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Mejorar es rebelarse

Por José Luis Castrejón Malvaez

“[…] lo deseable de la innovación […] no consiste en que perfeccionemos


tácticas para hacer progresar nuestra causa, sino en que mejoremos nuestra
capacidad de someter a crítica nuestra práctica a la luz de nuestros
conocimientos, y nuestros conocimientos a la luz de nuestra práctica.”
(Sthenhouse)

P
orque tengo mucho qué mejorar de mi práctica educativa, gustoso me ciño a
los principios teóricos del modelo indagativo de la investigación-acción
práctica (I-AP). En consecuencia, el presente comunicado pretende dar
cuenta de tal metodología según el orden que a continuación declaro. Primero,
aspiraré a integrar el amplio espectro de definiciones recurrentes a la i-a en un
sólo enunciado, pero que sea claro y distintivo. En seguida, a dibujar la i-a en sus
rasgos característicos. Por último, a reseñar el estado de la cuestión apuntando los
hitos de su historia más representativos.

1. Definiendo la metodología de investigación-acción

Imagino que lo primero que haría un investigador en su labor de indagación


sería definir la categoría conceptual que entraña su asunto. De esta manera
propiciaría una mejor comprensión de su proceso argumentativo. Entonces, lo
primero que deberíamos preguntarnos es: ¿qué es la investigación-acción?
Enseguida el desafío comienza porque la i-a es una relación establecida durante la
década de los años 40 del siglo pasado. Quiero decir con esto que, inspeccionando
un poco la literatura divulgada desde entonces sobre la i-a, nos topamos con una
rica, por variada y diferente, gama de significaciones. Lo cual no impide ordenarlas
bajo la siguiente conceptualización: la investigación-acción es un modelo de hacer
investigación. Misma que puede aplicarse a una diversidad de problemas según
una, igualmente diversa, gradación de enfoques y perspectivas.

La aplicación de la i-a supone una búsqueda continua de información que


debe ser procesada mediante un intenso trabajo de reflexión según un fin
delimitado: mejorar la práctica y/o problemática de un ámbito de saber. Y el sujeto
que la realiza asume, naturalmente, el oficio de investigador. Su trabajo intelectual
está guiado por tres ideas-fuerza. Una: reflexionar sobre la propia práctica. En
este sentido, busca comprender lo que hace, cómo lo hace, por qué y para qué.
Dos: planificar su actividad. Tener bien claros sus objetivos de acción y los medios
más adecuados para conseguirlos. Tres: introducir mejoras progresivas. Integrar
armoniosamente la teoría con la práctica es, a mi parecer, la línea de pensamiento
más provechosa de la i-a. Obviamente, si hay que aplicarnos a la investigación, a
la reflexión, al debate, a la crítica, a la socialización es por una intuición
preciosamente concebida por una mente como la de Kurt Lewin: “nada tan práctico
como una buena teoría”; o como la de Bausela: “investigar nos lleva a cambiar la
forma de entender la práctica.”
2. Caracterizando la metodología de investigación-acción

Aunque referir las características que constituyen la naturaleza de un ser es


definir, hacer una descripción de las principales notas distintivas de la i-a mejoraría
su inteligencia. Entonces, lo segundo que deberíamos preguntarnos es: ¿qué
distingue al modelo de la investigación-acción de otras variantes? Para
caracterizarla, aprovecharemos las reflexiones que han dejado por escrito
numerosos investigadores acuciosos para extraer de sus apuntes únicamente las
categorías conceptuales que, por sí mismas, provocan al razonamiento. En
concreto, se sugieren un total de diez palabras que serán organizadas según un
criterio alfabético.

2.1 Configura. En la aplicación de la metodología propuesta por la i-a se


configura un ciclo que se esquematizaría así:

Planificación Acción Observación Reflexión

2.2 Consume. Como toda actividad humana la i-a es un quehacer intelectual


que consume impecablemente el tiempo. Tiempo se necesita para
realizar cada momento de su espiral cíclica. Tiempo urge para pasar de
un ejercicio individual a una integración colectiva. Tiempo emplean las
ideas para gestarse, desarrollarse y generar nuevas ideas.

2.3 Cooperativo. El modelo investigativo de la i-a se presta noblemente al


trabajo individual, pero sus cualidades se consolidan en el trabajo
colaborativo. Cooperar construye un saber más elevado al hacer
converger en una meta común diferentes enfoques y perspectivas,
activando la actuación grupal y la colaboración coordinada.

2.4 Construye. La i-a posibilita que la teoría y la práctica convivan en


inquebrantable maridaje. En este sentido, se construye cualquier teoría
pero desde y para la práctica. O, dicho de otro modo, las teorías
elaboradas se comprueban en la práctica.

2.5 Demanda. Acertar en la solución de una problemática escogida demanda


el protagonismo de los sujetos directamente involucrados. En contra del
papel secundario que, en ocasiones se les asigna, o que a veces
espontáneamente asumen, la i-a exige a los protagonistas que analicen
sus propias prácticas, que detecten sus peculiares problemas, que
diseñen sus personales líneas de actuación y que las lleven a la práctica,
en lugar de que un especialista lo haga.

2.6 Implica. La i-a implica la realización y puesta en marcha de diversas


competencias. Una, imprescindible para hacer que el conocimiento
avance, es la crítica. Investigar críticamente supone dudar de nuestras
creencias para no caer en dependencias ideológicas o procedimentales.

2.7 Rebasa. Los alcances de la aplicabilidad de la metodología de la i-a


rebasan los límites de lo que es privativo a las prácticas de los
investigadores. Debido a ello, se involucran diversos saberes o, al
menos, se abre la posibilidad de converger diversas disciplinas que

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intentan resolver una problemática desde una parcela del saber
discordante.

2.8 Reconstruye. Indagar transforma, en este sentido el investigador


reconstruye su hacer de manera permanente, porque las problemáticas
que se plantea no alcanzará a solucionarlas de una vez para siempre;
habitual, porque de la duda hará un estado y condición de vida
ordinarios en él; y constante, porque necesitará de la determinación de
la voluntad para conquistar el saber, antes que preferir custodiarlo o
almacenarlo.

2.9 Produce. La i-a produce condiciones laborales inquietantes, esto es,


ambientes que propicien el aprendizaje y la disciplina; así como la
cordialidad entre los colaboradores y el respeto inexorable al
pensamiento libre.

2.10 Proceso. Como toda actividad la i-a es un movimiento en el que cabe


tanto avanzar, como retroceder o detenerse, inclusive estancarse en un
momento dado de la investigación. Aquí no cabe la saciedad o el exceso.
Por el contrario, tiene pertinencia lo que está en estado inconcluso y
siempre en grado aproximativo.

3. Reseñando la metodología de investigación-acción

Enseguida de que un investigador ha definido y caracterizado las categorías


conceptuales de su indagación, conjeturo ha de enfocarse en desentrañar las raíces
históricas que explican el estado de la cuestión que le recrea y absorbe. Entonces,
lo tercero que deberíamos preguntarnos es: ¿cuáles son los hitos que explican la
evolución histórica de la investigación-acción? Los hechos que por su importancia
marcan las pautas del proceso de evolución de la i-a son tres:

Consideraciones finales

Referencias bibliográficas

Muchas son las personas, aunque no suficientes, que se sienten insatisfechas


respecto de algo. De entre éstas, algunas alimentan su insatisfacción, porque les
duele, en rebeldía. Y, así, las conoces como rebeldes.

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