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SINDROME DE TOURETTE

El síndrome de Tourette, apodado así en honor al médico Francés Georges Gilles de la


Tourette, quien en 1885 describió y diagnóstico la enfermedad en una mujer de 86 años(1).
Es un es un trastorno neurológico crónico, caracterizado principalmente por tics motores y
vocales. Los tics son movimientos intermitentes, repetitivos, rápidos y estereotipados,
precedidos de una sensación premonitoria que impulsa al realizar el movimiento(2).
Frecuentemente se asocian a trastornos neuropsiquiátricos como los trastornos por déficit
de atención/hiperactividad y los trastornos obsesivo-compulsivos. Este se observa casi
siempre a partir de la niñez, iniciándose generalmente entre los 7 y 10 años de edad. El
síndrome de Tourette afecta a personas de todos los grupos étnicos, aunque los varones se
ven afectados con una frecuencia entre tres o cuatro veces mayor que las mujeres(3).

De forma usual, el síndrome Gilles de la Tourette tiene sus inicios en la infancia siendo los
tics motores simples los primeros en aparecer, manifestados comúnmente en parpadeos
seguidos. Sus síntomas toman mejoría o empeoran a través del tiempo, así, pueden cambiar
de tipo e intensidad, incluso darse su resolución luego de la adolescencia.

¿Qué estructura cerebral tiene una disfuncionalidad en este síndrome?

Investigaciones actuales revelan la existencia de anormalidades en ciertas regiones del


cerebro, ganglios basales, y el neurotransmisor, dopamina, que lleva a cabo la comunicación
entre las células nerviosas.

Las investigaciones mencionadas anteriormente fueron realizadas por equipos del área
médica y científica, incluyendo la genética. Estos relacionan el funcionamiento anormal de:
los ganglios basales, los circuitos neuronales córtico-subcorticales y circuitos
frontoestriatales con la generación de los Tics ya que se observo mayor intensidades en
estas áreas cerebrales. De este modo, se pueden relacionar el circuito motor con el origen
de los tics motores, el circuito oculomotor con los tics oculares, el circuito prefrontal
dorsolateral con los déficit atencionales y el circuito orbitofrontal lateral con los
comportamientos obsesivo-compulsivos.

Por otro lado, se ha identificado en numerosos estudios la participación del


neurotransmisor Dopamina en el desarrollo de este síndrome. Estos estudios describen el
aumento de los niveles de dopamina en la función presináptica y, una regulación y
captación anormal de la misma. La razón principal por la cual se identifica la relevancia de
este neurotransmisor en el síndrome se basa en que el uso de neurolépticos( fármacos
utilizados en el tratamiento de la psicosis) suprime los tics en la mayoría de pacientes,
bloqueando los receptores de dopamina.
Finalmente podemos decir que aunque el síndrome de Tourette no tiene cura, se puede
tratar, por esto es necesario realizar eficaz y oportuno diagnóstico, con el propósito de
mejorar la calidad de vida del paciente.

Bibliografía

1. González, R & Calderon Sepulveda, Raul Fernando. (2003). Gilles de la Tourette


syndrome: Clinical spectrum and management. [cited 16 November 2019]. Available
from: Revista de neurologia. 36. 679-88.

2. Bethesda M. Síndrome de Tourette [Internet]. National Institute of Neurological Disorders


and Stroke (NINDS). 2016 [cited 16 November 2019]. Available from:
https://espanol.ninds.nih.gov/trastornos/sindrome_de_tourette.htm

3. Gómez S, Aranda Jaquotot MT, de la Fuente Sánchez M. Enfermedades


Raras:Situación y demandas sociosanitarias. IMSERSO, 2001.

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