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Violeta Parra

Desde pequeña sintió afición por la música y el folclore chilenos; su padre, profesor de escuela
primaria, fue un conocido folclorista de la región.

El constante viajar por todo el país le puso en contacto con la realidad social chilena, plagada de
desigualdades económicas. Violeta Parra adoptó una postura política de militante de izquierdas
que le llevó a buscar las raíces de la música popular. En 1952 recorrió los barrios más pobres de
Santiago de Chile, las comunidades mineras y las explotaciones agrarias, recogiendo las canciones
anónimas que después repetiría, ya en 1954, en una serie de programas radiofónicos para Radio
Chilena, emisora que la proyectó al primer plano del folclore nacional.

A mitad de los años cincuenta realizó un viaje por los países de la Europa socialista y de regreso, a
su paso por Francia, tuvo la oportunidad de plasmar temas del folklore chileno para el catálogo del
sello Le Chant Du Monde. En 1956, ya de regreso a Chile, grabó el primer álbum de la colección El
folclore de Chile, serie que garantizaría la conservación de multitud de temas populares de autoría
anónima. Fue designada directora del Museo de Arte Popular de la Universidad de Concepción y
retomó sus actuaciones en Radio Chilena.

Pasó los primeros años de la década de 1960 en Europa, donde realizó actuaciones en diversos
países. En 1964 tuvo la oportunidad de organizar una exposición individual de su obra plástica en
el Museo del Louvre, la primera realizada por un artista latinoamericano. Nuevamente en
Santiago, junto con su hermano Nicanor Parra y sus hijos mayores, animaron la "Peña de los
Parra", un nombre de resonancias legendarias en la música popular de América Latina.

https://www.violetaparra100.cl/

Además de una artista excepcional, Violeta Parra fue una investigadora del folclore chileno; su
obra recopilada es inmensa y comprende numerosos géneros, como tonadas, parabienes o
villancicos. Su labor de difusora de la expresión del pueblo campesino la volcó en composiciones
musicales como Casamientos de negros (1955), Yo canto la diferencia (1961), Una chilena en París
(1965), Qué dirá el Santo Padre (1965), Rin del angelito (1966), Run run se fue pal Norte (1966),
Volver a los diecisiete (1966) y Gracias a la vida (1966), muchas de las cuales han sido grabadas por
destacados intérpretes, desde Víctor Jara hasta Joan Baez. En Verso por despedida a Gabriela
(1957) rindió homenaje a la gran poetisa chilena Gabriela Mistral.

Su creatividad la llevó también a cultivar la cerámica, la confección de tapices, la pintura y la


poesía. Los dolores y las alegrías de su vida alientan los versos de A lo humano y a lo divino.
Desgraciadamente, como consecuencia de una fuerte depresión, Violeta Parra acabó con su vida
el 5 de febrero de 1967, momentos antes de salir a un escenario.
1959

Viaja a recopilar el folclore de la isla de Chiloé, en el sur, donde organiza recitales, cursos de
folclore, cerámica y pintura.

Escribe el libro “Cantos folklóricos chilenos”, que reúne toda su labor de investigación, con
fotografías de Sergio Larraín y partituras musicales de Gastón Soublette.

Producto de una severa hepatitits, su labor como arpillerista y pintora alcanza gran desarrollo.
Tanto así, que ese mismo año expone sus óleos y arpilleras en la Primera Feria de Artes Plásticas al
aire libre en el parque Forestal.

1964

En abril, Violeta expone sus arpilleras, óleos y esculturas de alambre en el Museo de Artes
Decorativas, Pabellón Marsan del palacio del Louvre. Es la primera exposición individual de un
artista hispanoamericano en dicho muse

1965 Se publica en Francia su libro “Poésie populaire des Andes”. En Ginebra, la televisión suiza
filma el documental “Violeta Parra, bordadora chilena”. Violeta retorna definitivamente a Chile en
junio. Canta con sus hijos en la Peña de Los parra, Santiago y publica por Odeón el LP “Recordando
a Chile (Una chilena en París)” y un disco junto a su hija Isabel. Es invitada a la Feria Internacional
de Santiago (FISA), donde instala una peña folclórica.

