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Ley 1.

597 Estatutos de las Universidades Nacionales (Ley Avellaneda)

Art. 1º. El Poder Ejecutivo ordenará que los Consejos Superiores de las Universidades de Córdoba y de Buenos
Aires, dicten sus estatutos en cada una de estas Universidades, subordinándose a las reglas siguientes:

1-La Universidad se compondrá de un rector, elegido por la Asamblea Universitaria, el cual durará cuatro años,
pudiendo ser reelecto; de un Consejo Superior y de las Facultades que actualmente funcionan, o que fuesen
creadas por leyes posteriores. La Asamblea Universitaria es formada por los miembros de todas las Facultades.

2-El Rector es el representante de la Universidad; preside las sesiones de las Asambleas y del Consejo; y ejecuta
sus resoluciones. Corresponde asimismo al Rector el puesto de honor en todos aquellos actos de solemnidad
que las Facultades celebren.

3-El Consejo Superior se compone del Rector, de los decanos de las Facultades y de dos delegados que éstas
nombren. Resuelve en la última instancia las cuestiones contenciosas que hayan fallado las facultades, fija los
derechos universitarios con la aprobación del Ministerio de Instrucción Pública, y dicta los reglamentos que
sean convenientes y necesarios para el régimen común de los estudios y disciplina general de los
establecimientos universitarios.

4-Cada Facultad ejercerá la jurisdicción política y disciplinaria dentro de sus institutos respectivos, proyectará
los planes de estudios y dará los certificados de exámenes en virtud de los cuales la Universidad expedirá
exclusivamente los diplomas de sus respectivas profesiones científicas, aprobará o reformará los programas
de estudios presentados por los profesores, dispondrá de los fondos universitarios que le hayan sido
designados para sus gastos, rindiendo una cuenta anual al Consejo Superior, y fijará las condiciones de
admisibilidad para los estudiantes que ingresen en sus aulas.

5-En la composición de las Facultades entrará por lo menos una tercera parte de los profesores que dirigen
sus aulas correspondiendo a la facultad respectiva el nombramiento de todos los miembros titulares. Todas
las Facultades tendrán un número igual de miembros que no podrá exceder de quince.

6-Las cátedras vacantes serán llenadas en la forma siguiente: la Facultad respectiva votará una terna de
candidatos que será pasada al Consejo Superior, y si este la aprobase será elevada al Poder Ejecutivo quien
designara de ella el profesor que deba ocupar la cátedra.

7-Los derechos universitarios que se perciban, constituirán el "fondo universitario", con excepción de la parte
que el Consejo Superior asigne, con la aprobación del Ministerio para sus gastos y para los de las Facultades.
Anualmente se dará cuenta al Congreso de la existencia e inversión de los fondos.

Art. 2º. Los Estatutos dictados por los Consejos Superiores con arreglo a las bases anteriores serán sometidos
a la aprobación del Poder Ejecutivo.

Art. 3º. La designación de los profesores se hará por el Poder Ejecutivo, a propuesta de las Facultades
respectivas.

Art. 4º. Comuníquese, etcétera.


