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38077
M as relaciones fiscales intergubernamentales se encuentran en el centro de muchos debates sobre políticas públicas en la
mayoría de países federales, y dada la importancia del debate es muy importante apartarse y analizarlos en perspectiva. Este
Y
libro, al describir la experiencia de otros países en el tema de acuerdos fiscales y los patrones encontrados, genera una nueva
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fuente importante de información para quienes trabajan en formalizar los aspectos clave que enfrentan los gobiernos en el
mundo.
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— Alan Morris, Director, Common wealth Grants Commission, Gobierno de Australia, Canberra.
ste libro, editado por dos especialistas muy destacados en las relaciones fiscales intergubernamentales, se
concentra en un aspecto clave, el diseño de las transferencias intergubernamentales. El libro explora los temas
políticos, institucionales y económicos que se enfrentan en el diseño de tales transferencias, y se combina con
gran habilidad el análisis teórico con casos reales actualizados. El libro será muy importante tanto para académi-
cos, como para diseñadores de política, ante los retos de diseño, implementación o reforma de los sistemas de
relaciones fiscales.
BANCO MUNDIAL
The findings, interpretations, and conclusions expressed herein are those of the author(s)
and do not necessarily reflect the views of the Executive Directors of The World Bank or the
governments they represent.
The World Bank does not guarantee the accuracy of the data included in this work. The boun-
daries, colors, denominations, and other information shown on any map in this volume do
not imply any judgment concerning the legal status of any territory or the endorsement or
acceptance of such boundaries.
Los resultados, interpretaciones y conclusiones expresados aquí son los del(los) autor(es) y no
reflejan necesariamente las opiniones de los directores del Banco Mundial, o de los gobiernos
que ellos representan.
El Banco Mundial no garantiza la exactitud de los datos incluidos en este trabajo. Las fronte-
ras, los colores, los nombres y otra información expuesta en cualquier mapa de este volumen
no denotan, por parte del Banco, juicio alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los
territorios, ni aprobación o aceptación de tales fronteras.
This work was originally published by the World Bank in English as Intergovernmental Fiscal
Transfers: Principles and Practice in 2006. This Spanish translation was arranged by Mayol
Ediciones. Mayol Ediciones is responsible for the quality of the translation. In case of any
discrepancies the original language will govern.
Publicado originalmente en inglés por el Banco Mundial como Intergovernmental Fiscal
Transfers: Principles and Practice en 2006. La traducción al castellano fue hecha por Mayol
Ediciones, editorial que es responsable de su precisión. En caso de discrepancias, prima el
idioma original.
© 2006 The International Bank for Reconstruction and Development/The World Bank
ISBN 978-958-8307-53-4
Contenido
Prólogo ix
Prefacio xi
Agradecimientos xiii
Colaboradores xv
Panorama general xix
CAPÍTULO 1
Guía para practicantes en transferencias fiscales intergubernamentales 1
Anwar Shah
Instrumentos de las finanzas intergubernamentales 2
En busca de rendición de cuentas a partir de resultados mediante 9
transferencias establecidas según el desempeño
Diseño de las transferencias fiscales: dividirse el botín o crear un sistema 15
de gobernabilidad equitativa y con división de responsabilidades
Acuerdos institucionales para las relaciones fiscales 46
Lecciones de la experiencia internacional 50
Referencias 54
CAPÍTULO 2
Transferencias en una economía federal: una perspectiva conceptual 59
Robin Boadway
Tres visiones sobre el papel de las transferencias 61
Diseño del sistema de relaciones fiscales federación-regiones 69
CAPÍTULO 3
Equidad y eficiencia de transferencias entre entidades 79
gubernamentales en un esquema de múltiples niveles de gobierno
Paul Bernd Spahn
Argumentos a favor de la equidad interjurisdiccional 80
Diseño de esquemas de igualación 82
Argumentos a favor de la eficiencia intra-gubernamental 98
Diseño de relaciones dentro de agencias y microtransferencias 101
Resumen 109
Referencias 110
CAPÍTULO 4
Estabilización económica mediante la distribución de riesgo dentro de un país 111
Jürgen Von Hagen
Principios de la distribución regional de riesgo 113
Riesgo moral y la economía política del aseguramiento regional 119
Evidencia empírica 122
Aspectos macroeconómicos de la distribución regional del riesgo 128
y la estabilización
Conclusiones 131
Anexo: Un modelo de estabilización regional y distribución de riesgo 131
Referencias 134
CAPÍTULO 5
Subvenciones y restricción presupuestal flexible 139
Marianne Vigneault
Definición del problema de restricción presupuestal flexible 142
Implicaciones de una restricción presupuestal flexible 143
El problema de la restricción presupuestal flexible en la práctica: 150
evidencia en diferentes países
Lecciones aprendidas 168
Conclusiones 173
Referencias 175
CAPÍTULO 6
La economía política de transferencias interregionales 179
Motohiro Sato
Motivación política y la competencia política 182
Gobierno fragmentado y explotación de rentas 187
Relaciones intergubernamentales 192
El problema del compromiso 196
Reforma institucional 200
Referencias 203
CAPÍTULO 7
Los efectos sobre los incentivos creados por las transferencias 209
Michael Smart
Taxonomía de las transferencias 210
Transferencias verticales 211
Transferencias horizontales 217
Conclusiones 226
Referencias 227
CAPÍTULO 8
El impacto de las transferencias fiscales intergubernamentales: 231
una síntesis de la literatura conceptual y empírica
Shama Gamkhar y Anwar Shah
Impacto de las transferencias intergubernamentales sobre el comportamiento 231
del gobierno local: hipótesis teóricas
CAPÍTULO 9
La estructura legal de las transferencias intergubernamentales: 269
un análisis comparativo
Sujit Choudhry y Benjamin Perrin
Leyes y economía política del federalismo fiscal 270
Estudios de caso 272
Conclusiones 294
Referencias 299
CAPÍTULO 10
Mecanismos institucionales para las transferencias fiscales 303
intergubernamentales y un marco de trabajo para su evaluación
Anwar Shah
Mecanismos institucionales para transferencias intergubernamentales 304
Evaluación de los mecanismos institucionales para la igualación de transferencias 313
utilizando un marco de análisis de la nueva economía institucional
Comparación de mecanismos institucionales alternativos usando el marco 316
de análisis de la nueva economía institucional
De la teoría a la práctica: ¿qué tan precisas son las predicciones 319
de la nueva economía institucional?
Conclusiones 323
Referencias 326
CAPÍTULO 11
Solución al desequilibrio fiscal: problemas cuando se comparte la base impositiva 329
M. Govinda Rao
Distribución de ingresos como un instrumento de transferencias 331
intergubernamentales
Compartir la base tributaria: coordinación, eficiencia e incentivos 335
Compartir el ingreso en diferentes países 338
Desincentivos por la distribución de impuestos en administraciones
centralizadas de impuestos 343
Fórmulas de distribución de ingreso 343
Conclusiones 346
Referencias 347
CAPÍTULO 12
Fórmulas macroeconómicas para la igualación 351
Leonard S. Wilson
Teoría de la igualación 351
CAPÍTULO 13
Igualación de la capacidad fiscal en programas de igualación fiscal horizontal 373
Bernard Dafflon
Diferencias fiscales locales 375
Elementos conceptuales 378
Igualación de necesidades 380
Igualación de ingresos 385
Financiación de la igualación 385
Diseño de la igualación horizontal 394
Conclusiones y propuestas de política 403
Referencias 404
CAPÍTULO 14
Compensación a los gobiernos locales por diferencias 409
en necesidades de gasto en un programa de igualación fiscal horizontal
Andrew Reschovsky
Definición de necesidades de gasto y costos 411
Por qué los costos son diferentes 413
Aproximaciones a la estimación de costos 416
Metodología de estimación de costos en algunos países 422
Lecciones para los países en desarrollo 431
Referencias 433
CAPÍTULO 15
Financiación de gasto en capital mediante transferencias 437
Jeffrey Petchey y Garry MacDonald
Fundamentos para una transferencia de capital 438
Problemas en el diseño de transferencias de capital 443
Experiencia en el mundo real con las transferencias de capital 444
Un modelo de simulación de transferencias de capital 447
Conclusión 457
Anexo: Racionalidad económica de las transferencias 458
Referencias 461
CAPÍTULO 16
Transferencias a ciudades grandes y áreas metropolitanas 465
Enid Slack
Características de ciudades grandes y áreas metropolitanas y sus 466
implicaciones para el diseño de transferencias
Tipos de transferencias y justificación para su uso 472
CAPÍTULO 18
Transferencias intergubernamentales en gobiernos locales rurales 519
Melville L. McMillan
Perfil de los países 519
Revisión y reflexiones 537
Conclusiones 542
Referencias 543
Recuadros
1.1 Percepción negativa con fundamentos de las finanzas 18
intergubernamentales
1.2 Financiación de las escuelas en Estados Unidos 21
1.3 La fórmula sudafricana de participación equitativa para 47
las transferencias fiscales entre el gobierno central y local
Gráficos
1.1 Efecto de subvenciones incondicionales 3
1.2 Efecto de una subvención sin correspondencia 5
1.3 Efecto de una subvención abierta con correspondencia 6
1.4 Efecto de una subvención cerrada con correspondencia 8
1.5 Aplicación de la cadena según resultados a la educación 12
10.1 Mecanismos fiscales entre federación y provincia en Canadá 307
10.2 Estructura de los comités de mecanismos fiscales entre federación 307
y provincia en Canadá
10.3 Igualación fiscal en Australia, 1998/99 -2002/03 322
10.4 Robin Hood trabajando en Australia, 2004/05 325
11.1 Efecto de los impuestos sobre el bienestar 331
11.2 Ingreso del gobierno central de la India proveniente de impuestos 342
compartidos y no compartidos, 1950-99
Cuadros
1.1 Taxonomía de subvenciones y su impacto conceptual 10
1.2 Características de financiación condicional según resultados 14
1.3 Medición de las necesidades fiscales, según categoría del servicio 27
1.4 Ponderación de los factores de funciones de gasto local en Canadá 29
1.5 Características de las transferencias de igualación fiscal en varios países 36
1.6 Factores de necesidades usados para la financiación del servicio 40
de salud en algunos países
1.7 Principios y prácticas notables en el diseño de subvenciones 51
3.1 Instrumentos de igualación interregional 84
4.1 Evidencia empírica de aseguramiento regional en Estados Unidos 124
4.2 Evidencia empírica de aseguramiento regional en algunos países 127
6.1 Consecuencias cuando el gobierno central no puede cumplir 201
las condiciones necesarias
6.2 Etapas en el proceso de toma de decisiones en la formulación 202
e implementación de políticas económicas
8.1 Resultados empíricos del impacto de las transferencias 243
intergubernamentales, 1973-2005
10.1 Responsabilidad del diseño de transferencias fiscales 305
intergubernamentales en países seleccionados
10.2 Costos de transacción y potenciales resultados de foros 318
intergubernamentales y agencias independientes (Comisiones de Transferencias)
10.3 Costos de transacción y resultados potenciales de foros 320
intergubernamentales y agencias independientes (Comisiones de Transferencias)
en países seleccionados
10.4 Factores de necesidad de gastos para la educación secundaria 324
en Australia, 1995/96
13.1 Fuentes de disparidad fiscal 377
16.1 Transferencias a algunas ciudades capitales 487
17.1 Dependencia de las transferencias en algunos países 499
18.1 División funcional de las transferencias a gobiernos locales 522
rurales en Karnataka, India, 2000/01
18.2 Gasto del gobierno local en Letonia, 1999 526
18.3 Ingreso de los gobiernos locales en Letonia, 1999 527
18.4 Gastos del gobierno municipal en Alberta, Canadá, 2001 533
18.5 Ingresos del gobierno municipal, Alberta, Canadá, 2001 534
18.6 Fuentes de ingreso del impuesto a la propiedad, Alberta, Canadá, 2001 535
18.7 Resumen de la información de los gobiernos locales rurales 538
en India, Letonia y Canadá (Alberta)
Prólogo
* Reglas para impedir que una persona o grupo tenga mucho poder dentro de una organización o que
permiten a una de las ramas del poder limitar a las otras (NT).
Frannie A. Léautier
Vicepresidente,
World Bank Institute
Prefacio
Roumeen Islam
Director, Reducción de la pobreza y manejo económico
Instituto del Banco Mundial
M. GOVINDA RAO es director del National Institute of Public Finance and Policy en
Nueva Delhi, India, y miembro del Comité Económico Asesor del Primer Ministro.
Sus intereses de investigación son finanzas públicas y política fiscal, federalismo fiscal
y finanzas estatales y locales. Entre sus publicaciones recientes se encuentran Political
Economy of Federalism in India, Sustainable Fiscal Policy for India: An International
Perspective, editado por Peter Heller, y Poverty, Development and Fiscal Policy, obras
publicadas por Oxford University Press.
ANWAR SHAH es el economista principal y director de grupo del Public Sector Gover-
nance Program del Instituto del Banco Mundial, Washington, DC. Es miembro del
Institute for Public Economics, Edmonton, Alberta, Canadá. Cuando trabajaba para el
gobierno de Alberta, tuvo como responsabilidad el diseño de las transferencias fiscales
en las provincias hacia los gobiernos locales. Cuando trabajaba para el Ministerio de
Finanzas de Ottawa, era responsable del diseño y la administración de las transferen-
cias federales fiscales hacia las provincias, con prioridad a favor del Canadian Fiscal
Equalization Program. Ha sido consejero de los gobiernos de Argentina, Australia,
Brasil, China, India, Indonesia, México, Paquistán, Polonia, Sudáfrica y Turquía en
temas de reforma al sistema fiscal, incluyendo el diseño de las transferencias fiscales.
JÜRGEN VON HAGEN es profesor de economía y director del Center for European In-
tegration Studies en la Universidad de Bonn, Alemania. Es miembro del grupo de
investigación del Centre for Economic Policy Research, miembro del Council of the
German Economic Association y del Academic Advisory Council del Ministerio Fe-
deral de Economía de Alemania, fue miembro del Council of the European Economic
Association y el French Nacional Economic Committee, y fue el primer galardonado
con el Gossen Prize de la Asociación Alemana de Economistas. Ha sido consultor del
Fondo Monetario Internacional, la European Commission, el Federal Reserve Board,
el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial y numerosos gobiernos.
Panorama general
Robin Broadway y Anwar Shah
Sin considerar las ciudades pequeñas que funcionan como un Estado, cada país tiene
más de un nivel de gobierno, sin contar con el gobierno de nivel nacional; entre ellos
se encuentran los gobiernos intermedios (estados, provincias, cantones, Länder, y
prefecturas, entre otros), los gobiernos municipales, y las entidades gubernamen-
tales que se encargan de responsabilidades muy específicas. En algunos casos, la
estructura del gobierno es explícitamente federal, en el sentido de que diferentes ni-
veles de gobierno tienen responsabilidades autónomas usualmente consagradas en la
Constitución. En otros casos, los niveles subnacionales de gobierno son criaturas del
gobierno nacional y finalmente dependen de ellos. Sin importar la definición política
o Constitucional de la nación, los gobiernos subnacionales casi nunca son autosufi-
cientes financieramente. Sus responsabilidades en recolección de ingresos se quedan
cortas frente a los gastos, lo cual las lleva a depender de las transferencias financieras
del gobierno nacional. Este estudio examina el papel de las transferencias interguber-
namentales tanto en la teoría como en la práctica.
Las prácticas que dominan las transferencias intergubernamentales son muy
diferentes entre países, la estructura de un gobierno con diferentes niveles, las res-
ponsabilidades de cada uno, y la importancia relativa de las transferencias difieren
entre los países. Adoptando la expresión usada por algunos de los autores de este
estudio, “las finanzas persiguen a las funciones” en diferentes niveles en cada nación.
Y el modo como las transferencias son usadas por los gobiernos que las distribuyen
para lograr sus objetivos de política, en contraposición con simplemente cerrar la
brecha fiscal vertical, también difiere entre las naciones.
* Una expresión alternativa usada comúnmente en América Latina para la subdivisión de gobierno
intermedio es Departamento (N. del T.).
Igualación de transferencias
Es inevitable que la descentralización fiscal haga que los estados y municipalidades
tengan diferentes capacidades financieras para ofrecer servicios públicos a sus ciu-
dadanos. Las distintas jurisdicciones tendrán diferentes necesidades y costos en la
oferta de servicios públicos y diferentes capacidades de recolección de ingresos para
financiar tales servicios. En consecuencia, las transferencias intergubernamentales
usualmente tienen un elemento igualador, en donde las transferencias per cápita más
altas están dirigidas a jurisdicciones con menor capacidad fiscal. La forma y el alcance
de la igualación son diferentes entre naciones, y puede o no haber una transferencia
general que se dedica a la igualación. Pero en los casos donde no se hace una trans-
ferencia igualadora, los elementos igualadores se definen alrededor de transferencias
más específicas, que pueden incluir aquellas en las cuales se comparten costos.
Problemas y limitaciones
Este estudio analiza primordialmente los elementos económicos de las transferen-
cias fiscales intergubernamentales. Antes de resumir su contenido, es útil establecer
algunos problemas y limitaciones que se presentan en la aplicación del análisis eco-
nómico en la evaluación y el diseño de las transferencias.
Los conceptos económicos básicos no son suficientes para determinar el siste-
ma de transferencias intergubernamental ideal. Existen objetivos conflictivos, y
diferentes analistas balancean los objetivos de una manera diferente. Por ejemplo, la
necesidad de transferencias está directamente relacionada con el grado de descen-
tralización. Mientras que la descentralización contribuye a la eficiencia en la oferta
de programas fiscales, también puede generar violaciones a la eficiencia y la equidad
en la economía nacional. El peso relativo que se asigne a estos objetivos nacionales,
respecto a los beneficios de las decisiones descentralizadas, influenciará la visión del
tamaño de la transferencia (la brecha fiscal vertical) y su diseño. Adicionalmente, los
juicios de valor son inevitables en el diseño de las transferencias, en particular el peso
asignado a la equidad respecto a la eficiencia. Quienes favorecen la eficiencia más que
la equidad favorecen más la descentralización y menos la vigilancia del diseño de los
programas a nivel subnacional, incluyendo la condicionalidad de las transferencias.
La visión de la descentralización y el papel de las transferencias también se ve
afectada por la evaluación del funcionamiento de la economía de mercado y el sector
público. El balance entre eficiencia y equidad y las consecuencias de eficiencia de la
descentralización dependerán de la sensibilidad de las decisiones del sector privado
frente a las medidas fiscales del gobierno, un tema frente al cual hay poca evidencia
confiable. Adicionalmente, una evaluación del efecto de la descentralización y el pa-
pel de las transferencias depende de si el gobierno es visto como benevolente y con
capacidad de respuesta a los deseos de los ciudadanos, frente a ser interesado y sólo
buscar sus objetivos. En términos generales, quienes ven un gobierno como no be-
nevolente, favorecerán un proceso de toma de decisiones más descentralizado como
una manera de romper con tales tendencias.
Esta discusión sugiere que no existe un conjunto “óptimo” de transferencias in-
tergubernamentales que se ajuste a todas las circunstancias. Por el contrario, las
transferencias tienen que ser hechas a la medida de cada caso, dependiendo de los
objetivos deseados, las condiciones iniciales y las limitaciones de recursos. Sin em-
bargo, una revisión de prácticas internacionales hecha por Anwar Shah (capítulo 1)
ofrece importantes lecciones para evitar algunos errores usuales y repetir las buenas
experiencias. Entre las prácticas a evitar se incluyen los programas generales de re-
distribución de ingresos con muchos factores, lo cual va en contra del seguimiento
contable y no genera progreso en los objetivos de eficiencia o de equidad fiscal; las
transferencias para financiar un déficit subnacional, pues crea incentivos para con-
tinuar generando un déficit más alto en el futuro; el condicionamiento al esfuerzo
fiscal en programas de transferencias, que desestimulan la eficiencia y la equidad y
promueven una visión del gobierno estilo Leviatán; los programas de transferencias
determinadas a partir de los insumos, los procesos o asignadas arbitrariamente, las
cuales afectan la autonomía local, y los objetivos de flexibilidad, eficiencia y la equi-
dad fiscal; las transferencias de capital sin asegurar los fondos para su renovación en
el futuro; esto puede llegar a crear un elefante blanco; y las transferencias negocia-
das o discrecionales, que pueden crear divisiones y descontento. Las prácticas que
se deben promover son aquellas que incluyen los diseños más simples y transparen-
tes, ya que una justicia generalizada es mejor que una justicia muy especializada en
términos de la promoción de la rendición de cuentas y lograr aceptación general;
concentrarse en que las transferencias cumplan un solo objetivo y asegurarse de que
el diseño sea consistente con tal objetivo; incluir una condición de finalización para
asegurar la revisión periódica y la renovación; igualar la capacidad fiscal usando un
estándar explícito que determine la agrupación de recursos, así como su distribución;
igualar las necesidades fiscales mediante transferencias con destinación específica;
ofrecer transferencias nacionales mínimas a partir de los resultados observados; y
establecer un foro intergubernamental para lograr cierto consenso en los estándares
de igualación y objetivos, y el diseño de los programas fiscales de transferencias.
Si un sistema es apropiado para un país en particular, depende de las circunstan-
cias de ese país así como del consenso nacional en los objetivos de redistribución y
solidaridad. Sin embargo, algunos principios han evolucionado hasta establecer un
marco de trabajo para lograr evaluar las prácticas existentes y potenciales.
Los principios
La sección del libro sobre principios comienza con una revisión general, hecha por
Robin Boadway (capítulo 2), del papel de las transferencias intergubernamentales en
federaciones y otros países con una organización multigubernamental diferente. Las
transferencias son diseñadas para cumplir tres propósitos principales. Uno es simple-
mente financiar la diferencia entre el gasto del Estado y la capacidad de recolección de
ingresos (brecha fiscal). Aunque las transferencias en sí mismas son pasivas, el papel
del gobierno federal en determinar la brecha fiscal no es pasivo bajo ninguna circuns-
tancia. Un segundo propósito es usar transferencias igualadoras para compensar las
diferencias en la capacidad fiscal estatal que surgen por la descentralización de res-
ponsabilidades fiscales. La capacidad de recolectar ingresos de recursos propios es
diferente entre los estados, como también los gastos necesarios para ofrecer cierto
nivel de servicios. Un tercer propósito de las transferencias es permitir que el gobierno
federal ejecute cierta influencia o vigilancia en el diseño de programas estatales.
De una manera más general, las transferencias intergubernamentales son un com-
plemento necesario para la descentralización. Permiten que surjan los beneficios de
la descentralización, y al mismo tiempo eliminan algunos de sus potenciales efectos
adversos. El alcance de las transferencias y su diseño dependen, entonces, de cómo se
evalúan las consecuencias de la descentralización y cuánta vigilancia se está dispues-
to a tolerar de parte del gobierno federal respecto a las decisiones fiscales hechas por
los estados. Boadway presenta las implicaciones generales de esta evaluación para los
principios del diseño del sistema de transferencias, enfatizando el balance entre los
beneficios de un proceso discrecional de toma de decisiones de parte de los estados y
la utilidad de la vigilancia federal. La combinación apropiada de descentralización y
vigilancia federal está determinada endógenamente, donde el gobierno federal juega
un papel importante. Todo esto limita el alcance de los principios de un buen sistema
de transferencia para poder ser promovido y presentado a otros países.
El capítulo 3, escrito por Paul Bernd Spahn, cuestiona la perspectiva tradicional
de federalismo fiscal del papel de las transferencias como el mecanismo principal
de abordar relaciones entre los gobiernos. Spahn revisa los argumentos de equidad
y eficiencia de las transferencias intergubernamentales y considera cómo pueden al-
canzarse. Afirma que la eficiencia del sector público puede mejorarse si se adopta una
aproximación “contractual” en la relación entre el gobierno federal y estatal, en los
casos donde sea posible. Según esta aproximación, las transferencias del gobierno fe-
deral hacia al gobierno estatal para la oferta de servicios estaría determinada en un
contrato acordado mutuamente por las dos partes y que estipula explícitamente los
términos de los servicios, incluyendo cualquier pago por incentivos. En otras palabras,
los mecanismos como los que se encuentran en el sector privado pueden ser usados
en el sector público para premiar por un buen desempeño y aumentar la rendición de
cuentas. Estos mecanismos reemplazarían el sistema jerárquico en donde las transfe-
rencias son iniciadas por el gobierno federal, que puede determinar las condiciones o
las exigencias de cumplimiento. Spahn sugiere que estas formas tradicionales de trans-
ferencias son apropiadas en algunas circunstancias, como en la financiación de bienes
públicos o para lograr la equidad entre estados. Pero en los casos en que implican la
oferta de servicios, las transferencias usuales no explotan todas las oportunidades de
fortalecer la cooperación, la rendición de cuentas y la efectividad de costos.
La lógica económica para respaldar la idea de las transferencias se basa en los ar-
gumentos de eficiencia y equidad, adaptados al caso federal. Sin embargo, los sistemas
de transferencias y, en particular, aquellos que igualan la capacidad fiscal, también
cumplen funciones de compartir el riesgo y de estabilización. En el capítulo 4, Jürgen
von Hagen estudia la función de compartir el riesgo. El problema surge cuando dife-
rentes estados están sujetos a diferentes fluctuaciones económicas no esperadas. En
la medida en que estas fluctuaciones no esperadas se reflejen en un efecto negativo
sobre el ingreso de los individuos, las familias están expuestas a riesgos para los cuales
no tienen cobertura con un seguro. Por su parte, esto expone a los gobiernos estatales
a riesgos adicionales, ya que sus ingresos por impuestos, así como sus responsabili-
dades de gasto (como transferencias a familias) también responderán a la fluctuación
inesperada. Un sistema de transferencias intergubernamentales que incluye un com-
ponente de igualación funcionará como una forma de aseguramiento para el gobierno
estatal, y en consecuencia, indirectamente para los residentes del Estado. Por supues-
to, esto asume que los estados y las familias no pueden autoasegurarse en contra del
riesgo de estos eventos exógenos (y que el gobierno federal sí puede).
Las transferencias que buscan igualdad pueden actuar como un mecanismo de
estabilización, especialmente si el efecto exógeno es duradero. Existen dos signifi-
cados para la idea de estabilización. Primero, la estabilización se puede referir a la
manera como la economía absorbe los efectos exógenos, reacomodando recursos
entre diferentes actividades. Cuando una economía abierta sufre ha sido golpeada
por un efecto exógeno negativo; el ajuste puede ocurrir de diferentes maneras: los
salarios y precios caen, la tasa de cambio se ajusta, el capital y la mano de obra se des-
plazan y salen de la economía. En el caso de un Estado en una federación, la tasa de
cambio no puede ajustarse, y los ajustes de salarios y precios pueden ser muy lentos.
El sistema de transferencias ofrece alivio a tales situaciones, reduciendo el impacto
del efecto negativo y facilitando la transición del ajuste. De hecho, tanto el sistema
de transferencias intergubernamentales y el sistema de impuestos de transferencias
interpersonales tienen el mismo efecto.
Segundo, las transferencias igualadoras pueden tener un efecto sobre la demanda
agregada, pues la política fiscal del gobierno actúa como respuesta al efecto externo.
En la medida en que estos efectos externos son específicos para un Estado, el sistema
de transferencias actúa como un estabilizador endógeno.
Von Hagen resume estos argumentos y analiza la evidencia empírica de la im-
portancia relativa de las transferencias intergubernamentales, como un mecanismo
dentes. Este efecto es el llamado “papel pegajoso” (flypaper effect), en donde el gasto
de los gobiernos receptores responde más al incremento en las transferencias que al
incremento en el ingreso privado. Smart estudia la evidencia empírica en el tema de
que las opciones fiscales de los gobiernos estatales responden a las transferencias y a
las políticas fiscales, tomadas por otros gobiernos, ya sean federales o estatales.
Shama Gamkhar y Anwar Shah abordan temas similares en el capítulo 8. Le dan
una perspectiva mucho más grande al efecto de “papel pegajoso”, como un ejemplo
de una observación mucho más general en donde el efecto de una subvención es
diferente respecto a las predicciones de la teoría tradicional del federalismo fiscal,
las teorías llamadas de segunda generación. Los autores afirman que el punto central
de la teoría de subvenciones intergubernamentales ha cambiado del problema del
papel pegajoso y otros efectos de incentivos de subvenciones diseñadas para manejar
la diseminación entre jurisdicciones, hacia la teorías de segunda generación que se
concentran en los efectos de eficiencia y equidad de la descentralización y el papel de
las transferencias en acomodar la descentralización. Desde esta perspectiva, los pro-
blemas relacionados con la interacción entre gobiernos, como la competencia fiscal,
la restricción de presupuesto suave y la respuesta de riesgo moral a las transferen-
cias, juegan un papel mucho más importante. Gamkhar y Shah ofrecen una revisión
detallada de la literatura empírica sobre el nivel de respuesta de las políticas fiscales
estatales y locales a las subvenciones estatales o federales, y buscan reconciliar las
predicciones aparentemente contradictorias de la teoría con los resultados obtenidos
en estudios empíricos.
La práctica
La Segunda Parte del estudio aborda los temas que surgen al poner en práctica los
principios de las transferencias intergubernamentales. El hecho de que un nivel de go-
bierno haga transferencias financieras a otro sugiere que sea necesario un marco legal
para la administración de las transferencias. Incluso si las transferencias con incondi-
cionales o diseñadas según una fórmula, debe existir un marco legal para determinar
las reglas que le permitan al gobierno federal hacer (y modificar) tales transferencias,
el modo como se determinan tales fórmulas y los remedios legales para ser usados
si surgen diferencias respecto a la cantidad transferida. En el caso de transferencias
condicionales, la necesidad de sanciones legales es aún más importante, en especial
si las condiciones afectan la manera como los estados ejecutan sus responsabilidades
constitucionales. Sujit Choudhry y Benjamin Perrin revisan esos temas legales en el
capítulo 9, usando como ejemplo estudios de caso de algunas federaciones.
El resultado de este ejercicio sugiere gran diversidad en las prácticas legales, re-
flejando las características históricas, políticas y culturales de cada federación. Las
bases legales para hacer transferencias a los estados varían, dependiendo de si están
determinadas por una norma constitucional, una autoridad constitucional, estatuto
ingresos define una parte de la fuente de ingresos que es asignada a los estados. Estos
esquemas pueden estar determinados por mandato constitucional o legislados por el
gobierno federal. La asignación de la participación entre los estados puede definirse
según la necesidad financiera del Estado o simplemente por la población o el princi-
pio de la derivación. El sistema de compartir ingresos ofrece cierta predecibilidad a
los estados, pero no les da discreción respecto a sus propios ingresos. Adicionalmen-
te, la fuente de ingresos que se comparte puede no ser muy abundante, y compartir
el ingreso puede desestimular al gobierno federal para usar una base de impuestos
compartida o administrarla eficientemente.
Algunos de estos problemas pueden ser resueltos dándoles a los estados discre-
ción para determinar cuánto ingreso recolectar de una base impositiva compartida,
mientras que se les permite tomar ventaja de una administración de impuestos cen-
tralizada. Por ejemplo, los estados pueden depender de los impuestos federales al
imponer un impuesto adicional contra la base impositiva federal o depender de
ingresos de los impuestos federales recolectados por el Estado. Estos esquemas pre-
servan un sistema de impuestos armonizado y al mismo tiempo les permite a los
estados cierta discreción para determinar su propio ingreso. Esta combinación pro-
bablemente fortalece la rendición de cuentas. Pero compartir la base impositiva bajo
este esquema no es suficiente para lograr todos los objetivos de las transferencias
fiscales. En particular, si todos los ingresos estatales corresponden a los estados en los
cuales son recolectados, no se hace nada para lograr la igualación de capacidad fiscal.
Los capítulos restantes abordan varios aspectos del diseño de las transferencias que
buscan solucionar las diferencias en capacidad fiscal entre estados.
El capítulo 12, escrito por Leonard Wilson, estudia los modos alternativos de
buscar la igualación en ingresos. El autor propone dos posibilidades, una usada en
muchas federaciones, conocida como sistema impositivo representativo que iguala
la capacidad de recoger ingresos a partir de las actividades actuales del Estado en la
federación. La idea es construir un sistema de impuestos representativo que refleje
la base impositiva seleccionada y las tasas impositivas promedio en toda la federa-
ción. Para cada Estado se calcula la cantidad de ingreso que se recogería per cápita
de este sistema y es usada como la base para definir asignaciones que busquen la
igualdad. Como el sistema impositivo representativo mide la capacidad fiscal a partir
del sistema de impuestos actual, implícitamente tiene en cuenta las diferencias en la
capacidad de recolectar ingresos de diferentes fuentes. El sistema es relativamente
complicado, y depende de decisiones un poco arbitrarias respecto a la selección de la
base impositiva representativa, cuando los estados adoptan políticas muy diferentes.
Adicionalmente, depende de datos que en algunos países pueden no estar disponibles.
Su complejidad no es tan importante frente a la transparencia para los ciudadanos
y su objetividad como una medida de capacidad fiscal. Además, para ciertas fuentes
de ingresos (como impuestos a la propiedad), temas conceptualmente difíciles están
asociados con la aplicación de esta opción.
tchey y Garry MacDonald en el capítulo 15. Los servicios públicos ofrecidos por el
gobierno de un Estado necesita grandes cantidades de capital: se necesitan escuelas
para poder ofrecer educación, hospitales y clínicas para la salud, y caminos para ser-
vicios de transporte, etc. En federaciones desarrolladas, en donde estas instalaciones
ya existen y los estados tienen acceso a mercados de capitales para financiar la expan-
sión de calidad, las transferencias para respaldar los costos de capital pueden ayudar
a acumular los costos de capital. Por el contrario, en países en desarrollo que enfren-
tan restricciones financieras, puede ser necesario ofrecer transferencias específicas en
función de las necesidades de capital existentes. Petchey y MacDonald examinan el
diseño de las transferencias de capital y presentan un modelo para implementar un
diseño que ha sido probado en Sudáfrica.
Los tres últimos capítulos abordan problemas especiales que enfrentan los gobier-
nos locales, que son diferentes para cada Estado según la naturaleza de sus programas
de gasto y su acceso a financiación adecuada. Los gobiernos locales también tienen
diferencias sistemáticas en el tamaño y su situación geográfica, como lo reflejan las
distinciones entre los tres capítulos. Enid Slack (capítulo16) se concentra en ciudades
grandes y áreas metropolitanas, Harry Kitchen (capítulo 17) en ciudades pequeñas y
Melville McMillan (capítulo 18) en municipalidades rurales.
Las ciudades grandes tienen unas necesidades de gasto únicas, como programas
de servicios sociales, transporte masivo y seguridad, pero también tienen la capa-
cidad de generar más ingresos en la medida en que se les exija. Tienen impuestos a
la propiedad más altos y pueden usar los impuestos a las ventas o al ingreso, y com-
parten la base tributaria con un nivel gubernamental superior. Las tarifas por uso
también pueden ser una fuente importante de ingresos. De hecho, como lo señala
Slack, las ciudades grandes usualmente dependen de transferencias de los gobiernos
estatales, aunque son responsables por los ingresos marginales que pueden tener de
sus propias fuentes. Estas transferencias usualmente están condicionadas, reflejando
el hecho de que se les puede exigir ofrecer servicios sociales a nombre del Estado, y
puede presentarse diseminación de beneficios por algunos programas de gasto. Sin
embargo, el patrón de transferencias varía ampliamente entre países, reflejando la
diversidad de las circunstancias que tienen las ciudades y la naturaleza de sus respon-
sabilidades de gasto e ingreso.
Las ciudades más pequeñas también son muy diversas y enfrentan problemas fi-
nancieros similares, así como las ciudades grandes. Aunque sus necesidades de gasto
pueden ser menores que las de las grandes ciudades, también enfrentan restricciones
importantes en la recolección de ingresos; en muchos casos dependen de los impues-
tos a la propiedad. Es posible establecer algunas economías en la oferta de servicios
por la existencia de un nivel gubernamental superior sobre varias localidades. Sus
necesidades de transferencias se ven afectadas por la medida en que sus servicios son
solicitados, como educación o servicios sociales. Como en el caso de las ciudades
grandes, una parte importante de sus transferencias son condicionales. Esto refleja el
hecho de que las ciudades tienen menos discreción respecto a los estados en diseñar
y hacer la oferta final de sus programas, que son responsabilidades de los estados.
Como lo señala Kitchen, las transferencias condicionales pueden ser usadas para lo-
grar los objetivos de política del Estado.
Los gobiernos rurales enfrentan muchos problemas particulares. Como tienen
menos densidad respecto a las ciudades grandes, es más costoso ofrecer algunos
servicios públicos y los bienes públicos locales, como carreteras, agua, sanidad, y
empresas de servicios públicos. Adicionalmente, las áreas rurales son más pobres y
tienen menor capacidad de recolección de ingresos, en especial en países que apenas
comienzan con la urbanización. De modo que necesitan mucho más las transferen-
cias, especialmente si necesitan ofrecer servicios públicos básicos, como educación y
servicios sociales. Las prácticas observadas son muy diversas y la literatura dispersa,
de modo que McMillan opta por hacer presentaciones de casos.
La mayoría de los estados tiene los tres tipos de gobierno local. Como sus capaci-
dades fiscales para ofrecer bienes públicos y servicios difieren considerablemente, los
objetivos de eficiencia y equidad, son necesarias las transferencias igualadoras, como
lo resaltan los autores. La igualación será compleja e implica tener en cuenta no sólo
las diferencias en capacidad de recolección de ingreso, sino también las necesidades y
costos específicos de cada ciudad. Un modo de simplificar el proceso es estratificar el
sistema de igualación según el tipo de municipalidad, para igualar la capacidad fiscal
entre ciudades grandes, pequeñas y rurales separadamente. Pero en este caso todavía
sería necesario determinar la cantidad relativa de transferencias que iría a cada gru-
po, esta decisión inevitablemente requiere cierto juicio político.
Como se señala en este resumen, el diseño de un sistema de transferencias in-
tergubernamentales es un tema importante virtualmente para cada nación, ya sea
federal o unitaria, desarrollada o en desarrollo. Ésta es un área de estudio que sugiere
retos porque por su naturaleza no existe una solución correcta de política. Se presen-
tan objetivos que chocan entre sí, especialmente entre las virtudes de un proceso de
toma de decisiones descentralizado y lograr los objetivos nacionales; y en el medio
se hacen presentes factores políticos institucionales e históricos. La literatura sobre el
tema cambia rápidamente, y todavía hace falta mucho trabajo, incluyendo el tema de
la educación pública. Se espera que este libro haga una contribución importante en
esta área.
Las transferencias fiscales intergubernamentales financian cerca del 60% del gasto
subnacional en países en desarrollo y las economías en transición, y cerca de un
tercio en países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (29% en los países nórdicos, 46% en otras regiones de Europa). Más allá
del gasto que financian, estas transferencias crean incentivos y mecanismos de ren-
dición de cuentas que afectan la administración fiscal, la eficiencia y la equidad en
la oferta de servicios públicos, y son un mecanismo mediante el cual los ciudadanos
evalúan el trabajo del gobierno.
Este capítulo revisa los principios y prácticas en las finanzas intergubernamen-
tales, con el objetivo de definir lecciones generales de relevancia, para diseñadores
de política y analistas en países en desarrollo y economías en transición. El capítulo
ofrece una taxonomía de las subvenciones, su posible impacto en el comportamien-
to fiscal local y los mecanismos de rendición de cuentas de los receptores de las
subvenciones con los gobiernos que las donan y los ciudadanos. La primera sec-
ción describe los instrumentos de las finanzas intergubernamentales. La sección 2
discute las transferencias definidas según el desempeño, o diseñadas según resulta-
dos, una herramienta importante para la rendición de cuentas según resultados. La
sección 3 describe los objetivos y el diseño de las transferencias fiscales en varios
países del mundo. Muestra que en países en desarrollo y economías en transición,
las transferencias fiscales son en su mayoría transferencias que comparten los ingre-
sos, sin prestar mucha atención en cumplir los objetivos nacionales. Se presentan
ejemplos de diseños de subvenciones sencillos e innovadores que pueden satisfacer
los objetivos del donante y, al mismo tiempo, mantener la autonomía local y crear
un ambiente favorable para una gobernabilidad pública responsable, con capacidad
de respuesta, equitativa y lista a rendir cuentas. La sección 4 describe los acuerdos
institucionales para determinar las transferencias. La última sección resalta algunas
lecciones de importancia para los debates actuales de política en países en desarro-
llo y economías en transición. Hace una lista de actividades que se deben evitar así
C
Gasto en otro bien público
O
B D
Gasto en bien público A
Fuente: Shah 1994b.
A C
O
E B D
Gasto en el bien público financiado
N
M
Subsidio
de 66,6%
Subsidio
Sin subsidio de 25%
O
B C
Gasto en el bien público financiado
Fuente: Shah 1994b; McMillan, Shah y Guillen 1980.
A
C
G
Subsidio
E de 33%
O
F B D
Gasto en el bien público financiado
Fuente: Shah 1994b.
