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Heterotopología organizacional: espacialidad y el proceso organizativo en

reuniones de trabajo para la mejora continua

Carlos J. García Meza, 2017

Resumen
Este artículo utiliza el enfoque analítico de la heterotopología organizacional para
reflexionar acerca del proceso organizativo desde una perspectiva espacial. Su
intención es contribuir a los estudios gerenciales y organizacionales en relación con
el orden/amiento alternativo y el proceso organizativo, utilizando como referente
empírico una serie de reuniones de trabajo de una organización del sector público
mexicana.

Palabras clave
Heterotopía, reuniones, teoría del actor-red, organización, espacialidad.

Abstract
This article uses the analytical approach of organizational heterotopology to reflect
on the organizational process from a spatial perspective. Its intention is to contribute
to the managerial and organizational studies in relation to the alternative order and
the organiz/ing process, using as an empirical reference a series of work meetings
of a Mexican public sector organization.

Keywords
Heterotopia, meetings, actor-network theory, organization, spatiality.

1. Introducción. Las reuniones como punto de entrada al estudio de las


organizaciones

En un artículo pionero, Schwartzman (1986) señala que las reuniones son


una forma social descuidada o pobremente investigada en los estudios
organizacionales, y que cuando los investigadores las llegan a estudiar lo
hacen desde una visión de las reuniones como mero trasfondo de la acción
organizacional, es decir, son simplemente vistas como una herramienta
funcional de análisis, principalmente para el análisis de la conversación o
del discurso (Svennevig, 2012), o bien para propósitos pragmáticos, e.g.,
dinámica de grupos, toma de decisiones, resolución de problemas, etc.
(Allen et al. (2014). Esta investigación, por el contrario, responde a la
petición de Schwartzman (1986) de investigar las reuniones no como un
pretexto, sino como un tópico por derecho propio.
¿Cuál es la dimensión espacial de las reuniones? ¿Qué hacen las
reuniones? ¿Cómo se relacionan las reuniones, la organización y el proceso
organizativo? Estas son preguntas que los investigadores raramente
formulan, a pesar del estudio seminal de Mintzberg (1973) sobre el trabajo
gerencial, que reveló que los gerentes pasan la mayor parte de su tiempo
en reuniones de todo tipo. En la presente reflexión, se hará un abordaje
analítico a las reuniones, no como mero telón de fondo, sino serán el centro
mismo del análisis.

2. Marco teórico

2.1 Las organizaciones y la espacialidad

El recurso a las reuniones para la comprensión del proceso organizacional requiere


de una importante clarificación, ya que, en primera instancia, no se estará
analizando en este trabajo ninguna "organización"; nuestro objeto de estudio será
una serie de reuniones semanales realizadas durante un período de
aproximadamente un año y medio en una dependencia pública mexicana. Sin
embargo, se argumentará aquí que la serie de juntas, referidas aquí como Juntas-
ISO (por estar relacionadas con el estándar ISO 9000), puede ser considerada como
una organización. Esta metaforización de las Juntas-ISO como organización implica
una elección metodológica deliberada, en el sentido de elegir una imagen adecuada
para las Juntas-ISO qua organización en sus aspectos ontológicos de objeto (ser) y
proceso (devenir). Atendiendo a la crítica de Tsoukas (1992) de la visión topográfica
de las organizaciones (es decir, las organizaciones como locales, paisajes o lugares
en los que tiene lugar la acción), una redescripción heterotopológica de las
organizaciones nos permitirá considerar a las Juntas-ISO efectivamente como una
organización, es decir, "una red de relaciones entrelazadas y cambiantes" (Tsoukas,
1992: 444), o espacio (ver también Clegg y Kornberger, 2006; Taylor y Spicer,
2007).
Como lo expresa Doreen Massey, el espacio (es decir, la organización) se construye
"a partir de una constelación particular de relaciones sociales, que se reúnen y
entretejen en un locus particular" (Massey, 1991: 28). La distinción entre el lugar
(topográfico) y el espacio (topológico) es aclarada por Michel de Certeau cuando
escribe: "el espacio es un lugar practicado. Así, la calle geométricamente definida
por el urbanismo se transforma en un espacio de peatones." (de Certeau, 1984:
117-118). Parafraseando a de Certeau, podemos considerar a una organización
como un lugar practicado, es decir, un espacio producido por las prácticas de los
actores; esta visión performativa se contrapone a la usual concepción modernista
de la organización como espacio absoluto: un contenedor dado, un campo, un
sistema cartesiano de coordenadas de localizaciones discernibles y fijas para la
acción y la identidad de los actores sociales.
La espacialidad es una concepción del espacio que el geógrafo crítico Edward Soja
(1989) introduce para problematizar lo que él denomina "la prevalencia de una visión
fisicalista del espacio" que domina el análisis del espacio (Soja, 1989: 80). Siguiendo
a Lefebvre (1991) a favor de una producción social del espacio, Soja distingue entre
el espacio per se, una especie de página en blanco sobre la cual se inscriben las
acciones, y el espacio como espacialidad. Por supuesto, el espacio no se considera
una entidad aislada y desconectada del tiempo; son dimensiones inextricablemente
entretejidas e interactivas que conjuntamente constituyen las relaciones sociales.
La espacialidad se refiere entonces a las múltiples configuraciones espaciales y
temporales de la acción social, y también a la constitución inherentemente espacial
y temporal de los procesos y las relaciones sociales (Giddens, 1984, Harvey, 1989,
Lefebvre, 1991, Massey, 1993, Soja, 1989). El espacio es creado", dice Massey
(1993:155-6), "a partir de las vastas intrincaciones, de las increíbles complejidades,
de lo entretejido y de lo no entrelazado, y de las redes de relaciones en todas las
escalas, desde lo local hasta lo global." El espacio, entonces, no es un fondo
estático y pasivo para la acción social, sino una fuerza activa y constitutiva de la
composición y producción mismas de lo social (i.e., de lo organizacional).

