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Criterios de evaluación:
Consignas:
1) ¿En qué consisten las cegueras del conocimiento según el autor?
Edgar Morin manifiesta que el error y la ilusión parasitan la mente humana desde la
aparición del homo sapiens. La educación tiene que mostrar que no existe ningún
conocimiento que no esté amenazado por el error y a la vez por la ilusión. Estos dos
aspectos tienen que estar presentes en nuestra vida profesional, puesto que nos
ayudarán a ver de una manera más abierta lo que necesita nuestro alumnado. En el
prólogo del libro de Morin nos introduce en los siete saberes y dice: “Es significativo que
la educación, que se propone comunicar los conocimientos, sea ciega respecto a
aquello que es el conocimiento humano, sus dispositivos, sus males, sus dificultades,
sus propensiones al error y a la ilusión, y no se preocupe en absoluto de hacer conocer
qué es conocer.
3) Elabore un texto en el que explique por qué la educación actual debe hacer hincapié
en la condición humana, en la identidad terrenal y en la enseñanza de la
comprensión.
La educación hasta ahora ha desintegrado el que realmente somos un ser humano
a la vez físico, biológico, síquico, cultural, social e histórico. Una compleja unidad
que se ha desintegrado al enseñar disciplinas que imposibilitan la unidad en el
aprendizaje de lo que realmente significa lo que somos.
El papel de la educación del siglo XXI debe ser el de formar individuos capaces de
reconocerse como un ser individual y a la vez como parte de una diversidad cultural.
Se trata de no trasmitir una visión desorganizada con conocimientos dispersos que
no facilitan la integración de los conocimientos de las ciencias naturales, con las
ciencias humanas, la literatura y la filosofía.
La educación debe tener como uno de sus objetos esenciales la unión indisoluble
de la condición humana entre la unidad y la diversidad de todo lo que es humano.
Otro de los saberes importantes para la educación del siglo XXI, y quizás el más
sorprendente, es el de “enseñar la identidad terrenal”.
Somos una misma raza humana y vivimos en el universo en un mismo planeta.
Nuestra identidad debe enmarcarse más en esta visión, que además nos une a un
destino común. Aprendamos a vivir con ese conocimiento y debemos enseñarlo de
tal manera de que seamos conscientes de que somos humanos y terrícolas viviendo
en este planeta que es nuestro hogar.
“El hombre sólo se completa como ser plenamente humano por y en la cultura”.
Nuestra cultura es a la vez cósmica y planetaria.
A su vez, la perspectiva planetaria es imprescindible dentro de un marco o un
concepto educativo. Pero, no solamente para percibir mejor los problemas, las
situaciones o las evidencias, entre otros, sino para elaborar y crear una conciencia
y un auténtico sentimiento de pertenencia a nuestra Tierra, considerada ésta como
la patria verdadera. El término patria incluye referencias etimológicas y afectivas
tanto paternales como maternales. En esta perspectiva de relación paterno
maternofilial es en la que se construirá a escala planetaria una misma conciencia
antropológica, ecológica, cívica y espiritual. “Hemos tardado demasiado tiempo en
percibir nuestra identidad terrenal”, dijo Morin citando a Marx, pero manifestó que,
aunque la historia haya progresado por el lado malo, es nuestra deuda hacer que
avance por el lado bueno.
Habrá que indicar que las problemáticas conceptuales respecto a la vida y a la
muerte en este momento, nos llevan a una visión compleja de crisis planetaria que
marca el siglo XX, mostrando que todas las personas tienen que dar respuestas
positivas a las vicisitudes para construir un planeta solidario, creativo y respetuoso,
donde todas las personas que habitan tengan un objetivo común: encontrar la
felicidad individual y colectiva.
En resumen, educar es un arte, un arte de resistencia a los modelos dominantes,
de decir, hacer y sentir, debe transformarse en un acto creador, liberador, de
nosotros mismos, de lo que hacemos, pensamos y sentimos, sin este acto, no hay
acto creador, como un arte de tejer encuentros, sin imposición del otro, sin
imposición al otro, solo así tal vez se logre un entendimiento de las personas,
pensando en el otro y en sí mismo.