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UNIDAD V

1. Relación de consumo y contratos de consumo.


La regulación del contrato de consumo requiere una definición legal, cuestión que, a su vez,
depende de lo que se entienda por relación de consumo. La solución más sencilla es remitir a la
ley especial, pero ocurre que la ley 24240, con las modificaciones de la ley 26.361, ha sido
criticada ampliamente por la doctrina en este aspecto.

Relación de consumo y consumidor (art. 1092).


Art. 1092.- Relación de consumo. Consumidor. Relación de consumo es el vínculo jurídico entre
un proveedor y un consumidor. Se considera consumidor a la persona humana o jurídica que
adquiere o utiliza, en forma gratuita u onerosa, bienes o servicios como destinatario final, en
beneficio propio o de su grupo familiar o social.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como
consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios, en forma gratuita u
onerosa, como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social.

Relación de consumo es el vínculo jurídico entre un proveedor y un consumidor. Se considera


consumidor a la persona física o jurídica que adquiere o utiliza bienes o servicios como
destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social, siempre que no tenga
vínculo con su actividad comercial, industrial, artesanal o profesional.
Queda equiparado al consumidor quien, sin ser parte de una relación de consumo como
consecuencia o en ocasión de ella, adquiere o utiliza bienes o servicios en forma gratuita u
onerosa como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social, siempre que
no tenga vínculo con su actividad comercial, industrial, artesanal o profesional.

El contrato de consumo (art. 1093).


Art. 1093.- Contrato de consumo. Contrato de consumo es el celebrado entre un consumidor o
usuario final con una persona humana o jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con
una empresa productora de bienes o prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por
objeto la adquisición, uso o goce de los bienes o servicios por parte de los consumidores o
usuarios, para su uso privado, familiar o social.

Contrato de consumo es el celebrado entre un consumidor o usuario final con una persona física o
jurídica que actúe profesional u ocasionalmente o con una empresa productora de bienes o
prestadora de servicios, pública o privada, que tenga por objeto la adquisición, uso o goce de los
bienes o servicios por parte de los consumidores o usuarios, para su uso privado, familiar o social,
siempre que no tenga vínculo con su actividad comercial, industrial, artesanal o profesional.

Estas definiciones receptan las existentes en la legislación especial, depurando su redacción y


terminología conforme a observaciones efectuadas por la doctrina. En especial cabe mencionar la
figura del “consumidor expuesto”, incluido en la ley especial dentro de la definición general de
consumidor. Ello ha sido una traslación inadecuada del Código de Defensa del Consumidor de
Brasil (artículo 29), que contempla esta noción en relación a las prácticas comerciales, pero no
como noción general. Como se advierte, la fuente si bien amplía la noción de consumidor, la limita
a quien se halla expuesto a prácticas abusivas lo que aparece como absolutamente razonable. En
cambio, la redacción de la ley 26.361, carece de restricciones por lo que, su texto, interpretado
literalmente, ha logrado una protección carente de sustancialidad y de límites por su amplitud. Un
ejemplo de lo expuesto lo constituye el hecho que alguna opinión y algún fallo que lo recepta, con
base en a la frase “expuestas a una relación de consumo”, han considerado consumidor al peatón
víctima de un accidente de tránsito, con relación al contrato de seguro celebrado entre el
responsable civil y su asegurador. La definición que surge del texto, constituye una propuesta de
modificación de la ley especial. De todos modos, y tomando como fuente el artículo 29 del Código

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de Defensa del Consumidor de Brasil, la hemos reproducido al regular las “Prácticas abusivas” ya
que, en ese caso, su inclusión aparece como razonable.

Interpretación y prelación normativa (art. 1094 y 1095).


Art. 1094.- Interpretación y prelación normativa. Las normas que regulan las relaciones de
consumo deben ser aplicadas e interpretadas conforme con el principio de protección del
consumidor y el de acceso al consumo sustentable.
En caso de duda sobre la interpretación de este Código o las leyes especiales, prevalece la más
favorable al consumidor.

Este artículo contiene dos criterios interpretativos y de aplicación a las normas que regulan las
relaciones de consumo:
 El principio protectorio: las normas deben aplicarse y interpretarse de acuerdo al principio
de protección del consumidor. Este principio alcanza todas las relaciones en las que
intervienen consumidores y se justifica en la situación de desventaja y vulnerabilidad
estructural en que se encuentran con relación a los proveedores en el mercado.
 El acceso al consumo sustentable: este establece una vinculación entre el derecho del
consumidor, el acceso bienes básicos y el derecho ambiental.