Los estudios empíricos usualmente encuentran que las subvenciones cerradas es-
timulan más el gasto en la actividad subsidiada respecto a las subvenciones abiertas
(Gramlich 1977; Shah 1994b; capítulo 8 de este libro). La respuesta estimada a un
gasto adicional de US$1,00 en este tipo de subvención es de US$1,50. Algunos facto-
res institucionales pueden explicar esta respuesta sorprendentemente grande.
¿Por qué las subvenciones cerradas con correspondencia son comunes en países
industrializados cuando son poco efectivas en resolver problemas e ineficiencias en
la oferta de bienes públicos? La respuesta parece ser que al corregir una ineficiencia
no es el único objetivo o el objetivo primario. Por el contrario, las subvenciones se
usan para ayudar a los gobiernos locales financieramente y, al mismo tiempo, pro-
mover el gasto en actividades que son prioridad para el donante. Se espera que los
aspectos condicionales o las condiciones en el gasto aseguren que los fondos son
dirigidos hacia la actividad que el donante ve como deseable. Sin embargo, esto crea
una comodidad falsa ante la posibilidad de desviar los fondos. El componente local
de correspondencia en el nivel de gasto o compartir los costos le permite al donante
un grado de control, requiere la existencia de un nivel de rendición de cuentas del
receptor y hace que los costos sean conocidos para el gobierno donante.
Las subvenciones cerradas con correspondencia tienen ventajas y desventajas
desde el punto de vista del donante. Mientras que estas subvenciones pueden ge-
nerar una alta transferencia de recursos, también pueden distorsionar el producto
y causar ineficiencias, ya que la asistencia financiera sólo se encuentra disponible
TRANSFERENCIAS-1.indd 10
ingreso (sustitución) Efecto total Posición según función objetivo
Incremento Responsabilidad
Tipo de subvención a1 A U a1 A U A1 A U δA/δG en el gasto por los resultados Bienestar
15/12/2008 12:44:02
Guía para practicantes en transferencias fiscales intergubernamentales 11
responsables sólo de los factores que están bajo su control. Las condiciones según
resultados oscurecen la asignación de responsabilidades en los resultados, como las
condiciones de una subvención tienen relación con el desempeño de la oferta de
servicios en términos de la calidad del servicio creado y el acceso, el administrador
es libre de seleccionar el programa y los insumos para ofrecer resultados. Para lograr
los resultados, el administrador enfrenta incentivos positivos por las condiciones de
las subvenciones que promueven la oferta de servicios alternativos por contratación,
prestación de servicios o simplemente promoviendo la competencia entre proveedo-
res gubernamentales y no gubernamentales. Esto puede hacerse estableciendo unas
condiciones iguales en la financiación, ofreciendo franquicias mediante un proceso
de oferta pública y subastas competitivas, u ofreciendo premios por desempeño me-
diante competencia con puntos de referencia y metas. Un ambiente de incentivos
como éste puede generar un paradigma administrativo que enfatiza la responsabili-
dad según resultados para los clientes con los siguientes elementos comunes:
• Adopción del principio de subsidiario, es decir, las decisiones del sector público se
hacen a un nivel de gobierno muy cercano a la gente, a menos que existan restric-
ciones legales para hacerlo.
• Incentivos para eficiencia en costos.
• Incentivos para transparencia y oferta competitiva de servicios.
• Asignación de responsabilidades ante los contribuyentes.
Subvención Subvención
Característica tradicional según resultados
Flexibilidad administrativa Poca o ninguna. No hay Absoluta. Premios por los riesgos
tolerancia para el riesgo y no y castigos por fallas permanentes
hay asignación de
responsabilidades por fallas
Fuente: El autor.
dos los proveedores deben mejorar o al menos mantener un puntaje de logros según
pruebas estandarizadas, aumentar las tasas de graduación y reducir las tasas de retiro
de la escuela. Si fallan en lograr estos objetivos alertarían la censura pública y en un
caso extremo provocarían la suspensión de la financiación pública. Del mismo modo,
el riesgo de reputación asociado con un bajo desempeño puede reducir los niveles de
matricula, que reducirían la cantidad de financiación recibida. Las escuelas tienen
autonomía total en el uso de los fondos y pueden retener los fondos no usados.
Este tipo de subvención puede crear un ambiente de incentivos para que las es-
cuelas gubernamentales y no gubernamentales compitan y sobresalgan para retener
estudiantes y establecer una alta reputación de su calidad de educación, ya que las
decisiones de los padres determinan la financiación para cada escuela. Tal ambiente
es particularmente importante para escuelas gubernamentales, en donde el personal
de trabajo tiene un puesto laboral vitalicio y la financiación se asegura sin importar
el desempeño. La flexibilidad presupuestal y la retención de ahorros promovería la
innovación en la oferta de la calidad de la educación.
Las subvenciones según resultados preservan la autonomía, promueven la com-
petencia y la innovación y ofrecen una clara asignación de responsabilidades de los
resultados a los ciudadanos. Este tipo de régimen de asignación de responsabilidades
se autoaplica mediante las decisiones de los consumidores (la opción definida por los
padres, en nuestro ejemplo).
Algunos de estos criterios pueden entrar en conflicto con otros, por eso, los do-
nantes deben dar prioridades a varios factores al comparar las opciones de diseño
(Shah 1994b; Canada 2006).
Para fortalecer la responsabilidad del gobierno con los votantes, es deseable com-
paginar las fuentes de ingresos (la capacidad de recolectar ingresos mediante fuentes
propias) tan cerca como sea posible con las necesidades de gasto en todos los niveles
de gobierno. Sin embargo, los altos niveles del gobierno deben tener mayor acceso a
los ingresos que necesitan para cumplir con sus propias responsabilidades directas,
de modo que puedan usar su poder de gasto mediante las transferencias fiscales para
cumplir con los objetivos de eficiencia nacional y regional y equidad.
Es posible identificar seis objetivos generales de las transferencias fiscales nacio-
nales. Cada uno de estos objetivos puede aplicarse a diferentes países en diferentes
niveles; cada uno necesita un diseño específico de transferencias fiscales. La poca
atención en el diseño de los objetivos específicos llevaría a una percepción negativa
de estas subvenciones (recuadro 1.1).
compartiendo la base impositiva. Canadá y los países nórdicos han logrado sistemas
impositivos armonizados en impuestos al ingreso personal y empresarial, al permitir
que el gobierno central ofrezca una reducción de impuestos, y que los gobiernos sub-
nacionales impongan tasas impositivas suplementarias a la base impositiva nacional.
El países en desarrollo y economías en transición, compartir la base impositiva y los
ingresos generales son las medidas usadas para enfrentar la brecha fiscal.
Varios países, como China, India, Malasia, Paquistán, Sudáfrica y Sri Lanka, han
ofrecido en el pasado subvenciones al déficit para cerrar la brecha fiscal a nivel subna-
cional, con resultados negativos en términos del crecimiento del déficit subnacional.
Estas subvenciones aún son populares en China Hungría y Sudáfrica.
lar los beneficios fiscales netos entre estados. Una estimación razonable de los costos
y beneficios de ofrecer servicios públicos en varios estados es esencial para medir
los beneficios fiscales. Las mediciones de la capacidad de recolección de ingresos y
las necesidades y los costos de ofrecer servicios públicos en diferentes estados deben
también desarrollarse. La igualación de los beneficios fiscales netos puede buscarse al
adoptar un estándar de igualación y establecer los medios para financiar la transfe-
rencias necesarias.
• Producto interno bruto (PIB) del Estado. El PIB del Estado representa el valor total
de los bienes y servicios producidos dentro de un Estado, es una medida imper-
fecta de la capacidad de un gobierno estatal para recolectar impuestos, ya que una
importante porción del ingreso puede provenir de propietarios no residentes de
los medios de producción. Por ejemplo, el Northern Territory en Australia, tiene
el ingreso per cápita más alto del país, pero es tratado como la jurisdicción más
pobre en las relaciones fiscales entre federaciones y Estado.
• Ingreso por factores del Estado. El ingreso por factores del Estado incluye todas las
fuentes de ingreso, capital y trabajo, ganado en el Estado, no hace distinción entre
el ingreso ganado y el ingreso retenido por los residentes.
• Ingreso personal del Estado. La suma de todos los ingresos recibidos por los re-
sidentes de un Estado es una medida razonable de la capacidad del Estado de
adoptar la carga impositiva. Es una medida imperfecta y parcial de la capacidad
de imponer las cargas impositivas, sin embargo, no es una medida satisfactoria de
la capacidad fiscal general.
• Ingreso personal disponible. El ingreso personal disponible iguala el ingreso perso-
nal menos los impuestos directos e indirectos más las transferencias. Este concepto
esta sujeto a las mismas limitaciones que afectan el ingreso personal.
migración fiscal. Las diferencias en los beneficios fiscales netos pueden surgir como
resultado de la descentralización de la autoridad que cobra los impuestos y la des-
centralización del gasto público. Las diferencias en la composición demográfica de
la población entre las diferentes jurisdicciones generarán diferentes necesidades de
servicios públicos descentralizados, como educación, salud y bienestar social. Las
diferencias en edad afectan la necesidad de escuelas, hospitales e instalaciones re-
creativas. Las diferencias en la incidencia de la pobreza y las enfermedades pueden
afectar la necesidad de educación, entrenamiento, salud, servicios sociales y pagos de
transferencias (cuadro 1.3). Las jurisdicciones con mayores necesidades tendrán ma-
yor necesidad de ingresos para ofrecer niveles comparables de servicios públicos con
niveles comparables de imposición. Estas diferencias en necesidades pueden causar
grandes variaciones entre las jurisdicciones en el nivel y la combinación de los bienes
públicos ofrecidos, lo que genera diferentes beneficios fiscales netos. Es posible argu-
mentar a favor de la igualación fiscal a partir de los conceptos de eficiencia y equidad
para compensar por las diferentes necesidades que dan pie a los diferentes beneficios
fiscales netos.
La literatura del federalismo fiscal trata los costos diferenciales como sinónimo de
diferencias en las necesidades, pero algunas diferencias en costos pueden surgir de
una política deliberada de parte del gobierno subnacional, en lugar de diferencias en
necesidades. Boadway (2004) afirma que incluso ante desventajas inherentes de cos-
tos, como diferencia entre áreas rurales y urbanas, la ventaja de mayor igualdad en la
oferta de servicios debe ser comparada con los costos de eficiencia. Si es más costoso
ofrecer servicios públicos en áreas rurales respecto a áreas urbanas, es más ineficiente
para un programa de igualación neutralizar estas diferencias de costos. Incluso en
estados unitarios, el nivel de servicios públicos en áreas remotas, rurales o montaño-
sas, es usualmente menor frente a áreas urbanas con mayor población. En un sistema
fiscal descentralizado, es necesario tomar una decisión de política sobre los estándares
mínimos, pero no hay justificación alguna para ofrecer el mismo nivel de servicio en
un área remota y en una urbana, como ocurre en el sistema de igualación fiscal de
Australia. Como solución, Boadway sugiere que uno puede estratificar la ubicación
en todas las regiones por sus costos e igualar entre regiones con características com-
parables. Las subvenciones de igualación deben anular parcialmente las incapacidades
inherentes, sin importar las diferencias de costos que reflejan decisiones de política
deliberadas o diferencias en la eficiencia con la cual los recursos son usados.
En la práctica, las necesidades de gasto son más difíciles de definir y derivar que la
capacidad fiscal. Las dificultades se encuentran en definir un estándar de igualación;
entender las diferencias demográficas, áreas de servicio, población, necesidades loca-
les y políticas, y entender el comportamiento estratégico de los estados receptores. A
pesar de todas estas dificultades, se han llevado a cabo muchos esfuerzos para medir
las necesidades de gasto. Las aproximaciones a la medición pueden clasificarse en
tres grandes categorías: determinación ad hoc de las necesidades de gasto, el sistema
ciones en cada función entre las jurisdicciones a partir de los costos y las necesidades
relativas para cada función (ver cuadro 1.3 para una compilación de factores de nece-
sidades usados en las fórmulas de subvención en países industrializados).
La ventaja de esta aproximación es que es obvia la necesidad de cálculos muy elabo-
rados y supuestos para cuantificar la oferta de servicios a un nivel predeterminado. Esto
se logra usando la suma del gasto total actual como punto de partida para medir las
necesidades de gasto, reduciendo el problema de asignar las necesidades totales entre
gobiernos subnacionales a partir de un indicador de necesidades, incluyendo variables
aproximadas para las necesidades. La desventaja de esta opción es que no excluye nece-
sariamente los gastos llevados a cabo por las provincias que van más allá del concepto
de un “nivel razonable de servicio público”. Sin embargo, esta aproximación puede ser
ajustada para excluir los excesos identificables del gasto total (por ejemplo, estándares
ideales para algunos servicios o beneficios relativos no financiables ofrecidos en los
estados más ricos) respecto a los cuales las necesidades deben ser asignadas.
Una variante sofisticada de esta metodología es usada por Commonwealth Grants
Commission of Australia, que define los gastos como los costos de ofrecer niveles
promedio para la combinación existente de programas estatal-locales. Las necesi-
dades relativas de gasto son determinadas según un método de imputación directa
para 41 niveles de gasto estatal-local. El siguiente ejemplo hipotético ilustra el trata-
miento de los gastos de bienestar que usan una aproximación similar a la usada por la
Commonwealth Grants Commission para establecer las necesidades de gasto en un
sistema de gasto representativo.
Supongamos que existen 10 estados en País-Transferencias, que el costo unitario del
bienestar es igual en todos los estados y que las necesidades de bienestar cambian según
el porcentaje de la población en edad de trabajar que está desemepleada, el porcentaje
de la población que no está en edad de trabajar y el porcentaje de familias con un solo
jefe de familia. La comisión independiente de transferencias asigna una ponderación de
40% al porcentaje de la población en edad de trabajar que está desempleada, 35% al por-
centaje de la población que no está en edad de trabajar y 25% al porcentaje de familias
con un solo jefe de familia. Supóngase que los gastos de todos los estados en bienestar
suman 5.000 millones y que el estado A representa 4,8% del total de los 10 estados para
el primer factor, 3% del total para el segundo factor y 2,2% del total del tercer factor. La
estimación de necesidades para un nivel estándar de gasto en bienestar sería igual a:
5.000 millones × (0,048 × 0,40) + (0,03 × 0,35) + (0,022 × 0,25) = $176 millones
Shah (1994a) ofrece una aplicación de esta opción usando funciones de gasto local
para Canadá, que usan análisis cuantitativo en la selección y asignación de pondera-
dores a los factores de diferentes funciones de gasto (cuadro 1.4).
TRANSFERENCIAS-1.indd 27
Indicador de
Categoría necesidad fiscal Costo por unidad Componentes del índice de ajuste
Educación, primaria Población por edad Gasto público nacional Índice salarial = cociente entre el nivel salarial en el sector respecto
y secundaria escolar (edad entre 7-18) per cápita en educación al promedio nacional; índice de costos de alquiler = cociente del
primaria y secundaria costo de alquiler por unidad cuadrada respecto al promedio
nacional; índice de estudiantes con incapacidades = cociente
entre porcentaje e estudiantes con incapacidades físicas respecto
al promedio nacional; índice de familias pobres = cociente del
porcentaje de estudiantes de familias de bajo ingreso respecto al
promedio nacional.
Salud Población total Gasto público nacional Índice de precios de la salud = cociente entre los costos de servicios
per cápita en salud de salud respecto al promedio nacional; índice de mortalidad infantil
= cociente de tasa de mortalidad infantil respecto al promedio
nacional; índice del inverso de las expectativas de vida 0 cociente del
promedio de la expectativa de vida nacional respecto a la expectativa
de vida en la región.; índice del inverso de la densidad de la población
= cociente entre densidad de la población promedio nacional y la
densidad de la población de la región.
Policía y bomberos Población total en la Gasto público nacional Índice salarial = cociente entre el nivel salarial y el promedio
Guía para practicantes en transferencias fiscales intergubernamentales
región per cápita en policía nacional; índice de criminalidad = cociente entre la tasa de crímenes
y bomberos per cápita y el promedio nacional; índice de impuestos = cociente
entre el número de incendios per cápita y promedio nacional; índice
de urbanización = cociente entre la proporción de la población en
área urbana en la región y promedio nacional.
Bienestar social Población total en la Gasto público nacional Índice de salario mínimo = cociente entre el nivel del salario mínimo
región per cápita en bienestar y el promedio nacional; índice de pobreza = cociente entre el
social porcentaje de población de bajo ingreso y el promedio nacional;
índice de vejez = cociente entre el porcentaje de la población en
edad de vejez (ejemplo, mayor de 60 años) y el promedio nacional;
27
15/12/2008 12:44:05
(Continuación cuadro 1.3) 28
Indicador de
TRANSFERENCIAS-1.indd 28
Categoría necesidad fiscal Costo por unidad Componentes del índice de ajuste
15/12/2008 12:44:05
Guía para practicantes en transferencias fiscales intergubernamentales 29
Total 1,000
Índice = (0.39 × ICCO + 0.61 × IPMAR)
de impuestos del Estado y la base impositiva del Estado. Los estados que potencial-
mente no reciben ingresos pueden desear ver tal factor incorporado en el programa
para prevenir que los estados con una deficiencia fiscal positiva en un área recolecten
pagos por igualación, incluso si no cobran impuestos en el área. Los estados recep-
tores potenciales pueden desear que el esfuerzo impositivo sea incorporado, porque,
sin el, el esfuerzo impositivo extra de su parte será relativamente improductivo com-
parado con un estado rico.
Existen varios problemas de incorporar el esfuerzo impositivo en el programa:
general los pagos adicionales recibidos pueden no tener relación con las diferencias
observadas. Por ejemplo, un programa que emplea el esfuerzo fiscal puede permitir
que un estado aumente sus asignaciones al imponer un impuesto alto en áreas en
donde tienen una base impositiva inferior al promedio nacional. Este problema es
menos serio en la práctica de lo que uno esperaría, ya que no hay muchas posibilida-
des de implementar un impuesto adicional sobre fuentes en las cuales el Estado no
tiene muchos recursos.
TRANSFERENCIAS-1.indd 36
Objetivo Construir capacidad para Lograr niveles razonablemente Igualar las diferencias en la Ofrecer niveles mínimos
ofrecer servicios con el comparables de servicios capacidad financiera de aceptables de ciertos
mismo estándar con el mismo públicos a un nivel los estados. servicios públicos sin gran
esfuerzo fiscal y la misma razonablemente comparable carga impositiva en algunos
eficiencia operativa. de impuestos en las provincias. cantones respecto a otros.
Condición legal Ley federal Constitución Constitución Constitución
Legislación Parlamento federal Parlamento federal Parlamento federal, iniciado Parlamento federal
por la Cámara Alta
Paternalista o fraternal Paternal Paternalista Fraternal Combinado
Determinación del Ad hoc Fórmula Fórmula Ad hoc
fondo total
Estándar de igualación No Sí Sí No
determina el fondo
y la asignación
Asignación Fórmula Fórmula Fórmula Fórmula
Igualación de Sí, sistema impositivo Sí, sistema impositivo Sí, ingresos actuales Sí, bases impositivas macro
capacidad fiscal representativo representativo económicas más grandes
Igualación de Sí No No (solo tamaño de la
necesidades fiscales población y tamaño y densidad) Parcial
Complejidad del Alta Baja Baja Mediana
programa
Consenso político No (pero no es definitiva) Si (pero no es definitiva) Sí (pero no es definitiva) Sí
Quien recomienda Agencia independiente Comités intergubernamentales Pacto de solidaridad Gobierno federal
Cláusula de finalización No Sí, cinco años No No
Resolución de Corte Suprema Corte Suprema Corte Constitucional Corte Suprema
conflictos
Fuente: El autor.
Transferencias fiscales intergubernamentales. Principios y prácticas
15/12/2008 12:44:06
Guía para practicantes en transferencias fiscales intergubernamentales 37
necesidades fiscales para los condados (usando 85% el promedio del estándar na-
cional) y ciudades grandes (90% del estándar promedio nacional, para la capacidad
fiscal y 60% del promedio del estándar nacional, para las necesidades fiscales); para
municipios pequeños, usa la aproximación paternalista, para la igualación de la ca-
pacidad fiscal (usando 50% del promedio nacional como el estándar de igualación) y
la aproximación Robin Hood para la igualación de necesidades fiscales (usando 35%
del promedio nacional como el estándar de igualación).
Los programas de igualación fiscal también difieren en términos de cómo es
creado el fondo total de recursos destinados a tales programas. En los programas de
Canadá y Alemania, el fondo total y su designación a las provincias y estados están
determinados por una fórmula. En el programa australiano y suizo, el fondo total es
determinado arbitrariamente por el gobierno federal mediante una ley del Parlamen-
to, a partir de los fondos totales de impuestos en Australia y un nivel determinado
arbitrariamente de parte del gobierno federal y los cantones ricos en Suiza.
El método de igualación también difiere entre programas. En Australia, Canadá
y Alemania se iguala la capacidad fiscal per cápita usando el sistema impositivo
representativo; Suiza usa una base impositiva macroeconómica. Allí se destina 19%
de la financiación a la igualación a los costos de igualación usando ocho factores:
población, área, densidad poblacional, población mayor de 80 años, número de
ciudades grandes, número de adultos extranjeros residentes por más de 10 años,
desempleo, número de personas que solicitan ayuda social del cantón. En Alemania
se usan los ingresos actuales en lugar de los potenciales en estos cálculos, ya que
tanto los ingresos actuales como los potenciales son iguales por la uniformidad de
la base impositiva estatal y las tasas impositivas de la legislación federal. Alemania
hace ajustes sencillos a las necesidades de gasto a partir del tamaño de la población,
la densidad, y si la ciudad se encuentra o no en un puerto. China usa los ingresos
potenciales, aunque son iguales a los ingresos actuales cuando existe uniformidad
de la base impositiva y las tasas de impuestos, como lo establece la legislación del
gobierno central de China. El programa canadiense no incluye compensaciones por
las necesidades fiscales. Australia usa un programa de igualación muy completo,
igualando la capacidad fiscal así como las necesidades de gasto de cada estado. La
inclusión de compensación por necesidades de gasto implica complejidad y con-
troversias y disuelve el consenso político. Como resultado, el programa australiano
es el más complejo y controversial de todos los programas y es el que tiene menor
consenso político.
La mayoría de los programas de igualación son introducidos como programas
permanentes; con la excepción de Canadá donde existe una cláusula de finalización
quinquenal para revisión y renovación del Parlamento nacional. Tal cláusula es útil
en ofrecer una evaluación periódica y ajustes en el sistema. Casi todos los programas
en federaciones maduras especifican mecanismos formales para resolver diferencias
en temas de funcionamiento de los programas de transferencias.
servicios y restrinjan el acceso a los más necesitados, como los pobres y los viejos.
Los esfuerzos en excluir a los más necesitados se justifican por la mayor susceptibili-
dad de enfermedades y mayor riesgo potencial de reducción de costos. Tal incentivo
perverso puede ser corregido con una subvención condicional sin correspondencia
local, en la cual las condiciones reflejan la eficiencia nacional y los problemas de
equidad y existe un castigo financiero asociado con la incapacidad de cumplir con
cualquiera de las condiciones. Las condiciones son impuestas no al uso específico de
la financiación, sino a lograr los estándares de calidad, acceso y nivel de servicio. Esta
subvención determinada según resultados no afecta los incentivos del gobierno local
en eficiencia de costos, pero promueven el cumplimiento con estándares nacionales
para el acceso y el nivel de servicios. Una transferencia condicional según resultados,
sin correspondencia, bien diseñada puede cerrar un incentivo para innovar y promo-
ver aproximaciones competitivas en la oferta de mejores servicios. las subvenciones
definidas por los insumos no crean tal ambiente de asignación de responsabilidades.
Con algunas excepciones, que se presentan más adelante, tanto los países indus-
trializados como los países en desarrollo usualmente no usan transferencias definidas
según resultados para la compensación de las necesidades fiscales en subvenciones
sectoriales. Sin embargo, los países industrializados usualmente mantienen el diseño
de una subvención simple sectorial condicionada según los insumos, usando factores
demográficos relativamente simples. Por el contrario, los países en desarrollo optan
por fórmulas complejas, usando técnicas cuantitativas sofisticadas (cuadro 1.6).
Un buen ejemplo de un sistema de subvenciones definido según resultados simple
pero efectivo es el de las transferencias de salud en Canadá, del gobierno federal. El
programa les ha permitido a las provincias canadienses asegurar acceso universal a
servicios de salud de alta calidad a todos los residentes, sin importar el ingreso o el
lugar de residencia.
Cuadro 1.6 Factores de necesidades usados para la financiación del ser vicio de
salud en algunos países
País Factores
Bajo este programa el gobierno federal ofrece transferencias per cápita para salud
en las provincias, en donde la tasa de crecimiento de las transferencias está atada a la
tasa del crecimiento del PIB. No se imponen condiciones sobre el gasto, pero sí hay
condiciones sobre el acceso al servicio de salud, como parte de los acuerdos para
recibir transferencias de parte del gobierno federal, las provincias deben llevar a cabo
las siguientes condiciones relacionadas con acceso:
privado, son elegibles para financiación mediante el gobierno municipal. Bajo este
esquema, la financiación para las personas que ingresan a hospitales y servicios de
alto costo en cuidado ambulatorio está sujeta a un nivel máximo para cada tipo de
tratamiento (Banco Mundial 2001).
Los gobiernos locales en la provincia de Alberta, Canadá, usan una novedosa
aproximación para determinar la distribución de las contribuciones de los contri-
buyentes a la financiación de la educación. Los contribuyentes locales designan el
componente de educación de su pago de impuesto a la propiedad para la escuela pú-
blicos o parroquial (religiosa, privada). Estas declaraciones determinan la cantidad
total de impuesto a la propiedad que está disponible para financiar a los proveedores
públicos o privados de servicios de educación. Las escuelas reciben la subvención
según el número de estudiantes, y los padres retienen la opción de enviar a sus
hijos a la escuela que prefieran sin importar la designación en su declaración de
impuestos. Esta opción promueve que las escuelas compitan por estudiantes y pue-
de explicar el mejor desempeño de las escuelas gubernamentales en alerta y otras
provincias que usan este mecanismo. En la provincia de Ontario, la financiación de
la educación superior le asigna una ponderación al número de estudiantes matri-
culados en diferentes programas, entre los cuales medicina e ingeniería reciben la
mayor ponderación que las humanidades.
En conclusión, aunque las subvenciones definidas según los resultados son las
más apropiadas para cumplir el objetivo del donante, y son más simples de adminis-
trar que las transferencias tradicionales determinadas según los insumos, en realidad
son poco utilizadas. La razón para esto tiene que ver con los incentivos que enfren-
tan los políticos y burócratas. Tales tipos de subvenciones le dan poder al cliente y
debilita las oportunidades de oportunismo y populismo. Los incentivos que crean
fortalecen la asignación de responsabilidad política y burocrática con los ciudadanos
y debilita su capacidad de influencias y construcción de imperios burocráticos. Su
especial atención en generación de valor según la inversión descubre la corrupción,
la ineficiencia y los despilfarros. No es sorprendente que este tipo de subvención es
evitada por los potenciales perdedores de sus resultados.
Sudáfrica ha experimentado con una subvención de capital definida por una fór-
mula para solucionar las deficiencias de infraestructura. La fórmula de subvención
municipal de infraestructura incluye una división vertical y horizontal. La división
vertical asigna los recursos a sectores u otras áreas prioritarias, la horizontal es de-
terminada por una fórmula que incluye pobreza, retrasos y poderes y funciones
municipales. La fórmula incluye los siguientes cinco componentes:
La experiencia con las subvenciones de capital muestra que usualmente crean insta-
laciones que no son mantenidas por los gobiernos subnacionales, que pueden no quedar
convencidos de su utilidad o no tienen los recursos necesarios para mantenerlas.
Las subvenciones en capital son fácilmente observables en países en desarrollo
y economías en transición. La mayoría de países tienen procesos complejos para
iniciar y aprobar la financiación de proyectos de capital. Esos procesos son muy
susceptibles de caer en negociaciones o presiones políticas y favorecen los proyec-
tos que le dan visibilidad al gobierno centra. Los proyectos usualmente no tienen
participación de los ciudadanos o de las partes interesadas, y usualmente fallan
en alcanzar apropiación local, interés y vigilancia. Ante estas dificultades, lo me-
jor puede ser limitar su uso, exigiendo que exista financiación compensadora de
parte de los gobiernos locales (que varíe inversamente con la capacidad fiscal de
la unidad receptora), y promover la participación del sector privado, ofreciendo
garantías políticas y de políticas. Para facilitar la participación del sector privado,
los administradores públicos deben actuar con gran diligencia para asegurar que el
sector privado no toma el papel del sector público y abusa de los recursos, o aban-
dona el proyecto.
Subvención = (BS + D + I - R) ± C,
BS = (susidio al agua 1 × pobres con agua + subsidio al agua 2 × pobres sin agua) +
(subsidio de sanidad 1 × pobres con sanidad + subsidio de sanidad 2 × pobres sin sa-
nidad) + (subsidio de recolección de basuras 1 × pobres con recolección de basuras +
subsidio de recolección de basuras 2 × pobres sin recolección de basuras) + (subsidio
de electricidad 1 × pobres con electricidad + subsidio de electricidad 2 × pobres sin
electricidad) + (subsidio para la salud ambiental × número total de familias)
El componente de desarrollo
El componente de desarrollo fue fijado en cero cuando la fórmula corriente fue inicia-
da en abril 1 de 2005, y está por desarrollarse una investigación sobre el mejor modo
de capturar este factor en la fórmula.
TRANSFERENCIAS-1.indd 51
Ejemplo de prácticas
Objetivo de la subvención Diseño de la subvención Ejemplo de prácticas notables que se deben evitar
Cerrar la brecha fiscal Reasignación de las responsabilidades, Suspensión de impuestos, y compartir Financiar el déficit, financiar los
suspensión de impuestos, compartir la base impositiva (Canadá). salarios (China), cobrar impuestos al
la base impositiva. compartir los impuestos (China,
India).
Reducir las diferencias Transferencias generales para la Igualación fiscal con estándares Distribución del ingreso general con
regionales igualación de la capacidad fiscal explícitos que determinan el moto del múltiples factores (Brasil e India);
sin correspondencia. fondo total y su distribución (Canadá, igualación fiscal con un fondo fijo
Dinamarca y Alemania). (Australia, China).
Compensar la diseminación Transferencias abiertas con Financiar los hospitales de enseñanza Subvenciones cerradas con
de beneficios correspondencia consistentes con la (Sudáfrica). correspondencia.
diseminación de los beneficios.
Establecer estándares Transferencias en bloque definidas Transferencias para mantenimiento de Transferencias condicionales con
mínimos nacionales por los resultados condicionales sin carreteras y educación primaria condiciones sólo respecto al gasto
correspondencia con condiciones (Indonesia antes de 2000). (mayoría de países), transferencias
respecto a los estándares de servicios con intenciones electorales (por
Guía para practicantes en transferencias fiscales intergubernamentales
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(Continuación cuadro 1.3) 52
Ejemplo de prácticas
TRANSFERENCIAS-1.indd 52
Objetivo de la subvención Diseño de la subvención Ejemplo de prácticas notables que se deben evitar
Promover las prioridades Transferencias abiertas con Transferencias con correspondencia Subvenciones ad hoc.
locales en áreas de alta correspondencia (preferiblemente para la ayuda social
prioridad nacional pero baja con una tasa de correspondencia (Canadá antes de 2004).
prioridad local. que varíe con la capacidad fiscal local).
Ofrecer estabilización y Subvenciones de capital, oferta de Subvenciones de capital con tasas de Subvenciones de estabilización sin
superar las deficiencias de mantenimiento cuando es posible. correspondencia que varían requerimientos de continuidad en el
infraestructura. inversamente con la capacidad fiscal. futuro.
Fuente: El Autor
Transferencias fiscales intergubernamentales. Principios y prácticas
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Guía para practicantes en transferencias fiscales intergubernamentales 53
9. Asegurarse de que todas las partes interesadas sean escuchadas y que finalmente
se logre un acuerdo políticamente apropiado en los principios de igualación y el
estándar de igualación. El proceso político debe internalizarse en los acuerdos
institucionales. Las instituciones con capacidad generalizada, como una comisión
independiente de transferencias, no son útiles en este caso, ya que no permiten
la intromisión política y por eso tienden a optar por soluciones complejas y poco
transparentes.
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LOS PRINCIPIOS
Las transferencias de parte del gobierno nacional a los gobiernos subnacionales son
una característica intrínseca de todas las federaciones. También existen entre los
gobiernos subnacionales y locales y son importantes en las naciones unitarias. Sin
embargo, su magnitud y características estructurales particulares son diferentes, de-
bido, en parte, a las características del país (historia, cultura, política, geografía) y al
hecho de que la práctica del federalismo fiscal inevitablemente implica la existencia
de objetivos que entran en conflicto. Al nivel más general, los conflictos implican el
deseo de descentralizar el proceso de toma de decisiones fiscales a nivel de gobierno
subnacional y local, pero al mismo tiempo asegurar que los objetivos nacionales tam-
bién se cumplan. Las transferencias pueden verse como instrumentos para moderar
el conflicto, es decir, para facilitar el cumplimiento de las ventajas de la descentrali-
zación mientras que se minimizan las consecuencias adversas a favor de los objetivos
nacionales.
En casi todas las federaciones, la descentralización fiscal implica la descentraliza-
ción a nivel del gobierno subnacional en la oferta de importantes servicios públicos
y algunas transferencias específicas. La asignación de responsabilidades exige que al
menos alguna parte de los ingresos usados para financiar los gastos de la descentra-
lización sean recolectados por el gobierno subnacional. Tanto los gastos como los
ingresos descentralizados pueden entrar en conflicto con los objetivos nacionales que
son responsabilidad del gobierno federal. Estos objetivos incluyen objetivos económi-
cos básicos de eficiencia y equidad, ya que su naturaleza es de carácter federal. Tanto
el gasto descentralizado como la descentralización fiscal pueden llevar a ir en contra
de la unión económica interna al interferir con la distribución eficiente de produc-
tos y factores de producción entre las fronteras subnacionales. El proceso de toma
de decisiones descentralizado también puede afectar alcanzar algunos objetivos de
equidad nacional, como la igualdad de los resultados económicos, igualdad de opor-
tunidad y seguridad económica, cuyas versiones usualmente se encuentran definidas
en la Constitución de la nación, ya que algunos de los instrumentos de política más
importante para lograr la igualdad distributiva son precisamente los servicios públicos
y las transferencias específicas que son asignadas a los gobiernos subnacionales.
Las transferencias intergubernamentales son un instrumento muy poderoso, en
ocasiones demasiado, para evitar las consecuencias negativas. En el proceso de lograr
este objetivo, algunas de las ventajas de la descentralización, como la asignación de
responsabilidades y diversidad, pueden verse comprometidas. Para el uso apropiado
de las transferencias intergubernamentales es prácticamente inevitable hacer cierto
juicio de valor.
El indicador más aparente de las diferencias en el modo como las federaciones
resuelven este conflicto es a través de las diferencias en la brecha fiscal vertical, el ex-
ceso de ingresos del gobierno federal sobre el ingreso necesario de los programas de
gasto federales. La cantidad de gasto descentralizado es más o menos similar entre las
federaciones, lo que difiere es el grado en el cual los gobiernos subnacionales deben
financiar su gasto con sus propias fuentes de ingresos en lugar de las transferencias
de parte de un gobierno de nivel superior. Las diferencias en el grado de descentra-
lización implican la descentralización del ingreso. Las federaciones con alto nivel de
descentralización, como Canadá y Suiza, tienen una brecha fiscal mucho más peque-
ña que las federaciones centralizadas, como Australia y Alemania, aunque el cociente
de gasto subnacional respecto al total es similar.
Pese a que las transferencias intergubernamentales son más pequeñas en fede-
raciones descentralizadas respecto a federaciones centralizadas, la forma de las
subvenciones usadas comparten ciertas características. Virtualmente, todas las fede-
raciones tienen un sistema de transferencias igualadoras en las cuales el tamaño de la
transferencia está relacionada con alguna medida de la capacidad fiscal del gobierno
receptor (la principal excepción es Estados Unidos). Adicionalmente, en la mayoría
de federaciones, los gobiernos receptores deben satisfacer algunas condiciones para
ser elegibles para las subvenciones. Tales condiciones, que finalmente son el “poder
de gasto” del gobierno, son los medios con los cuales el gobierno federal puede indu-
cir que los gobiernos subnacionales diseñen los programas públicos de modo que les
ayuden a cumplir con los objetivos nacionales.
Existen grandes debates en algunas federaciones respecto al grado y la forma de
las transferencias. Tres tipos de juicios afectan el modo de ver tales discusiones. Un
primer juicio implica la visión sobre la benevolencia del gobierno, es decir, si uno cree
que un gobierno está motivado para servir a sus ciudadanos o servirse a sí mismo, in-
teresado en agrandar a los políticos o la burocracia. En la medida en que uno crea que
los gobiernos se tienen como objetivo ellos mismos, uno enfatizaría en las ventajas de
la descentralización como un mecanismo de restricción de los políticos para extraer
rentas para ellos mismos e incrementar la asignación de responsabilidades y culpas.
El segundo juicio es un dictamen de valor relacionado con el peso dado a la equidad
en relación con la eficiencia. En la medida en que se enfatiza más en la equidad en rela-
ción con la eficiencia, más peso se le da al uso del poder de gasto del gobierno federal.
1 Para simplificar la discusión, en el resto del texto, se asume que existen dos niveles de gobierno, el
federal y el regional.
les netos. En la medida en que haya migración inducida por razones fiscales, habrá
una asignación eficiente de empleo entre las regiones. Si los hogares de cierto tipo
seleccionan quedarse en su ubicación original, a pesar de las diferencias en benefi-
cios fiscales netos, surge la desigualdad horizontal, al menos desde una perspectiva
nacional, en otro caso, los hogares idénticos serían tratados de modo diferente por el
gobierno dependiendo del lugar donde residan. Si esta desviación de la equidad hori-
zontal es considerada importante implica un juicio de valor, uno que va al centro de
lo que significa ser residente de una nación. En la medida en que la ciudadanía social
aplica en toda la nación, la equidad horizontal entre regiones puede ser considerada
mala. En una nación unitaria, la desigualdad horizontal se evita automáticamente, ya
que las políticas no discriminan entre regiones. Por el contrario, en una federación
descentralizada, el sentido de la solidaridad nacional puede no ser tan pronunciado,
y la comunidad primaria en la cual la ciudadanía social es importante es la región.
En el resto del capítulo asumimos que los residentes tienen un sentido nacional de
ciudadanía social y que la desigualdad horizontal y la ineficiencia de la migración
inducida por razones fiscales son indeseables.
Las diferencias en los beneficios fiscales netos pueden surgir no solamente por
las diferencias interregionales en la capacidad fiscal para proveer servicios públi-
cos; también pueden reflejar diferentes opciones regionales en la combinación de
servicios públicos e impuestos, por ejemplo, por las diferencias regionales en las
preferencias. De hecho, una de las características de las federaciones es la capacidad
de los gobiernos regionales para tomar decisiones fiscales independientes. En este
caso, incluso si todas las regiones tuviesen la capacidad de ofrecer un nivel compa-
rable de servicios públicos con niveles comparables de impuestos, las diferencias
en los beneficios fiscales netos se presentarían para un tipo particular de residente.
Esta diferencia es resaltada en el modelo clásico de Tiebout, en el cual las personas
migran para encontrar una región fiscal que se ajuste a sus deseos y necesidades. la
habilidad de las regiones para ofrecer diferentes niveles de servicios públicos puede
entenderse como un beneficio de la descentralización, como se refleja en el teorema
de descentralización de Oates. Presumiblemente no quisiera prohibir las diferencias
en los beneficios fiscales netos que surgen de las diferencias en las decisiones regio-
nales. En este aspecto, la equidad horizontal en su sentido más completo entra en
conflicto con el principio de federalismo y su énfasis en el beneficio de la toma de
decisiones descentralizada.
Estas consideraciones llevan a discutir el papel de las transferencias. De un lado,
se quisiera evitar la migración por razones fiscales y la violación de la equidad hori-
zontal por las diferencias en la capacidad fiscal entre regiones; en la medida en que
las diferencias en beneficios fiscales netos contribuyen a tal efecto, estas diferencias
deben eliminarse. De otro lado, no es deseable eliminar las diferencias en beneficios
fiscales netos que reflejan las diferencias en decisiones regionales. El conflicto que
usualmente se encuentra en las federaciones está en la implementación de un conjun-
los objetivos de eficiencia nacional y equidad, el gobierno federal puede querer hacer
transferencias a todas las regiones e imponer algunas condiciones.
