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Serie: LITERATURA mOoar es i | Angel Basanta aBCDEFcb®IlJK Le NNOPQRs aa EE te EFGA|J&iM Para mayor simetria Sancho pone precio a min ale ‘se salario de escudero; y persiste apocrifo, que Altisidora ve a las 3 certifica don Alvaro Tarfe ante el lo que constituye también recuerdo del tema de n sintesis, las dos partes del Quijot s a una misma novela. El aries rae eee F 1 similar, si bien cada vez mas amplio y mato oan es también semejante en los tres casos: vencido realmente, dai Quijote regresa de su primera salida alucinado, con sus dasdlobla mientos de personalidad; engafiado por los antiquijotes see barbero— y vencido por encantamiento —jaula—, vuelve de é segunda salida; y regresa de la tercera, derrotado segtin las leyes de su propia caballeria andante —el lector sabe que vencido por el antiquijote, Sanson Carrasco— Parece l6gico pensar (Torrente Ballester: 26) que la construcci6n narrativa de la segunda parte sigue como modelo a la primera, si bien aquélla muestra una es- tructura mas compacta por mas planificada y porque su esquema esta anunciado desde el principio: Sanson Carrasco buscara al ca- ballero para vencerlo. Hay frecuentes referencias a la primera parte, que en la segunda funciona ademas como motivo de autocri- tica literaria, Sdlo una cosa no podia haber previsto Cervantes, la aparicién del Quijote apocrifo en 1614 cuando él escribia su se- gunda parte. Eso fue lo que le impulsé a ampliar su historia llevando a don Quijote a Barcelona; de este modo Avellaneda le hizo un favor a Cervantes, que asi aprovecha el Quijote apocrifo para hacer critica literaria y resaltar la veracidad de su don Quijo- te, que también era ficcion La composicién de las dos partes del Quijote es, pues, entera- mente andloga: ambas tienen sendos nucleos o focos aglutinadores, ndcleos que cohesionan lo que antecede y lo que sigue; €s@ es la funcién de la venta de Juan Palomeque en la primera parte y de castillo de los duques en la segunda, como explican estas palabras de Moreno Baez (pp. 15-16): a sstruce después de Ia serie lineal de aventuras. en la primer? eet 2 tura] se organiza en torno de la venta de Juan Palomegu®. con se articulaia alrededor del castillo de las duques: coms a Ebro, Barcelona en el mismo lugar que en aquelle Soe Bee iecimavel punto-mas alejedo de la oldes dele Manche co gags " Protagonista, Recordemos que si en la primer Per saondO potas ‘salen de la aldea y llegan hasta Sierra Moree, PP Chior y y ala vuelta (I, 26 y 32), en la segund v4 vuelta por pasando también Wa 9 (a te ae oS experimentan un proce ; elaborado de modo gradual. Esa e -acercando a ambos Protagonistas, reciprocamente. lel otro, por lo que, desde que Madariaga (137.450 se viene hablando de la quijotizacion de Sancho y la de don Quijote (Moreno Baez: 35-46). Al hidalgo manchego la lectura transtornado el juicio; decide rest; Caballeria andante convirtiéndose e: desde ese momento transmuta la lmens Fl buido del delirio de grandeza de su profesién, Ya como don Quij, im. de la Mancha, enamorado de Dulcinea y entregado a su noble ident de restablecer la justicia en el mundo, mantendré Sus afanes con Pasion a lo largo de toda la primera parte de la novela: Pondra gigantes en los molinos, ejércitos en los rebanos, Castillos en lag ventas, Yelmo de Mambrino en una bacia de barbero, Princesas en mozas de partido (Maritornes), etc., afirmando en numerosas oc. siones la seguridad de sus convicciones: 5 os de libros de Caballerjag w& ‘aurar en el mundo A : la anti n don Quijote de fa Se realidad segtin su ee —Todo el mundo se tenga, si todo el mundo n en el mundo todo doncella mas hermosa Ja sin par Dulcinea del