La segunda parte del artículo establece un criterio de prelación normativa para casos de duda en
la interpretación del CCC y las leyes especiales. Esta norma convive con otras que también fijan
criterios de prelación normativa, como el art. 963 del CCC, el art. 3 de la LDC y el art. 25 de la
LDC aplicable a servicios públicos.
De la combinación de todas ellas pueden establecerse los siguientes criterios:
a) En caso de concurrencia de disposiciones del CCC y una ley especial, se aplicarán en el
siguiente orden de prelación:
 Normas indisponibles en ley especial y del CCC.
 Normas particulares del contrato.
 Normas supletorias de la ley especial.
 Normas supletorias del CCC (art. 963 CCC).
b) En caso de concurrencia de normas indisponibles de la ley especial y del CCC, se aplicará
la más favorable al consumidor por imperativo del principio protectorio del art. 42 de la
CN.
c) En caso de concurrencia entre la LDC y una ley especial que regule la actividad del
proveedor, se aplicará la LDC por imperativo del último párrafo del art. 3 LDC.
d) En caso de duda sobre la interpretación de los principios que establece la LDC y el CCC
prevalecerá el más favorable al consumidor (art. 3 LDC).
e) El principio general de interpretación in dubio pro consumidor es de aplicación tanto en el
caso de conflicto normativo como antes situaciones de vacío legal.

Art. 1095.- Interpretación del contrato de consumo. El contrato se interpreta en el sentido más
favorable para el consumidor. Cuando existen dudas sobre los alcances de su obligación, se
adopta la que sea menos gravosa.

El contenido del artículo establece con claridad el criterio de interpretación más favorable al
consumidor, y en caso de dudas sobre los alcances de su obligación, que pueden presentarse por
oscuridad o ambigüedad del texto o ante la necesidad de integración del contrato, se adoptará la
que resulte menos gravosa. Esta pauta interpretativa es otra de las proyecciones del principio
favor debilis.
Cabe destacar que el CCC establece criterios interpretativos complementarios al previsto en este
artículo en los arts. 1061 a 1068, 1074 y 1117 a 1122.

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2. Formación del consentimiento. Prácticas abusivas. Ámbito de aplicación (art. 1096).
Art. 1096.- Ámbito de aplicación. Las normas de esta Sección y de la Sección 2ª del presente
Capítulo son aplicables a todas las personas expuestas a las prácticas comerciales, determinables
o no, sean consumidores o sujetos equiparados conforme a lo dispuesto en el artículo 1092.

En este tema hay profundas diferencias con la parte general de contratos regulada en el Titulo II,
y además, no hay una regulación sistemática en el derecho argentino, lo que justifica una mayor
extensión en el tema.

Se propone la regulación de las prácticas abusivas. Conforme con lo dicho en relación al método,
debe comenzarse con la Constitución Nacional que establece el ‘’trato digno’’, de manera que el
Código es una implementación de esa norma, efectuada con conceptos jurídicos indeterminados y
dejando lugar a la ley especial para que desarrolle reglas precisas y adaptables a un sector muy
cambiante. En este aspecto se incorpora la equiparación de consumidores a personas expuestas y
se establecen normas generales.

Trato digno, equitativo y no discriminatorio (art. 1097 y 1098).


Art. 1097.- Trato digno. Los proveedores deben garantizar condiciones de atención y trato digno a
los consumidores y usuarios. La dignidad de la persona debe ser respetada conforme a los
criterios generales que surgen de los tratados de derechos humanos. Los proveedores deben
abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los consumidores en situaciones
vergonzantes, vejatorias o intimidatorias.

Art. 1098.- Trato equitativo y no discriminatorio. Los proveedores deben dar a los consumidores
un trato equitativo y no discriminatorio. No pueden establecer diferencias basadas en pautas
contrarias a la garantía constitucional de igualdad, en especial, la de la nacionalidad de los
consumidores.

La ley actual contiene la siguiente norma: ‘Trato digno’. Prácticas abusivas. Los proveedores
deberán garantizar condiciones de atención y trato digno y equitativo a los consumidores y
usuarios. Deberán abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los consumidores en
situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias. No podrán ejercer sobre los consumidores
extranjeros diferenciación alguna sobre precios, calidades técnicas o comerciales o cualquier otro
aspecto relevante sobre los bienes y servicios que comercialice. Cualquier excepción a lo señalado
deberá ser autorizada por la autoridad de aplicación en razones de interés general debidamente
fundadas En los reclamos extrajudiciales de deudas, deberán abstenerse de utilizar cualquier
medio que le otorgue la apariencia de reclamo judicial. Tales conductas, además de las sanciones
previstas en la presente ley, podrán ser pasibles de la multa civil establecida en el artículo 52 bis
de la presente norma, sin perjuicio de otros resarcimientos que correspondieren al consumidor,
siendo ambas penalidades extensivas solidariamente a quien actuare en nombre del proveedor
(Artículo 8 bis incorporado por artículo 6° de la Ley N° 26.361 B.O. 7/4/2008).

