Está en la página 1de 5

Facultad de Ciencias Económicas

Nombres: Dennis Mogro


Paralelo: 1/3
Materia : Problemas económicos y social contemporáneo

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL SISTEMA CAPITALISTA MUNDIAL

En la historia del sistema capitalista mundial se pueden distinguir tres grandes períodos
desde su nacimiento: etapa mercantil, premonopolista o de libre competencia, y
monopolista.
Cada período histórico tiene sus particularidades internas en los países donde primero se
desarrolló el sistema capitalista en el mundo (países centrales); pero además existen
características generales sobre los reflejos externos hacia los países periféricos hacia
donde el sistema se expandió.

I) EPOCA DEL CAPITALISMO MERCANTIL


Esta etapa marcó el origen del sistema capitalista en el mundo, y se puede ubicar en
Gran Bretaña alrededor del año 1500.
Se trata de un capitalismo aún débil, con un bajo desarrollo de las fuerzas productivas,
basadas fundamentalmente en las manufacturas.
La característica fundamental era que la mayor parte de la producción era generada por
hombres que en el proceso de trabajo se relacionaban de una determinada manera: por
un lado, existían los capitalistas, propietarios de los medios de producción; y por el otro,
los obreros, que vendían libremente al capitalista su fuerza de trabajo, pero no poseían
medios de producción.
Expansión hacia el exterior
En esta etapa, los países donde se inicia el proceso de desarrollo capitalista, adoptan dos
formas típicas en su expansión hacia el exterior.
1) El intercambio de bienes estaba regido por el asentamiento de factorías y el saqueo
generalizado de la periferia, de bienes inexistentes o relativamente escasos en Europa, y
de metales preciosos.
Este accionar está relacionado con la teoría mercantilista temprana, cuya base se
fundaba en la idea de que la riqueza de las naciones se basaba en la posesión de
metálico y bienes valiosos.
Esto, por otro parte, produjo la restricción al comercio con las colonias, de parte de las
potencias coloniales, en procura de obtener siempre una balanza comercial favorable.
2) Se generalizó luego la utilización del trabajo esclavo y servil en gran escala, para la
explotación de las minas y plantaciones. Esto refleja cómo, poco a poco (en la etapa
mercantil tardía), los estados europeos comprendieron que la base de la riqueza residía
en la producción.
Durante el mercantilismo, la política de los estados capitalistas “centrales” (países
europeos) era proteccionista; ya que por el bajo desarrollo del sistema necesitaban
proteger el modo de producción incipiente, que aún era predominantemente agrícola.
En este primer período del capitalismo, la expansión económica de los estados europeos
por todo el mundo, se encontró con sistemas económicos más atrasados. Sin embargo,
esa expansión no produjo cambios en las relaciones de producción de los países con que
comercian o saquean. Los sistemas sociales de la periferia mantienen sus estructuras
tradicionales, sobre cuya base se realiza el intercambio (y el saqueo).
El capitalismo introduce relaciones atrasadas de producción, apoyándose en las ya
existentes; no por la vía de la penetración económica, sino por la conquista militar (en
Asia, África y América Latina). Sólo en las colonias de poblamiento al este de
Norteamérica aparecen relaciones de producción típicamente capitalistas, aunque
combinadas con otras formas atrasadas (como la esclavitud).
En esta política expansionista, se combinaba la explotación más brutal, el saqueo y la
violencia sanguinaria; sembrando el hambre y la miseria en la periferia. Así, por
ejemplo, los indígenas en América Latina, fueron exterminados por millones, privados
de sus medios de subsistencia, y sometidos a trabajos agotadores y agobiantes.
Todo esto, unido a la introducción en las colonias de la propiedad privada de la tierra,
fue preparando el camino para la expansión del capitalismo. Se liquidó progresivamente
el viejo sistema de producción, caracterizado por su inmovilidad, y se creó un vasto
grupo de terratenientes y comerciantes, que consideraban la ganancia en el sentido
capitalista, como el objetivo central de su actividad.
La explotación colonialista de ultramar sirvió a la acumulación capitalista del “centro”,
y sentó las bases para la posterior etapa del desarrollo del sistema. De la América
española se extrajo quinientos millones de pesos oro desde 1650 a 1780; de la India se
sacaron entre quinientos y mil millones desde 1750 a 1815; en tanto que el comercio de
esclavos le reportó a Francia la suma de quinientos mil millones de libras francesas
durante el siglo XVIII.

