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I.

LOS HECHOS DEL CASO

2015, la Cámara de Apelaciones y Control de la Ciudad de Jujuy, desestimó —porunanimidad— un recurso de apelación
interpuesto por la madre de dos menores de edad contra la sentencia que confirmó lo decidido por el Juzgado de Menores
nro. 3. Básicamente no se hizo lugar la oposición de la progenitora a la vacunación compulsiva de los hijos y se rechazó el
planteo de inconstitucionalidad impetrado contra la ley 22.909.

Como corolario de lo señalado, la Defensora Oficial de Pobres y Ausentes en representación de la madre de los menores,
interpuso recurso de inconstitucionalidad a fin de que se revoque la sentencia de la Cámara en razón de su arbitrariedad.

II. LOS ARGUMENTOS DE LA IMPUGNANTE

Inicialmente, la madre de los menores se agravia del decisorio de primera instancia y su confirmatorio de Cámara por
erróneo encuadramiento legal, solicitando la nulidad del mismo.

En segundo término, cuestiona la omisión en que incurrieron los tribunales de grado al no pronunciarse sobre la posibilidad
de presentar un plan alternativo de inmunización acorde al plan de vacunación obligatorio. Como tercer agravio, se objeta la
pasividad de los sentenciantes que no ordenaron la producción de ninguna medida probatoria tendiente a demostrar la
viabilidad del plan alternativo de inmunización basado en el modelo homeopático, que le garantizaría a los menores el
mismo resultado que las vacunas obligatorias.

Además, alegó la madre que los jueces de grado habían dejado de lado los informes médicos producidos en el expediente
que resultaban respaldatorios de su pedido, privándola del derecho a discutir la obligatoriedad de la vacunación de sus hijos,
afectándose la garantía de la defensa en juicio y el principio contenido en el art. 19 de la Constitución Nacional.

Por último, pide que se declare la inconstitucionalidad de la ley 22.909.

Ahora bien, ninguna duda cabe que en el expediente estaban en juego derechos y garantías constitucionales, por lo que el
Tribunal debió haber abierto la instancia extraordinaria dejando de lado el extremado rigorismo formal al que no pocas veces
se aferran los juzgadores.

En definitiva, la justicia jujeña hace tres cosas: deniega el recurso de inconstitucionalidad impetrado por la defensora oficial,
rechaza el planteo de inconstitucionalidad dirigido contra la ley 22.909, y confirma las sentencia dictada por la Cámara de
Apelaciones en donde se ordenaba la vacunación obligatoria de los menores.

Ley de vacunación obligatoria 22,909 El mencionado art. 11 determina que las vacunaciones a que se refiere esta ley son
obligatorias para todos los habitantes del país, siendo los tutores, curadores y guardadores de menores o incapaces los
responsables de su cumplimiento.
Ministerio de Salud también aludida en la sentencia, se dice que "se han actualizado los conocimientos sobre las vacunas en
el país, ajustadas al máximo nivel de evidencia científica", y que la inclusión en el calendario nacional de las 16 vacunas
gratuitas y obligatorias resulta fundamental para la eliminación de graves enfermedades, como poliomielitis, el sarampión,
etc.

Se apoya en un fallo de la corte suprema donde no solo se menciona la salud de sus menores o el interés superior del niño
sino que superior, sino que la omisión de vacunarlos pone en peligro, además, la salud de terceros. Generando un riesgo
potencial

EXAMEN DEL DECISIORIO: Como primera observación diré que el tribunal incurre en una contradicción, porque por un lado
rechaza el recurso de inconstitucionalidad impetrado por la Defensora Oficial, y al mismo tiempo reconoce que están en
juego derechos constitucionales de los menores y de su madre, abocándose a resolver el fondo de la cuestión. En mi opinión,
tenía otros dos caminos para seguir: dejando de lago un excesivo rigorismo formal, declaraba la admisibilidad del recurso y
resolvía el fondo de la cuestión, o bien lo denegaba manteniendo incólume la resolución de grado.

a) ¿Cuál es el carácter de las normas que regulan la vacunación obligatoria en nuestro país?

