Está en la página 1de 4

JOSÉ DAVID MUÑOZ MUÑOZ

UNA SALIDA

Una de las razones por las cuales encontramos que la mayoría de los actos más loables o,
en su defecto, execrables son realizados o dirigidos por adolescentes, es la búsqueda de
identidad a través de los medios que tengan a su alcance. Esta continua exploración les
permite hacer parte de grupos, de incluirse en actividades y de buscar el reconocimiento
en medio de su colectividad; sea explícito o no, quieren espacio y oportunidad para
mostrar sus capacidades, en otras palabras, quieren sentirse aceptados.
Para nadie es un secreto que en diferentes sociedades y culturas el tránsito niño a adulto
está marcado por el cambio en las expectativas desde todos los puntos de vista. Es
importante conceptualizar el grupo etario al que nos vamos a referir, la adolescencia es
un concepto relativamente moderno, fue definida como una etapa específica en el ciclo
de la vida humana a partir de la segunda mitad del siglo pasado y viene ligada a cambios
políticos, económicos, culturales, educativos. Y aunque los cambios de generación en
generación eran de esperarse, en las más recientes es manifiesta la aparición cada vez más
temprana de la maduración sexual y la participación activa en las esferas social, cultural
y económica.
No es solamente un período de adaptación a los cambios corporales, sino una fase de
grandes determinaciones hacia una mayor independencia psicológica y social. Estos
aspectos están integrados en una serie de características y comportamientos, que en mayor
o menor grado, están presentes durante esta etapa, como búsqueda de sí mismos, de su
identidad y necesidad de independencia.
Es difícil establecer límites cronológicos para este período, de acuerdo con los conceptos
aceptados por la Organización Mundial de la Salud, la adolescencia es la etapa que
transcurre entre los 10 y 19 años, considerándose dos fases: la adolescencia temprana (10
a 14 años) que se caracteriza por el crecimiento y desarrollo somático acelerado, inicio
de los cambios puberales y de los caracteres sexuales secundarios. Preocupación por los
cambios físicos, torpeza motora, marcada curiosidad sexual, búsqueda de autonomía e
independencia, por lo que los conflictos con la familia, maestros u otros adultos son más
evidentes. Es también frecuente el inicio de cambios bruscos en la conducta y emotividad
y la adolescencia tardía (15 a 19 años) en donde ha culminado gran parte del crecimiento
y desarrollo, el adolescente va a tener que tomar decisiones importantes en su perfil
educacional y ocupacional puesto que ha alcanzado un mayor control de los impulsos y
maduración de su identidad, inclusive en su vida sexual, ya que está muy cerca de ser un
adulto joven.
Otras características son el crecimiento corporal dado por aumento de peso, estatura y
cambios en las dimensiones corporales, estirón puberal, que es la aceleración del
crecimiento, aumento de la masa y fuerza muscular, más marcado en los varones, la
maduración de los órganos sexuales, aparición de los caracteres sexuales secundarios y
el inicio de la capacidad reproductiva.
Otro aspecto a considerar son las necesidades intelectuales y la capacidad de utilizar el
conocimiento. Los adolescentes se hacen más analíticos, comienzan a pensar en términos
simbólicos, formular hipótesis, corregir falsos preceptos, considerar alternativas y llegar
a conclusiones propias. Se elabora una escala de valores en correspondencia con su
imagen del mundo, se da la elección de una ocupación y la necesidad del adiestramiento
para su desempeño, bajo un proyecto de vida ya pensado.
La problemática social actual, mirada desde sus diferentes indicadores (tasas de
mortalidad por ECNT1, suicidios, violencia, deserción escolar, drogadicción,
enfermedades psico-emocionales, sedentarismo, exclusión social, etc.), nos ilustran un
panorama desconcertante, gris, el cual con el pasar de los años, tiende a reafirmar y a
aumentar su tendencia . Problemática que ha afectado en gran parte a la población juvenil,
iniciándola como víctima y luego como potenciales victimarios que tienden a reproducir
un sin fin de conductas a las que posiblemente fueron sometidos y habituados por la
sociedad en general, podríamos decir que sólo responden a una dinámica de consumo y
dependencia tecnológicas las cuales determinan un estilo de vida caracterizado por el
sedentarismo, la mala alimentación, la desinformación y otros tantos imaginarios que
posteriormente los hacen susceptibles a problemáticas como la drogadicción, el
alcoholismo, el interés por estar a la moda y poder presumir, tener el último celular o
cualquier artefacto tecnológico o, en su defecto, lo que se le implemente como tendencia
morfología; lo que latentemente conlleva a conductas violentas, impulsándolos a
conformar pandillas, “raponeos”, los llamados “gibaros”, entre otros. En general los
jóvenes que manifiestan este tipo de conductas, pueden llegar a los actos delictivos más
deplorables y violentos.
La familia es un pequeño grupo con una dinámica específica, que se caracteriza por su
continuidad histórica y está formada de manera natural. Las familias han sufrido cambios
importantes en las últimas décadas, sobre todo la pérdida de la organización patriarcal y
un mayor papel de la mujer como centro, disminución del número de sus miembros,
menor duración de los matrimonios e incremento de las familias monoparentales, unido
a esto, algunas de las funciones que eran de la familia han pasado al Estado o a la
comunidad. Sin embargo, esto no significa necesariamente la pérdida o disolución de la
familia, sino que condiciona cambios en su organización y dinámica, para dar solución a
sus funciones básicas. La familia constituye un sistema abierto, si bien, la nuclear es la
inicialmente concebida, las propuestas posteriores deben cumplir con la misma labor, que
en términos del ciclo vital, es la satisfacción de las necesidades económico-sociales que
de seguro llevaran a las nuevas generaciones a desempeñarse satisfactoriamente como
adultos.
Dentro de tantas entidades que trabajan con los adolescentes está la UNICEF y una de las
premisas que más llama nuestra atención, sobre lo que piensa acerca de la situación de
los niños y adolescentes, es que: “su principal tarea, hombre o mujer, es la búsqueda de
identidad, donde prueba nuevos comportamientos y posibilidades”, pero esto no queda
aquí, culmina diciendo: “con la orientación adecuada, desarrollará las habilidades que
necesita para llegar a ser un adulto responsable y respetuoso con los demás.” Muchos de
los padres desconocen la definición tan importante que da esta entidad refiriéndose a la

