de representativo, puesto que la LAC se limita a prescribir
lo siguiente:
“Se entiende por contrato de transporte de carga el acuerdo entre el concesionario o permisionario
y el embarcador, por virtud del cual, el primero se obliga frente al segundo, a trasladar sus
mercancías de su punto de origen a otro de destino y entregarlas a su consignatario, contra el pago
de un precio. Este contrato deberá constar en una carta de porte o guía de carga aérea, que el
concesionario o permisionario expedirá al embarcador al recibir las mercancías bajo su custodia,
cuyo formato se sujetará a lo especificado en la norma oficial mexicana respectiva” (art. 55).
14.8. Sumaria noticia sobre el régimen internacional del conocimiento de embarque.- Es
conveniente, por su trascendencia en la vida del cada vez más importante comercio marítimo
internacional, hacer aquí una referencia, por breve que sea, al tratamiento que el derecho
internacional dispensa a este documento.
Surgido a fines del siglo XIX como “recibido para embarque”, el conocimiento encontró su primera
regulación supranacional en las conocidas como Reglas de La Haya, incorporadas en el Convenio
Internacional para la Unificación de Ciertas Reglas en Materia de Conocimiento de Embarque,
firmado en Bruselas, el 24 de agosto de 1924, y todavía hoy mencionado como Reglas de Bruselas.
Este instrumento fue posteriormente adicionado y modificado por el Protocolo de 23 de febrero de
1968 (Reglas de Wisby) y por el Protocolo de Bruselas de 21 de diciembre de 1979. Todos estos
documentos fueron ratificados por la Cámara de Senadores de nuestro país el 18 de diciembre de
1993, según publicación aparecida en el DOF del 29 de agosto de 1994.
Las Reglas de Bruselas abarcan en realidad un mundo jurídico diverso del que podría inferirse de su
modesto nombre. Son, por lo demás, sólo un amplio elenco de derechos y obligaciones de las partes,
pero especialmente de las responsabilidades del porteador. Sólo en sus artículos 1° y 3° se hace una
somera referencia al conocimiento, para dejar sentado que es la expresión documental del contrato,
y que establece la “...presunción, salvo prueba en contrario, de la recepción por el porteador de las
mercancías en la forma en que aparezcan descritas...”.
Es fácil advertir que, en verdad, tal texto está muy lejos de permitir la ubicación de nuestro
documento como título de crédito.

Unidad 15. Los certificados de participación.


15.1. El fideicomiso, referencias y presupuesto de emisión de los certificados de participación.- Es
un documento sólo emisible por una entidad bancaria con motivo de una de las operaciones que
son propias de estas instituciones de crédito, como lo es el fideicomiso. De este modo, aquí el
negocio causal o relación subyacente está en el contrato de fideicomiso celebrado entre un
fideicomitente y una institución bancaria, con más propiedad mencionada, en este caso, como
institución fiduciaria.
Es el indispensable presupuesto de la existencia de uno o más certificados de participación, es
necesario consignar aquí la circunstancia de que estos títulos de crédito pueden atribuir a sus
tenedores una amplia gama de derechos, que, pueden ser de naturaleza puramente dineraria, pero
también de uso, de propiedad o de copropiedad de bienes inmuebles, puesto que un fideicomiso
puede constituirse sobre toda clase de empresas industriales o comerciales.
Por lo que se refiere a la naturaleza jurídica del fideicomiso, con toda lamentable brevedad debe
apuntarse que son muchas las opiniones doctrinales que se han vertido. Mientras que para algunos
envuelve un contrato de mandato, para otros supone simplemente un patrimonio de afectación
entregado a la fiduciaria para su administración, y no faltan quienes lo consideran como un mero
negocio fiduciario su generis, por último, varios tratadistas lo ubican como mandato en
administración.
15.2. Requisitos legales necesarios para la emisión de los certificados de participación:
• La existencia de un fideicomiso.
• La posibilidad de emitir estos documentos, necesariamente prevista en el contrato de
fideicomiso.
• La previa existencia de un dictamen pericial sobre el valor de los bienes afectos al
patrimonio fiduciario, elaborado por Nacional Financiera, SNC, si se trata de bienes
muebles, o por el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, si los bienes son inmuebles,
a cuyo efecto deberá tomarse como base el valor comercial de los mismos, en la inteligencia
de que si los certificados fueren amortizables, sobre el valor comercial de los bienes se
estimará un margen adecuado de seguridad para los tenedores de estos documentos.
15.3. Concepto y naturaleza jurídica.- Estos certificados son bienes muebles, aunque en el
patrimonio fideicomitido existan inmuebles. En cuanto títulos de crédito estos documentos, como
antes se dijo, atribuyen a sus tenedores derechos de una muy variada congenie: dineraria fija, como
en los certificados amortizables; dineraria de réditos, cuando sólo concedan el derecho a percibir
intereses sobre la inversión del patrimonio fiduciario; de propiedad o copropiedad, en el caso de
que la confieran sobre bienes muebles o valores, pero también sobre inmuebles, en el caso de los
“certificados de vivienda”.
Es necesario acotar la posibilidad de que la institución fiduciaria expida certificados en los que haga
constar la participación de los copropietarios en bienes, títulos o valores que tenga en su poder,
pues en tal caso tales certificados no son títulos de crédito, Es, sólo los certificados de vivienda sí lo
son pues incorporan, mientras no sean totalmente pagados, el derecho de aprovechar directamente
el inmueble, y, una vez que se encuentren totalmente pagados. El derecho de propiedad sobre el
mismo inmueble.
15.4. Requisitos legales de los certificados de participación.- Estos documentos siempre nominativos
se emitirán provistos de cupones y podrán expedirse en varias series, con denominaciones de cien
pesos o de sus múltiplos, y cada serie conferirá a sus tenedores iguales derechos. La emisión deberá
estar precedida por una declaración unilateral de voluntad de la emisora, expresada en escritura
pública, en la que deberá hacerse constar:
• La denominación, objeto y domicilio de la fiduciaria.
• Una relación del acto constitutivo del fideicomiso respectivo.
• Una descripción completa de las cosas o derechos materia de la emisión.
• El dictamen pericial al que se hizo referencia.
• El importe de la emisión, con indicación del número y valor de los certificados, series y
subseries si las hubiere.
• La naturaleza de los títulos y los derechos concedidos a sus tenedores.
• La denominación de los títulos.
• Si se estipulare, el mínimo de rendimiento garantizado.
• El plazo estipulado para el pago de productos o rendimientos; si los certificados fueren
amortizables, el plazo y términos de la amortización.
• Los datos de la inscripción registral que permita la identificación de los bienes que
constituyan la emisión y sus antecedentes.
• La designación del representante común de los tenedores y la constancia de que aceptó el
cargo y de que declaró:
a) Haber verificado la constitución del fideicomiso;
b) Haber comprobado la existencia del patrimonio fiduciario y la autenticidad del
peritaje al que ya se ha hecho referencia.
Si los certificados fueren objeto de oferta pública, la publicidad contendrá la información
mencionada. De no hacerse así, los culpables serán solidariamente responsables de los daños y
perjuicios que se causen. Deberán contener las siguientes menciones:
• Nombre, nacionalidad y domicilio del titular.
• La indicación de que es un “certificado de participación” y la expresión de si es ordinario o
inmobiliario.
• La designación de la emisora y la firma autógrafa de su funcionario autorizado para suscribir
la emisión.
• La fecha de su expedición.
• El importe de la emisión, así como el número y valor nominal del certificado.
• En su caso, el rendimiento mínimo garantizado.
• El término estipulado para el pago de productos o rendimientos, y en su caso del capital, así
como las condiciones y la forma de amortización, si procede.
• El lugar y la forma de pago.
• La mención, en su caso, de las garantías especiales, con indicación de las inscripciones
relativas en el registro público que corresponda.
• El lugar y la fecha del acta de emisión, así como la fecha y número de su inscripción en el
Registro Público de Comercio. Conviene aclarar, sin embargo, que entre los requisitos de tal
acta de emisión no figura su inscripción en tal registro de comercio
• La firma autógrafa del representante común de los tenedores.
Por último, corresponde a la CNBV la aprobación de los términos y condiciones en que se emitan
estos certificados, así como el texto del acta de emisión y el formato de los certificados, e igualmente
de sus modificaciones, en el otorgamiento del acta de emisión o de cualquier reforma, deberá
intervenir un representante de la citada Comisión.
15.5. Derechos y obligaciones derivados de los certificados de participación.- En principio los
certificados atribuyen a sus tenedores una parte alícuota de los frutos o rendimientos de valores,
derechos o bienes afectos al fideicomiso, que con tal motivo debe ser irrevocable, o bien el derecho
a una parte alícuota en la propiedad o en la titularidad de los referidos bienes o, por último, el
derecho también a una parte alícuota del producto neto resultante de la venta de los indicados
bienes.
Los certificados de vivienda confieren el derecho, en un primer momento, a la ocupación del
inmueble respectivo, y, una vez cubierto el importe total del certificado que corresponda, a la
propiedad del inmueble. Si se trata de certificados de participación inmobiliarios, la emisora podrá
conferir a los tenedores el derecho de aprovechar directamente el inmueble fideicomitido.
En caso de que los certificados se amorticen por sorteos, los mismos se efectuarán en la forma,
términos y con las consecuencias previstos para la amortización de obligaciones.
15.6. Clases y modalidades de los certificados de participación.- Ordinarios e inmobiliarios,
fiduciarios, amortizables y no amortizables
15.6.1. Ordinarios e inmobiliarios.- Los certificados ordinarios suponen la existencia fiduciaria de
bienes muebles, mientras que cuando el patrimonio que los garantice esté constituido por
inmuebles, los certificados son inmobiliarios.
15.6.2. Fiduciarios.- Son certificados fiduciarios de adeudo los que, previo el consentimiento del
representante común de los tenedores, la institución fiduciaria puede emitir con motivo de
préstamos concedidos por terceros para mejorar o incrementar los inmuebles materia de la
emisión, obviamente, estos certificados son también títulos de crédito que representan la obligación
de pago por parte del fideicomiso y, en su caso y momento, se pagarán con preferencia sobre los
certificados de participación.
15.6.3. Amortizables y no amortizables.- Los certificados amortizables, además de conferir el
derecho a una parte alícuota de los productos o frutos de los bienes respectivos, atribuyen también
el derecho al rembolso de su valor nominal. En cambio, los certificados no amortizables sólo
confieren a sus tenedores el derecho de percibir una parte del producto neto de la adjudicación y
venta de los bienes fideicomitidos.
15.7. Asamblea general de tenedores de certificados de participación.- Representa al conjunto de
los mismos y sus decisiones, legalmente tomadas, son válidas respecto de todos ellos, incluso de los
ausentes y los disidentes, les son aplicables las disposiciones legales en materia de asambleas de
obligacionistas.
15.8. Facultades y deberes del representante común de tenedores de los certificados de
participación:
• Verificar la legal constitución del fideicomiso base de la emisión y comprobar la existencia
de los bienes fideicomitidos, así como la autenticidad del peritaje sobre el verdadero valor
de los bienes.
• Firmar los certificados de participación.
• Si bien no es necesario que tenga el carácter de tenedor de certificados, debe desempeñar
personalmente el cargo, incluso si actúa en nombre de la institución financiera designada
como representante común. En cualquiera de los casos, está facultado para otorgar poderes
judiciales.
• Tiene el carácter legal de mandatario de los tenedores, con las facultades que se le confieran
en el acta de emisión y, además, las siguientes, algunas de ellas antes mencionadas:
a) Verificar la legal existencia del fideicomiso base de la emisión.
b) Comprobar la existencia de los bienes o derechos que constituyen el patrimonio
fiduciario, así como que, en su caso, los inmuebles estén asegurados durante todo
el tiempo en que no se amortice la emisión, por un valor mínimo que equivalga al
de los certificados en circulación.
c) Recibir y conservar las sumas necesarias para el pago de los bienes que parte del
fideicomiso.
d) Firmar los certificados.
e) Ejercitar las acciones o derechos colectivos para obtener el pago de los intereses o
del capital, y todos los que requiera el desempeño de sus funciones, incluidos, por
supuesto, los actos conservatorios de tales derechos y acciones.
f) Cuando los haya, asistir a los sorteos.
g) Convocar y presidir las asambleas de tenedores de certificados y ejecutar sus
resoluciones.
h) Obtener de los funcionarios de la emisora todos los datos e informes que requiera
para el ejercicio de sus facultades, incluidos los relativos a la situación financiera del
fideicomiso.
15.9. Acciones para el cobro de los derechos que incorporan los certificados de participación y sus
cupones.- Asisten a los tenedores las acciones individuales que a los obligacionistas.
15.10. Prescripción de las acciones derivadas de los certificados y sus cupones.- Las acciones para el
cobro de los cupones de los certificados prescribirán en tres años a partir del vencimiento. Las
acciones para el cobro de los certificados amortizables prescribirán en cinco años a partir de la fecha
en que venzan los plazos estipulados para hacer la amortización, o, en caso de sorteo, a partir de la
fecha en que se publique la lista a que se refiere la LGTOC. Esta es la que debe publicarse en el Diario
Oficial de la Federación y en un periódico de los de mayor circulación en el domicilio de la emisora,
tal como se prevé para las obligaciones sorteadas. Ahora bien, la prescripción de las acciones para
el cobro en efectivo o para la adjudicación, cuando se trate de certificados no amortizables, se rigen
por las reglas del derecho común y comienza a correr en la fecha que indique la asamblea general
de tenedores que conozca de la conclusión del fideicomiso. En caso de que no se ejercite acción
alguna, y por tanto opere la prescripción, los bienes o derechos deberán adjudicarse a la Secretaría
de Salud.
Unidad 16. Títulos de crédito emitidos por el gobierno federal.
16.1. Certificados de la Tesorería de la Federación (CETES).-
En sus tres formas, federal, estatal y municipal, el Estado puede constituir pasivos a su favor como
empréstitos, o bien mediante la expedición de papel para su colocación entre el público
inversionista. Nada raro es, por otra parte, que diversas leyes que regulan la actuación de los
llamados inversionistas institucionales, como las instituciones de crédito, las de seguros, las de
fianzas y las consideradas como organizaciones auxiliares del crédito, propicien la adquisición, por
parte de las mismas, de valores de esta naturaleza, con lo cual la entidad gubernativa emisora
constituye una forzosa y segura fuente de aprovisionamiento de recursos, para financiar su gasto
corriente e incluso para cubrir sus eventuales déficits. Se trata de títulos emitidos en serie, pero en
cada caso sujeto al régimen legal que constituye el sustento de su emisión. Pues bien, tal vez los
más importantes títulos que en la actualidad sirven al gobierno federal mexicano como pasivo a su
cargo y a favor de los referidos inversionistas, son los certificados de la Tesorería de la Federación
más conocidos como CETES.
16.1.1. Concepto y justificación de la desmaterialización de los títulos de crédito por causas de
utilidad pública.- Estos documentos no tienen una existencia real, pues se trata, únicamente, de
constancias expedidas por la Tesorería de la Federación, a través del Banco de México, que además
no pueden circular, pues deben mantenerse permanentemente en depósito del propio Banco de
México, por conducto del INDEVAL, que para tal efecto abre y conserva cuentas de depósito a favor
de los tenedores, que en realidad son depositantes de efectivo. En tales condiciones, el traspaso de
estos certificados se efectúa mediante simples transferencias operadas por el citado instituto, que
a continuación expide al adquirente una o más constancias de titularidad.
A la vista de todo ello, resulta evidente la considerada como desmaterialización de estos CETES, con
cuyo mecanismo se logra un drástico y efectivo control de su circulación, como medio para evitar el
que lleguen a poder de personas indeseables, o de que sean objeto de canalización de recursos
ilícitamente obtenidos.
16.1.2. Decretos del H. Congreso de la Unión que autorizan la emisión de CETES.- En el Diario Oficial
de la Federación del 28 de noviembre de 1977 se publicó el decreto mediante el cual el Congreso
de la Unión de nuestro país autorizó a la SHCP para emitir estos CETES. Ante la favorable acogida
que tuvieron, entre otras razones por la de su masiva adquisición por las citadas instituciones en su
carácter de inversionistas institucionales, ulteriormente encontraron un nuevo régimen legal en el
decreto de la misma procedencia, publicado en el DOF del 8 de julio de 1993, a cuyo texto se ajustará
lo que de ellos se dice a continuación.
16.1.3. Concepto y naturaleza jurídica de los Certificados de la Tesorería de la Federación.- Se trata
de títulos de crédito siempre al portador y a cargo del Gobierno Federal, con valor nominal de diez
pesos o múltiplos de dicha suma, pagaderos en el Distrito Federal, y precisamente en las oficinas
del Banco de México.
16.1.4. Adecuación de la teoría general de los títulos de crédito aplicables a los CETES y Petrobonos.-
Aunque el citado decreto nada dice sobre el particular, parece claro que, en lo no previsto por él,
supletoriamente deben ser aplicables a estos documentos, en lo conducente, las disposiciones
relativas de la ley, en especial las que antes se examinaron a propósito de las obligaciones, por
tratarse de títulos de crédito.
Conviene aclarar que algunas de las reglas en materia de obligaciones no podrán aplicarse a estos
certificados, especialmente porque el emisor no es, en este caso, una sociedad anónima, luego no
hace falta la existencia de una asamblea de tenedores o de un representante común pues además
aquí no existen garantías específicas de pago.
En lo referente a los petrobonos, es necesario dejar expresado que tales documentos
desaparecieron del mercado mexicano hace varios años.
16.1.5. Derechos y obligaciones de la adquisición de CETES.- Aunque el decreto concede a la SHCP
la facultad de consignar intereses a favor de los tenedores, desde sus primeras emisiones el único
incentivo de estos documentos es la tasa diferencial entre el precio de adquisición y su valor
nominal, que invariablemente es superior a aquél. La Secretaría coloca este papel con descuento o
bajo par, esto es, con un precio de adquisición inferior a su valor nominal o al precio de cotización
en el mercado. En otras palabras, facialmente este papel no otorga rendimiento alguno, pero el
emisor se obliga a amortizarlo a su valor nominal. Naturalmente, en caso de que devenguen
intereses, los CETES podrán expedirse con cupones para su pago, que también serán títulos de
crédito para los efectos del cobro de dichos rendimientos. Los tenedores que no tienen derecho de
retirar estos documentos, pero que en cambio pueden transferirlos mediante el empleo de
constancias que expida el INDEVAL, el que por su parte debe abrir una cuenta de depósito por cada
inversionista.
16.1.6. Adquisición y negociación de los Certificados de la Tesorería de la Federación.- El derecho
de adquirir estos certificados se puede ejercitar en dos formas:
• En una de las sesiones semanales de subasta de estos certificados, pero necesariamente por
conducto de un intermediario financiero facultado para intervenir en las sesiones
respectivas. Se trata aquí del llamado mercado primario.
• Ulteriormente, mediante la compra que se efectúe a un tenedor de estos instrumentos de
deuda, o mercado secundario.
16.1.7. Normatividad aplicable al contrato de compraventa de los Certificados de la Tesorería de la
Federación.- El término compraventa no es del todo adecuado para calificar jurídicamente la
adquisición originaria de estos documentos, como sí lo es cuando la adquisición sea derivada, esto
es, cuando se efectúe de un previo tenedor, hay que decir que el precio, en el primer caso, se
propone unilateralmente por los interesados, durante la sesión electrónica de subasta, cerrada la
cual la Tesorería de la Federación, por conducto del Banco de México, procede a adjudicar los
valores al mejor postor, quien, tras de recabar la respectiva constancia electrónica provista con la
clave correspondiente, podrá acudir al INDEVAL, a efecto de que le expida la certificación necesaria,
que ha de servir también al verdadero inversionista.
También resulta necesario dejar precisado que los CETES pueden emitirse a 28, 91, 182 Y 364 días,
si bien no son desconocidos los ocasionalmente emitidos a 7 o 14 días, y hasta a dos años, en la
inteligencia de que estos instrumentos están respaldados por el Banco de México, con el carácter
de agente financiero del Gobierno Federal.
16.2. Petrobonos.- Los petrobonos son certificados de participación que representan derechos de
sus titulares a una parte alícuota de la propiedad del volumen de petróleo dado en fideicomiso, así
como del producto de la venta del mismo patrimonio fideicomitido. Ese fideicomiso cuenta como
patrimonio con barriles de petróleo crudo, que el gobierno adquiere de Petróleos Mexicanos.
El primer Petrobono se emitió en 1971, durante el sexenio de José López Portillo. Sus características
fueron esencialmente similares a las de las emisiones vigentes, una cantidad fija de barriles de
petróleo como respaldo de cada bono, un plazo de tres años, un rendimiento mínimo garantizado
(equivalente a intereses) pagables al trimestre y un valor de amortización, convertido al tipo de
cambio peso/dólar vigente a la fecha de la amortización.
En el año de 1982 se introdujeron cambios que tuvieron múltiples implicaciones en ellos, porque se
decidió aplicar el tipo de cambio controlado al valor de amortización del instrumento, régimen que
existe hasta la fecha. También, se decidió denominar el rendimiento mínimo garantizado de cada
emisión no en una cantidad fija de pesos, como había sido anteriormente, sino en barriles de
petróleo, con un precio mínimo garantizado de petróleo, convertido al tipo de cambio controlado
vigente.