2.2. Referente empírico: las Juntas-ISO

El trabajo empírico al que este estudio hace alusión se realizó durante un


período de 7 meses en una organización del sector público mexicano (con
oficinas locales en varias ciudades del país). Como una parte de las
reformas a la administración pública, en esta organización se había
implementado un sistema de aseguramiento de calidad ISO 9001:2008, con
una peculiaridad interesante, ya que un elemento del Sistema de Gestión de
Calidad (SGC), lo concerniente a la mejora continua de la calidad, se
distribuyó oficialmente entre dos grandes categorías de participantes. Por
un lado, y debido a la naturaleza centralizada de toda la organización, una
Oficina Central (en Ciudad de México) tenía a su cargo un Manual de
Calidad, de carácter un tanto genérico, para todas las autoridades locales,
mismo que se revisaba periódicamente. Por otra parte, los insumos para las
revisiones procedían de la segunda categoría de participantes, esta vez a
nivel de cada autoridad local; el Equipo de Alta Dirección, el Coordinador de
Calidad y el resto de gerentes y empleados involucrados integraban esta
categoría.
Lo interesante en este caso fue el hecho de que se pidió a los empleados
que participaran en los llamados Equipos de Mejoramiento de la Calidad, a
los que se les asignó la responsabilidad del Punto 8 de la Norma - Medición,
Análisis y Mejora -, especialmente 8.3 (Control de Producto no Conforme),
8.4 (Análisis de los Datos), 8.5.1 (Mejora continua), y 8.5.2 Acciones
Correctivas). Este no es un curso de acción típico en la implementación de
ISO 9000, pues lo más frecuente es designar a un Representante de la
Dirección (tal como lo requiere el Punto 5.2.2 de la Norma), que interactúa
con las partes involucradas de manera ad hoc para asegurar el
mantenimiento y las mejoras del SGC. En la autoridad local bajo estudio (en
lo sucesivo “ECCLES7”, por razones de confidencialidad), el representante
de la Dirección era denominado “coordinador de Calidad”; los grupos - un
total de cuatro - se reunían regularmente, la mayoría de las veces una vez
a la semana; las reuniones tenían normalmente una duración promedio de
una hora y media. Cada grupo estaba integrado por un Líder, un Facilitador,
un Secretario, un Ejecutor (todos ellos designados por consenso) y los
participantes. El autor estuvo presente en un gran número de reuniones, en
primer lugar como "facilitador" (enseñando métodos estadísticos y
dinámicas de grupo, y liderando proyectos de mejora de la calidad), y luego
como observador solamente.
Como se mencionó antes, el objeto directo de la presente reflexión no son
las reuniones en sí; más bien, estas servirán como un pretexto para ofrecer
algunas respuestas a las preguntas planteadas arriba acerca de la
espacialidad y el proceso organizativo. El procedimiento analítico descrito a
continuación consistirá en una triple metaforización (Morgan, 1986; Morgan,
2016) de las Juntas-ISO: como heterotopía, como punto de paso obligatorio,
y como espacio liso y estriado.

2.3: El concepto de heterotopía

Asociado principalmente a Michel Foucault, el concepto de heterotopía ha atraído


un interés creciente en los últimos tiempos en una amplia gama de ámbitos de
investigación, que incluyen entre otros, geografía humana, estudios regionales,
sociología, educación o arquitectura (ver Bazin y Naccache, 2016). Foucault (1986:
24) usó el término heterotopía para designar "un lugar diferente", o el lugar de la
otredad, es decir, aquellos espacios singulares que se encuentran en algunos
espacios sociales dados cuyas funciones son diferentes o incluso las opuestas a las
de otros (Foucault, 1986: 20). Foucault sostiene que las heterotopías constituyen
unos espacios experienciales particularmente inquietantes o ambiguos, en los que
“los sitios reales, todos los otros sitios reales que se pueden encontrar dentro de la
cultura, están simultáneamente representados, disputados e invertidos. Los lugares
de este tipo están fuera de todos los lugares, aun y que pueda ser posible indicar
su localización en la realidad (Foucault, 1986: 24). El ejemplo favorito de una
heterotopía para Foucault es el del barco: "el barco es una pieza flotante de espacio,
un lugar sin lugar, que existe por sí mismo, que está cerrado en sí mismo" (Foucault,
1986: 27). Otro ejemplo que da Foucault es el cine, que es una heterotopía en
cuanto es "una habitación extraña en donde en una pantalla bidimensional se
proyecta un espacio tridimensional" (Foucault, 1986: 25).
Al introducir el concepto, Foucault (1967) definió inicialmente a las heterotopías
como espacios textuales o discursivos y, por lo tanto, exploró inicialmente los
vínculos entre el espacio y el orden de los textos (hablados, escritos o visuales),
destacando principalmente la capacidad de las heterotopías para ordenar y
categorizar palabras, cosas, imágenes y conocimientos en formas que no se dan
por descontadas. En una segunda elaboración conceptual (Johnson, 2006),
Foucault definió a las heterotopías como espacios de resistencia estrechamente
vinculados al poder y a la libertad, otorgando así a las heterotopías un correlato
físico. Como espacios otros, las heterotopías desafían el poder, es decir, cuestionan
y ofrecen resistencia a los patrones y modos de ordenar el conocimiento y la verdad
dominantes. En este sentido, Hetherington (1997) define a la heterotopía como un
sitio de ordenación alternativa, un modo de ordenar basado en los ideales del
mejoramiento y perfección social, aunque incorporando una especie de
incongruencia o diferencia crítica con respecto a otros sitios, de tal forma que su
presencia desestabiliza el orden real y produce una representación alternativa de
sus prácticas. Como explica Hetherington (1997), el término de heterotopía indica
sitios que comparten en grado relativo propiedades de incongruencia, paradoja,
ambivalencia, incertidumbre, misterio, peligro, perfección y marginalidad. Una
heterotopía es por lo tanto un espacio de variación, similar a, pero
fundamentalmente diferente de, los espacios que se le asocian.
Foucault examina la noción de heterotopía en relación con la de utopía, alegando
que una heterotopía existe en la relación entre espacios, en particular, entre eu-
topia o "buen lugar" y ou-topia o "no-lugar ", que Thomas More usó para inventar el
neologismo de utopía, que significa "un buen lugar", pero sin una verdadera
realización, tan solo como una analogía idealizada de una sociedad perfecta
(Hetherington, 1997: viii).
En su texto seminal, Foucault (1986) menciona seis características o principios que
definen a las heterotopías. Primero, en toda cultura existen “espacios de otro orden",
y como tales son universales. Segundo, las heterotopías son sitios espaciales
dinámicos, por lo que su uso y sus funciones pueden cambiar con el tiempo.
Tercero, las heterotopías son espacios múltiples que yuxtaponen espacios y
órdenes heterogéneos en un sitio. Cuarto, las heterotopías implican ciertos "cortes"
del tiempo (es decir, heterocronías), por lo que el tiempo puede ser efímero,
interrumpido, comprimido, acumulado, o intensificado. Quinto, las heterotopías
pueden "abrirse" y "cerrarse" de maneras tales que "tanto las aísla como las hace
penetrables" (Foucault, 1986: 26). Sexto, las heterotopías no existen por sí solas;
son relacionales, y por lo tanto tienen una función en relación con el espacio que les
rodea, de modo que sirven como una forma ideal de otros espacios, o bien como un
espacio irreal que hace más palmaria la construcción social de otros espacios a su
alrededor.
Estos seis principios heterotopológicos se aplicarán enseguida a las Juntas-ISO,
para efectuar una primer metaforización espacial, las reuniones como heterotopía.