Sin derogarla, se la amplia con base en principios claros: trato digno, trato equitativo, no
discriminatorio, protección de la dignidad de la persona, tutela de la libertad de contratar, con lo
cual se alcanza un espectro de situaciones amplio que la jurisprudencia, la doctrina o la legislación
especial pueden desarrollar.

Libertad de contratar (art. 1099).


Art. 1099.- Libertad de contratar. Están prohibidas las prácticas que limitan la libertad de
contratar del consumidor, en especial, las que subordinan la provisión de productos o servicios a
la adquisición simultánea de otros, y otras similares que persigan el mismo objetivo.

Este artículo establece una prohibición genérica de las prácticas que limiten la libertad de
contratar del consumidor. Dicha libertad puede verse afectada por prácticas contractuales que son
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reguladas principalmente en la LDC, CCC y leyes especiales; o por prácticas anticompetitivas o
engañosas, reguladas principalmente en la ley de defensa de competencia (25.156) y la ley de
lealtad comercial (22.802)

Información y publicidad dirigida a los consumidores (art. 1101 y 1102).


Art. 1101.- Publicidad. Está prohibida toda publicidad que:
a. contenga indicaciones falsas o de tal naturaleza que induzcan o puedan inducir a error al
consumidor, cuando recaigan sobre elementos esenciales del producto o servicio;
b. efectúe comparaciones de bienes o servicios cuando sean de naturaleza tal que conduzcan a
error al consumidor;
c. sea abusiva, discriminatoria o induzca al consumidor a comportarse de forma perjudicial o
peligrosa para su salud o seguridad.

Art. 1102.- Acciones. Los consumidores afectados o quienes resulten legalmente legitimados
pueden solicitar al juez: la cesación de la publicidad ilícita, la publicación, a cargo del demandado,
de anuncios rectificatorios y, en su caso, de la sentencia condenatoria.

En primer lugar, se consagra una obligación general de información, que hace a la transparencia
informativa en los contratos de consumo. Preceptúa la norma que los proveedores deben poner
en conocimiento del consumidor, en la medida de sus conocimientos, las características esenciales
del bien o del servicio y toda otra circunstancia relevante para la celebración del contrato. Esta
disposición no es igual a la existente en los contratos en general, donde la parte que obtiene
información a su costo, no tiene, por regla general, que compartirla.

Acciones (art. 1102).


Art. 1102.- Acciones. Los consumidores afectados o quienes resulten legalmente legitimados
pueden solicitar al juez: la cesación de la publicidad ilícita, la publicación, a cargo del demandado,
de anuncios rectificatorios y, en su caso, de la sentencia condenatoria.

Los remedios que podrá pedir el accionante según la norma son:


La cesación de la publicidad ilícita: este remedio estaba previsto para casos de publicidad
engañosa en la ley de lealtad comercial.
La publicación a cargo del demandado de la sentencia condenatoria. Esta se encuentra prevista
entre las sanciones enumeradas por el art. 47 de la LDC y ha sido implementada en diversos
casos. La CSJN ha dicho que “puede sostenerse que la sanción accesoria de la publicación de la
principal hace eficaz el derecho a una intimación adecuada y veraz al usuario y al consumidor,
principio consagrado en el art. 42 CN”.
La publicación de avisos rectificatorios. Resulta valiosa su incorporación pues entendemos que
éstos deberán publicarse a costa del proveedor y modos de difusión similares a los utilizados para
efectuar la publicación ilícita.

Efectos de la publicidad (art. 1103).


Art. 1103.- Efectos de la publicidad. Las precisiones formuladas en la publicidad o en anuncios,
prospectos, circulares u otros medios de difusión se tienen por incluidas en el contrato con el
consumidor y obligan al oferente.

La ley vigente tiene la siguiente norma:” Efectos de la Publicidad. Las precisiones formuladas en
la publicidad o en anuncios prospectos, circulares u otros medios de difusión obligan al oferente y
se tienen por incluidas en el contrato con el consumidor. En los casos en que las ofertas de bienes
y servicios se realicen mediante el sistema de compras telefónicas, por catálogos o por correos,
publicados por cualquier medio de comunicación, deberá figurar el nombre, domicilio y número de
CUIT del oferente. (Art 8. Párrafo incorporado por el artículo 1º de la Ley Nº 24.787 B.O.
2/4/1997).