Unidad 17. Acciones derivadas de los títulos de crédito.


17.1. Concepto de acción cambiaria.- Casos en los que procede esta especial acción cambiaria:
• En caso de falta de aceptación o de aceptación parcial;
• En caso de falta de pago o de pago parcial;
• Cuando el girado o el aceptante fueren declarados en estado de quiebra o de concurso.
En los casos 1 y 3 la acción puede deducirse aun antes del vencimiento por el importe total de la
letra, o tratándose de aceptación parcial, por la parte no aceptada. Si bien es cierto, como fácilmente
ha podido apreciarse, que el precepto transcrito hace referencia, de modo exclusivo, a la acción
derivada de la letra de cambio, es pertinente aclarar que, con las salvedades resultantes de las
figuras de la aceptación y del girado, en lo demás es aplicable al pagaré.
17.2. Carácter ejecutivo de la acción cambiaria.- Esta acción se ejercita por la vía ejecutiva sin
necesidad de que reconozca previamente su firma el o los demandados, y contra ella sólo pueden
oponerse las excepciones y defensas que enumera la LGTOC. Por ejercitarse en la vía ejecutiva,
regirán el procedimiento del Código Civil y también se aplicará el código de procedimientos que
corresponda a la localidad. Este procedimiento por su brevedad implica una cómoda situación del
acreedor, quien no se le ve la necesidad de acudir a los procesos normales y procedimientos
ordinarios, que como conocemos en la práctica son tardados.
17.2.1. Acción cambiaria directa.- Sólo es procedente, en el caso de la letra de cambio, en contra del
aceptante o de sus avalistas; en los demás títulos de crédito, en contra del obligado principal y de
sus avalistas.
17.2.2. Obligados contra quienes se ejercita.- Esta acción cambiaria directa sólo procede en contra
de los obligados principales en los respectivos títulos de crédito, que, en caso de ser varios,
responden solidariamente, según se ha expresado con anterioridad, pues todos ellos se consideran
obligados primigenios.
17.2.3. Acción cambiaria en vía de regreso.- Sólo es deducible en contra de cualquier obligado que
no lo sea en forma directa esto es, el girador en el caso de la letra de cambio, los endosantes y sus
avalistas en la misma letra de cambio y en todos los demás títulos de crédito.
17.2.4. Obligados contra quienes se ejercita.- El último tenedor del documento puede ejercitar esta
acción cambiaria en contra de todos los obligados a la vez, pero también sólo en contra de algunos
de ellos, sin perder la acción que se asiste en contra de los demás, y sin obligación de seguir el orden
que guarden sus respectivas firmas. El mismo derecho asiste a cualquier obligado que pague el
documento, en contra de los signatarios anteriores y, por supuesto, del obligado principal y sus
avalistas.
17.3. Prestaciones exigibles mediante el ejercicio de la acción cambiaria.- El último tenedor de un
título de crédito puede exigir, mediante esta acción cambiaria, el pago de los siguientes conceptos:
• El importe del documento.
• Los intereses al tipo legal, o bien, cuando lo permita la ley, al tipo estipulado, contados
desde el vencimiento.
• En su caso, los gastos de protesto y demás realizados legítimamente.
Por su parte, el obligado en vía de regreso que pague el documento, podrá exigir:
• El rembolso de lo que hubiere pagado, no así el de los gastos y costas a los que haya sido
condenado.
• Los intereses al tipo legal, o los convenidos en el documento, computables desde la fecha
en que haya cubierto su importe.
• Los gastos de cobranza y demás que haya efectuado legítimamente
17.4. Caducidad y prescripción de la acción cambiaria.- Cuando se da la caducidad de la acción
cambiaria, quiere decir que esta no nació a la vida jurídica; y la prescripción ocurre cuando no
obstante que el derecho a accionar cambiariamente sí nació, este prescribe por su no ejercicio
dentro de los plazos que determine la ley.
La Caducidad ocurre cuando:
• El título no es presentado en tiempo para su aceptación o para su pago y,
• Porque el protesto no se levante conforme los términos establecidos en el Código de
Comercio.
La prescripción, ocurre en la siguiente forma: en la vía directa prescribe en 3 años a partir del día
del vencimiento. La prescripción en la vía de regreso del último tenedor prescribe en un año
contando desde la fecha del vencimiento. La acción cambiaria del obligado de regreso, contra los
demás obligados anteriormente prescribe en 6 meses, contados a partir del pago voluntario o de la
fecha de notificación de la demanda.
17.5. Acciones mercantiles ordinarias derivadas de la falta de pago de los títulos de crédito.-
• Puede cargar o pedir a los demás obligados que le abonen en cuenta el importe del
documento, incluidos los intereses y demás gastos legítimos.
• Puede girar a su propio cargo y a la vista, a favor de sí mismo o de un tercero, una nueva
letra de cambio por el importe de la anterior, incluidos, una vez más, los intereses y gastos
legítimos.
17.5.1. Acción causal.- Si de la relación que dio origen a la emisión o transmisión de la letra se deriva
una acción, ésta subsistirá a pesar de aquéllas, a menos que se pruebe que hubo novación. Esa
acción debe intentarse restituyendo la letra al demandado, y no procede sino después de que la
letra hubiere sido presentada inútilmente para su aceptación o para su pago. Para acreditar tales
hechos, y salvo lo dispuesto en el párrafo que sigue, podrá suplirse el protesto por cualquier otro
modo de prueba. Si la acción cambiaria se hubiere extinguido por prescripción o caducidad, el
tenedor sólo podrá ejercitar la acción causal en caso de que haya ejecutado los actos necesarios
para que el demandado conserve las acciones que en virtud de la letra pudieran corresponderle.
El ejercicio de esta acción causal exige, como requisito de procedibilidad, la previa restitución de la
letra, con lo cual se priva al demandante de la posibilidad de ejercitar ambas acciones.
17.5.2. Acción de enriquecimiento ilegítimo.- En el supuesto de una letra de cambio no cobrada, en
razón de que se haya extinguido por caducidad la acción en contra del girador de una letra, y se
carezca de acción causal contra el mismo y cambiaria o causal en contra de los demás signatarios,
queda al tenedor la posibilidad de ejercitar en contra del citado girador la suma de que se haya
enriquecido y con ello causado daño al reclamante. Sin embargo, debe tenerse muy presente que
esta acción prescribe en un año, contado desde el día en que haya caducado la acción cambiaria.
Algunas de las acciones antes referidas parecieran relacionarse exclusivamente con la letra de
cambio, por lo que resulta ilustrativo añadir que, en lo conducente, es posible su ejercicio con
motivo de otros títulos de crédito, como el pagaré, el cheque, las obligaciones, así como el
certificado de depósito y el bono de prenda.