Leyes de orden público: (pueden estar dentro de las imperativas ) como aquéllas dictadas por el Estado para proteger
diferentes principios, valores o instituciones que son considerados esenciales en una sociedad y en una época específica.. Es
invisible debido a que los principios que lo integran son flexibles y variables, y dependen del transcurrir de las épocas, de
modo tal que el que ha ejercido un derecho individualmente o al abrigo de un contrato, sólo se anoticiará que ha contrariado
el orden público cuando el juez lo determine en su resolución.

Como se puede apreciar de los textos transcriptos, la ley 22.909 no sólo reviste el carácter de imperativa, sino que además
protege la salud pública, principio esencial que integra el orden público argentino. Esto implica que los padres y/o
representantes legales de los menores de edad deben acatar las prescripciones de tal cuerpo normativo, de modo tal, que
ante el incumplimiento del calendario de vacunación, el Estado debe proceder a la vacunación compulsiva del niño, no sólo
para su protección sino además para tutelar la salud de los terceros.

b) ¿Puede el Estado interferir en las cuestiones médicas que los padres prefieren para sus hijos?

soy uno de lospocos que piensa que el tratamiento de este tema constituye uno de los grandes desaciertos introducidos por
la comisión redactora de 2012, y ello básicamente por dos motivos.

En primer lugar, el nuevo sistema aparta casi por completo a los padres de las decisiones referentes a sus hijos cuando éstos
alcanzan los 13 años, judicializando cualquier discrepancia que se produzca entre ambos, lo que implica un avance temerario
en las relaciones familiares. Está claro que las familias tienen ahora un nuevo integrante forzoso: el Estado a través del Poder
Judicial.

……………..

En definitiva, el estado no puede interferir en las decisiones médicas que los padres prefieran para sus hijos menores de
edad —y aquí me refiero a los menores de 18 años sin hacer la desacertada distinción que efectúa el art. 26 del Código de
fondo—, salvo dos excepciones: a. que exista peligro para la vida o la salud física y/o psíquica del menor, extremo que
deberá ser acreditado por expertos en las respectivas áreas (médica,psicológica, etc.), y b. cuando los progenitores y/o
representantes legales no den cumplimiento con normas deorden público. En el caso que aquí comento, confluyen ambas
excepciones, a las que podemos sumar la cuestiónde la salud de terceros, es decir, la decisión de los padres de no vacunar al
menor no sólo afecta a éste, sino que pone en serio riesgo la salud de la población.

c) Posibilidad de los representantes legales —en ejercicio de la responsabilidad parental— de los menores de incumplir las
disposiciones de la ley 22.909

Está claro, que en materia de cuestiones de salud, las personas mayores de edad que conservan una voluntad plena —es
decir, exenta de vicios y/o causas obstructivas del discernimiento—, son libres de rechazar cualquier tipo de tratamiento o
práctica biológica, incluso en los casos en donde esa práctica no tendrá ninguna repercusión negativa en su salud física y/o
psíquica; esta es no solo la posición de la doctrina y la jurisprudencia, sino también el camino que siguió nuestra ley de
derechos del paciente.

Ahora bien, en mi opinión, esta regla no puede ser absoluta, y la autonomía de la voluntad de personas mayores de edad
debe ser cercenada en casos excepcionales cuando concurren las circunstancias siguientes:

a. La persona mayor de edad tenga hijos menores a su cargo;

b. Que el tratamiento o la práctica médica salve la vida del paciente;

c. Que el tratamiento instituido no ocasiones daños físicos ni psíquicos irreversibles en el paciente, extremo que será
sometido a la opinión de tres expertos médicos.

((((manera tal que la decisión de un padre o una madre de dejarse morir —en las condiciones

antedichas— aniquila el derecho de todo niño a contar con ambos padres.)))

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