II) ETAPA PREMONOPOLISTA O DE LIBRE COMPETENCIA


Cuando se habló del sistema capitalista, se expresó que la característica fundamental
estaba dada en que la base de la producción de los bienes materiales se asentaba en las
relaciones capitalistas de producción. Ello significa que en el proceso de producción se
relacionan los propietarios de los llamados “medios de producción” y los obreros (libres
jurídicamente, y vendedores de su fuerza de trabajo).
Otros elementos característicos son: el objetivo del accionar del capitalista, que persigue
la obtención de la máxima ganancia (y, no solamente la satisfacción de sus necesidades
básicas); y el hecho de que la producción se realiza con el ánimo de intercambiarla (y no
para el autoconsumo, como los anteriores sistemas económicos).
En los países donde va naciendo este sistema, los capitalistas van desplazando en la
producción y en el poder dentro de la sociedad, a los señores feudales y a los maestros
de los gremios artesanales.
El capitalismo se consolida en la etapa de libre competencia. Es la era industrial que
aparece en la mercantil Inglaterra alrededor de 1750, llevada por los poderosos impulsos
internos y estimulada por la ampliación de los mercados locales y de ultramar. El gran
salto se dio en la industria textil, que habría de convertirse en la industria por excelencia
durante un largo período histórico.
Con el invento de la máquina de vapor, la lanzadera volante y la máquina de hilar
Wyalt, y luego la aplicación de la fuerza hidráulica, comienza la “primera revolución
industrial”. Desde entonces se lanza una verdadera carrera de invenciones y mejoras,
que elevan considerablemente la producción industrial. La industria reemplaza a la
manufactura, y aparecen las primeras fábricas modernas.
Inglaterra fue convirtiéndose progresivamente en un país exportador de mercancías
manufacturadas e importador de materias primas. Lo primero, porque el creciente
volumen producido excedía las posibilidades de colocación en el mercado interno;
mientras que las materias primas importadas eran necesarias como insumos para la
industria y alimento barato para la mano de obra.
El primer gran mercado exterior de Inglaterra fue el continente europeo. Ya en los
primeros años del 1800 exportaba a sus colonias cantidades significativas y en aumento
de manufacturas de metal y tejidos de lana. Finalmente, la independencia de las colonias
españolas en América, con el consiguiente establecimiento del libre comercio en la
mayoría de ellas, permitió a Inglaterra hacer exportaciones regulares a la zona.
La teoría del libre comercio era levantada por ese país como consigna, para poder
colocar su producción industrial a escala mundial; e incluso, se usó contra los propios
países colonialistas rivales, quienes protegían su producción al no poder competir con
los ingleses en igualdad de condiciones.
No obstante, allí se detenía su liberalismo económico, ya que incluso esa potencia
capitalista continuaba protegiendo a sus posesiones coloniales de la puja de otras
potencias, para asegurarse así el control de las materias primas y del mercado interno
comprador de las colonias.
Inglaterra podía defender el libre comercio porque tenía un desarrollo industrial
avanzado respecto de otros países de Europa, de manera que poseía ventajas
comparativas para colocar con éxito su producción en el exterior.

Por distintas causas (internas y externas), otros países iniciaron con retraso su desarrollo
capitalista. En Estados Unidos era aún escaso el desarrollo de sus fuerzas productivas;
absorbidas, además, en su mayor parte por la agricultura. En Francia predominaban aún
el campesino proletario y el artesano, lo que trababa el desarrollo del naciente
capitalismo. En Alemania, por su parte, la escasez de mano de obra “libre” se debía a la
subsistencia de formas feudales de producción.
Las consecuencias externas de la expansión industrial
Las manufacturas inglesas primero, y de las de otras potencias industriales después,
invaden el mundo, creando por primera vez un mercado mundial, destruyendo con
amplitud distintas formas precapitalistas de producción y abriendo nuevos mercados.
La era capitalista industrial se apoyó en la herencia del mercantilismo, contribuyendo a
la expansión de los grupos nativos ligados a sus intereses y creando una burguesía
comercial intermediaria que difundía modos de producción capitalista junto con las
propias empresas extranjeras.
La penetración de los bienes industriales tuvo otros efectos.
Las mercancías destruyeron al artesanado y a la agricultura preexistente en las colonias,
ligados a formas atrasadas de producción; así como también a pequeñas manufacturas y
empresas familiares que revestían modestas e incipientes formas capitalistas. Así, el
mercado mundial se fue unificando bajo el dominio del capitalismo industrial y se fue
imponiendo una compleja división internacional del trabajo.
¿En qué consistía esa división? En que unas pocas potencias industriales avanzadas se
encargaban de producir manufacturas para todo el mundo; en tanto que la mayor parte
de los países del planeta debían dedicarse en forma exclusiva a la producción de bienes
primarios (del agro y de la minería).
Esta especialización no sería criticable de no ser por un factor que va a caracterizar el
desarrollo de las relaciones comerciales en el futuro. Se trata del llamado deterioro
histórico de los términos del intercambio, que significa que los bienes industrializados
que vende el “centro” capitalista a los países periféricos, son cada vez más caros en
relación a los bienes primarios que producen estos últimos.
Y es a través de este mecanismo comercial como, en lugar de usar la fuerza bruta para
saquear a los países subdesarrollados, los países industrializados extraen ingentes
riquezas de la periferia.