CRONOLOGÍA DE LA REFORMA UNIVERSITARIA

1885 – Se promulga la Ley Avellaneda, que lleva el nombre de quien fuera presidente de la Nación y después rector
de la Universidad de Buenos Aires, ley que definió institucionalmente y de manera flexible, el perfil de las
universidades nacionales de entonces (de Córdoba y de Buenos Aires) estableciendo la autonomía universitaria, la
designación de profesores por parte del Poder Ejecutivo y la creación de un fondo universitario.
1889 – Por ley provincial del 16 de octubre se crea la Universidad de Santa Fe.
1890 – Por ley provincial del 2 de enero se crea, con el mismo carácter, la Universidad de La Plata.
1893 – Es mutilado el proyecto original de la Ley Avellaneda que contemplaba el gobierno autónomo y dotaba de
recursos propios a las Universidades, de allí que el estatuto aprobado ese año permitió la reelección indefinida de
las autoridades.
1898 – Se proponen diversos proyectos para la reforma de la Ley Avellaneda, algunos de ellos robustecían la
autonomía.
1903 – En la Academia de Derecho de Buenos Aires los estudiantes reaccionan violentamente (debido a una
interpretación caprichosa según la Academia) del reglamento de exámenes, ocasionando la suspensión de los
mismos.
1904 – Persisten los disturbios en Derecho y se suspenden los exámenes de marzo. Se fundan los centros de
estudiantes de Medicina e Ingeniería en Buenos Aires. En septiembre se reforman los estatutos de la UBA y las
academias vitalicias se transforman en Consejo de orden electivo con representación docente. La universidad queda
clausurada en 1905.
1905 – Desórdenes en la Facultad de Medicina. El 17 de julio se funda en Buenos Aires el centro de estudiantes de
derecho. En agosto se nacionaliza la Universidad de La Plata
1905-1906 – El movimiento reformista se inicia tempranamente en la Universidad de Buenos Aires bregando por la
democratización de la misma y muy estrechamente ligado a la modernización del conocimiento.
1906-1908 – En 1906 se sanciona en la UBA, en los inicios del rectorado del Eufemio Uballes, un nuevo estatuto
que reemplaza al de 1896 y se reanudan las clases. Según la nueva normativa se conformaban consejos de carácter
electivo donde los profesores tenían derecho a voto, reemplazando de este modo a las academias cuyos miembros
revestían carácter de vitalicios. La inclusión de los profesores en el gobierno no es ajeno al inicio de la
modernización científica y a la apertura de ciertos espacios de investigación. El 9 de junio de 1908 los centros de
estudiantes de Filosofía, Derecho, Medicina e Ingeniería, de Buenos Aires convocan a una Junta Universitaria
Provisoria y el 11 de septiembre se constituye la Federacón Universitaria de Buenos Aires (FUBA).
Pocos años después, el movimiento de Córdoba, levantando las mismas reivindicaciones que la UBA, avanzará por
el camino de radicalización que hoy conocemos como La Reforma Universitaria. La conquista fundamental de este
movimiento es el gobierno tripartito, es decir, la representación por claustros, de profesores, graduados y
estudiantes. Es también en ese momento donde quedan fijados los valores que hoy conforman la tradición
universitaria argentina en cuanto al gobierno y a las funciones: autonomía y democracia; docencia, investigación
científica y extensión universitaria.
1912 – Se sanciona la Ley Sáenz Peña, que propicia el voto secreto y obligatorio y alienta la participación de los
ciudadanos. Una ley provincial crea la Universidad de Tucumán.
1914 – El 28 de junio estalla la Primera Guerra Mundial.
1916 – Hipólito Yrigoyen asume la Presidencia de la Nación. El 14 de octubre se produce en Córdoba una
manifestación pro ruptura con Alemania, en la que hablan, entre otros, Deodoro Roca, el futuro redactor del
Manifiesto Liminar.
1917 – En octubre estalla la Revolución Rusa y cae el régimen zarista. En Córdoba, los estudiantes cuestionan la
legitimidad del rector y de los decanos, al tiempo que denuncian la vetustez de los reglamentos universitarios. Las
presentaciones estudiantiles fueron rechazadas reiteradamente. En diciembre, el Centro de Estudiantes de Medicina
de la Universidad de Córdoba impugna la supresión del internado en el Hospital de Clínicas, “por razones de
economía y moralidad que no existen”.
1918 – En marzo los estudiantes cordobeses continúan con sus protestas. Se organiza el Comité Pro-Reforma,
presidido por Ernesto Garzón, Horacio Valdéz y Gumersindo Sayago. El Consejo Superior decide “no tomar en
cuenta ninguna solicitud estudiantil” y el rector cierra las puertas de la llamada Casa de Trejo.
El 11 de abril se conforma la Federación Universitaria Argentina (FUA), con representantes de las universidades
de Tucumán, Santa Fe, Córdoba. La Plata y Buenos Aires, presidida por Osvaldo Loudet. Ese mismo día y ante la
gravedad de los sucesos que se producían en Córdoba y luego de recibir a los dirigentes estudiantiles, el presidente