Política armonizadora
Alejándose del deseo de construir un estándar mínimo común en el diseño de los
servicios públicos, puede ser útil armonizar las políticas fiscales regionales en ciertas
áreas, con el objetivo de evitar distorsiones innecesarias en transacciones entre las
fronteras y minimizar los costos de cumplimiento. La armonización de políticas pue-
de ser relevante en tres áreas. Primero, la armonización de los sistemas de impuestos
regionales puede lograrse de modo que no libere a la religión de la responsabilidad
por haber seleccionado cuántos recursos propios recolectar. Por ejemplo, la armoni-
zación de la base tributaria acompañada por una sola administración de recolección
de impuestos reduciría los costos de recolección y cumplimiento, mientras que
permitiría que las regiones seleccionaran sus propias tasas impositivas. Esto sería par-
La capacidad del gobierno federal de adoptar este papel requiere que la brecha
fiscal vertical sea lo suficientemente grande para que el gobierno federal pueda usar
su poder de disuasión moral para inducir a las regiones a participar en un acuerdo.
Contexto constitucional
Son varios los elementos de la Constitución que afectan la organización económica
de la federación, incluyendo los poderes respectivos y las obligaciones de los gobier-
nos federales y regionales. En un nivel más amplio, las constituciones pueden tener
un conjunto de principios superiores y obligaciones que aplican a todos los niveles
de gobiernos. Entre ellos, se incluye un conjunto de derechos individuales, como la
libertad de expresión, de reunión, de religión, etc., así como derechos económicos y
sociales, como el derecho a las necesidades básicas y derecho a la propiedad privada.
También pueden incluir lo que puede considerarse como objetivos de equidad distri-
butiva, como igualdad de oportunidad y el derecho a servicios sociales básicos, como
educación y cuidados de salud. La Constitución puede establecer estos derechos como
principios para guiar el comportamiento del gobierno, o puede imponer obligaciones
al gobierno par asegurar estos derechos. Ya sea que pueda obligarse su aplicación, o
no en una Corte, estos derechos imponen obligaciones políticas y morales sobre el
gobierno. Tomados conjuntamente, pueden ser considerados como una condición
de ciudadanía social. Ellos informan no sólo sobre el diseño de un gobierno social y
las políticas económicas, sino además sobre la manera como los gobiernos federales
y regionales interactúan en un sistema federal. Como se muestra más adelante, son
importantes para el diseño del sistema de subvenciones intergubernamentales, así
como otros elementos de las relaciones fiscales federales y regionales.
Las constituciones también pueden contener requerimientos generales que bus-
can fortalecer la eficiencia en la federación. Entre ellos, se encuentran promover los
principios de unión económica, es decir, el libre flujo de bienes, servicios, mano de
obra y capital a través de las fronteras regionales. Los principios pueden establecerse
en términos generales, o puede haber normas específicas en contra de medidas que
interfieran con las transacciones interregionales o discriminen a favor de los residen-
tes de una región en particular. Los gobiernos regionales pueden incluso encontrar
limitaciones en la imposición de impuestos para los no residentes. Estas restricciones
sobre la política regional usualmente son llamadas medidas de interacción negativa.
Existen varios instrumentos para que el gobierno federal vigile o tenga influencia
sobre los otros niveles de gobierno. Las Cortes pueden declarar que la legislación del
gobierno regional es ultra vires (más allá de cualquier poder). El gobierno federal
puede vetar la legislación regional, tal vez en temas muy generales. Éste es un ins-
trumento muy rudo, que puede tener un impacto importante en el tipo de políticas
implementadas por las regiones.
Igualmente es fuerte la capacidad del gobierno federal de imponer órdenes sobre
los gobiernos regionales, ya sea con o sin financiación, exigiéndoles legislar en temas
que el gobierno federal considera como de interés nacional. No todas las federacio-
nes permiten tener este poder al gobierno federal. En algunas, el gobierno federal
depende principalmente del poder de gasto para ofrecer incentivos a las regiones en
seleccionar sus políticas de modo que se ajustan a los estándares impuestos federal-
mente. El poder de gasto es un instrumento más flexible que el veto o la exigencia
de obligaciones, y las condiciones impuestas pueden ser muy generales. Esto es una
fortaleza y debilidad al mismo tiempo: las condiciones federales flexibles pueden ser
usadas para lograr algunos objetivos nacionales de un modo que permite la indepen-
dencia regional, pero las condiciones pueden ser demasiado profundas.
El poder de gasto también puede ser usado de modos más sutiles, al reforzar el
uso de la disuasión moral de parte del gobierno federal. Como los gobiernos fede-
rales y regionales tienen relaciones cercanas, la persuasión social es potencialmente
importante pero es un mecanismo descuidado con el cual el gobierno federal puede
influenciar algunas políticas en las regiones. Entre otras cosas, puede ser usado como
un argumento de brecha fiscal vertical para quienes enfatizan el papel del gobierno
federal en lograr los objetivos nacionales. Aunque es cierto que los acuerdos explí-
citos entre el gobierno federal y regional también son posibles y han sido usados en
la mayoría de federaciones. Su éxito requiere medios de resolución de conflictos y
cumplimiento de la ley.
Al final, las constituciones son flexibles y permiten diferentes grados de descen-
tralización. Los países exhiben diferentes grados de descentralización fiscal, y la
descentralización fiscal en un país en particular puede evolucionar significativamen-
te con el paso del tiempo. Cualquiera que sea el grado de descentralización, casi todas
las federaciones tienen una brecha fiscal vertical que es cerrada con las transferencias
hacia las regiones de parte del gobierno federal. También existen otros elementos de
las relaciones fiscales, como medidas formales de armonización.
(2.1)
en donde t es la tasa impositiva estándar para la fuente de ingresos i (posiblemente la
tasa promedio usada en la región), Bji es la base impositiva per cápita de la región j
para la fuente de ingreso i, y Bi es la base impositiva per cápita estándar para propó-
sitos de igualación (posiblemente la base impositiva per cápita promedio nacional).
Las asignaciones per cápita son calculadas para cada región y para cada fuente de in-
greso, y agregadas para dar transferncias de igualación per cápita a todas las regiones.
Algunas de éstas son positivas y algunas negativas.
Bajo un sistema de igualación, las tasas impositivas nacionales promedio y las
bases impositivas son usadas en las transferencias de igualación, ya sea positivas o
negativas, serán pagadas a todas las regiones. En este caso, las transferencias agrega-
das serían cero, y el sistema sería un sistema de igualación neto.
En la práctica, es difícil extraer asignaciones de igualación negativas para regiones
con capacidad de recolección de ingresos por encima del promedio, de modo que se
ofrecen transferencias negativas sólo si la brecha vertical es lo suficientemente grande
para que las transferencias negativas puedan reducir las subvenciones que en otro
caso se recibirían. Una igualación completa puede lograrse en un sistema de subven-
ciones per cápita iguales que son revisadas por las asignaciones de igualación de cada
región. Para evitar un pago negativo, el tamaño de la subvención per cápita debe ser
al menos tan grande como la asignación negativa más grande.
Incluso cuando un sistema impositivo representativo se usa, puede que no se apli-
que en su totalidad. Puede no haber consenso político para la igualación total si las
diferencias son muy grandes. Puede haber problemas de incentivos con algunas ba-
ses impositivas. En donde las regiones pueden alterar sus políticas para cambiar el
tamaño de su base impositiva puede haber un incentivo para hacerlo. Las regiones
con recursos naturales, por ejemplo, podrían renunciar a explotarlas si al hacerlo esto
significa sacrificar las transferencias de igualación. Adicionalmente puede haber pro-
blemas de medición o conceptuales con la igualación de las fuentes de ingresos, como
las tarifas cobradas a los usuarios o los impuestos a la propiedad. En estos casos, se
puede usar la igualación parcial.
Las diferencias en la capacidad de recolección de ingresos no es la única razón por
la cual los gobiernos regionales no están en capacidad de ofrecer niveles comparables
de servicios públicos. Las regiones también pueden enfrentar diferentes necesidades
y costos de la oferta de servicios públicos. Las diferencias en necesidad surgen por-
que muchos servicios públicos son dirigidos a grupos particulares de la población;
salud para los enfermos, bienestar social para los empleados, educación para los jóve-
nes, beneficios de incapacidad para los incacapacitados. En una nación unitaria, los
niveles comunes de estos servicios serían ofrecidos por personas en circunstancias
similares en todas las regiones. El problema radica en que el tamaño relativo de un
grupo para estos servicios difiere entre regiones.
2 No es obvio que el gobierno federal siempre haga el primer movimiento. De hecho, el problema de
la restricción presupuestal suave surge precisamente porque el gobierno federal no se compromete
a un nivel dado de subvenciones, pero si reacciona en parte a las decisiones fiscales regionales.
Cuando las funciones públicas son compartidas entre diferentes niveles de gobierno,
o entre diferentes entidades en un nivel específico de gobierno, los recursos deben
asignarse a cada autoridad según sus responsabilidades de gasto. Esta distribución de
recursos se hace usualmente mediante las transferencias intergubernamentales (o en-
tre agencias gubernamentales de un mismo nivel). Tales transferencias suelen buscar
corregir los desbalances verticales y fiscales que son resultado de la diferencia entre las
propias fuentes de ingreso y los gastos. De modo que el énfasis se concentra en reba-
lancear y redistribuir los recursos entre diferentes entidades gubernamentales.
Cuando este balance se hace mediante fórmulas, puede crear incentivos positivos
y negativos. Por ejemplo, una transferencia para cerrar la brecha puede producir un
efecto de riesgo moral o desperdicio de recursos, que crea un incentivo para relajar
la disciplina fiscal. Los elementos de la fórmula usualmente buscan inducir un efecto
positivo. Parte de las transferencias, por ejemplo, pueden estar atadas a la capacidad
de recolección de ingresos propia o atada a criterios de desempeño de oferta de ser-
vicios. Tales ataduras promueven la eficiencia, pero usualmente es difícil establecer
y monitorear un criterio apropiado, generando incertidumbre alrededor de la ini-
ciativa. Es más, las agencias receptoras pueden estar en capacidad de manipular los
criterios para maximizar las transferencias y al mismo tiempo no cumplir con los
objetivos deseados.
Las transferencias puramente redistributivas tienen su mayor efecto positivo
cuando existen criterios estándar que no puede controlar la entidad receptora. Esto
elimina los incentivos de política, pero garantiza la neutralidad del sistema de trans-
ferencias y evita los efectos de incentivos perversos. Adicionalmente, el uso de las
transferencias bajo este sistema es incondicional. El hecho de que la transferencia no
tiene condiciones reduce la autonomía del nivel inferior de gobierno para establecer
su propia prioridad de gasto. Para alcanzar neutralidad, es decir, la no existencia de
interferencia con el comportamiento del gobierno receptor o la agencia pública, el
énfasis se debe concentrar en el efecto de ingreso de la transferencia.
1 Esta situación ha cambiado recientemente. Desde principios del año 2006 se introdujo un esquema
de igualación en la Federación de Bosnia y Herzegovina y la República de Srpska.
justicia y solidaridad usualmente son difíciles de satisfacer, ya que las regiones más
grandes no están preparadas para pagar un precio alto para pacificar a las minorías.
Y al no pagar este precio se pueden crear un levantamiento político y unas tendencias
separatistas, que usualmente son contenidas con una amenaza o intervención militar.
Ésta puede ser la opción menos costosa en el corto plazo (aunque es dudosa ya que
ignora potenciales ganancias de eficiencia estáticas y dinámicas), pero la política es
ciertamente dolorosa y costosa, y es económicamente insostenible en el largo plazo.
El esquema de igualación de Australia fue implementado bajo la amenaza de que
Western Australia saliese de la Commonwealth. El esquema brasilero fue formado
por auspicio mutuo después de varias décadas de control centralista militar. El siste-
ma de impuestos compartidos de Nigeria surgió después del conflicto regional por el
petróleo. El fondo de cohesión de la Unión Europea fue creado para facilitar la entra-
da de los países menos ricos del Sur. Como regla, las subvenciones de igualación son
muy pequeñas en los casos donde el conflicto interregional está bajo control (Suiza y
Estados Unidos) y tiende a crecer con la ampliación de las tensiones regionales (Bél-
gica), Alemania es una excepción en este contexto. Adicionalmente, a medida que la
región es más pequeña y es mayor la posibilidad de tensiones, existe mayor posibili-
dad de recibir pagos de igualación. Esto ocurre no sólo en las federaciones, en donde
puede generar estructuras de gobierno asimétricas si las potenciales diferencias no
son controladas igualmente (Canadá y España), sino por flujos internacionales de
ayuda oficial (Kosovo y la Autoridad Palestina).
Además de tener un componente político, los pagos de igualación también pue-
den surgir de los principios constitucionales y de la interpretación estricta de parte de
las Cortes. El sistema de igualación alemán fue desarrollado a partir de la norma de
“Uniformidad de condiciones de vida” establecida en la Constitución. Este artículo ha
generado asignaciones iguales per cápita de recursos entre los estados. Adicionalmente,
el gobierno federal ofrece fondos a los estados para propósitos específicos. La mayoría,
pero no todos, de estos fondos van a los estados en la antigua República Democrática
Alemana. La fuerte interpretación de la Constitución ha llevado a una situación de ex-
cesiva igualación, en donde los estados más pobres ex ante terminan siendo más ricos
ex post respecto a los más afluentes. Pero incluso el esquema alemán tiene elementos
de política porque la antigua República Democrática Alemana tiene una capacidad
importante de movilizar votantes en elecciones para el Parlamento federal.
La naturaleza política de las subvenciones de igualación puede ser escondida de
dos maneras. El sistema puede permanecer opaco, con un número de transferencias
negociadas escondidas que compran la complacencia política, o el sistema puede en-
cerrarse en los códigos constitucionales y legales que son usados en términos éticos
por políticos populistas. Pero una vez que la igualación es codificada en un modelo
transparente, los criterios objetivos y la información estadística sólida son los que de-
terminan las transferencias intergubernamentales, dejando que la igualación sea un
tema técnico que al estar codificado camufla la motivación política detrás de ellos.
Bono salarial para los empleados públicos Zonas de libre comercio y regulación suave
Fondos regionales para la infraestructura pública Exención de impuesto de aduanas e impuestos
indirectos
Fondos para desarrollo municipal Exención de impuesto al ingreso por negocios
Desconcentración de la administración Exención de impuesto local a la propiedad
pública central
Importancia regional en el gasto militar Subsidio a los salarios
Crédito al impuesto de inversión
Fondos y subsidios de inversión
Una política regional contra la pobreza debe estar dirigida a ayudar a las regiones
pobres y sus residentes a salir de la pobreza. Subsidiar el consumo local no ayuda a
alcanzar este objetivo, por el contrario, crea dependencia económica y social, pro-
mueve el comportamiento de extracción de rentas, desestima el comportamiento
empresarial y la adopción de riesgos, y hace que la economía local entre permanen-
temente en una trampa de pobreza.
Para sacar una región de una trampa de pobreza se requiere inversión pública en
infraestructura local y oferta de servicios. También puede requerir la participación
de ciudadanos locales y grupos de interés para dirigir estos recursos del modo más
eficiente. Éste es un argumento a favor de canalizar los recursos públicos mediante
los presupuestos regionales en lugar de distribuirlos desde el presupuesto central. Un
prerrequisito necesario es que las autoridades regionales tengan capacidad de admi-
nistrar tales políticas, deben actuar como agentes del gobierno central, lo que requiere
la implementación de mecanismos apropiados de principal-agente, o mejor aún, con-
trolados democráticamente por los votantes y contribuyentes que se benefician.
Algunas características positivas de las políticas regionales de la Unión Europea
son:
• Las regiones se han formado a partir de criterios que reflejan las características
de la economía regional. Usualmente son más grandes que los municipios y mas
pequeñas que las provincias o gobiernos regionales. No están acompañadas del
control político de empleados oficiales locales y de representantes.
• Las regiones están clasificadas según un criterio objetivo de necesidad (75% del
ingreso promedio per cápita). Sólo las regiones que caen por debajo de este nivel
clasifican por financiación. Este es un concepto dinámico en lugar de estático,
porque las regiones “pobres” pueden madurar con el paso del tiempo, a medida
que otras regiones comienzan a clasificar por ayuda.
• La política regional se concentra en respaldar la inversión regional en infraestructu-
ra (y, en menor medida, la formación del capital humano). Trabaja principalmente
mediante el presupuesto público. La cofinanciación de proyectos regionales requie-
re que las autoridades regionales correspondan en gasto a la transferencia y por eso
expresen sus propias preferencias respecto a sus propias restricciones presupuesta-
les. También requiere que las regiones posean los recursos propios suficientes para
ofrecer un gasto correspondiente ofrecido por la Unión Europea.2
2 Esto es cierto par los países miembros soberanos de la Unión Europea, que poseen instrumentos
para establecer límites a las bases impositivas nacionales. El prerrequisito no se cumple en el marco
nacional de descentralización. Los niveles inferiores, en particular el gobierno local, usualmente
tienen pocos ingresos propios para cumplir con las exigencias de cofinanciación. Este problema ha
sido solucionado mediante una asignación apropiada de impuestos.
legal que relaciona el esquema de salud público con los efectos redistributivos inten-
cionales entre las familias grandes y pequeñas, personas empleadas y desempleadas,
jóvenes y ancianos, etc.
Bajo un esquema de salud pública nacional, financiado mediante contribuciones
o impuestos, la redistribución interpersonal seria un juego de suma-cero dentro de
un fondo único de salud (es decir, el balance final sería cero). Los problemas de
selección adversa pueden resolverse haciendo que la membresía en un fondo de
salud fuese obligatoria, como ocurre en la mayoría de esquemas de salud pública.
El objetivo es prevenir que el riesgo bueno salga del esquema nacional de salud y
sólo quede el riesgo malo. Los problemas comienzan a surgir cuando varios fondos
de salud operan al mismo tiempo a partir de criterios regionales, profesionales o
institucionales.
Los fondos de salud construidos a partir de las características regionales, profe-
sionales o institucionales incluyen la membresía en diferentes estructuras del riesgo
de salud. Si estos fondos fuesen fondos privados, estas diferencias se harían evidentes
en el costo del seguro, que generaría segmentación del asegurado en diferentes clases
de riesgo. Cuando las políticas nacionales de salud imponen un grado de solidaridad
interpersonal o justicia mediante el aseguramiento obligatorio, algunos fondos des-
centralizados pueden terminar con una estructura de riesgo negativa, aumentando
el gasto promedio, mientras que los otros fondos tendrían una mejor estructura de
riesgo.
Este problema puede ser aún mayor si el sistema se financia mediante contribu-
ciones. En este caso, un fondo de aseguramiento público regional podría restringirse
el mismo por dos razones: mayor gasto promedio mediante estructuras de riesgo
desfavorable, y financiación inapropiada mediante contribuciones comparables más
bajas al fondo. Las deficiencias en la habilidad de financiar los fondos regionales
son típicas en áreas deprimidas económicamente con alto desempleo, áreas rurales
con mayor proporción de personas autoempleadas, regiones con poblaciones más
antiguas, etc.
¿Es posible usar estas diferencias estructurales para justificar la igualación dentro
de las agencias gubernamentales? La respuesta es diferente para cada país. Muchos
países optan por un esquema nacional, que elimina estos problemas, otros ignoran
el efecto, tratando a las agencias de aseguramiento público descentralizadas como
instituciones privadas, que no lo son, porque están sujetas a restricciones legales,
incluyendo redistribución interpersonal, hasta que requieren una medida de salva-
mento financiero. En Alemania, las instituciones de salud pública participan en un
proceso de igualación dentro de las agencias gubernamentales a partir de estándares
de estructura de riesgo. En consecuencia, la igualación interpersonal se ve afectada a
partir del estándar de estructura de riesgo o la capacidad de pagar. La igualación de
la estructura de riesgo en Alemania (Risikostructurausgleich) ha beneficiado agencias
organizadas según líneas profesionales, en donde la actividad está asociada con ries-
gos específicos de salud (por ejemplo, minería), también ha beneficiado a los estados
en la antigua República Democrática Alemana.
pagadas por los agentes locales. Un factor de financiación mayor a uno debe ser es-
tablecido por la legislación nacional, indicando que se espera que el gobierno local
contribuya al programa de sus propios recursos. Éste es un modo de reconciliar la
eficiencia y la equidad dentro de un sistema de financiación público personalizado
que generaría un balance importante entre la legislación centralizada y la oferta des-
centralizada de servicios y remueve las obligaciones sin financiación de la agenda.
Sin embargo, la uniformidad de la oferta de servicios públicos está relacionada con
temas más amplios, conectada con definiciones básicas para cualquier sistema de
igualación fiscal. Estos temas son tratados más adelante.
• Los gobiernos locales tienen que hacer el pago promedio para programas de bien-
estar de sus propios recursos, sólo las diferencias estructurales son compensadas
en la fórmula. Esto puede sugerir una adición a la fórmula para transferir recursos
para manejar el programa efectivamente de manera descentralizada. El elemento
adicional consistiría en un pago directo determinado según el costo promedio per
cápita del programa a nivel nacional, ponderado por la población local. De este
modo se introduce un elemento de rebalanceo vertical en la fórmula que debe
considerarse separadamente desde un punto de vista conceptual.
• Si el pago directo financia todo el programa (es decir, no existen desbalances fis-
cales verticales relacionados con el programa), crea el problema de riesgo moral
discutido anteriormente en el contexto de obligaciones de gasto sin financiación.3
Para evitar este problema de riesgo moral, el componente pago directo debe ser
reducido para dejar que el gobierno local cofinancie una parte del programa. Este
rebalance fiscal puede ser efectivo sólo cuando se da al gobierno local acceso a
recursos propios independientes.
• La tasa de pagos a programas de bienestar es usualmente inferior a 100%. En
este caso, la fórmula premia a los gobiernos locales con una tasa baja, creando
un incentivo para desestimular a las familias con financiación de aplicar por los
beneficios. Si el número efectivo de receptores del programa de bienestar se usa en
la fórmula, el efecto depende exclusivamente en la proporción de cofinanciación.
• Los pagos a los presupuestos locales usualmente son contingentes, incluso si son
personalizados. Cuando los pagos son contingentes respecto a un caso en particu-
lar, como el estado de salud o empleo, los pagos efectivos se vuelven impredecibles.
Si, por el contrario, depender de pagos efectivos, la fórmula podría determinarse
según solicitudes contingentes. La fórmula también podría depender de pagos
efectivos después de que se revele el estado de este caso, pero esto produciría un
problema de riesgo moral si los receptores pueden controlar este caso, ya que in-
tentarían manipular los casos con el objetivo de maximizar las subvenciones en el
siguiente período.
• Diseñar la fórmula a partir de reclamaciones contingentes de una manera estan-
darizada en lugar de reclamaciones efectivas (ex post) puede ser necesario para
evitar un incentivo negativo y un riesgo moral. Si, por ejemplo, los beneficios
de desempleo fuesen compensados por una fórmula de igualación, habría pocos
3 Las transferencias de igualación estructurales no se consideran acá, ya que su suma es igual a cero.
incentivos para que los gobiernos regionales defendieran la causa del desempleo
mediante políticas económicas y fiscales apropiadas. Un sistema como éste anu-
laría las oportunidades de una región ya que premia la pasividad, la reasignación
y la dependencia de las transferencias y al mismo tiempo castiga la iniciativa y el
espíritu empresarial.
• Algunos programas, como la educación y los servicios de salud, en donde los
costos adicionales son altos, sólo se ofrecen a un grupo elegible de la población.
Aunque la educación podría ser personalizada (mediante cupones, por ejemplo),
usualmente es producida por los gobiernos locales. La incidencia personal no es
clara, ya que no se hace un pago en dinero en efectivo a los individuos. La iguala-
ción podría seguir funcionando según los parámetros propuestos por la fórmula,
al usar el costo promedio por estudiante en lugar del valor directo de pagos. El
costo promedio de la educación sería ponderado por el número de niños en edad
escolar para determinar el tamaño de la subvención.
Si los costos promedio de producción por persona son usados en lugar del pago
directo para la igualación, surge una nueva dimensión de la igualación: la diferencia
en el costo de producción del producto. Por ejemplo, diferentes universidades tienen
grandes diferencias en el costo de producción de un estudiante de postgrado en cier-
to clase de estudio. ¿Es necesario igualar estas diferencias? Si fuesen igualadas, habría
pocos incentivos para la reducción de costos, si no lo son, las agencias gubernamen-
tales están obligadas a trabajar en un ambiente de altos costos y muy atípico (por
ejemplo, el programa australiano de flying doctors (doctores que visitan áreas remotas
transportados en avionetas)) y serían castigadas injustamente. En un principio, los
diferenciales exógenos en los costos deben incluirse en la fórmula, mientras que los
diferenciales controlables en costos deben ser excluidas. En la práctica, estas diferen-
cias son difíciles de identificar y cuantificar.
Las diferencias de costos que son controlables usualmente se miden usando indi-
cadores de capacidad estándar. Por ejemplo, en lugar de igualar los costos directos de
un hospital, los analistas usan el número de camas de un hospital como una variable
aproximada a los costos estándar o a la producción. Esta “igualación de capacidad”
crea otros incentivos negativos. Como este costo estándar puede ser manipulado fá-
cilmente por la entidad receptora, las instituciones públicas tienen el incentivo para
maximizar el indicador de capacidad, en este caso, el número de camas, que puede no
estar relacionado con el número de pacientes en tratamiento.
¿Debería una fórmula de igualación incluir diferenciales en capacidad impositiva?
Usualmente, la respuesta sería sí, ya que las diferencias no compensadas en capacidad
impositiva local, se verían reflejadas en la cantidad y la calidad de los servicios públi-
cos locales. Las diferencias regionales en servicios públicos podrían externalizar las
desigualdades regionales, generando migración interna no deseable, y poniendo en
riesgo la cohesión nacional y la estabilidad política.
4 Ante las externalidades verticales, esta pérdida podría ser superada por los beneficios nacionales.
prioridades de política del gobierno donante a los votantes. A los políticos les gusta
la función comunicadora de estas transferencias para demostrar su compromiso con
causas específicas. Este tipo de subvenciones les permite reclamar que han gastado
recursos en ciertas políticas, aunque el gobierno receptor lo habría hecho finalmente
por su propia iniciativa.
Australia, en donde se usan las subvenciones generales y específicas, es un ejem-
plo interesante de la función puramente política de las transferencias específicas. Las
transferencias generales son calculadas en parte a partir de la capacidad fiscal relativa
del Estado receptor, las transferencias específicas a los gobiernos locales son para pro-
pósitos específicos, pero la mayoría de ellas simplemente incrementan la capacidad
fiscal del gobierno estatal. En consecuencia, la Commonwealth de Australia, retiene
el efecto relativo de las transferencias específicas mediante el sistema de subvenciones
generales.5 Aunque el efecto ingreso de las subvenciones específicas se ve anulado, los
políticos australianos valoran la retención de las transferencias específicas, probable-
mente por su alta capacidad de enviar señales políticas al público.
5 Como el fondo general de transferencias es cerrada, el volumen de pagos para propósitos específicos
tendría que ser adicionado al fondo para obtener un impacto presupuestal completo. De modo que
la expresión “retener el efecto relativo” no es precisa completamente.
los servicios ofrecidos por las agencias públicas dentro de un gobierno son llamadas
microtransferencias. Éstas pueden ser instrumentos poderosos mediante los cuales se
fortalece la eficiencia intragubernamental y una alternativa a las subvenciones defini-
das según propósitos específicos.
Las microtransferencias negociadas entre gobiernos o agencias públicas existen
en cierta medida, pero son usualmente consideradas como dudosas respecto a la
unión entre el sector público y privado. Es cierto que las microtransferencias pueden
ser usadas para favoritismo político, intercambio de favores y compra de votos, lo
cual puede expropiar al ciudadano que vota y desacreditar el proceso democrático.
Para defender las microtransferencias para mejorar la eficiencia dentro del sector
gubernamental, entre gobiernos y agencias públicas, o entre agentes privados y el go-
bierno, se deben diseñar procesos apropiados y mecanismos de control que aseguren
la transferencia y la justicia.
Otra objeción a la contratación entre agencias dentro del sector público es su
naturaleza legal. Algunos abogados consideran que el gobierno es una unidad in-
tegral completa, que excluye la autocontratación dentro del gobierno o agencias
públicas. Esta visión tiene sus raíces en la visión orgánica de un Estado y una in-
terpretación corporativa del federalismo. Desde un punto de vista económico y
administrativo, esta visión orgánica de un gobierno debe rechazarse porque obs-
truye posibles ganancias de eficiencia. La contratación debe llevarse a cabo no sólo
entre gobiernos y agencias públicas, sino también dentro de la administración pú-
blica. La contratación intergubernamental y en agencias requeriría la organización
del sector público según relaciones claras de principal-agente y responsabilidades
muy bien determinadas.
Acercar las relaciones intergubernamentales al nivel de relaciones observado den-
tro del sector privado es una tarea más fácil de decir que hacer, porque los acuerdos
procedimentales en el sector público y privado difieren significativamente. Sin em-
bargo, estas diferencias pueden y deben ser superadas si la coordinación mediante
contratos dentro de las agencias y las microtransferencias van a ser más flexibles y
tendrán mayor capacidad de respuesta.
La complejidad de las redes de una economía privada moderna surge de una gran
cantidad de acuerdos contractuales entre organizaciones, firmas e individuos en los
cuales el flujo de servicios está dirigido por incentivos económicos y financieros.
Un contrato ideal se aplica a un servicio específico e implica un intercambio, asig-
na responsabilidades claras, distribuye y asegura contra riesgos, contiene sanciones
efectivas en caso de incumplimiento y está limitado en tiempo y por eso es flexible. El
cambio de un acuerdo dentro de los límites establecidos por un contrato usualmente
ofrece una remuneración, que promueve el compromiso, la actividad empresarial y la
innovación.
Por el contrario, la interacción dentro del sector público depende en gran medi-
da de estructuras y procesos legales y burocráticos. Estos procesos usualmente son
6 Ver Oates (1999), para una revisión de la literatura en el tema de federalismo de laboratorio.
7 El argumento a favor del federalismo de laboratorio surge de la crítica de Von Hayek, de las econo-
mías centralizadas. Él argumenta que la habilidad de una comisión de planeación central de proce-
sar información es inferior a la del mercado. De modo que la habilidad de una nación de procesar
información puede incrementar a medida que más de un nivel de gobierno (o diferentes gobiernos
al mismo tiempo) pueden poner a prueba diferentes opciones. Los historiadores argumentan que las
economías europeas y las naciones del período del Renacimiento constituyeron laboratorios y que
la competencia entre estos estados diseminó innovaciones y las impulsó a posiciones dominantes en
el mundo (ver North 1981).
8 El gasto operativo del gobierno como porcentaje del PIB bajó, y la deuda del gobierno cayó de 50%
del PIB a principios de los años noventa a 28% del PIB en 2002/03. Esto es resultado de las políticas
fiscales y otras medidas que mejoraron las perspectivas del crecimiento económico, pero también
es resultado de un ambiente institucional favorable para la administración del sector público y el
control presupuestal mediante incentivos microeconómicos.
9 En última instancia, es poco razonable esperar que la burocracia propusiese privatizar el programa.
lograr los resultados, no en el gasto para un uso específico. En otras palabras, los par-
lamentos abandonan el control de los insumos por obtener el control de resultados.
Esta nueva aproximación requiere acuerdos contractuales apropiados entre políticos
con capacidad de aceptar responsabilidades y administradores de departamentos, así
como nuevos instrumentos para monitorear la ejecución y la implementación del
presupuesto. Se incluyen sanciones por el incumplimiento de los estándares o bajo
desempeño, que pueden ser la reducción del presupuesto, la terminación del con-
trato o el despido del administrador. Las agencias autónomas o cuasiautónomas son
esenciales para definir las microtransferencias establecidas por contratos entre las
agencias y entre agencias a diferentes niveles de gobierno. Aunque este tipo de reor-
ganización aplica a formas gubernamentales unitarias y federales, es particularmente
relevante en una situación multigubernamental.
La reorganización del sector público y la creación de agencias funcionales pue-
den proceder según los siguientes lineamientos. Primero, las funciones del Estado
(como la Policía y el servicio judicial) deben separarse de los servicios públicos que
pueden ser ofrecidos por una organización diferente. Las funciones del Estado deben
mantener su estructura legal y burocrática y ser financiadas de manera convencional.
Sólo los servicios públicos que pueden ser ofrecidos siguiendo los lineamientos del
mercado deben financiarse con microtransferencias. Tiene sentido separar algunas
funciones, como la producción, la financiación, el personal y la contratación pública
dentro de las agencias y organizaciones y asignar responsabilidades administrativas
claras para resolver conflictos funcionales potenciales.
Segundo, si es posible, las unidades de servicios existentes de las organizacio-
nes burocráticas deben formar agencias funcionales cuasiautónomas que respalden
diferentes organizaciones públicas al mismo tiempo. Esto probablemente genera eco-
nomias de escala, los diferentes grados de autonomía deben ser asignados a estas
agencias: algunas deben continuar siendo parte del sector público en un sentido es-
tricto, otras deben ser estructuradas como corporaciones autónomas (semi) públicas,
y otras deben ser privatizadas completamente. Con el objetivo de establecer compe-
tencia entre diferentes tipos de agencias de oferta de servicios y reducir los costos del
sector público, el punto de referencia para establecer los precios de los servicios debe
surgir de transacciones de mercado. Las organizaciones públicas deben ser libres de
escoger las agencias que les ofrecen servicios (dentro o fuera del sector público) o a
partir de criterios competitivos.
Tercero, algunos aspectos del servicio público deben ser tenidos en cuenta explí-
citamente. Esto puede lograrse de diferentes maneras:
requiere una clara asignación de los derechos de propiedad de los activos públicos.
Los activos reales no tienen que ser reasignados, pero el Estado podría cobrar rentas
que correspondan al costo de uso del capital. Este valor de renta de edificios públicos
podría incluir el costo de oportunidad de la financiación y la depreciación. Los acuer-
dos contractuales incluirían el mantenimiento regular, que en muchos casos se olvida
por el concepto de “una vez construido, su uso es gratis” en la contabilidad anual.
Es claro, también, que la introducción del costo de uso debe ser financiado desde el
presupuesto estatal, un pago inicial y único para el presupuesto de la agencia para
pagar por la renta del capital. Esto puede verse como inflar el presupuesto, o reciclar
recursos mediante el presupuesto público, pero, de hecho, ofrece a las agencias una
base realista de los costos, y les induce a pensar en alternativas (como arrendar otro
edificio para la oferta de sus servicios).
Aunque es convencional ofrecer a las instituciones públicas inmunidad de im-
puestos, al hacerlo se introduce un sesgo en el costo de los servicios ofrecidos por
las instituciones públicas respecto a las privadas. Este sesgo sólo puede removerse
parcialmente, y sus efectos son ambiguos. Sin embargo, se deben tener en cuenta las
siguientes observaciones:
Resumen
Las tranferencias intergubernamentales y entre agencias dentro del sector público tie-
nen como objetivo la equidad vertical y horizontal fiscal, y también la eficiencia fiscal.
En la práctica, estos objetivos pueden sobreponerse unos con otros, haciendo que las
relaciones financieras intergubernamentales no sean transparentes y sean difíciles de
analizar. Usualmente no es claro si los objetivos de política se han alcanzado o no. En
este capítulo se establecen diferentes argumentos a favor de separar claramente los
tipos de transferencias según su objetivo. Los objetivos fiscales y de igualación pueden
alcanzarse de mejor manera mediante subvenciones generales no condicionadas. Las
subvenciones específicas son populares, porque se espera que tengan un efecto directo
en el presupuesto del gobierno receptor, pero usualmente no cumplen con el objetivo
de política, excepto cuando las condiciones establecidas en la transferencia establecen
estándares de calidad del servicio público. En cualquier caso, tales subvenciones son
sustitutos débiles de la asistencia social personalizada, o microtransferencias definidas
según una oferta efectiva de los servicios dentro de un acuerdo contractual.
Una revisión completa de los acuerdos financieros intergubernamentales y las
reformas institucionales puede lograr equidad y eficiencia, si los mecanismos de
financiación son separados claramente. Las administraciones gubernamentales ne-
cesitan reorganizarse siguiendo lineamientos funcionales al crear proveedores y
agencias de servicios públicos que se autogobiernen. Tales agencias deben estar en
capacidad de monitorear los costos y los precios como lo hacen las agencias privadas.
Los procedimientos de presupuesto y contabilidad necesitan ser revisados de modo
que los costos son asignados claramente a las agencias de oferta de servicios, y es ne-
cesario llevar a cabo un monitoreo del presupuesto según los resultados observados.
Referencias
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. 2006. “Contract Federalism.” En Handbook on Fiscal Federalism, ed. Ehtisham Ah-
mad and Giorgio Brosio. Cheltenham, RU: Edward Elgar.
Treasury of New Zealand. 1995. Purchase Agreement Guidelines with Best Practices for
Output Performance Measures. Wellington.
1 Para una revisión de mecanismos de igualación existentes, ver Spahn (1993) y Spahn y Shah
(1995).
2 Asdrubali, Sørensen y Yosha (1996) distinguen entre el mercado de capitales y el mercado de cré-
dito. Aunque esta distinción es útil en su análisis por razones estadísticas, el término mercado de
capitales es usado en el texto en un sentido más general relacionado con los mercados financieros.
Como lo muestran Obstfeld y Peri (1998), el libre comercio de bienes y servicios producidos por las
regiones puede ofrecer aseguramiento completo contra un efecto exógeno al ingreso regional.
3 Existe una analogía obvia con los modelos de distribución internacional de riesgo puestos a prueba en
el contexto de movilidad internacional de capital (ver, por ejemplo, Backus, Kehoe y Kydland 1992).
Pero cuando los mercados de capitales son incompletos, la suavización del con-
sumo también puede alcanzarse mediante transferencias fiscales de ingreso entre
regiones. Partiendo de un modelo en donde un país está compuesto de i = 1,...,n re-
giones.4 El consumidor representativo en cada región recibe un ingreso yit que es una
variable aleatoria con valor esperado y0i y una varianza constante.5 Por simplicidad,
se supone que la utilidad del consumidor Uit es cuadrática lineal en el consumo cit, Uit
= cit– b vart (cit), en donde b representa el grado de aversión al riesgo del consumi-
dor. También se asume que el ingreso esperado es el mismo en todas las regiones E
(yit = y0), para todas las regiones i = 1,...,n, y que la varianza del ingreso promedio se
normaliza igual a 1. Si no existe ningún tipo de redistribución de ingreso entre las n
regiones, la restricción presupuestal del consumidor representativo en cada región es
cit = yit, en donde cada consumidor enfrenta completamente el riesgo sobre el ingreso
de su región.
El gobierno central puede mejorar la posición de los consumidores usando la po-
lítica fiscal de agrupar el riesgo entre las regiones. Para poder hacerlo, impone un
impuesto sobre el ingreso regional y paga a todos los consumidores una transferencia
proporcional al ingreso promedio del país. Asumiendo que los impuestos del gobier-
no central son anónimos, en el sentido de que las tasas marginales de impuestos sobre
el ingreso de los individuos son las mismas sin importar en dónde residen, si la tasa
impositiva sobre el ingreso regional es t, el gobierno central recolecta por impuestos
ty en cada región y paga transferencias iguales a gy. Para balancear el presupuesto
del gobierno central se requiere que la suma de todos los impuestos recolectados sea
igual a la suma de todas las transferencias pagadas, esto puede lograrse al definir una
tasa de impuestos igual a la tasa de transferencias g = t. En este caso la restricción
presupuestal del consumidor es cit = (1 – t) yit + tyt. En una formulación alternativa, el
aseguramiento podría ser ofrecido mediante transferencias horizontales entre regio-
nes. En este caso, cada gobierno regional pagaría tyit al fondo de igualación y recibe
transferencias iguales a tyt.
En este simple marco de análisis, el impuesto óptimo y el mecanismo de transfe-
rencia tendrían como objetivo minimizar la varianza del consumo individual. Desde
la perspectiva de la región i, el mecanismo óptimo de distribución de riesgo se obten-
dría al escoger la tasa impositiva t* que satisface la condición
(4.1)
las regiones con bajo riesgo por aceptar ofrecer mayor aseguramiento del que desea-
rían en otro caso (Persson y Tabellini 1996b). En tal caso, una región de alto riesgo
pagaría una prima de riesgo a las regiones de bajo riesgo al obtener un grado de ase-
guramiento mayor que el mínimo.
En estados federales como Australia, Canadá y Alemania, la igualación fiscal parte
de transferencias entre el gobierno central y gobiernos subnacionales o transferencias
entre gobiernos subnacionales. Una interpretación natural de tales acuerdos es que
tienen como objetivo asegurar el presupuesto de gobiernos subnacionales frente a
eventos externos asimétricos contra sus propias fuentes de ingreso.6
Es fácil extender la anterior argumentación a este caso, para hacerlo reinterprétese
ci como el bien público ofrecido por el gobierno de la región i en su propia región,
Ui como la utilidad que obtienen los ciudadanos del bien público y y como el ingreso
por impuestos del gobierno regional.7 En el caso de igualación fiscal horizontal, tyi
es la cantidad de ingresos propios que paga un gobierno regional al fondo de iguala-
ción, y gi es la transferencia que recibe bajo el esquema de igualación. En el caso de
igualación fiscal vertical, tyi es la participación del gobierno central en el ingreso por
impuestos recolectado en la región y, y gi es la transferencia pagada por el gobierno
central al regional.