III) ETAPA DEL CAPITALISMO MONOPOLISTA


La maduración del capitalismo industrial se produjo por la expansión del capitalismo
fuera de Inglaterra, por la aparición de nuevas potencias industriales y por otros dos
fenómenos concomitantes: el desplazamiento de la industria textil como eje del
capitalismo, por la metalurgia del hierro que pasó a ser la industria por excelencia; y la
aparición de la gran fábrica como resultado del desarrollo de las fuerzas productivas y
de la centralización de capitales.
Nuevos inventos aplicados a la producción y el uso industrial de la energía eléctrica,
dieron lugar a un gigantesco crecimiento industrial. Se fueron explotando nuevas
materias primas (como los subproductos del carbón), que crearon nuevas ramas de la
industria.
Concomitante con estos hechos, se producía el desarrollo de las relaciones económicas
al interior de las potencias industriales. Sucesivas crisis que caracterizaban la marcha
del sistema capitalista fueron provocando el debilitamiento o la desaparición de sectores
empresarios de menor poder económico, y en el otro polo, el crecimiento y
fortalecimiento de grandes empresas. Es lo que se denomina la tendencia a la
concentración y centralización del capital, y el progresivo proceso de monopolización y
de oligopolización de las distintas ramas económicas.
Esto significaba el control de una parte mayoritaria del mercado de venta o producción
de un bien por parte de un número reducido de grandes empresas, lo que le reportaba a
las mismas una alta tasa de ganancia, muy superior a la media de la economía
respectiva. Y cuando el proceso de monopolización se fue extendiendo a casi todas las
ramas, surgió la necesidad de buscar esa mayor tasa de ganancia fuera del país, a través
de la exportación de capitales a otras regiones más atrasadas.
Comenzó así la exportación de capitales europeos en ultramar, a los que siguieron luego
los capitales norteamericanos y japoneses, esencialmente bajo dos formas: las
inversiones directas (en maquinaria y dinero) y los préstamos (que caracterizó en
principio al capitalismo francés).
La particularidad de la exportación de capitales, es que generan la correspondiente
contrapartida, es decir, la remesa desde la periferia hacia el centro de las utilidades de
las compañías extranjeras y de los intereses de los préstamos.
Esta etapa comienza hacia 1850-1860 en Inglaterra, y los capitales (que se dirigen
primero hacia el transporte y la producción primaria) se originan en grandes empresas.
En esta etapa, la causa que movía a los capitales hacia el exterior era la más alta tasa de
ganancia que se obtenía, por una menor cantidad de capital constante (medios de
producción: maquinaria, instalaciones, etc.), y por el precio mucho más bajo de la mano
de obra utilizada.
Sin embargo, todavía la razón fundamental que movía a invertir en la periferia es la
ganancia comercial, a través de la ampliación de los mercados y el adelanto en las
comunicaciones y el transporte.
Recién en la década de 1880, se harán predominantes las exportaciones de capitales;
cuando la concentración y la centralización económicas han llevado a un progresivo
proceso de monopolización de la mayor parte de las ramas industriales de los países
centrales.
Es el inicio de la “era de los monopolios”, que caracterizará al capitalismo desde
entonces hasta nuestros días.
Es la etapa más avanzada del sistema capitalista mundial, que se puede subdividir en
dos subperíodos:
1) El primero, donde predominan las inversiones extranjeras en los sectores vinculados
al agro y a la minería, a la exportación de esos bienes y a otros sectores vinculados
(transporte, finanzas, etc.).
2) El segundo período, el de las multinacionales o “monopolios de segunda
generación”, donde las inversiones se dirigen hacia sectores dinámicos y estratégicos de
la periferia (sectores industriales, petróleo, etc.).
Es así como a lo largo del desarrollo histórico del sistema capitalista internacional se
van conformando dos grupos de países claramente diferenciados: los países centrales,
desarrollados o dominantes, por un lado, y los países periféricos, subdesarrollados o
dependientes, que constituyen la gran mayoría de las naciones del planeta.
Ello es el resultado del accionar de los primeros, que crecieron succionando
permanentemente riquezas en gran escala de los países periféricos, a través de diferentes
mecanismos, en una situación que aún continúa hoy como característica predominante.

(KARINA-SCRIBD,12NOV/2016)

También podría gustarte