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identificarlo, y las medidas que se deben asumir para evitar el contacto directo y
las afecciones de salud.
Con la llegada de las lluvias se dieron las primeras señales de alarma en el
departamento del Atlántico por la presencia del caracol gigante africano. Se trata de
un molusco invasor que devora cultivos y jardines, además de ser un foco
transmisor de parásitos que afectan la salud humana. (ver infografía)
El primer campanazo de alerta lo dio la Corporación Autónoma Regional del
Atlántico el pasado miércoles, y desde entonces la autoridad ambiental del distrito
–Damab– se ha encargado de recibir y verificar los reportes de la ciudadanía.
Ante la movilización estatal por cuenta de este tipo de caracol, resulta oportuno
explicar por qué esta especie es tan peligrosa. Para aclarar dudas, EL HERALDO
consultó a la malacóloga Adriana Gracia, experta en caracoles del programa de
Biología de la Universidad del Atlántico, quien señaló que se trata de la especie
científicamente nombrada como Achatina fulica.
“Esta especie es nativa de África y, como toda especie introducida, trae una
problemática asociada porque no tiene depredadores naturales que controlen sus
ciclos de reproducción. Como consecuencia, se expande y desplaza a las
especies nativas, desequilibrando el ecosistema”, explica Gracia.
La Achatina fulica tiene una concha cónica estrecha cuyo largo duplica
su ancho, y contiene de siete a nueve espirales cuando el caracol está
bien desarrollado. La concha es generalmente de color marrón rojizo con
algunas manchas verticales de un tono amarillento.
Invasor peligroso. El caracol africano está incluido entre las cien especies
exóticas invasoras más dañinas en el planeta. Por esta razón, cuando se
detectó por primera vez su presencia en Colombia, el Ministerio de
Ambiente emitió la resolución 0848 del 23 de mayo de 2008 –que fue
luego actualizada en la resolución 654 de 2011– , en la que se expiden
las medidas que deben asumir las autoridades ambientales para
prevenir, tratar y manejar el molusco invasor.
En la resolución se aclara que el caracol gigante africano fue
introducido de manera premeditada al país, aún cuando desde la década
del 60 existía información de alerta frente a la especie, y que de hecho
Brasil, desde finales de la década del 90, ha generado múltiples
comunicaciones sobre los riesgos sanitarios de la especie.
Las medidas del Damab. Desde ayer, la autoridad ambiental del Distrito se
encuentra atendiendo los reportes de los ciudadanos que identifican la
presencia de la especie. Se hallaron dos caracoles en la carrera 60 No.
64-86.
“Nuestra solicitud es mantener la calma, utilizar guantes y tapabocas
para la manipulación. Siguiendo con los protocolos establecidos en la
Resolución 0654 de 2011, ellos deben ser depositados en una bolsa,
agregarles sal común o arsenato de calcio hasta lograr la deshidratación.
Para este procedimiento se requiere que el animal esté fuera de la
concha.