Con esta interpretación, se llega a conclusiones similares; el nivel óptimo de ase-
guramiento depende del perfil de riesgo del gobierno regional. Las transferencias
fijas entre gobiernos regionales o del gobierno central al gobierno regional deben
ser usadas para compensar a los gobiernos regionales que están muy lejos de un ase-
guramiento óptimo. De modo que se debe esperar un aseguramiento regional para
combinar las transferencias permanentes con las transferencias que responden a
efectos negativos sobre el ingreso regional.
Estabilización regional
Una aproximación alternativa a la distribución regional del riesgo surge de la teoría
de área monetaria óptima (Kenen 1969; Mundell 1961). En este modelo se conside-
ran las posibilidades de la política fiscal de cubrir los efectos externos asimétricos en
regiones que comparten la misma moneda (Wyplosz 1991; Goodhart y Smith 1993;
von Hagen y Hammond 1998). La perspectiva macroeconómica del modelo ofrece
un mecanismo de ajuste alternativo más amplio al problema, además del comercio,
6 Ver por ejemplo, Konrad y Seitz (2001) y Lockwood (1999). Lockwood también analiza el asegura-
miento regional contra efectos exógenos sobre las necesidades de gasto o costos de ofrecer un bien
público.
7 Ver Lockwood (1999), para un análisis del aseguramiento regional cuando los bienes públicos regio-
nales crean externalidades fiscales entre regiones.
8 Hochreiter y Winckler (1995) presentan evidencia empírica que sugiere que la flexibilidad del sa-
lario real aumenta bajo un esquema de tasa de cambio fija de la moneda austriaca con el marco
alemán. Sin embargo, el papel de la flexibilidad de precios y salarios en ajustar un efecto exógeno
parece que es muy limitado en la práctica, como lo muestran Obstfeld y Peri (1998) para Estados
Unidos, Canadá y los países europeos.
9 La importancia de la movilidad laboral para la operación de una moneda común fue presentado por
primera vez por Mundell (1961).
de endeudamiento es cero y el costo es más alto a medida que la varianza del efecto
negativo sea más grande. Las imperfecciones del mercado de capitales son importan-
tes para justificar la preferencia de un mecanismo de aseguramiento regional.
Bayoumi y Masson (1997, 1998) presentan otra ventaja del aseguramiento regio-
nal a partir de las transferencias fiscales entre regiones. El autoaseguramiento implica
que el gasto gubernamental adicional, durante una recesión, sea compensado por
impuestos en el futuro. Los consumidores racionales, con perspectivas hacia el fu-
turo, anticipan el pago futuro de impuestos y reducen el consumo. Por el contrario,
con el aseguramiento regional las transferencias pagadas a una región deprimida no
incrementan los impuestos futuros esperados en la región si el valor esperado de un
efecto negativo futuro es cero, y el esquema de aseguramiento es balanceado entre
las regiones. Bajo estos supuestos, el aseguramiento regional es una herramienta más
efectiva para la estabilización regional. Bayoumi y Masson ofrecen evidencia para
Canadá, sugiriendo que el efecto sobre la demanda de pagos a las provincias después
del aseguramiento regional es positivo y significativo, mientras que las transferencias
del gobierno central financiadas con deuda no tienen un efecto significativo sobre la
demanda. Esto sugiere que el aseguramiento regional es más efectivo que la política
fiscal a nivel nacional.
central, crece el incentivo para crear programas relacionados con el riesgo regional
por parte del gobierno central.10
El segundo problema relacionado surge cuando el aseguramiento regional tiene
como objetivo el ingreso del gobierno regional. Si el pago de las transferencias está
atado al ingreso recolectado por impuestos por los gobiernos regionales, ellos pueden
ser considerados como un “impuesto sobre el ingreso por impuestos” (Baretti, Huber
y Lichtblau 2002), que reduce el incentivo del gobierno regional a recolectar impues-
tos regionales. Si el gobierno central no puede observar el esfuerzo en la recolección
de impuestos de la región, el aseguramiento regional llevaría a una reducción del
esfuerzo impositivo y, en consecuencia, de los ingresos por impuestos. La evidencia
empírica muestra que la igualación fiscal afecta significativamente las políticas de
impuestos regionales en Alemania (Baretti, Huber y Lichtblau 2002; Büttner 2002),
Canadá (Snoddon 2003), y Australia (Dahlby y Warren 2003) sugieren que los go-
biernos regionales responden a tales incentivos y que el aseguramiento regional tiene
consecuencias negativas para los ingresos impositivos regionales.
El tercer aspecto tiene relación con la efectividad de los mecanismos de merca-
do para ajustarse a efectos negativos asimétricos transitorios. Migué (1993) afirma
que, como los impuestos y las transferencias usualmente son distorsionadores, las
políticas redistributivas reducen los incentivos para que los individuos se ajusten a
los efectos negativos regionales. En este caso, es importante ir más allá del ejemplo
de Mundell y considerar los efectos negativos sobre la oferta. Los individuos que
reciben transferencias del gobierno central, cuando sus regiones tienen un mal des-
empeño económico, pueden tener menos razones para aceptar la reducción de los
salarios, cambiar de industria o cambiar de región. Las implicaciones son que el ase-
guramiento regional ofrecido por el gobierno central puede reducir la efectividad de
los mecanismos de ajuste del mercado.
Obstfeld y Peri (1998) discuten un ejemplo importante del caso de ajustes en el
mercado laboral ante efectos negativos asimétricos contra una región. Los autores
muestran que las diferencias regionales en las tasas de desempleo son mucho más
persistentes en países de Europa respecto a los Estados Unidos, y que la migración
interregional contribuye mucho menos al ajuste después de un efecto negativo asimé-
trico en Europa respecto a los Estados Unidos. Como en Estados Unidos, no existen
grandes diferencias culturales y de lenguaje, lo cual podría explicar un ajuste lento en
el mercado laboral de Europa, pero las transferencias fiscales pagadas como respuesta
a un efecto negativo asimétrico son mucho más grandes en Europa que en los Esta-
dos Unidos, Obstfeld y Peri interpretan esta observación como un ejemplo de que los
10 Courchene (1993) usa el ejemplo de Quebec, que mantuvo un salario mínimo superior respecto a
las demás provincias de Canadá en los años noventa, y logró desplazar el costo de mayor desempleo
en los períodos de baja actividad económica al presupuesto federal.
generosos programas de bienestar social de Europa reducen los incentivos para que
los trabajadores se desplacen como respuesta a un efecto negativo sobre la economía.
En conclusión, el programa de transferencias de Europa reduce la efectividad del
ajuste del mercado laboral.
Aunque la lógica de este argumento es convincente, la interpretación de la eviden-
cia es difícil, ya que puede presentarse un caso de causalidad contraria. Los países en
los cuales los mercados se ajustan lentamente por cualquier razón, pueden escoger
niveles más altos de aseguramiento regional. Y aún así, los argumentos teóricos y la
evidencia empírica sugieren que el aseguramiento regional total es poco probable que
sea deseable y que la opción de un nivel eficiente de aseguramiento regional es un
tema complicado, particularmente cuando el aseguramiento regional es un subpro-
ducto del presupuesto del gobierno central o del sistema de bienestar social.
dependen del ingreso, y esto produce una suboferta de aseguramiento regional. Todo
esto implica que para ofrecer el aseguramiento regional eficiente, los mecanismos de-
ben estar determinados en la etapa de diseño constitucional de la federación y las
reformas deben estar sujetas a la ratificación de cada región.
Si la distribución regional del riesgo es ofrecida por programas de bienestar del go-
bierno central o el aseguramiento contra el desempleo focalizado hacia los individuos
no hacia las regiones, y es favorecido en una votación en todo el país, el aseguramien-
to regional eficiente puede lograse por una votación mayoritaria si todas las regiones
tienen las mismas propiedades de riesgo (Persson y Tabellini 1996a). Cuando hay
diferentes niveles de riesgo, la votación mayoritaria genera ineficiencias, ya que los
votantes intentan obtener una redistribución permanente a su favor. Adicionalmente,
si los votantes están sujetos a otros riesgos diferentes al riesgo sobre el ingreso regio-
nal, como un efecto negativo específico sobre una industria, el referéndum del país
puede facilitar la formación de coaliciones entre regiones, lo que permitiría que los
votantes explotaran los mecanismos diseñados para el aseguramiento regional para
asegurarse a ellos mismos en contra de otros tipos de riesgo. A medida que la dis-
tribución del riesgo regional se mezcla con otros propósitos, este tipo de coaliciones
votarían por una oferta excesiva.
Evidencia empírica
Muchos estudios empíricos han ofrecido evidencia de aseguramiento regional en los
Estados Unidos y otros países. La mayoría de estos estudios se concentran en los
mecanismos de transferencias fiscales existentes. El aseguramiento regional ofrecido
mediante el mercado de capitales es mucho más difícil de estimar, porque no existen
datos de buena calidad.
delado por las ventas no mayoristas) y el ingreso del Estado también sugieren que el
aseguramiento regional no es perfecto.
Asdrubali, Sørensen y Yosha (1996) estimaron un modelo que se deriva direc-
tamente de las relaciones de contabilidad. De modo que no incluye ningún tipo de
supuesto sobre las opciones del consumidor, como en el análisis de Atkeson y Ba-
youmi. Los autores usan datos de 1964 a 1990, estiman que el mercado de capitales
suavizó 39% de las fluctuaciones entre estados en el producto bruto estatal y que el
mercado de crédito suavizó el otro 23%. Los resultados indican que el mercado finan-
ciero tiene un papel mucho más importante en la suavización del consumo respecto a
los resultados de Atkeson y Bayoumi. El uso de un método más directo de estimación
ofrece más credibilidad en sus resultados.
Athanasoulis y van Wincoop (1998) estiman la reducción de la desviación están-
dar del ingreso estatal como consecuencia de los mercados financieros en diferentes
horizontes de tiempo. Los autores encuentran que los mercados financieros suaviza-
ron cerca del 30% de los efectos negativos externos sobre el producto bruto estatal, en
horizontes de uno a dos años y 35% hasta 26 años.
(4.2)
donde taxit denota los impuestos pagados por la región i al gobierno federal en el
período t, taxt es el agregado nacional de taxit, Yit es el ingreso personal en la región
en el año i, y t es el agregado nacional de Yt . Sachs y Sala-i-Martin llevan a cabo una
regresión similar con transferencias como la variable dependiente. Ellos consideran
las nueve regiones censales de Estados Unidos como unidades geográficas.
Sachs y Sala-i-Martin interpretan el coeficiente b como la medida del sistema fis-
cal federal contra un efecto negativo externo sobre una región específica. Los autores
estiman el efecto combinado de impuestos y transferencias en US$0,33-$0,40 por un
dólar, concluyendo que el sistema federal fiscal ofrece un aseguramiento sustancial
contra un efecto negativo asimétrico regional. Esta conclusión concuerda con la del
MacDougall Report, pero es problemática. Como lo señaló von Hagen (1992) por
Propósito de la transferencia
primera vez, la ecuación (4.2) muestra la cantidad por la cual las obligaciones de
impuestos de una región y los beneficios de transferencias se reducen o crecen en
relación con el promedio nacional si su ingreso es mayor o menor que el promedio
nacional por una cantidad específica; no distingue entre las diferencias en el ingreso
permanente y transitorio. Como en el MacDougall Report, la ecuación (4.2) agrupa
en un mismo lugar elementos muy diferentes del sistema fiscal federal: redistribucio-
nes permanentes para reducir diferencias permanentes en el ingreso entre regiones y
aseguramiento contra efectos asimétricos y negativos no esperados. Con el objetivo
de lograr una mejor estimación del componente de aseguramiento, el autor considera
la siguiente regresión:
. (4.4)
11 Fatas (1998) señala que una condición necesaria para el aseguramiento regional es que la corre-
lación entre los efectos exógenos a nivel estatal y efectos exógenos a nivel nacional sea menor de
1. Empíricamente, encuentra que el coeficiente de correlación promedio entre el crecimiento del
ingreso real anual de los estados y el agregado de Estados Unidos es de 0,72.
Propósito de la transferencia
Canadá
MacDougal (European Commission (1977) 32 —
Bayoumi y Masson (1995) 39 14
Goodhart y Smith (1993) — 12-19
Mélitz y Zumer (2002) 16-30 10-14
Obstfeld y Peri (1998) 53 13
Francia
MacDougal (European Commission 1977) 54 —
Pisani-Ferry, Italianer y Lescure (1993) — 37.4
Mélitz y Zumer (2002) 38 16-17
Alemania
MacDougal (European Commission 1977) 29 —
Pisani-Ferry, Italianer y Lescure (1993) — 34-42
Büttner (2002) — 6,5-21,1
Mikapaa y Von Hagen (2005) 55-62 0-18
Italia
MacDougal (European Commission (1977) — 47
Obstfeld y Peri (1998) 8 3
Reino Unido
Goodhart y Smith (1993) — 21
Mélitz y Zumer (2002) 26 26
(4.5)
12 Para evidencia empírica de estos temas, ver Von Hagen y Waller (1999).
grado de aseguramiento: mientras sea más grande, el ingreso de las dos regiones está
más relacionado con el ingreso promedio nacional.
¿Cómo puede este mecanismo afectar el producto y los precios en la región lo-
cal ante un efecto negativo asimétrico? Las ecuaciones (4A.5) y (4A.6) ofrecen una
respuesta.
Partiendo del caso de un efecto exógeno negativo sobre la demanda que despla-
za la demanda de la región local a la región extranjera. El nivel de producto local
cae, y también el precio del producto local. Si no existen transferencias fiscales,
este cambio relativo en los precios es equivalente a una depreciación de la tasa de
cambio real y ayuda a que la región local se recupere del efecto negativo exógeno.
Mientras más grande sea la elasticidad del precio relativo de la demanda, mayor el
efecto. Si la elasticidad precio es tomada como una medida de integración econó-
mica, el efecto negativo asimétrico es menos importante cuando las regiones están
altamente integradas.
Si el efecto de una intervención fiscal sobre el producto es el mismo en ambas
regiones, las transferencias de la región extranjera hacia la región local estabilizan el
producto y precio en la región local. Sin embargo, si el efecto del producto de una
medida fiscal es mayor en la región extranjera que en la región local, el esquema de
transferencias puede ser contraproducente, en el sentido de que debilita la capacidad
de autoestabilización de la economía. La razón es que las transferencias pagadas por
la región extranjera reducen la demanda en esta región en una cantidad más que pro-
porcional al cambio inicial en el incremento autónomo de la demanda, reduciendo
las importaciones privadas de la región extranjera de producción doméstica. En este
caso, el nivel de producto local sería más estable ante la ausencia de un mecanismo
de transferencia fiscal.
Ahora considérese el caso de un efecto exógeno negativo sobre el salario relativo o
la productividad. Como en el caso anterior, el mecanismo de transferencia fiscal esta-
biliza el producto a menos que el impacto del gasto gubernamental sobre la demanda
agregada externa sea demasiado grande. Sin embargo, el esquema de transferencia
amplifica la respuesta del precio del nivel de producto local. La razón para este efecto
es que las transferencias incrementan la demanda del producto local en una situa-
ción en la cual el producto es bajo y los precios están subiendo por el efecto sobre la
oferta. De modo que la capacidad de un mecanismo de estabilización fiscal depende
del tamaño relativo del efecto precio y el peso relativo de la estabilidad del precio
regional en la función de utilidad de los residentes de la región. Claramente, cuando
el producto es inelástico a un cambio en los precios, el mecanismo de transferencia
sólo incrementa la inflación en la región local lo cual es indeseable.13
13 Ver Hervé y Holzmann (1998), quien discute este caso en el contexto del problema clásico de las
transferencias en economía internacional.
Conclusiones
La distribución regional del riesgo mediante los impuestos nacionales y el sistema
de transferencias es un aspecto fundamental del sistema fiscal de las economías de-
sarrolladas. En general, puede justificarse por el deseo de suavizar el consumo en un
período de tiempo dado y estabilizar el nivel de producto regional y el empleo ante
la ausencia de flexibilidad en la tasa de cambio de las dos regiones. Sin embargo, los
problemas de riesgo moral y economía política sugieren que una distribución com-
pleta del riesgo frente a un efecto externo negativo no es óptima.
La evidencia empírica muestra que la distribución regional del riesgo mediante
el sistema fiscal es importante en muchos países, aunque el grado de variación en el
tamaño del seguro regional ofrecido por el sistema de impuestos y transferencias es
muy diferente. En Estados Unidos, como en la mayoría de países en los cuales existe
evidencia empírica, la distribución de riesgo parece ser modesta. La literatura empí-
rica muestra que la distinción entre redistribución y aseguramiento o estabilización
es crucial en una estimación apropiada. Pero sorprendentemente no existe evidencia
clara de que la distribución regional de riesgo es mayor en estados unitarios respecto
a estados federales. La investigación no ofrece una base sólida para explicar por qué
los países escogen el grado de distribución de riesgo regional que tienen o para juzgar
si el grado de distribución de riesgo observado se acerca al óptimo.
Un aspecto importante de la distribución regional del riesgo mediante los im-
puestos o transferencias es que los pagos no pueden implementarse para anular
directamente un efecto negativo exógeno sobre la región, porque los efectos de este
tipo no son observados directamente. La implementación de la distribución regio-
nal del riesgo debe hacerse a partir de reglas que atan los pagos a los diferenciales
de ingreso. Sin embargo, tales transferencias, pueden incrementar la variabilidad
del producto regional y los precios, e interferir con la estabilización de la economía
nacional. La interferencia entre la estabilización regional y nacional puede ser una ra-
zón por la cual no se observa más distribución de riesgo regional mediante el sistema
fiscal en federaciones grandes, como Canadá y Estados Unidos.
(4A.1)
(4A.2)
(4A.3)
Por ahora se asume que c* = c y que todos los efectos exógenos corrientes son
transitorios. Para el análisis que sigue, es conveniente definir E como el efecto exó-
geno agregado común a ambas regiones y D como el efecto exógeno asimétrico, que
afecta a las dos regiones con signo contrario.14 Al usar estas definiciones, la expec-
tativa de inflación es pe = E – 0,5g(y + y*). Tomando esta información en cuenta, se
obtienen las siguientes soluciones de equilibrio
(4A.4)
donde D > 0 .
Ahora se considera el mecanismo de transferencia definido en la ecuación (4A.5).
La solución de equilibrio es
(4A.5)
donde G = 1 + 2(2 + gbc). La solución de equilibrio para el nivel de precios del pro-
ducto de la región local es
(4A.6)
Para el primer caso de un efecto exógeno sobre la demanda, a < 0. Con 0 = < Î*
≤ 1, está completamente claro que el mecanismo de transferencia fiscal estabiliza el
producto y los precios de la región local. Sin embargo, si Î* > 1 y es muy grande, el
esquema de transferencia fiscal incrementa la volatilidad del producto local como
respuesta al efecto exógeno sobre la demanda.15
El siguiente caso estudia un efecto negativo exógeno sobre la oferta relativa en la
región local, w > 0 o q > 0. El producto se estabiliza a menos que Î* sea muy grande.
Pero el mecanismo incrementa la respuesta del precio del producto en la región local.
El producto nacional y los precios agregados son:
(4A.7)
La ecuación (4A.7) muestra que con Î* ¿ 1, la suma del producto de las dos regiones
depende de la diferencia entre los dos si a < 0. Es decir, el mecanismo de transferencia
fiscal transforma las fluctuaciones puramente relativas en fluctuaciones agregadas.
Para estudiar las implicaciones de tasas de interés asimétricas y su elasticidad so-
bre la demanda agregada y simplificar el análisis, se fijan todos los efectos exógenos
iguales a cero, es decir, a = a*, w = w*, y q = q*, implicando que D = 0. Adicionalmen-
te, d = 0. Si se asume que Î* = 1, se obtiene
(4A.8)
(4A.9)
donde Z = c/c*.
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de restricción presupuestal flexible, el reto es diseñar un sistema de transferencias
intergubernamentales que reduzca los incentivos para un comportamiento fiscal
irresponsable de parte de los niveles inferiores de gobierno y reducir los incentivos
para que el gobierno central ofrezca recursos adicionales a los gobiernos regionales
que sobrepasan su restricción presupuestal.
Este capítulo ofrece una revisión del problema de restricción presupuestal flexi-
ble en las relaciones intergubernamentales, tanto en la teoría como en la práctica, y
discute las formas como un sistema de transferencias intergubernamentales puede
aumentar o reducir los problemas de la restricción presupuestal flexible. Una lec-
ción importante es que el problema de la restricción presupuestal flexible surge bajo
diferentes circunstancias, que son función de las instituciones fiscales, políticas y
financieras del país. De hecho, las condiciones bajo las cuales se puede presentar
una restricción presupuestal rígida y estable son raras y pueden agruparse en dos
categorías (Rodden 2001). En la primera, el gobierno central tiene la autoridad
constitucional y la motivación suficientes para establecer restricciones efectivas en
el gasto y la autonomía de préstamo de los gobiernos regionales. Éste no es el caso
en muchas federaciones con gobiernos centrales políticamente débiles y gobiernos
regionales con el poder político para resistir los intentos de limitar su autonomía. En
la segunda, los gobiernos regionales enfrentan una nueva restricción en su poder de
gasto y de solicitar préstamos, y los votantes y acreedores cumplen la función de dis-
ciplinar a los gobiernos irresponsables. Tales mecanismos de mercado que aseguran
la disciplina fiscal pueden operar efectivamente sólo si una nación tiene un sistema
legal independiente y fuerte y los mercados de capitales funcionan correctamente,
y los votantes están dispuestos a responsabilizar al gobierno local por las políticas
adoptadas. Tales condiciones son difíciles de encontrar en muchos países, y si una de
ellas no existe, se puede presentar el problema de la restricción presupuestal flexible.
Una característica institucional particularmente problemática es la existencia de
un déficit fiscal vertical grande combinado con autonomía en los gobiernos regiona-
les para solicitar préstamos (Rodden 2001). Un déficit fiscal vertical que se intenta
solucionar mediante transferencias intergubernamentales afecta la conexión entre
los impuestos del gobierno regional y el gasto, y hace partícipe al gobierno central
de los resultados fiscales de la región, comprometiendo la asignación de responsabi-
lidades sobre el gobierno regional ante los votantes y prestamistas. Un déficit fiscal
vertical que se intenta solucionar mediante transferencias intergubernamentales
ofrece incentivos para que los gobiernos regionales gasten en exceso y, si pueden
hacerlo, solicitar préstamos excesivos en el mercado privado de capitales. Las ca-
racterísticas de una institución fiscal nacional que acrecientan los problemas de una
restricción presupuestal flexible son las transferencias discrecionales, los programas
de igualación y la superposición de responsabilidades entre el nivel central y regio-
nal de gobierno.
Este capítulo está organizado de la siguiente manera. Comienza con una descrip-
ción formal del problema de restricción presupuestal flexible, antes de examinar las
implicaciones de una restricción presupuestal flexible sobre la economía de un país.
Posteriormente resume la literatura teórica que discute la experiencia del mundo real
con el problema de una restricción presupuestal flexible. El capítulo finaliza resu-
miendo las lecciones aprendidas de la literatura empírica y teórica.
convertirse en un fracaso” ante los ojos del gobierno central. Para modelar esta in-
terpretación, el autor sugiere que el incentivo de salvamento financiero del gobierno
surge de la oferta de parte del gobierno regional de bienes públicos regionales que
benefician a personas que residen en otras regiones. Personas de otras regiones se
pueden beneficiar de la oferta de parte de un gobierno regional de educación básica
y servicios de vacunación. El gobierno central ofrece una transferencia con corres-
pondencia para inducir al gobierno regional a ofrecer el nivel de bienes públicos
regionales que incorporan los beneficios externos además de los correspondientes a
los residentes de la propia región. En el caso de que el gobierno regional no ofrezca
apropiadamente el bien público, el gobierno central puede tener un incentivo para
ofrecer una transferencia adicional superior a la transferencia con correspondencia
con el objetivo de asegurar la oferta del nivel socialmente eficiente del bien público.
En el modelo de Wildasin, el gobierno central paga la transferencia adicional al
reducir su propia oferta de bienes públicos nacionales. En consecuencia, al decidir si
optar por un nivel subóptimo de oferta de bien público que induciría a un salvamen-
to financiero, el gobierno regional compara el nivel de bienestar regional alcanzado
con un salvamento financiero respecto al nivel alcanzado sin uno. Con salvamento
financiero, el gobierno regional enfrenta un costo inferior en la oferta del bien público
(el problema del fondo común), pero sus habitantes reciben niveles subóptimos de
bienes públicos regional y nacionales. Del mismo modo, al decidir si ofrecer una trans-
ferencia adicional al gobierno regional A, el gobierno central pondera los beneficios
correspondientes a los habitantes que residen en otras regiones por el incremento en
la oferta del bien público de la región A respecto al costo de reducir la oferta del bien
público nacional. Los beneficios de un salvamento financiero incrementan con las ex-
ternalidades generadas del bien público de la región A. Por esta razón, las regiones más
grandes tienden a recibir más salvamentos financieros que las regiones pequeñas.
La hipótesis de es muy grande para ser un fracaso ayuda a explicar el salvamento
financiero de los gobiernos regionales cuyas deudas amenazan la seguridad financie-
ra de toda una nación. Tales tipos de salvamento han sido frecuentes en Argentina
y Brasil, desde los años ochenta, el salvamento financiero a Nueva York y Medellín,
Colombia, también puede ser visto como evidencia de la hipótesis de que es muy
grande para ser un fracaso.
Pero también se presentan numerosos procesos de salvamento financiero en juris-
dicciones pequeñas, de modo que la hipótesis de que es muy grande para convertirse
en un fracaso es simplemente una explicación posible entre muchas otras de la falta
de compromiso de un gobierno central.
es que las transferencias a la región que experimenta un efecto negativo son menores
respecto al caso de brecha fiscal óptima.
La segunda forma de externalidad es el problema del fondo común, que ocurre
cuando el gobierno central no está en capacidad de comprometerse a una política de
transferencia. Como el gobierno regional conoce esta incapacidad de compromiso,
ignora su restricción presupuestal cuando toma sus decisiones de gasto e impuestos,
anticipando que el gobierno central financiará su gasto excesivo. Como resultado, las
tasas impositivas regionales son muy bajas (cero en este caso) y el gasto es muy alto.
• Un desequilibrio fiscal vertical grande por sí mismo no tiene efectos sobre el des-
empeño fiscal regional.
• La relación negativa entre el desempeño fiscal regional y el desequilibrio fiscal
vertical es más fuerte cuando los gobiernos regionales dependen de las transfe-
rencias para propósitos generales y las transferencias de igualación.
• Los países con altos niveles de desequilibrio fiscal vertical tienden a restringir la
solicitud de préstamos de parte de los gobiernos regionales.
• El déficit promedio de los gobiernos regionales es menor en países que restringen
la solicitud de préstamos de parte de los gobiernos regionales.
• El déficit promedio de los gobiernos regionales es mucho más alto en países con
altos niveles de desequilibrio fiscal vertical y en países en los cuales el gobierno
regional tiene autonomía en la solicitud de préstamos.
• El federalismo no está asociado con la indisciplina fiscal.
• Los gobiernos regionales en federaciones tienden a tener un alto grado de autoto-
mía en la solicitud de préstamos.
• Existe una relación entre el federalismo y la indisciplina fiscal, pero es evidente
sólo en países con altos niveles de desequilibrio fiscal vertical.
Alemania
Alemania tiene tres niveles de gobierno: federal (Bunda), estatal (Länd) y local (Ge-
menden).1 El sistema fiscal intergubernamental en Alemania presenta un alto grado
1 Para análisis de estudios de caso sobre el problema de la restricción presupuestal flexible en Alema-
nia, Ver Seitz (1999), Von Hagen y otros (2000), y Rodden (2003a).
ser muy severo en los municipios de Baden-Württemberg. Este análisis puede estar
influenciado por el hecho de que Baden-Württemberg es un Länd rico y por eso no
tiene muchos desincentivos en la tercera etapa del sistema de igualación, que premia
las transferencias suplementarias sólo a los Länd pobres. Sin embargo, Buettner en-
cuentra que el sistema de igualación puede crear un desincentivo para la recolección
de ingresos que puede contribuir al problema de la restricción presupuestal suave. Su
resultado muestra que la innovación en las fuentes de ingresos del municipio genera
un incremento en su contribución neta al sistema de igualación. De modo que el sis-
tema de igualación previene que el gobierno municipal obtenga todos los beneficios
de su esfuerzo en recolección de impuestos.
Buettner también investiga cómo el efecto del tamaño de la ciudad afecta la
respuesta de las subvenciones intergubernamentales en restablecer el equilibrio pre-
supuestal. El autor encuentra que las ciudades de tamaños mediano y grande tienden
a depender más de ajustes en las transferencias intergubernamentales respecto a las
ciudades pequeñas. Este resultado confirma la hipótesis de Wildasin (2004) en donde
el municipio más grande está asociado con externalidades más grandes por la oferta
del bien público y, en consecuencia, es más severo el problema de la restricción pre-
supuestal flexible. Esto también puede confirmar la hipótesis de Goodspeed (2002)
en donde el gobierno central favorece los municipios que tienen mayor impacto en
las posibilidades de reelección del gobierno.
Rodden (2000) también investiga el problema de la restricción presupuestal flexi-
ble en la Federación alemana. A diferencia de Buettner, el autor encuentra evidencia
del problema de restricción presupuestal flexible ante la creación de un nivel excesi-
vo de créditos. Su investigación del papel de las transferencias intergubernamentales
en afectar la disciplina fiscal es diferente del tomado por Buettner en tres aspectos.2
Primero, Rodden examina el resultado fiscal en todos los Länder viejos, es decir,
aquellos de la antigua República Federal Alemana. El análisis de Buettner se con-
centra en los municipios con un solo Länd-Baden-Württemberg, uno de los más
ricos de Alemania. Segundo, Rodden lleva a cabo una investigación de largo plazo
para poner a prueba la hipótesis de que el problema del fondo común se manifiesta
él mismo ante la percepción de que parte del costo del déficit actual será aceptado
por los contribuyentes futuros en la nación. El análisis de Buettner, por otro lado,
investiga cómo las transferencias pueden ser usadas para restablecer el equilibrio
fiscal de corto plazo. Adicionalmente, los dos análisis difieren en su evaluación de la
variación de la importancia del sistema de igualación como fuente de distorsiones en
el Länder. La mayor parte de los incentivos distorsionadores que surgen del sistema
2 Otras diferencias importantes e interesantes entre los dos análisis no se discuten acá, por su especial
atención sobre cómo las transferencias intergubernamentales afectan la indisciplina fiscal.
3 La evidencia de la medida de la participación del gobierno federal en los temas del gobierno esta-
tal es que todos los estados tienen la misma calificación de riesgo del gobierno central, y por eso
enfrentan la misma tasa de interés, sin importar la variación en los niveles de endeudamiento. En
consecuencia, los mercados de crédito privado no disciplinan efectivamente al gobierno estatal en
Alemania.
Italia
La dependencia de los gobiernos regionales de Italia en las transferencias del go-
bierno central y las restricciones que enfrentan los gobiernos regionales, respecto
a su autonomía en la recolección de impuestos y gastos, son aún más fuertes que
en Alemania.4 Es más, existe un alto grado de sobreposición de responsabilidades
entre los diferentes niveles de gobierno en relación con la oferta y la financiación
de importantes servicios públicos, como educación, y el servicio de salud. Estas res-
ponsabilidades, y en general las relaciones fiscales intergubernamentales, han pasado
por un importante proceso de turbulencia en las últimas tres décadas. A principios
de los años setenta, como respuesta a la crisis económica e inconformidad social, el
gobierno central redujo la autonomía fiscal de los gobiernos subnacionales. Al mis-
mo tiempo, se estableció un sistema de subvenciones para igualar las capacidades de
los gobiernos regionales en ofrecer bienes y servicios públicos. La distribución de
subvenciones fue definida a partir de una serie de objetivos que no eran claros, y los
individuos continuaban esperando que el gobierno central y regional compartieran
la responsabilidad en la oferta de muchos bienes y servicios públicos.
La reducción de la autonomía fiscal regional como resultado de la reforma de las ins-
tituciones fiscales intergubernamentales fue tan severa que, a finales de los años setenta,
los gobiernos regionales dependían en un 97% de la financiación de las transferencias
centrales. Como en Alemania, el gobierno central en Italia estableció guías muy especí-
ficas de cómo el dinero de las subvenciones debía ser gastado, en un intento de igualar
la oferta de bienes públicos entre las regiones. Estas guías fueron muy restrictivas en
el sector de la salud. La combinación del problema del fondo común y la falta de asig-
nación de responsabilidades contribuyó a incrementar el gasto, el incremento fue tan
rápido que el gobierno regional se excedió continuamente en su presupuesto y comenzó
a financiar su deuda mediante la solicitud de préstamos a los bancos comerciales. Este
rápido incremento en el gasto se combinó con la inestabilidad política que debilitó la
capacidad del gobierno central y la motivación de manejar los excesos fiscales a nivel
regional. El resultado de los cambios introducidos en los setenta fue un rápido creci-
miento en el gasto del gobierno local, especialmente en el sector de la salud. El gasto
excesivo de los gobiernos regionales generó una solicitud de préstamos fuera de control,
y el déficit resultante fue financiado por el gobierno central. En consecuencia, se creó un
4 Para análisis de estudios de caso sobre el problema de la restricción presupuestal en Italia, ver Von
Hagen y otros (2000) y Bordignon (2000).
sistema de salvamento financiero, este sistema era muy discrecional y tendía a premiar
a los gobiernos más irresponsables. El resultado no era sorprendente, dado que los go-
biernos regionales internalizaban muy poco los costos de gasto y veían que el gobierno
central era el responsable final de cualquier dificultad financiera que apareciese.
La fuerte crisis financiera de principios de los años noventa ofreció un ambiente
apropiado para fuertes reformas en las instituciones fiscales intergubernamentales
que dieron surgimiento a la indisciplina fiscal en los años setenta y ochenta. Las
transferencias intergubernamentales se redujeron considerablemente, y la autonomía
en la solicitud de préstamos para los gobiernos locales aumentó. Adicionalmente, se
establecieron nuevas leyes para hacer que el gobierno local fuese más responsable por
sus acciones ante sus ciudadanos.
Las reformas introducidas en los años noventa estaban dirigidas a endurecer la
restricción presupuestal de los gobiernos locales, pero el problema de la restricción
presupuestal flexible no había sido eliminado. El proceso de rendición de cuentas
y responsabilidades en Italia aún sufre de responsabilidades traslapadas con el go-
bierno central. Adicionalmente, muchas transferencias todavía se asignan sin ningún
criterio, lo cual genera procesos de presión de grupos de interés y la transferencia
de subvenciones por relaciones políticas con el gobierno central. El problema de la
restricción presupuestal flexible en el sector de la salud continúa siendo un problema
por la importancia el servicio de salud en las prioridades del gobierno central.
Son varias las características de las instituciones fiscales y políticas en Italia, las
que han dado pie a la indisciplina fiscal en los gobiernos regionales. Algunas de es-
tas características son similares a las de Alemania, las más importantes son la fuerte
dependencia del gobierno regional en las transferencias federales, la limitada flexi-
bilidad de los gobiernos regionales en ajustar sus ingresos y gastos como respuesta
a las dificultades fiscales, la mezcla de responsabilidades de diferentes niveles de go-
bierno, el uso de transferencias discrecionales para ofrecer salvamento financiero a
los gobiernos regionales y la inestabilidad política. Las dos primearas características
generan el problema del fondo común y reducen la asignación de responsabilidades
en el gobierno regional ante los votantes e instituciones crediticias. La tercera carac-
terística reduce la asignación de responsabilidades del gobierno regional. La cuarta
aumenta el problema de la restricción presupuestal flexible, porque las transferencias
discrecionales son manipuladas fácilmente por los gobiernos regionales. La quinta
reduce la iniciativa del gobierno central de controlar la indisciplina fiscal, porque los
beneficios de hacerlo se acumulan en el futuro, mediante una mejor disciplina fiscal,
pero el futuro no es considerado por un ambiente político inestable.
Suecia
En contraste con las condiciones institucionales en Alemania e Italia, los gobiernos
regionales en Suecia tienen cierta autonomía en seleccionar el nivel, la calidad y los
5 Para análisis de estudios de caso sobre el problema de la restricción presupuestal en Suecia, ver Von
Hagen y otros (2000) y Von Hagen y Dahlberg (2004).
Las características más importantes del sistema fiscal intergubernamental que han
hecho crecer el problema de la restricción presupuestal en Suecia, son el sistema de
igualación, la autonomía en solicitud de créditos del gobierno regional, la condición
constitucional que prohíbe que los gobiernos locales nieguen el pago de su deuda, y
el uso de transferencias discrecionales. Las dos primeras características contribuyen
a las expectativas de parte del gobierno regional que el gobierno central vendrá a
rescatarlos cuando se encuentren en dificultades financieras. La tercera caracterís-
tica ofrece los medios mediante los cuales los gobiernos regionales pueden exceder
su presupuesto. La cuarta característica ofrece incentivos para la indisciplina fiscal,
porque las transferencias discrecionales pueden ser manipuladas fácilmente.
Argentina
Las relaciones fiscales intergubernamentales en Argentina muestran un alto gra-
do de desequilibrio fiscal vertical.6 Los gobiernos provinciales son responsables
de ofrecer muchos de los servicios y bienes públicos, pero tienen limitación en el
acceso de bases impositivas más grandes. Por esta razón, las transferencias intergu-
bernamentales financian una gran proporción del gasto provincial. Los gobiernos
provinciales también han disfrutado de cierta libertan en el acceso al crédito do-
méstico y al mercado internacional de capitales. La combinación del desequilibrio
fiscal vertical a nivel provincial y la autonomía de solicitud de crédito han dado pie
al surgimiento de problemas de indisciplina fiscal que han contribuido a fuertes
crisis financieras en años recientes. Durante estas crisis, el riesgo del colapso del
sector bancario provincial hizo que el gobierno central comenzara a ofrecer ayuda
financiera a las provincias más irresponsables. El resultado fue la reducción de la
disciplina fiscal.
La fuerte crisis de los años noventa, ofreció la oportunidad de reformas importan-
tes a la macroeconomía y a las instituciones financieras provinciales. En ese momento
comenzó la privatización de los bancos provinciales, y el gobierno central comenzó
a asignar transferencias a las provincias más endeudadas, según condiciones que in-
cluían objetivos de reducción de déficit, congelamiento de niveles de empleo público,
y restricciones de solicitud de endeudamiento. Una reforma interesante que ha te-
nido un efecto perverso sobre la indisciplina fiscal es la norma que le permite a los
bancos deducir pagos de servicio de la deuda de los ingresos compartidos. Aunque
esta norma incrementa los costos de crédito de las provincias, y les ayuda a endure-
cer su restricción presupuestal, también tiene el efecto perverso de incrementar el
deseo del banco de ofrecer préstamos a los gobiernos provinciales. En consecuencia,
6 Para análisis de estudios de caso sobre el problema de la restricción presupuestal en Argentina, ver
Nicolini y otros (2000) y Webb (2003).
la deuda provincial ha aumentado. Las reformas han ayudado a fortalecer los presu-
puestos provinciales, pero Argentina aún es vulnerable al problema de la restricción
presupuestal flexible y a las crisis financieras, como ocurrió en 2002.
Jones, Sanguinetti y Tommasi (1999, 2000) analizan el problema del fondo co-
mún como un determinante del desempeño fiscal de las provincias argentinas. La
experiencia de Argentina con el problema de restricción presupuestal flexible en los
90 y sus intentos de fortalecer la restricción presupuestal en los 90 ofrecen un ejem-
plo interesante del proceso evolutivo de reforma intergubernamental. Los autores
demuestran que el comportamiento fiscal de los gobiernos provinciales se ha visto
afectado por el problema del fondo común. En particular, encuentran que las provin-
cias que tienen mayor dependencia sobre las transferencias han tendido a tener un
gasto per cápita más alto. Las provincias cuyos gobernadores pertenecen al mismo
partido político del Presidente tienden a tener menor gasto per cápita, porque existe
mejor coordinación e internalización de las externalidades cuando los dos niveles de
gobierno pertenecen al mismo partido. Si los dos gobiernos están controlados por
partidos diferentes, los gobiernos provinciales tienen menores incentivos para tomar
en cuenta los efectos de sus decisiones sobre las finanzas del gobierno central, y tie-
nen un incentivo a comportarse irresponsablemente y culpar al gobierno central por
las dificultades financieras.
Jones, Sanguinetti y Tommasi (1999, 2000) construyen un índice para medir las
restricciones presupuestales sobre los gobiernos provinciales y municipales que rela-
ciona la autonomía en solicitud de crédito y la auditoría del presupuesto de gobiernos
de nivel inferior. Los autores encuentran que las provincias con un índice de mayor
“institucionalidad fiscal” tienden a tener un menor gasto per cápita.