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3. Modalidades especiales:
En este capítulo se regulan modalidades especiales que constituyen prácticas muy extendidas en
la contratación de consumo: Contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales,
celebrados a distancia y celebrados por medios electrónicos. Se los define, se fijan las reglas
generales aplicables y se establecen algunas específicas derivadas del control del medio que,
habitualmente, ejerce el proveedor, y que son las siguientes:

 El deber de información enfocado en la vulnerabilidad técnica derivada del medio utilizado,


 La oferta que se expone en estos medios está vigente durante el tiempo en que
permanezca accesible, y el oferente debe comunicar la recepción de la aceptación,
 El derecho a la revocación
 El lugar de cumplimiento es aquél en que el consumidor hubiera recibido la prestación y
fija la jurisdicción

Estas normas completan las existentes en los arts. 32, 33, 34 de la ley especial (26361) y proveen
soluciones a problemas muy concretos señalados por la doctrina. Se sigue la técnica de reglas
generales que pueden ser complementadas por la legislación posterior específica.

Contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales (art. 1104).


Art. 1104.- Contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales. Está comprendido en
la categoría de contrato celebrado fuera de los establecimientos comerciales del proveedor el que
resulta de una oferta o propuesta sobre un bien o servicio concluido en el domicilio o lugar de
trabajo del consumidor, en la vía pública, o por medio de correspondencia, los que resultan de
una convocatoria al consumidor o usuario al establecimiento del proveedor o a otro sitio, cuando
el objetivo de dicha convocatoria sea total o parcialmente distinto al de la contratación, o se trate
de un premio u obsequio.

El denominador común de los supuestos previstos en este artículo es que los contratos se originan
en una acción directa al proveedor, dirigida a motivar al consumidor a celebrarlos.
El fundamento de la protección especial que confiere este artículo se encuentra en la posibilidad
que el proveedor sorprenda al consumidor llevándolo a consumar un acto irreflexivo, genere las
circunstancias para aprovecharse de la debilidad de su voluntad o confusión, o lo someta a la
presión que el consumidor no pueda resistir.
El artículo aclara que la protección recae sobre los contratos que surjan de ofertas o propuestas
(cuando el texto de la LDC resultaba impreciso al confundir en su redacción el contrato con la
oferta o propuesta que lo origina). Por otra parte, resulta un acierto que el artículo no limite su
alcance a contratos de “venta” domiciliaria, sino que establece una categoría genérica de
“contratos fuera de establecimientos”, lo que lo hace más abarcativo incluyendo, además de los
supuestos enumerados, a todos los contratos típicos o atípicos que se celebren bajo esa
modalidad.
Contratos celebrados a distancia (art. 1105).
Art. 1105.- Contratos celebrados a distancia. Contratos celebrados a distancia son aquellos
concluidos entre un proveedor y un consumidor con el uso exclusivo de medios de comunicación
a distancia, entendiéndose por tales los que pueden ser utilizados sin la presencia física
simultánea de las partes contratantes. En especial, se consideran los medios postales,
electrónicos, telecomunicaciones, así como servicios de radio, televisión o prensa.

El artículo define como contratos a distancias a los que se celebren utilizando los medios de
comunicación que permitan la celebración del contrato sin la presencia física simultanea de los
contratantes.
El fundamento de la protección se basa en la menor información y capacidad de evaluación que
padece quien no tiene contacto directo con el cocontratante y/o con los bienes del objeto del
contrato.

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La LDC nada dispone de la forma que debe observarse en estos contratos. Entendemos que
hubiera resultado conveniente establecer la forma escrita en virtud de su finalidad tuitiva. Sin
perjuicio de dicha omisión, los contratos deberán cumplirse con la información por escrito del
derecho de revocar (art. 1112 CCC) y con la información por escrito que exige el art. 10 LDC.

El contrato celebrado a distancia puede considerarse “entre presentes” o “entre ausentes” según
las circunstancias del caso. Ello así, toda vez que el contrato a distancia meritúa la distancia física
entre los contratantes mientras que la distinción entre “presentes” y “ausentes” se basa en la
inmediatez temporal entre la oferta y aceptación.

Utilización de los medios electrónicos (art. 1106).


Art. 1106.- Utilización de medios electrónicos. Siempre que en este Código o en leyes especiales
se exija que el contrato conste por escrito, este requisito se debe entender satisfecho si el
contrato con el consumidor o usuario contiene un soporte electrónico u otra tecnología similar.

En el art. 1106, haciendo gala del principio reconocido internacionalmente de la equivalencia


funcional de los actos electrónicos respecto de los actos realizados en forma manual ológrafa, se
establece que, siempre que en el Código o en leyes especiales se exija que el contrato conste por
escrito, este requisito debe entenderse satisfecho si el contrato con el consumidor o usuario
contiene un soporte electrónico u otra tecnología. El artículo es un exponente de la aplicación del
mencionado principio.

Información (art. 1107).


Art. 1107.- Información sobre los medios electrónicos. Si las partes se valen de técnicas de
comunicación electrónica o similares para la celebración de un contrato de consumo a distancia, el
proveedor debe informar al consumidor, además del contenido mínimo del contrato y la facultad
de revocar, todos los datos necesarios para utilizar correctamente el medio elegido, para
comprender los riesgos derivados de su empleo, y para tener absolutamente claro quién asume
esos riesgos.

