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UNIVERSIDAD CATOLICA LUMEN GENTIUM

ESCUELA DE FILOSOFIA
METAFISICA I Prof.: Adrián Carlos Lozano Guajardo.
Presenta: Eduardo De Jesús Ávila, FMAP 2° B
Tlalpan, CDMX, 04 de Octubre del 2019

La noción de sustancia1
La sustancia como sujeto
La palabra castellana “sustancia” proviene de la latina “subtantia” compuesta a su vez de
“sub” (debajo) y “stare”. Etimológicamente significa “lo que está debajo” sin embargo ese
estar debajo debe tomarse en sentido metafórico. Se trata de designar aquello que, en cada
cosa, hace de núcleo o fundamento intrínseco, y a lo que se refieren o en lo que se apoyan
todas las demás determinaciones de esa cosa. La sustancia es necesaria para que puedan
existir en ella ciertas cualidades, adjetivaciones es por eso que la sustancia se toma como
sujeto. Por ejemplo: lo veloz, elegante, dócil, resistente, fuerte, no se dan en sí mismas sino
en otro, y en este caso en un caballo (sustancia).

La sustancia como lo permanente


Otra manera de entender a la sustancia es considerarla como lo permanente, ya que
todas las sustancias de las cuales tenemos experiencia están sometidas al cambio, ya sea de
lugar (traslación de un lugar), cualidad, cantidad (crecimiento-disminución), pero a pesar de
todos esos cambios, la sustancia permanece siendo la misma, La sustancia es, pues, ese
núcleo que permanece constante a través de las múltiples mudanzas, de cualidades, de
lugares, de tiempo, de relaciones, etc. Sin embargo es importante aclarar que todo esto dicho
ha afectado realmente el núcleo sustancial que ha pasado por ellas. En suma, lo han afectado,
pero no lo han cambiado ni en su esencia, ni en su individualidad, pero sí de manera de
manera accidental, es decir, cuando en la sustancia cambian sus accidentes. Lo que
permanece constante en el cambio accidental es la naturaleza específica y la individuación
de la sustancia que cambia, por ello al entender la sustancia como lo permanente, la
entendemos en realidad como la esencia individual, es decir, la sustancia primera según
Aristóteles.

La sustancia como lo autosuficiente

1
GARCIA LOPEZ, JESUS, Lecciones de metafísica tomista, pág.230-246
Tanto su índole de sujeto como su carácter de permanente confieren a la sustancia un
elevado grado de autosuficiencia ya que es capaz de existir en sí, sin necesitar un sujeto de
inhesión y es capaz de seguir existiendo, de permanecer, a pesar de la sucesiva pérdida de
accidentes o del cambio de ellos. Primitivamente la palabra ousia significo la riqueza, los
bienes que permiten subsistir a un hombre o a un pueblo. Connota, por consiguiente,
independencia, capacidad de mantenerse sin auxilio de otro, sin depender de otro, cosa que
es también lo propio de la sustancia. Ciertamente existen sustancia perecederas, corruptibles
(sustancias corpóreas), pero también hay sustancias imperecederas, incorruptibles, las
sustancias espirituales y estas tienes autosuficiencia mayor.

La sustancia como la unidad primordial de cada cosa

La sustancia no es la suma de todos los accidentes, puesto que una suma carecería de
verdadera unidad, y la sustancia es algo uno, con un grado de unidad más fuerte que de la
simple suma o agregación. La sustancia es anterior, por naturaleza a todos sus accidentes; es
el principio de todos ellos, y de ningún modo el resultado de su suma o acumulación.

La esencia de la sustancia

La esencia de cualquier cosa, se expresa por la definición de la misma, por lo tanto la


sustancia se define como “el ente al que le compete existir en sí y no en otro como en un
sujeto de inhesión”. Se dice “al que le compete existir en sí” y no “que existe en sí”, porque
el existir no puede entrar en la definición de ninguna cosa creada. Y se dice “y no en otro
como sujeto de inhesión” ya que esto es lo propio de los accidentes, y la sustancia es
irreductible a los accidentes, es decir, que no puede existir como ellos. Según esta definición
no pueden ser sustancias las partes de la sustancia. Y por tanto se comprende mejor el alcance
de las características que se han mencionado referente a la sustancia; el ser sujeto, el ser
permanente, el ser autosuficiente y finalmente el ser radicalmente unitaria.

El ser de la sustancia

El ser de la sustancia es la actualidad sin más de la esencia sustancial; de esa esencia


que le compete existir en sí y no en otra. El ser o existir de la sustancia puede describirse en
primer lugar como la “subsistencia” y que corresponde a la autosuficiencia de la sustancia en
su ser y en su obrar, y segundo, como “persistencia” que se opone a la fugacidad de algunas
otras realidades como el movimiento sucesivo. En tercer lugar “la autosuficiencia entitativa”
e incluso operativa, y que también puede llamarse subsistencia. Y finalmente tenemos la
cuarta nota del ser sustancial, que es una estricta unidad. Cada sustancia está ordenada a un
ser sustancial uno y único.