2.4 Las Juntas-ISO como heterotopía

Para empezar, se puede argumentar que, por definición, las Juntas-ISO


representan un "espacio invertido y mítico" (primer principio; Foucault, 1986: 24) en
el que los participantes controlan y disputan el espacio organizativo real mediante
procesos particulares de ordenar sus caóticas y en ocasiones incongruentes
prácticas de trabajo vía los procedimientos estandarizadores de la Norma ISO 9001.
Puesto que las heterotopías se crean y se sitúan como "contra-sitios" respecto al
resto de una cultura dada, son entonces espacios de algún tipo de recreo o "tiempo
fuera", que pueden permitir a los miembros la posibilidad de la reflexividad y la
imaginación fuera del contexto más ordinario de interacción de su vida cotidiana.
Esto se aplica acertadamente a Juntas-ISO, que en ocasiones, por ejemplo, servían
como un foro de aprendizaje del sistema de calidad; como un empleado declaró,
"Es aquí en donde realmente se puede estudiar acerca de las cuestiones ISO 9000.
Porque ahí afuera sólo haces tu trabajo normal".
Las Juntas-ISO califican fácilmente como heterotopía dada su meta aspiracional del
aseguramiento y la mejora continua de la calidad, que encaja perfectamente con los
ideales utópicos de perfección societal (en este caso, organizativo). Igualmente, es
evidente la característica heterocrónica de las Juntas-ISO en tanto heterotopía,
dadas las "rebanadas" semanales de tiempo expresamente permitidas para la
realización de las reuniones. Sin embargo, Foucault sostiene que una heterotopía
en plena operación implica una alteración perceptible en la forma en que los
miembros experimentan el tiempo. El espacio otro de la heterotopía va acompañado
de lo que Foucault llama el tiempo otro, o heterocronía. Para los participantes de las
Juntas-ISO, el tiempo de las reuniones estaba claramente diferenciado del tiempo
normal del trabajo diario, y, según sus maneras de percibir las reuniones, los
miembros experimentaban variadamente el tiempo de la reunión como relajante,
que se pasaba rápidamente, productivo, etc.
En cuanto al principio de yuxtaposición, que dice que las heterotopías pueden
yuxtaponer simultáneamente varios sitios diversos en un solo lugar real, el concepto
laturiano de interacción globalizada ayuda a explicar cómo las Juntas-ISO se
concentraron en un único marco espacio-temporal (es decir, el "lugar" de Foucault)
distante y heterogéneo (es decir, "incongruente"). En un sentido bastante obvio, las
Juntas-ISO eran comprensiblemente experimentadas como una forma particular de
interacción social, en donde pueden identificase aspectos estructurales tales como
la convivialidad, el desarrollo personal, el trabajo en equipo y el aprendizaje
incipiente sobre ISO 9000. Dentro de este horizonte de preocupaciones inmediatas
inter/personales, la interacción está inevitablemente "enmarcada", es decir, limitada
y circunscrita por las demandas contingentes del involucramiento cara a cara. Para
Latour (1996: 231), al investigar las prácticas sociales es siempre necesario hablar
de interacciones enmarcadas, en las que la interacción siempre está localizada,
confinada y acotada. Más aun, “la interacción enmarcada no es local por sí misma...
una interacción está activamente localizada por un conjunto de particiones, marcos,
paraguas, cortafuegos" (1996: 232). Pero para estabilizar y extender la interacción
a través del espacio y el tiempo, Latour propone que este proceso de "localización"
debe ser traducido a un proceso de globalización en el que los actores sociales
“globalizan activamente las sucesivas interacciones mediante el uso de un conjunto
de instrumentos, herramientas, cuentas, cálculos y compiladores" (1996: 233).
Como lo señala Callon (1987), una red (es decir, el orden de la interacción) se vuelve
fuerte y estable al reunir una "masa de otros silenciosos" para darle mayor fuerza y
credibilidad. En lo que respecta a las Juntas-ISO, en un principio la interacción se
configuró y localizó repetidamente dentro de los parámetros espaciotemporales
establecidos para las reuniones (e.g., la sala de juntas, una fecha, los horarios de
inicio y de finalización pre-establecidos, etc.). De esta manera, las reuniones fueron
consideradas como una serie no tan interesante de episodios inconexos, con
escasas o nulas cualidades trascendentes (de ahí el síndrome asociado de "otra
reunión inútil más" y la estrategia concomitante de los participantes de abordar las
reuniones a través de un sentido informal e improvisado de convivencia,
autodesarrollo y aprendizaje), en el que la interacción (semanal) permaneció, sin
embargo, al nivel de la práctica social localizada.
Por otra parte, y siguiendo a Latour, las Juntas-ISO gradualmente adquirieron un
sentido de trascendencia y una cualidad de durabilidad a través del espacio y el
tiempo mediante los recursos heterogéneos que fueron movilizados por los
miembros. En primer lugar, el desarrollo de un juego de lenguaje (Koppl y Langlois,
2001) asociado a las reuniones proporcionó un recurso sociomaterial duradero
(Cooren et al., 2012; Orlikowski, 2010) que los participantes instanciaron durante
sus interacciones. En segundo lugar, este juego de lenguaje se desarrolló
progresivamente a medida que se introdujeron nuevos movimientos gramaticales
que implicaban la integración intencional del vocabulario técnico de ISO 9000 y el
léxico relacionado propiamente con el trabajo. En tercer lugar, dado que las
reuniones servían como foro para la solución de problemas (otro movimiento
gramatical en el juego de lenguaje), la interacción se enfocó en la meta
trascendental, compartida por todos, de la mejora continua a través de acciones
concretas de control de calidad.
Por último, a medida que las reuniones se fueron volviendo más formales, el
desarrollo y uso de recursos materiales tales como la carpeta de reuniones de las
Juntas-ISO, y la inclusión de actores de orden superior (es decir, el Coordinador de
Calidad, el Equipo de Alta Dirección, la Oficina Central y los auditores internos y
externos), dieron a las reuniones el estatus requerido de "globalización" (es decir,
"continuidad"). La dinámica de las Juntas-ISO, si bien ocurría en lugares y tiempos
"locales", estaba lejos de ser exclusivamente local, pues implicaba la movilización
de una gran cantidad de recursos heterogéneos que abarcaban una serie de
espacio-temporalidades tanto locales como lejanas. Mediante la movilización de
recursos que comprendían una amplia gama de espaciotiempos (por ejemplo,
clientes, el Manual de Calidad, la Carpeta de las Juntas-ISO, la Oficina Central, las
auditorías internas y externas al SGC ISO 9001, etc.), la interacción de las Juntas-
ISO excedía el localismo típicamente asociado a las reuniones en los ámbitos
organizacionales.
La movilización por parte de los participantes de recursos heterogéneos sobre
espacios y tiempos distanciados permitieron la construcción de una red duradera,
comprendiendo (y reflejando) configuraciones particulares de relaciones que se
habían construido en un extenso espaciotiempo. Como señala Massey (1991), un
gran número de estas relaciones se construyen en una escala espacial que es
mucho más amplia que el lugar en sí, ocurriendo frecuentemente dentro y entre
redes de relaciones formales e informales que abarcan espaciotiempos
interconectados (por ejemplo, la Oficina de Calidad de la Delegación, la Oficina
Central, el equipo gerencial, la organización ISO, los clientes, los sistemas de
información, las empresas certificadoras de ISO 9000, etc.). Por consiguiente, una
actor-red ISO 9000 conformó (esto es, globalizó) un entorno particular, el de las
juntas, al reunir a tanto actores humanos como no-humanos cuyas esferas de
actuación eran más extensas y cuyos intereses respecto a las Juntas-ISO se
volvieron más o menos alineados. Massey resume esta visión cuando escribe: "lo
que da a un lugar su especificidad no es alguna larga historia internalizada, sino el
hecho de que esté construida a partir de constelaciones particulares de relaciones
sociales, encontrándose y entretejiéndose en un lugar particular" (Massey, 1991:
28).
Finalmente, para las Juntas-ISO, el sexto principio de Foucault, la accesibilidad,
esta estaba básicamente restringida a los miembros de ECCLES7 (además del
auditor externo ISO 9000, algunas personas de la Oficina Central, y a veces
"invitados" especiales como el autor mismo), y la participación legítima en tales
reuniones (i.e., el aprendizaje situado; Lave y Wenger, 1991), implicaba un complejo
"currículo" que incluía, entre otros elementos, las formas de experimentar las
reuniones por parte de los miembros, y un conjunto de estrategias para tener éxito
en las auditorías al sistema de calidad ISO 9001. Ahora bien, dado que la
participación en las Juntas-ISO era prácticamente obligatoria para todos los
miembros de ECCLES7, es justamente esta característica de obligatoriedad la que
sirve para introducir enseguida una segunda metáfora espacial para las Juntas-ISO,
también relacionada con la teoría del actor-red: las Juntas-ISO como un punto de
paso obligatorio.