1
Enfermedades crónicas no transmisibles
formación de personas, muchos les dejan a la deriva pretendiendo que tomen buenas
decisiones, sin pautas ni direccionamientos claros. Es necesario un seguimiento, sino de
por vida, por lo menos, intensivo, donde se pidan reportes de mejoramiento y se les
proporcionen estímulos a sus progresos.
Un último aspecto a considerar es el papel de los adolescentes en las iglesias, que se ha
caracterizado por intentar convocar a este grupo por todos los medios posibles. Nuestros
chicos se distinguen por carecer de interés en temas litúrgicos y, aunque la Biblia contiene
en sí las reglas para vivir una vida en Dios, la mayoría decide ignorar estos preceptos y
caminar por la puerta ancha. Hay que reconocer que la calidad humana, la templanza, la
libertad, entre otros, es una labor dejada por Cristo para ser transmitida por la Iglesia pero
algunos adolescentes, con sus cambios de humor y trastornos de personalidad no facilitan
el trabajo. Por otro lado, otros de nuestros adolescentes necesitan liberarse de la tradición,
actitud que ha producido ignorantes culturales, privados de una formación y cultura
religiosa propia, condicionados por los clichés y los conformismos que circulan sobre la
fe cristiana como si Dios tuviese nietos. En pocas palabras, se ven lejos del proceso de
salvación y, paradójicamente, están lejos de la Iglesia aunque están dentro.
Para concluir, el proceso de la adolescencia es producto de diferentes sucesos, tanto
físicos como intelectuales, morales, culturales, sociales y en especial, espirituales.
Algunos olvidamos que hace poco, o mucho, pasamos por ahí, y evitamos pensar en la
forma que usábamos para resolver los acontecimientos de la vida diaria. Ser adolescentes
es ¨adolecer¨ precisamente, necesitar algo de lo que se carece y es importante que la
iglesia sea la proveedora, según lo que indica las sagradas escrituras, de tales necesidades.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 Arevalo, Yurieth; Orozco, Laura Y Pinzón Julio.(2013).Concepción De


Salud-Enfermedad En Habitantes De Calle De La Ciudad De Bogotá. Trabajo
de grado en construcción, Facultad de Odontología. Fundación Universitaria
San Martín. 2013.
 Barrionuevo, J: Adolescencia y Juventud. En prensa. 2011
 Cabral, Mauro.(2010). Intersexualidad. Diccionario de estudios de género
y feminismos, Argentina.
 DANE. (2008). Registro para Localizacióny caracterización de las personas
con discapacidad de Colombia. Ministerio de la Protección Social.
 Garzón P., Carlos A. (2009).Generación de capacidades para el desarrollo
de personas en prostitución o habitantes de Calle. Bogotá: Secretaria Distrital
de Integración Social. Mayo, 2012. p. 39.
 Gutiérrez de Pineda, V., Villa de Pineda, P. (1988). Honor, familia y Sociedad.
Centro Editorial Universidad Nacional de Colombia. Bogotá, 1ª edición, p.. 29.
1988.
 Piccini Vega, M.; Barrionuevo, J. y Vega, V.: Escritos psicoanalíticos sobre
Adolescencia, Bs.As, Eudeba, 2007, cap. 9.
 ONU. (2012). Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 16.
Organización de las Naciones Unidas. URL disponible en:
http://www.un.org/es/documents/udhr/
 Wedekind, F.: (1891) Despertar de primavera, Buenos Aires, Editorial Quetzal,
1991.

También podría gustarte