Los factores clave que han sido identificados que inducen la existencia de la
restricción presupuestal flexible son los altos desequilibrios fiscales a nivel provin-
cial, el bajo nivel de autonomía en ajustar los recursos propios y los gastos, el uso
de transferencias discrecionales, la autonomía en solicitud de préstamos, y las di-
ferentes afiliaciones políticas del gobierno central y provincial. Las tres primeras
características contribuyen al problema del fondo común y ofrecen incentivos para
la indisciplina fiscal de los gobiernos regionales. Cuando se combina con la autono-
mía en solicitud de créditos, tales características son causas potentes del problema
de la restricción presupuestal flexible. La quinta característica ofrece un interesante
ejemplo de cómo el poder del gobierno central en exigir el cumplimiento de la dis-
ciplina fiscal puede verse comprometida por los gobiernos provinciales del partido
de la oposición. Los esfuerzos de Argentina de reformar sus instituciones fiscales y
financieras también ilustran cómo los gobiernos centrales pueden usar una crisis
económica para generar respaldo a las reformas que restringen la autonomía del
gobierno provincial.
Brasil
Brasil pasó por fuertes crisis macroeconómicas en los años ochenta y noventa que ter-
minaron en numerosas operaciones de salvamento financiero a favor de los estados.7
La debilidad del gobierno federal de negar las operaciones de salvamento financiero y
las expectativas de los gobiernos estatales de recibir un salvamento financiero son el re-
sultado de la aproximación inadecuada hacia la descentralización adoptada en Brasil.
Entre varios países en desarrollo, Brasil muestra un alto grado relativo de descentra-
lización, los gobiernos estatales y locales reciben una alta proporción de sus ingresos
mediante impuestos compartidos con el gobierno federal. La autonomía de ingresos
estatales y la asignación de responsabilidades son débiles por las restricciones sobre la
capacidad de los estados de alterar las bases tributarias y las bases de impuestos para
explotar nuevas oportunidades impositivas. La Constitución de Brasil específica que las
responsabilidades de gasto más importantes, como la educación, la salud y el bienestar
son ofrecidas por los gobiernos estatales, según estándares nacionales determinados
por el gobierno federal. En la práctica, existe sobreposición de responsabilidades en
la oferta de los bienes y servicios públicos. La participación del gobierno federal en
la oferta de bienes públicos ofrece un incentivo a los gobiernos estatales de ejercer
presión política sobre el gobierno federal en busca de recursos adicionales. Las transfe-
rencias obtenidas de esta manera son distribuidas ad hoc y confunden el problema de
cuál nivel de gobierno es el responsable de una practica eficiente de gasto público.
Las dificultades con la indisciplina fiscal durante los años ochenta y noventa se
combinaron por la capacidad de los gobiernos estatales de solicitar préstamos en
el mercado financiero local e internacional. La Constitución de Brasil le asigna al
gobierno federal la habilidad de regular el proceso de endeudamiento estatal, pero
ha sido muy poco exitosa en prevenir un déficit fiscal excesivo. Las restricciones je-
rárquicas, como las de solicitar préstamos de los bancos comerciales del Estado, han
sido implementadas, pero también han sido evadidas fácilmente. Además de esto, la
participación del gobierno federal en las actividades de endeudamiento alimentaron
las expectativas de que el gobierno federal implícitamente respalda la deuda estatal.
Estas expectativas fueron confirmadas cuando el gobierno federal ganó la apuesta
de que el gobierno federal no arriesgaría la profundización de la crisis al no venir a
rescatar los estados en problemas, la solicitud de préstamos de parte de los gobiernos
estatales ha sido relativamente fácil, ya que los mercados de crédito han facilitado los
préstamos, pues perciben que el gobierno federal garantiza esta deuda.
La debilidad en el control jerárquico del gobierno federal sobre la disciplina fiscal
estatal, durante los años ochenta y noventa fue un resultado de las instituciones po-
7 Para análisis de estudios de caso sobre el problema de la restricción presupuestal en Brasil, ver Bevi-
laqua (2000) y Rodden (2003b).
Ucrania
La transición de Ucrania a una economía de mercado ha estado caracterizada por
la ineficiencia fiscal en todos los niveles de gobierno.8 Aunque no se han presenta-
do episodios de salvamento financiero dramáticos en gobiernos de nivel inferior, es
posible encontrar incentivos para una restricción presupuestal flexible en las insti-
tuciones fiscales, políticas y financieras de Ucrania. Los niveles de gobierno inferior
en Ucrania tienen acceso a pocos recursos propios. Existen normas en donde el go-
bierno central y la Constitución ofrecen los bienes y servicios esenciales, aunque la
legislación existente no es clara respecto a la asignación de las responsabilidades de
gasto. La brecha resultante entre el gasto y el ingreso no se maneja adecuadamente
mediante transferencias de parte del gobierno de nivel superior. Las transferencias
intergubernamentales son negociadas a comienzo de cada año presupuestal y a partir
de un análisis ad hoc, pero el fondo de recursos de donde parten las transferencias
usualmente está sobrestimado, lo que genera un déficit entre las transferencias pre-
supuestadas y las asignadas efectivamente. Esto genera retraso en las obligaciones
y diseminación de notas de promesa de pago, llamadas veksels, para poder hacer
transacciones. Las negociaciones que determinan el nivel de transferencias intergu-
bernamentales se hacen en una atmósfera competitiva en lugar de hacerse en una
cooperativa. Los gobiernos de nivel inferior no enfrentan muchos incentivos para
incrementar sus propias fuentes de recursos, porque al hacerlo terminarían con una
reducción en las transferencias de parte del gobierno central.
Las instituciones financieras en Ucrania aún están en una etapa de desarrollo
mientras que la economía se transforma en una orientada por mecanismos de mer-
cado. La inmadurez relativa del sistema financiero se manifiesta por una gran falta de
vigilancia legislativa. No hay guía legislativa de los procesos de solicitud de crédito
o los procedimientos que deben ser adoptados por los oferentes de créditos y los
gobiernos regionales ante un caso de bancarrota. Los niveles de gobierno inferior
usualmente solicitan préstamos a los gobiernos de nivel superior, que no cobran tasas
8 Para análisis de estudios de caso sobre el problema de la restricción presupuestal en Ucrania, ver
Bevilaqua (2000) y Rodden (2003b).
Hungría
En contraste con el caso de Ucrania, las reformas a las instituciones fiscales, financie-
ras y políticas de Hungría durante la transición a un sistema de mercado ha sido muy
exitosa en instaurar la disciplina de mercado en los gobiernos regionales.9 Las refor-
mas más importantes en este tema son las hechas al proceso democrático de Hungría,
9 Para análisis de estudios de caso sobre el problema de la restricción presupuestal en Hungría, ver
Wetzel y Papp (2003).
Australia
La experiencia australiana ofrece un buen ejemplo del papel jugado por los contro-
les jerárquicos en el fortalecimiento de la restricción presupuestal.10 La federación
australiana es muy centralizada, el gobierno central controla todas las fuentes impor-
tantes de impuestos, y usa su superioridad financiera para imponer restricciones en el
gasto de los gobiernos estatales mediante transferencias con propósitos específicos en
áreas de jurisdicción estatal. Los gobiernos estatales también reciben transferencias
incondicionales con el objetivo de igualar las diferencias en su capacidad de ofrecer
niveles comparables y calidad en los bienes y servicios públicos a niveles comparables
de impuestos. Estas transferencias de igualación se asignan según fórmulas que bus-
can resolver las diferencias entre estados en su capacidad fiscal potencial.
El gobierno central de Australia ha usado su dominio fiscal para invocar controles
jerárquicos sobre la solicitud de préstamos en los estados. El Loan Council controla
10 Para análisis de estudios de caso sobre el problema de la restricción presupuestal en Australia, ver
Von Hagen y otros (2000) y Grewal (2000).
la cantidad total de crédito a todos los niveles de gobierno así como la asignación de
préstamos en todos los estados. El gobierno central domina sobre las decisiones del
Loan Council por su poder de voto y su capacidad de usar la superioridad financiera
para amenazar a los estados a que se ajusten a lo determinado por el Loan Council. En
casi toda la historia del Loan Council, la institución ha sido muy exitosa en limitar la
acumulación de deuda estatal. Una excepción ocurrió a finales de los años setenta y
principios de los ochenta, cuando se relajaron las restricciones y los estados respondie-
ron incrementando sustancialmente su endeudamiento doméstico e internacional.
El hecho de que los gobiernos regionales dependan mucho de las transferencias
del gobierno central y que tengan poca discreción sobre las decisiones de gasto y reco-
lección de ingresos crea la posibilidad de que se presente el problema de la restricción
presupuestal flexible. Sin embargo, el dominio del gobierno central ha permitido in-
vocar los controles jerárquicos que han sido efectivos en fortalecer las restricciones
presupuestales de los estados. De modo que un gobierno central poderoso puede
limitar el comportamiento ineficiente de un gobierno regional. Las transferencias
de igualación en Australia son asignadas según fórmulas que buscan resolver las di-
ferencias en la capacidad fiscal. Estas fórmulas son independientes de las políticas
adoptadas por los estados y es poco probable que contribuyan a los problemas de la
restricción presupuestal flexible.
Aunque los controles jerárquicos han sido exitosos en restringir el endeudamiento
excesivo en Australia, tienen su propio costo. Antes de 1990, el gobierno central soli-
citaba préstamos a nombre de los estados. Este mecanismo les permitía a los estados
endeudarse con tasas de interés favorables que reflejaban la credibilidad crediticia
del gobierno central, y no necesariamente la de los estados. Una consecuencia de
este mecanismo fue haberse entrado en una destinación ineficiente de créditos entre
los estados, porque los estados estaban blindados contra el escrutinio del mercado.
Los límites al endeudamiento global y la asignación de préstamos entre estados ten-
dían a reflejar los objetivos macroeconómicos y por eso no estaban relacionados con
las necesidades de los estados. La interferencia del Loan Council con las funciones
distributivas de los mercados de capitales ha comprometido la eficiencia y al mismo
tiempo la ha fortalecido al reforzar la restricción presupuestal.
Estados Unidos
La experiencia de Estados Unidos ofrece un buen ejemplo de un mecanismo fiscal
alternativo que puede llevar a una restricción presupuestal fuerte: depender de las
fuerzas del mercado para disciplinar a los gobiernos regionales.11 Las condiciones
11 Para análisis de estudios de caso sobre el problema de la restricción presupuestal en Estados Unidos,
ver Inman (2003).
necesarias para que las fuerzas del mercado sean efectivas son que los votantes hagan
responsables a los gobiernos estatales y locales por sus decisiones de política y que
puedan castigar a los gobiernos irresponsables en las urnas, esto ocurre frecuente-
mente en todo Estados Unidos. Adicionalmente, el mercado de capitales de Estados
Unidos funciona muy bien, y sirve para castigar a los gobiernos irresponsables que
tienen altos costos de endeudamiento. En muchos estados y muchos gobiernos loca-
les, el papel disciplinador de los mercados de capitales privados es complementado
por estándares de bancarrota, reglas de presupuesto balanceado y regulación consti-
tucional que prohíbe el salvamento financiero.
Muchas de las características institucionales de Estados Unidos son el producto
de una larga historia de reacciones a incumplimiento de pago de los estados y gobier-
nos locales. Una gran mayoría de los gobiernos que incumplieron con sus pagos no
fueron rescatados por el gobierno central o estatal. Cada crisis fiscal presentaba una
oportunidad para el gobierno endeudado o para que el nivel superior de gobierno
mejorara sus instituciones con el objetivo de parar el comportamiento irresponsable
de gobiernos futuros.
Aunque Estados Unidos ha sido muy exitoso en minimizar los episodios de salva-
mento financiero en momentos de fuertes crisis fiscales, algunas características de su
sistema fiscal intergubernamental pueden llevar al problema de la restricción presu-
puestal flexible. Una característica es la presencia de desequilibrios fiscales verticales
a nivel estatal y local, a pesar de que los gobiernos de nivel inferior tienen acceso a
una gran variedad de impuestos. Otra característica que puede llevar al problema de
la restricción presupuestal suave es la dependencia de gobiernos de nivel inferior de
las transferencias condicionales para solucionar los desequilibrios fiscales verticales.
Las transferencias condicionales ayudan a asegurar que la oferta de bienes y servicios
de parte del gobierno local y estatal cumple con los estándares mínimos, pero com-
prometen la asignación de responsabilidades y crean expectativas de que le gobierno
central vendrá y rescatará al gobierno regional si no es capaz de cumplir con los
estándares nacionales. Los interese regionales se ven fuertemente representados en
la legislación nacional, estas características dan pie al problema del fondo común y
alimentan el crecimiento de la demanda de financiación nacional de servicios estata-
les y locales.
Canadá
Existen muchas similitudes entre la experiencia con la restricción presupuestal flexi-
ble entre Canadá y los Estados Unidos.12 Como en los Estados Unidos, Canadá ha
12 Para análisis de estudios de caso sobre el problema de la restricción presupuestal en Canadá, ver Bird
y Tassonyi (2003).
Lecciones aprendidas
La literatura de la restricción presupuestal flexible concluye que no hay una única
razón para la existencia del incentivo del gobierno central en ofrecer recursos adicio-
nales cuando los gobiernos regionales incumplen sus restricciones presupuestales. El
problema de la restricción presupuestal flexible tiene sus raíces en las instituciones
fiscales, financieras y políticas mediante las cuales los gobiernos centrales y regio-
nales interactúan, instituciones que son diferentes para cada país. De modo que un
método que funciona en un país para fortalecer la restricción presupuestal puede no
ser efectivo o ni siquiera posible en otro. Para los analistas y diseñadores de política la
tarea de fortalecer una restricción presupuestal es, entonces, una tarea difícil.
del gobierno de nivel superior al gobierno del nivel inferior. El desequilibrio fiscal
vertical afecta la relación entre los beneficios y los costos del gasto regional, dando
pie a que surja el problema de la agrupación de fondos, que finalmente genera niveles
de gasto y endeudamiento muy ineficientes. El desequilibrio fiscal vertical incluye
los resultados fiscales del gobierno central y regional, que a su vez comprometen el
proceso de rendición de cuentas del gobierno regional ante los votantes y oferentes
de créditos. Estos desequilibrios limitan la flexibilidad de los gobiernos regionales y
su habilidad de recolectar ingresos adicionales en momentos de crisis. Los gobiernos
regionales, entonces, justifican en estas razones la solicitud de ayuda al gobierno cen-
tral para que les ofrezca recursos adicionales, ya que es el único que puede hacerlo
(Rodden, Eskelund y Litvack 2003a).
Pisauro (2001) y Rodden (2001) señalan que cerrar la brecha fiscal vertical me-
diante la oferta de recursos suficientes a los gobiernos regionales para financiar sus
gastos no genera disciplina fiscal. Cuando los gobiernos regionales tienen acceso a
grandes bases tributarias, pero tienen poca autonomía de establecer las tasas de im-
puestos o crear una nueva base, no están en capacidad de ajustar sus propios recursos
como respuesta a la crisis financiera; éste ha sido el caso de Brasil y Alemania. Como
resultado, los votantes y oferentes de crédito no hacen responsables a los gobiernos
regionales de las crisis financieras si el gobierno regional tiene limitada flexibilidad
en asegurar los ingresos adicionales de sus propios recursos. De modo que a menos
que el gobierno central sea completamente ajeno a los resultados fiscales regionales,
los gobiernos regionales pueden esperar recursos adicionales de parte del gobierno
central, incluso ante equilibrio fiscal vertical. La tentación de ofrecer recursos adi-
cionales puede ser irresistible si rechazarla implica cerrar un hospital o escuela o la
caída del sistema financiero nacional (Pisauro 2001; Rodden 2001; Rodden, Eskelund
y Litvack 2003a).
Una de las condiciones más importantes para trabajar bajo la disciplina del mer-
cado es un gobierno central fuerte y estable que se niega a sucumbir a la presión del
gobierno regional en otorgar recursos adicionales (Inman 2003). En muchos países
en desarrollo y economías en transición, y en algunos países desarrollados, el gobier-
no central no tiene la fuerza y la habilidad suficientes para resistir estas presiones. En
muchos países, los intereses regionales son bien representados en la Cámara Alta o
Parlamento, lo cual puede limitar la capacidad del gobierno central de modificar las
instituciones fiscales de manera que se logre fortalecer la restricción presupuestal.
Adicionalmente, un gobierno débil y con pocas expectativas de ejercer no logra pon-
derar los beneficios de negar un salvamento financiero dentro de su proceso de toma
de dediciones, ya que los beneficios sólo se verán en el futuro, mediante una mejor
disciplina fiscal.
Otras características institucionales necesarias para el empleo exitoso de los
mecanismos de mercado son las que aseguran que los votantes y acreedores estén
en capacidad de castigar a los gobiernos irresponsables. Para que esto ocurra, los
votantes deben estar bien informados y deben poder expresar su descontento con
mecanismos democráticos (Rodden 2001; Inman 2003; Rodden, Eskelund y Litvack
2003b). El mercado de capitales privado debe estar bien desarrollado y ser eficiente
para que los acreedores castiguen a los gobiernos regionales irresponsables con ma-
yores costos de endeudamiento. En muchos países, también existe la expectativa de
que el gobierno central implícita o explícitamente respalda la deuda del gobierno
regional. Éste ha sido el caso de Argentina, Brasil, Alemania, Suecia y Ucrania, por
ejemplo. En tales casos, los costos de endeudamiento del gobierno regional tienden
a reflejar la credibilidad del gobierno central, lo cual pone en juego la asignación efi-
ciente del crédito.
Si alguna de las características institucionales mencionadas anteriormente no está
en funcionamiento, entonces la restricción presupuestal flexible puede llegar a ser un
problema. Esta es una razón por la cual muy pocos países otorgan autonomía total
en gasto, ingresos y endeudamiento a los gobiernos regionales. Por otro lado, están
los argumentos para defender la participación del gobierno central en los temas del
gobierno regional. La descentralización total puede generar desigualdad e ineficien-
cia que va más allá del problema de la restricción presupuestal flexible, y puede llegar
a limitar la capacidad del gobierno central de estabilizar la macroeconomía. Estos
peligros de la descentralización pueden llegar a ser más pronunciados en países en
desarrollo y economías en transición (Prud’homme 1995). De modo que se pueden
ofrecer argumentos a partir de conceptos de equidad, eficiencia y estabilidad para
que el gobierno central participe activamente en los asuntos fiscales del gobierno re-
gional. La relación óptima sería que el gobierno central mantuviese el dominio de la
recolección de ingresos y los gobiernos regionales, el dominio de la oferta de bienes y
servicios públicos, mientras que las transferencias intergubernamentales son usadas
para resolver el desequilibrio fiscal vertical que surge de este tipo de acuerdo. Tales
ofrecen incentivos para que el gobierno regional le solicite al gobierno central usar
sus poderes discrecionales a su favor. Tal comportamiento ha sido un factor impor-
tante de la poca disciplina fiscal de los gobiernos regionales de Argentina y Brasil.
Para evitar estos problemas, las transferencias deben ser distribuidas según una regla
clara y transparente, como el número de niños en edad escolar o las personas de
tercera edad que viven en una jurisdicción particular (Bird y Smart 2002; Rodden,
Eskelund y Litvack 2003b).
La combinación de los peligros de las transferencias discrecionales se convierte
en la asimetría de información sobre las causas de las dificultades financieras de una
región. Los gobiernos regionales tienen incentivos obvios para decir que son situa-
ciones fuera de control las que generan los problemas financieros. De este modo, el
gobierno central puede no estar en capacidad de determinar los factores subyacen-
tes que generaron la crisis fiscal. Es decir, el gobierno central no está en capacidad
de determinar si las razones dadas por la región son el resultado de un efecto nega-
tivo adverso o el comportamiento oportunista de la región. Alesina y Perotti (1999)
señalan que parte de la complejidad del presupuesto de los gobiernos regionales
puede ser un esfuerzo en desviar la culpa del mal desempeño fiscal ante los ojos
de los gobiernos centrales y los habitantes de la región. En busca de este objetivo,
los gobiernos regionales sobrestiman el crecimiento esperado de la economía, los
efectos de las políticas de gobierno y el efecto de ingreso de pequeños cambios en
las políticas de impuestos, y anuncian presupuestos para varios años en los cuales
los ajustes difíciles ocurren en el futuro. La confusión creada por la complejidad
deliberada en el proceso presupuestal hace difícil que los votantes puedan definir la
responsabilidad sobre el gobierno local por las dificultades financieras experimen-
tadas al final del año fiscal. Los instrumentos necesarios para reducir esta asimetría
de información son el monitoreo regular y efectivo y la auditoría del presupuesto del
gobierno regional para detectar la indisciplina fiscal y prevenir que alcance niveles
de crisis (Inman 2003).
Conclusiones
La revisión de la literatura teórica, empírica y estudios de caso indica que las expec-
tativas de recursos adicionales de parte del gobierno regional y los incentivos para
ofrecerlos de parte del gobierno central pueden surgir bajo diferentes circunstancias.
Algunas características de las instituciones fiscales intergubernamentales llevan más
fácilmente a una restricción presupuestal fuerte que otras, pero su impacto final so-
bre la disciplina fiscal depende de las instituciones financieras y políticas del país.
Las principales conclusiones de la literatura pueden resumirse así:
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supuesto. La autoridad central puede abusar de su poder de gasto, inmiscuyéndose
excesivamente en problemas locales y afectando la autonomía local. Los grupos de
interés o los gobiernos locales pueden comenzar a participar en actividades de pre-
sión política (lobby) para manipular la asignación de transferencias a su favor. En ese
caso, las transferencias interregionales son usadas para financiar proyectos públicos
cuyos beneficios se concentran geográficamente, pero cuyos costos son asumidos por
toda la nación.
Cuando existen relaciones fiscales jerárquicas, el gobierno central eventualmen-
te puede verse obligado a rescatar las regiones endeudadas, yendo en contra de la
responsabilidad fiscal de los gobiernos locales. Tales operaciones de salvamento fi-
nanciero pueden no ser necesarias constitucionalmente, pero, por otro lado, reflejan
las presiones políticas. Los residentes locales pueden no tener deseos de monitorear y
disciplinar a sus gobiernos locales cuando perciben que el gasto local no viene de sus
propios bolsillos sino que es pagado por alguien más.
Finalmente, la ejecución de política económica de cualquier tipo es finalmente
un asunto político. Según Inman (1988), la teoría normativa de las transferencias
intergubernamentales no ofrece una explicación satisfactoria de los programas de
transferencia de los Estados Unidos que hacen muy poco por internalizar los efectos
de diseminación u ofrecer respaldo fiscal a las regiones de ingreso bajo o con pocos
recursos. Bajo estas circunstancias, un modelo de economía política hace un mejor
trabajo, eso no significa que el análisis económico de las transferencias sea irrelevan-
te, pero hay que entender que las consecuencias económicas de transferencias mal
diseñadas y con motivaciones políticas pueden ser negativas para la economía. El
reto es evitar generar un daño secundario en busca de los objetivos políticos (Bird y
Smart 2002).
Este capítulo revisa los modelos de economía política de las transferencias, exa-
mina las transferencias intergubernamentales e interregionales que podrían ser
ofrecidas directamente a los habitantes desde el gobierno central. El capítulo no es
puramente positivo, también se examinan las consecuencias normativas que surgen
del equilibrio político y económico analizado.
Se debe hacer una distinción importante entre los aspectos normativos y po-
sitivos de las transferencias interregionales. El análisis normativo examina cómo
las transferencias deben ser ofrecidas para promover la eficiencia y la equidad, sin
considerar elementos de economía política. El análisis positivo describe cómo las
transferencias surgen como una consecuencia de la economía política de las deci-
siones e interacciones entre las partes interesadas. Los dos tipos de análisis no son
necesariamente iguales. Algunos afirman que la disponibilidad política debe ser
incluida en el análisis normativo si se quiere que las recomendaciones de política
sean aprobadas e implementadas mediante el proceso político. Este capítulo no
examina el papel de las conclusiones del análisis de la cosa pública en la economía
Este capítulo examina las consecuencias que surgen cuando alguna de estas
condiciones no se cumplen. El capítulo está organizado de la siguiente manera. La
siguiente sección examina los gobiernos que buscan su propio interés y la competen-
cia política. Comienza analizando el efecto de flypaper effect que está asociado con la
motivación egoísta de los gobiernos locales, antes de analizar los motivos egoístas del
gobierno central. La segunda sección examina las políticas oportunistas y el compor-
tamiento explotador de renta que surge de la naturaleza fragmentada del gobierno
central. La tercera sección ilustra las transferencias, analizando la negociación inter-
gubernamental y la amenaza de que la nación se divida. La cuarta sección examina el
problema de restricción flexible y retención asociado con los problemas de compro-
1 Adicionalmente, el gobierno central debe ser racional y poseer conocimiento adecuado e informa-
ción. En este capítulo, se asume que el gobierno central es racional, aunque su racionalidad puede
ser controvertida.
Competencia política
La naturaleza táctica de las transferencias intergubernamentales puede ser modelada
de dos maneras, según la demanda y según la oferta. Desde el lado de la demanda,
se modela la norma universal en la legislatura que permite la integración de los le-
gisladores con los votantes y las actividades de presión de parte de grupos de interés
regional. Esta aproximación se discute en la siguiente sección, en esta sección se exa-
mina la modelación del lado de la oferta.
Dixit y Londregan (1998a) desarrollaron un modelo empírico con posibilidad
de contrastar empíricamente de un país federal, en el cual los partidos políticos en
competencia intentan comprar votos en una campaña electoral, transfiriendo fondos
a grupos de votantes o regiones. Cada partido actúa como un agente individual en
la selección de una plataforma, que implica una canasta de políticas públicas, in-
cluyendo las transferencias prometidas. Dixit y Londregan implícitamente asumen
que un fuerte liderazgo y una disciplina interna existen dentro del partido. También
examinan que los partidos pueden comprometerse con credibilidad a entregar la pla-
taforma de políticas propuesta.
La competencia política se presenta en las elecciones centrales y locales y se cap-
tura en un modelo de comportamiento probabilístico de la votación. El conflicto de
intereses entre votantes se debe a que están preocupados por su propio consumo que
se ve afectado por las políticas de transferencia, así como por lo que toman como
diferentes posiciones ideológicas en áreas de política, como la protección ambien-
tal y la defensa nacional. Las diferencias en las posiciones ideológicas generan un
comportamiento aleatorio en su comportamiento de votación. Se asume que la vo-
tación es prospectiva, es decir, responde a la plataforma política propuesta durante
la campaña en lugar del desempeño anterior del político (votación retrospectiva).
Adicionalmente, el modelo asume que los partidos políticos no pueden observar las
preferencias de política o posiciones ideológicas de los individuos, pero depende de
la participación en grupos, observable a partir de indicadores como el ingreso, la
residencia y la ocupación.
El gobierno central lleva a cabo transferencias interregionales e interpersonales
en pagos hechos una sola vez, mientras que los gobiernos locales redistribuyen el
ingreso dentro de sus jurisdicciones. Se asume que el centro actúa primero, lo cual
incluye el modo como los gobiernos locales reaccionan a la política de redistribución
del gobierno central en el diseño de su propia política.
3 En Dixit y Londregan (1998 a), los votantes que se preocupan sobre su propio consumo e ideología
pueden preferir tener un gobierno dividido, en donde el gobierno central y estatal son gobernados
por partidos políticos diferentes.
Una región cuyo gobierno está afiliado con el partido del gobierno central puede
ser considerada como el grupo central de apoyo. El grupo reunirá la información
sobre las necesidades locales y preferencias por transferencias para el centro y ofre-
cerá más votos para el partido del gobierno central. Grossman (1994) llama capital
político a la capacidad de los políticos regionales de ofrecer votos para su contraparte
central, y lo mide mediante la afiliación a los partidos de los legisladores regionales.
Un estado de Estados Unidos posee un gran capital político cuando la mayor parte de
su legislatura es igual a la mayoría de la Casa de Representantes de Estados Unidos.
Grossman (1994) encuentra que esta variable es positiva y significativa.
Dixit y Londregan (1998a) asumen que las sillas de la Asamblea nacional son asig-
nadas a las regiones en proporción a su población y luego establece que el tamaño
del grupo, es decir, la población regional, es irrelevante en la determinación de la
asignación per cápita de transferencias porque un grupo grande es rico en votos pero
costoso para la distribución del presupuesto gubernamental. Pero el resultado puede
cambiar si la representación regional en la Asamblea nacional es sesgada, por ejem-
plo, favorece regiones más pequeñas. Porto y Sanguinetti (2001) examinan cómo las
transferencias federales son asignadas en las provincias argentinas. Los autores miden
la representación política de una provincia por el número per cápita de legisladores
centrales elegidos por ellos. Los autores muestran que las provincias con excesiva
representación, reciben más transferencias.
El problema de la eficiencia
En el análisis de Dixit y Londregan (1998a, b) la motivación egoísta del gobierno cen-
tral no va necesariamente en contra de la eficiencia; la distribución de los recursos es
eficiente (al menos como un segundo mejor), pero no es necesariamente equitativa.
A partir de este problema, McGuire y Olson (1996) argumentan que los gobiernos
egoístas pueden tener interés en reducir los impuestos, remover la regulación inefi-
ciente, y ofrecer bienes públicos con el objetivo de expandir la producción, a quien el
gobierno puede cobrar impuesto para completar sus propios intereses de largo plazo
de confiscar la riqueza de los ciudadanos, una versión política de la “mano invisible”.
Existen dos visiones sobre las implicaciones de eficiencia de las transferencias tác-
ticas (Boadway y Keen 2000). La posición de Virginia es que la redistribución tiende a
ser ineficiente, las actividades de explotación de rentas desperdician recursos valiosos
e interrumpen la actividad económica. La visión de Chicago es que, dado que existen
incentivos a usar instrumentos eficientes, una política de redistribución que a prime-
ra vista parece ser ineficiente podría ser una solución, al menos como un segundo
mejor. A partir de estos argumentos, Hettich y Winer (1998) examinan las opciones
entre impuestos distorsionadores en el contexto de votación probabilística y la com-
petencia política. Los autores concluyen que en el equilibrio de economía política, la
estructura impositiva es eficiente en el sentido de Pareto, como un segundo mejor.
Las reglas de elección también pueden ser importantes. Cuando existe una regla
de pluralidad y sólo hay una silla en el distrito elector, los políticos estarían más in-
clinados a favorecer los intereses locales y participarían en políticas para favorecer a
sus electores (Sorensen 2003). Sin embargo, esto no significa que la representación
proporcional puede limitar la práctica política de favorecer el gasto de una región.
Usualmente esto lleva a que los gobiernos de coalición, que contienen diferentes par-
tidos con diferentes prioridades políticas, podrían aumentar el problema del fondo
común. De hecho, Kontopoulos y Perotti (1999) ofrecen evidencia empírica de que el
gasto público aumenta con el número de partidos en coalición. Como los gobiernos
de coalición tienen más actores de veto, son más propensos al déficit fiscal, en donde
el problema del fondo común dinámico está presente en todas las políticas. De este
modo, los esfuerzos de estabilización pueden dilatarse en el tiempo. Hallerberg y von
Hagen (1999) también establecen relación entre el problema del fondo común y la
forma de gobierno.
DelRossi e Inman (1999) hacen una prueba empírica del problema del fondo co-
mún después de la ley de Estados Unidos Water Resource Development Act de 1996,
la cual incrementa la distribución de los costos locales. Los autores encuentran que
la elasticidad de precio de la demanda de los legisladores por bienes públicos, como
control de inundaciones y proyectos de navegación, es relativamente alta y concluyen
que “una solución al problema del fondo común es hacer que los electores del legisla-
dor paguen una parte más grande del costo marginal de estos bienes locales” (271).
La tendencia a exceder el gasto puede limitarse fortaleciendo el liderazgo de los
partidos políticos y reemplazando la norma de respeto por un concepto más cen-
tralizado, un proceso unificado de toma de decisiones que haga que la estructura
sea menos susceptible a los interese locales o limitando el número de estados en la
jerarquía federal (Inman y Rubinfeld 1996). Los presidentes y líderes de partidos son
responsables del gasto y el desempeño fiscal del país. Inman y Fitts (1990) exploran el
papel de los partidos democráticos en controlar el comportamiento de los represen-
tantes individuales. Los partidos fuertes interesados en el beneficio colectivo de todos
los miembros actuarían para internalizar las consecuencias fiscales de las demandas
de los legisladores. Un Presidente que usa su poder de veto también puede contener
la política distributiva. La influencia política del Presidente se fortalece por el respal-
do nacional del electorado. Inman y Fitts (1990) presentan evidencia empírica que
respalda estas hipótesis.
Jones, Sanguinetti y Tommasi (2000) estudian el problema del fondo común en el
contexto de las relaciones intergubernamentales en Argentina, donde los gobernado-
res provinciales, en lugar del legislador central, son la parte interesada. Los autores
encuentran que el gasto es relativamente bajo en provincias en las cuales el goberna-
dor pertenece al mismo partido del Presidente, tal vez porque el Presidente puede
prevenir el comportamiento oportunista de los gobernadores del mismo partido al
exigir cierta disciplina de partido. Rodden y Eskeland (2003) señalan que las rela-
Explotación de rentas
Los legisladores centrales juegan un papel activo en la política de gasto a favor de un
grupo de votantes. Los gobiernos locales también pueden llevar a cabo actividades
de explotación de renta o presión política con el objetivo de obtener más transferen-
cias. Ellos pueden escribir contratos con ministerios del gobierno central, encargados
de las transferencias interregionales. Su actividad de grupos de presión puede tener
como objetivo los políticos elegidos de sus regiones. Por su parte, los políticos llevan
a cabo actividades que favorecen a sus electores. Por eso las actividades de gasto para
un grupo de electores y los grupos de presión están relacionadas. Los grupos de pre-
sión pequeños (o regiones) pueden ser más exitosas que las grandes porque los costos
de las transferencias sobre ellas se diseminan y difíciles de ver (Becker 1983).6
Una forma de presión política de los gobiernos locales es la transmisión de infor-
mación a los políticos nacionales y los ministerios para actualizar su percepción de
los beneficios económicos de los servicios locales financiados con transferencias, y
los efectos políticos para las posibilidades de reelección. Los gobiernos locales tienen
mejor información sobre los temas locales que les preocupan. Están motivados para
manipular tal información a su favor para exagerar los beneficios y subestimar los
costos, una tendencia que es prevista por el gobierno central (Austin-Smith 1997).
Sin evidencia concreta, la información puede no ser creíble y no será muy informa-
tiva (Sorensen 2003). Si los gobiernos locales pueden asegurar la credibilidad de su
información, el centro puede focalizar efectivamente las transferencias para maxi-
mizar el respaldo político, logrando que estas regiones sean “grupos de respaldo”.
Recuérdese la discusión de Dixit y Londregan (1996).
Los gobiernos locales también pueden hacer presión ofreciendo respaldo finan-
ciero y logístico a los partidos locales durante las elecciones nacionales, ofreciendo
más respaldo a los candidatos que consideran que promueven más activamente los
intereses locales. Los gobiernos locales también pueden asegurar que los medios lo-
cales y los votantes conozcan los proyectos financiados por el gobierno central y sus
beneficios a las economías locales, evitando la discusión de los costos de los proyec-
tos pagados por la nación (Brock y Ownings 2003). En la terminología de Grossman
(1994), los gobiernos que ejercen presión utilizan su “capital político”.
6 La noción que una minoría puede explotar a la mayoría fue propuesta por Olson (1965), quien
señala que es más fácil para grupos pequeños superar el problema del agente que se aprovecha del
esfuerzo de los demás. Los costos de transacción asociados con la explotación de rentas de estos
grupos son menores.
7 Los grupos organizados pueden preferir aceptar una regla que restringe al gobierno en instrumentos
ineficientes de política para evitar el dilema del prisionero (Dixit, Grossman y Helpman 1997).
políticos locales tienen como objetivo maximizar las transferencias para influenciar
en las decisiones de transferencias, mientras que los políticos nacionales hacen un
uso táctico de las transferencias para maximizar votos en las elecciones nacionales.
Las actividades de explotación de rentas de los gobiernos municipales se miden por
el número de contactos de presión política entre los representantes de los concejos
locales y el gobierno central, incluyendo miembros del Parlamento y los ministerios
del gobierno central. Los contactos de presión política con el ministerio central incre-
mentan las transferencias a los municipios que explotan rentas.
Brock y Ownings (2003) muestran que la distancia geográfica y política afecta
los costos de explotación de rentas en los Estados Unidos. La distancia geográfica
es medida por la distancia entre una jurisdicción local y el capital del Estado. Brock
y Ownings postulan que la distancia es importante por la naturaleza de contac-
to físico de las actividades de presión de grupos de interés. Los autores también
construyen un índice que mide la cercanía política entre el país y la legislatura
del Estado. Una municipalidad es políticamente más cercana al gobierno central
si está afiliado al mismo partido del gobernador o la mayoría en el Parlamento
estatal. Usando datos para California, Brock y Ownings confirman su hipótesis
de que la cantidad de transferencias intergubernamentales per cápita está negati-
vamente correlacionada con la distancia física y positivamente relacionada con la
cercanía política. Este resultado es consistente con Grossman (1994) pero en contra
de Jones, Sanguinetti y Tommasi (2001), quienes argumentan que las relaciones de
partido reducen las transferencias.
Relaciones intergubernamentales
La literatura del federalismo fiscal asume que el gobierno central puede diseñar las
transferencias unilateralmente.8 Las transferencias pueden determinarse mediante
la negociación intergubernamental, no obstante, el gobierno que recibe las trans-
ferencias participa en la decisión. Un gobierno puede usar las transferencias para
mantener la nación unida ante un caso de separación. Esta sección aborda esta rela-
ción intergubernamental. Finalmente, para que la descentralización fiscal favorezca
el crecimiento, el gobierno central debe ser fuerte para prevenir actividades de mer-
cado perturbadoras a nivel local y dirigir los incentivos de los gobiernos locales a
preservar las actividades de mercado, las transferencias pueden ser usadas para este
propósito.
8 En el modelo de explotación de rentas, el gobierno central es el “agente común” de los gobiernos lo-
cales, pero la autoridad de asignar transferencias, por la cual existe presión de parte de los gobiernos
locales, es exclusiva del gobierno central.
central (Brock y Ownings 2003; Grossman 1994). El resultado depende del nivel de
centralización dentro del partido y de su liderazgo político. Enikolopov y Zhuravs-
kaya (2003) ofrecen evidencia empírica para países en desarrollo y economías en
transición de que el crecimiento y la calidad del gobierno dependen de la presencia
de partidos centrales fuertes, que facilitan los efectos positivos de las relaciones entre
partidos. Sus resultados confirman el trabajo de Riker (1964), el cual enfatiza el papel
de los partidos políticos en mantener el orden federalista intacto (Shleifer y Treisman
2000). Los políticos locales respetan este orden para poder avanzar en su carrera
nacional mediante los partidos políticos. Una federación sin estos incentivos para los
políticos locales, conocida como “federación periférica” se derrumbaría.
Al comparar el federalismo de China y Rusia durante los años 90, Blanchard y
Shleifer (2000) señalan que además de la descentralización fiscal, la centralización
política bajo el Partido Comunista le permite a la autoridad central en China retener
el poder de remover o de castigar a los gobiernos locales ineficientes. Este poder
cumple el papel del “garrote”; la autonomía regional y local en los impuestos es la
“zanahoria”. Las transferencias son usadas como un mecanismo táctico para contro-
lar a los gobiernos locales. Después del colapso del comunismo, el partido político
nacional desapareció en Rusia, dejando al gobierno federal con poca autoridad so-
bre los gobiernos regionales. Como resultado de la descentralización política, los
gobiernos locales buscan sus propios intereses, a costa del bienestar nacional. Las
acciones proteccionistas a favor de un monopolio regional y los grupos de interés
son un ejemplo. La comparación revela que debe existir un gobierno central fuerte
que centralice las decisiones de política y pueda disciplinar a los gobiernos locales
cuando sea necesario.
Estos resultados son consistentes con la visión del federalismo de preservación de
mecanismos de mercado. Cada vez más evidencia existe de que los gobiernos subna-
cionales juegan un papel importante iniciando o limitando el desarrollo económico.
Un sistema fiscal descentralizado en el cual el gobierno local compite y experimenta
con diferentes estrategias de desarrollo puede contribuir al desarrollo económico de
una nación (Qian y Weingast 1997; Weingast 1995). Para que la descentralización
promueva el desarrollo, el gobierno central debe preservar o fortalecer el mercado
común, previniendo actividades en contra de la competencia a nivel local. El fede-
ralismo a favor del mercado también le da importancia al balance de poder entre las
unidades gubernamentales, evitando que ellas mismas adopten posturas predadoras
sobre la actividad económica. El papel central en preservar el mercado común con
el objetivo de asegurar libre movilidad de unidades económicas, como el empleo y
el capital, es un objetivo prioritario. Adicionalmente, cada gobierno local debe tener
una restricción presupuestal fuerte, que los hace enfrentar las consecuencias de gasto
excesivo (Motinola, Qian y Weingast 1996). Un sistema fiscal descentralizado tam-
bién debe ser suficientemente institucionalizado de modo que la autoridad central no
pueda cambiar frecuentemente las reglas del juego.