Violeta Parra, sus arpilleras y pinturas

No sólo cantautora fue esta folklorista, la más importante de nuestro país, sino que también una
destacada artista plástica. Especialmente cuando se habla de sus arpilleras que confeccionó con
gran maestría y que han sido expuestas a nivel mundial

la población de San Carlos, provincia chilena de Nuble, el 4 de octubre de 1917. Sus padres (un
maestro rural de ideas avanzadas y una modista) la bautizaron como Violeta del Carmen Parra
Sandoval. De ellos aprendió a amar la cultura, llegando a destacar por las letras de sus canciones,
las partituras propias, pero asimismo con sus cuadros, cerámicas, esculturas, bordados que ella
fue exhibiendo con el paso de los años. Era una familia numerosa, con cinco hermanos de los que
Nicolás Parra resultó ser un prestigioso poeta. Violeta tuvo una niñez difícil, aquejada de varias
enfermedades, creciendo con una débil constitución física.

En algunas de sus canciones reflejó las penurias familiares y los males que hubo de vencer en su
infancia. Guiada por su citado hermano estudió Magisterio en Santiago de Chile, pero se ganó el
pan merced a infinidad de modestos trabajos: "No existe empleo ni oficio / que yo no lo haya
'ensayao'"…" reza la estrofa de una de sus canciones. Las primeras, a la edad de doce años. Llegó a
dominar varios instrumentos como la guitarra, el charango, el cuatro, el arpa, la quena, también
otros de percusión… De cantar boleros y canciones populares españolas y mexicanas pasó a
concentrarse en el estudio, búsqueda e interpretación de antiguas piezas folclóricas andinas, al
punto de recopilar más de tres mil, aparecidas en el volumen "Cantos folclóricos chilenos".

Es sin duda su primer matrimonio con el obrero ferroviario Luis Cereceda, en 1938, lo que
marcaría buena parte de la línea ideológica de su repertorio y el comienzo de una atormentada
vida. Era su marido un militante comunista quien la aleccionó en sus ideas hasta que ella misma se
introdujo en ambientes políticos de izquierda. Si bien hay parte de su repertorio musical de mero
contenido folclórico no puede eludirse otra donde expresa historias y problemas de la clase
trabajadora bajo la óptica de su ideario. El fracaso de su matrimonio se debió a que pasaba
muchos días lejos de su hogar por sus compromisos artísticos, lo que no comprendía su esposo.
Tuvieron dos hijos, Ángel e Isabel, luego también cantantes. El primogénito recordaría la dura
existencia que padecieron en su desprotegido hogar: "Vivíamos con mamá en una pieza de
madera, con piso de tierra. En invierno hacía un frío de morirse. Nos tapábamos hasta con el
estuche de la guitarra. A las cuatro de la mañana ella me despertaba para que fuera a robar agua a
una acequia que quedaba muy lejos".

Violeta Parra volvió a casarse, esta vez con un carpintero, Luis Arce, con quien tuvo una hija,
Carmen Luisa, que murió a los dos años. Una nueva decepción sentimental. Ya había disfrutado de
experiencias artísticas notables. En 1952 recibía el premio Caupolicán "a la mejor folclorista de
Chile"; Pablo Neruda la recibió en su casa y para el gran poeta ella desgranó lo mejor de su
repertorio: versos como "A lo humano", "A lo divino". El premio Nóbel escribió para Violeta un
sentido poema. En 1955 realizó el más importante de sus viajes, a Varsovia, tomando parte en el
Festival Mundial de la Juventud. También pasó por Moscú y París. De 1957 es su canción más
comprometida, "La lechera". También lo sería después "La carta".

