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DERECHO ADMINISTRATIVO

EL PODER DE POLICÍA

Uno de los elementos del Estado es el poder, el poder es único e indivisible. El Estado realizaba
diversas funciones, una de las cuales era la administrativa. La Administración, a: su vez, es una
vasta empresa cuya actividad se dirige a la satisfacción de los intereses generales. A los efectos
de la realización de esos fines la Administración debe disponer de los medios jurídicos
correspondientes. Esos medios se denominan potestades de la Administración, y constituyen un
reflejo del poder del Estado.

La imposición de sanciones o penas a las personas por violaciones del ordenamiento jurídico
había sido históricamente una competencia exclusiva de la función judicial. A partir del siglo XVIII
se identifica en Europa una potestad sancionadora en manos de la Administración como parte
esencial de la actividad de Policía administrativa A partir de entonces, y hasta nuestros días, el
ordenamiento jurídico ha ido distinguiendo cada vez con mayor nitidez entre, las infracciones
penales: calificadas como delitos o faltas, recogidas en el Código Penal y en su legislación
complementaria, sancionables por los juzgados penales, y por otro, las infracciones
administrativas identificadas también como contravenciones de policía.

1. Concepto:

Es una potestad del estado, manifestada a través de su órgano legislativo, mediante Leyes
Nacionales expresadas en Leyes, Decretos Legislativos y Decretos Leyes (Poder de Policía
Nacional), Ordenanzas Regionales (Poder de Policía Regional) y Ordenanzas Municipales
(Poder de Policía Municipal). Dentro de la función legislativa es la que tiene por objeto la
limitación y regulación de los derechos individuales reconocidos por la Constitución Nacional.
El poder de policía es un nombre que corresponde al ámbito del Derecho constitucional, y se
agota en la norma legal que emite el órgano legislador.

Uno de los temas vinculados a la presente materia es el referido a la vigencia de los Decretos
Leyes, sobre el particular el Tribunal Constitucional ha sentado posición en la sentencia recaída en
el Exp. 010-2002/IC-TC del 3 de enero de 2003 en un proceso de inconstitucinalidad señalando lo
siguiente:

El tema del reconocimiento, aplicabilidad y exigibilidad del cumplimiento de los Decretos Leyes es
observado, según la doctrina, en función del "tiempo político" que se vive dentro de una
comunidad política. En ese sentido, se plantean dos problemas: la vigencia de los Decretos Leyes
durante la existencia de un gobierno de facto y la vigencia y validez de los Decretos Leyes al

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restaurarse el Estado de Derecho. Como es obvio, corresponde detenerse en el análisis del


segundo caso.
La doctrina establece que durante el período que sigue a la desaparición de un gobierno de facto,
la vigencia de los Decretos Leyes se procesa de conformidad con la teoría de la caducidad, la
teoría de la revisión o la teoría de la continuidad.

La teoría de la caducidad –que plantea que una vez restaurado el Estado de Derecho, dichas
normas dejan ipso facto de tener vigencia– no ha tenido aceptación en nuestro país; al extremo de
haber sido utilizada una sola vez, a través de la ley del 20 de diciembre de 1895, que declaró
inexistentes los actos gubernativos y las leyes aprobadas durante el período 1894-1895.
En cambio, la teoría de la continuidad utilizada en amplios momentos de nuestra historia y la
teoría de la revisión son las que han permitido afrontar el delicado problema de la vigencia de los
Decretos Leyes.

Según la teoría de la continuidad, los Decretos Leyes perviven o mantienen su vigencia –surtiendo
todos los efectos legales– no obstante producirse la restauración del Estado de Derecho. Estos
solo perderán vigencia en caso de que el Congreso posterior a un gobierno de facto dicte leyes
que los abroguen, modifiquen o sustituyan, según el caso.

Esta teoría se sustenta en la necesidad de preservar uno de los fines básicos del derecho: la
seguridad jurídica. En el caso de los Decretos Leyes, dicho fin implica resguardar el
desenvolvimiento de la vida cotidiana y la de los bienes jurídicos (vida, propiedad, honor, etc.) que
se encuentran amparados por ellos, sin mengua de reconocer que este amparo haya sido
establecido de manera no formal.

En efecto, durante el interregno del Estado de Derecho –como consecuencia de la imposición de


un gobierno de facto– surgen inevitablemente relaciones interpersonales reguladas por Decretos
Leyes. No aceptar la continuidad de la vigencia sui géneris de estos, sería abrir un largo, oscuro e
inestable "paréntesis jurídico" que dejaría en la orfandad al cúmulo de beneficios, facultades,
derechos o prerrogativas nacidos de dicha legislación, así como también quedarían privados de
exigencia las cargas públicas, deberes, responsabilidades, penalidades, etc., que el Estado
hubiese establecido en su relación con los ciudadanos. Desde ambas perspectivas –la ciudadanía
y la organización estatal–, se perpetraría un inmenso perjuicio para la vida coexistencial y la
normal marcha del cuerpo político.