9 Algunos analistas citan la naturaleza federal del sistema fiscal de China, en el cual las empresas
de ciudades y villas que son propiedad del nivel gubernamental municipal han sido un motor de
crecimiento económico, como un caso exitoso de federalismo a favor del mercado (ver Qian y Ro-
land 1996). Otros toman una posición crítica sobre la descentralización fiscal en China (Ma 1997;
Young 2000).
no. El gobierno central puede estar motivado a salvar financieramente a los gobiernos
locales en problemas que han excedido su endeudamiento, gasto o han manejado
ineficientemente sus actividades (mediante empleo excesivo o tomando riesgos ex-
cesivos). La ayuda puede tomar la forma de un fondo de emergencia o cambiar la
fórmula de asignación de fondos. Un rescate ex post puede justificarse por razones de
equidad o preocupaciones macroeconómicas sobre las consecuencias negativas de la
insolvencia de un gobierno local. El gobierno central puede ver como inequitativa la
suboferta de servicios públicos importantes, debido a las dificultades financieras, o la
negación a pagar de parte de los gobiernos locales puede poner en peligro el sistema
bancario nacional. Las preocupaciones políticas sobre la seguridad nacional o la re-
elección también pueden motivar una operación de salvamento financiero.
Cualquiera que sea la motivación, el salvamento financiero es llevado a cabo ex
post, después de que los gobiernos locales han hecho un mal manejo financiero, si
la autoridad central no se compromete a no llevarlo a cabo. Este comportamiento
puede ser socialmente óptimo ex post, porque el gobierno local ha llevado a cabo
un mal manejo fiscal y su condición fiscal es revelada. El óptimo ex post no se tiene
en cuenta para el incentivo ex ante de los gobiernos que han recibido salvamento
financiero. Cuando se anticipa el salvamento financiero ex post, los gobiernos locales
optan por ser ineficientes ex ante, es decir, exceden el gasto, endeudamiento y llevan
a cabo proyectos riesgosos. El problema crece si el monitoreo ex ante y la regulación
del endeudamiento local y el gasto no existen. En consecuencia, el rescate fiscal que
puede ser deseable ex post da pie al surgimiento del riesgo moral ex ante a nivel local.
El problema surge porque el gobierno puede ejercer discreción ex post en su política
económica o porque no hay un mecanismo externo para prevenir su discreción.
Wildasin (1999) y Goodspeed (2002) presentan modelos del problema de la res-
tricción flexible, formulado en el contexto de un juego secuencial en el cual el gobierno
local hace el primer movimiento y el gobierno central establece su política de trans-
ferencia después de que el estado fiscal del gobierno local es revelado. En Wildasin
(1999), el motivo ex post para el salvamento financiero es la presencia de efectos de
diseminación interregional de servicios ofrecidos localmente, los cuales el gobierno
central busca internalizar. El gobierno central agrega transferencias condicionales a
una región que no ofrece la cantidad necesaria de estos servicios. Una jurisdicción
grande que genera un efecto de diseminación más grande tiene mayor probabilidad de
recibir salvamento financiero respecto a una pequeña (la idea de “muy grande para fa-
llar”). Para anticiparse al salvamento financiero, los gobiernos locales gastan menos.
Goodspeed (2002) describe el uso de la táctica ex post en las transferencias
mediante un gobierno central que busca la reelección. En las regiones que son go-
bernadas por la oposición ocurren más operaciones de salvamento financiero que en
aquellas con relaciones con el gobierno central. Aunque el contexto es diferente, este
caso es similar a la hipótesis de Jones, Sanguinetti y Tommasi (2000). La restricción
presupuestal flexible es similar a la política de gasto en grupos específicos de votan-
tes con respecto a que un menor costo de distribución genera una decisión de gasto
excesivo (Inman 2003). Pero los dos temas son diferentes ya que en el problema de
la restricción presupuestal flexible, el mecanismo de distribución de costos ex post,
está determinado como una secuencia de optimización ex post del gobierno central
(es decir, no hay compromiso), mientras que el problema del fondo común se debe a
la decisión fragmentada dentro del gobierno central.
Varios estudios ofrecen evidencia empírica de la restricción presupuestal flexible.
Dillinger, Perry y Webb (2003) señalan que una rápida descentralización combinada
con la separación de las decisiones de impuestos y gastos en Latinoamérica ha pre-
sionado al gobierno central y finalmente la estabilidad macroeconómica, ya que el
gobierno central ha tenido que rescatar a los gobiernos locales ex post.
Von Hagen y Dahlberg (2002) ilustran la práctica de salvamento financiero de go-
biernos locales en Suecia después de la crisis de las compañías de vivienda en 1992. Ellos
reportan que los municipios que solicitaron un alivio financiero de parte del gobierno
central habían acumulado una deuda considerable más rápido que aquellos que no soli-
citaron, después de controlar por otros factores externos como cambios en la población
y la base impositiva. Esto implica que el alivio financiero no era una simple forma de
distribución de riesgo, sino que tenía como objetivo rescatar a los municipios ex post.
Baretti, Huber y Lichtbalau (2002) estudian los acuerdos de agrupación de ingresos
de los impuestos recolectados regionalmente en Alemania, conocido como igualación
horizontal. Los autores muestran que este sistema desestimula a los estados para incre-
mentar sus impuestos compartidos, reduciendo las tasas de recolección de impuesto.
Es importante hacer tres observaciones. Primero, el problema de la restricción pre-
supuestal flexible incluye aspectos de demanda y oferta en las transferencias. Ex post, las
transferencias pueden ser formuladas unilateralmente por el gobierno central y enton-
ces son consideradas como determinadas por el lado de la oferta. Sin embargo, ex post,
los gobiernos locales actúan de manera estratégica para manipular la asignación ex post
de las transferencias a su favor, que representan los aspectos del lado de la demanda.
Segundo, la discusión se ha concentrado en las relaciones fiscales verticales ex post
entre los gobiernos de nivel superior e inferior. Pero los no residentes de regiones que
han recibido salvamento financiero deben aceptar la carga fiscal del salvamento fi-
nanciero, mediante un incremento en los impuestos nacionales o una reducción en el
servicio público nacional. Si el rescate ex post es financiado mediante endeudamiento
con el gobierno central, la carga será trasladada a las generaciones futuras. De este
modo se crean externalidades interregionales o intergeneracionales.10
El problema de la retención
La actitud paternalista de la autoridad central puede dar pie a un salvamento finan-
ciero ex post de las regiones en problemas fiscales. Alternativamente, la autoridad
central puede explotar a los gobiernos locales, reduciendo las transferencias inter-
gubernamentales o reduciendo las tasas de distribución de impuestos en ingresos
distribuidos. Este “problema de acumulación o retención” es el otro lado de la mone-
da del problema de la restricción presupuestal flexible.
La delegación ex ante de las responsabilidades de ingresos puede ser considerada
como deseable, ya que mejora incentivos regionales para desarrollar bases impositi-
vas, movilizando recursos para un uso eficiente. Pero la autoridad central puede no
estar en capacidad de comprometerse a preservar el sistema fiscal descentralizado.
Una vez se ha hecho el esfuerzo local en el desarrollo económico y recolección de
impuestos, el gobierno central puede cambiar unilateralmente las reglas ex post, re-
duciendo las transferencias intergubernamentales o los ingresos compartidos. Los
incentivos regionales para el desarrollo se diluyen si se anticipa la confiscación fu-
tura. La interacción repetida entre los gobiernos no resuelve este problema, a menos
que la autoridad central sea lo suficientemente previsiva. De hecho, todas las partes
interesadas tienden a actuar de una manera miope, a menos que los beneficios futu-
ros de cumplir con los acuerdos previos sean muy grandes.
Shleifer y Treisman (2000) abordan la naturaleza ad hoc de las transferencias en la
Federación Rusa en los años 90. Los autores encuentran que una mejor recolección
de impuestos y movilización en una región era el paso siguiente a una transferencia
Reforma institucional
Las transferencias interregionales pueden ser usadas tácticamente o de manera dis-
crecional en lugar de ser usadas para alcanzar un objetivo económico. Los motivos
egoístas de los gobiernos no implican necesariamente ineficiencia, ya que su interés
podría ser el mismo de la sociedad si las instituciones políticas y la competencia
intergubernamental se diseñan apropiadamente. La falta de liderazgo político y la
falta de compromiso con presupuestos fuertes que tienen efectos perversos sobre la
Problema Consecuencia
Fuente: El autor.
Etapa Descripción
Argentina durante los años 90, la privatización de los bancos de propiedad de las
provincias, conjuntamente con la Ley de Convertibilidad de 1991, limitó la capacidad
de los gobiernos provinciales de desplazar la carga de sus deudas a la autoridad cen-
tral: la Ley de Convertibilidad impuso un presupuesto fuerte sobre las autoridades
centrales, que por su parte endurecieron el presupuesto de las autoridades locales.
La deducción del pago de la deuda de las transferencias con ingresos compartidos, es
decir, el uso de las transferencias como un colateral, también limitó la discreción del
gobierno federal en otorgar medidas de salvamento financiero (Webb 2003).
Pero una reforma que tenga buenos fundamentos económicos en términos de
eficiencia y equidad no necesariamente resuelve los problemas políticos. Como lo
señala Dixit (1996), la reforma institucional no se hace tras el velo de la ignorancia;
todas las partes conocen muy bien sus ganancias y pérdidas. La naturaleza de equili-
brio de las instituciones puede entenderse por una visión evolucionaria que explica
la interacción entre el diseño de instituciones y el equilibrio resultante. Los partici-
pantes que pierden de la reforma usualmente están mejor organizados políticamente,
mientras que los que se benefician de ella están dispersos, tienen incertidumbre, no
son visibles o no están organizados. La reforma de las transferencias interguberna-
mentales en la etapa constitucional debe estar acompañada de tácticas que superen
la oposición política de los participantes por dentro y por fuera del gobierno cen-
tral. Según Haggard (2000) y Williamson y Haggard (1993), para que una reforma
de política sea exitosa, ciertas condiciones políticas son necesarias, como: una base
política sólida, una oposición fragmentada y desmoralizada, un consenso social y
un líder visionario.
La política es una parte de la vida contemporánea, y determina las decisiones de
política de muchas maneras. Las consecuencias de políticas motivadas políticamente,
incluyendo las transferencias interregionales, son particularmente críticas en países
en desarrollo y economías en transición, en donde la economía de mercado y la de-
mocracia no son maduras aún. Si las transferencias fortalecen o retardan el desarrollo
económico y la responsabilidad política depende de cómo estén diseñadas e imple-
mentadas. La política es importante pero también los mecanismos institucionales
que le dan forma a las reglas del juego.
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rían en una instancia centralizada. Por eso la igualación puede ser vista como un
instrumento para facilitar la descentralización efectiva permitiendo que se logren los
beneficios mientras que se evitan efectos adversos.
Bajo esta perspectiva, bastante convencional, las transferencias interguber-
namentales son un simple residuo, determinado para balancear el presupuesto
gubernamental en cada nivel después que se ha determinado la asignación apropiada
de impuestos y gastos. Pero esta presentación es muy simplista, dado que unos siste-
mas de transferencias son más iguales que otros, otros son más “compatibles con los
incentivos” que otros. El punto central de este capítulo es determinar cómo la consti-
tución fiscal puede lograr una redistribución apropiada de los recursos fiscales netos,
vertical u horizontalmente, y al mismo tiempo mantener los incentivos apropiados
en las decisiones de ingreso y gasto de todos los niveles de gobierno.
Transferencias verticales
Cuando se espera que los gobiernos locales jueguen un papel importante en la oferta
de servicios sociales, ellos dependen inevitablemente de las transferencias fiscales
para poder hacerlo. El diseño de tales transferencias toma dos aproximaciones muy
diferentes. En la medida en que el objetivo principal es asegurar que todas las regio-
nes tienen recursos adecuados para ofrecer los servicios a niveles estándar mínimos
aceptables, una transferencia simple en dinero en efectivo una sola vez, sin ninguna
condición excepto una auditoría financiera usual, parece ser indicada. Esta aproxi-
mación al “federalismo” asume que los fondos fluyen a entidades políticas locales
responsables, que existe un proceso de rendición de cuentas suficiente, y que no es
necesario ni deseable que el gobierno central intente interferir con las decisiones de
gasto locales. Cuando el gobierno central implícitamente emplea a los gobiernos lo-
cales como agentes en ejecutar las políticas nacionales, como lo hace cuando ofrece
la educación primaria, por ejemplo, tiene sentido hacer transferencias condicionadas
a los fondos gastados en la actualidad en educación, o en los logros según un desem-
peño educativo estándar.
Carácter incremental
En un principio, el efecto de incentivos de una transferencia en bloque a un gobierno
local es simple de analizar. La teoría sugiere que recibir una transferencia de US$1
para un propósito específico, por ejemplo, educación pública, debe tener un efecto
sobre el gasto total en educación equivalente a un incremento en US$1 en el ingreso
total privado de los residentes de la jurisdicción. La razón es que una transferencia en
bloque tiene la naturaleza de un pago en dinero en efectivo hecho una sola vez y los
agentes que toman la decisión son libres de redistribuir otros impuestos y decisiones
de gasto para anular los efectos de la transferencia (siempre y cuando el gasto total de
la categoría específica exceda la transferencia federal recibida). Excepto el efecto de
ingreso, que debe ser muy pequeño, una transferencia federal creciente simplemente
debe “expulsar” el gasto local de otras fuentes de ingreso y debe ser neutral con res-
pecto a las decisiones locales.
Gran parte de la evidencia a favor y en contra del efecto de papel pegajoso viene
de países federales con alto ingreso, en donde los gobiernos subnacionales usualmen-
te tienen recursos fiscales amplios de su propia fuente, así como una gran tradición
de decisiones independientes que pueden estar en contraposición con los objetivos
federales. En muchos países en desarrollo, por el contrario, las autoridades subna-
cionales son mucho más dependientes de las transferencias federales y tienen menos
autonomía en el proceso de toma de decisiones. En este contexto, el efecto de papel
pegajoso de las transferencias es menos anómalo, ya que las autoridades locales no
tienen tanto margen de maniobra para deshacer los efectos de las transferencias del
gobierno central (Bird 1993). Un ejemplo de este caso es el sistema de distribución de
ingreso entre los municipios de Colombia, que impone fuertes condiciones al modo
como se deben gastar las transferencias. Chaparro, Smart y Zapata (2005) explotan
la reforma al sistema de transferencias que reorganizó los fondos para los municipios
y estiman en qué medida tales condiciones son restrictivas. Los autores encuentran
que en promedio, en la mayor parte de comunidades, los fondos adicionales fueron
asignados a las áreas de gasto en las proporciones especificadas por la legislación. Sin
embargo, en municipios grandes, existe evidencia de reubicación entre programas.2
Éste no es un resultado sorprendente ya que sólo los gobiernos urbanos grandes son
quienes tienen recursos fiscales propios para deshacer los efectos de las transferen-
cias federales y en los cuales el dinero es realmente intercambiable entre objetivos.
A pesar de estas consideraciones, las decisiones locales pueden en ciertas circuns-
tancias deshacer los efectos de las transferencias federales y bloquear el objetivo de las
políticas federales. Estas consideraciones son las que explican las fuertes condiciones
que usualmente se definen en las transferencias incrementales; si el gasto focalizado
es suficientemente preciso, las condiciones pueden limitar las decisiones finales de
gasto de los gobiernos locales y las transferencias marginales pasan a ser incremen-
tales. Las condiciones de esta clase son criticadas por los economistas estudiosos de
las finanzas públicas. Permitir que los gobiernos locales tengan mas discreción puede
facilitar que el gasto sea focalizado mejor para cumplir con las necesidades locales.
Adicionalmente, en algunos casos el mayor control local puede tener beneficios sobre
la esfera política, ya que una mayor participación de los grupos de interés locales en
las decisiones de gasto puede fortalecer el proceso de rendición de cuentas.
2 Sin embargo, en todas las municipalidades, existe evidencia de que una parte importante de las
transferencias marginales fueron devueltas a los residentes mediante un menor esfuerzo impositivo,
en este sentido, el efecto de papel pegajoso no existe.
sos internos. Parte de las transferencias se asignan por igual a las provincias, y parte
es transferida según la población del área. La región más pobre (Bicol) recibe unas
transferencias un poco superiores al promedio, y la región Cordillera Administrativa
recibe casi la mitad del promedio de las transferencias regionales per cápita. En total,
no existe una relación aparente entre las transferencias per cápita y los niveles de po-
breza regional en las Filipinas (Bird y Rodríguez 1999).
Las transferencias para propósitos generales representaban sólo 23% de todas las
transferencias en Indonesia en 1990-91 (Shah y Qureshi 1994). Las transferencias
per cápita eran menores que las transferencias provinciales promedio para Yakarta
(como para el área metropolitana de Manila en las Filipinas). En total, las transferen-
cias per cápita parecen estar relacionadas con el nivel de pobreza en Indonesia. Las
dos provincias más pobres, ambas en Timor, reciben transferencias per cápita mucho
más altas, reflejando en parte la situación política de la región. La provincia fronteriza
de Irian Jaya recibe más de tres veces las transferencias promedio per cápita.
Las regiones fronterizas también reciben mucha atención de los gobiernos centra-
les en Argentina y Chile. En contraste con Indonesia, sólo 14% de las transferencias
a las provincias eran condicionadas en Argentina en 1992. Como en Indonesia, la
relación entre transferencias fiscales y pobreza es positiva, en donde las provincias
más pobres reciben más respaldo del gobierno central, aunque las provincias más
pobres no recibían las transferencias más grandes (Porto y Sanguinetti 1993). Las
transferencias per cápita a las provincias más pobres (Chaco, Formosa y Santiago del
Estero), en las cuales 40% de la población está bajo la línea de pobreza, eran un poco
más altas respecto a las transferencias promedio per cápita de todas las provincias,
mientras que algunas provincias relativamente ricas, como Catamarca, reciben casi el
doble de las transferencias per cápita promedio.
La experiencia de Australia y Canadá sugiere que se necesita información des-
agregada y creíble antes de que una aproximación normal tenga sentido. Si no se tiene
esta información, una aproximación más simple hecha a partir de la población y una
categorización simple de las localidades (por tamaño, tipo y tal vez región, parece que
es más útil en medir las necesidades generales de gasto.
Varios países en desarrollo distribuyen sus transferencias mediante una fórmula
que busca igualar el gasto público en las localidades con diferentes necesidades y
capacidades y estimular un mayor esfuerzo fiscal. Cuando existen problemas de in-
formación se limitan los parámetros empleados en tales fórmulas. Una aproximación
más simple, como la usada en Colombia y Marruecos, definida a partir de factores
generales disponibles (y de moderada credibilidad), como población y una simple
categorización de las localidades, ha mostrado ser un mecanismo útil como guía a las
necesidades generales de gasto.
Parece que existen algunos buenos ejemplos de transferencias con correspondencia
en países en desarrollo. Una razón por la cual los efectos de diseminación interjuris-
diccionales importantes pueden ser inframarginales, en el sentido de que aquello que
Transferencias horizontales
El balance fiscal horizontal, o igualación fiscal horizontal, es un tema controversial,
ya sea porque diferentes países tienen preferencias muy diferentes sobre este tema,
o porque es un concepto con muchas interpretaciones distintas. Por ejemplo, si el
balance fiscal horizontal se interpreta en el mismo sentido de cerrar la brecha fiscal,
como en el balance fiscal vertical, la implicación es que se necesitan suficientes trans-
ferencias para igualar los ingresos (incluyendo transferencias) y el gasto total actual
de cada gobierno local.
La perspectiva del balance horizontal implica que la política de transferencias
debe diseñarse para lograr la redistribución interregional, que es muy diferente del
objetivo convencional de redistribución interpersonal. El objetivo principal de la
igualación es eliminar las diferencias en los beneficios fiscales netos de los residentes
de regiones diferentes de una federación, en lugar de reducir las diferencias en el
ingreso individual dentro o entre regiones. De alguna manera, el objetivo es equidad
horizontal en lugar de equidad vertical y debe buscarse sin importar la actitud de la
sociedad con la redistribución vertical entre las personas de diferente ingreso. De
hecho, el objetivo de eliminar los beneficios fiscales netos no sólo es un problema de
equidad horizontal, sino de eficiencia distributiva, ya que las diferencias regionales
en los beneficios fiscales netos pueden generar una mala distribución de recursos
productivos en la federación (Boadway y Flatters 1982; Boadway 2003).
Igualar los gastos actuales de un gobierno local en términos per cápita (subiendo a
todas las regiones al nivel del gobierno local más rico), en efecto, ignora las preferen-
cias de las localidades, una de las principales justificaciones de la descentralización.
También ignora las diferencias locales en necesidades, costos y capacidad propia de
recolección de ingresos. Igualar los gastos desestimula el esfuerzo local de recolec-
ción de ingresos y las restricciones locales de gasto, ya que bajo este sistema aquéllos
con los niveles de gasto más alto y los menores impuestos son los que reciben trans-
ferencias más grandes.
Un sistema de transferencias o subvenciones puede crear pocos incentivos para
que los gobiernos locales incrementen sus propios recursos. Este efecto, es más obvio
en un sistema de agrupación de ingresos, como el usado en Alemania, la Federación
Rusa y otros países, en donde una parte de los impuestos recolectados es distribuida
entre los gobiernos locales. En un sistema como ése, los gobiernos locales reciben
sólo una fracción de los ingresos recolectados de sus propias jurisdicciones, y el resto
es distribuido en otros gobiernos, usualmente mediante una fórmula de igualación
de algún tipo.
Para entender esto, se parte de una federación con N jurisdicciones, cada una con
una población igual y cada una con una tasa de recolección de impuestos ti para una
base impositiva local Xi. En un sistema de agrupación de fondos iguales per cápita, el
ingreso fiscal igualado de cada gobierno es
. (7.1)
Como el costo de los impuestos locales es más alto que los beneficios para el
ministerio de Finanzas local, el costo marginal de los fondos públicos es artifi-
cialmente alto para el gobierno local. Este desincentivo es tan claro que al parecer
tales arreglos de agrupación de ingresos nunca son usados cuando los gobiernos
locales pueden influenciar la tasa de impuestos cobrada en las bases impositivas
compartidas. Pero pueden surgir problemas incluso cuando las tasas de impuestos
son fijadas por el gobierno central si los ingresos son recolectados por el gobierno
local. Baretti, Huber y Lichtblau (2001) afirman que este incentivo ha generado me-
nores tasas de recolección de impuestos por los gobiernos estatales en Alemania.
Los mismos problemas llevaron a la centralización del impuesto al valor agregado
en México, en donde este impuesto es cobrado por el gobierno central cuando se
suponía que debía ser recogido por los estados. Tales desincentivos también han
sido notorios en economías en transición (como China antes de 1994 y la Federa-
ción Rusa) en donde los ingresos centrales son recolectados por administraciones
de impuestos que son influenciadas por los gobiernos locales (Bird, Ebel y Wallich
1995).
Para evitar estos problemas, la mayoría de países que tienen transferencias de
igualación formales evitan la agrupación de ingresos y tienen como objetivo igualar
la capacidad de los gobiernos locales para ofrecer cierto nivel de servicio público
o el desempeño actual de este nivel de servicio por el gobierno local. El criterio de
desempeño, que ajusta la transferencia recibida según la necesidad para el servi-
cio financiado (y que puede adoptar un diferencial de costo), es generalmente más
atractivo para los gobiernos centrales, ya que el nivel de servicio financiado es deter-
minado centralmente y las transferencias pueden hacerse condicionadas a la oferta
de ese nivel de servicio. Infortunadamente, a menos que se haga un ajuste adecuado
para la diferencia en capacidad fiscal, el gobierno que hace el menor esfuerzo es el
que recibe más.
Por el contrario, bajo un sistema de igualación de capacidad, el objetivo es ofrecer a
cada gobierno local los fondos suficientes (los ingresos propios más las transferencias)
para ofrecer un nivel predeterminado centralmente de servicios. (Las diferencias en
el costo de ofrecer el servicio pueden o no tenerse en cuenta.) Una transferencia de
igualación es un sistema particular de distribución de ingresos federales que se em-
3 Incluyendo Canadá, Dinamarca, Suecia, Suiza y otros países en desarrollo. La fórmula de igualación
es el punto de arranque de la financiación de distritos escolares locales en muchos estados de los
Estados Unidos (Card y Payne 2002).
cional. Las bases impositivas bajarán a medida que las tasas de impuesto aumenten,
ya sea porque se obtienen más impuestos por el valor de la propiedad y la actividad
económica se desplaza a otras jurisdicciones (o a regiones con impuestos más sua-
ves). En consecuencia, los gobiernos locales que aumentan sus impuestos por encima
del objetivo observarán que sus bases impositivas se deprimen y sus transferencias
aumentan. Bajo la igualación de capacidad, los recursos fiscales para la igualación
provenientes del gobierno local son:
, (7.4)
de modo que ti > t para cualquier impuesto distorsionador. (Smart 1998 extiende los
argumentos a un gobierno que maximiza el bienestar y a múltiples bases impositivas).
El problema es que un gobierno que incrementa su tasa impositiva marginalmente
por encima de la tasa objetivo experimenta un incremento en las transferencias que
compensa exactamente por la pérdida de peso muerto marginal (o pérdida propia de
ingreso) del impuesto. En otras palabras, cuando los impuestos locales son iguales al
nivel objetivo, el costo marginal adicional de más impuestos percibido por el gobier-
no local es nulo por el efecto de la transferencia, aunque es estrictamente positivo
para el país como un todo.4
También es cierto que las transferencias federales, que inducen mayores niveles
de esfuerzo impositivo de parte de los gobiernos locales, no necesariamente redu-
cen el bienestar del país si las tasas de impuesto de equilibrio son menores que las
tasas que se seleccionarían por un planeador central que maximiza el bienestar del
país. Köthenbürger (2002) y Bucovetsky y Smart (2006) estudian un ambiente en
el cual la competencia entre los gobiernos locales por una base impositiva movible
tiende a reducir las tasas de impuestos locales a valores inferiores a la opción tomada
por una decisión conjunta: la reducción de los impuestos por una sola región cau-
sa una entrada de la base impositiva a la región, que mitiga la pérdida de ingresos
de la reducción del impuesto, a costa de los ingresos gubernamentales de las otras
4 Dahlby y Wilson (1994) examinan el diseño óptimo de las transferencias de igualación cuando un
gobierno subnacional puede imponer impuestos distorsionadores sobre muchas bases tributarias.
Los autores muestran cómo las fórmulas de transferencias deben ajustarse para igualar el exceso de
carga marginal de los impuestos de cada base tributaria y cada jurisdicción.
, (7.5)
biernos estatales de Australia. Buettner (2006) encuentra resultados similares para los
impuestos municipales a negocios que son igualados en muchos estados alemanes.
Otros sistemas federales de transferencias diferentes al de igualación pueden ser
diseñados para lograr el óptimo; lo que se debe hacer es definir la pendiente de la fór-
mula de transferencia para corregir los incentivos del gobierno regional y establecer el
intercepto para igualar el gasto apropiadamente. Por ejemplo, Wildasin (1991) propo-
ne un sistema de transferencias lineales con correspondencia para las tasas impositivas
locales, y Figuieres, Hindriks y Myles (2004) proponen un sistema de transferencias
que agrupa una fracción de los ingresos locales y lo distribuye en partes iguales entre
todos los gobiernos. Algo que es notorio sobre los resultados presentados acá es que
una simple fórmula de igualación descentraliza el óptimo para muchos casos dife-
rentes, sin importar el grado de movilidad regional del capital o las diferencias en la
capacidad impositiva y la población de la región. La simplicidad de la fórmula es una
característica atractiva de la igualación, especialmente cuando las diferencias entre las
regiones son grandes y cambian con el paso del tiempo, que es precisamente cuando
estas transferencias se observan en la práctica.
Igualación en la práctica
Las transferencias de igualación de capacidad del sistema impositivo representativo
son comunes en países industrializados pero poco comunes en países en desarrollo.
Por el contrario, las autoridades centrales de países en desarrollo han adoptado varios
sistemas ad hoc para enfrentar las diferencias en los ingresos fiscales locales y al mis-
mo tiempo buscan preservar los incentivos apropiados en el esfuerzo fiscal local.
Cualquier sistema de transferencia apropiado debe distribuir fondos a partir de
una fórmula. Las transferencias discrecionales o negociadas siempre serán indesea-
bles. Los ingredientes esenciales de la mayoría de fórmulas para programas generales
de transferencias (en contraposición con las transferencias con correspondencia,
diseñadas específicamente para financiar proyectos y actividades claramente defi-
nidas) son necesidades, capacidad y esfuerzo. Usualmente las necesidades pueden
ser aproximadas adecuadamente por una combinación de población y el tipo o ca-
tegoría de gobierno local. (Una fórmula de transferencias que incorpora medidas
observables de necesidad puede inducir problemas de incentivos adicionales, como
se discute posteriormente.) Un problema más difícil, pero conceptualmente crítico,
es incluir alguna medida de capacidad de los gobiernos locales en incrementar los
recursos y su esfuerzo para hacerlo.
Capacidad fiscal
Un posible objetivo de un sistema de transferencias puede ser ofrecer a cada gobier-
no local los fondos suficientes (recursos propios más transferencias) para ofrecer un
Esfuerzo fiscal
En algunos países, se han hecho intentos de incorporar medidas explícitas de “esfuer-
zo fiscal” en las fórmulas distributivas. Brasil asigna algunas transferencias según el
nivel de ingreso per cápita en los diferentes estados. Nigeria incluye una medida de
esfuerzo fiscal, que por su parte requiere algún concepto de capacidad para poder
medir el esfuerzo, en la fórmula básica de distribución a los estados. Colombia inclu-
ye un elemento similar en uno de sus programas de transferencias.
sus electores ven como el dinero de alguien más, es poco probable que tengan presión
local de gastar el dinero más eficientemente.
La experiencia general sugiere que las personas son más cuidadosas gastando el
dinero que tienen que ganar (los impuestos que tienen que pagar), porque conocen
el costo de los impuestos y el placer del gasto y porque se sienten más apropiados de
su actividad. La movilización local de los recursos es un componente esencial de un
ejercicio exitoso de descentralización. A menos que un incremento en las transfe-
rencias sea igualado por la contribución local, sin importar qué tan pequeña sea la
contribución en la comunidad más pobre, es difícil observar la totalidad de los bene-
ficios de descentralización. Al parecer, las personas no se apropian de lo que se les da
del mismo modo que lo hacen con bienes y servicios por los cuales tienen que pagar,
o al menos pagar una parte; sin sentido de propiedad local, la eficiencia del gasto no
mejorara mediante la descentralización.
Lo que este argumento implica es que las transferencias pueden no tener un buen
efecto sobre los incentivos en la movilización del ingreso fiscal, a menos que se cum-
plan dos condiciones. Primero, las transferencias deben ser diseñadas de modo que la
cantidad recibida no es más grande cuando el esfuerzo fiscal es débil ni menor cuan-
do el esfuerzo fiscal es fuerte. Segundo, los gobiernos locales deben tener la libertad y
la responsabilidad de imponer algunos impuestos sobre su población (tal vez, como
un cobro adicional al impuesto nacional).
Conclusiones
¿Cuáles son las conclusiones que ofrece la literatura sobre un buen diseño de los
acuerdos federales fiscales?
1. Como norma, tanto las transferencias para propósitos generales como las trans-
ferencias con correspondencia para propósitos específicos (como, por ejemplo,
infraestructura) cumplen un papel importante.
2. Desde el punto de vista del gobierno donante y receptor, es recomendable que la
totalidad de los recursos agrupados para ser distribuidos mediante transferen-
cias con propósito general, sean determinados de una manera estable y flexible
(por ejemplo, como porcentaje de los impuestos centrales, ajustable cada cierto
número de años).
3. En principio, una transferencia para propósito general debe tomar en cuenta la nece-
sidad y capacidad, pero debe hacerlo de una manera sencilla, creíble y transparente.
4. Si una transferencia para propósitos generales es diseñada apropiadamente, y los
gobiernos locales tienen cierta discreción sobre la política de impuestos, no hay
necesidad de incluir incentivos específicos para promover un esfuerzo impositivo
adicional.
5. Como norma, no se debe imponer ninguna condición (por ejemplo, mediante
una orden ejecutiva) sobre cómo la transferencia de propósito general es gastada.
Una transferencia de propósito especial debe tener un componente de correspon-
dencia, que puede variar con el tipo de gasto y la capacidad fiscal del receptor.
6. Se le debe exigir a todos los gobiernos locales manejar los temas fiscales según
procedimientos estándar, para mantener cuentas adecuadas y actualizadas, y po-
der ser auditados regularmente y públicamente. Del mismo modo, aunque los
gobiernos centrales no deben aprobar con anticipación o dirigir con detalles el
presupuesto gubernamental local y las actividades locales, deben mantener actua-
lizada y completa la información de las finanzas locales y ofrecerla públicamente.
En el mundo de las relaciones fiscales intergubernamentales, la mejor informa-
ción no es un lujo, sino un componente esencial de un sistema exitoso.
Los países que sigan estas recomendaciones correctamente tendrán buenos sis-
temas de transferencias fiscales intergubernamentales, los que no, probablemente
fracasaran en esta área.
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una jurisdicción actúan bajo la ilusión fiscal sobre el impacto de una transferencia
intergubernamental sobre le sector público local, y que los oficiales locales quieren
expandir el presupuesto público. Oates y Courant, Gramlich y Rubinfeld afirman
que los oficiales gubernamentales locales maximizan el presupuesto usando las
transferencias para reducir las obligaciones impositivas o el precio promedio de los
impuestos de los bienes públicos y, en consecuencia, induciendo a los residentes a
votar por un presupuesto más grande.
1 Se incluyen los poderes de determinación de agenda de los comités legislativos, reglas de negocia-
ción de jurisdicción y presupuesto sobre cómo el dinero local debe ser distribuido, y el tamaño de
los bloques de votación dentro de la legislatura o comunidad.
cuando una coalición que prefiere el alto gasto, como un grupo de alto ingreso, es
dominante políticamente a nivel local.
Competencia fiscal
La competencia fiscal en un sistema descentralizado fortalece la rendición de cuentas
de los gobiernos para con sus ciudadanos, pero también crea externalidades negativas
que afectan el nivel y el patrón de la actividad económica (Oates 2005). Los efectos
negativos de la competencia surgen porque las jurisdicciones compiten por recursos de
capital relativamente movibles, con la posibilidad de que se presente una “carrera hacia
el fondo” en las tasas de impuestos locales y gasto público (Cai y Treisman 2004). La
intervención del gobierno federal en este caso es deseable, recogería los impuestos de la
base impositiva movible y asignaría las transferencias con correspondencia correctivas
a las jurisdicciones que pierden por tal competencia. Sin embargo, cuando la utilización
de los impuestos federales y otra regulación sobre el sector privado es administrada por
la jurisdicción subnacional, la jurisdicción tiene un fuerte incentivo para proteger los
intereses de los negocios y reducir los costos de hacer negocios en la jurisdicción al
debilitar el cumplimiento de la regulación federal (Cai y Treisman 2004). Esto puede
corroer la capacidad del gobierno federal de usar una política de transferencia de im-
puestos para corregir las externalidades creadas por la competencia.
Adicionalmente, cuando el ingreso del Estado aumenta, un sistema de trans-
ferencias igualadoras usualmente impone un castigo sobre el Estado, si la
transferencia se reduce cuando el ingresos por impuesto aumenta (Baretti, Huber
y Lichtblau 2002). Esto crea un incentivo perverso para la jurisdicción que recibe
la transferencia, ya que la jurisdicción evita este castigo mediante la flexibilización
del seguimiento de las regulaciones federales sobre impuestos. Nuevamente, esto
debilita la capacidad del gobierno federal de usar transferencias para responder
a las externalidades creadas por la competencia interjurisdiccional (un ejemplo
es el sistema federal alemán). En los artículos de Cai y Treisman (2004) y Baretti,
Huber y Lichtblau (2002), la capacidad de exigir el cumplimiento de las normas
del gobierno central es endógena en las decisiones subfederales, indicando la im-
portancia de un mecanismo independiente de cumplimiento o de monitoreo de la
regulación federal de impuestos.
Una de las externalidades negativas de competencia en gastos entre las jurisdic-
ciones es la que empeora los resultados distributivos en las jurisdicciones (Figuieres,
Hindriks y Myles 2004). Esta literatura también propone la pregunta de la forma
apropiada de intervención del gobierno federal en tales situaciones. Figuieres, Hin-
driks y Myles muestran que si las jurisdicciones compiten por una base tributaria,
seleccionar un acuerdo de distribución de gasto (transferencias con corresponden-
cia) para balancear el presupuesto de las jurisdicciones en competencia empeora la
Otra formulación examina los efectos de las transferencias sobre los ingresos de re-
cursos propios conjuntamente con otros determinantes de tales ingresos. En este caso, la
relación entre los recursos propios y la variable transferencias se espera que sea negativa.
Problemas econométricos
Las ecuaciones de recursos propios y gasto descritas anteriormente son básicamente
dos lados de la identidad presupuestal, si se cuenta con una restricción presupuestal
balanceada. Las dos variables son determinadas simultáneamente; los procesos de
estimación deben tener en cuenta esta simultaneidad. Otros dos problemas econo-
métricos críticos surgen en la estimación de un modelo de gasto público para medir
el impacto sobre el gasto de las transferencias, la endogeneidad de las variables de
las transferencias y los problemas econométricos creados por una restricción pre-
supuestal lineal segmentada, en el caso de transferencias destinadas a propósitos
específicos.
En el caso de una transferencia con correspondencia, en donde el nivel de trans-
ferencias de un gobierno federal o estatal está determinado simultáneamente con el
nivel de gasto local, la transferencia es claramente endógena. Esta simultaneidad en la
determinación de la transferencia y el gasto local sesga el coeficiente de la variable de
las transferencias hacia arriba. Los investigadores que corrigen este efecto, adoptando
métodos de estimación de mínimos cuadrados en dos etapas obtienen estimaciones
muy bajas del coeficiente de la variable de transferencias (Gramlich 1977).
Knight (2002) muestra que, para el caso del programa de carreteras de Estados
Unidos, la representación federal en el proceso de decisiones presupuestales fede-
rales hace que las decisiones federales sobre las transferencias sean una función de
las preferencias del Estado sobre los bienes públicos. En consecuencia, incluso las
transferencias intergubernamentales sin correspondencia pueden ser endógenas en
la ecuación de gasto del gobierno receptor de la transferencia. Este caso también es
cierto para las transferencias locales recibidas de parte del gobierno estatal o federal.
Otro caso de endogeneidad de la variable transferencia es en la situación donde las
transferencias financian parte de los costos de un proyecto y los niveles de ayuda
recibida por una jurisdicción son una función del grado de la distribución local de
los costos del proyecto, pero la selección del proyecto no se ve afectada por la distri-
bución de costos (Chernick 1979).
Las transferencias con correspondencia crean una restricción presupuestal li-
neal segmentada. Moffitt (1984) muestra que en este caso el gobierno local tiene
que tomar dos decisiones como respuesta a un cambio en la financiación median-
te transferencias: debe optar por un segmento particular sobre la nueva restricción
presupuestal segmentada y debe seleccionar una ubicación particular sobre el seg-
mento de la restricción presupuestal. Una función de gasto estándar sólo predeciría el
comportamiento del gobierno local para un segmento determinado de la restricción
Respuesta asimétrica
Goldfeld y Brainard (1973) señalan que cierto gasto discrecional puede ser predeter-
minado o difícil de cortar (por ejemplo, gasto en la educación). Como resultado de
eso, puede presentarse un efecto inercial en el cambio del gasto, es decir, puede ser
más fácil incrementarlo que reducirlo. Los autores sugieren que esta característica del
gasto discrecional debe ser incorporada en el modelo para hacerlo más realista. Ante
el esfuerzo para descentralizar y reducir el tamaño del gobierno, los investigadores
cuestionan si el efecto de un incremento y reducciones en las transferencias guber-
namentales sobre el gasto subnacional es simétrico (ver, por ejemplo, Gramlich 1987,
Stine 1994, y Gamkhar y Oates 1996).
En la literatura se han usado varias estrategias de especificación para probar la
hipótesis de asimetría; estas estrategias se discuten con cuidado en Gamkhar y Ol-
son (2001). En una especificación, además de la variable transferencia, se define una
nueva variable como el cambio en el valor de la transferencia cuando la transferencia
está bajando. Si el coeficiente de esta asimetría no es estadísticamente significativa
o cero, entonces existe simetría. En este caso, si la respuesta a un incremento en las
transferencias genera el efecto de papel pegajoso, una reducción en las transferencias
tiene el efecto contrario al efecto de papel pegajoso. Alternativamente, si el coeficien-
te (sobre la variable asimétrica) es estadísticamente significativo, el coeficiente puede
ser positivo o negativo. Un coeficiente positivo sugiere un efecto de reducción de gas-
to cuando hay una reducción en la transferencia; la reducción en el gasto local como
respuesta a la reducción en el gasto es más grande que lo sugerido por la respuesta
asimétrica. Si el coeficiente es negativo, esto sugiere un efecto de reemplazo, es decir,
la reducción en el gasto local como respuesta a la reducción en la transferencia es
menor a lo sugerido por la respuesta asimétrica.