Yrigoyen decreta la intervención de la Universidad y designa a Nicolás Matienzo para ejercerla. Matienzo reformó
el Estatuto reemplazando al de 1893 al que calificó de restrictivo. La lucha estudiantil estaba legitimada por el ex
gobernador de Córdoba, Ramón. J. Cárcano, y algunas personalidades como Deodoro Roca, Enrique Martínez Paz,
Arturo Orgaz y Joaquín V. González. La nueva Asamblea Universitaria fue convocada para el 31 de mayo. Durante
ese mes se eligieron democráticamente los decanos de las tres facultades que existían entonces (Derecho, Medicina
y Ciencias Exactas) Triunfan rotundamente los partidarios de la Reforma. Emilio Caraffa fue proclamado
vicerrector y se trasladó para el 15 de junio la elección del Rector. Estos antecedentes indicaba que ese día Enrique
Martínez Paz, abanderado de la Reforma, sería consagrado Rector. Sorpresivamente y olvidando el compromiso
contraído con los estudiantes, los consejeros eligieron a Antonio Nores, candidato de la asociación clerical “Corda
Frates”, congregación de “caballeros católicos”, a los que aquellos estaban ligados por amistad o parentesco. Los
estudiantes, sintiéndose traicionados, irrumpieron en el salón e impidieron la consumación del acto. Enseguida
declararon una nueva huelga, surgiendo entonces dos entidades de programas opuestos: la Federación Universitaria
de Córdoba (FUC) presidida por Enrique Barros, y el Comité Pro Defensa encabezado por Carlos Artaza
Rodríguez.
El 17 de junio, Nores asume el rectorado y se registran hechos de violencia. La FUC reclama su renuncia y el 21 de
junio se difunde el Manifiesto a los Hombres Libres de Sudamérica, redactado por Deodoro Roca y el que suscriben
varios reformistas. Los estudiantes de todo el país se pliegan a la huelga.
El 6 de julio, el obispo de Córdoba, fray Zenón Bustos, acusa a los estudiantes de incurrir en “prevaricato franco y
sacrílego. El 11 de julio el Consejo Superior clausura la Universidad.
El 21 de julio inicia sus sesiones el Primer Congreso Nacional de Estudiantes, convocado por la FUA en Córdoba,
proclamando la necesidad de autonomía, gobierno tripartito, asistencia libre, régimen de concursos y periodicidad
de la cátedra, entre otras demandas. Ante la ingobernable situación, Antonio Nores renuncia al Rectorado,
acompañado por numerosos profesores. Se suceden las manifestaciones estudiantiles y el gobierno nacional,
haciéndose eco de las protestas, designa como interventor en la Universidad de Córdoba a José Salinas, quien da
lugar a muchas aspiraciones estudiantiles, como la reforma del estatuto, y acepta la renuncia de numerosos
docentes. Fue entonces que muchos reformistas accedieron a las cátedras, entre ellos Arturo Capdevila, Deodoro
Roca, Arturo y Raúl Orgaz.
En Buenos Aires, el nuevo Estatuto de ese año de 1918 adoptaba el sistema de representación tripartita según la
reivindicación del movimiento estudiantil, que a pesar de no ser avalada por el Consejo Superior de la UBA, contó
con el apoyo del rector.
Las propuestas del movimiento estudiantil de Córdoba se impusieron con celeridad incluso en la UBA, donde ya se
habían iniciado a partir de 1906 con los cambios acordados al Estatuto. Las demandas estudiantiles comprendían
toda la compleja estructura universitaria: libertad y periodicidad de cátedra, impulso a la investigación,
modernización de los métodos de enseñanza y sus postulados más audaces de participación estudiantil en el
gobierno universitario y una renovada relación entre universidad y sociedad. En tanto, el paso más trascendente que
dio el gobierno fue la creación de nuevas universidades que ampliaron las posibilidades de los grupos de clase
media de recibir educación superior.
1920-1921 - El ideario de la reforma se proyectó en América Latina. A mediados de 1920, Gabriel del Mazo,
presidente de la Federación Universitaria Argentina, firmó un convenio con su par de la Federación de Estudiantes
del Perú. Allí se comprometieron a intensificar el intercambio intelectual, a solidarizarse con la reforma de la
enseñanza, a luchar por el sostenimiento de universidades populares, a propagar el ideal de americanismo y a
realizar periódicamente congresos internacionales estudiantiles.
En diciembre del mismo año, se firmó otro acuerdo con los estudiantes de Chile. También se organizó el Primer
Congreso Nacional de Estudiantes del Perú, que pidió la creación de la Universidad Popular y recomendó la
organización de escuelas de indígenas.
A este Congreso siguió la convención de estudiantes de Chile y el Primer Congreso Internacional de Estudiantes,
celebrado en México, en 1921. En esa oportunidad, se hizo hincapié en la lucha por la justicia político-económica,
la difusión de la cultura, la solidaridad estudiantil, el establecimiento de universidades populares, el cogobierno y la
asistencia libre.
De esta manera, en la década del 20, la Reforma se había puesto en marcha en toda Latinoamérica.

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