Unidad 18. Excepciones oponibles contra las acciones derivadas de los títulos de crédito; su
reivindicación, cancelación y reposición de los títulos de crédito en caso de robo o extravío.
Si bien la mayor parte de los aspectos procesales inherentes a los títulos de crédito se encuentran,
como es lógico, dentro del articulado procesal del Código de Comercio, aquí resulta necesario volver
sobre el alcance de la autonomía del derecho cambiario, para dejar sentado que no se agota en la
esfera sustantiva, sino que incursiona también en el terreno procesal, indudablemente como una
muestra más de que incluso en esta esfera litigiosa los títulos de crédito ocupan un lugar propio.
18.1. Concepto de excepción.- La doctrina procesalista, sobre el particular, apunta que las
excepciones son los hechos impeditivos, modificativos o extintivos de las pretensiones del
demandante, al paso que las defensas, también llamadas excepciones perentorias, son destructivas
de tales pretensiones.
18.2. Diferencia entre excepciones propias y entre excepciones impropias ó defensas.- Son
excepciones propias la de compensación y la de prescripción, mientras que deben catalogarse como
impropias o defensas, las de pago, novación y remisión.
18.3. Efectos derivados de la oposición de excepciones propias o dilatorias.- La consecuencia de
estas excepciones consiste en que el demandado admite o reconoce la existencia del derecho que
reclama el actor, pero invoca los apuntados hechos impeditivos, modificativos o extintivos, como la
compensación y la prescripción, que el juez habrá de valorar y admitir o no en la sentencia.
18.4. Efectos derivados de la oposición de excepciones impropias o perentorias.- Estas excepciones
van encaminadas a destruir las pretensiones del actor, en este caso por la fuerza de la ley respectiva,
y seguramente por ello se les conoce también como defensas sus prototipos son el pago, la novación
y la remisión, que en verdad no penden el exterminio de las pretensiones del demandante, en razón
de que sus efectos están claramente previstos en el Código Civil.
18.5. Contra las acciones derivadas de los títulos de crédito sólo proceden las excepciones
contenidas en el artículo 8º de la LGTOC y no las del artículo 1403 del Código de Comercio.- Relación
de excepciones y defensas que, según nuestra Ley, son las únicas oponibles frente a las acciones
cambiarias:
I. Las de incompetencia y de falta de personalidad en el actor.
II. Las que se funden en el hecho de no haber sido el demandado quien firmó el documento.
III. Las de falta de representación, de poder bastante o de facultades legales en quien suscribió
el título a nombre del demandado, salvo lo dispuesto en el artículo 11.
IV. La de haber sido incapaz el demandado al suscribir el título.
V. Las fundadas en la omisión de los requisitos y menciones que el título o el acto en él
consignado deben llenar o contener, y la ley no presuma expresamente o que no se haya
satisfecho dentro del término que señala el artículo 15.
VI. La de alteración del texto del documento o de los demás actos que en él consten, sin
perjuicio de lo dispuesto en el artículo 13.
VII. Las que se funden en que el título no es negociable.
VIII. Las que se basen en la quita o pago parcial que consten en el texto mismo del documento,
o en el depósito del importe de la letra en el caso del artículo 132.
IX. Las que se funden en la cancelación del título, o en la suspensión de su pago ordenada
judicialmente, en el caso de la fracción II del artículo 45.
X. Las de prescripción y caducidad y las que se basen en la falta de las demás condiciones
necesarias para el ejercicio de la acción.
XI. Las personales que tenga el demandado contra el actor artículo 80.
Atento lo expuesto, parece indudable que son excepciones propias o dilatorias las previstas en las
fracciones I, III, IV, V, VI, VII y X. En cambio, son excepciones impropias, perentorias o defensas, las
referidas en las fracciones II, VIII y IX. En cuanto a la fracción XI, el verdadero carácter de defensas
o excepciones resultará de las personales que oponga el demandado.
Además de lo expuesto, parece necesario evocar aquí el texto del arto 1403 del Código de Comercio
conforme al cual son admisibles, en contra de cualquier otro documento mercantil que traiga
aparejada ejecución, las excepciones que ahí se consignan. Sin embargo, no debe caber duda sobre
que tal precepto no es aplicable a los procedimientos cambiarios que aquí se examinan, ante el claro
texto del ya citado artículo 80, pero también del 167 de nuestra LGTOC, que al referirse a la acción
cambiaria apunta, con toda claridad, que: “contra ella no pueden oponerse sino las excepciones y
defensas enumeradas en el artículo 80”.
18.6. Extravío, robo, destrucción, mutilación o deterioro grave de un título de crédito.- Nuestro
régimen legal en materia de rehabilitación de un título de crédito desaparecido o destruido parcial
o totalmente, no es uniforme, pues dispensa un tratamiento diverso, se esté en presencia de uno
nominativo negociable, al portador o nominativo no negociable.
Ello, por lo demás, tiene una lógica explicación, si se atiende a que en los tres casos la ley de
circulación es diversa, y cualquier procedimiento para recuperar, reponer u obtener el pago de
alguno de ellos debe atender a su mayor o menor posibilidad de que haya circulado. Incluso de
buena o de mala fe.
• Títulos nominativos. En caso de robo, pérdida o deterioro de un título nominativo, lo que
debe hacer es solicitar la cancelación ante la persona que lleve el registro de los títulos sin
necesidad de intervención judicial. También puede optar porque se le reponga el
documento, por la misma razón de que la propiedad se encuentra controlada
registralmente. La única limitación existente es que el creador del título tiene facultades
para exigir que el tenedor garantice la cancelación o reposición solicitada.
• Títulos al portador. Cuando se deterioran de manera que es imposible su circulación pero
conservan sus datos esenciales, se puede pedir su reposición, con la diferencia de que en
este caso, la pretensión se plantea judicialmente, en la vía voluntaria. Si se trata de extravío,
robo o destrucción, no hay cancelación ni reposición porque la posesión legitima la
propiedad sobre el documento no existe. En cambio los títulos a la orden, como expresan
el nombre del beneficiario, pueden ser cancelados o repuestos judicialmente en la vía
voluntaria artículo 634.
• Títulos a la Orden. En este caso solo existe la previsión de hacer saber el hecho al emisor y
si transcurre el término de la prescripción y no es cobrado por tenedor de buena fe, el
denunciante puede recuperar su valor. Cuando se solicita la cancelación o reposición de un
título girado a la orden, es necesario que el peticionario haya realizado las siguientes
diligencias:
a) Informarle al librado o aceptante sobre la pérdida o destrucción del título, con el fin
de que no lo acepte o no lo pague. Solicitar al juez que conozca las diligencias, que
prohíba la aceptación o pago del título según el caso.
b) Si un título ya fue aceptado y solo está pendiente de cobro, esta medida se realiza
sin necesidad de constituir fianza.
c) Avisar al librado y al último endosatario sobre la pérdida del título.
• Procedimiento. La persona interesada en la cancelación o reposición presentará su solicitud,
cumpliendo los requisitos del artículo 637 del Código de Comercio, de esta solicitud, el juez
debe hacérsela saber a la persona que señale como signatario del título. El actor puede pedir
que se ordene la suspensión del cumplimiento de las obligaciones caratulares. El juez puede
acceder si el actor otorga garantía suficiente y lo facultará para ejercitar aquellos derechos
que podría hacer valer durante el procedimiento de cancelación artículo 639. El juez ordena
la publicación de un extracto de la solicitud en el Diario Oficial y en otro periódico de mayor
circulación en el país. Transcurridos treinta días de la fecha de la publicación, si no se
presentare oposición, se dicta la resolución que resuelve la solicitud artículo 641, lo resuelto
por el juez causa ejecutoria 30 días después de la fecha de notificación si el título ya hubiere
vencido; y 30 días después de la fecha de vencimiento, si no hubiere vencido aún.
• Circunstancias de la cancelación y reposición. (Artículos 643 al 645, 647 al 649 Código de
Comercio) Si la persona de quien se reclama la cancelación (demandados), niega haber
suscrito el título, se sobresee el procedimiento, sin perjuicio de su responsabilidad si
incurrió en perjuicio. Obtenida la cancelación del título, si los obligados se niegan a pagar,
la copia de la sentencia legitima al reclamante para ejercitar sus derechos derivados del
título. Cuando el título está vencido o vence durante el procedimiento, se puede pedir al
juez que ordene el depósito del valor del título a disposición del tribunal. Durante el
procedimiento, se puede pagar por depósito por cualquier signatario. Cuando se decreta la
cancelación de un título no vencido, se ordena que los signatarios suscriban el substituto,
pudiéndolo traer el juez en caso de rebeldía. El título vence treinta días después del
vencimiento del título cancelado. Un tercero puede oponerse a la cancelación del título,
pero debe exhibirlo, lo cual supone que esa oposición se basa en que el título existe y, por
último, aun cuando el tenedor del título no hubiere manifestado oposición a las diligencias
de cancelación, conserva sus derechos contra quien obtuvo la cancelación y el cobro del
título.
• Reivindicación de los títulos de crédito. En caso de que los títulos de crédito por su
naturaleza de bienes muebles, sean poseídos por otra persona que no sea el legítimo
tenedor, por extravío o robo, puede proceder la reivindicación de los mismos, mediante un
juicio de cognición, y su trámite sería en la vía sumaria. Solamente procede en los títulos
creados en forma nominativa o a la orden. Los títulos al portador no son reivindicables.

Unidad 19. Títulos de crédito bancarios.