Evidencia empírica
En esta revisión se han seleccionado muchos estudios, sobre Canadá, Alemania, Ita-
lia, Suecia, Estados Unidos y otros países, cubriendo el período de 1973 a 2005. La
mayor parte de los estudios trabajan con datos de panel (combinación de datos de
corte transversal con series de tiempo) y miden el impacto de las transferencias fede-
rales sobre los gobiernos de estados y provincias y gobiernos locales. Ésta no es una
revisión completa de la literatura empírica sobre transferencias intergubernamenta-
les, simplemente una disección de artículos seleccionados sobre los temas centrales
de la literatura.
TRANSFERENCIAS-8.indd 243
del gobierno receptor del gobierno
Impacto
marginal del
ingreso Impacto marginal
Estudio/tipo Área, muestra, período: privado de la transferencia Ingreso Precio/ Tipo de modelo y técnica
de transferencia variable dependiente (dólares) intergubernamental privado transferencia de estimación
Transferencias sin correspondencia para propósitos generales.
Bergstrom, Suecia, 245 0,17 Antes de 1993: Corto plazo: Corto plazo Modelo de empleo de votante
Dahlbert y municipalidades, 1988-95: 0,63 0,369 antes de medio dinámico, combinación
Mork (2004) empleo municipal Después de 1993: Largo plazo: 1993: 0,06 de series de tiempo y corte
0,33 0,620 Corto plazo transversal; con primera diferencia;
después de método generalizado de momentos
1993: 0,03 con corrección por
Largo plazo heteroscedasticidad.
antes de
El impacto de las transferencias fiscales intergubernamentales
1993: 0,10
Largo plazo
después de
1993: 0,04
Baretti, Huber y República Federal Tasa -1.3 x 10-5** n.d. n.d. Modelo de gobierno representativo;
Lichtblau (2002) Alemana, 10 estados impositiva combinación de series de tiempo y
Igualación federal orientales (excepto Berlín), marginal: corte transversal; estimador de
1970-98: ingreso del -0,007 Hausman y Taylor (1981) con
Estado combinado e variable dependiente rezagada.
ingreso por impuesto
corporativo como
porcentaje del PIB
del Estado
243
15/12/2008 12:57:02
(Continuación cuadro 8.1) 244
Gamkhar y Estados Unidos, 0,14 0,47 n.d. n.d. Modelo de demanda estándar;
Oates (1996) gobierno estatal, 1952-90: series de tiempo; modelo de
TRANSFERENCIAS-8.indd 244
Transferencias demanda estándar mediante.
federales para gasto combinado del 0,27 0,60 n.d. n.d. Mínimos cuadrados ordinarios,
propósitos gobierno estatal y local mínimos cuadrados ordinarios,
diferentes a series de tiempo; mínimos
programas de cuadrados en dos etapas,
bienestar autorregresivo 1.
Grossman Estados Unidos, 0,03 1,14 n.d. n.d. Gobierno que otorga las
(1989), gobierno estatal, 1973-77: transferencias ma ximiza los votos;
transferencias gasto directo de fuentes combinación de series de tiempo y
federales no propias del Estado, corte transversal; efectos fijos;
destinadas a mínimos cuadrados ordinarios.
programas de
bienestar
Craig e Inman Estados Unidos, 0,03* 0,09** 0,32 n.d Modelo de ma ximización de la
(1986) gobierno estatal, 1966-80: utilidad del votante representativo,
distribución del ingreso del Estado, n.d. 0,08** 0,13 n.d. aumentado con instituciones
ingreso federal gasto en educación del políticas; combinación de series
general Estado, gasto en n.d. 0,09* 0,45 0,45 de tiempo y corte transversal.
bienestar del Estado
otros gastos del Estado. n.d. 1,21 0,26 n.d.
Gramlich (1977) Análisis a partir de varios 0,05, 0,10 0,25, 1,0 n.d. n.d. Varios modelos (estimaciones a
estudios partir de ecuaciones de forma
reducida).
Gramlich y Estados Unidos, 0,1 0,43 n.d. n.d. Análisis estándar de demanda,
Galper (1973) gobierno estatal y local, 0,05 0,25 n.d. n.d. datos de series de tiempo
Pagos federales 1954-72: trimestrales, mínimos cuadrados
hechos una gasto corriente local y estatal. ordinarios con rezagos distribuidos.
sola vez Gobierno de ciudades Análisis de demanda estándar,
Transferencias fiscales intergubernamentales. Principios y prácticas
15/12/2008 12:57:02
(Continuación cuadro 8.1)
TRANSFERENCIAS-8.indd 245
cuadrados ordinarios.
Levaggi y Zanola Italia, 18 gobiernos 0,01 0,84 0,14 0,70 Combinación de series de tiempo
(2003) regionales, 1989-93: y corte transversal; efectos fijos;
Salud federal gasto del gobierno mínimos cuadrados ordinarios,
estatal en salud modelo ma ximización de la utilidad
del votante medio.
Fisher y Papke Estados Unidos, n.d. Ayuda del Estado: 0,40, 0,65 -0,15, -0,50 Varios modelos y técnicas de
(2000) gobierno estatal y local, 0,3, 0,7 estimación.
Educación series de tiempo, 1995-96: Ayuda federal
El impacto de las transferencias fiscales intergubernamentales
15/12/2008 12:57:02
(Continuación cuadro 8.1) 246
Filimon, Romer y Estados Unidos, distritos n.d. n.d. 0,48 -0,23 Modelo de votante medio; corte
Rosenthal (1982) escolares de Oregón, transversal, máxima verosimilitud
TRANSFERENCIAS-8.indd 246
Educación estatal 1971: gasto total en con completa información.
educación por estudiante n.d. n.d. 0,82 -0,36 Modelo de ilusión de transferencias;
corte transversal; máxima verisimi-
litud con completa información.
n.d. n.d. 0,82 -0,37 Modelo de ilusión de control de
agenda; corte transversal; máxima
verosimilitud con completa
información.
Transferencias con correspondencia para propósitos específicos
Baicker (2005 Estados Unidos, n.d. n.d. 1,33 Precio de Efectos fijos por Estado;
Ayuda federal a beneficios descompone el gasto de AFDC
las familias con adicionales: per cápita en beneficios por
niños -0,31; receptor y receptores per cápita;
dependientes gobierno estatal, 1948-63: n.d. n.d. 0,29 Precio de un usa precios simulados y
(AFDC) Gasto total per cápita receptor adi- contribución como instrumentos
de AFDC cional: 0,05** para valores actuales
Beneficios AFDC por n.d. n.d. 1,04 Precio de
receptor beneficios
adicionales:
-0,38
Receptores per cápita Precio de
receptor
adicional: 0,33
Precio de
beneficios
adicionales:
0,07**
Precio de
receptor
adicional:
-0,28.
Transferencias fiscales intergubernamentales. Principios y prácticas
15/12/2008 12:57:02
(Continuación cuadro 8.1)
Ribar y Wilhelm Estados Unidos, n.d. n.d. 0,11, 0,82 -0,14, 0,02 Combinación de series de tiempo y
(1999) gobierno estatal, 1969-92: corte transversal; mínimos
TRANSFERENCIAS-8.indd 247
Federal AFDC Beneficios AFDC cuadrados en dos etapas con
estatales por receptor efectos fijos.
Baker, Payne y Canadá, 10 gobiernos n.d. -0,094 n.d. n.d. Variación en series de tiempo y
Smart (1999) provinciales, corte transversal.
Bienestar federal; 1980/81-1994/95:
Plan de Ayuda Tasa de crecimiento basto n.d. -0,074 n.d. n.d.
Canadiense en bienestar provincial
Tasa de crecimiento de
beneficiados en
programas de bienestar
en provincias.
Tasa obligatoria de n.d. 0,004** n.d. n.d.
bienestar en provincias
con y sin límite superior.
Gamkhar y Estados Unidos, n.d. 1,51 n.d. n.d. Mínimos cuadrados ordinarios
Oates (1996) gobierno estatal y local, n.d. 1,21* n.d. n.d. Mínimos cuadrados en dos etapas
El impacto de las transferencias fiscales intergubernamentales
15/12/2008 12:57:02
(Continuación cuadro 8.1) 248
bienestar
pendiente:
TRANSFERENCIAS-8.indd 248
0,04, 0,58
Moffitt (1990) Estados Unidos, n.d. n.d. 0,98 0, -0.17 Mínimos cuadrados ordinarios
Federal AFDC 1960-1984: beneficios
estatales garantizados
AFDC
Grossman (1989) Estados Unidos, 0,03 1,51 n.d. n.d. Gobierno que otorga la
Programa federal gobierno estatal, 1973-77: transferencia ma ximiza los votos;
de bienestar gasto de fuentes propias combinación de series de tiempo y
del Estado corte transversal; efectos fijos;
mínimos cuadrados ordinarios.
Craig e Inman Estados Unidos, 0,008** n.d. 0,45 -0,17 Modelo de ma ximización de la
(1986) gobierno estatal, 1966-80: utilidad del votante representativo,
Programa federal gasto estatal en aumentado con instituciones
de bienestar bienestar políticas: combinación de series de
tiempo y corte transversal; mínimos
cuadrados ordinarios.
15/12/2008 12:57:02
(Continuación cuadro 8.1)
Gamkhar (2000) Estados Unidos, 0,01 Simetría: 0,76 n.d. n.d. Modelo estándar de demanda;
Obligaciones gobierno local y estatal, Asimetría: agrupación de series de tiempo y
TRANSFERENCIAS-8.indd 249
federales de 1976-90: gasto estatal y 0,87 corte transversal; variable
carreteras local en carreteras incremento; dependiente rezagada;
0,81 reducción autorregresivo 1.
Shah (1989) Canadá, gobiernos 0,06 3,17 n.d. 0,85 Agrupación de series de tiempo y
Transporte locales de Alberta: 0,94 (-0,11) n.d. (-0,83) corte transversal: sistema lineal
provincial gasto local desagregado de gasto.
Otros servicios en actividades de Modelo de intercambio de gasto;
provinciales transporte y otras sistema lineal de gasto con función
diferentes a actividades diferentes de utilidad Stone-Geary; estudia el
transporte a transporte. efecto de ingreso y precio de la
transferencia y prueba si la
estrategia de transferencia premia
el esfuerzo o compensa las
necesidades.
Zampelli (1986) Estados Unidos, n.d. n.d. 0,31 -0,32 Modelo de intercambio de gasto;
servicios sociales 18 ciudades grandes, n.d. n.d. 1,48 -0,42 función de utilidad con elasticidad
El impacto de las transferencias fiscales intergubernamentales
Soporte urbano 1974-78: gasto n.d. 0,18** 0,84 -0,64 de sustitución constante;
Gobierno general desagregado por ciudad combinación series de tiempo y
en servicios sociales, corte transversal; especificación
respaldo urbano y en primeras diferencias; máxima
gobierno general. verosimilitud con completa
información.
McGuire (1978) Estados Unidos, 0,02 0,98 n.d. n.d. Combinación de series de tiempo y
Educación y gobierno local, 1964-71: corte transversal: modelo de
gastos no gasto del gobierno local 0,07 0,82 n.d -0,02 intercambio de gasto: función de
relacionados desagregado en 0,09 0,82, 0,98 n.d. -0,27 utilidad Stone-Geary.
con educación educación y gastos no
combinados relacionados con
educación combinados.
Nota: Todas las estimaciones son significativas a 5% a menos que se señale con un asterisco.
249
15/12/2008 12:57:02
250 Transferencias fiscales intergubernamentales. Principios y prácticas
2 Gramlich y Galper (1973 definen los recursos exógenos estatales después de incluir las transferencias
federales hechas una sola vez, intereses y principal de la deuda por pagar, y gasto con corresponden-
cia en transferencias categóricas con fines cerrados.
3 Cuando se agrega US$1,21 de transferencias federales para bienestar a los estados, se genera US$0,34
más en gasto en programas de bienestar, US$0,54 menos en gasto de educación, US$0,63 menos en
impuestos estatales, y US$0,78 más en otros servicios del Estado (Fisher y Papke 2000).
4 Gordon (2004) sugiere que el gasto adicional en el costo de enseñanza afecta los servicios de res-
paldo (-0.43), con una caída estadísticamente significativa en tales servicios después de un año de
haberse recibido la transferencia.
5 Gordon (2004) observa que en el tercer año después del año inicial de la transferencia Título 1, la
financiación estatal para la educación pública cambió de fórmula a ser definida por categorías. El
autor afirma que esto se hizo para ayudar a los distritos que perdían en la asignación de financiación
federal y a castigar a los distritos escolares que se beneficiaban desproporcionadamente en la asigna-
ción de financiación federal.
altos que el efecto de la transferencia en una especificación sin una restricción presu-
puestal flexible. Levaggi y Zanola (2003) encuentran que la asimetría en la respuesta
a las transferencias genera una fuerte asimetría del tipo contracción de gasto, cuando
las transferencias son reducidas, situación llamada de superpapel pegajoso, cuando
la restricción presupuestal flexible es ignorada. El efecto de superpapel pegajoso es
observado cuando una reducción en las transferencias hace que el gasto del receptor
de las transferencias baje mucho más que la reducción de la transferencia.6 Sin em-
bargo, al controlar por la restricción presupuestal flexible, Levaggi y Zanola observan
una pequeña forma de contracción de gasto: el gasto del receptor baja más respecto
al efecto asimétrico pero menos respecto a la reducción de la transferencia.
6 Gamkhar y Oates (1996) definieron este término para describir el fenómeno extremo de reducción
observado en Stine (1994), como respuesta a la reducción en las transferencias federales en los go-
biernos locales de Pennsylvania.
7 Una vez se cumple la condición para recibir la AFDC, los individuos califican para Medicaid (ser-
vicio de salud) y otros beneficios. La AFDC (ayuda en dinero en efectivo) y los cupones de comida
(transferencia en especie) están relacionados porque un incremento en la asistencia en dinero efec-
tivo (hecha por el Estado) genera una reducción en la recepción de cupones de comida (hecha por
el gobierno federal) (Chernick 1998).
8 Los estados enfrentan un precio marginal promedio de US$0,40 del dólar de 1995. TANF incremen-
tó el costo del gasto en US$1, manteniendo el tamaño de las transferencias federales. Esto representa
un incremento de 120% en el precio del gasto de AFDC (Baicker 2005).
precio de los beneficios por receptor con respecto a la proporción de los receptores
del programa de bienestar en la población también es positiva en algunas de las esti-
maciones con datos de panel reportadas en Shroder (-0,11, 0,12).
Una de las contribuciones de Moffitt a esta literatura es su estrategia de estimación
para medir la elasticidad de ingreso y precio con respecto a los niveles de beneficio de
los receptores. El autor propone una técnica de estimación que explica la restricción
presupuestal no lineal creada por la política de tasa de correspondencia del programa
AFDC (Moffitt 1984). A diferencia de su artículo de 1990, donde considera datos de
corte transversal para 1960, en este caso simplifica la variable de tasa de correspon-
dencia considerando el valor de la tasa de correspondencia de 1960 como la tasa
aplicable en el valor medio de los beneficios.9 Usando datos de 1960, el autor presenta
una elasticidad de ingreso de 0,98 y una elasticidad de precio de -0,17.10
Ribar y Wilhelm reúnen dos bases de datos, una de 1969-92 (Ribar y Wilhelm
1999) y una para 1988-91 (Ribar y Wilhelm 1996), y repiten varias especificaciones
(usadas en otros estudios) de la ecuación de gasto de AFDC. Los autores corrigen la
variable de endogeneidad del precio (1 – s) x R/N, y midiendo la elasticidad de esta
variable con respecto al nivel de beneficios por receptor, encuentran una elastici-
dad de ingreso de 0,11, 0,82 y elasticidades de precio de -0,14, 0,02.11 Los resultados
indican que los beneficios de bienestar tienen una menor respuesta a factores econó-
micos respecto a los estudios de Moffitt y otros investigadores. Por ejemplo, Moffitt
encuentra que la elasticidad de ingreso es cercana a 1, mientras que Ribar y Wilhelm
encuentran que es mucho menor a 1. Craig e Inman (1986) y Shroder (1995) pre-
sentan estimaciones más altas, pero sus estimaciones también son menores a las de
Moffitt en términos absolutos.
Baicker (2005) descompone la elasticidad de precio y de ingreso con respecto a
los beneficios de los receptores y los receptores per cápita, estimando dos ecuacio-
nes diferentes. El autor estima la elasticidad de precio cruzada entre los beneficios y
receptores, corrigiendo por endogeneidad de la tasa de correspondencia federal usan-
do participaciones simuladas de AFDC y contribuciones federales, una estrategia que
supera algunos de los problemas de endogeneidad e instrumentos débiles usados en
otros estudios previos. Baicker encuentra que la elasticidad de precio con respecto a los
beneficios es -0,38 y la elasticidad de precio con respecto al número de receptores es
9 Moffitt (1990) examina los efectos de la relación entre AFDC, cupones de comida, y programa Me-
dicaid. Sus resultados confirman que los beneficios estatales AFDC han bajado y que los estados han
sustituido los cupones de comida y beneficios Medicaid por AFDC en el paquete total de benefi-
cios.
10 Moffit (1990) también ofrece una estimación de la elasticidad de ingreso y de precio para 1984. En su
mayoría, estas estimaciones son similares a las estimaciones para 1960 presentadas en el cuadro 8.1.
11 Baicker (2005) sugiere tener cuidado con los instrumentos usados por su correlación con los bene-
ficios AFDC.
-0,28. Mientras que la elasticidad de precio de ecuaciones separadas para los beneficios
y el número de receptores es un poco superior en términos absolutos que las estima-
ciones obtenidas en estudios previos, el autor encuentra que la elasticidad de precio
cruzada entre el nivel de beneficios y el número de receptores también es positiva y
significativa estadísticamente. Las estimaciones de elasticidad de precio reportadas en
estudios previos no explican la elasticidad de precio cruzada entre los beneficios y los
receptores, y por eso son equivocadas (Baicker 2005). Para el gasto total AFDC, la elas-
ticidad de ingreso y de precio de los beneficios es 1,33 y -0,31; la elasticidad del gasto
total con respecto a los receptores no es estadísticamente significativa. La conversión
de transferencias AFDC con correspondencia y fines abiertos a las transferencias en
bloque TANF efectivamente incrementaron el precio de los beneficios y receptores en
120%. A partir de las estimaciones de las elasticidades, Baicker predice un incremento
de 40% en el gasto de financiación en el bienestar pagado en efectivo.12
La experiencia canadiense con la conversión de transferencias federales en pro-
gramas de bienestar de una transferecia con correspondencia y fin abierto a una
transferencia en bloque con fines definidos es útil, porque la conversión fue llevada
en sólo 3 de las 10 provincias. Baker, Payne y Smart (1999) estudian las tres provin-
cias que fueron afectadas por la conversión, usando las provincias no afectadas como
grupo de control para otros cambios en el ambiente que coincida con la imposición
del control en el gasto. Los autores predicen que, en el mediano plazo, la política de
limitar el gasto reduce la tasa de crecimiento de gasto en bienestar en 8-9% inferior al
nivel predicho si el programa no hubiese sido cambiado. Los autores encuentran que
el ajuste hacia abajo en el gasto en bienestar en las provincias afectadas que cumplen
con el límite impuesto se hizo mediante la reducción del crecimiento de los benefi-
ciarios, cambiando las exigencias para ingreso, monitoreando, ofreciendo beneficios
alternativos y cambiando la clasificación de los beneficiarios, pero no ajustando las
tasas de beneficio.
12 Los resultados de Baicker (2005) también sugieren que los estados reaccionan a cambios en el precio
marginal de los receptores al controlar por elegibilidad, imponiendo exigencias discriminatorias
sobre los receptores y que ellos responden a cambios inducidos por el gasto de sus vecinos.
(corrigiendo por endogeneidad del gasto federal) sobre el gasto actual del gobierno
estatal y local. El autor estima el efecto de US$1 de una transferencia federal en carre-
teras igual a US$0,37, mucho más alto que la estimación de Knight.13
Al estudiar las transferencias condicionales como endógenas e intercambiables
con otros gastos, McGuire (1973) explica la respuesta del gobierno local a las trans-
ferencias federales de los Estados Unidos, encontrando evidencia de intercambio de
financiación. Cerca de 64-69% de las transferencias educativas de Estados Unidos y
76% de las transferencias no educativas son intercambiadas por otros gastos. McGui-
re también encuentra una tendencia positiva en la intercambiabilidad de gasto entre
1964-71, confirmando que las burocracias han pasado a ser más hábiles en evadir
las restricciones nominales en el uso de las transferencias. Cuando aplica un modelo
similar para explicar la respuesta de los gobiernos urbanos frente a financiación en
transporte de la provincia en Alberta, Canadá, Shah (1989) encuentra que no hay
evidencia estadísticamente significativa de intercambio de gasto. Zampelli (1986)
encuentra que el parámetro de intercambio de gasto en la financiación estatal de
Estados Unidos es estadísticamente no significativa. McGuire (1973), Shah (1989)
y Zampelli (1986) examinan el impacto de la financiación de diferentes niveles de
gobierno. El estudio de McGuire considera la financiación federal a los gobiernos
locales, Shah y Zampelli estudian la financiación provincial y estatal a las localidades.
Los resultados de estos estudios pueden ser interpretados como una sugerencia de
que la intercambiabilidad de gastos varía directamente con el grado de separación en-
tre quien otorga la transferencia y quien la recibe. La financiación federal a gobiernos
locales es más intercambiable que la financiación estatal, ya que el gobierno federal
tiene menor habilidad de monitorear el comportamiento fiscal local.
Estos estudios producen resultados muy diferentes del efecto de papel pegajoso.
Los resultados de McGuire respaldan el fenómeno, pero los de Zampelli no. En el
estudio de Shah, el fenómeno no tiene importancia, ya que el límite superior de las
transferencias con correspondencia no puede alcanzarse debido a la naturaleza de fin
cerrado. Shah encuentra que una transferencia con correspondencia y fines cerrados
de US$1 induce gasto local autofinanciado de US$3 en el caso de transporte. Sus re-
sultados muestran que ambas categorías de transferencias (transporte y otras) tienen
un efecto positivo sobre el gasto autofinanciado local en transporte, tienen un efecto
negativo en el gasto autofinanciado de otros gastos diferentes al transporte; el efecto
combinado de las transferencias en el gasto total no es significativo estadísticamente.
13 Las variables de transferencias federales en ambos artículos son endógenas, ya que el gasto federal
en carreteras es un desembolso del gasto estatal al local en carreteras (Gamkhar 2000, 2003) y las
preferencias estatales para gasto en carreteras se reflejan en la asignación federal de transferencias
para carreteras por la representación del Estado en el Congreso de Estados Unidos. Ambos tipos de
estimaciones corrigen la endogeneidad, aunque lo hacen por razones diferentes.
Conclusiones
Este capítulo resume la literatura conceptual y empírica para explicar la diferencia en-
tre los resultados observados y las predicciones teóricas. Muestra que los resultados
observados dependen del diseño específico de las transferencias y los mecanismos
de implementación; la naturaleza de las instituciones políticas y fiscales que guían el
gasto público, incluyendo las reglas fiscales; y la naturaleza de la competencia política
y fiscal dentro y entre jurisdicciones, horizontal y verticalmente. Los diseñadores de
política deben considerar estos resultados en el diseño de programas de transferen-
cias para lograr objetivos específicos.
La teoría económica sugiere que la taxonomía de las transferencias puede ser usa-
da para predecir el impacto de las transferencias en el comportamiento fiscal del
receptor. Se considera que las transferencias para propósitos generales sin corres-
pondencia tienen el impacto más bajo sobre el estímulo del gasto local, ya que no
modifican los precios relativos de los bienes locales, sino que simplemente aumentan
el presupuesto local. Como estas transferencias mantienen la autonomía local y la
flexibilidad de gasto, se espera que maximicen el bienestar local y al mismo tiempo
estimulen el gasto local menos que una transferencia de fondos, ya que parte de la
transferencia de fondos será usada para ofrecer reducción de impuestos a los residen-
tes. Las transferencias para propósitos específicos sin correspondencia no modifican
los precios relativos de los servicios públicos locales, pero sí limitan la flexibilidad
presupuestaria local si el gobierno receptor estaba gastando menos que la cantidad de
la transferencia en el servicio financiado. El impacto estimulativo de tal transferencia
se predice que es menor que la financiación recibida por la transferencia. Las transfe-
rencias para propósitos específicos con correspondencia y fin abierto se predice que
aumentan el gasto del receptor en más que la transferencia de fondos, porque aumen-
tan el presupuesto local y el precio relativo del servicio financiado. Las transferencias
con correspondencia y de fin cerrado tienen un impacto similar sólo si la restricción
de fin cerrado entra en acción.
El trabajo empírico sobre el impacto de las transferencias no siempre se ajusta a
las predicciones de la teoría. Varios estudios sugieren que la porción de transferencias
para propósitos generales retenida para más gasto local tiende a exceder el ingreso
del gobierno local en relación con el ingreso de los residentes. El dinero de las trans-
ferencias tiende a quedarse donde llega primero, de modo que las transferencias de
propósito general pueden estimular el gasto local en más de lo predicho por la teoría.
Las teorías de primera generación sobre transferencias intergubernamentales
distinguen entre los objetivos de diferentes formas de transferencias; las transferen-
cias sin correspondencia eran recomendadas para aliviar la restricción de capacidad
fiscal subnacional, mientras que las transferencias con correspondencias eran reco-
mendadas para corregir las externalidades en la oferta de servicios públicos a nivel
subnacional. Las teorías de segunda generación han mostrado que estas transferen-
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LA PRÁCTICA
Todas estas características constituyen el marco legal del federalismo fiscal. Como
las transferencias fiscales intergubernamentales juegan un papel importante en obtener
los beneficios teóricos del sistema federal gubernamental, son de especial importancia.
Estudios de caso
Estas características en el diseño son usadas para explorar los estudios de caso de Bél-
gica, Alemania, India y Sudáfrica. Los estudios de caso incluyen países en los cuales
el alcance de la autoridad legislativa es la misma que la autoridad ejecutiva (India) y
aquéllos en los cuales las subunidades administran políticas diseñadas e impuestas
por la federación (Alemania). Se incluyen países desarrollados (Bélgica, Alemania)
y países en desarrollo (India, Sudáfrica); federaciones nuevas (Alemania, India),
federaciones muy nuevas (Bélgica, Sudáfrica), y federaciones que trabajan bajo la
tradición de la ley común (India, Sudáfrica) y la ley civil (Bélgica, Alemania).
Bélgica
Bélgica comenzó su proyecto federal en 1970. En 1993, la Constitución fue modifi-
cada completamente para crear un sistema federal innovativo de gobierno, con dos
tipos de subunidades que se sobreponen entre sí: regiones, que se definen geográfica-
mente (Flemish, Walloon y Brussels), y comunidades, que se definen por el lenguaje
(flamenco, francés y alemán).2
Los artículos 127-130 de la Constitución belga les asignan la jurisdicción a estas
comunidades en el terreno de temas culturales, educación, salud, lenguaje, política
cooperación dentro de la comunidad y cooperación internacional. Muchas de estas
áreas, como la salud, están sujetas a la jurisdicción compartida con el gobierno federal.
Sin embargo, las regiones no reciben explícitamente autoridad legislativa sobre cier-
tas áreas de responsabilidad. Y, por el contrario, éstas son definidas en una legislación
especial que requiere dos tercios de los votos de la Cámara federal de Representantes
y del Senado. Las regiones han asumido jurisdicción en áreas como política econó-
mica, empleo, transporte, trabajo público, comercio, agricultura y energía. Desde
1993, el gobierno federal ha disfrutado formalmente de jurisdicción residual hasta
que sus poderes sean definidos con mayor claridad. Los acuerdos intergubernamen-
tales, discutidos en detalle posteriormente, sugieren que “el gobierno federal es más
descentralizado en la actualidad, y sus campos de jurisdicción están disminuyendo
para el beneficio de las regiones, y no las comunidades” (Van der Stichele y Verdonck
2002, p. 40).
Alemania
El federalismo no es un fenómeno nuevo en Alemania después de la Segunda Guerra
Mundial, pero fue solidificado en la Ley Básica de 19493, y sólo quedaba por resolver
la estructura del gobierno después de la reunificación con Alemania oriental en 1990.
Los dos niveles de gobierno principales son el gobierno federal (el Bund) y los 16
estados (Länder).
La división federal de poderes en Alemania se establece en la Ley Básica. El Län-
der ejerce poderes residuales y es responsable de implementar y administrar muchas
leyes federales. También comparten la jurisdicción con el Bund en varias áreas. En
la práctica, el Bund “ha erosionado el poder legislativo de los estados (Länder), y es-
tablece una mayoría abrumadora en la legislación actual” (Larsen 1999, pp. 433-44).
Alemania no tiene una división de poderes a prueba de errores (Heun 1995).
Una institución importante del federalismo fiscal de Alemania es el Consejo de
Gobiernos Estatales (el Bundesrat), la Cámara alta del gobierno federal. El Bunders-
rat, que fue diseñado específicamente para representar los intereses del Länder, está
2 En Flandes, la región y la comunidad flamencas han terminado siendo la misma unidad, mediante
una serie de acuerdos cooperativos.
3 Para una discusión de las raíces del federalismo alemán y el federalismo fiscal, ver May (1969) y Bird
(1986).
compuesto de miembros elegidos (y reelegidos) por los gobiernos Land. Cada Land
tiene un mínimo de tres y un máximo de seis votos (dependiendo del tamaño de la
población), que deben votar en bloque en el Bundesrat; los miembros del Bundesrat
no actúan para ellos mismos, sino que son agentes del gobierno del Land. Aunque
el Bundesrat no es tan poderoso como el Bundestag, la Cámara baja, tiene “poder de
veto preliminar sobre la legislación general y un veto absoluto sobre la legislación que
afecta los intereses vitales del Länder” (Kommers 1997, p. 97). También es claro que
cualquier ley que afecta el ingreso del Länder cae en la posibilidad de ser vetado y por
eso requiere el consentimiento del Bundesrat.
India
India tiene un sistema de gobierno que es “básicamente federal, pero con sorpren-
dentes características unitarias” (Vithal y Sastry 2001, p. 14). El país reúne la unión,
28 estados, 7 territorios unidos y gobiernos locales. La Constitución de la India define
los poderes exclusivos y concurrentes de los estados y la unión. La unión mantiene
poderes residuales y puede hacer que cualquier ley imponga un impuesto no mencio-
nado en la lista anexa a la Constitución. Los poderes exclusivos de la unión incluyen
defensa, asuntos extranjeros, banca, aseguramiento, ferrocarriles, moneda, bolsa de
valores y una lista determinada de impuestos. Los poderes exclusivos de los estados
son salud, desempleo, agricultura y algunos impuestos enumerados. Las áreas con-
currentes de poder incluyen la Ley Criminal y procedimientos, bosques, planeación
económica y social, Ley de Competencia, electricidad, entre muchas otras. Los es-
tados determinan el ingreso que es destinado a los gobiernos locales mediante la
comisión de financiación del Estado.
Sudáfrica
La Constitución de Sudáfrica de 1996 no identifica explícitamente su sistema como
uno de gobierno federal4. Por el contrario, describe un gobierno “constituido a partir
de esferas nacionales, provinciales y locales de gobierno que son distintivas, inde-
pendientes e interrelacionadas” (Constitution of the Repúblic of South Africa). La
sección 4 de la Constitución establece áreas concurrentes de responsabilidad de los
gobiernos nacionales y provinciales; la sección 5 enumera áreas exclusivas de respon-
sabilidad provincial. Las nueve provincias son responsables de la salud, educación,
bienestar y carreteras. Sin embargo, la Corte Constitucional de Sudáfrica ha deter-
minado que las provincias tienen autonomía limitada y que “son receptoras de poder
y no la fuente de poder” (Constitucional Court of South Africa 1996, parágrafo 14).
4 Para una discusión del debate constitucional alrededor de este tema, ver Haysom (2001).
Los gobiernos locales, que han pasado una etapa de consolidación, son responsables
de la infraestructura urbana, incluyendo agua, sanidad, tráfico y recolección de basu-
ras. Los gobiernos municipales tienen el derecho de administrar las áreas listadas en
la Parte B de las secciones 4 y 5.
Bélgica
El desarrollo del sistema de transferencias fiscales intergubernamentales de Bélgica
se basa en una serie de negociaciones políticas que han sido codificadas en una legis-
lación federal especial. Esta legislación exige dos tercios de mayoría en la legislación
federal y mayoría entre cada uno de los grupos lingüísticos en el Parlamento federal.
La legislación es la culminación de negociaciones y renegociaciones entre los políti-
cos interesados. El primer conjunto de tales leyes surgió en agosto de 1980, cuando
las regiones recibieron transferencias fiscales a partir de tres criterios de igual ponde-
ración: población, ingresos por impuesto al ingreso personal y área del territorio. Las
comunidades son financiadas según el porcentaje aproximado de población que sea
francés o flamenco (Gérard 2001, pp. 12-13).
Como nuevas áreas de jurisdicción fueron transferidas a las regiones y comunida-
des, se pasó a una legislación especial para ofrecer niveles apropiados de transferencias
intergubernamentales. La Ley de Regionalización (agosto 8, 1988) estableció una
transferencia federal de 28% del ingreso por impuestos al ingreso a las regiones. La
Special Financing Act (1989) ofreció la transferencia a partir del impuesto al valor
agregado y el impuesto al ingreso personal a las comunidades. Las comunidades te-
nían autonomía financiera completa en términos del uso de fondos transferidos, pero
no estaban en capacidad de modificar su cantidad o fuentes (Van der Stichele y Ver-
donck 2002, p. 5).
Esta ley fue diseñada originalmente para funcionar durante una fase de transición
entre 1989 y 1999. Sin embargo, después de sólo cuatro años, la comunidad francesa
enfrentó serias dificultades en la financiación de la educación. Como resultado se
adoptó el Saint-Michael Agreement de 1993, mediante una ley especial de julio 16
de 1993 (corrigiendo la Special Financing Act). Para complementar este acuerdo, el
Saint-Quentin Agreement de 1993 autorizó la transferencia de ciertas áreas de las
jurisdicciones a la Commission Communautaire Française (en la región de Bruselas)
y región de Walloon, sin hacer transferencias suficientes para cubrir el presupuesto
anterior de esta área de responsabilidad. Esta medida fue implementada mediante
el Decreto II de la comunidad de habla francesa de julio 19, 1993.5 A medida que la
etapa de transición estaba llegando a su final, las negociaciones políticas enfrentaron
dificultades. No fue sino hasta mayo 23, 2000, cuando se adoptó la nueva ley, a partir
del Saint-Éloi Agreement de 1999, alterando la asignación de la transferencia de valor
agregado entre las comunidades.
Una solución más permanente de la falta de financiación crónica fue el tema del
Saint-Polycarpe (o Lambermont) Agreement de enero de 2001, definido en dos par-
tes de la legislación especial pasada en julio 13 de 2001. La primera parte se encargaba
de refinanciar las comunidades y ampliar la jurisdicción impositiva de las regiones.
La segunda se encargaba de transferir varios campos de acción de las jurisdicciones a
las regiones y comunidades.
A diferencia de las comunidades de habla francesa y flamenca, las comunidades
de habla alemana dependen en gran medida de transferencias estructurales no co-
nectadas con ninguna base impositiva (OCDE 2002). En la práctica, las transferencias,
5 Ver el Decreto II de la comunidad francoparlante de julio 19 de 1993, en relación con las transferen-
cias de ciertas áreas de la jurisdicción de la comunidad francoparlante a la región de Walloon y la
Commission Communautaire Française (Van der Stichele y Verdonck 2002).
que son únicas a esta comunidad, dependen del número de estudiantes de habla ale-
mana (Van der Stichele y Verdonck 2002, p. 15).
La Constitución belga no es clara respecto a la existencia del poder de gasto fe-
deral, pero ha “ganado terreno progresivamente” (Commission sur le Déséquilibre
Fiscal 2002). En términos generales, el “poder de gasto” no tiene bases constituciona-
les en Bélgica, y a las entidades federales pueden “en principio asignárseles libremente
sus gastos” (Van der Stichele y Verdonck 2002, p. 29). Braun (2003, p. 55) ha llegado
a definir que “es posible decir que en el sistema belga no hay acciones unilaterales
de parte del gobierno federal en la definición de la política fiscal, porque el gobierno
federal está compuesto de actores regionales”.
La base legal para las transferencias intergubernamentales en Bélgica depende
menos de la Ley Constitucional y más de la negociación política particular que es co-
dificada en legislación especial a nivel nacional. Como lo ha demostrado la práctica,
esta característica ha privilegiado la flexibilidad sobre la certidumbre.
Alemania
La Corte Federal Constitucional de Alemania ha determinado que la norma fiscal de
la Ley Básica es la base fundamental del federalismo alemán (Macdonald 1996). La
normatividad tiene relación con diferentes partes de la legislación. En 1949, y nue-
vamente en 1990, Alemania enfrentó una gran disparidad, lo que significó que “un
desarrollo regional balanceado y una uniformidad en las condiciones de vida en toda
la nación comenzaron a ser una característica atractiva de política y construcción de
instituciones” (Spahn 2001, p. 2).6 Y aunque las transferencias intergubernamentales
siempre han sido importantes en el federalismo alemán, han sido más importantes
después de las reformas de 1969 y en la reunificación.
El capítulo X de la Ley Básica de Alemania establece un complejo sistema de
transferencias intergubernamentales. El Bund ofrece al Länder financiación cuando
implementan y administran la Ley Federal, a partir del principio de compensación
justa, que promueve el balance fiscal vertical. El Bundestag, que está conformado por
miembros del Länder, vigila las leyes federales que tienen relación con las finanzas
intergubernamentales en Alemania.
El ingreso de los impuestos se distribuye a los Bund, los Länder o conjuntamente.
Al determinar la asignación de impuestos conjuntos (impuesto al ingreso, impuesto a
las corporaciones, impuesto al valor agregado, que suman cerca del 75% del ingreso
por impuestos [Larsen 1999]), la Ley Básica define que el Bund y el Länder compar-
tan los ingresos del impuesto al ingreso y el impuesto a las corporaciones igualmente.
6 Los ciudadanos de la ex República Democrática Alemana representan cerca del 20% de la población
de Alemania en 1990, pero contribuyen menos de 6% del valor agregado (Spahn 2001).
7 La legislación señala que “los ingresos por impuestos de los estados financieramente débiles deben
incrementarse hasta 92% del ingreso por impuesto promedio de los otros estados por habitantes”
(Beierl 2001, p. 6). Ver también Spahn (2001).
India
El sistema de transferencias intergubernamentales de la India es una “complicada
mezcla de normas constitucionales, precedentes institucionales, discreción y nego-
ciación” (Rao y Singh, p. 2).8 La Constitución “reconoce que la asignación de poderes
impositivos crea desequilibrio vertical y ofrece los principios para compartir los
recursos entre el centro y los estados” (Purfield 2004, p. 27). Una consideración adi-
cional subyacente de los marcos es que el desequilibrio horizontal tendría que ser
solucionado “para un desarrollo parejo y equitativo de todas las regiones del país”
(Vithal y Sastry 2001, p. 24). Para cumplir con estos objetivos, la Constitución incluye
la formación de fondos obligatorios para las transferencias intergubernamentales.
El sistema de transferencias intergubernamentales de India se puede entender me-
jor cuando se divide en las tres instituciones federales principales que lo componen:
la Comisión de Finanzas (distribución central de ingresos impositivos y transfe-
rencias), la Comisión de Planeación (transferencias y préstamos para desarrollo), y
varios ministerios centrales (distribución del costo de los programas). La noción de
una comisión neutral y consultora de expertos para manejar las transferencias inter-
gubernamentales fue tomada del éxito de la Commonwealth Grants Commission,
creada en 1933 en Australia. En 1949, la Constitución de la India estableció una co-
misión de finanzas para hacer recomendaciones al Presidente, y que son presentadas
ante el Parlamento, sobre la distribución de los ingresos netos por impuestos para
ser divididos entre la unión y los estados, así como sobre la distribución entre los
estados; para establecer los principios que gobiernan la asignación de transferencias
para los estados del fondo consolidado; para establecer las medidas para aumentar
las necesidades de los gobiernos locales, como lo recomienda la Comisión Estatal de
Finanzas; y para manejar otros temas financieros relacionados según el Presidente.
Estas recomendaciones usualmente son aceptadas por el gobierno central.9
La Constitución de la India exige que el Presidente designe una comisión de fi-
nanzas cada cinco años, o antes si es necesario.10 La Ley de la Comisión de Finanzas
(Provisiones varias), de 1951, especifica las condiciones y la manera de seleccionar
los miembros de la Comisión de Finanzas así como sus poderes. La sección 3 de
la ley exige que el director tenga “experiencia en temas públicos”; los otros cuatro
miembros de la Comisión deben cumplir con criterios más específicos. La presencia
8 Para una revisión de las finanzas intergubernamentales en la India antes de la independencia, ver
Vithal y Sastry (2001).