2.5 Las Juntas-ISO como punto de paso obligatorio

El punto de paso obligatorio (PPO) es un importante elemento en la ANT (Callon,


1986; Law, 2009). Un PPO se define como un nodo en una red que actúa como
intermediario entre redes o entre recursos de la red, y tiene la propiedad de ser una
condición sine qua non para el desempeño de la red. Por ejemplo, en el tema de las
licitaciones públicas, Porsander (2005) muestra cómo una ciudad podía convertirse
en una capital cultural, y encontró que la licitación pública era el único PPO que
había que cruzar si un actor debía formar parte de este desarrollo. El concepto de
PPO está relacionado con el concepto central de la teoría del actor-red, el proceso
de traducción (Law, 1992) que puede definirse simplemente como los medios por
los cuales una entidad da un papel a otra (Singleton y Michael, 1993: 229). Callon
et al. (1983) proponen que la traducción involucra todas las estrategias a través de
las cuales un actor identifica a los actores (es decir, define sus identidades) y
configura sus interrelaciones. Ezzamel (1994) describe la traducción como el
proceso mediante el que "una agencia inscribe a otras agencias para forjar alianzas
en situaciones de lucha y conflicto organizacional. El proceso de 'traducción' se
refiere específicamente a cómo los agentes transforman fenómenos en recursos y
recursos en redes de poder que buscan formar alianzas y coaliciones, generar
antagonismo, y constituir intereses" (Ezzamel, 1994: 218). Pero como la totalidad
de actores en una red puede ser extremadamente grande, y por lo tanto puede
implicar interacciones sumamente complejas, es necesario reducir esta complejidad
para la acción práctica y el análisis. La traducción significa entonces un proceso por
el que un solo actor viene a representar a regiones más o menos grandes de una
red, y por medio de la cual la compleja sub-red implicada se convierte, para
propósitos prácticos, en una "caja negra". Por ejemplo, los participantes de las
Juntas-ISO hablaban del “TQM japonés" sin tener que saber necesariamente su
contenido técnico preciso, o quiénes son los "gurús" que lo representan; de manera
similar, toda una compañía era representada a veces por un solo actor (por ejemplo,
su CEO, o su representante legal), y todo un sistema completo de recuperación de
la información era denotado por un acrónimo, por su gerente, o por uno de sus
componentes. En estos procesos de "cajanegrización", la traducción no sólo oculta
la complejidad de una actor-red, sino también oculta redes enteras, gracias a las
muchas formas en que se puede realizar la traducción. Por ejemplo, si una caja
negra está representada por un artefacto material, la caja negra puede ser vista
como una "herramienta" (e.g., un procedimiento estandarizado de operación). Si la
representación de la caja negra es humana, su denominación podría ser, por
ejemplo, la de “Líder” o el “Coordinador de Calidad”. Por otra parte, si el proceso de
traducción produce un producto "mental", la red encapsulada puede ser vista como
un "concepto", o bien "una idea". Latour (2001: 87-92) habla de cómo las "cadenas
de traducción" pueden transformar una situación global, tal como la estandarización
de la administración de la calidad según la Norma ISO 9000, en un proyecto local,
tal como la institucionalización de las Juntas-ISO en ECCLES7. La traducción
significa que las sub-redes se vuelven "puntualizadas" y comienzan a actuar como
un actor unificado (de ahí la denominación de actor-red), desde el punto de vista de
aquellos actores que interactúan con la sub-red. Al mismo tiempo, tales sub-redes
traducidas se convierten en recursos intermediarios. Por ejemplo, un procedimiento
de trabajo puede ponerse en práctica sin tener en cuenta todos los procesos de
escritura del Manual de Calidad, los procesos de toma de decisiones de la Oficina
Central, el trabajo editorial, y otros recursos que son necesarios para que ese
procedimiento esté disponible para todos los actores involucrados. Por lo tanto, la
traducción implica que ciertas redes complejas dadas se pueden dar por sentado
en aras de la acción práctica. Pero al mismo tiempo, la traducción significa que el
punto de traducción se convierte también en un lugar de poder y control, ya que los
efectos producidos por la sub-red traducida se convierten en recursos que pueden
ser localizados y controlados.
De acuerdo con la ANT, los procesos de traducción en curso son fuentes clave del
orden social, y por lo tanto, del proceso organizativo. Es decir, la traducción tiene
efectos de ordenación (es decir, organización), tales como las organizaciones, las
instituciones, o los proyectos de innovación exitosos, como las Juntas-ISO (Law,
1992). Pero como cada uno de estos efectos tiene sus propias "resistencias"
(Latour, 1999), el cambio es más bien una lucha por reorganizar o reconfigurar los
recursos y las relaciones espaciales en la actor-red, es decir, ciertas "pruebas de
esfuerzo" tienen que ser emprendidas (Latour, 1991). A veces las resistencias se
pueden anticipar, y entonces pueden implementarse estrategias de traducción ad
hoc para prevenir su ocurrencia. Dicho de otro modo, puesto que el orden existente
está siempre sujeto a un quiebre potencial, el hecho de que el orden exista indica
que existen algunas estrategias de traducción identificables, que operan y
conforman un mecanismo relativamente estable. Por ejemplo, las auditorías de
seguimiento al Sistema de Calidad ISO 9000 por parte de terceros (i.e., la empresa
certificadora) representa una estrategia de traducción que previene el deterioro del
sistema de calidad y la eventual pérdida del certificado de ISO 9001.
Callon (1986) propone cuatro momentos de traducción para el proceso mediante el
cual un grupo de actores desarrolla su influencia sobre una situación crítica dada:
la problematización, el interesamiento (sic), el enrolamiento, y la puntualización o
movilización. En el momento de la problematización, un grupo de actores clave
intenta definir la naturaleza del problema (o el objetivo de un proyecto) bajo
consideración, y los roles (es decir, las identidades) de los otros actores, de modo
que esos actores clave sean vistos como los que tienen la respuesta o la forma de
proceder, y se hacen indispensables para resolver el problema y lograr una misión
declarada. La problematización funciona mediante la introducción de una
equivalencia (Law, 1992) entre dos problemas: el propuesto por los actores clave (o
enroladores), y el original (el de los enrolados), y exigiendo que estos acepten la
solución propuesta por aquellos. En otras palabras, el problema o el proyecto son
