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"Nuestro título da a entender que más allá de esa palabra, es toda la estructura del

lenguaje lo que la experiencia psicoanalítica descubre en el inconsciente. "


Para comenzar con la interpretación del párrafo vale la pena aclarar que es precisamente el
inconsciente el objeto que está en juego en la enseñanza lacaniana. Y éste mismo toma a la
instancia inconsciente estructurada como un lenguaje.
La interpretación de éste párrafo y del texto en sí me ha dado a entender que ya desde Freud
en la experiencia analítica se encuentran atisbos que nombran al inconsciente a través de la
letra, ésta ofrece una lógica para la interpretación. La letra es el soporte material que el
discurso toma del lenguaje.
El lenguaje preexiste antes que el sujeto se inserte en él. Este funda a una sociedad, no
seriamos nada si no fuésemos capaces de mirarnos e identificarnos con el otro, todo lo que
decimos lo decimos en función del otro con el cual nos identificamos.
El funcionamiento de la letra implica toda la estructura del lenguaje que se deja ver en el
momento analítico, y Lacan le da importancia porque precisamente el inconsciente es para
él una escritura cifrada e implícita, ésta escritura está también tomada en una dimensión
social, ya que nos definimos por nuestra relación con el otro, siempre le hablamos a otro.
El acto del discurso depende del lenguaje porque toma de él la letra, la forma en que
decimos las cosas aquí y ahora es lo que permite interpretar y dar lugar al paso de lo
inconsciente.
Todo nuestro discurso tiene un sentido que le es inmanente. El momento analítico como
Freud nos enseña es una serie de asociaciones libres ligadas sobre todo a la repetición. La
asociación libre, consiste en que el paciente diga lo primero que se le ocurra, sin previa
reflexión ni crítica, se produce así un material en apariencia azaroso, pero que a partir de la
interpretación del analista va resignificándose y “ordenándose”, con lo que comienza a
aparecer en el discurso del sujeto un sentido desconocido para él mismo hasta ese
momento, pero que le es propio. Cada vez y en cada momento decimos algo nuevo y con
significación a pesar de que hablemos reiteradamente de un mismo tema. Es decir, el
análisis es a cada momento una cadena de significaciones y es aquí donde el sentido insiste.
En ésta cadena de significantes se pueden producir dos mecanismos: metonimia y metáfora,
que son inmanentes a la condensación y el desplazamiento en Freud respectivamente. La
metonimia se apoya en la conexión palabra a palabra, el establecer conexiones entre dos
significaciones, pone en presencia dos significantes igualmente actualizados. La metáfora
en cambio se trata de la sustitución de un significante por otro.

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