El Escándalo de Foncolpuertos o Desfalco a Foncolpuertos fue un caso de corrupción
en Colombia, en el que un número de personas, entre empleados públicos y del común, fueron condenadas por falsificar documentos públicos, prevaricato, peculado por apropiación y concierto para delinquir ya que cobraban de forma fraudulenta pensiones de la liquidada empresa del estado "Puertos de Colombia" a través de su fondo de pensiones (Foncolpuertos). 34 de estos se encuentran cursando juicio y 5 esperan audiencia. El desfalco de Foncolpuertos es un atraco premeditado que comienza en el Gobierno Gaviria, [que] quiere entregarles un negocio excelente a sus amigos y para hacerlo le paga lo que sea al sindicato de Colpuertos. Ese sindicato queda entonces con la posibilidad de armar todo tipo de demandas y de procesos en contra de la Nación y se establece una empresa diseñada para robarle al Estado. Primero un mercado persa en el cual se piden reliquidaciones por cualquier cosa. Después un carrusel de liquidaciones en el cual no hay ningún control, y una misma persona se hace reliquidar hasta 16 veces. Enseguida una empresa virtual que sin ningún tipo de soportes logra hacer pagar liquidaciones a personas que no existen, a pensionados falsos, liquidaciones falsas. Y así llegamos al lavadero de narcodólares en que se vuelve Foncolpuertos. Íngrid Betancourt.
La falsificación se realizó en dos etapas: la primera, mediante resoluciones que se
elaboraron en 1993 y fueron fechadas en 1991 y 1992; y la segunda, con más de un centenar de resoluciones elaboradas en 1994. Estas últimas se fecharon el 31 de diciembre de 1993, el mismo día en que la Empresa desapareció. Falsificación y destrucción de documentos públicos y de firmas, saqueo de archivos, manipulación de procesos ante autoridades judiciales, fraude procesal, concierto para delinquir, peculado y prevaricato, entre otros delitos, fueron la constante en el proceso de liquidación de Colpuertos. En la primera etapa, Colpuertos pagó 15 mil millones de pesos en demandas presentadas por trabajadores que fueron liquidados entre 1985 y 1990. Y entre 1992 y el 8 de diciembre de 1993, la empresa liquidó a 6.609 funcionarios, con un costo de 55.300 millones de pesos. No obstante, once meses después, contra la entidad cursaban 6.915 demandas, mediante las cuales los trabajadores reclamaban 22.600 millones de pesos. ¿Cómo operó la estafa? Una sociedad criminal entre abogados y funcionarios que laboraban en Foncolpuertos en Bogotá y que, de mutuo acuerdo y a través de las resoluciones gemelas, consiguió dobles pagos en favor de personas que ya habían sido liquidadas y pensionadas. Han transcurrido 20 años de uno de los mayores desfalcos de la historia reciente de Colombia, un carrusel de jueces y exfuncionarios que les causó a las arcas del Estado una herida que aún carga.
Foncolpuertos, 20 años después Al detalle
Judicial 24 Jul 2015 - 10:16 PM Juan Sebastián Jiménez Herrera (El espectador) El alto tribunal condenó a doce años y nueve meses de prisión a un juez protagonista de este escándalo que ya cumple dos décadas. Han pasado casi 20 años desde que algunos jueces y funcionarios de Puertos de Colombia (Foncolpuertos) se unieron para desfalcar al Estado por varios cientos de miles de millones de pesos y la justicia sigue condenando responsables por este multimillonario robo. En un fallo de 85 páginas, conocido por El Espectador, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia sentenció a doce años y nueve meses de prisión al exjuez octavo laboral de Barranquilla Luis Eduardo Cuello por reconocerles a varios extrabajadores de aquella empresa millonarias pensiones e indemnizaciones a las que no tenían derecho. Fueron en total 55 sentencias emitidas entre 1991 y 1996, las cuales permitieron la apropiación ilícita de por lo menos $2.228 millones por parte de exfuncionarios de la entidad. Esos fallos fueron anulados posteriormente por distintos tribunales, al quedar en evidencia su ilegalidad. Para la Corte, pese a los alegatos del juez, fue evidente su intención de fallar en contra de Foncolpuertos “desconociendo las excepciones y pruebas presentadas por ésta para oponerse a las pretensiones de los extrabajadores”. Tanto