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Una Niña Con Discapacidad Visual
Una Niña Con Discapacidad Visual
Hellen nació ciega. Pareciera que la naturaleza le quiso ocultar los rostros de su
tragedia, porque además ha sido condenada al desamor. Su madre, cuando
Hellen era muy pequeña, como primer ejercicio la dejó en manos de su padre y
este de una señora que buenamente la quiso cuidar compartiendo con ella sus
carencias porque recursos tampoco tenía a su disposición. Cuando ya no pudo
más, a los 17 años, de Barranquilla, donde son sus orígenes, se la envió a su
madre a Sabaneta Antioquia, y esta la recibió a regañadientes.
Pese a esta situación, Hellen ha sido una joven con ganas de salir adelante, con
aspiraciones y metas en su vida, maneja a la perfección el computador, sabe
Excel, Word, maneja redes sociales, WhatsApp, ha participado en campeonatos
de ajedrez, a pesar de su discapacidad visual, Hellen no es ciega, ni intelectual
ni espiritualmente. Aquí pidió estudiar y buscó ayuda para poderlo hacer y
después de un dispendioso camino, logró recibirse como bachiller en la
institución Manuel Uribe Ángel de Envigado, donde al graduarse pidió que la
dejaran expresarse, pues en su colegio también se encontró con compañeros y
profesores que la excluían y no creían en ella por su condición. Dijo que la
discapacidad está en la mente de quienes ven en personas como ella a seres
inferiores o sin opciones; les dejó claro a los presentes que lo único que ellos
pedían eran oportunidades.
Pero Hellen no las ha encontrado. Su madre, quien la tuvo con ella solo cinco
años, vendió el computador que una joven profesional, encariñada con ella, le
había regalado. También la exhibía como trofeo cada vez que un político o un
empresario pasaban por su vereda para sacar favores o conseguir recursos, en
un claro abuso dominante.
El caso es que jugó con las ilusiones de una joven que lo tenía a él como su
ídolo, pues era la ayuda que tanto estaba anhelando. Al principio del año 2018,
su madre, la mandó nuevamente para Barranquilla a casa de la señora que la
cuidó desde pequeña, pero ella económicamente, no tenía con qué hacerse
cargo, ni mucho menos edad para responder por ella. Por ello se la entregó a
otra familia que nada tiene que ver con Hellen donde le pasó de todo lo que uno
no quisiera que le sucediera, ni a uno ni a nadie. Esas personas practican una
religión que implica un vestuario muy particular que ahora la joven luce sin saber
qué tiene puesto.
Ella está sufriendo más de la cuenta; se vino nuevamente para Medellín hace
aproximadamente mes y medio, como su mamá no la quiso recibir en su casa,
anda deambulando de casa en casa donde sus amigas, se queda 8, 15 días donde
una y luego donde otra, en espera de poder conseguir un empleo y un lugar
donde vivir. Creo que pudiera hacerlo segura en una casa especializada, como
la de las hermanas españolas en Sabaneta o en alguna institución similar. Hellen
Caroline, se arriesga también a vivir sola, sabe cocinar, quiere estudiar y
trabajar; en resumen: quiere y necesita una mano amiga porque tampoco ha
logrado nada con las entidades oficiales. Solamente se tiene a ella misa y a ese
ángel protector que cada que le es factible le ayuda desinteresadamente.