19.1. Certificados de aportación patrimonial (CAPS).- Los CAPS son obligaciones que tienen el
carácter de títulos de crédito que emite BANOBRAS (Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos,
S.N.C.) para lograr financiamiento en su calidad de Banca de Desarrollo. Son títulos de crédito,
incorporan derechos primordialmente de crédito.
19.1.1. Evolución legislativa del servicio público de la banca y crédito.- A partir de septiembre de
1982, se vino desenvolviendo la actividad bancaria desde el punto de vista administrativo. En efecto,
si hasta 1982 la actividad bancaria sólo había sido objeto de autorización gubernativa federal,
otorgada por conducto de la SHCP, a partir del 1° de septiembre de ese año se transformó en
actividad estatal, pero sin llegar a convertirse en servicio público, pues el Presidente en turno sólo
invocó razones de interés público para expropiar los activos bancarios, así como las acciones de las
entidades crediticias.
Sin embargo, como igualmente se apuntó, a fines de 1982 se reformó el artículo 28 de la CPEUM,
para consagrar legislativamente el carácter de servicio público que desde entonces se atribuyó al
ejercicio de la banca y del crédito.
Ulteriormente, en 1985, y en congruencia con la citada reforma constitucional, se expidió la Ley
Reglamentaria del Servicio Público de Banca y Crédito (LRSPBC), que, entre muchas otras
disposiciones, contenía la relativa a la transformación de las entidades bancarias en organismos
decididamente prestadores del referido servicio público, así como la concerniente a la
estructuración del capital social, ahora representado por certificados de aportación patrimonial.
Finalmente, en julio de 1990, y tras de las pertinentes reformas constitucionales, se reprivatizó la
actividad bancaria, que por tanto dejó de considerarse como servicio público, y con ello los
certificados de aportación patrimonial reasumieron su calidad de acciones, pues a la sazón las
entidades bancarias volvieron a transformarse en sociedades anónimas.
También como resultado del nuevo escenario crediticio, quedó abrogada la LRSPBC, pues en su lugar
se expidió la vigente LIC, publicada en el DOF del 18 de julio de 1990.
19.1.2. Los certificados de aportación patrimonial como títulos representativos del capital social de
las instituciones de crédito integrantes de la banca de desarrollo, conforme a la Ley de instituciones
de Crédito vigente.- Es necesario, ante todo, dejar aclarado que las instituciones de banca de
desarrollo forman parte de la administración pública federal, con el carácter de sociedades
nacionales de crédito, y que se rigen por sus respectivas leyes orgánicas, sin perjuicio de que
también deben ajustar su actuación, en lo conducente, a la LIC, por lo que hace a su régimen
interior, se ajustan a los reglamentos orgánicos que para cada una de ellas ha expedido la SHCP. En
cuanto al capital social de las mismas, se mantiene representado por los certificados de aportación
patrimonial antes anunciados, puesto que estas entidades no han readquirido la calidad de
sociedades anónimas. Pues bien, estos certificados, a pesar del texto legal respectivo, no son
precisamente títulos de crédito ya que primordialmente están regulados por la citada ley bancaria,
y sólo en lo no previsto por ella deben ajustarse a la LGTOC.
19.1.3. Concepto y naturaleza jurídica.- Aunque forman parte de los títulos de crédito, en rigor no
es posible reconocerles tal carácter, ya que no están llamados a circular libremente, y en verdad
carecen de un efectivo valor nominal, en la inteligencia de que, por razón natural, son siempre
nominativos y de circulación restringida.
19.1.4. Clasificación de los certificados de aportación patrimonial.- Estos documentos se expiden en
dos series: la A, representativa del 66 % del capital social, y la B, del 34 % restante. Los de la serie A
deben emitirse en un título único, mientras que los de la serie B podrán representarse en uno o más
títulos.
19.1.5. Restricciones aplicables a la adquisición y negociación de los certificados de aportación
patrimonial.- Los certificados serie A sólo pueden estar en manos del Gobierno Federal, los serie B
son, en principio, de libre circulación, pero, salvo el citado Gobierno Federal, nadie puede ser titular
de certificados B que representen más del 5 % de capital pagado de la institución respectiva. Sin
embargo, la SHCP puede, mediante reglas de carácter general, permitir que entidades de la
administración pública federal, gobiernos de las entidades federativas y municipios puedan adquirir
certificados de la serie B, pero siempre con dicho máximo porcentual. En cambio, de ninguna
manera pueden participar en el capital de estas instituciones las personas físicas o morales
extranjeras y tampoco las sociedades mexicanas que no contengan en sus estatutos la cláusula de
exclusión directa e indirecta de extranjeros.
Finalmente, la forma, proporciones y demás condiciones aplicables a la tenencia de estos
certificados, debe ajustarse a las reglas expedidas al efecto por la SHCP, con apego a las respectivas
leyes orgánicas, y también con observancia de los requerimientos sectoriales y regionales de estas
entidades.
19.1.6. Derechos derivados de la adquisición de certificados de aportación patrimonial:
• Participación en las utilidades de la emisora y, llegado el momento, en la cuota de
liquidación.
• Los pertenecientes a la serie B son de igual valor y confieren los mismos derechos a sus
tenedores, como son:
a) Designar y remover, en el seno de la comisión consultiva, a los miembros del
consejo directivo y a los comisarios de la serie de que se trata.
b) Integrar la comisión consultiva prevista por el artículo 45, LIC, cuyas facultades se
ajustan a su denominación, pues sólo puede opinar y formular propuestas al
consejo directivo, si bien le corresponde designar y remover a los consejeros y
comisarios de la propia serie B.
c) Suscribir los certificados que se emitan en caso de aumento del capital social.
d) En caso de reducción del propio capital social, recibir el importe de los certificados
a su valor en libros conforme al último estado financiero aprobado por el consejo
directivo.
e) Otros de menor importancia, consignados en la misma LIC.
En cuanto a estos certificados serie B, las entidades emisoras deben llevar un registro con los datos
relativos a sus tenedores y a las transmisiones que se realicen, por cuanto sólo pueden considerar
como propietarios a quienes aparezcan inscritos en tal registro, lo cual, como en el caso de las
acciones emitidas por las sociedades anónimas, torna por demás dudoso su carácter como títulos
de crédito.
19.1.7. Autoridades que intervienen en la emisión y negociación de los certificados de aportación
patrimonial.- Las máximas facultades en lo que se refiere a todo lo relacionado con la emisión y
circulación de estos certificados, corresponden a la SHCP, mediante disposiciones de carácter
general, e incluso conforme a los reglamentos orgánicos que está facultada para expedir. Cualquier
adquisición irregular de estos certificados acarreará la pérdida de los mismos a favor del Gobierno
Federal.
19.2. Acciones de las sociedades anónimas bancarias.- La mecánica de las acciones bancarias en
cuanto a las sociedades anónimas, se rige por las disposiciones relativas de la LGSM, si bien son
fáciles de entender las razones por las que la ley bancaria consigna una serie de reglas específicas,
prácticamente todas ellas encaminadas a mantener un cuidadoso esquema propiciatorio del
conocimiento y vigilancia de los tenedores.
19.2.1. Breve referencia respecto a la emisión, concepto, clasificación y negociación de las acciones
representativas del capital social de las sociedades anónimas.- Puesto que el capital de toda
sociedad anónima se divide en acciones, debe recordarse aquí que las mismas están representadas
por títulos nominativos que sirven para acreditar y transmitir la calidad y los derechos de socio. Su
carácter de títulos de crédito presenta serias dudas, a continuación se mencionan: En efecto, la
LGSM dispone que se regirán por las disposiciones relativas a valores literales, en lo que sea
compatible con su naturaleza pero independientemente de lo anterior, estos títulos carecen de los
atributos de incorporación y de literalidad. Del primero, por cuanto no son suficientes para ejercitar
los derechos que en los mismos se consignan, ya que para ello es indispensable que el accionista se
encuentre inscrito en el libro correspondiente. Por lo que se refiere al principio de la literalidad no
consignan derecho literal de especie alguna, pues, tanto el rembolso de su valor nominal como el
pago de los dividendos, están igualmente condicionados por circunstancias extra documentales,
como lo son la situación patrimonial de la emisora, la percepción o no de utilidades y el acuerdo del
órgano social respectivo.
19.2.2. Disposiciones que regulan a las acciones de las sociedades anónimas bancarias, en la Ley de
Instituciones de Crédito vigente y en la Ley de Sociedades Mercantiles.- Todo lo aplicable a las
acciones en las sociedades anónimas lo es para los títulos de las anónimas bancarias, con algunas
salvedades por el interés que tiene el Estado en la tenencia accionaria de estas entidades, que por
razón natural son las más importantes del país desde el punto de vista financiero y crediticio.
El capital de las entidades bancarias está formado por una parte ordinaria y, potestativamente, por
un segmento adicional. El capital social ordinario está integrado por las acciones de la serie O,
mientras que el adicional, por las acciones de la serie L, que no pueden exceder del 40 % del capital
ordinario, y en todo caso previa autorización de la CNBV. Se trata de títulos íntegramente pagados
que físicamente no obran en poder de sus titulares, permanentemente deben estar depositados en
el INDEVAL.
19.2.3. Derechos que otorgan a sus tenedores las distintas series de acciones emitidas por las
instituciones de crédito integrantes de la banca múltiple.- Las acciones serie L, son de voto limitado
sus tenedores sólo pueden emitirlo cuando se trate el cambio de objeto, la fusión, escisión,
transformación, disolución y liquidación de la sociedad, o bien la cancelación de su inscripción en
bolsa de valores. A cambio pueden conferir el derecho a un dividendo preferente y acumulativo, y
también a un dividiendo superior al de las acciones ordinarias a condición de que existan
disposiciones sobre este punto en los estatutos sociales, sin pasar por alto que los dividendos a favor
de esta serie no podrán ser inferiores a los asignados a otras series.
19.2.4. Restricciones respecto a su adquisición y negociación.- Aunque las acciones de ambas series
son de libre circulación no pueden llegar a manos de personas morales extranjeras que tengan el
carácter de autoridad y, cuando opere una transmisión de acciones serie O por más del 2% del
capital social deberá darse aviso a la SHCP, dentro de los tres días hábiles siguientes.
Cualquier persona física o moral puede adquirir el control de las acciones serie O, para ello se
requiere la previa autorización de la SHCP, cuando la adquisición exceda del 5% del capital social,
siempre sin olvidar que ninguna acción puede llegar a manos de personas morales extranjeras que
tengan el carácter de autoridad.
19.3. Certificados de depósito bancario de dinero a plazo.- Muchas son las formas en las que es
posible documentar las operaciones pasivas de los bancos, que no ofrecen sustanciales diferencias
entre sí, pues en todo caso se operan mediante títulos de crédito.
19.3.1. Concepto.- Se trata de documentos exclusivamente operables por estas instituciones de
crédito, destinados a colocarse en un determinado sector del público inversionista que acude a ellos
por razón del plazo y de los rendimientos pactados.
19.3.2. Naturaleza jurídica.- Se trata de documentos que se expiden y operan individualmente, con
la calidad de causales, por la obvia razón de que en ellos se indica su origen, que no es otro que el
contrato de depósito celebrado entre el inversionista-depositante y la entidad crediticia-
depositaria.
19.3.3. Requisitos legales.- Deben consignar:
• La indicación de que se trata de certificados de depósito bancario de dinero.
• Mención del lugar y fecha en que se suscriben.
• Nombre y la firma del emisor.
• La suma depositada.
• El tipo de interés que se pacte.
• El régimen de su pago y
• El plazo para el retiro del depósito, e igualmente el lugar señalado para ello.
19.3.4. Derechos derivados de la adquisición de los certificados de depósito bancario de dinero a
plazo.- Los tenedores de estos títulos tienen derecho a percibir intereses y, como es de suponerse,
al rembolso de la suma depositada.
19.3.5. Carácter ejecutivo.- Estos certificados traen aparejada acción ejecutiva para el caso de falta
de pago, si bien existe la necesidad de satisfacer un previo requisito de procedibilidad, constituido
por el requerimiento de pago, que debe efectuarse ante fedatario público.
19.4. Bonos bancarios y sus cupones.- Podrán expedirse con cupones para el pago de intereses y si
es el caso, con recibos de las amortizaciones parciales. Además, podrán amparar uno o más bonos.
Por lo demás, las emisoras están legalmente facultadas para amortizar anticipadamente los bonos,
siempre que en el acta de emisión o en la publicidad y en los títulos respectivos se expongan
claramente los términos, fechas y condiciones del pago anticipado.
19.4.1. Concepto.- Estos títulos, se emiten en serie, pero al igual que los antes examinados,
configuran un crédito, en este caso colectivo, a cargo del banco emisor, con la circunstancia de que
siempre se operan al portador.
19.4.2. Naturaleza jurídica.- En su calidad de títulos de crédito, también son de carácter causal.
19.4.3. Requisitos legales de los bonos bancarios. Deben contener:
• La mención de ser bonos bancarios al portador.
• El lugar y la fecha en que se suscriben.
• Nombre y firma de la emisora.
• El importe de la emisión, así como el número y valor nominal de cada bono.
• El tipo de interés pactado.
• Los plazos para el pago de intereses y para el rembolso del capital.
• Las condiciones y formas de amortización.
• El lugar de pago.
• Plazos o términos y condiciones del acta de emisión.
19.4.4. Derechos derivados de la adquisición de los bonos bancarios.- Les asisten derechos
corporativos, consistentes en su participación en asambleas de tenedores, que tienen por objeto la
resolución sobre la conformidad o no con cualquier modificación a los términos, fechas y
condiciones de pago, que deberá ser aceptada por un mínimo del 75% de los tenedores, en la
inteligencia de que estas asambleas deberán convocarse mediante una publicación en el DOF y en
algún periódico de amplia circulación nacional, por lo menos quince días antes de la fecha señalada
para la asamblea.
19.4.5. Carácter ejecutivo del título.- En razón de la naturaleza cambiaria de estos bonos, producen
acción ejecutiva en contra del banco emisor, previo el requerimiento de pago hecho ante fedatario
público, del que también se hizo referencia.
19.4.6. Requisitos para la emisión en serie.- Su punto de arranque está en la declaración unilateral
de voluntad del banco emisor, en la inteligencia de que los bonos de que se trata no llegan a las
manos de sus titulares, pues dicha emisora debe entregarlos en custodia al INDEVAL, y sólo está
obligada a proveer a los inversionistas de las necesarias constancias de tenencia.
19.4.7. Amortización de los bonos bancarios.- Lo normal es que la amortización de estos títulos se
realice en la forma y términos previstos en el acta de emisión, pero existe la posibilidad de modificar
los términos, fechas y condiciones de la amortización, con el acuerdo favorable de por lo menos el
75% de los tenedores y también de las personas que integren el consejo de administración del banco
emisor.
19.4.8. Derechos que otorgan sus cupones y bonos.- Rendimientos, rembolso del capital y
participación en asambleas de tenedores.
19.4.9. Autoridades que participan en la emisión, adquisición y negociación de los bonos bancarios.-
La única autoridad que interviene en la emisión de estos títulos es la CNBV, le corresponde aprobar
los términos del acta de emisión.
El depósito y custodia de estos documentos corresponde al INDEVAL, lo que revela, una vez más, el
propósito legislativo de vigilar y controlar la tenencia y circulación de estos valores, por cuanto de
ese modo cualquier negociación de los mismos precisará, en primer término, de una petición a la
emisora para que modifique la constancia o constancias del depósito, y ulteriormente al INDEVAL,
para que corra en sus registros las anotaciones necesarias.
19.4.10. Participación de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.- La intervención de la CNBV se
limita a la autorización de los términos en que debe redactarse la declaración unilateral de voluntad
de la emisora constante en el acta de emisión.
19.5. Obligaciones subordinadas y sus cupones.- Con posterioridad autorizada también a las
instituciones aseguradoras, según adiciones a la LGISMS, publicadas en el DOF del 18 de julio de
2006, así como a las afianzadoras, con arreglo a las reformas a la LFIF, publicadas en el mismo órgano
y fecha, que en realidad, cosa que a poco se verá, guarda una notable semejanza con los bonos
bancarios y, como era de esperarse con las obligaciones.
19.5.1. Concepto.- Son títulos seriales que se ajustan a los mismos requisitos y características de los
bonos bancarios, con algunas salvedades. A reserva de ello, conviene precisar que estos
documentos han alcanzado un gran auge en el mercado financiero nacional, sin duda atendidos
algunos de los atractivos que ofrecen a los inversionistas.
19.5.2. Naturaleza jurídica.- Son títulos de crédito a cargo siempre de un banco emisor y emitidos al
potador, en este caso rodeados de un esquema legal un tanto más complejo que el antes descrito
para los bonos bancarios.
19.5.3. Derechos derivados de la adquisición de obligaciones subordinadas.-
• Podrán ser convertibles o no en acciones del banco emisor, e incluso de conversión
voluntaria u obligatoria.
• Por el grado de su prelación, podrán ser preferentes o no. En el primer caso, cuando se
presente la liquidación o concurso mercantil de la emisora, se pagarán a prorrata, sin
distinción de fechas de emisión, una vez cubiertas las demás deudas de la institución, pero
antes de repartir a los accionistas o a los titulares de certificados de aportación patrimonial,
en su caso, el remanente social, y también antes de pagarse las obligaciones subordinadas
no preferentes.
• Sin embargo, la emisora podrá diferir el pago de intereses, el rembolso de capital y cancelar
el pago de intereses o convertir anticipadamente estas obligaciones.
19.5.4. Requisitos para su emisión en serie.- Estos títulos, emisibles en moneda nacional o
extranjera, deben ir también precedidos de una declaración unilateral de voluntad de la emisora,
que debe pasar previamente por el tamiz de las autoridades financieras.
19.5.5. El representante común de tenedores de obligaciones subordinadas.- La existencia de un
representante común de los obligacionistas es optativa, pero, en caso afirmativo, su designación
debe constar precisamente en el acta de emisión, en la que se consignarán sus derechos y
obligaciones, así como los casos, forma y términos en los que podrá ser removido y proceder a la
designación de quien haya de sustituirlo, a este personaje no le será aplicable lo previsto por la
LGTOC para el representante común de los obligacionistas.
19.5.6. Amortización de las obligaciones subordinadas.- Estos instrumentos deben amortizarse en
la forma y términos estipulados pero se requerirá la previa autorización del Banco de México para
efectuar amortizaciones anticipadas.
19.5.7. Autoridades que participan en la emisión, adquisición y negociación de las obligaciones
subordinadas.- Estos instrumentos tienen la declaración unilateral de voluntad de la emisora, la cual
debe ser objeto de la previa autorización por parte del Banco de México, una vez obtenida se hará
constar ante la CNBV. La solicitud debe acompañarse del proyecto relativo al acta de emisión, en la
que habrán de indicarse las condiciones con arreglo a las cuales se colocará la emisión.
La adquisición y negociación de estos valores se rigen por lo dicho a propósito de los bonos
bancarios, especialmente en lo que se refiere a su desmaterialización, resultante de que los
tenedores nunca tendrán en su poder los títulos respectivos, sino meras constancias de su depósito
en el INDEVAL, y respecto de su negociación, que sólo puede efectuarse mediante empleo de las
tantas veces referidas constancias.
19.5.8. Participación de la Comisión Nacional Bancaria (sic), previa autorización otorgada por el
Banco de México.- Estos instrumentos tienen la declaración unilateral de voluntad de la emisora, la
cual debe ser objeto de la previa autorización por parte del Banco de México, una vez obtenida se
hará constar ante la CNBV. La solicitud debe acompañarse del proyecto relativo al acta de emisión,
en la que habrán de indicarse las condiciones con arreglo a las cuales se colocará la emisión.
19.5.9. Inversión de pasivos captados a través de la colocación de obligaciones subordinadas.- Las
instituciones bancarias deben cumplir una disposición específica que limita la inversión de los
recursos obtenidos mediante la colocación de estos valores, podrán invertirse en los activos a que
se refieren las fracciones I, II y III del artículo 55 de la LIC, salvo aquellos que provengan de la
colocación de obligaciones subordinadas de conversión obligatoria a títulos representativos de
capital. Las citadas fracciones se refieren a la inversión en mobiliario, inmuebles, derechos reales
que no sean de garantía, capital en otras sociedades y gastos de instalación.

Unidad 20. Operaciones de crédito (contratos) y bancarias.


20. Concepto jurídico de operaciones de crédito.- Las mal llamadas “operaciones de crédito” en
realidad son contratos de crédito.
Para celebrar todo tipo de contratos de crédito se deben aplicar diversas disposiciones legales y las
dispuestas por el Código Civil a menos que las leyes respectivas exijan, para operar ciertos contratos
alguna concesión o autorización especial, en todas las operaciones de crédito los codeudores se
obligan de modo solidario, y de ese modo esta regulación difiere de lo previsto para las obligaciones
civiles.
20.1. Operaciones de crédito en sentido estricto.- Opinión que goza una persona de que cumplirá
puntualmente los compromisos que contraiga. Desde el punto de vista jurídico, el concepto no se
aleja mucho del gramatical. Efectivamente, y con referencia a la LGTOC, en toda apertura de crédito
el acreditante pone a disposición del acreditado una suma de dinero, que éste último queda
obligado a restituir, en unión de los accesorios.
20.2. Operaciones de crédito en sentido genérico.- Crédito (del latín credere), significa confianza.
De una persona en quien se cree, a la que se le tiene confianza, se dice que es persona digna de
crédito. Mas no siempre que hay confianza hay crédito en sentido jurídico, y sí hay ocasiones en que
el crédito se concede con ausencia de confianza (como cuando se da dinero a un comerciante para
que salga de situación angustiosa y, como no se confía en él, se le nombra un administrador para su
empresa, caso frecuente en la vida bancaria).
20.3 Concepto de operación bancaria (diferentes clases).- Son aquellas operaciones de crédito
practicadas por un banco de manera profesional, como eslabón de una serie de operaciones activas
y pasivas similares.
20.3.1. Activas.- Cuando el banco otorga el crédito (préstamos, descuentos, anticipo, apertura de
créditos, etc.), el banco puede entregar dinero bajo diversas condiciones (con garantías o sin ellas).
20.3.2. Pasivas.- Cuando el banco recibe dinero del cliente. El cliente entrega dinero y puede recibir
intereses por esta prestación (cuentas corrientes, la de ahorros, a plazo fijo, cédulas hipotecarias).
20.3.3. Neutras o de simple intermediación.- Son aquellas en las que el banco no se posiciona como
acreedor ni como deudor de sus clientes. Simplemente lleva a cabo una serie de servicios por los
cuales cobra unas comisiones. Algunas de las operaciones neutras más habituales son: domiciliación
de recibos, alquiler de una caja de seguridad y transferencias.
20.4. Diferencias entre operaciones de crédito y bancarias.- Las entidades bancarias pueden realizar
todo tipo de operaciones de crédito, si bien algunas de ellas les son exclusivas, como los depósitos
de dinero y de valores habitualmente, así como el descuento de créditos en libros, hoy
prácticamente desusado, y también la celebración habitual, reiterada y lucrativa de toda clase de
contratos de crédito e igualmente su actuación como fiduciarias. De esta suerte, operaciones de
crédito no celebradas en forma habitual y lucrativa, pueden ser celebradas por cualesquiera otras
personas físicas o morales, salvo, por supuesto, las reservadas a las instituciones bancarias. Otra
diferencia más entre las operaciones de crédito bancarias y las no bancarias consiste en la obligación
que, con motivo de las primeras, reportan las instituciones de crédito de mantener el tan
controvertido secreto bancario.