Haciendo hincapié en el principio protectorio del consumidor, se dispone que, si las partes se
valen de técnicas de comunicación electrónica o similares para un contrato de consumo a
distancia, el proveedor debe informar al consumidor, además del contenido mínimo del contrato y
la facultad de revocar, todos los datos necesarios para utilizar correctamente el medio elegido,
comprender los riesgos derivados y tener claro quién asume esos riesgos.

Ofertas (art. 1108).


Art. 1108.- Ofertas por medios electrónicos. Las ofertas de contratación por medios electrónicos o
similares deben tener vigencia durante el período que fije el oferente o, en su defecto, durante
todo el tiempo que permanezcan accesibles al destinatario. El oferente debe confirmar por vía
electrónica y sin demora la llegada de la aceptación.

Cuando se realicen ofertas de contratación por medios electrónicos, según lo previsto en este
artículo, éstas permanecerán vigentes durante el tiempo que fije el oferente o, en su defecto,
durante todo el tiempo que permanezcan accesibles al destinatario. Cuando se produzca la
aceptación, el oferente deberá confirmar por vía electrónica y sin demora la recepción de la
misma.

Lugar de cumplimiento (art. 1109).


Art. 1109.- Lugar de cumplimiento. En los contratos celebrados fuera de los establecimientos
comerciales, a distancia, y con utilización de medios electrónicos o similares, se considera lugar
de cumplimiento aquel en el que el consumidor recibió o debió recibir la prestación. Ese lugar fija
la jurisdicción aplicable a los conflictos derivados del contrato. La cláusula de prórroga de
jurisdicción se tiene por no escrita.
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Se resuelve la cuestión referida al lugar de cumplimiento del contrato, dejando en claro que, en
los contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales, a distancia y con utilización de
medios electrónicos o similares, se considera lugar de cumplimiento aquél en el que el
consumidor recibió o debió recibir la prestación. Ese lugar fija la jurisdicción aplicable a los
conflictos derivados del contrato, cuestión que, de no quedar resuelta por la norma, podría
prestarse a interpretaciones diversas.

Revocación: deber de informar, forma y plazo, efectos, imposibilidad de devolución,


gastos y excepción al derecho a revocar (art. 1110 a 1116).
Art. 1110.- Revocación. En los contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales y
a distancia, el consumidor tiene el derecho irrenunciable de revocar la aceptación dentro de los
diez días computados a partir de la celebración del contrato.
Si la aceptación es posterior a la entrega del bien, el plazo debe comenzar a correr desde que
esta última se produce.
Si el plazo vence en día inhábil, se prorroga hasta el primer día hábil siguiente.
Las cláusulas, pactos o cualquier modalidad aceptada por el consumidor durante este período que
tengan por resultado la imposibilidad de ejercer el derecho de revocación se tienen por no
escritos.

Art. 1111.- Deber de informar el derecho a la revocación. El proveedor debe informar al


consumidor sobre la facultad de revocación mediante su inclusión en caracteres destacados en
todo documento que presenta al consumidor en la etapa de negociaciones o en el documento que
instrumenta el contrato concluido, ubicada como disposición inmediatamente anterior a la firma
del consumidor o usuario. El derecho de revocación no se extingue si el consumidor no ha sido
informado debidamente sobre su derecho.

Art. 1112.- Forma y plazo para notificar la revocación. La revocación debe ser notificada al
proveedor por escrito o medios electrónicos o similares, o mediante la devolución de la cosa
dentro del plazo de diez días computados conforme a lo previsto en el artículo 1110.

Art. 1113.- Efectos del ejercicio del derecho de revocación. Si el derecho de revocar es ejercido
en tiempo y forma por el consumidor, las partes quedan liberadas de sus obligaciones
correspectivas y deben restituirse recíproca y simultáneamente las prestaciones que han
cumplido.

Art. 1114.- Imposibilidad de devolución. La imposibilidad de devolver la prestación objeto del


contrato no priva al consumidor de su derecho a revocar. Si la imposibilidad le es imputable, debe
pagar al proveedor el valor de mercado que la prestación tiene al momento del ejercicio del
derecho a revocar, excepto que dicho valor sea superior al precio de adquisición, en cuyo caso la
obligación queda limitada a este último.

Art. 1115.- Gastos. El ejercicio del derecho de revocación no debe implicar gasto alguno para el
consumidor. En particular, el consumidor no tiene que reembolsar cantidad alguna por la
disminución del valor de la cosa que sea consecuencia de su uso conforme a lo pactado o a su
propia naturaleza, y tiene derecho al reembolso de los gastos necesarios y útiles que realizó en
ella.

