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ANÁLISIS DE LEOPOLDO ZEA AGUILAR

ANGIE ALEJANDRA ALBORNOZ ORTIZ

Once A

CENTRO EDUCATIVO LOMBARDIA

BOGOTÁ D.C 2018

LEOPOLDO ZEA AGUILAR


Fue el maestro del latinoamericanismo, como se reflejó en sus numerosas
obras, cátedra universitaria en la Universidad Nacional Autónoma de México
y el Colegio de México, y en los congresos, seminarios, simposios, coloquios
y conferencias que organizó en el mundo. Sus temas de investigación y
reflexión son fundamentales para el conocimiento del pasado en el presente
y la acción futura de América Latina; entre ellos destacamos la ontología de
Nuestra América, el pensamiento y la acción de los grandes
latinoamericanistas de los siglos XIX y XX y temas diversos de la filosofía, la
historia, el encuentro de culturas y, en esencia, la identidad y autenticidad de
Latinoamérica. Siempre señaló la necesidad urgente dey la liberación del
neocolonialismo y la opresión.

El filósofo mexicano doctor Leopoldo Zea Aguilar (1912-2004) fue discípulo


del filósofo español maestro José Gaos, emigrado o transterrado en México;
y por Gaos, discípulo de José Ortega y Gasset. Se hizo famoso con su tesis
de grado de doctorado El positivismo en México, en la que estudió las ideas
positivas y su aplicación a las circunstancias que vivieron México y el mundo
en las décadas de transición entre los siglos XIX y XX. Según sus
planteamientos, los hechos históricos no son independientes de las ideas, y
en la misma forma, estas no se manifiestan en puro sentido abstracto, sino
que son siempre una reacción a una determinada situación de la vida de los
hombres y los pueblos. El maestro Gaos inició desde México la Escuela del
Pensamiento Latinoamericano, que su discípulo Zea continuó con verdadera
pasión hasta su muerte, con las ideas perennes que siempre permanecerán
como único camino para el futuro de este Pueblo de América, como lo llamó
el maestro Germán Arciniegas, gran admirador del maestro Zea.

El filósofo mexicano tuvo pasión por buscar, reflexionar y defender la


autenticidad de Latinoamérica, para llegar al conocimiento de la esencia de
un pueblo que tiene unidad en el pensamiento continental y diversidad de las
ideas de acuerdo con las circunstancias en los países. Una gran nación unida
desde México, Centroamérica, las Antillas y Suramérica con anhelos futuros
hacia la integración. Un pueblo con fuerzas internas que luchan por la libertad
y el desenajenamiento ante la opresión y el neocolonialismo.
El maestro Leopoldo Zea fue uno de los más grandes ideólogos de la filosofía
latinoamericana, que es un pensamiento sobre el ser hombre en esta parte
del mundo y un proyecto educativo de liberación. En sus reflexiones llegó a
desentrañar la filosofía de la historia en aquella búsqueda de la esencia
ontológica del ser latinoamericano, y el conocimiento de la auténtica expresión
de nuestros pueblos. Entre sus numerosas obras destacamos las siguientes:
El positivismo en México. Nacimiento, apogeo y decadencia; Dos etapas del
pensamiento en Hispanoamérica; América como conciencia; América en la
historia; El pensamiento latinoamericano (2 volúmenes); Filosofía americana
como filosofía sin más; Dialéctica de la conciencia americana; Filosofía y
cultura latinoamericanas; Filosofía de la historia americana; Simón Bolívar,
integración en libertad; Latinoamérica, un nuevo humanismo; América como
autodescubrimiento; Fuentes de la cultura latinoamericana (3 volúmenes);
América Latina, historia y destino (3 volúmenes), publicada en 1992 en su
homenaje. En el año 2000 inició las series La cultura latinoamericana de fin
de siglo y de milenio y Humboldt, el otro descubrimiento. Destacamos,
asimismo, sus numerosos artículos publicados en revistas latinoamericanas y
del mundo.

En el quinto centenario de América, el maestro Zea defendió la idea del


Encuentro de Culturas, pues la identidad de Nuestra América se halla tanto
en lo indígena y en lo europeo, como en todos los pueblos y culturas que han
llegado a estas tierras, convertidas en síntesis de la cultura universal. Ante los
defensores de la idea del descubrimiento de América, o sea del hallazgo de
un mundo nuevo por Colón y los españoles, el maestro Zea señaló que no
hubo descubrimiento sino encubrimiento de América, pues ocurrió la acción
de Europa conquistadora y dominante que encubrió el desarrollo y los
adelantos de las culturas aborígenes, entre ellas los aztecas, los mayas, los
incas y los chibchas.

Para llegar al análisis ontológico de la cultura latinoamericana, Zea señala la


necesidad de estudiar las esencias de un pueblo nuevo que surgió del
pluralismo cultural, resultado del encuentro de culturas en este es espacio
geohistórico. Estas culturas han convivido durante cinco siglos, se han
mezclado o fusionado, y así se ha consolidado una nación de esencia mestiza
en el panorama mundial. Estos aspectos de la unidad latinoamericana, junto
con la diversidad de los países que conforman la gran nación, se manifiestan
como preocupación de los pensadores que han luchado por definir la
identidad de esta nueva cultura y señalar los caminos hacia su futuro de gran
prosperidad.

El maestro Zea se convirtió en el gran ideólogo contemporáneo de la nación


latinoamericana, aquella que fue defendida por los libertadores en la
revolución de independencia y predicada por los grandes pensadores Andrés
Bello, Domingo Faustino Sarmiento, Juan Montalvo, José Martí, Carlos Arturo
Torres, José Enrique Rodó, José Carlos Mariátegui, José Vasconcelos,
Alfonso Reyes, José Luis Romero, Pedro Henríquez Ureña, Mariano Picón
Salas, Arturo Uslar Pietri, Germán Arciniegas, Otto Morales Benítez, Jaime
Jaramillo Uribe, Orlando Fals Borda, Antonio García, Víctor Raúl Haya de la
Torre, Gilberto Freire, Darcy Ribeiro, Arturo Ardao, Arturo Andrés Roig,
Ernesto Che Guevara, Roberto Fernández Retamar, Pablo Guadarrama y
muchos otros.

Leopoldo Zea nos ha dejado un mensaje de lucha por la integración de


América Latina, un pueblo nuevo, síntesis de culturas. Un pueblo que debe
encontrar el modelo auténtico político, socioeconómico y cultural que surja de
la propia realidad latinoamericana, porque, no es en la utopía, ni en el modelo
extraño en donde los latinoamericanos encontraremos nuestro mundo. Es en
nuestra propia realidad, que exige una filosofía propia, una cultura
latinoamericana y una acción decidida para construir la Patria grande
latinoamericana que todos anhelamos.

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