redefinidos y recontextualizados (es decir, desplazados o traducidos) en términos
de la solución ofrecida por estos actores (Callon y Law, 1995), que luego tratan de
establecerse como un punto de paso obligatorio (Callon, 1986), que debe ser
negociado como parte de su solución. Ellos tratan de persuadir a los otros actores
que compartan los mismos intereses (Callon y Latour, 1981) y que las respuestas a
sus propios problemas radican en las soluciones propuestas por los persuasores
(Grint y Woolgar, 1997). "Más específicamente, un actor puede hacerse
indispensable para otro traduciendo un problema de este último en términos de una
solución que posee o está en la órbita de los primeros" (Bloomfield y Best, 1992:
541). Con el fin de pasar por el PPO, los actores enrolados deben aceptar unas
reglas, suposiciones y formas de actuación específicas establecidas por los
"ingenieros heterogéneos" (es decir, los enroladores). Si esto sucede, entonces la
construcción de una red estable se producirá a su debido tiempo.
El segundo momento de la traducción es el interesamiento, que es una serie de
intentos de imponer sobre los otros actores ciertas identidades y roles definidos en
la problematización. Significa interesar y atraer a un actor, interponiéndose entre él
y algún otro actor (Law, 1986). Aquí los enrolados intentan involucrar a los otros
actores en los roles propuestos para ellos (Callon, 1986b) mediante la disolución
gradual de las redes existentes, reemplazándolas por una red creada por los propios
enroladores (Grint y Woolgar, 1997). Por lo tanto, el interesamiento trata de
estabilizar nuevas identidades en los otros actores (Singleton y Michael, 1993). El
proceso también implica redefinir estos actores en términos de la red emergente. Si
el interesamiento tiene éxito entonces el tercer momento, el enrolamiento,
procederá por medio de mecanismos de coerción, seducción o aquiescencia (Grint
y Woolgar, 1997), lo que conduce al establecimiento de una red de actores aliados.
CalIon (1987: 94) define el enrolamiento como "el grupo de negociaciones
multilaterales, pruebas de esfuerzos y trucos que acompañan a los interesamientos
y les permite tener éxito".
Por último, la movilización ocurre cuando la solución propuesta gana mayor
aceptación y logra crearse una red más grande de aliados ausentes (Grint y
Woolgar, 1997) por algunos actores que actúan como "portavoces" para otros. La
movilización requiere que estos portavoces representen adecuadamente a los otros
de modo que ninguno de ellos traicione a los demás (Callon, 1986b). Para definir la
relación entre ellos, muchos actores hacen uso de intermediarios tales como textos,
artefactos técnicos, seres humanos con determinadas habilidades, y dinero (Callon,
1991). Estos intermediarios constituyen así la "forma y sustancia" (Callon, 1993) de
las interacciones. Una red o partes de ella se vuelven durables cuando los actores
simplemente la aceptan por descontado, sin tener que perder su tiempo y recursos
en la búsqueda al interior de estas cajas negras. En el momento de la movilización
o puntualización, los actores clave pueden ahora representar y controlar la nueva
red a su antojo.
De la discusión anterior se puede concluir que un PPO actúa como un mecanismo
de asociación y control de las relaciones espaciales que definen a una actor-red
dada, ya que desempeña una importante función traductora en la consecución de
la alineación y durabilidad de la red. Law y Callon (1992) definen en consecuencia
dos tipos de PPO: fuertes y débiles, dependiendo de: (1) la cantidad de control que
puede ejercer sobre los recursos de la red, y (2) su capacidad para reclamar la
responsabilidad del éxito de la red (Law y Callon, 1992: 46). Al evaluar la
contribución del PPO a la actuación de una actor-red, deben tenerse en cuenta
entonces la magnitud y la naturaleza de las interacciones entre los actores. En
cuanto a las Juntas-ISO como un PPO en la actor-red del sistema de calidad ISO
9001 - incluyendo ECCLES7, la Oficina Central, y otros actores espacialmente más
distantes tales como la organización ISO en Ginebra, la empresa certificadora, etc.
- debemos comprobar si la descripción y las condiciones precedentes se cumplen
para las reuniones. En primer lugar, como se mencionó antes, las Juntas-ISO se
idearon como un mecanismo de la red de actores ISO 9001 en la Oficina Central
como una supuesta solución al problema de cómo gestionar el aseguramiento de la
calidad y lograr mantener la certificación, un problema que estaba "compartido" (al
menos retrospectivamente) por todos los empleados. El control sobre recursos
heterogéneos tales como el Manual de Calidad, o los formatos para las sugerencias
de mejora, etc., fue otorgado a los participantes de las Juntas-ISO, mientras que al
mismo tiempo este control implicaba que el éxito (o no) del programa de ISO 9000
era en gran medida responsabilidad de ellos mismos. En una palabra, las Juntas-
ISO se constituyeron como un PPO al desempeñar el papel de actor intermediario
situado entre ECCLES7 y la red más amplia de la Oficina Central. Además, las
Juntas-ISO pueden considerarse como un PPO fuerte, puesto que el nivel de
formalidad alcanzada en el funcionamiento de las reuniones implicaba altos grados
de interesamiento de los actores y la movilización de los recursos de la red local. Lo
primero puede ser evidenciado en el compromiso moral que los empleados
manifestaron explícitamente respecto a la consecución del objetivo de la
estandarización del trabajo a través de la ejecución formal, y en ocasiones hasta
ritualista, de los procedimientos que regulaban las reuniones. Por otra parte, la
movilización de los recursos locales está epitomizado por la Carpeta de las
Reuniones, el conjunto de minutas de las juntas, que representaba la solución local
efectiva a los "ensayos de fuerza" de las auditorías tanto internas como externas al
SGC ISO 9001:2008. Ambos factores contribuyeron a la constitución de las Juntas-
ISO como el recurso sine qua non para el desempeño exitoso del proyecto/red ISO
9000 y sus atributos concomitantes de estabilidad y durabilidad mejoradas.
La metáfora de las Juntas-ISO como punto de paso obligatorio sugiere una imagen
de solidez y homogeneidad a la espacialidad de la actor-red de ISO 9000. Sin
embargo, la estabilidad y la formalidad no eran las únicas características en la
construcción de la actor-red, especialmente en lo que respecta a la sub-red de las
Juntas-ISO. Una tercera metáfora espacial de las reuniones como espacio liso y
espacio estriado discutida a continuación ilustra esto.