como lo fueron “las interpretaciones del derecho amañadas, desprovistas de sustento probatorio”, por parte del funcionario. De la misma forma fue clara “la ausencia de motivación de las providencias y la omitida exteriorización de los soportes argumentativos y numéricos de los ejercicios aritméticos que sustentaron las liquidaciones ilícitas y la tergiversación de los hechos, al punto de atribuir a algunos demandantes condiciones laborales de las que carecían”. Entre otras, Cuello, “con ostensible desconocimiento de la ley, invocando disposiciones inaplicables y pasando por alto la prueba acopiada, resolvió tener en consideración días de trabajo que no podían ser lícitamente contabilizados para los cálculos prestacionales, porque respondían a períodos de suspensión del contrato de trabajo”. Fue así como decenas de trabajadores terminaron con estrambóticas pensiones. Se reajustaron las primas de antigüedad y las cesantías sin motivo alguno, apenas con el argumento de que “hechas las operaciones aritméticas del caso, el verdadero valor día para efectos de la liquidación definitiva es la suma de $20’621.900”. Una cifra a la que el juez llegó sin explicar cómo o con base en qué criterios. A esto se suma que Cuello hizo caso omiso de las negociaciones llevadas a cabo entre los extrabajadores y Foncolpuertos. De hecho, al proceso en su contra se allegaron varios documentos que demostraban “la buena fe de la empresa, que realizó todas las gestiones pertinentes a efectos de obtener el cálculo de lo adeudado más acertado posible a partir de la documentación respectiva, como las planillas de control de salarios y las resoluciones de reconocimiento de derechos”. Cuello sostuvo que sus fallos estaban sustentados en varias convenciones colectivas. No obstante, algunas de ellas no se encontraban vigentes al momento de los hechos. Por ejemplo, en uno de los casos dio aplicación a una convención colectiva que tenía vigencia para los años 1981 a 1982, “aun cuando los derechos que adjudicó, indebidamente, se causaron entre 1984 y 1985”. En otros casos hizo referencia a convenciones colectivas que nunca fueron presentadas, con la excusa de que fueron robadas durante el proceso en su contra. “Si las pretensiones de los demandantes dependían de lo previsto en las convenciones colectivas celebradas entre los sindicatos y la empresa Puertos de Colombia, y éstas no fueron aportadas o lo fueron de manera incompleta o desprovista de las formalidades exigidas para su valoración, no podía el acusado, como lo hizo reiteradamente, condenar a la entidad demandada, de donde deviene en buena medida la ilegalidad de las decisiones”, sostuvo la Corte. En resumen, para la Corte fueron claras las maniobras con las que Cuello quiso “inflar las reclamaciones de los extrabajadores y defraudar las arcas del Estado”. Por ello lo condenó. No obstante, redujo la pena que le había impuesto el Tribunal Superior de Barranquilla el 5 de marzo de 2014, debido a que varios de los procesos en su contra por las cuestionadas sentencias ya habían prescrito. Condenas y valores Decenas de liquidaciones fraudulentas que terminaron en el saqueo de diez mil millones de pesos. Colpuertos terminó reliquidando incluso a personas que se habían retirado en 1974 y 1985. Se cobraron pensiones de más de 25 millones de pesos al mes. Los pensionados demandaron y obtuvieron liquidaciones que alcanzaron a sumar 2,3 billones de pesos -una cifra equivalente al ahorro que hoy tienen todos los trabajadores del país en los fondos voluntarios de pensiones El 14 de agosto de 2008, cinco personas más fueron juzgadas por el desfalco a Foncolpuertos después de que un Juzgado de Descongestión profiriera sentencia condenatoria en primera instancia por autoría de los millonarios robos a la entidad y tras encontrarles 30 actas de conciliación falsas con las que cobrarían 3.700 millones de pesos en bancos internacionales. La madeja de Foncolpuertos le está saliendo carísima a los colombianos. Hoy los pagos mensuales de las pensiones legales le cuestan al país 30.783 millones de pesos, una cifra escandalosa si se tiene en cuenta que Ecopetrol, la empresa más grande del país, paga en salarios 12.000 millones de pesos mensuales.