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Artesanía

Los objetos artesanales se produjeron para las actividades diarias. Los arahuacos usaban arcilla para
hacer alfarería , a veces decorada con motivos blancos de animales y pájaros. También desarrollaron
técnicas de tejido y cestas producidas a partir de fibras de palma. El algodón se usaba para
confeccionar redes de pesca y hamacas para dormir.

Esculturas y pinturas rupestres: Algunos grupos Arawak hicieron pequeñas figuritas en forma de
animales y humanos, en piedra y madera. Otros grupos tallaron y pintaron en la superficie de rocas
grandes, creando petroglifos que representaban animales, humanos y líneas abstractas. Estas piezas
probablemente fueron creadas con fines ceremoniales.

Vivienda
Había dos tipos principales de casas, basadas en la jerarquía. El caneye era para la gente común y
consistía en un edificio redondeado. El bohío era rectangular y a veces tenía un pórtico, y estaba
ocupado por el cacique y su familia. Ambos tenían pilares de madera para sostener el techo, y las
paredes y el techo estaban hechos de paja.

Vestimenta
Las mujeres generalmente tienen trajes largos y anchos que consisten en colores diferentes y
vibrantes que cubren todo el cuerpo y llegan a sus pies. Del mismo modo, la cara está pintada con
elementos vegetales y usan sandalias en los pies. Tanto hombres como mujeres pintaron sus cuerpos
y hicieron joyas hechas de oro, piedra, hueso y concha.

Vivienda de los arawacos en Venezuela.


La arquitectura por parte de los arawacos en Venezuela se ha visto influenciada por el tipo de
espacio donde los grupos se han asentado, por lo que se pueden dividir las casas de agua y las casas
de tierra.
La arquitectura de agua, llamada también palafitos, era comúnmente practicada por los wayúu y
warao. Se caracterizan por ser viviendas pequeñas que se apoyan en pilotes de madera y que están
erigidas sobre las aguas pacificas de los lagos y lagunas.

A pesar de que la cantidad de comunidades indígenas que existen en nuestros tiempos es bastante
reducida, aun en la costa oriental del lago de Maracaibo y en el Delta del Orinoco, se pueden
apreciar las construcciones tradicionales consideradas patrimonio cultural.

Por su parte, los grupos étnicos que habitaban las selvas tenían una arquitectura totalmente diferente,
de las cuales la churuata era y sigue siendo la vivienda por excelencia que predomina en las
poblaciones indígenas.

Esta es una especie de choza, pero su particularidad es que es una vivienda colectiva. Se caracteriza
por estar formado por un techo cuyo armazón de madera unen en la parte superior, con círculos
concéntricos interiores para darle más fuerza a la estructura.

Sobre estos círculos se colocan los delgados haces de palma que llegan a formar una capa
impermeable que le da un aire fresco pero resistente a toda la construcción.

Hoy en día la churuata se ha convertido en un icono popular, ya no solo practicada por los arawacos
en Venezuela sino llevada a construcciones modernas como espacios públicos de parques, en
restaurantes, parques y hoteles.
Los Yanomami comenzaron a extenderse hacia los cursos de los grandes ríos navegables
en la segunda mitad del siglo XX. A diferencia de la mayoría de los grupos indígenas del
bosque tropical, los Yanomami son gente más adiestrados a la vida en los bosques que
en los ríos.

La vivienda Yanomami se presenta con soluciones técnicas y formales que más bien
recuerdan los tipos de cobijos más antiguos inventados por el hombre. Diseñado con un gran
espacio central, el heha, a su alrededor se desarrollan todas las actividades de la comunidad,
es el punto vital del shapono; todo se abre hacia él, todo mira hacia él y la vida gira alrededor

del él.

El tamaño del Heha lo determina la cantidad de habitantes de cada comunidad, varia


constantemente y puede decirse que sus medidas van desde los 20 a 50 m de diametro.
Existe una marcada resistencia de los Yanomami en aceptar otras soluciones
constructivas para levantar su tradicional shapono. Sus orígenes formales se pierden en el
tiempo para proyectarse inalteradas hasta nuestros días. La solución formal del shapono
actual no acusa modificaciones.

Lo que alcanza un valor espacial único, es el conjunto del shapono en su totalidad, con su
gran círculo formado por las viviendas “techo en tierra” y su heha, el gran espacio central.

Lo esencial no es lo arquitectónico de sus fases constructivas, sino el gran espacio


colectivo logrado con la integración de los espacios techados y abiertos. Una concepción
espacial que es consecuencia de una forma de vida colectiva ancestral, arraigada y
compartida para toda la comunidad.
En las últimas décadas los Yanomami han asimilado formas y técnicas constructivas
completamente diferentes para levantar viviendas con otras variedades tipológicas, pero
cuando se trata de levantar el shapono que culturalmente los identifica, se descartan las
influencias externas. Es como un acto de reafirmación cultural colectiva.

El shapono dura muy poco tiempo, aproximadamente unos dos años, porque por el techo
pasa el agua de lluvia o se infesta de insectos. El shapono nuevo se construye en el
mismo sitio después de haber quemado el que se ha estropeado o, se levanta en las
cercanías del asentamiento anterior.