2.6 Las Juntas-ISO como espacio liso y espacio estriado

El fundamento relacional de la ANT busca identificar las estrategias específicas de


traducción mediante las cuales se logra la estabilidad de las redes mediante
asociaciones o relaciones duraderas. La construcción de una red implica entonces
la producción de espacio en el interior de las redes. Murdoch (1998) afirma que no
sólo se produce espacio dentro de las redes, sino que también el tiempo "está
plegado en geometrías y topologías complejas por una serie de conexiones y
desconexiones. No hay un solo tiempo o espacio, lo que hay es más bien una serie
de espacio-tiempos coexistentes" (Murdoch, 1998: 360). Esta es también la idea de
Latour (1990) para la conformación de redes, un "unir las cosas", en el sentido de
que al asociar recursos heterogéneos de lugares y tiempos distantes las redes
enmarcan unos espaciotiempos de interacción que son comunes y proximales. Lo
que es importante destacar es que la base relacional de las redes que conlleva la
producción de espaciotiempos implica que el proceso de conformación de una red
es un medio para actuar sobre el espacio y que por consiguiente la configuración
particular de la red así producida permite la realización de tipos de interacción
(Murdoch, 1998: 361) en el espacio de la red. Murdoch señala que estos tipos de
acción, y por lo tanto, de espacialidad de la red, corresponden a dos posibles tipos
de procesos de traducción. Por un lado, está el caso en que la traducción se realiza
de tal manera que la alineación entre actores permite la estabilidad y la
irreversibilidad de la red (Callon, 1993). Por otro lado, una traducción imperfecta
hace improbable la convergencia de intereses; por lo tanto, la inestabilidad es la
norma, ya que los actores renegocian constantemente coaliciones transitorias.
Estos dos tipos de red definen y caracterizan dos espacialidades diferentes: "en
este último tipo – redes de variación y de flujo – los espacios serán fluidos,
interactivos e inestables; en las redes estandarizadas, por otra parte, los espacios
estarán fuertemente prescritos por un centro a medida que circulan las normas,
imponiendo unas formas de conducta bastante rígidas y predecibles" (Murdoch,
1998, 362). Siguiendo a Callon y Law (1989) y a Latour (1992), Murdoch denomina
a estas espacialidades espacio de negociación y espacio de prescripción (Cf. los
espacios de red y los espacios fluidos de Mol y Law (1994)), o en la terminología de
Deleuze y Guattari (1988) los espacios lisos y los espacios estriados.
Deleuze y Guattari (1988) explican que los conceptos aparentemente opuestos de
espacio estriado y espacio liso son más bien complementarios y están
estrechamente correlacionados. La organización estriada del espacio de una red es
una configuración regional particular del espacio social que corresponde
históricamente a la aparición del Estado moderno occidental, que es visto como un
apparatus tanto burocrático como ideológico. El aparato del Estado estría el espacio
porque fija las prácticas sociales a lo largo de líneas euclidianas y de rejillas de
agendas racionalistas, en las que la interacción y la creación de redes están
subordinadas a un todopoderoso centro de medición y cálculo, es decir, un muy
fuerte punto de paso obligatorio que organiza el espacio de la red. En contraste, el
espacio liso se define como un espacio sin límites: "Un espacio abierto a través del
cual se distribuyen las cosas-flujos, en lugar de ... un espacio cerrado para cosas
lineales y sólidas ... la diferencia [está] entre un espacio liso (vectorial, proyectivo y
topológico) y un espacio estriado (métrico): en el primer caso el espacio se ocupa
sin ser contado, y en el segundo el espacio se cuenta para ser ocupados" (Deleuze
y Guattari, 1988: 361-362). Por cierto, la conceptualización de Deleuze y Guattari
del espacio liso es bastante similar a la noción de heterotopía discutida
anteriormente, en cuanto está en una relación de contra-sitio respecto a las
aspiraciones utópicas del espacio estriado. Los espacios estriados y lisos resultan
de la operación de dos estrategias particulares de actuar sobre el espacio de una
red: la territorialización y la desterritorialización. La primera es la ocupación y
anexión de espacios abiertos en nombre del "Estado" (i.e., el centro de gobierno de
la red). Operando en la dirección inversa, la desterritorialización es lo que sucede
cuando el espacio liso gana el control sobre los recursos de la red, y se implementan
operaciones de resistencia y desmantelamiento de la configuración espacial
impuesta por el aparato estatal.
En términos de la ANT, los espacios lisos y estriados pueden ser descritos en
función del grado de coordinación formalizada que exista entre los componentes de
una red, es decir, "la existencia de un gran número de convenciones y
procedimientos locales que crean la extraña situación en la que los seres humanos
y los objetos técnicos evolucionan predeciblemente, como si actuaran de acuerdo
con las reglas a las que se ajustan" (Callon, 1992: 94). En otras palabras, el espacio
de la red se vuelve estriado en la medida en que se logran mayores grados de
coordinación formalizada. Una de las estrategias usuales de formalización, y que es
particularmente pertinente para el caso de las Juntas-ISO, dada la naturaleza
eminentemente textual o documental de ISO 9000, es el proceso de inscripción, que
se refiere a la manera en que los actores no-humanos incorporan patrones de
acción prescritos: "Simultáneamente, los objetos técnicos incorporan y miden así un