Art.1116.- Excepciones al derecho de revocar. Excepto pacto en contrario, el derecho de revocar


no es aplicable a los siguientes contratos:
a. los referidos a productos confeccionados conforme a las especificaciones suministradas por el
consumidor o claramente personalizados o que, por su naturaleza, no pueden ser devueltos o
puedan deteriorarse con rapidez;

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b. los de suministro de grabaciones sonoras o de video, de discos y de programas informáticos
que han sido decodificados por el consumidor, así como de ficheros informáticos, suministrados
por vía electrónica, susceptibles de ser descargados o reproducidos con carácter inmediato para
su uso permanente;
c. los de suministro de prensa diaria, publicaciones periódicas y revistas.

En los contratos celebrados fuera de los establecimientos comerciales y a distancia, el consumidor


tiene el derecho irrenunciable de revocar la aceptación dentro de los diez días a partir de la
celebración del contrato, tal y como se prevé en el artículo 1110. “Las cláusulas, pactos o
cualquier modalidad aceptada por el consumidor durante este período que tengan por resultado la
imposibilidad de ejercer el derecho de revocación se tienen por no escritos.” Dicha revocación
deberá ser notificada al proveedor por escrito, por medios electrónicos o similares o mediante la
devolución de la cosa dentro del plazo de diez días (art. 1112).
Una vez ejercido el derecho de revocar, el artículo 1113 prevé la liberación de las partes de sus
obligaciones correspectivas y la restitución recíproca y simultánea de las prestaciones que
hubieran cumplido.
Cuando por causa imputable al consumidor fuera imposible devolver la prestación objeto del
contrato, deberá pagar éste al proveedor el valor de mercado de la cosa en el momento de
ejercitar la revocación, a menos que este precio fuera superior al de adquisición, caso en el cual
solo quedaría obligado a devolver este último, según la previsión contenida en el artículo 1114.
La falta de información de la existencia del derecho de desistimiento, que debe constar en el
documento contractual, no determina la extinción del derecho, y así lo dispone el artículo 1111. El
ejercicio del derecho de revocación no debe implicar gasto alguno para el consumidor. Según el
artículo 1115 en relación a los gastos, “el consumidor no tiene que reembolsar cantidad alguna
por la disminución del valor de la cosa que sea consecuencia de su uso conforme a lo pactado o a
su propia naturaleza, y tiene derecho al reembolso de los gastos necesarios y útiles que realizó en
ella.”
Para finalizar con los contratos celebrados a distancia o fuera del establecimiento comercial, el
artículo 1116 recoge una serie de supuestos en los que no resultará de aplicación el derecho de
desistimiento:

 Los referidos a productos confeccionados conforme a las especificaciones suministradas


por el consumidor o claramente personalizados o que, por su naturaleza, no pueden ser
devueltos o puedan deteriorarse con rapidez.
 Los de suministro de grabaciones sonoras o de video, de discos y de programas
informáticos que han sido decodificados por el consumidor, así como de ficheros
informáticos, suministrados por vía electrónica, susceptibles de ser descargados o
reproducidos con carácter inmediato para su uso permanente.
 Los de suministro de prensa diaria, publicaciones periódicas y revistas.

4. Cláusulas abusivas. Diversos criterios en derecho comparado. Solución del CCC


2014.
En este capítulo se disponen reglas generales sobre las cláusulas abusivas.
En cuanto a las normas aplicables, se debe recurrir a las de este capítulo, a las de las leyes
especiales y a las relativas a contratos celebrados por adhesión. Estas últimas resultan aplicables
existan o no cláusulas generales, ya que el elemento activante es la existencia de un contrato de
consumo. En todos los casos resulta aplicable siempre la tutela más favorable al consumidor,
como surge expresamente de la parte inicial de este capítulo. También se aclara que pueden ser
declaradas abusivas aun cuando sean aprobadas expresamente por el consumidor.

Se define la cláusula abusiva conforme a un criterio general: es abusiva la cláusula que, no


habiendo sido negociada individualmente, tiene por objeto o por efecto provocar un desequilibrio

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significativo entre los derechos y las obligaciones de las partes, en perjuicio del consumidor. Ello
se complementa con los listados existentes en las leyes especiales.
También se define la situación jurídica abusiva, diciendo que ella se configura cuando el mismo
resultado se alcance a través de la predisposición de una pluralidad de actos jurídicos conexos.
Ello es consistente con lo dispuesto en materia de ejercicio abusivo en el título preliminar y de
contratos conexos en la parte general de contratos.
Se establece que no pueden ser declaradas abusivas las cláusulas relativas a la relación entre el
precio y el bien o el servicio procurado y las que reflejen disposiciones vigentes en tratados
internacionales o en normas legales imperativas, lo cual es coherente con normas de derecho
comparado.

