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Grupo 2

<Pezzini Mateo - Legajo: 28231

1- Se lo considera una nueva cuestión social a la normalización del delito. El


autor nos contextualiza en un ambiente de dinámica excluyente del mercado
laboral, retribuciones salariales insuficientes y aleatorias, no había perspectivas
tangibles de ascenso social derivadas de la estabilidad laboral y de completa
degradación de los servicios estatales de seguridad y educación.

“Entre el universo del crimen profesionalizado y el universo del trabajo se fue


erigiendo una amplia franja de situaciones intermedias. Un individuo puede
combinar a lo largo del tiempo ambas actividades sin por ello considerarse un
delincuente” (pág.171).

En la anterior cita el autor alude claramente a la nueva cuestión social de los


disturbios por alimentos definida por la articulación de una poderosa expresión
de protesta y la criminalidad.

Los saqueos de desarrollaron de dos maneras (pacífica y violenta). En primera


instancia eran principalmente mujeres las que entraban a los comercios,
llenaban el carro de productos indispensables y se iban sin abonar hacia afuera
donde estaba esperando el resto de la familia, conocidos o vecinos que
ayudaban a llevar al hogar la mercadería apropiada.

Pero luego, Serulnikov expresa que esta modalidad es reemplazada por


ataques y disturbios violentos de entre 30 y 40 personas.

La relación entre los vecinos se debe ya que en tanto los saqueos como luego
los piquetes, las puebladas y los cacerolazos son levantamientos comunitarios
que en este caso, instalaron la noción de que el hambre era un problema
comunitario y debía ser tratado como tal. Los saqueos no parecen ser incitados
por partido político alguno sino que fue una cuestión de comportamiento grupal
(familias o vecinos) que pudo representar simplemente una respuesta
desesperada a una situación de extrema necesidad.

Para el autor la selección de los blancos de la violencia es, sin duda, un


importante indicador de la lógica política del fenómeno. Y en Argentina, a
diferencia de saqueos en otros países, los pobres pusieron su mirada
pequeños y medianos comercios de sus propios barrios, y los saqueos
tendieron a focalizarse casi exclusivamente a productos de primera necesidad.
Lo que nos muestra el carácter político que reside principalmente en que al ser
la alimentación el símbolo elemental de contrato social, el objetivo fue exponer
que los pobres debían ser objeto especial de atención por parte del Estado. Ya
que estos “Eran millones de personas excluidas sin esperanza del mercado
laboral estable, un sector social que Jose Nun conceptualizo como la "rnasa
marginal" ”.

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