conjunto de relaciones entre elementos heterogéneos" (Akrich, 1992: 205). Esto
puede sonar un poco determinista, al sugerir que la acción está estrictamente
programada en los objetos. Esto, sin embargo, es engañoso. Akrich (1992) explica
la noción de inscripción de esta manera: "Los diseñadores definen entonces a los
actores con gustos específicos, competencias, motivaciones, aspiraciones,
prejuicios políticos, y el resto, y asumen que la moralidad, la tecnología, la ciencia y
la economía evolucionarán de maneras singulares. Una gran porción del trabajo de
los innovadores es el de inscribir esta visión del mundo (o una predicción acerca de
éste) en el contenido técnico del nuevo objeto" (Akrich, 1992: 208). Pero como la
realización efectiva de esa visión depende de la habilidad de los diseñadores para
traducir los intereses de los otros de acuerdo con los propios, la traducción tiene
que hacer uso de un medio material con el fin de evitar traiciones, es decir, las
traducciones tienen que estar "incorporadas en textos, máquinas, o habilidades
corporales, que se convierten en su soporte, su ejecutivo más o menos fiel" (Callon
1991:143). Al inscribir guiones de acción en un objeto, el objeto se convierte en un
actor que impone su programa inscrito a otros actores. Pero como nos recuerda
Latour (1991), a veces los guiones pueden no tener éxito, porque su uso real se
desvía de lo diseñado (Cf. Suchman, 1987), y así los actores pueden seguir lo que
él llama anti-programas. Latour señala que la realización de un guion (por ejemplo,
un enunciado performativo) no depende sólo de la intención y del "poder" del
hablante, sino también de que hacen con él los actores involucrados. Lo que está
en juego aquí es la traducción, no la transmisión. Si el hablante ha ordenado algo
(por ejemplo, "Siga este procedimiento para la tarea X"), la orden que se ejecuta
puede que no sea la misma que la orden original. De aquí se deriva una importante
implicación. Los guiones no son independientes del contexto o la situación en la que
se producen: "textos" y "contextos" son simultáneamente coproducidos. Latour
llama a estos programas reales (o anti-programas), sintagmas, o grupos de actores
heterogéneos asociados en un texto significativo.
Al estudiar el uso de inscripciones y guiones como mecanismos de coordinación
formalizada, es útil identificar la diferencia "entre el usuario proyectado por el
diseñador y el usuario real" (Akrich, 1992: 209), con el fin de identificar la producción
de espacios lisos y estriados en una actor-red dada. Algunas tácticas de traducción
producirán un espacio liso al inscribir programas de acción débiles y flexibles,
mientras que otros producirán un espacio estriado al inscribir programas fuertes e
inflexibles. Aunque nunca es posible saber de antemano si un proceso de
inscripción tendrá éxito en producir estriación, la investigación de una serie de
intentos de inscripción puede sugerir cómo y cuáles fueron las inscripciones
necesarias para lograr la formalización y la estabilidad de una red.
Consideremos, por ejemplo, la producción de espacios lisos y estriados en las
Juntas-ISO, mediante el caso crucial de los formatos utilizados en las reuniones.
Inicialmente, los empleados intentaron inscribir los procedimientos para las
reuniones en términos de ciertas habilidades presuntamente necesarias
(aprendizaje, trabajo en equipo y autodesarrollo), pero este mecanismo resultó inútil
para el objetivo de lograr una coordinación formalizada, pues el intento inicial de la
Oficina Central de estriar el espacio (por medio de la promulgación del proyecto ISO
9000) fue desterritorializado por una serie de prácticas emergentes de contestación:
la convivialidad a veces significaba hablar de cuestiones que no tenían nada que
ver con las reuniones, haciendo caso omiso de la agenda diseñada; algunos
miembros expresaron abiertamente su rechazo de la norma ISO 9000 en base a
sus atributos obligatorios no negociables; o bien los roles y los formatos se
consideraban de una manera idiosincrática. Un segundo intento de alineación de
los participantes mismos respecto los intereses del programa ISO 9000 implicó la
observancia de unos procedimientos establecidos para la solución de problemas de
control de calidad. De nuevo, aunque este era claramente un proceso de inscripción
más fuerte que el anterior (dada su incorporación material en textos "oficiales"), la
estriación del espacio de las Juntas-ISO a través de la promulgación de formatos
para las propuestas de acciones correctivas o preventivas fue contrarrestada
mediante unos movimientos de desterritorialización por un incipiente juego de
lenguaje que se empezó a desarrollar en las Juntas-ISO. Fue sólo cuando el juego
de lenguaje en las reuniones estuvo completamente desarrollado, y
simultáneamente se instanció otro proceso de inscripción, mediante el desarrollo y
la institucionalización de la Carpeta de las Juntas-ISO, que funcionó como una
especie de "sistema de información, que finalmente se logró el grado deseado de
coordinación formalizada.
En resumen, el éxito del proyecto ISO 9000 implicó la producción gradual de espacio
estriado o territorialización de los espaciotiempos de las juntas que, sin embargo,
fue casi simultáneamente resistido por anti-programas que permitieron la
producción de espacio liso o desterritorialización. En última instancia, una serie
ulterior de intentos en los procesos de inscripción tradujeron con efectividad los
intereses de los recursos heterogéneos de la actor-red ISO-9000 en un proyecto
exitoso de gestión de la calidad estandarizada en ECCLES7.