Así, el desconocimiento a priori y genérico de la totalidad de los Decretos Leyes, luego de


restaurarse el Estado de Derecho, generaría incertidumbre, caos, desorden, riesgo y amenaza

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para las relaciones entre los ciudadanos y entre estos y el Estado.

Por su parte, la teoría de la revisión plantea que una vez restaurado el Estado de Derecho, los
Decretos Leyes deben ser objeto de un examen de vigencia. Para tal efecto, el Congreso de la
República se pronuncia por el mantenimiento o no en el sistema jurídico.

La función de policía:

Se denomina función de policía a la parte de la función administrativa que tiene por objeto
la ejecución de las Leyes que limitan los derechos individuales con la finalidad de asegurar el
desenvolvimiento de la vida en sociedad. Por lo tanto debe quedar claro que la Policía es una
función, no un órgano de la administración.

La función de policía es una potestad de la Administración Pública, la misma que se expresa en


un conjunto de facultades que tiene la Administración para imponer su acción sancionadora sobre
los administrados por las denominadas contravenciones de policía o infracciones administrativas,
y cuando esta acción se sigue contra los agentes de la Administración se denomina facultad
disciplinaria.

"Potestad" es sinónimo de facultad. Significa que puede. La Administración puede imponer


sanciones por contravención a las disposiciones administrativas, lo cual no debe confundirse con
la palabra “Poder” porque el verbo poder implica a la fuerza una opción es decir que no es una
obligación sino una posibilidad que depende de la discrecionalidad del legislador al momento de
crear sanciones. Así pues el Poder de Policía es discrecional, en tanto que la potestad
sancionadora es de carácter funcionarial, en consecuencia es obligacional y frente a la comisión
de una infracción existe la obligación de sancionar, la omisión de esta facultad constituye delito
cuando existe el elemento subjetivo denominado dolo. Por ejemplo, frente a una denuncia ante la
Administración existe la obligación de actuar, sin embargo frente a diversas actitudes nocivas de
los administrados el Estado puede tipificarlas como infracciones, poro esto no es una obligación.

Alcances del poder de policía:

Criterio Restringido: Entiende que el Poder de Policía consiste solo en la limitación de los
derechos individuales a fin de proteger exclusivamente la moralidad, seguridad y salubridad
públicas. En el sentido amplio: Se entiende que el Poder de Policía restringe los derechos
individuales, no solo en resguardo de la moralidad, seguridad y salubridad públicas, sino
también con el objeto de promover el bienestar general, el bien común y en casos de

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emergencia también tutelar los intereses económicos de la comunidad

Criterio negativo: policía consiste en restricciones, limitaciones, prohibiciones y


represiones. Criterio Positivo: Aquí la policía se manifiesta con ayuda, fomento y asistencia
en la tutela de bienes, como con la salud y educación.

4. Limites al poder de policía:

Dado que la regulación policial es un límite a las libertades individuales, aquella está sujeta a
ciertos límites, los cuales son los siguientes:

La razonabilidad: es uno de los límites a las limitaciones que constituyen el poder de policía.

En fallos relacionados con el poder de policía se ha declarado que para que exista razonabilidad
debe concurrir:

- Fin público

- Circunstancias justificantes

- Adecuación del medio elegido al fin propuesto

- Ausencia de iniquidad manifiesta.

La intimidad: La esfera de la libertad y de la intimidad está exenta de toda reglamentación


legal.

La legalidad: Las limitaciones que no tengan presupuesto legal son inconstitucionales.

Las limitaciones pueden surgir de las Leyes, reglamentos y Ordenanzas de Policía.

Las leyes o Ordenanzas de policía son leyes que reglamentan derechos, y solo pueden emanar
del legislador. Son inconstitucionales las leyes que delegan al Poder Administrativo la
potestad de decretar las limitaciones mediante reglamentos. El Poder Administrativo solo
puede ejecutar lo dispuesto ya por el legislador.

El Poder Ejecutivo, en ejercicio de su facultad reglamentaria está habilitado para establecer

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condiciones o requisitos, limitaciones o distinciones que, aun cuando no hayan sido


contemplados por el legislador de una manera expresa, se ajustan al espíritu de la norma
reglamentada. El silencio legislativo no constituye pues, un impedimento para el ejercicio de
la potestad reglamentaria.

Los gobiernos regionales y las municipalidades Legislan (limitados a la concordancia con


leyes nacionales de Policía) sancionando Ordenanzas por un lado, y ejercen Policía mediante su
órgano administrativo.

5. Ley de policía y ley penal:

Es importante destacar hasta donde llega la esfera de lo que llamamos leyes de policía, y su
función limitativa de derechos, que en muchos casos se confunde con la órbita del Derecho
penal. Un ejemplo claro es el de las leyes de tránsito. Estas disponen prescripciones y
prohibiciones, y castigan (amonestación o multa) solamente situaciones (una infracción).
En caso de que esa infracción provoque un daño a personas o cosas se constituiría un delito,
por lo que entraríamos en la esfera del derecho penal. En la practica, pasar un semáforo en rojo
es una infracción a una ley de policía. Si paso en rojo y atropello a una persona pasa a ser un
delito.

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