Toboso (1, 4) © confiesa que no hay que la emperatriz de la Mancha, —0 yo me engafio, o ésta ha de ser la mas famosa aventera que se haya visto; porque aquellos bultos negros que alli parecen deben de ser, ¥ son, sin duda, algunos encantadores que llevan hurtada alguna princess en aquel coche, y es menester deshacer este tuerto a todo mi poderio. [..] —Ya te he dicho, Sancho —respondié don Quijote—, que sabes poco de achaque de aventuras; lo que yo digo es verdad, y ahora lo vers (I, 8) Cuando, terminada la aventura, © victorioso, la realidad muestra su Jas, ventas, etc —, don Quijote nunca se rinde y acude a las artes de los encantadores, que, envidios ‘os de su gloria, quieren negarle la fama de sus hazafas, y también a un complicado juego de pers Pectivas habilmente manejado: lo mismo da que descalabrado cara verdadera —molinos, ove Porque andan entre nosotros siempre una caterva de encantadores qué : dan y truecan, y las vuelven segin su gusto ¥ Seatin tienen la gana de favorecernos o destruirnos: y asf, eso que @ te Parece bacia de barbero, me parece a mi el yelmo de Mambrino, ¥ © le pareceré otra co: i ad sa. iietus tara providencia del sabio que due parezca bacia a to “See hee a a todos lo que real y ve! je voluntarismo de don Quij y de la realidad va decayendo en le saa muestra su pertinacia en el cap. +" andante he de motir», repite la misma J ‘ai responder al capellan de los duques: «Ca x ry caballero he de morir» (1, 32), derrocha valor a raudales setrentorse con los leones; pero lo cierto es que ahora, s. sigan c880 como el del barco encantado, don Quijote mira Ta reali. dad tal como es, ve leones, ventas 0 castillos donde realmente hay. Ahora son los demés quienes le transforman la realidad acuerdo con su quimera —Sanson Carrasco, los duques, don nio Moreno— y cuando el caballero se siente acorralado re curre aingeniosos procedimientos evasivos, como éste acerca de suimaginaria Dulcinea: —En eso hay mucho que decir —respondié don Quljote—. Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, o si es fantéstica, o no es fantdstica; y éstas no son de les coses cuya averiguacién se ha de llevar haste el cabo (Il, 32). El dnimo del caballero se va derrumbando paulatinamente. Los momentos més importantes de su caida estén debidamente espar- cidos en la novela: +—[...] Dios lo remedie; que todo este mundo es méquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo més», dice al final del episodio del barco encantado (II, 29). sy aquél fue el primer dia que de todo en todo conocié y ereyé ser Caballero andante verdadero, y no fantéstico», piensa ante el preparado recibimiento de los duques (Il, 31), *—Sancho, pues vos quergis que se os crea lo que habéis visto en €l cielo, yo quiero que vos me credis a mi lo que vi en la cueva de Mon- tesinos. ¥ no os digo mas», ya se aviene a pactar con su escudero (Il, 42). «—{...] Ellos conquistaron el cielo a fuerze de brazos, porque el cielo padece fuerza, y yo hasta agora no sé lo que conquisto @ fuerza de mis trabajos», confiesa a Sancho ante las imagenes (II, 58). *—Dime tu, el que respondes: jfue verdad o fue suefio lo que yo cuenta que me pass en a cueva de Montesinos? zSerén ciertos los azotes de Sancho mi escudero? jTendré efecto el desencanto de e Sinea?», pregunta a la cabeza encantada (II, 62), como antes a ruegoe Sancho, habia preguntado al mono adivino de Maese Pedro (Ml, 25). fin, la decadencia espiritual de don Quijote como cabellere consuma al final de la novela, cuando ante — —apresamiento del bergantin corsario—, ] la fuerza de mi brazo diera libertad cuantos cristianos cautivos hay en ae 7 4No soy yo el vencido? ;No soy yo el derribad que no puede tomar arma en un aio? Pues