3. Conclusión: la heterotopología organizacional y el proceso organizativo

La heterotopología organizacional, centrada en el concepto de heterotopía, y


suplementada con las herramientas conceptuales de la ANT y las nociones de
espacio liso y espacio estriado, revela que el proceso organizativo implica tanto los
intentos de definir e imponer un orden, así como la operación de fuerzas des-
normalizadoras y anti-reguladoras que se les oponen o se les resisten. Al ir más
allá de la compulsión por el orden y el control (Burrell, 1988), el enfoque
heterotopológico contribuye a un pensamiento y conocimiento otros de la
organización informados por lo complejo y lo heterogéneo.
Hemos argumentado que, vistas como una heterotopía, las Juntas-ISO pueden
entenderse como espacios de ordenamiento alternativo, espacios de alteridad
con funciones, operaciones y efectos de gran diversidad y complejidad. Al
yuxtaponer elementos heterogéneos, y desviarse de la imagen normal que se
tiene de ellas, las reuniones pueden abrir la posibilidad de nuevos arreglos y
modos de actuar de maneras diferentes. Dados los procesos de
(des)territorialización que ocurren en ellas, las reuniones pueden
simultáneamente ser sitios de creatividad y de desafío a la jerarquía gerencial
y al orden institucional.
El hecho de que el concepto de heterotopía sea aún una avis rara en los estudios
de la administración y las organizaciones es preocupante, ya que, como se
mencionó antes, el concepto de heterotopía refleja la preocupación de Foucault de
problematizar toda clasificación, ya sea en el orden de las cosas o en el del
lenguaje. Al resaltar el carácter variado, relacional y conflictivo del proceso
organizativo, la heterotopología representa para el campo de los estudios
organizacionales una perspectiva alternativa y potencialmente provechosa. Las
heterotopías, sitios que "organizan un poco del mundo social de una manera
diferente a lo que los rodea" (Hetherington, 1997: 41), al tratar con la alteridad de
un orden dado, cuestionan una visión de uniformidad, racionalidad y funcionalidad
de tal orden, es decir, representan una crítica a la comprensión convencional del
proceso organizativo y del concepto mismo de organización, vista normalmente
como una entidad abstracta, “cajanegrizada”, según la ANT, provista de planes,
recursos y estrategias claros y rigurosos. Por lo tanto, las heterotopías nos invitan
a reconocer y valorar el poder de la heterogeneidad y la "alteridad" en un sentido
amplio: otros espacios, otros tiempos, otros actores - los no humanos - además de
los humanos, y especialmente otros modelos paradigmáticos para investigar los
fenómenos organizacionales. Como caso de estudio de una heterotopología
organizacional, el análisis de las Juntas-ISO qua heterotopía ofrece una
comprensión otra de las organizaciones. Las heterotopías nos introducen en un
mundo organizacional en el que el orden y el desorden, lo racional y lo irracional,
lo institucional y lo anárquico coexisten, se entrelazan y se entremezclan de formas
complejas y dinámicas. Las Juntas-ISO, analizadas a través de una lente
heterotopológica, nos llevan a reflexionar acerca de las limitaciones de una
comprensión estática, representacional y apriorística de la organización, que
enfatiza el orden, la racionalidad y la homogeneidad, y, en cambio, nos hacen ver
espacialmente a las organizaciones como actor-redes en continuo devenir en
donde coexisten estrategias, asociaciones y enrolamientos agenciales múltiples,
dinámicos, y emergentes.
Por otra parte, la heterotopología de las Juntas-ISO remite al papel importante de
las fronteras. Para Cooper (1990), por ejemplo, las fronteras tienen la capacidad
agencial de regular una actor-red dada, pues actúan binariamente como
conectores y desconectores de partes diversas de la red. En particular, en los
casos en que las fronteras y los órdenes preestablecidos se interrumpen y se
redefinen continuamente, los espacios heterotópicos pueden tornarse en sitios de
desestabilización, marginalización y deconstrucción potencial. Las heterotopías se
transforman en el tiempo y el espacio al ser de una naturaleza diferente, y estar
vinculados a otros sitios y órdenes. Sin embargo, su funcionamiento no debe
entenderse de una manera literal o simplista. Por ejemplo, las Juntas-ISO
muestran claramente que lo que en las organizaciones se define y evalúa
dicotómicamente como orden y desorden, dentro y fuera, o institucional y libre, no
es en absoluto algo dado, claro y exclusivo (Burrell, 1988). Estas distinciones son
provisionales y están co-constituídas reiterativamente, pues su definición en un
momento dado está sujeta a tácticas de problematización y negociación
mutuamente dependientes y constitutivas entre sí. En otras palabras, la
heterotopología nos lleva a tener que abandonar la pretendida visión modernista
(Latour, 1993) de la organización basada en los (infructuosos) intentos de separar
y poner en oposición tales categorías dicotómicas, y favorecer un enfoque híbrido
de la organización como un ensamblaje generativo que agencialmente relaciona y
conecta continuamente órdenes, prácticas y asociaciones diversas,
aparentemente contrastantes entre sí.
La reflexión sobre el caso empírico de las Juntas-ISO como una heterotopía ha
tenido como objetivo difundir y fomentar una orientación y una actitud heterotópicas
que nos invita a reconocer y afirmar la contingente yuxtaposición y entrelazamiento
de elementos y (des)órdenes múltiples, controversiales y heterogéneos, locales y
globales, que son constitutivos de la organización, la práctica de organizar y,
siguiendo a Foucault (1986), la práctica misma de la imaginación, la creatividad y la
libertad.

4. Referencias bibliográficas

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