Breves Apuntes para la Preparación de una Denuncia Popular

Luis Octavio Martínez

Con las reformas introducidas en diciembre de 1996 a la Ley General del Equilibrio
Ecológico y la Protección al Ambiente, la denuncia popular (regulada a partir de su
artículo 189), se ha convertido en un instrumento más complicado que el que había
sido propuesto por el legislador de 1988. Lo anterior se ha traducido en que la
denuncia, de ser un instrumento accesible y fácil de manejar por cualquier persona,
sea hoy en día un instrumento que para su manejo se requiera de cierta preparación
en el campo jurídico.

No obstante las Reformas, la Denuncia Popular continúa siendo un instrumento al

alcance de cualquier persona, grupo social u organización no gubernamental para
poner en conocimiento de la autoridad ambiental ya sea federal, local o municipal todo
hecho, acto u omisión que produzca o pueda producir un desequilibrio ecológico, un
daño al ambiente, a los recursos naturales o contravenga las disposiciones legales en
materia de protección al ambiente.

En el ámbito federal la denuncia popular se debe de presentar ante la Secretaría de

Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca a través de la Procuraduría Federal de
Protección al Ambiente, la cual será la encargada de tramitarla y dictar la resolución
que proceda. Sin embargo, en el supuesto de que en la localidad no existiere
representación de la Procuraduría, el Artículo 189 de la Ley le abre la posibilidad al
particular de presentar su denuncia ante la autoridad municipal, la cual deberá
remitirla a la propia Procuraduría para su atención.

Por otra parte, el artículo 190 de la Ley señala los requisitos que debe reunir y
consisten en:

Presentación de un documento por escrito (aunque cabe la

posibilidad de presentarla por teléfono, el hecho de que se
deba ratificar ante la autoridad es una prueba de la formalidad
que la Ley exige a la denuncia para su procedencia).
La expresión del nombre, denominación o razón social,
domicilio y teléfono del denunciante y, en su caso, de su
representante legal.
La expresión de los actos, hechos u omisiones denunciados.
La determinación de los datos que permitan identificar al
presunto infractor o localizar la fuente contaminante.
Las pruebas que ofrezca el denunciante.
Los fundamentos legales que sustenten la denuncia.
La petición que se hace a la autoridad.

La complejidad de la nueva denuncia popular no radica sólo por el aumento de los

requisitos (el texto original del artículo 190 establecía que para la procedencia de la
denuncia era suficiente con señalar los hechos denunciados y el nombre y domicilio del
denunciante), sino también por la naturaleza de los mismos, ya que éstos provocan
que el escrito de denuncia tenga una estructura definida con la inclusión de un capítulo
de fundamentos de derecho al igual que la inclusión de puntos petitorios, requisitos sin
los cuales la denuncia no será admitida, y que pueden ser mejor preparados por un
abogado y no por cualquier persona.

De lo expuesto cabe concluir que, el hecho de convertir a la denuncia popular en un

instrumento jurídico más complejo, no la convierte en una figura creada para ampliar
la participación social, sino todo lo contrario, la limita, puesto que su ejercicio se
reduce a individuos o agrupaciones que tienen la capacidad económica de contratar
asesoría legal o que tienen los suficientes conocimientos jurídicos para su elaboración.

Sin embargo, lo lamentable de las reformas no radicó en hacer de la denuncia popular

una figura más elaborada, sino que a sus resoluciones se les privara de toda fuerza
jurídica, convirtiendo a la denuncia en un procedimiento meramente recomendatorio,
por lo que conviene más acudir principalmente al recurso de revisión, al que remite el
artículo 176 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y
que es regulado por la Ley Federal de Procedimiento Administrativo, interponiendo la
denuncia popular sólo con propósitos de dar conocimiento del asunto a la opinión
pública.