Unidad 21. Operaciones de depósito mercantil.


21.1. Nociones generales sobre el depósito mercantil. Este depósito se considera como un contrato
real, puesto que sólo existe y se perfecciona mediante la entrega al depositario de la cosa que
constituye su objeto.
21.1.1. Concepto.- Es un contrato por medio del cual el sujeto depositario recibe una cosa que le
confía el depositante, con la obligación de custodiarlo y devolverlo cuando lo requiera.
Puede ser regular, cuando se devuelve el mismo bien que se depositó e irregular cuando se devuelve
uno distinto de la misma especie y calidad.
21.1.2. Distinción entre depósito civil y mercantil.- Las diferencias entre ambos depósitos tienen una
connotación puramente objetiva, se estima mercantil el depósito si las cosas depositadas son objeto
de comercio, o si se hace a consecuencia de una operación mercantil, será depósito civil, por
exclusión, el que se realice entre no comerciantes y sin propósito alguno de comercializar los bienes
depositados.
21.1.3. Depósito mercantil de carácter regular e irregular.- Entiéndase por depósito regular el que
supone la actuación del depositario como mero custodio, y por lo mismo su obligación de devolver
exactamente los bienes recibidos. En tal supuesto, debe responder de los menoscabos, daños y
perjuicios que las cosas depositadas sufrieren por su malicia o negligencia.
Sera irregular cuando el depositario hace suya la cosa recibida, limitándose su obligación a devolver
una cantidad igual. Esto surge en el depósito de cosas fungibles, el depositario adquiere su
propiedad y puede consumirlas, devolviendo al final otras de la misma especie y calidad.
21.1.4. Depósito bancario de dinero.- Por medio de esta operación una persona puede depositar
dinero en un banco para que lo guarde o cuide y posteriormente le sea devuelto o restituido
21.1.5. Depósito bancario regular de dinero.- Este tipo de depósito puede considerarse como
verdadero, ya que al banco no se le transmite la propiedad y no podrá disponer de él, pero debe de
ser pactado. Esto acontece cuando el dinero se deposita en caja, saco o sobre cerrado de acuerdo
con lo estipulado o pactado.
21.1.6. Depósito bancario irregular de dinero en cuenta de cheques, de ahorro y de inversión en
cuenta corriente.- Cuando se trate de depósitos a la vista en cuenta de cheques, el cuentahabiente
tiene derecho de efectuar, sin cortapisa alguna, remesas en efectivo para abono de la cuenta, así
como de disponer, total o parcialmente y también a la vista, de la suma depositada, todo ello
mediante cheques librados a cargo del banco depositario. Además, de ordinario se faculta a los
depositantes para hacer depósito de remesas, esto es, de sumas consignadas en títulos de crédito,
pero en este caso los abonos se efectúan con arreglo a la condición “salvo buen cobro”, que además
los bancos suelen insertar en los documentos respectivos, con lo cual queda entendido que el abono
real operará una vez que el banco depositario, por su parte, haga efectivo el importe del documento
artículo 269.
Otras muchas posibilidades ofrece este tipo de depósitos, algunas de las cuales se apuntarán a
continuación:
• Expedición adicional de una tarjeta de débito.
• Acceso a la cuenta por internet.
• Abonos y cargos electrónicamente operados.
• Información electrónica permanente de saldos, abonos y cargos.
• Expedición gratuita de cheques de viajero.
• Diseño personalizado de cheques.
Como es de suponerse, algunos de estos servicios personalizados ameritan cargos adicionales, que
el banco efectúa al cuentahabiente.
21.2. Depósito bancario de títulos de crédito.- A menos que se estipule por escrito lo contrario este
depósito se considera regular, no se transfiere la propiedad al banco.
21.2.1. Depósito simple.- De cara a un depósito regular, esto es, no traslativo, el banco depositario
sólo queda obligado a la conservación material de los títulos, salvo que, siempre por escrito, el
depósito se constituya en administración; si, por el contrario, se trata de un depósito irregular, el
banco depositario queda autorizado para disponer de los títulos y, naturalmente, obligado a restituir
otros tantos de la misma especie.
21.2.2. Depósito de administración.- El banco se obliga a efectuar su cobro, así como a realizar todos
los actos conservatorios de los derechos del depositante. En caso de que sea necesario ejercitar
derechos accesorios u opcionales, o bien de efectuar pagos o exhibiciones de cualquier clase, el
depositante reporta la obligación de facilitar al banco el ejercicio de los derechos y a suministrarle
los recursos necesarios, por lo menos dos días antes del vencimiento de los plazos respectivos.
21.3. Depósito de mercancías en almacén general de depósito.- Los almacenes generales de
depósito son organizaciones auxiliares de crédito obligados a devolver exactamente los mismos
bienes o mercancías que se hayan depositado en su poder, en el estado en que los hayan recibido,
si bien sólo son responsables de su conservación aparente y de los daños que se les causen por su
culpa.
21.3.1. Naturaleza jurídica de los almacenes generales de depósito.- Son entidades consideradas por
nuestra legislación como organizaciones auxiliares del crédito y, consecuentemente, reguladas por
la Ley General de Organizaciones y Actividades Auxiliares del Crédito, para operar requieren
autorización de la SHCP, que la expide previa opinión de la CNBV y del BM en la inteligencia de que
deben constituirse y operar como sociedades anónimas con duración indefinida. Además, pueden
actuar en el desempeño de fideicomisos.
21.3.2. Depósito individualmente designado.- Los almacenes reportan la obligación de guardar las
mercancías o bienes depositados, cualquier afectación que sufran tales mercancías por razones que
no les sean imputables, y con ello se pueda afectar la seguridad o la salubridad, podrán proceder,
sin responsabilidad, a la venta o destrucción de las mercancías, con intervención de corredor
público, o bien con autorización de las oficinas de salubridad pública respectivas. Los daños que los
almacenes puedan sufrir como consecuencia de la descomposición o alteración de los bienes
depositados en esta forma serán por cuenta del depositante a menos que otra cosa se estipule de
manera a expresa en el respectivo certificado de depósito.
21.3.3. Depósito genéricamente designado.- Los almacenes quedan obligados a restituir otros
tantos de la misma especie y calidad. En el mismo supuesto, los almacenes responden, tanto de los
daños ocasionados por su culpa, como de los riesgos inherentes a las mercancías.
21.3.4. Derechos y obligaciones de los almacenes generales de depósito y de las personas
depositantes.-
Derechos y obligaciones de estos almacenes generales de depósito:
• Cuando se trate de mercancías sujetas al pago de derechos de importación no permitirán el
retiro sin la previa comprobación del pago de tales derechos, o bien de la conformidad de
las autoridades fiscales competentes.
• En caso de que sea necesario vender las mercancías sujetas a los aludidos derechos de
importación o a otros gravámenes fiscales, los almacenes responderán de tales conceptos
hasta por el producto de la venta.
• Los bienes depositados deberán ser retenidos por los almacenes sólo en caso de orden
judicial o de robo, extravío y demás circunstancias graves que afecten los certificados de
depósito o los bonos de prenda correspondientes; lo propio debe decirse del producto de
la venta, que operará en las mismas circunstancias antes referidas.
• Una vez cubiertos los antes mencionados conceptos, el producto de la venta se aplicará
también al pago de los adeudas a favor de los almacenes, conforme a los términos del
contrato respectivo.
• Por supuesto, el importe de la venta también deberá aplicarse, en su caso, al pago del valor
consignado en el bono o bonos de prenda y, por último, el sobrante quedará a disposición
del tenedor del certificado de depósito.
• Naturalmente, la suma que, en caso de siniestro, deba ser pagada por la institución
aseguradora respectiva, seguirá la suerte mencionada en los incisos anteriores.
• Para el caso de faltantes en bodegas propias, arrendadas o habilitadas, estos almacenes
deben constituir una reserva de contingencia que se ajustará a las reglas expedidas al efecto
por la SHCP.
Por lo que se refiere a los depositantes y tenedores de bonos de prenda, debe precisarse lo
siguiente:
• Ambos tienen como primordial derecho el de recibir el certificado de depósito o el bono de
prenda, según el caso:
• El tenedor del certificado y el que lo sea del bono o bonos de prenda, pueden recoger la
mercancía, total o parcialmente, en cualquier momento, siempre que devuelvan dicho
certificado, así como el bono o bonos de prenda correspondientes, y cubran el importe de
los conceptos a favor del fisco y de los almacenes.
Al tenedor de un bono de prenda asiste el derecho de obtener el pago de su crédito, pues, en caso
contrario, y previo el protesto respectivo, puede pedir que el almacén proceda a la venta de las
mercancías en remate público, a efecto de que, con el producto de la venta, se le cubra su crédito,
siempre en el orden de prelación antes mencionado, a cuyo efecto recuérdese que el último grado
de prelación corresponde al tenedor del certificado.

Unidad 22. Descuento.


22.1. Concepto.- Es una operación que se lleva a cabo en instituciones bancarias en las que éstas
adquieren pagarés o letras de cambio de cuyo valor nominal se descuenta el equivalente a los
intereses que generaría el papel entre su fecha de emisión y la fecha de vencimiento.
22.2. Elementos personales.-
• Descontador.- Que es el banco
• Descontatario del título.- Es el cliente del banco
El descuento es un derecho de crédito, de una persona acreedor para exigirle a un deudor el
cumplimiento de una obligación de hacer o no hacer (es lo contrario a una obligación).
22.3. Documentos objeto del descuento.- Sólo son descontables los documentos emitidos en dinero
como títulos de crédito, los cuales deben consignar una forma de vencimiento, incluso ser a la vista,
siempre que no hayan vencido.
22.4. Relación que guarda el descuento en la operación de factoraje o factoring.- Existen varios
puntos de semejanza entre este descuento y el factoraje, a tal punto que sería válido afirmar que,
el factoraje es el género y el descuento es una de sus especies. En ambos casos se trata de títulos
de crédito en numerario y a plazo, que el tomador adquiere con descuento de una parte de su valor
facial.
22.5. Diferencias entre el descuento de títulos de crédito y el descuento de crédito en libros.- El
descuento de créditos en libros es una operación que si en el pasado fue de muy escasa práctica, en
la actualidad resulta desconocida. A continuación se detallan las características del descuento de
créditos en libros, vistas las cuales resultará por demás fácil distinguirlo del descuento cambiario:
• No es necesario que los créditos estén documentados en títulos de crédito pero sí lo es que
aparezcan en los libros de un comerciante.
• Tales créditos deben ser exigibles a plazo fijo o con previo aviso, pero también fijo.
• Es también necesario que el deudor manifieste, previamente y por escrito, su conformidad
con la existencia del crédito.
• El contrato de descuento debe hacerse constar en una póliza, con mención detallada de los
créditos descontados, nombre y domicilio de los deudores, importe de los créditos, tipo de
interés pactado y términos y condiciones del pago.
• El comerciante descontatario debe entregar al descontador las letras giradas a favor de éste
último y a cargo de los deudores, en los términos convenidos para cada crédito.
• El banco descontador sólo podrá usar las letras cuando el descontatario lo faculte
expresamente para ello y no le cubra, a su vencimiento, el importe de los créditos
descontados.
• El comerciante descontatario se considera, para todos los efectos legales, como mandatario
del banco descontador, en lo que se refiere al cobro de los créditos.
Resulta indudable que las formalidades expuestas justifican el desuso de esta forma de descuento.

Unidad 23. Apertura de crédito.