zqué pro aiabo, si antes me conviene usar de la rueca que de lamenta en casa de don Antonio Moreno (II, 65), i ~ \eteaidagg El final se anuncia ya inevitable antes de salir de Barcelona: «—jAqui fue Troya! jAqui mi desdicha y no mi i alcanzadas glorlas; aqui usé la fortuna conmigo We oe eee eed i tas; aqui se escurecieron mis hazafias; aqui, finalmente, cayé my wet para jamés levantarse!», exciama en la playa donde habia sige cido (il, 66). an s—Mira, Sancho —dijo don Ouijote—, mucha diferencia hay de les obras que se hacen por amor a las que se hacen por agradecimienta, Bien puede ser que un caballero sea desamorado; pero no puede ser hablando en todo rigor, que sea desagradecido», dice a propésito de Altisidora (Ii, 67); pero en ese desamorado no parece tambalearse in. cluso su invencién mas querida, Dulcinea? Y lo inevitable se consuma en el lecho de muerte, recobrando el juicio, pidiendo perdén a Sancho por haberle hecho creer en su quimera y despidiéndose asi de todos: —Sefiores —dijo don Quijote—, vémonos poco a poco, pues ya en los nidos de antafio no hay pdjaros hogafio. Yo fui loco, y ya soy cuerdo: ful don Quijote de la Mancha, y soy agora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno. El inseparable compajiero de don Quijote, Sancho Panza, expe timenta también una profunda evolucién psicolégica, pero de signo Contrario, que le lleva, como decia Unamuno, a alcanzar el mismo grado de locura que su amo. También la transformacién de Sancho @s gradual. Sancho sintetiza la codicia, la ignorancia, ¢omun y la sabiduria popular. Ante los disparates de su en volverse a casa; ante la promesa de una . | Quijote. No es un cobarde; su sentido comdn le | 44), su replica al ee ios en los que Sancho pri P earicnio para defender a don Quijc y su amo hay un contraste inicial, cor nsamiento y de lenguaje. Sancho ve la t sa con sentido comin, piensa que su amo esta ma- co y habla como una enciclopedia paremiolégica, un en’ iviente, cuyo popularismo contrasta con el habla elevada ls Pero no es menos cierto que ambos, lejos de represen- oposicion radical entre materialismo_ (Sancho) e idealismo — ‘tw Quijote), constituyen la representacién de dos elementos In iementarios de la personalidad humana. Sancho va tomando jo por don Quijote, se enorgullece de serle leal y le sigue straido Por la ilusién de la insula, y por su bondad. Este acerca- miento de Sancho a su amo se observa ya en la primera parte de la novela: «—[..-] Por un solo Dios, sefior mio, non se me faga tal desaguisado; y ya que del todo no quiera vuestra merced desistir de acometer este fecho, dilételo, a lo menos, hasta la mafiana», dice Sancho a su amo, imitando el tono elevado y el ca arcaizante de su lenguaje, pi que no le abandone ante el terror que siente en el episodio de los batanes (I, 20). La ilusi6n con que espera una insula o algun titulo nobiliario le ayuda a creerse la invencién de |a Micomicona primero, y mas tarde a buscar entre los cueros de vino la cabeza del gigante que su amo acaba de vencer (recuérdese que los villanos del Retablo de las maravillas veian también figuras inexistentes): No tienen que pararse a escuchar, sino entren a despartir la pelea, © a ayudar a mi amo; aunque ya no ser menester, porque, sin duda algu- Na, el gigante esté ya muerto, y dando cuenta a Dios de su pasada y mala vida; que yo vi correr la sangre por el suelo, y la cabeza cortada y aida ‘a un lado, que es tamafia como un gran cuero de vino. [...] Ya Yo sé que todo lo desta casa es encantamento [...] y ahora no parece Por aqui esta cabeza que vi cortar con mis mismisimos ojos, y la sane $e corria por el cuerpo como de una fuente. [...] —[...] 