Normas aplicables (art. 1117).


Art. 1117.- Normas aplicables. Se aplican en este Capítulo lo dispuesto por las leyes especiales y
los artículos 985, 986, 987 y 988, existan o no cláusulas generales predispuestas por una de las
partes.

El artículo recurre a la remisión a otros preceptos del Código que serán de aplicación también a
los contratos de consumo. En particular, el art. 985 requiere que las cláusulas generales
predispuestas sean comprensibles y autosuficientes, que la redacción sea clara, completa y
fácilmente legible; teniendo por no convenidas aquellas cláusulas que efectúan un reenvío a
textos o documentos que no se facilitan previa o simultáneamente a la conclusión del contrato.

En cuanto a las cláusulas particulares, el artículo 986 las define como “aquellas que, negociadas
individualmente, amplían, limitan, suprimen o interpretan una cláusula general. En caso de
incompatibilidad entre cláusulas generales y particulares, prevalecen estas últimas.”
Las cláusulas ambiguas predispuestas por una de las partes se interpretan en sentido contrario a
la parte predisponente, es decir, en el sentido más favorable para el consumidor que es el que se
ve obligado a adherirse a las cláusulas predispuestas.

El artículo 988 se dedica a las cláusulas abusivas, que se tendrán por no escritas en los siguientes
casos:
 Cláusulas que desnaturalizan las obligaciones del predisponente.
 Las que importan renuncia o restricción a los derechos del adherente, o amplían derechos
del predisponente que resultan de normas supletorias.
 Las que, por su contenido, redacción o presentación, no son razonablemente previsibles.

Control de incorporación (art. 1118).


Art. 1118.- Control de incorporación. Las cláusulas incorporadas a un contrato de consumo
pueden ser declaradas abusivas aun cuando sean negociadas individualmente o aprobadas
expresamente por el consumidor.

El artículo recoge una previsión concreta para los contratos de consumo, pudiendo las cláusulas
incorporadas a este tipo de contratos ser declaradas abusivas aun cuando sean negociadas
individualmente o aprobadas expresamente por el consumidor.

Regla general (art. 1119).


Art. 1119.- Regla general. Sin perjuicio de lo dispuesto en las leyes especiales, es abusiva la
cláusula que, habiendo sido o no negociada individualmente, tiene por objeto o por efecto
provocar un desequilibrio significativo entre los derechos y las obligaciones de las partes, en
perjuicio del consumidor.

El artículo prevé un estándar objetivo y general para determinar la abusividad de una cláusula.
Para ello corresponde evaluar si tiene por objeto o efecto crear un desequilibro significativo entre
los derechos y obligaciones de las partes en perjuicio del consumidor. Estableciendo así un criterio
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en la línea que previa el art. 37 del decreto reglamentario, derogado por las normas
complementarias.
El juez deberá analizar todos los derechos y obligaciones atribuidos a las partes en el contrato,
para poder evaluar en forma contextualizada la existencia de un desequilibrio en perjuicio del
consumidor. Para analizar si existe este desequilibrio, debe evaluarse que derechos y obligaciones
hubiera aceptado un contratante razonable y de buena fe en un contrato negociado libremente y
en condiciones de paridad.

Situación jurídica abusiva (art. 1120).


Art. 1120.- Situación jurídica abusiva. Se considera que existe una situación jurídica abusiva
cuando el mismo resultado se alcanza a través de la predisposición de una pluralidad de actos
jurídicos conexos.

El concepto de “situación jurídica” resulta una novedad incorporada en el CCC. Por esa razón, la
definición precisa del alcance del concepto y su aplicación requerirá de la construcción que
elabore la doctrina y la jurisprudencia.
Este concepto se introduce en el CCC en:
 La regulación del abuso del derecho, donde se dispone el deber judicial de “ordenar lo
necesario para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la situación jurídica” (último
párrafo art. 10 CCC).
 En la definición de hecho jurídico como el acontecimiento que “produce nacimiento,
modificación o extinción de las relaciones o situaciones jurídicas” (art. 257 CCC).
 En la definición de acto jurídico, al que se define como “el acto voluntario lícito que tiene
por fin inmediato la adquisición, modificación o extinción de relaciones o situaciones
jurídicas” (art. 259 CCC).

El concepto de situación jurídica remite a un estado de cosas creado por una combinación de
hechos o actos jurídicos, a raíz del cual el consumidor queda ubicado en una determinada
posición frente a uno o más proveedores.