23.1. Concepto y naturaleza jurídica.- Es aquel en virtud del cual un sujeto llamado acreditante, se
obliga a poner a disposición de otro llamado acreditado, una determinada cantidad de dinero, o
bien a contraer durante ese tiempo, una obligación a su nombre; y por su parte, el acreditado se
obliga a restituir ese dinero o a pagar la obligación contratada, en el término pactado. Permite la
posibilidad del cobro de intereses y/o comisiones. Cuando coloquialmente se habla de un préstamo
comercial, a lo que se está haciendo referencia, en términos generales, es al contrato de apertura
de crédito.
23.2. Elementos personales, derechos y obligaciones.-
• El acreditante. Es la persona que tiene como obligación poner una suma de dinero a
disposición de otra, o contraer por cuenta de esta una obligación para que se haga uso del
crédito concedido en forma y términos pactados.
• El acreditado. Es la persona que hace uso del crédito concedido por el acreditante en la
forma y términos pactados, por lo que queda obligado a su vez a restituir al acreditante las
sumas de que disponga, o a cubrirlo oportunamente por el importe de la obligación que
contrajo, y en todo casi a pagar los intereses, comisiones, gastos y otras prestaciones que
se estipulen.
23.3. Clasificación de la apertura de crédito.- En la práctica se emplean varias denominaciones para
el crédito de que se trata. Así, se mencionan los créditos comerciales, industriales, para fines
específicos, hipotecarios, prendarios, con garantía fiduciaria, así como los de dinero y de firma, que
suponen la actuación del acreditante frente a terceros, bien como avalista o como obligado directo,
en nombre propio, pero por cuenta del acreditado.
23.3.1. Por su objeto: de dinero o de firma.- En el primer caso dinero en efectivo se pone a
disposición el acreditado, y, en el segundo, de la obligación que asume el acreditante de aceptar,
suscribir, endosar o avalar títulos de crédito por cuenta del acreditado.
23.3.2. Por su forma de disposición. Simple o en cuenta corriente.-
• Simple: tiene como principal característica que termina cuando se agota la cantidad puesta
a disposición, o cuando expira el tiempo durante el cual existía obligación de ponerlo a
disposición; lo que suceda primero.
• En cuenta corriente: es aquel en virtud del cual el término permanece invariable, pero al
acreditado, conforme vaya haciendo uso del dinero puesto a su disposición, lo puede ir
regresando en remesas parciales, de modo que aunque disponga de parte del monto, el
límite máximo del crédito nunca se agote. Este tipo de apertura de crédito de denomina
también de saldos revolventes.
23.4. Garantías.- Puede decirse poco de las garantías otorgables a favor del acreditante, pues la ley
no establece sobre el particular limitación alguna; pueden ser personales o reales y constituirse
cualquiera que sea el mecanismo de la apertura de crédito, simple o en cuenta corriente, pero en
todo caso tales garantías se extienden, a menos que se estipule lo contrario, a todas las cantidades
de que disponga el acreditado.
23.5. Término del contrato de extinción de crédito.- En el supuesto de que no se estipule término al
contrato, cualquiera de las partes lo pueden dar por concluido en todo tiempo, notificando
adecuada y oportunamente a la otra, tras lo cual se extingue el crédito en la cantidad que no se
hubiere utilizado. Sin embargo, el acreditado debe pagar, salvo pacto diferente, los premios, las
comisiones y los demás gastos correspondientes a las sumas sobre las cuales, incluso, no haya
dispuesto, porque el contrato le permitió potencialmente haberlas utilizado. Cuando se hubiere
pactado de modo expreso un término al contrato, éste se extinguirá, cesando en consecuencia el
derecho del acreditado a hacer uso del crédito, con el simple acontecimiento del término fatal.
Cuando no se haya fijado expresamente un término y no se haya denunciado de manera unilateral,
se extingue, siempre que se presente alguna de las siguientes circunstancias:
• Por haber dispuesto el acreditado de la totalidad de su importe, a menos que el crédito se
haya abierto en cuenta corriente.
• Por la falta o disminución de las garantías pactadas a cargo del acreditado, ocurridas con
posterioridad al contrato, a menos que el acreditado suplemente o substituya debidamente
la garantía en el término convenido al efecto.
• Por hallarse cualquiera de las partes en estado de suspensión de pagos, de liquidación
judicial o de quiebra.
• Por la muerte, interdicción, inhabilitación o ausencia del acreditado, o por disolución de la
sociedad a cuyo favor se hubiere concedido crédito.
23.6. La apertura de crédito en cuenta corriente, como presupuesto para la expedición de tarjetas
de crédito.- Tal instrumento no es exclusivamente bancario; como es sabido, entidades no bancarias
emiten tarjetas de crédito, pero también es sabido que las instituciones de crédito están legalmente
autorizadas para expedirlas, si bien al efecto se precisa de un previo contrato de apertura de crédito
en cuenta corriente.

Unidad 24. Tarjeta de crédito.


24.1. Concepto y naturaleza jurídica.- Se trata de un documento que, por no estar destinado a
circular, sirve exclusivamente para identificar a quien tiene derecho a exigir la prestación respectiva
y tal es su verdadero carácter: documento apto para identificar al derechohabiente del crédito
concedido por el emisor de la tarjeta. En cuanto a naturaleza jurídica, tiene naturaleza propia.
24.2. Mecanismos de operación.- De acuerdo con las reglas de operación, las reglas de las tarjetas
de crédito previenen los siguientes rubros:
• Emisión de las tarjetas, cómo deben ser éstas.
• Emisión en base a un contrato de apertura de crédito.
• Estados de cuenta.
• Contratos con proveedores, establecimientos que se afilian a esa tarjeta.
• Disposiciones generales.
El contrato de apertura de crédito se abre en cuenta corriente, tiene un plazo mínimo de un año, el
acreditante pagará por cuenta del tarjetahabiente, bienes y/o servicios y solamente se puede pagar
con la tarjeta de crédito el importe de pagarés, de efectivos, etcétera. Al tarjetahabiente se le da un
NIP.
24.3. Clasificación.- Las hay nacionales e internacionales existen algunas con importe de crédito
limitado, junto a otras que lo tienen ilimitado; las hay generales, esto es, destinadas a usarse frente
a un número generalizado e indeterminado de proveedores, al paso que otras, no bancarias, sólo
pueden usarse en los establecimientos del comerciante emisor. Por supuesto, una importante
clasificación atiende al carácter bancario o no bancario de las tarjetas.
24.3.1. Tarjetas de crédito directas.- Son las que expide directamente el emisor, sea o no institución
bancaria, sin la participación de intermediario alguno, luego dicho emisor se evita así la celebración
de un contrato y el pago de la remuneración respectiva, resultantes de la actuación del
intermediario.
24.3.2. Tarjetas de crédito indirectas.- Cuando la tarjeta de crédito es promovida por un servidor,
quien aparece en la tarjeta y el crédito está otorgado por una entidad distinta.
24.4. Tarjeta de crédito bancaria como instrumento de disposición de un fideicomiso de inversión.-
En uso de sus facultades, el Banco de México podría aprobar la existencia, en manos de un banco
cualquiera, de un fideicomiso de inversión destinado exclusivamente al empleo de sus recursos
mediante el uso de tarjetas de crédito, el crédito disponible del total de las tarjetas solo podría ser
equivalente al importe del patrimonio fiduciario. Más aún no parece que hubiera algún
inconveniente en que dicho patrimonio estuviera formado con recursos de inversionistas
particulares, o tal vez mixtos.
24.5. Tarjetas de uso semejante a las de crédito.- Tarjetas que emiten ciertas empresas comerciales
para autorizar a sus clientes el pago con cheques personales, se trata de tarjetas cerradas, pues en
la generalidad de los casos sólo son admitidas en los establecimientos de la misma empresa. Pero
además, también son frecuentes las tarjetas de crédito igualmente cerradas que sí autorizan a sus
tenedores a disponer del crédito que les concede la empresa respectiva, para la adquisición de
bienes o de servicios que la misma provee.
24.6. Tarjeta de disposición de un contrato de depósito bancario de dinero en cuenta corriente.-
Cada vez es más frecuente que se utilice la tarjeta de crédito como mecanismo para disponer de
dinero en efectivo, así como el pago de bienes y servicios, si bien en este caso la tarjeta es de débito,
el usuario sólo la puede emplear dentro del monto de la suma depositada por lo que aquí también
se trata de un crédito concedido al banco por el tarjetahabiente.
24. 7. Marco jurídico aplicable a la operación de la tarjeta de crédito.-
• Usuario: es la persona natural o jurídica autorizada por los emisores para emplear la tarjeta
de crédito que se le entrega, luego de una previa evaluación de su buen crédito. Para poder
hacer uso de este medio de crédito es necesario ser aprobado por la entidad emisora,
aprobación que se concreta con la entrega que se hace al mismo de la respectiva tarjeta de
crédito para su uso.
• Entidad emisora.- las entidades emisoras pueden ser tres:
1. Empresas comerciales que emiten sus propios carnets de crédito, por los cuales tienden
a identificar a sus mejores clientes y a beneficiarlos con la apertura de créditos
generalmente limitados a cierta cantidad.
2. Entidades especializadas, dichas entidades son las que han creado el verdadero Credit
Card.
3. Entidades financieras; así tenemos a los bancos comerciales que son los últimos que han
ingresado en la realización de esta operación.
• Comerciantes.- Se hace necesario un circuito donde convencionalmente se acepte la
utilización del crédito que se ha concedido al usuario. Su aceptación no depende de la ley,
ni tampoco de la aceptación de solvencia del comprador, sino de la voluntad del vendedor
manifestada anticipadamente de integrar la lista de comercios adheridos con el fin de
aumentar sus ventas. Los vendedores abonan una comisión por las ventas realizadas a los
usuarios de las tarjetas de crédito, deducibles del valor de las mismas, pues han logrado
esta gracias al acercamiento que ha realizado la entidad emisora de la oferta y la demanda.
Ese acercamiento se realiza gracias a la publicidad que produce la entidad emisora de los
negocios adheridos, ya sea incluyéndolos dentro de las listas de comercios donde se pueden
utilizar los carnets de compra o dentro de las recomendaciones y ofertas.

Unidad 25. Crédito documentario y carta de crédito.


25.1. Concepto, requisitos y clases.- Es el medio de pago que ofrece un mayor nivel de seguridad en
las ventas internacionales, asegurando al exportador el cobro de su operación. Es una orden que el
importador da a su banco para que proceda al pago de la operación en el momento en que el banco
del exportador le presente la documentación acreditativa de que la mercancía ha sido enviada de la
manera convenida, garantizando el banco ese pago. Constituye un contrato independiente del de
compraventa.
Carta de crédito: Es un instrumento de pago, sujeto a regulaciones internacionales, mediante el cual
un banco (Banco Emisor) obrando por solicitud y conformidad con las instrucciones de un cliente
(ordenante) debe hacer un pago a un tercero (beneficiario) contra la entrega de los documentos
exigidos, siempre y cuando se cumplan los términos y condiciones de crédito.
25.2. El crédito documentario simple.- No es indispensable la intervención de un segundo banco,
pues nada impide que el propio banco otorgante del crédito, por disponer de oficina, agencia o
sucursal en el lugar de residencia del acreedor beneficiario, le notifique la existencia del saldo a su
favor, caso en el cual no se trataría de un crédito confirmado, sino de uno simple.
25.3. Unificación internacional de la normatividad bancaria aplicable al crédito documentario.- Con
el propósito de evitar conflictivas divergencias en la operación de estos créditos, y con ello los
devastadores resultados en perjuicio del comercio internacional, desde 1933 la Comisión de
Prácticas Bancarias de la Cámara de Comercio Internacional se dio a la tarea de recopilar y codificar
las hoy conocidas como Reglas y Usos Uniformes relativos a los Créditos Documentarios, que
periódicamente se han venido actualizando para ajustarlos a los nuevos requerimientos del
comercio internacional.
25.4. Clases de crédito documentario.- Revocable, irrevocable y confirmado.
25.4.1. Crédito revocable.- Si nada se indica en el documento respectivo el crédito será revocable
puede ser modificado o anulado en cualquier momento, sin necesidad de previa notificación al
beneficiario, pero el banco emisor deberá cubrir a la sucursal o al segundo banco cualquier
erogación efectuada, e incluso deberá rembolsarle el pago que regularmente hubiere efectuado
antes de recibido el aviso de revocación.
25.4.2. Crédito irrevocable.- El banco expedidor no puede modificar o revocar la prestación
prometida, que debe cumplir en los términos convenidos, en cuanto se satisfagan las condiciones al
efecto establecidas, salvo acuerdo en otro sentido de todas las partes interesadas. Pero la obligación
podrá ser no necesariamente de pago, sino de aceptación de un documento (letra de cambio,
pagaré u otro semejante) a favor de un acreedor, o bien, de comprar o negociar documentos
librados por el beneficiario a la vista o a plazo, a cargo del acreditado, o finalmente de garantizar la
compra o negociación por otro banco.
25.4.3. Crédito confirmado.- Es el mecanismo que ofrece al acreedor la máxima seguridad, y por ello
el preferido en el mercado internacional. En tales condiciones cuando el segundo banco extiende la
confirmación del crédito irrevocable, asume un compromiso en firme, complementario del asumido
por el banco emisor, y por lo mismo, una vez que los términos y condiciones del crédito se hayan
cumplido, deberá efectuar el pago, si el crédito es pagadero en su propio establecimiento, aceptar
los giros, si el crédito es utilizable en esa forma, o bien comprar o negociar los giros librados por el
beneficiario a cargo del banco emisor o del ordenante.
25.5. Obligaciones de las partes.- Del acreditado, del acreditante, del beneficiario y del confirmante.
25.5.1. Del acreditado.- Deberá asumir todas las obligaciones y responsabilidades que se deriven de
las leyes y costumbres en los países extranjeros e indemnizar a los bancos de todas las
consecuencias que ello pueda motivar. El banco puede abrir el crédito con o sin previa provisión de
fondos por parte del acreditado, o bien mediante empleo de una apertura de crédito. Por supuesto,
en este último caso, y en el de expedición sin previa provisión de fondos, el dador de la orden se
convierte en deudor del banco. En cambio, ante la previa provisión de fondos, en verdad el banco
asume la calidad de acreditado, y por tanto la obligación de hacer frente a su compromiso. Cuando
por cualquier causa el banco acreditante y, en su caso, el confirmante, no efectúe el pago al
acreedor, éste conserva todos sus derechos y acciones en contra del acreditado, no así frente a los
indicados bancos.
25.5.2. Del acreditante.- El banco acreditante responde de sus compromisos frente al acreditado,
también es responsable de los actos que realice el banco notificador o confirmante, a menos que
otra cosa se estipule. El mismo acreditante puede oponer al beneficiario las excepciones que deriven
del escrito de confirmación, así como las derivadas de las relaciones entre su cliente y dicho
beneficiario, no así las que deriven de las relaciones entre este último y el propio banco. La principal
obligación del banco emisor, y en su caso del notificador o confirmante, es la de recabar del
beneficiario toda la documentación mencionada en la solicitud, examinarla desde un punto de vista
puramente formal y efectuar el pago, suscribir la aceptación o adquirir la mercancía, según sea el
caso. Importa tener presente que los bancos deben examinar la documentación con razonable
cuidado para cerciorarse de que, aparentemente, estén de acuerdo con los términos y condiciones
del crédito, pero no les asiste el deber de verificar la existencia y condiciones de la mercancía
25.5.3. Del beneficiario.- Tiene derecho de transferir su crédito, pero ello no le libera de las
obligaciones que en el escrito de confirmación se hayan estipulado a su cargo. Además, reporta el
deber de presentarse ante el banco respectivo, con los documentos establecidos al efecto, durante
el plazo fijado para ello, y dentro de las horas bancarias, en la inteligencia de que si en el crédito no
se estipula el período de la presentación, el banco puede rechazar los documentos, y por tanto negar
el pago, después de veintiún días contados desde la fecha de emisión de los documentos
respectivos, particularmente el conocimiento de embarque.
25.5.4. Del confirmante.- El segundo banco puede actuar como simple notificador, con la
consecuencia de que no asume más obligación que la de examinar los documentos y efectuar el
pago con los fondos de que disponga, remitidos por el banco emisor. En este caso se trata de un
crédito documentario no confirmado, a pesar de lo cual puede ser irrevocable, por haberse
estipulado así en el contrato celebrado entre el solicitante y el banco emisor.
25.6. Término.- Revocable o irrevocable, en todo crédito documentario debe estipularse una fecha
de vencimiento para la presentación de documentos y para que el banco respectivo efectúe el pago
o asuma la obligación estipulada a su cargo; cuando la fecha de vencimiento coincida con un día no
bancario, el plazo se prorrogará al primer día hábil siguiente; además, en el mismo supuesto de
vencimiento estipulado, el banco no aceptará documentos ni efectuará pagos ni asumirá
obligaciones con posterioridad al plazo indicado. Por lo demás, el banco emisor debe disponer de
un plazo razonable para examinar los documentos y para decidir si procede efectuar la impugnación.

