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En la historia del sistema capitalista mundial se pueden distinguir tres grandes períodos
desde su nacimiento: etapa mercantil, premonopolista o de libre competencia, y
monopolista.
Cada período histórico tiene sus particularidades internas en los países donde primero se
desarrolló el sistema capitalista en el mundo (países centrales); pero además existen
características generales sobre los reflejos externos hacia los países periféricos hacia
donde el sistema se expandió.
Por distintas causas (internas y externas), otros países iniciaron con retraso su desarrollo
capitalista. En Estados Unidos era aún escaso el desarrollo de sus fuerzas productivas;
absorbidas, además, en su mayor parte por la agricultura. En Francia predominaban aún
el campesino proletario y el artesano, lo que trababa el desarrollo del naciente
capitalismo. En Alemania, por su parte, la escasez de mano de obra “libre” se debía a la
subsistencia de formas feudales de producción.
Las consecuencias externas de la expansión industrial
Las manufacturas inglesas primero, y de las de otras potencias industriales después,
invaden el mundo, creando por primera vez un mercado mundial, destruyendo con
amplitud distintas formas precapitalistas de producción y abriendo nuevos mercados.
La era capitalista industrial se apoyó en la herencia del mercantilismo, contribuyendo a
la expansión de los grupos nativos ligados a sus intereses y creando una burguesía
comercial intermediaria que difundía modos de producción capitalista junto con las
propias empresas extranjeras.
La penetración de los bienes industriales tuvo otros efectos.
Las mercancías destruyeron al artesanado y a la agricultura preexistente en las colonias,
ligados a formas atrasadas de producción; así como también a pequeñas manufacturas y
empresas familiares que revestían modestas e incipientes formas capitalistas. Así, el
mercado mundial se fue unificando bajo el dominio del capitalismo industrial y se fue
imponiendo una compleja división internacional del trabajo.
¿En qué consistía esa división? En que unas pocas potencias industriales avanzadas se
encargaban de producir manufacturas para todo el mundo; en tanto que la mayor parte
de los países del planeta debían dedicarse en forma exclusiva a la producción de bienes
primarios (del agro y de la minería).
Esta especialización no sería criticable de no ser por un factor que va a caracterizar el
desarrollo de las relaciones comerciales en el futuro. Se trata del llamado deterioro
histórico de los términos del intercambio, que significa que los bienes industrializados
que vende el “centro” capitalista a los países periféricos, son cada vez más caros en
relación a los bienes primarios que producen estos últimos.
Y es a través de este mecanismo comercial como, en lugar de usar la fuerza bruta para
saquear a los países subdesarrollados, los países industrializados extraen ingentes
riquezas de la periferia.
(KARINA-SCRIBD,12NOV/2016)