Analogía de la sustancia

La sustancia (la palabra y la noción de sustancia) es análoga, por lo menos en lo que


se refiere a esos dos principios de sustancia de los que hasta ahora se han mencionado: la
sustancia corpórea y la sustancia espiritual.

La primera división de sustancia, que ya se encuentra, por lo demás, en Aristóteles,


es la que se distingue entre sustancia “primera” (sustancia individual) y sustancia “segunda”
(sustancia universal, o sea, la esencia especifica o genérica de cada sustancia individual).
Pues bien, entre estas dos, la sustancia primera es el analogado principal, mientras la segunda
es un analogado secundario cuando no es extrínseco. Por su parte la sustancia primera se
divide en “infinita” (Dios) y “finita” la sustancia creada. A su vez la finita se subdivide en
“puramente espiritual” y “espiritual, pero unida a un cuerpo, u ordenada a esa unión” y
“corpórea”. Y la analogía propia de estas últimas divisiones de la sustancia es la de atribución
intrínseca en la que Dios es el primer analogado; los ángeles, el analogado segundo; las almas
humanas, el tercero, y las sustancias enteramente corpóreas, el último.

La cuestión de la existencia extramental de la sustancia

En cuanto a la cuestión de la existencia extramental de la noción de la sustancia es


conocida la negación de que ella hace el empirismo, sencillamente porque reduce todo el
conocimiento humano al conocimiento sensitivo, y es evidente que la sustancia no puede ser
percibida por los sentidos, sino solo por el intelecto. Y parecida a está es la negación kantiana
de la realidad objetiva de dicha noción, aunque no deje, por eso, de admitir, a nivel
intelectual, un concepto similar a dicha noción, válido y necesario para los hombres, pero sin
existencia extramental alguna, como una mera necesidad subjetiva de nuestro pensar.
La noción de accidente2

Accidente lógico y accidente real.

La palabra castellana “accidente” viene de la latina accidens, que es participio del verbo
accidere. El sentido de este verbo es el de “sobrevenir” o “acontecer”, por lo cual accidente
significa lo que sobreviene o acontece. Lo accidental es lo que sobreviene a una cosa sin
alterarla esencialmente, que por tanto, bien puede prescindirse de ello.

El accidente puede ser entendido en un sentido lógico y en un sentido real. En un


sentido lógico se refiere a aquel predicado que se atribuye a un sujeto de modo continente,
de suerte que lo que puede tener o no tener sujeto en cuestión, sin que éste varíe
esencialmente. En cuanto al accidente en un sentido real, el accidente es lo que está ordenado
a existir en otro, en una sustancia, como en un sujeto de inhesión, y con ello independencia
de que se trate de algo ligado de modo necesario a la sustancia en la que inhiere, o ligado a
ella de manera contingente.

Naturaleza del accidente real

El accidente es aquella esencia a la que le compete existir en otro como sujeto de


inhesión. Decimos “aquella esencia” porque la definición se refiere siempre a la esencia. Y
existir en otro, porque no existe por sí mismo.

El ser del accidente

El ser del accidente es la inherencia, no el subsistir. El accidente existe en la sustancia


y por la sustancia, esta es su nota propia y distintiva.

La sustancia como causa de los accidentes

La sustancia es la causa eficiente de sus propios accidentes, y además es la causa final


de ellos, y por último la causa material de los mismos. Si se trata de accidentes contingentes
o extrínsecos, tales accidentes tienen como causa al agente exterior que los produce.

2
GARCIA LOPEZ, JESUS, Lecciones de metafísica tomista, pág. 247-256.
Como causa material, a la sustancia en la que inhieren y como causa final al agente que los
produce y a veces a la sustancia misma en la que radican.

Breve esquema de la división de los accidentes

Según la clasificación aristotélica, los géneros de accidentes son nueve: la cantidad,


la cualidad, la relación, la acción, la pasión, el lugar, el tiempo, la situación y el hábito. De
estos nueve, los primeros tres pertenecen a todas las sustancias ya sean corpóreas o
espirituales y los otros seis, son propias de las sustancias corpóreas.

Existencia extramental de los accidentes

Si se niega la existencia de las sustancias, se niegan también los accidentes, o se los


conciba como si fueran sustancias. Esto último es lo que hace el actualismo en sus dos
modalidades de movimiento y activismo. Y lo primero, es decir, la negación extramental de
los accidentes tiene lugar en las distintas formas de inmanentismo, ya sea de tipo empirista,
racionalista o idealista.

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