Anteriormente, por razones de seguridad, los shaponos estaban fortificados y tenían una
empalizada que los resguardaba con palos muy altos (más de tres metros) y duros que
atarían con lianas muy fuertes. Los sitios de acceso tenían su sistema de alarma ruidoso
que anunciaba la presencia de cualquier intruso.

Los paravientos de los Yanomami acusan una de las formas constructivas más simples y
de fácil ejecución. Consta de unos palos hincados de aproximadamente un metro de alto
con viga horizontal en el tope y sobre ella descansa la parte más baja del envigado que
conforma la armadura del techo.

La Cultura Yanomami
Los Gerard son una etnia indígena dividida en tres grupos: Yaman, Sanumá y
Yanomam. Siendo ubicados en Venezuela justo en el estado Amazonas, y en
los estados brasileños de Amazonas y Roraima.

Cada grupo habla una lengua diferente, pero de igual manera se entienden al
comunicarse. Esta cultura tuvo violentos contactos con sus vecinos de cultura
piaroa, los cuales se caracterizaban por ser muy dados al combate y a la
guerra.

El nombre de la Cultura Yanomami o Yanomamos, surgió de los misioneros


salesianos italianos. Quienes se encargaron de las misiones católicas en la
región conocida como Yanomamo. Término que al pluralizarlo al italiano
significa Yanomami. El Padre Cocco, misionero italiano los
llamaba Yanomamos, no como en el italiano Yanomami. Desde entonces
son conocidos en el mundo con este nombre.

Los 20.000 habitantes de la Cultura Yanomami viven dispersos por la selva


tropical en aldeas. Separadas unas de las otras por muchos kilometros
de tierra deshabitada. Cerca del 70% de esta etnia ocupa el Sur
de Venezuela, mientras que el resto habita los alrededores de Brasil.

Las tribus, etnias o grupos de Yanomami se concentran en la cuenca del Río


Mavaca, afluentes del Río Orinoco en la Sierra Parima.

La Cultura Yanomami y su relación con la sociedad


La sociedad Yanomami se hizo presente hace ya más de dos siglos atrás, a
raíz de la llegada de los Conquistadores Portugueses en el Amazonas y Río
Negro. Situación que los hizo permanecer refugiados hasta mediados
del siglo XX. Para los años cincuenta, comenzaron el contacto más directo con
personas no indígenas. Periodo en el que tuvieron encuentros nada amigables
con criollos venezolanos y brasileños.

Tanto venezolanos como brasileños llegaron al territorio Yanomami para


la explotación cauchera (el caucho: es un polímero elástico que surge como
una emulsión lechosa en la savia de varias plantas conocida
como LÁTEX). Explotación que conllevo a fuertes enfrentamientos en contra
de los indígenas, quedando varias víctimas mortales y otras raptadas.

Importantes investigadores antropológicos han coincidido en que la Cultura


Yanomami migró de las zonas cercanas del Rió Blanco y el Río
Negro en Brasil a lugares más seguros. Refugiándose en la Sierra Parima, en
una cadena montañosa entre las fronteras de Venezuela y Brasil.

Esto trajo como consecuencia que las familias sobrevivientes de la Cultura


Yanomami crecieran numerosamente. Llegando a expandirse hasta las
cercanías del Río Orinoco. Para finalmente, formar parte de las
grandes Culturas de América.

Pasado éste desagradable momento para la Cultura Yanomami, un grupo de


exploradores venezolanos y franceses entre los cuales se encontraban
misioneros religiosos y otras personas no indígenas realizan una expedición
donde se toparon con la cuenca del Río Orinoco, estableciéndose en
territorio Yanomami.

Estos representan el primer grupo con presencia permanente en la zona, en


consecuencia los contactos cada vez se hacen más frecuentes y de manera
creciente entre estos y los Yanomami.

Pintura Yanomami
El “noto”, o “uruú”, es el cosmético más utilizado por los yanomamis. Se obtiene de los frutos
de la “nana” una planta propia de la región. En su elaboración, se colocan las semillas y la
pulpa rojiza del fruto de esta planta dentro de media calabaza vacía, antes de esto las semillas
se trituran y tamizan. Tras mezclar todos estos ingredientes hasta conseguir una masa pastosa,
se deja reposar durante toda una tarde y una noche. A la mañana siguiente, esta papilla se
vierte en unas hojas y se envuelve. Estos paquetes se agujerean y se cuelgan para que se
escurra el líquido y la masa se consolide. Pasados dos o tres días, se abre el envoltorio y el
“cosmético” está listo para su uso. Si con el tiempo se endurece demasiado, la masa se
humedece con agua o saliva. Los colores básicos empleados en el pintado de sus cuerpos son el
rojo y el negro. El color negro se obtiene mezclando polvo de carbón con la masa anterior. Los
colores rojo o morado y las líneas y puntos, dibujados en sus cuerpos, tienen un significado de
adorno pacifico. El color negro lo utilizan los guerreros y aquel que tiene intención de matar.
El negro ayuda al guerrero a camuflarse y a hacer más difícil que el enemigo pueda
identificarlo durante la lucha. Por esa razón, cuando un yanomami va pintado de negro, se
debe temer que, o bien va a atacar o que se está preparando para repeler un ataque. Las
manchas negras que llevan las mujeres son señal de luto. Cuando los yanomamis lloran a sus
muertos se enjuagan las lagrimas con las yemas de los dedos, sucias de carbón, y luego se
frotan las mejillas.

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