Unidad 26. Cuenta corriente.


26.1. Concepto y naturaleza jurídica.- Es un contrato de crédito con un atributo singular, el crédito
fluye en ambos sentidos. Con motivo de operaciones puramente dinerarias, pero también de
compraventa, de suministro, de prestación de servicios y otras semejantes, es frecuente que ambas
partes se abran créditos recíprocos, de los que pueden usar en la forma convenida, con arreglo a los
específicos fines de las operaciones principales. Las dos partes asumen, alternadamente, el carácter
de acreditante y de acreditada, en la inteligencia de que periódicamente, en la forma convenida,
operarán clausuras parciales de la operación.
26.2. Elementos personales.- Las dos partes se encuentran legalmente calificadas de
cuentacorrentistas, que pueden ser personas físicas o morales, pero que casi necesariamente
tendrán el carácter de comerciantes. La intervención de un tercero podría consistir en su calidad de
acreedor de cualquiera de los cuentacorrentistas, que haga efectivo su crédito mediante un
embargo, el cual sólo podrá recaer sobre el eventual saldo de la cuenta, sin tomar en consideración
futuras partidas de cargo resultantes de operaciones nuevas, pero en cambio sí podrían menoscabar
el saldo de la cuenta las partidas de cargo anotadas con posterioridad al embargo, siempre que
procedan de operaciones cerradas con anterioridad.
26.3. Elementos objetivos.-
• Las recíprocas remesas de dinero, bienes o servicios y su consecuente anotación como
partidas de abono o de cargo que efectúan las partes en sus libros correspondientes, a
condición de que ambas mantengan abierta una sola cuenta para este contrato.
• La exigibilidad del saldo al operar la clausura de la cuenta, que, por supuesto, no plantea la
terminación del contrato, que seguirá su curso normal, sino solamente la exigibilidad del
saldo, operadas las necesarias compensaciones.
26.4. Distinción con otras operaciones semejantes.- El doble carácter de acreedor y deudor que
asumen las partes en forma alternada, de tal manera que no es fácil prever el importe del saldo a la
clausura, y tampoco ubicar anticipadamente con precisión a una u otra de las partes como
acreedora o deudora. La flexibilidad legalmente permitida para este contrato permite que recaiga
sobre toda clase de mercaderías, incluso servicios, con tal que tengan un precio cierto y en dinero.
26.5. Individualidad de los créditos.- Es necesario que cada crédito se anote específica y
pormenorizadamente, en razón de que la remesa a la que corresponda mantendrá en todo tiempo
su individualidad, si bien al final formará parte de una cifra total, activa o pasiva.
26. 6. Inembargabilidad de los créditos.- El acreedor de cualquiera de los cuentacorrentistas puede
pedir el embargo y adjudicación del eventual saldo de la cuenta, y no le perjudicarán las partidas de
cargo resultantes de operaciones posteriores al embargo.
26.7 Clausura, terminación y sucesión de la cuenta.- A menos que opere estipulación o uso en otro
sentido, la clausura de la cuenta, para efectos de pago del saldo, debe operar cada seis meses, dicho
saldo configura un crédito líquido y exigible a la vista por su titular, con todas las consecuencias
respectivas, particularmente de orden procesal. Si se opta por llevar el saldo a una nueva cuenta, su
importe causará intereses al tipo convenido para las otras remesas y, si no hubo convenio sobre el
particular, al tipo legal. Opera la terminación del contrato cuando se presente cualquiera de los
siguientes supuestos:
• Al transcurrir el plazo convenido.
• Si no se hubiere estipulado plazo, asiste a cualquiera de los cuentacorrentistas el derecho
de denunciar el contrato al llegar el momento de cada una de las clausuras de la cuenta,
siempre que dé aviso a su contraparte por lo menos diez días antes de la fecha respectiva.
• Si bien la muerte o incapacidad de uno de los cuentacorrentistas no acarrea, por sí sola, la
terminación del contrato, sus herederos, representantes o el otro cuentacorrentista pueden
optar por la terminación.
26.8. Prescripción de las acciones derivadas del contrato.- En seis meses prescribe la acción para
exigir la rectificación de errores, omisiones o duplicidades. En cuanto a la acción para reclamar el
pago del saldo exigible, y por cuanto la ley específica nada determina.

Unidad 27. Créditos de habilitación o avío y los refaccionarios.


27.1. Concepto y naturaleza jurídica de ambos créditos.- Son sistemas de préstamo pensados para
resolver las necesidades específicas del sector industrial, comercial y fundamentalmente
agroindustrial. Esta clase de créditos presentan dos particularidades que los distinguen de otros:
• Destino del crédito.- El acreditado no dispone a su albedrío, están destinados a usos
específicos.
• Garantía.- El producto de la inversión constituye la garantía natural del crédito.
Así, al obtener este tipo de créditos, los solicitantes firman un contrato que los obliga a invertir la
totalidad del importe del préstamo en la adquisición de material relevante para la actividad
comercial.
27.2. Elementos personales que intervienen en ambos créditos.- Aunque en principio cualquier
persona física o moral puede conceder estos créditos, suelen ser operados sólo por entidades
bancarias, las que disponen de facultad legal para ello. En cambio, el acreditado sólo puede ser un
comerciante, persona física o sociedad mercantil, en razón del evidente carácter comercial que
suponen las actividades de quien acude a estos créditos.
27.3. Diferencias entre avío y refacción.- La principal diferencia entre ambos créditos es el tipo de
materiales que se compran con el monto solicitado. Lo anterior genera también diferencias en
cuanto a los plazos de pago del crédito y las garantías. En el crédito de habilitación o avío el capital
circula a mayor velocidad puesto que el periodo entre la inversión y la liberación es más corto que
en el refaccionario. Así pues, los créditos de habilitación o avío tienden a establecer contratos de
pago más cortos. Por otra parte, algunos consideran los créditos refaccionarios como más seguros
de otorgar, en tanto que los bienes inmuebles y maquinaria adquirida son una garantía más tangible
que las materias primas adquiridas con los créditos de habilitación o avío.
27.4. Garantías naturales, adicionales y colaterales.- Para el crédito de habilitación o avío:
• Tradicional: Estará garantizado con las materias primas y materiales adquiridos, y con los
frutos, productos o artefactos que se obtengan con el crédito, aunque estos sean futuros o
pendientes y en su caso la instancia facultada establecerá las garantías necesarias
adicionales de acuerdo al proyecto.
• Los créditos podrán estructurarse únicamente con garantías naturales cuando el monto sea
menor a 70,000 UDI en el caso de los socios de figuras asociativas, y de 200,000 UDI para
personas físicas. Sin embargo y de ser posible, se recomienda solicitar garantías reales
adicionales para tener una mayor seguridad en la recuperación, pudiendo para esto incluir
también garantías fiduciarias y/o de apoyos gubernamentales, conservándolas de un ciclo
a otro. Para créditos mayores a los arriba mencionados, se deberán solicitar las garantías
reales adicionales correspondientes.
Para el crédito refaccionario:
• La garantía en los créditos refaccionarios la constituyen los mismos bienes a cuya
adquisición fue destinado el préstamo.
• Además quedarán garantizados, simultáneamente o separadamente con las fincas,
construcciones, edificios, maquinaria, aperos, instrumentos, muebles y útiles y con los
frutos y productos futuros o pendientes o bien obtenidos y por el acreditado, e
independientemente, de la garantía propia de estos créditos, se pueden pactar garantías
adicionales, ya sea personal o real.
27.5. Formalidades en ambos créditos.- En cuanto a la forma del contrato, es igual para ambos con
la diferencia de que en el crédito refaccionario si dentro de los bienes se incluyen inmuebles hay
que inscribirlo en el Registro Público de la Propiedad, toda vez que el Registro de Hipotecas ya no
existe. Deben cumplir:
• Constar por escrito, el objeto y la forma en que el beneficiario podrá disponer de dicho
crédito.
• Fijar los bienes que se afecten en garantía, ya que son el producto de la inversión. Todo lo
que implique una apertura de crédito.
• En la práctica se otorga ante Notario o Corredor o se ratifica ante los mismos funcionarios.
• Serán inscritos en el Registro Público de la Propiedad, si son bienes inmuebles o en el
Registro Público del Comercio si son muebles.
27.6. Vigilancia en la inversión de ambos créditos.- Las garantías suponen para el acreditante el
deber de cuidar que el importe de los créditos se invierta en los objetos o fines previstos en el
contrato, pues si se probare que se destinaron a otros fines perderá tales privilegios. Asiste al
acreedor, el derecho de designar un interventor con el encargo de verificar el cumplimiento de las
obligaciones del acreditado, y de que deberá prestar todas las facilidades necesarias para el
desempeño de su cargo. Si se demuestra que destina los fondos a fines distintos de los pactados, o
no atiende su negociación con la debida diligencia, el acreedor puede dar por rescindido el contrato,
por vencida anticipadamente la obligación de pago y exigir el inmediato rembolso de las sumas
adeudadas en unión de los intereses que correspondan.
27.7. Tratamiento singular en la práctica bancaria.-
• Cuando una institución de crédito actúe como acreditante deberá ajustarse a la siguiente
preceptiva: la necesidad de estimar la viabilidad económica de los proyectos de inversión,
los plazos de recuperación, las relaciones que entre sí guarden los distintos conceptos de
los estados financieros o la situación económica de los acreditados, no menos que la
calificación administrativa y moral de los mismos y la autenticidad y valor de las garantías.
• En caso de restructuración de operaciones, y de que el acreditado haya caído en insolvencia,
concurso o quiebra, se podrán modificar el plazo, tasas de interés y demás características
del crédito, siempre que el consejo de administración apruebe los nuevos términos del
financiamiento.
• Los contratos deberán consignarse, en póliza ante corredor público, en escritura pública o
en contrato privado que deberá firmarse por triplicado ante dos testigos y ratificarse ante
dicho fedatario o ante notario público.
• Se podrán constituir garantías reales sobre bienes muebles o inmuebles, sin perjuicio de las
demás garantías propias de estos créditos, o sobre la unidad agrícola, ganadera, comercial,
etc.
• El deudor podrá usar y disponer de los bienes pignorados que permanezcan en su poder, si
así se estipula en el contrato.
• En los casos de créditos refaccionarios, la porción destinada a cubrir los pasivos no excederá
del 50% del total del crédito respectivo, si bien la CNBV puede autorizar que se exceda tal
porcentaje.
• Las hipotecas sobre la unidad completa de una empresa deberán comprender la concesión
o autorización respectiva, en cuanto a los bienes muebles e inmuebles afectos a la
explotación, considerados como unidad, podrán comprender también el dinero en caja de
la explotación corriente y los créditos a favor de la empresa.
• Los bancos acreedores deberán permitir la explotación de los bienes afectos a las hipotecas
con arreglo a su destino natural y, cuando se trate de bienes afectos a la concesión de un
servicio público, las alteraciones o modificaciones que sean precisas para la mejor
prestación del servicio.
• Las hipotecas de que se trata deberán inscribirse en el Registro Público de la Propiedad.
• Los documentos en los que consten estos créditos, adminiculados con los estados de cuenta
certificados por el contador facultado para ello, serán títulos ejecutivos, sin necesidad de
reconocimiento de firma ni de otro requisito y harán fe, salvo prueba en contrario.
• Las garantías prendarias, deberán constituirse en la forma prevista por la LGTOC.
• Los bancos pueden proceder a la venta de los títulos o bienes objeto de la prenda, cuando
así proceda con arreglo al referido cuerpo legal.
• Cuando los créditos se otorguen para la adquisición de bienes de consumo duradero, en la
factura que acredite la propiedad de los mismos deberá consignarse la anotación prendaria.

Unidad 28. Cartas ordenes de crédito.


28.1. Concepto y naturaleza jurídica.- No se encuentra en nuestra ley un concepto de este
documento, que en realidad está configurado por un contrato, no necesariamente bancario, que
celebran un solicitante o tomador y un dador o expedidor, que extiende a un tercero la orden de
entregar al primero de ellos una suma determinada o no de dinero, en este caso con un límite
máximo.
28.2. Elementos personales.- Puede expedirse por cualquier persona física o moral, comerciante o
no, algunas empresas, en su carácter de patrones, expiden estos documentos a favor de sus
trabajadores, y de ahí resulta el que en ocasiones se conozca este documento como carta-orden de
crédito. Las instituciones de crédito están facultadas para operar estos instrumentos crediticios. El
tomador, puede ser cualquier persona física o moral a condición, cuando el dador sea un banco, de
que previamente constituya en poder de este último el importe de la carta.
28.3. Derechos y obligaciones que se derivan de las cartas ordenes de crédito:
• El tercero no está obligado a honrar la orden del expedidor.
• El tomador carece de derecho en contra del dador, salvo que haya dejado en su poder el
importe de la carta o sea su acreedor por dicho importe, pues en tal caso el propio dador
quedará obligado a restituir el importe de la carta si la misma no fuere pagada, así como a
pagar los daños y perjuicios, y también cuando el tomador hubiere constituido una garantía
por el importe de la carta.
• Los daños y perjuicios antes mencionados no excederán del 10% de la suma que no hubiere
sido pagada, y comprenderán los gastos causados por el otorgamiento de la garantía.
• Salvo los casos antes expresados, en los que el expedidor queda obligado por el importe de
la carta, el mismo puede anularla en cualquier momento, de lo cual deberá informar al
tomador y al destinatario.
• El expedidor queda obligado frente al tercero por las cantidades que éste pague en virtud
de la carta, pero sólo dentro de los límites fijados en ella.
• A menos que se estipule otra cosa, la carta de crédito tiene una vigencia de seis meses
contados desde su expedición; transcurrido dicho lapso, o el mencionado en ella, quedará
cancelada

Unidad 29. Servicio de las cajas de seguridad.