Este artículo define la situación jurídica abusiva como el desequilibrio significativo entre derechos
y obligaciones que se produce a través de una pluralidad de contratos conexos.
Para analizar la existencia del desequilibrio, deberá tenerse presente cual fue la finalidad
económica perseguida por el consumidor al suscribir el grupo de contratos conexos y contrastarlo
con los derechos y obligaciones que surgen del cúmulo de contratos. En los casos en que como
resultado de ka combinación de los contratos conexos se produzca dicho desequilibrio o se
desnaturalicen las obligaciones consideradas a la luz de la finalidad económica perseguida, o se
generen vulneraciones a los derechos constitucionales del consumidor, se considerará la
existencia de una situación jurídica abusiva. Ello, aún si cada uno de los contratos conexos
analizados aisladamente resultaren lícitos.

Límites (art. 1121).

Art. 1121.- Límites. No pueden ser declaradas abusivas:


a. las cláusulas relativas a la relación entre el precio y el bien o el servicio procurado;
b. las que reflejan disposiciones vigentes en tratados internacionales o en normas legales
imperativas.

La solución brindada por el CCC se apoya en dos premisas:

 El precio constituye una prestación principal por lo que es esperable que el consumidor lo
conozca la contratar, y pueda decidir no hacerlo si lo considera inadecuado. Este
fundamento es coherente en un sistema que no permite que se declaren abusivas

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cláusulas negociadas. Sin embargo, dado que el CCC permite que se declaren abusivas
cláusulas negociadas, el argumento pierde sentido para nuestro derecho, y
 La libertad de precio es en mercados competitivos no admite que se establezca un precio
que resulta excesivo. Este fundamento exige reflexionar como deben tratarse los precios
excesivos en el caso en que el consumidor actúe en su libertad de elección condicionada,
o cuando sea víctima de una explotación de su inexperiencia, necesidad o falta de
información.

En virtud del principio de supremacía constitucional y el principio protectorio, en los casos en que
mediante la relación establecida entre el precio y servicio o producto se afecte el derecho
constitucional de los consumidores a recibir un trato equitativo y digno o ala protección
constitucional por sobre la prohibición establecida por el artículo comentado.
En caso de duda sobre el alcance de la exclusión prevista en el artículo que comentamos, deberá
interpretarse en la exclusión no la alcanza y que puede analizarse su abusividad en virtud del
principio protectorio previsto constitucionalmente. Es decir, toda vez que esta norma restringe el
derecho de los consumidores a analizar una dimensión central de sus relaciones contractuales
(que puede producir el desequilibrio prestacional previsto en el art. 1119), la prohibición deberá
analizarse con criterio restrictivo.

Entendemos que el segundo inciso resulta redundante. Ello es así, toda vez que se trata de
normas indisponibles para las partes, estas no serán responsables de su incorporación, que se
produce por el propio carácter imperativo de la norma. En esto casos, la única forma en que
podría dejarse sin efecto la cláusula es cuestionando; a constitucionalidad de dicha norma. Si
efectivamente se tratara de una norma inconstitucional, su control no podría excluirse mediante
una provisión del código civil.

Control judicial (art. 1122).


Art. 1122.- Control judicial. El control judicial de las cláusulas abusivas se rige, sin perjuicio de lo
dispuesto en la ley especial, por las siguientes reglas:
a. la aprobación administrativa de los contratos o de sus cláusulas no obsta al control;
b. las cláusulas abusivas se tienen por no convenidas;
c. si el juez declara la nulidad parcial del contrato, simultáneamente lo debe integrar, si no puede
subsistir sin comprometer su finalidad;
d. cuando se prueba una situación jurídica abusiva derivada de contratos conexos, el juez debe
aplicar lo dispuesto en el artículo 1075.

Conforme al artículo 1122, estas facultades -rotuladas como "control judicial"- son marcadamente
amplias, previéndose las sanciones allí establecidas, aunque los contratos hubieran tenido
aprobación administrativa previa.
El inciso "b" sienta el principio general: "las cláusulas abusivas se tienen por no convenidas", esto
es, por no escritas. Es decir, de antemano, ello no implica la nulidad total de las estipulaciones
contractuales, sino que, como se indica en el inciso "c", el juez puede "declarar la nulidad parcial
del contrato" y, "simultáneamente lo debe integrar si no puede subsistir sin comprometer su
finalidad".
Se trata de un temperamento adecuado el adoptado por la norma consignada. El juez debe tener
las facultades suficientes para armonizar la estructura contractual y poder restablecer el equilibrio
entre las prestaciones, vulnerado por las cláusulas a las que se hace referencia.
La solución, por otra parte, es absolutamente concordante con la adoptada por el artículo 989, al
tratar el tema en los contratos de adhesión.
La puesta en marcha de un fuero específico para el tratamiento de estas cuestiones litigiosas
aportará, seguramente, mayor firmeza en las decisiones. Se requerirá, a esa finalidad, un arduo y
meduloso trabajo de los magistrados que intervengan en la solución de estos eventuales litigios.

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