Es en 1960, en un segundo viaje a la capital francesa, donde vivió tres apasionantes años, cuando
conoció a su verdadero amor, un suizo de nombre Gilbert Fabre, antropólogo y musicólogo.
Convivió un largo tiempo con él en Ginebra, dedicándole entre otras las canciones "Corazón
maldito", "Qué he sacado con quererte", "El gavilán, gavilán"… Lideraba por entonces la nueva
canción chilena con textos de su autoría cargados de fuerte contenido social. En 1964 expuso una
colección de tapices de su creación en el Museo del Louvre. Regresó a Chile en 1966 tras su
ruptura con Gilbert Favre, quien ese año se instaló en Bolivia. Fue a verlo y resultó que se había
casado. Aquello le produjo una depresión que nunca superaría, aunque trató de rehacerse
sentimentalmente al lado de un músico uruguayo, Alberto Zapicán.
El año mencionado es cuando se instala en una carpa, "La Reina", donde busca un rincón donde
vivir, sin ninguna clase de comodidad. Allí reanuda la confección de tapices y allí es donde canta
para quien quiera escucharla. Pero acude muy poca gente y ella malvive, apenas sin ingresos. Es
cuando llega el fatídico 5 de febrero de 1967 y en la más completa soledad toma la decisión de
suicidarse. Nos dejó, aparte de "Gracias a la vida" (de la que hizo una versión insuperable
Mercedes Sosa), "Volver a los 17" (que grabaría Joan Manuel Serrat), "Casamiento de negros", "La
jardinera"… Gran parte de su obra también se conocería gracias a Los Calchakis, Víctor Jara,
Quilapayún, Inti Illimani, Patricio Manns, María Dolores Pradera, Miguel Bosé, Joaquín Sabina… y
sus propios hijos, Ángel e Isabel Parra.

Legado artístico

Fundación Violeta Parra

Por iniciativa de sus hijos y, con el objetivo de rescatar la figura y el legado de Violeta Parra, se
creó la Fundación Violeta Parra en 1992.1 Presidida por su hija Isabel Parra, busca «reunir,
organizar y preservar su obra; proyectarla en Chile y en el exterior para que puedan acceder a ella
estudiantes, artistas y público en general».

Museo Violeta Parra

Interior del Museo Violeta Parra.

El Museo Violeta Parra abrió al público el 6 de octubre de 2015, con varios años de retraso —en un
principio, la inauguración debería haberse producido a fines de 2011— con el objetivo primordial
de mostrar de forma permanente la obra de la artista. Diseñado por el arquitecto Cristián
Undurraga, alberga sus arpilleras, óleos y obras en papel maché.24 La colección consta de 48
obras, entre donaciones y comodatos, pero se exhiben «solo 23, divididas en los dos grandes
temas de Violeta Parra: lo humano y lo divino».25

Ubicado en la avenida Vicuña Mackenna 37, en Santiago, el museo tiene en sus 1330 m², además
de las salas dedicadas a la obra de Violeta, otros espacios para diversas actividades culturales,
como talleres, conciertos y conferencias. La entrada es gratuita.26

Teatro, cine y televisión

Francisca Gavilán interpretó a Violeta en la película de Andrés Wood Violeta se fue a los cielos
(2011).
En Buenos Aires se rindió homenaje a su vida con la obra teatral Violeta viene a nacer adaptación
del libro Y ahora, la resucitada de la violenta Violeta del escritor y periodista argentino Rodolfo
Braceli27 interpretada por la actriz argentina Virginia Lago en 1993 y 1994.28

En 2011 Andrés Wood estrenó su película Violeta se fue a los cielos basada en el libro homónimo
de Ángel Parra29 y protagonizada por Francisca Gavilán.30 La cinta ha ganado varios galardones
entre los que destaca el Gran Premio Internacional del Jurado en el Festival de Sundance (enero de
2012).31

En 2012 se transmitió la miniserie Violeta se fue a los cielos, adaptación televisiva de la película,
también dirigida por Andrés Wood y protagonizada por Francisca Gavilán. Fue emitida por
Chilevisión y constó de tres capítulos en los cuales, a partir del metraje extra de la película, se
profundiza en la infancia de Violeta, su primer matrimonio, y el vínculo con su hermano
Nicanor.32

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