29.1. Concepto y naturaleza jurídica.- Por virtud del contrato respectivo una institución de crédito
concede a su contraparte el derecho de disponer, en exclusividad, de una caja ubicada en el local
de dicha institución, para la guarda de objetos muebles, cualquiera que sea la naturaleza de los
mismos. Esta operación es propia de los bancos, pues configura uno de los servicios que están
facultados para prestar.
29.2. Descripción de la operación.-
• Se procede a la firma del contrato y el usuario cubre en efectivo, o autoriza al banco para
que haga el cargo en la cuenta que le opera dicho banco, el importe de la primera renta, de
ordinario anual. A partir de ese momento, y en forma por demás privada, el usuario puede
usar la caja para la guarda de valores, documentos, dinero, alhajas y demás objetos
muebles.
• El banco entrega al usuario la llave que le permitirá abrir la caja y lo pone en posesión de
dicha caja, de la que sólo puede hacer uso dentro del local para ese efecto designado por el
banco.
• El propio arrendatario puede acudir para el efecto de hacer nuevas guardas o retiro de
bienes, siempre que lo haga en días y horas al efecto establecidos.
• El acceso a la bóveda, por parte del usuario, únicamente es posible con el auxilio de un
empleado del banco, que procede a la apertura del acceso a dicho local.
• Suele exigirse al titular de la caja que constituya un depósito como garantía de la devolución
de la llave y, a la vez, a cuenta del precio de otra para el caso de extravío o de que solicite
un segundo ejemplar.
29.3. Obligaciones y derechos de las partes.-
• La institución de crédito reporta la obligación de responder de la integridad de la caja y debe
mantener el libre acceso a ella en días y horas hábiles.
• Además del pago de la renta estipulada y del depósito antes mencionado, el tomador es
responsable de los gastos, daños y perjuicios que con motivo del uso se causen a la
institución bancaria.
• También es obligación del banco la de ejercer una adecuada y eficaz vigilancia para impedir
que la caja sea abierta por cualquier otra persona distinta del titular o de su representante
autorizado; en cambio, no responde de las pérdidas ocasionadas por incendio, robo o
siniestro semejante, en la inteligencia de que un faltante de todo o parte del contenido de
la caja no es, por sí solo, razón para suponer que la caja fue abierta por persona distinta del
titular.
• El titular puede conceder autorización a un tercero para abrir la caja, incluida la posibilidad
de que lo hagan ambos conjunta o separadamente.
• El titular tiene prohibido introducir en la caja objetos o sustancias que por cualquier
concepto sean perjudiciales, peligrosos o cuya posesión prohíban las leyes.
• El banco no tiene derecho ni obligación de vigilar o verificar el contenido de la caja.
• El titular reporta la obligación de dar inmediato aviso al banco de la pérdida o robo de la
llave, así como del cambio de su domicilio.
• El banco responde, directa e ilimitadamente, de cualquier acto realizado por sus
funcionarios y empleados que perjudique los derechos del usuario.
• El banco debe adoptar medidas de seguridad que incluyan la instalación y funcionamiento
de los dispositivos, mecanismos y equipo indispensable, para brindar la debida protección
del usuario, a cuyo efecto la CNBV tiene el deber de vigilar que cumplan con las
disposiciones aplicables en esta materia.
• Aquí rige el llamado secreto bancario, el banco en ningún caso puede dar noticia o
información del contenido de la caja, salvo cuando lo solicite la autoridad judicial con motivo
de un juicio en el que sea parte o acusado el titular, o bien las autoridades hacendarias
federales, por conducto de la CNBV, para fines fiscales.
29.4. Término del contrato.- Se estipula con duración de un año, pero nada impide que sea mayor
o menor, e incluso es frecuente la cláusula que faculta al banco para darlo por terminado en
cualquier tiempo y sin expresión de causa.
29.5. Muerte del usuario.- Nada se estipula para el caso de fallecimiento del usuario, debe
entenderse, a menos que se convenga otra cosa, que el contrato no termina, en consecuencia, y
debidamente comprobadas la muerte del tomador y la designación de albacea o de herederos, los
mismos podrán seguir haciendo uso de la caja, salvo disposición expresa del juez.
29.6. Embargo del contenido de la caja por orden judicial.- Sólo la autoridad judicial puede decretar
el embargo del contenido, en cuyo supuesto, a partir de la fecha de notificación al banco, el tomador
ya no tendrá acceso a la misma. Por efecto de la incautación, los bienes quedan a disposición del
juez respectivo, al que corresponde decidir sobre su suerte.
29.7. Problemática derivada del desconocimiento del contenido de las cajas.- El banco no tiene
acceso al contenido de la caja, tampoco le asiste responsabilidad alguna en caso de faltantes, a
menos que los mismos deriven de no haber tomado las medidas necesarias para la protección de la
caja y del acceso a la bóveda respectiva. El usuario se encuentra en total imposibilidad de demostrar
el contenido de la caja, y no es fácil augurar las consecuencias y alcances de un posible seguro que
para este efecto contrate el tomador, pues su situación frente a la aseguradora será siempre la de
imposibilidad de demostrar el contenido de la caja.
29.8. Requisitos para la apertura, desocupación y custodia de los bienes extraídos por la institución
del crédito.- En los contratos suele estipularse que al operar la terminación del contrato, cualquiera
que sea la causa, y ante la resistencia del usuario a desocupar la caja y a devolver la llave, el banco
está autorizado para romper la cerradura, siempre que lo haga en presencia de un notario público
y después de transcurrido un plazo, usualmente de quince días desde la fecha en que haya
comunicado su decisión al titular por medio de carta certificada y dirigida al último domicilio
notificado al banco; naturalmente, el notario hará una relación, pormenorizada y adecuadamente
descriptiva, de los bienes extraídos, mismos que conservará el banco en calidad de depósito y a
disposición del titular, si bien tales bienes quedarán afectos al pago de deudas por concepto de
rentas, gastos y honorarios del notario, incluidas las erogaciones efectuadas por el rompimiento de
la cerradura y el cambio por otra nueva, sin olvidar los honorarios del banco por el depósito de los
bienes.

Unidad 30. Contrato de fideicomiso.


30.1. Concepto y naturaleza jurídica.- En el fideicomiso el fideicomitente transmite a una institución
fiduciaria la propiedad o la titularidad de uno o más bienes o derechos, según sea el caso, para ser
destinados a fines lícitos y determinados, encomendando la realización de dichos fines a la propia
institución fiduciaria
30.2. Marco jurídico.- Su absoluta mercantilidad resulta atento lo dispuesto en la LGTOC. Aunque
sólo una institución de crédito puede tener el carácter de fiduciaria, no debe pensarse que la
comercialidad de este negocio es subjetiva, pues es justamente la existencia de un acto de comercio
la que determina la aplicación de la ley mercantil.
30.3. Elementos personales: derechos, obligaciones y responsabilidades.- Para que exista el
contrato del fideicomiso, obligatoriamente debe de haber dos partes, sin embargo, podemos añadir
otra como reguladores del contrato, los integrantes son: el fideicomitente, Fiduciario y
Fideicomisario.
• Fideicomitente: es aquel que constituye el Fideicomiso a través de la transferencia de la
titularidad de los bienes o derechos de los cuales es propietaria. Dicho sujeto transfiere los
bienes a la propiedad fiduciaria, elige el Beneficiario en el fideicomiso e indica la finalidad
del mismo. Para el caso de México, solo pueden ser fideicomitentes las personas, físicas o
jurídico colectivas.
• Fiduciario: se le denomina fiduciario a la persona que recibe los bienes entregados por el
Fideicomitente, cabe resaltar que el fiduciario tiene la obligación de darle a dichos bienes,
el destino estipulado en el Contrato de fideicomiso.
• Fideicomisario, que igualmente puede ser cualquier persona física o jurídica, a la que
corresponde obtener el beneficio de la operación fiduciaria, razón por la cual con frecuencia
se le conoce en la práctica como beneficiario. Como habrá oportunidad de comentar, la
propia fiduciaria y el mismo fideicomitente pueden asumir el papel de fideicomisarios.
Bajo el marco legal mexicano, los únicos fiduciarios pueden ser los bancos.
30.4. Patrimonio fideicomitido.- Pueden ser objeto de un fideicomiso toda clase de bienes y
derechos, excepción hecha de los que, por disposición legal, sean estrictamente personales de su
titular. Cuando se trate de bienes inmuebles, el fideicomiso deberá inscribirse en el Registro Público
de la Propiedad del lugar en que estén ubicados tales bienes; por tanto, los efectos frente a terceros
sólo se surtirán desde la fecha de tal inscripción.
30.5. Clases de fideicomiso.- Las diversas posibilidades legales que ofrece este contrato dan lugar a
una gran variedad de formas y finalidades fiduciarias, si bien es correcto afirmar que son tres las
clases de fideicomiso: de garantía, de administración y de inversión.
• De garantía; el servir de soporte a una operación que puede mantenerse extraña al
fideicomiso, o mencionarse en él.
• De administración; tienen también un dilatado campo de posibilidades, empresas de toda
índole, inmuebles, bienes muebles específicamente mencionados y otros, en los que el
propietario o fideicomitente, sin perder la propiedad, por su voluntad se auto limita la
posesión, misma que entrega a la fiduciaria, por supuesto con amplias o restringidas
facultades de administración.
• De inversión; en cuyos términos el fideicomitente confía a la fiduciaria la disponibilidad de
recursos, de valores mobiliarios y de otros instrumentos negociables, para que la misma,
con más o menos amplias facultades, opere los bienes afectos al fideicomiso, siempre con
la finalidad de obtener rendimientos, cuyo destino también suele especificarse.
30.6. Nulidad del fideicomiso por fraude a terceros.- El fideicomiso constituido en fraude de terceros
podrá en todo tiempo ser atacado de nulidad por los interesados.
En los conceptos de simulación absoluta y relativa, se precisa que la primera no produce efectos
jurídicos y conduce a la nulidad, que pueden pedir los terceros perjudicados y, en su caso, el
Ministerio Público, con la consecuencia de que las cosas o derechos se restituirán a quien
pertenezcan, con sus frutos e intereses, a menos que los bienes o derechos hayan pasado, a título
oneroso a un tercero de buena fe.
30.7. Fideicomisos prohibidos.-
• Los fideicomisos secretos.
• Aquellos en los cuales el beneficio se conceda a diversas personas sucesivamente que deban
sustituirse por muerte de la anterior, salvo el caso de que la sustitución se realice a favor de
personas que estén vivas o concebidas ya, a la muerte del fideicomitente.
• Aquellos cuya duración sea mayor de cincuenta años, cuando se designe como beneficiario
a una persona moral que no sea de derecho público institución de beneficencia. Sin
embargo, pueden constituirse con duración mayor de cincuenta años cuando el fin del
fideicomiso sea el mantenimiento de museos, de carácter científico o artístico que no
tengan fines de lucro.
30.8. Ejecución del fideicomiso.- Ante todo, debe decirse que todo fideicomiso ha de ejecutarse en
los términos previstos en el mismo. Ahora bien, por lo que se refiere al fideicomiso de garantía, es
posible convenir la forma en que la fiduciaria debe proceder a enajenar extrajudicialmente los
bienes o derechos fideicomitidos.
30.9. Extinción del fideicomiso.- Debe entenderse la absoluta cesación de los derechos y
obligaciones en él consignados, con todas sus consecuencias; cancelaciones, devolución o entrega
del patrimonio fiduciario, paga a la institución fiduciaria de sus honorarios o comisiones, etcétera.
De conformidad con la respectiva disposición legal, todo fideicomiso se extingue:
• Por la realización del fin para el que se constituyó.
• Por hacerse imposible la realización de tal fin.
• Ante la imposibilidad de cumplimiento de la condición suspensiva relacionada con la
operación del fideicomiso, o por no haberse verificado dentro del término al efecto previsto,
o bien dentro de los veinte años siguientes a su constitución.
• Por haberse cumplido la condición resolutoria de su existencia.
• Por convenio escrito que celebren el fideicomitente, la fiduciaria y el fideicomisario.
• Por revocación que haga el fideicomitente, cuando de modo expreso se haya reservado ese
derecho al constituir el fideicomiso.
• En caso de haberse constituido en fraude de terceros.
30.10. Fideicomiso público.- Están prohibidos los fideicomisos con duración superior a cincuenta
años, salvo que se designe como fideicomisario a una institución de beneficencia o a un museo de
carácter científico o artístico y que no tenga fines lucrativos. En las diversas regulaciones que antes
se han mencionado se proclama que tampoco será aplicable la indicada prohibición cuando se trate
de fideicomisos constituidos por el gobierno federal o que el mismo declare de interés público a
través de la SHCP.
30.11. Excepción para el caso de que una institución fiduciaria sea fideicomisaria.- No está permitido
que la fiduciaria tenga a la vez la calidad de fideicomisaria, pero hay casos en los que resulta
ineludible admitirle tal carácter. Se trata de los fideicomisos que sirvan como mecanismo de pago
de obligaciones no cumplidas, cuando resulten de créditos otorgados por la propia institución para
realizar actividades empresariales, en cuyo caso deben convenirse los términos y condiciones para
resolver eventuales conflictos de intereses. En tal supuesto se encuentran los bancos, las
aseguradoras, las afianzadoras, las casas de bolsa, las sociedades financieras de objeto limitado y
los almacenes generales de depósito.
30.12. Aspecto fiscal del fideicomiso.- La postura que sostiene la propiedad fiduciaria por parte de
las entidades que desempeñan tal cargo, ha llevado al legislador fiscal a considerar que, cuando así
resulte de los términos del fideicomiso, opera una real transmisión de propiedad, con todas sus
consecuencias fiscales, no así cuando resulta claro que se trata de una mera administración, pues
en este caso no se causa el indicado gravamen, aunque sí sus productos, y lo mismo ocurre en los
llamados fideicomisos de inversión.

Unidad 31. Factoraje financiero.


31.1. Concepto y naturaleza jurídica.- Es una alternativa que permite disponer anticipadamente de
las cuentas por cobrar. Mediante el contrato de factoraje, la empresa de factoraje financiero pacta
con el cliente en adquirir derechos de crédito que éste tenga a su favor por un precio determinado,
en moneda nacional o extranjera, independientemente de la fecha y la forma en que se pague. El
cliente no recibirá el importe total de los documentos cedidos, toda vez que la empresa de factoraje
cobrará un porcentaje por la prestación del servicio. Se requerirá autorización de la Secretaría de
Hacienda y Crédito Público para la constitución y operación de empresas de factoraje financiero.
31.2. Mercantilidad del factoraje.- La genealogía crediticia y legislativa de este contrato, sin
descontar la naturaleza mercantil de los documentos sobre los que recae, con frecuencia de índole
cambiaria, no arrojan duda alguna sobre su carácter mercantil, como lo son los demás contratos
celebrados respecto de títulos mercantiles.
31.3. Elementos personales: derechos y obligaciones.- Son dos los elementos personales, el factor y
la empresa. La sociedad factor puede rechazar las operaciones que no ofrezcan las garantías
normales de mercado. Respecto de las demás operaciones, sus obligaciones son:
• Cobrar deudas.
• Respetar las fechas de vencimiento de las facturas para proceder al cobro.
• Asumir el riesgo de insolvencia (según el caso).
Las obligaciones de la empresa son:
• Ceder todos los créditos que originen sus ventas.
• Notificar a su clientela la firma del contrato con la sociedad factor.
• Facilitar a la sociedad factor informe sobre: Ventas, situación financiera, contabilidad.
También los pagos recibidos directamente de la clientela, obligándose a ceder los fondos
así obtenidos.
• Retribuir a la sociedad factor los servicios prestados.
• No intervenir en la gestión de cobro salvo que la sociedad factor lo solicite.
• Responder al incumplimiento de las obligaciones contrariadas con sus clientes.

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