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mujer como la nueva causa de lucha social que nos unirá, que nos hará sentir
como un grupo o que nos haga sentir útiles en esta vida. Con esto nos referimos
a que los medios de comunicación no buscan mejorar la condición de la mujer
ante la sociedad, si no más bien que se buscan un nuevo público, uno moralista,
uno que, con la excusa del buen accionar, consumirá aquella información para
identificarse con el problema y querer ser parte de la solución, aunque esta
esté muy lejos de su entendimiento.
Tenemos luego, como segundo argumento, el provecho que algunas perso-
nas pueden sacar de la noble causa que es defender los derechos de la mujer.
Podrı́amos preguntar, sin mayores circunloquios, ¿Votarı́a usted por un can-
didato que impulse reformas contra la violencia de género? ¿Estarı́a usted de
acuerdo con que se supriman los derechos de un grupo de personas con tal de
”favorecer”los derechos de las mujeres? ¿ Le parece que, en el ámbito polı́tico,
una mujer tiene una mayor conciencia social que la que podrı́a tener un hom-
bre?. Si bien elevar a la mujer al status social del hombre, esa búsqueda de
igualdad, es una tarea noble, podemos estar seguro que, en nuestro paı́s, no
falta aquel arribista quien, con la excusa de una sociedad más igualitaria, po-
drı́a llegar a alcanzar grandes cargos producto de la malinformación mediática
y de una ambición inefable.
Como tercer y último argumento tenemos una verdad incómoda, la de-
sigualdad es necesaria para la sociedad.
De modo más claro; los medios de comunicación de masas inciden en la
reproducción y producción de una realidad social mediante la transmisión de
elementos falsos y trastocados en relación a los roles de género. Estas asevera-
ciones se sitúan en una lı́nea epistemológica que rompe con una mera crı́tica
representacionista y defiende una posición teórico-constructivista que presta
especial atención a la función “constructora” de los medios con vistas a los
roles de género enlazando con la convicción semiótica de que el lenguaje, las
imágenes y la comunicación en general construyen y generan la propia realidad
a la vez que ofrecen el bagaje simbólico para reconstruirla.