8610 88 fue vendré a ser tan desdichado, que, por no hallar esta cabeza, ° 1 | _ fade deshacer mi condado como la sal en el agua. ______ Y estaba peor Sancho despierto que su amo durmiendo (I, izacién de Sancho continta en la segunda lirse de su mujer le promete a a condesa a Sanchica— como lo que a él, y, encima, este «prevaricador de} ‘le llama don Quijote— se convierte aqui en « ibles» —asi llama él a don Quijote y a Sansén Grote ‘corrigen sus trabucamientos—, corrigiendo log arrasen s de su mujer. Este Sancho quijotizado, que acabarg do su sabiduria popular en su gobierno en Barataria st | ingenia solo para encantar a Dulcinea utilizando los mismos pat dimientos que su amo, acta como duefio y sefior en e| casting de los duques —aunque su simplicidad le haga creer e| encantorig | mismo ha inventado—, asombra a don Quijote con las fhe tasias que dice haber visto. en el vuelo de Clavilefo. En Barcelona todavia Sancho preguntard a la cabeza encantada si volverd a tener otro gobierno; y al final de la novela, ante el lecho de muerte de don Quijote, su leal escudero se vacia en ruegos para que su amo no se muera y puedan irse al campo a dedicarse a la vida pastoril, Esa gradual evolucién de don Quijote y Sancho se manifiesta en diversas facetas de su conducta, de sus ideas, de su lenguaje. En esta Ultima vertiente se observa ese progresivo acercamiento reciproco, en la elevada expresién lingilistica que Sancho ha apren- dido de don Quijote y en los refranes con que éste acaba conta: minando su lenguaje, influenciado por Sancho. Citamos uno de los mejores ejemplos de ambas cosas: —iOh alma endurecida! jOh escudero sin piedad! jOh pan mal em pleado y mercedes mal consideradas las que te he hecho y pienso de hacerte! Por mi te has visto gobernador, y por mi te vees con esperanzas propincuas de ser conde, o tener otro titulo equivalente, y no tardaré al ‘cumplimiento de ellas més de cuanto tarde en pasar este afio; que yo Post tenebras spero lucem. —No entiendo eso —replicé Sancho—, sdlo entiendo que en tanto que duermo, ni tengo amor, ni esperanza, ni trabajo, ni gloria; y bien haya el que inventé el suefio, capa que cubre todos los humanos pensamien fos, manjar que quita la hambre, agua que ahuyenta la sed, fuego que Beiicecon ita el frio, frio que templa el ardor y, finalmente, moneda generél Gon que todas las cosas se compran, balanza y peso que iguala al paste” Genel rey y al simple con el discreto. Sola una cosa tiene mala el suet, bam muerte pan, &8 que se parece a la muerte, pues de un dorms? ca te he ode Pee rc d tan elegante- _ : , Sancho —dijo don Quijote—, tan ae Bereres onde, vengo a conocer ser verdad el refran io lecir: «No con quien naces, sino con 9! Atal —teplicé Sancho—, sefior nuestro amo! No s0Y Yo Genes; que también a vuestra merced S€ 1a lor que a nti, sino que debe de haber ontts iferencia: que los de vuestra merced vendréf Ora; pero, en efecto, todos son Cervante's Christian Romance: A Study of inceton Univ. Press. eS Vicente: 1979. Cervantes, novelista, dramaturgo, a. Cl GARCIASOL, Ramén d Madrid, Espasa-Calpe. IN ANac eos: Barcelona, Destino. , Stephen: 1951. Cervantes y Avellaneda: Estudii legio' de Méxic " ° de una imit HATZFELD, Helmut HEANIENECICO EGILDO, Alfredo: 1976. Le «Numancia» de Cervantes. Med id MADARIAGA, Salvador de: 1978. Guia del lector del «Quijote. Maur, SGEL, Galpe. 2° ed Culloter, Madi, epaas MARAVALL, José A.: 1976. Utopia y contrautopia en el Oui Gomposteia, Fico Sacro,” J ote. Santiago de MARQUEZ VILLANUEVA, Francisco: drid, Gredos. ——: 1975. Personajes y temas del Quijote. Madrid, Taurus, MARRAST, Robert: 1957. Cerventés dramaturge. Paris, L, Arche. MOLHO, Mauricio: 1976. 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