9 Para una discusión de los inicios de la Comisión de Finanzas, ver Vithal y Sastry (2001), Rao (1992)
y May (1969).
10 Muchas Comisiones de Finanzas han considerado si deben ser permanentes o no, pero la idea ha
sido rechazada porque una comisión recién formada puede no tener preferencias y puede ser tratada
diferente por parte de los empleados antiguos (Vithal y Sastry 2001).
11 El Parlamento puede incrementar una unión aduanera o impuesto mediante un sobrecosto cuyos
ingresos van completamente a la unión. Es muy pronto para decir si esto le permitiría a la unión
superar el espíritu del Artículo 270, que asume que las uniones impositivas son compartidas.
12 Para una discusión de la controversia de la aproximación de llenar la brecha, ver Sury (1999).
Sudáfrica
Con la llegada a su fin del Apartheid, Sudáfrica enfrentó el “reto especial de solucio-
nar grandes desigualdades, políticas y económicas, entre jurisdicciones que han sido
tema de gran segregación racial y diferentes tipos y niveles de servicios e ingresos pú-
blicos” (Smoke 2001, p. 15). Como resultado, las transferencias intergubernamentales
cumplieron un papel muy importante en este período. Uno de los principios consti-
tucionales básicos usado por la Corte Constitucional, al certificar la Constitución de
1996, fue “definir provisiones adecuadas para la distribución fiscal y financiera a los
niveles provinciales y locales de los ingresos recolectados nacionalmente” (Certifica-
tion Case, Constitutional Court of South Africa, p. 45(k)).
El capítulo 13 de la Constitución discute las transferencias fiscales interguberna-
mentales. La sección 227(1) define el principio bajo el cual los gobiernos provinciales
y locales “tienen derecho a una parte equitativa del ingreso recolectado nacionalmen-
te para permitirles ofrecer servicios básicos y llevar a cabo las funciones destinadas
a cada uno”. Esta transferencia fiscal debe llevarse a cabo “prontamente y sin deduc-
ciones”. La Sección 214(1) obliga que una ley del Parlamento defina el sistema de
transferencias intergubernamentales e incluya:
• El interés nacional.
• Cualquier provisión que deba hacerse respecto a la deuda nacional o otra obliga-
ción nacional.
• Las necesidades e intereses del gobierno nacional, determinado por criterios
objetivos.
• La necesidad de asegurar que las provincias y municipios pueden ofrecer servicios
básicos y llevar a cabo las funciones asignadas a ellos.
• La capacidad fiscal y eficiencia de las provincias y municipios.
• Las necesidades para el desarrollo y de otro tipo de las provincias, gobiernos loca-
les y municipalidades.
• Las diferencias económicas entre y dentro de las provincias.
• La obligación de las provincias y municipalidades en términos de legislación
nacional.
• El deseo de los estados y la asignación predecible de participación de ingresos.
• La necesidad de flexibilidad en responder a emergencias y necesidades temporales.
• Otros factores definidos por criterios similares objetivos.
Bélgica
El sistema de transferencias intergubernamentales de Bélgica depende de una legis-
lación especial que incluye la necesidad de que las comunidades francesa y flamenca
acepten. Como esto efectivamente les da a estas comunidades poder de veto, la cons-
trucción de un proceso de negociación y consenso es una parte necesaria de cualquier
iniciativa para crear o modificar el sistema de transferencias intergubernamentales.
El orden existente puede ser modificado rápidamente para reflejar la exigencia polí-
tica o económica. El Saint-Polycarpe (o Lambermont) Agreement, de enero de 2001,
fortaleció la autonomía fiscal de las regiones y ayudó a las comunidades incremen-
tando las transferencias federales, después de que el programa de educación de la
comunidad francesa pasara por dificultades financieras.
Otra entidad participante del sistema fiscal en Bélgica es el Conseil Supérier des
Finances, que está compuesto de hasta 12 miembros, con un número igual de miem-
bros de habla francesa y flamenca e igual representación de los gobiernos federales y
subunidades. El Conseil Supérier des Finances hace recomendaciones anuales sobre
los requerimientos financieros del gobierno federal y las subunidades. Sus recomen-
daciones tienen fuerza moral y hasta ahora han sido seguidas cuidadosamente.
Alemania
Un comité intergubernamental y el Budersrat establecen y modifican el sistema de
transferencias intergubernamentales de Alemania, empleando las normas constitu-
cionales relevantes. En otras palabras, “toda la legislación federal de finanzas que
distribuya ingresos que pertenezca a los estados requiere el consentimiento del
Bundesrat” (Larsen 1999, p. 433). En consecuencia, el sistema de transferencias in-
tergubernamentales puede ser modificado sólo con el consentimiento del Länder.
Estas negociaciones incluyen incentivos para que el Länder “se agrupe” en contra del
Bund, dejando a un lado la afiliación a un partido político con el objetivo de obtener
la mejor parte posible para el Länder. El Bund puede usar transferencias asimétricas
adicionales para intentar romper la coalición (Beierl 2001).
El Länder tiene la posibilidad legal de cuestionar la legislación de transferencias
fiscales intergubernamentales ante la Corte Constitucional federal, que ha jugado un
papel de activista en establecer la agenda legislativa. La Corte ha sostenido que la
Ley Básica crea asignaciones para el Länder en dificultades financieras para solicitar
ayuda financiera del Bund. En un caso, la Corte aceptó que Bremen y Saarland obtu-
viesen ayuda financiera pero no especificó una solución específica, por el contrario,
sugirió opciones, incluyendo pagos adicionales de transferencias para los Länder más
pobres o una redefinición del territorio para crear subunidades sostenibles económi-
camente. El Bund optó por hacer una transferencia adicional de 3.400 millones de
marcos a los dos Länder mediante cambios a la Ley de Igualación.
India
El gobierno central mantiene discreción en la creación y modificación del sistema de
transferencias intergubernamentales. Mientras que se buscan las recomendaciones
de la Comisión de Finanzas para hacer cambios, la Comisión no incluye miembros
nominados por los estados y sus recomendaciones no son obligatorias. Con respecto
a las transferencias de la Comisión de Planeación, los estados juegan un papel con-
sultor, mediante el Consejo Nacional de Planeación, una entidad intergubernamental
dirigida por el Primer Ministro que incluye miembros del Consejo de Planeación,
ministerios y jefes de Estado.
Sudáfrica
La Constitución de Sudáfrica permite que la transferencia intergubernamental de
“distribución equitativa” sea “calculada por el juicio del gabinete” (Bahl 2001, p. 28),
pero requiere que los gobiernos locales y provinciales sean consultados. En la práctica,
implica un “complejo mecanismo de negociación entre los distritos para determinar
la cantidad total de transferencias no condicionadas ofrecidas por el gobierno cen-
tral” (Brosio 2000, p. 25). Las transferencias fiscales para los gobiernos locales en
Sudáfrica usualmente dependen de decisiones anuales del gobierno central, aunque
algunas implican compromisos para varios años.
A diferencia de la India, los miembros provinciales son definidos por la Finan-
cial and Fiscal Commission de Sudáfrica. Sin embargo, a pesar de la habilidad de
las provincias y gobiernos locales de nominar ciertos miembros, la Corte Constitu-
cional advirtió que “la Comisión es simplemente un vehículo para aplicar el poder
de las provincias individuales” (Certification Case, Constitutional Court of South
Africa).
Las provincias tienen un papel consultor formal en las transferencias fiscales
intergubernamentales en Sudáfrica mediante el Budget Council, una entidad inter-
gubernamental de política con la obligación general de ofrecer consultoría en temas
fiscales y financieros. Un representante de la Financial and Fiscal Commission atien-
de las reuniones del Budget Council, que son llevadas a cabo dos veces al año. El
Local Government Budget Forum es una entidad similar para los temas de gobierno
municipales. Mediante estas entidades es como se logran la consulta y el proceso de
gobierno en las provincias y gobiernos locales, antes de que las decisiones pasen a la
división de destinación de ingresos.
Bélgica
Las transferencias condicionales son una excepción a la norma en Bélgica, en donde
las entidades federales conservan la discreción fiscal para manejar sus propios recur-
sos. Sin embargo, las transferencias condicionales se han hecho en casos de medidas
13 Todas las normas que surgen de la Asamblea Nacional son estudiadas por el Consejo Nacional de
Provincias, que está compuesto de 10 delegados de cada provincia. Si una norma no afecta las pro-
vincias, la Asamblea Nacional puede pasarla sin importar las observaciones del Consejo Nacional
de Provincias. Si la norma afecta las provincias y el Consejo Nacional de Provincias la rechaza, el
problema es enviado al comité de mediación, compuesto por un número igual de miembros de la
Asamblea Nacional y el Consejo Nacional de Provincias. Si el comité no puede resolver el problema,
la Asamblea Nacional puede pasar la norma si tiene al menos dos tercios de la mayoría.
Alemania
La autoridad federal alemana debe convencer esencialmente a la mayoría de los Länder
en el Bundesrat para poder hacer una transferencia condicional, y tal transferencia ha
sido criticada por la Corte Constitucional. Esto ha significado que las transferencias
intergubernamentales en general son incondicionales, a pesar de importantes excep-
ciones que implican transferencias adicionales y programas de distribución de costos
(ver Bird y Tarasov 2002). En un caos en 1975, la Corte Constitucional determinó que
las transferencias para renovación urbana “crean el riesgo de que el Länder comience
a depender de la Federación y ponga en peligro la autonomía constitucional… [En
consecuencia, las transferencias federales] son la excepción, y deben ser estructura-
das para que no se conviertan en un mecanismo de influencia de decisiones de los
estados para cumplir con sus propias responsabilidades” (citado en Currie 1994, p.
58). Yendo a los hechos del caso, las transferencias son permitidas, siempre y cuando
preserven la autonomía del Länder, permitiéndoles determinar dónde y cómo gastar
los fondos y se espera que promuevan el desarrollo económico.
Las condiciones sobre una transferencia suplementaria son más complejas. En
términos generales, “porque tienen como objetivo cubrir necesidades financieras
generales, las transferencias suplementarias pueden no tomar la forma de una trans-
ferencia atada a un proyecto o tarea particular” (Larsen 1999, n. 51). Una excepción
parece estar relacionada con el sistema previo de transferencias suplementarias para
un Länder nuevo. El Pacto de Solidaridad I consistía en transferencias fiscales no
condicionadas (dos tercios) y una transferencia fiscal condicionada (un tercio) para
inversión específica bajo la Investment Promotion Law Recovery East. Con el Pacto
de Solidaridad II, las transferencias ya no son condicionadas de esta manera, pero
se exigen reportes anuales al Consejo de Planeación Financiera intergubernamental
para poder hacer uso de estos fondos.
India
Tanto la Comisión de Finanzas como la Comisión de Planeación hacen transferen-
cias para propósitos generales a los estados, para que las usen bajo su discreción. Sin
embargo, desde la existencia de la Comisión Primera de Finanzas, las transferencias
condicionadas han sido consideradas como permisibles bajo el Artículo 275 de la
Constitución, y estas transferencias han crecido recientemente en importancia en el
federalismo fiscal de la India.14 En algunos casos, “los estados más pobres no están en
capacidad de ofrecer financiación propia y por eso no pueden recibir la asignación
definida para ellos” (Rao s.f., p. 19).
Históricamente, las transferencias condicionales que eran recomendadas por la
Comisión de Finanzas no eran examinadas para determinar si sus condiciones podían
ser satisfechas. Sin embargo, desde la Séptima Comisión de Finanzas, los términos de
referencia han solicitado recomendaciones sobre “la manera como se puede monito-
rear este gasto” (Vithal y Sastry 2001, p. 156).
Las transferencias de la Comisión de Planeación pueden ser otorgadas a partir de
ciertas condiciones, pero la Constitución “no ofrece los principios básicos para tales
transferencias” (Patil 1995, p. 59). La Comisión de Planeación también monitorea
transferencias específicas para esquemas respaldados por el gobierno central. Es-
tos programas de los ministerios centrales incluyen condiciones relacionadas con el
personal, la infraestructura y la implementación, con desembolsos trimestrales para
promover su cumplimiento.
Sudáfrica
La Constitución de Sudáfrica autoriza expresamente a los gobiernos locales y provin-
ciales a “recibir otras asignaciones presupuestales del ingreso del gobierno nacional,
ya sea condicional o incondicionalmente”. Hasta 1998, las transferencias fiscales a
los gobiernos locales en Sudáfrica eran una combinación de transferencias generales
y condicionales. Esto significaba que “cada provincia estaba a merced del gobierno
central” (Brosio 2000, p. 27). En 1998, se llevó a cabo un gran cambio al sistema que
dependía de la fórmula para hacer las transferencias intergubernamentales incondi-
cionales, conocido como programa de transferencias equitativas (Bahl 2001).15 Las
transferencias en si mismas son incondicionales.
En el pasado han existido “diferencias en la capacidad y el deseo de las provin-
cias de complementar las transferencias condicionales con sus propios fondos para
distribución equitativa” (Submission to Parliament 2004/05). Estas y otras razones
han llevado a la Comisión Financiera y Fiscal a recomendar “una relación negociada
entre las autoridades receptoras y oferentes respecto a las transferencias condiciona-
les y a limitar el uso de las transferencias condicionales” (Submission to Parliament
2004/05).
14 Las transferencias condicionales explican cerca de 15% del gasto estatal en los años 90, partiendo de
7% en los años 80 (Rao y Singh 2000).
15 La formula de distribución equitativa provincial incluye varios componentes: educación (41%), ser-
vicio de salud (19%), desarrollo y bienestar social (18%), actividad económica (7%), “básico” (7%),
institucional (5%) y “reserva” de capital (3%) (Financial and Fiscal Commission 2004).
Principios constitucionales
La Constitución de varios de los países examinados incluyen principios relacionados
con el surgimiento de conflictos entre los niveles de gobierno. Estos principios sirven
como punto de arranque cuando se presentan conflictos relacionados con las trans-
ferencias intergubernamentales.
Bélgica y Alemania reconocen el principio de lealtad federal, o doctrina de armonía
federal (Bundesrüe). Esta doctrina esencialmente exige el respeto mutuo y la coopera-
ción de las subunidades y el gobierno federal, de modo que “actúen de manera tal que
eviten todo tipo de conflicto de intereses entre las unidades, el objetivo es asegurar que
las funciones de las instituciones se equilibren como parte de un todo” (OCDE 1997, p.
27). En Alemania, la Corte Federal Constitucional ha definido que la Bundesrüe es un
principio constitucional importante con respecto a la igualación fiscal.
La sección 41 de la Constitución de Sudáfrica establece un principio similar de
comparación en las relaciones intergubernamentales, estableciendo una ley parla-
mentaria para “establecer u ofrecer la estructura y las instituciones para promover y
facilitar las relaciones intergubernamentales… y ofrecer mecanismos apropiados y
procedimientos para facilitar la solución de disputas intergubernamentales”. La Ley
South African Division of Revenue, de 2004, tiene un mecanismo a su disposición
“para asegurar el procedimientos legal entre órganos del Estado [sic] en las tres esfe-
ras del gobierno se evitan tanto como sea posible”.
del Länder en temas fiscales con el Bund. Sin embargo, la afiliación a un partido juega
un papel importante.
Mediación / conciliación
La mediación / conciliación es un paso importante que se ha tomado cuando las
negociaciones particulares fallan en encontrar un acuerdo. El Comité de Coordina-
ción de Bélgica es una entidad política intergubernamental ante la cual las entidades
federadas o gobiernos federales pueden solicitar que un conflicto sea resuelto a partir
del consenso. En Alemania, los conflictos relacionados con las transferencias fiscales
intergubernamentales usualmente implican al Comité de Mediación del Bundersrat,
considerado parte del “sistema obligatorio de negociación”. En Sudáfrica, el Comité
de Mediación trabaja con las normas relacionadas con las funciones de la Comisión
Financiera y Fiscal, así como con las que afectan las finanzas de los gobiernos pro-
vinciales. Cuando la mediación no resuelve el conflicto, la Asamblea Nacional puede
definir una norma si pueden reunir dos tercios de los votos.
Procedimientos administrativos
En Bélgica, la Court d’Arbitrage “tiene el poder de solucionar diferencias jurisdiccio-
nales entre el gobierno federal, las comunidades y las regiones a partir de medidas
legislativas” (Commission sur le Déséquilibre Fiscal 2001, p. 33). Sin embargo, no se
considera que sea parte del sistema judicial. La dirección de la Corte alterna cada año
entre un nativo de habla francesa y uno de habla flamenca. La Court d’Arbitrage ha
intervenido en el cumplimiento de las normas legislativas del sistema de transferen-
cias intergubernamentales de Bélgica.
El Conseil d’État tiene jurisdicción administrativa para revisar la legislación
para asegurar que las autoridades no se excedan en sus poderes. Definió que no era
claro bajo ninguna circunstancia que la Court d’Arbitrage podría aplicar un límite
jurisdiccional sobre la autonomía regional en impuestos incluida en el acuerdo Sain-
te-Thérése.
En Sudáfrica, la Ley de División de Ingresos establece el proceso administrativo
cuando surge un conflicto sobre las condiciones de las transferencias fiscales condi-
cionales. La primera etapa es una decisión unilateral de la entidad de transferencias
(gobierno nacional o provincial), después de consultar con el Tesoro nacional y el Te-
soro provincial relevante. La segunda etapa implica una decisión del Tesoro nacional.
Conclusiones
Entre todos los factores relacionados en que el sistema de transferencias intergu-
bernamentales funcione, la arquitectura legal es sólo uno. Los factores políticos,
económicos, sociales, geográficos y otros contribuyen al éxito o al fracaso de aspectos
de cada uno de los regímenes descritos en este capítulo.
Este capítulo se concentra en los beneficios prácticos y problemas de estos siste-
mas que están conectados con el marco legal. A partir de esta evaluación, es posible
proponer las siguientes lecciones.
Bélgica
Las transferencias federales son un aspecto vital del federalismo fiscal en Bélgica. Un
estudio de ocho países hecho por Bird y Tarasov (2002) determinó que Bélgica ha
tenido un desequilibrio fiscal vertical consistente, demostrando la importancia de las
transferencias intergubernamentales en la financiación del gasto regional.
La habilidad de legislación especial de acomodar conceptos económicos en el di-
seño de transferencias intergubernamentales demuestra su fortaleza: su flexibilidad.
A pesar de las dificultades enfrentadas durante períodos de renegociación política,
el uso de legislación especial en lugar de legislación regular o reglas constitucionales
parece haber ofrecido el mejor compromiso en el federalismo de Bélgica. Durante
las negociaciones, en el período de “fase permanente” de las transferencias en Bél-
gica, “era notoria la tensión entre el gobierno federal y las comunidades. Ninguna
entidad quería renegociar este tema cada año. Sin embargo, el establecimiento de
un criterio fijo fue riesgoso, demostrando que no era favorable para alguno de los
niveles de gobierno (Van der Stichele y Verdonck 2002, p. 14). La legislación especial
ha demostrado la flexibilidad suficiente para adoptar acuerdos de mediano plazo en
compromisos políticos de modo que los acuerdos anuales, o de largo plazo no tienen
que hacerse.
Por el contrario, la renegociación política en Bélgica has sido criticada como quie-
ra que favorece a las subunidades en contra del gobierno federal y los contribuyentes.
La creación de acuerdos políticos, además de una legislación especial, ha sido un
tema de escrutinio judicial en Bélgica, hasta tal punto que estos acuerdos presentan
dificultades de adjudicación.
Alemania
Alemania ha tenido un desequilibrio fiscal vertical consistentemente bajo, lo cual
indica que las transferencias intergubernamentales son menos importantes en la
financiación del gasto regional en este país respecto a otros de Europa (Bird y Ta-
rasov 2002). Incluso el Länder (Bavaria), que criticaba el sistema de transferencias
intergubernamentales en Alemania, reconoce los beneficios de tener autoridades
constitucionales y principios sobre estas transferencias. Con respecto a las transferen-
cias verticales, ellas previenen que las transferencias se conviertan en “un elemento
de un juego libre de fuerzas políticas” (Beierl 2001, p. 3). La Corte Federal Cons-
titucional ha interpretado las normas constitucionales de manera que “se ajusta al
proceso político dentro de ciertos parámetros” (Heun 1995, p. 182).
Al mismo tiempo que se han resuelto retos y tensiones, la arquitectura legal del
sistema alemán de transferencias intergubernamentales ha mostrado ser muy versátil
y un vehículo estable mediante el cual el consenso social del país se ha manifestado. El
marco constitucional, con principios que gobiernan las transferencias fiscales, las leyes
de implementación que requieren del consentimiento de las subunidades y los proce-
sos neutrales para la solución de conflictos, representan una combinación poderosa.
Shah (2004, p. 11) resalta la capacidad de igualación fiscal del esquema alemán
para solucionar las diferencias regionales. Por el contrario, Spahn (2001, p. 11) afirma
que las transferencias intergubernamentales en Alemania “han sido llevadas a niveles
más allá de su capacidad”, en particular respecto a la igualación interregional des-
pués de la unificación. El autor ilustra el tamaño de las transferencias de igualación,
señalando que representan “más del doble de la ayuda oficial para el desarrollo de to-
dos los países industrializados destinado a todos los países en desarrollo del mundo”
(Spahn 2001, p. 13). Las transferencias de igualación alemanas han sido criticadas
por “desestimular el espíritu empresarial y por inducir el riesgo moral” (Spahn 2001,
p. 13); limitando la flexibilidad y la capacidad de respuesta del Länder, y reduciendo
la asignación de responsabilidades sobre los políticos.
En consecuencia, no debe sorprender que el poder del Bundestag (compuesto por
representantes nombrados por el Länder) para aprobar estatutos federales que gobier-
nan las transferencias verticales (como el impuesto al valor agregado) ha llevado a un
incremento progresivo en el porcentaje destinado a los Länder a costa del Bund; un
India
Existen dudas sobre la efectividad de las transferencias intergubernamentales de la India,
y varios estudios han relacionado estos problemas con el modo como ha evolucionado
su arquitectura legal. La participación de varias agencias en el sistema de transferencias
intergubernamentales ha sido criticado como ineficiente y con pérdidas.
En un estudio notable del federalismo fiscal de la India, Rao y Singh (2000, p. 2)
encuentran “evidencia de respaldo a la hipótesis de que los estados con mayor in-
fluencia política y económica, o importancia, reciben transferencias per cápita más
altas”. Esto ha sido facilitado por la reducción en el porcentaje de transferencias fis-
cales determinadas según factores objetivos a favor de mayor discreción. Khemani
(2003) confirma que las entidades políticas sin autoridad constitucional, como la
Comisión de Planeación, tienen la tendencia de otorgar, a partir de consideraciones
políticas (como afiliación del partido del gobierno del Estado y el número de sillas
de un Estado en el partido o coalición del gobierno). Respecto a las transferencias
del ministerio central, Khemani (2003, p. 5) encuentra que “los políticos nacionales
sí llevan a cabo una focalización desagregada de distritos individuales para favorecer
objetivos políticos particulares”. Las reglas constitucionales que definen las transfe-
rencias intergubernamentales en realidad han representado un cambio.
El federalismo fiscal de la India también ha sido criticado porque muchas agen-
cias centrales del gobierno que participan en el proceso no están coordinadas. Rao
recomienda que la Comisión de Finanzas se concentre en las transferencias fiscales
y que la Comisión de Planeación se deba concentrar en los préstamos para proyec-
tos de infraestructura. La crítica del esquema de ministerios centrales, de los cuales
existen más de 250, es que son muy susceptibles a la manipulación política. En un
estudio comisionado por el Comité Nacional de Desarrollo se recomendó que estas
transferencias fuesen reducidas. Shah (2004, p. 6) incluso ha llegado a denominar es-
tas transferencias como “transferencias para favorecer grupos de votantes o sobornos
políticos”. El autor también critica las transferencias de la India para solucionar las
diferencias regionales, dado que implican la distribución del ingreso general a partir
de muchos factores. A nivel municipal, los resultados han sido que “mientras que los
gobiernos estatales tienen diferentes restricciones de ingreso, las entidades locales no
pueden ofrecer los estándares requeridos de los servicios públicos” (Rao, p. 6).16
16 En los años 80 el ingreso estatal total creció 15,3% y las transferencias totales 15,8%, mientras que el
gasto creció 15,5%. en los años 90, el desequilibrio fiscal surgió cuando el ingreso estatal total creció
12,8% y las transferencias 11,5%, mientras que el gasto total creció 14,3% (Rao).
Los estados también parecen haber sufrido del control federal de las transferencias
fiscales intergubernamentales, el patrón opuesto a lo visto en Alemania y Bélgica. El
resultado es que el déficit promedio de un Estado en India aumentó de 3% del PIB en
los años 80 a 4,4% en los años 90. La relación entre las transferencias fiscales estatales
y el endeudamiento es particularmente problemático. De un lado, las transferencias
fiscales incrementan la capacidad de endeudamiento. Y, de otra parte, el incremento
en endeudamiento aumenta la dependencia en las transferencias fiscales. Rao conclu-
ye que el endeudamiento estatal que ha surgido de esta situación es insostenible para
los estados que reciben la financiación adicional de la Comisión de Planeación, y para
quienes no. Khemani (2002) discute la validez de esta afirmación.
Purfield (2004, p. 4) concluye que la caída financiera de los estados de la India
es el resultado de las instituciones del federalismo fiscal, que promueven la “depen-
dencia de las transferencias, la agrupación de fondos, el riesgo moral y la restricción
presupestal flexible”. Las responsabilidades del Estado no se cumplen mediante la ca-
pacidad de generación de ingreso, de modo que las transferencias representan cerca
de 40% del ingreso del Estado. Purfiled también afirma que las comisiones décima y
decimoprimera de finanzas aumentaron la diferencia financiera entre los estados.
También se han presentado diferencias entre la Comisión de Finanzas y la Comisión
de Planeación. Rao y Singh (2000) señalan que esto ha generado muchos problemas,
incluyendo la reducción en la igualación, poca coordinación e incentivos para que
los estados ofrezcan diferentes proyecciones a las dos comisiones. La permanencia de
cinco años de la Comisión de Finanzas también ha sido criticada como un elemento
que niega la memoria institucional necesaria para cumplir sus funciones.
Sudáfrica
Sudáfrica tiene uno de los desequilibrios fiscales más grandes del mundo, al me-
nos respecto a sus provincias. Los gobiernos provinciales dependen mucho de las
transferencias incondicionales para equidad, en promedio tales fondos constituyen
87% del presupuesto provincial entre 1999 y 2004. Pero ocurre lo contrario con las
municipalidades, las transferencias han crecido más rápido que la participación en la
transferencia para equidad nacional. El déficit provincial es proyectado que resurja
como resultado de mayores costos en la seguridad social en los próximos años.
Shah (2004) ha criticado las transferencias de Sudáfrica para solucionar las di-
ferencias regionales, porque implican distribuir el ingreso general según muchos
factores. Smoke (2001) también afirma que se necesita mejorar el sistema de trans-
ferencias, dado el desequilibrio fiscal vertical y la permanencia de las transferencias
condicionales. Como las provincias no tienen recursos independientes para su ingre-
so, deben depender de las transferencias centrales (Brosio 2000).
Elementos comunes
Es posible definir algunas lecciones generales de este análisis. Primero es posible
encontrar conclusiones generales sobre el marco legal general de las trasferencias
fiscales intergubernamentales. Las transferencias deben definirse de manera objetiva
y transparente, usualmente a partir de una fórmula reconocida que no esté sujeta a
negociaciones políticas. Este tipo de arreglo debe hacerlo el gobierno central, una
comisión experta o un comité intergubernamental (Banco Mundial 2001).
Segundo, el menú de procedimientos disponible para adoptar y modificar las
transferencias fiscales intergubernamentales implica ganadores y perdedores. Aun-
que algunos teóricos están a favor de reglas no negociables, en la práctica, las reglas
son casi siempre negociables. Cada país resuelve las tensiones entre flexibilidad (por
razones económicas o políticas) y certidumbre (para la planeación de agenda de po-
lítica pública) de manera diferente, y el equilibrio entre estos objetivos ha cambiado
con el paso del tiempo. La visión tradicional de las finanzas intergubernamentales,
existente desde los años setenta, sugiere que prácticamente todo lo que tenga que
ver con transferencias intergubernamentales debe decidirse unilateralmente por el
gobierno federal. Esta visión aún domina en los países en desarrollo como India y
Sudáfrica. El modelo emergente es uno en el cual “los límites gubernamentales y la
asignación de funciones y finanzas deben determinarse en una etapa inicial (consti-
tucional) y no deben permanecer abiertas para discusión posterior en circunstancias
normales” (Bird y Smart 2001, p. 12).
Tercero, las transferencias condicionales continúan siendo un problema de las fi-
nanzas fiscales intergubernamentales. De hecho, “tanto la teoría como la experiencia
sugiere que es importante definir las responsabilidades de gasto de una manera muy
clara con el objetivo de promover la rendición de cuentas y reducir la superposición
de responsabilidades, duplicación de autoridad y enfrentamientos legales” (Banco
Mundial 2001, p. 267).
Cuarto, los límites de la ley en la optimización del sistema de transferencias fiscales
intergubernamentales es mayor cuando surgen problemas y se necesita la resolución
de conflictos y la adjudicación. Esto es así porque un marco legal bien definido es una
condición necesaria para un sistema de transferencias intergubernamental efectivo,
pero no es suficiente en sí mismo como un mecanismo de seguridad. Como señala
Smoke (2001, p. 3), “no importa lo que digan la Constitución o la ley, las agencias
centrales difícilmente tienen el deseo de descentralizar los servicios, lo cual hace que
pierdan prestigio y recursos”.
Este capítulo comenzó señalando que en el pasado se ha afirmado que “al final las
transferencias intergubernamentales son los instrumentos, y no los determinantes
de la política pública” (Bird y Tarasov 2002, p. 23, énfasis en el texto original). Las
conclusiones presentadas demuestran que el marco legal no es un simple requisito
para cumplir. Cada marco legal tiene sus propios sesgos, que surgen de quien hace
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Legislatura nacional
En todos los países estudiados, excepto China, la legislatura nacional debe establecer
legislación para determinar la base legal de las transferencias de un gobierno central al
estatal y a los gobiernos locales. En Brasil, la Constitución de 1988, especifica el crite-
rio de agrupación para la distribución de ingresos pro transferencias y el Senado lleva
a cabo el papel de entidad que toma decisiones para establecer la fórmula y monitorear
su cumplimiento. Las regulaciones del Senado establecen el criterio específico de dis-
tribución para los fondos del Estado y la participación municipal (Shah 1991).
1 Los foros de gobiernos subnacionales pueden existir como una forma de posición común sobre las
transferencias nacionales, pero no existe un ejemplo en el cual tales foros toman decisiones sobre
transferencias de alto nivel.
Modelo Responsabilidad
Fuente: El autor.
Foro intergubernamental
Los foros intergubernamentales facilitan la consulta entre niveles diferentes de
gobierno, establecen un balance entre los diferentes intereses y funcionan como
mediación de conflictos. Este arreglo institucional es común en países federales, en
algunos países como Australia y Sudáfrica, donde la agencia independiente ha cum-
plido un papel importante en las relaciones fiscales intergubernamentales, los foros
Fuente: El autor.
Fuente: El autor.
gobiernos locales. Aunque las referencias son ofrecidas por el Ministerio de Finan-
zas y Administración, su contenido usualmente se decide en negociaciones entre la
Commonwealth y los estados, llevadas a cabo mediante sus departamentos de Finan-
zas. Un mecanismo formal para este propósito es la Reunión de Oficinas del Tesoro
de Australia, que se reúnen periódicamente. Los informes de la comisión son ofre-
cidos formalmente al gobierno central y se encuentran disponibles también para los
estados. Las variables recomendadas en los informes son estudiadas en la Conferen-
cia de Directores de Oficinas del Tesoro de los estados. Las variables de la comisión
usualmente son aceptadas por la Conferencia de Oficiales del Tesoro, como variables
preliminares son defendidas públicamente por la comisión en documentación ante
todos los estados antes de su presentación formal. Sólo en 1981 (cuando la comisión
tuvo que recalcular las variables y presentar un informe nuevo), y en 1982 el gobier-
no central optó por no aceptar la recomendación de la comisión. Por el contrario, el
consejo de los jefes de Estado de los estados, bajo el liderazgo del Primer Ministro J.
M. Fraser (y el director del Tesoro J. M. Howard) optaron por modificar las variables
sugeridas por la comisión (Commonwealth Grants Commission 1995a).
La primera Comisión de Finanzas fue establecida en 1951 por una ley del Par-
lamento. Desde entonces esta comisión ha sido reconstituida cada cinco años, con
nuevos términos de referencia para los próximos cinco años. Según la Ley de 1951,
la dirección de la comisión debe tener experiencia en temas públicos, los miembros
deben tener la calificación necesaria para ser jueces de un alta corte, tener conoci-
mientos especial de Finanzas y cuentas gubernamentales, haber tenido experiencia
en temas financieros y administrativos, o tener conocimientos de economía. Los
miembros de la comisión usualmente son una mezcla de políticos, servidores pú-
blicos retirados y expertos en federalismo fiscal. Cada comisión crea una secretaría
temporal manejada por una secretaria definida por el gobierno federal, usualmente
la Comisión de Planeación. La comisión es desmantelada después de la entrega del
informe según los términos de referencia. La comisión no tiene el poder de iniciar
una investigación por fuera de los términos de referencia. Las recomendaciones de la
comisión no son obligatorias, pero bajo el artículo 281 de la Constitución, deben ser
presentadas ante las dos cámaras del Parlamento, conjuntamente con la respuesta del
gobierno a cada recomendación.
gobierno. Esta sección pretende cubrir esta falencia, acercando las ideas y conceptos
de la disciplina de la Nueva Economía Institucional (North 1990). Bajo este marco
de análisis, tanto el principal como el agente actúan racionalmente en busca de su
propio interés y tienen acceso a información que es costosa y no es uniforme para
todos los agentes. Bajo esta circunstancia, el agente puede no asegurar el interés del
principal, y el principal no puede controlar el comportamiento oportunista de su
agente, debido al problema de “racionalidad acotada” del principal y los altos costos
de transacción asociados a superar este problema.
En el contexto de los mecanismos institucionales en un programa de igualación
fiscal, el problema se manifiesta de la siguiente manera. Primero se necesita que exis-
ta consenso nacional sobre los principios de igualación y estándares, de modo que
el poder otorgado por el principal (los ciudadanos) sea claro. Este consenso puede
tomar la forma de una norma constitucional, norma legislativa o consenso informal
pero aceptado universalmente sobre el objetivo de la igualación fiscal. Este consenso
tendría que ser administrado por varios agentes públicos (como órganos ejecutivos
y legislativos, usualmente a nivel nacional). Esta administración puede significar que
puede estar a favor del interés propio de algunos agentes no respetar el consenso. Por
ejemplo, el liderazgo ejecutivo o legislativo nacional puede venir de una región como
poco entusiasmo por la equidad interestatal. Alternativamente, el régimen actual
puede estar comprometido con la igualación, pero no está en capacidad de compro-
meter a los regímenes futuros, en consecuencia amenaza la durabilidad del consenso.
La inclusión de los principios de igualación en la Constitución es motivada por estas
consideraciones, la inclusión en la Constitución limita pero no supera los problemas
de compromiso, ya que las coaliciones existentes pueden ser reemplazadas por coali-
ciones que se oponen a los intereses y a las preferencias de política en el futuro.2
Los acuerdos institucionales para administrar el consenso mencionado anterior-
mente también implican varios costos de transacción para el principal y sus agentes.
Para el principal existen varios tipos de acuerdos que imponen una participación
diferente y diferentes costos de monitoreo. También existen costos asociados con el
proceso legislativo y ejecutivo de toma de decisiones. Estos costos son el tiempo y
el esfuerzo necesarios para lograr un compromiso legislativo o una decisión ejecu-
tiva. Son mayores cuando el interés de las diferentes partes es alto, cuando existen
fuertes conflictos de intereses y cuando hay incertidumbre sobre el flujo futuro de
2 Quienes representan a los “agentes de los ciudadanos” pueden ser caracterizados más allá del
ejecutivo y el legislativo en el gobierno central. mediante la competencia intergubernamental, es-
pecialmente entre estados / provincias, estos agentes pueden ayudar a asegurar autorregulación
transparente de un régimen de gobernabilidad de igualación, mediante un sistema de revisión y
balance que minimice el riesgo de “captura” y la dominación resultante de un conjunto más pequeño
y menos privado de intereses en el régimen gubernamental.
ingresos disponible a los gobiernos donantes y receptores, una situación que ocurre
frecuentemente en la negociación de transferencias fiscales. Todos los mecanismos
institucionales implican costos para el principal en inducir el cumplimiento de sus
agentes administrativos dentro del consenso, lo que es llamado el costo de agencia.
Los costos de agencia surgen cuando el agente administrativo que debe implementar
el consenso a nombre del principal no comparte los objetivos buscados por el prin-
cipal. Los agentes pueden tomar decisiones que sólo cumplen su interés de poder
burocrático o los enriquecen. Gracias a los altos costos de transacción, la sociedad ci-
vil o la legislatura no está en capacidad de ejercer completamente el papel de vigilante
sobre sus decisiones ante las dificultades de monitorear y tomar medidas correctivas
ex post, la legislatura usualmente trata de influenciar el nombramiento de ejecuti-
vos que aseguren que cumplen los mismos objetivos y no que afecten la legislación
establecida. Adicionalmente, dependen mucho más del monitoreo de la sociedad ci-
vil, respondiendo a las “alarmas” activadas por los electores que no están conformes
(Horn 1997). Su respuesta a tales alarmas puede verse limitada si la agencia ejecutiva
tiene un alto grado de autonomía.3 También existen costos por el riesgo y la incerti-
dumbre asociados a regímenes inestables. Estos problemas surgen por los beneficios
y costos potenciales de un consenso que no es bien conocido en el momento que se
establece un contrato, y porque cualquier resolución puede ser deshecha por una
nueva coalición y nuevos intereses.
El marco analítico descrito anteriormente defiende la implementación de meca-
nismos administrativos y estructuras de gobernabilidad que facilitan mayor acceso
a la información de parte de los ciudadanos, sectores interesados de la sociedad civil
(incluyendo los medios y la academia), y legisladores. Estas estructuras ayudarían a
los ciudadanos a definir las responsabilidades de las acciones de los agentes (gobier-
no) en las actividades de igualación. Ellos minimizan los costos de agencia, costos
de incertidumbre y costos de transacción con participación, monitoreo y proceso de
decisión. Y crean una estructura de incentivos que hace que los agentes legislativos y
administrativos cumplan con sus compromisos con los principales.
Ésta es una tarea compleja por la interdependencia asociada con varias acciones.
Como lo señala Horn (1997), los esfuerzos de reducir las pérdidas de agencia entre
ciudadanos y legisladores, mediante la limitación de la influencia de la legislatura
3 Tras una conversación personal con el autor, Peloquin afirma que no es totalmente claro quién es el
“elector inconforme” en el contexto de la igualación: presumiblemente, los gobiernos provinciales
/ estatales son los primeros en “prender las alarmas”, alimentando alarmas secundarias de parte de
la sociedad civil local y los ciudadanos locales (como ocurrió recientemente en Canadá). Como
las provincias / estados serían los principales clientes e interventores de una agencia autónoma de
transferencias, no es claro que tal agencia pudiese ser completamente indiferente con ellos, dada la
amenaza creíble de “denunciar públicamente” e incrementar los riesgos políticos y electorales cuan-
do se sospecha que sus intereses no están siendo considerados.
Foro intergubernamental
Un foro intergubernamental ofrece un marco de análisis para la negociación institu-
cionalizada pero restringida políticamente.4 La negociación es restringida, ya que la
Constitución y el marco legal definen los límites para tal negociación. Sin embargo,
existe presión para no llegar a una negociación. De modo que los foros interguberna-
mentales usualmente son exitosos en definir un consenso político explícito aceptable
a todas las partes. Como tal, un consenso político no puede lograrse fácilmente cuan-
do criterios complejos son propuestos en la negociación, este modelo institucional le
da mucha importancia a la simplicidad y a la justicia básica, en contraposición con
una justicia muy compleja y particular. Los intereses conflictivos son representados
estos foros, a menos que las discusiones del foro se lleven a cabo en la Cámara, las
posiciones políticas pueden prevenir un compromiso político. La duración de tales
compromisos usualmente se asegura, ya que todas las partes pueden perder con un
compromiso que se destruya. De este modo, la acusación de culpables tampoco es po-
sible, ya que los miembros del foro asumen la total responsabilidad de sus decisiones.
El foro permite que los gobiernos participantes representen los diferentes intereses y
los diferentes compromisos sobre la igualación para logar un consenso más amplio.
4 Estas restricciones no deben reducir la negociación política a un juego de suma cero, ya que los
beneficios de la negociación se verían reducidos bajo tal escenario.
Volverse imprescindible
Para asegurar su existencia en el largo plazo y aumentar su esfera de influencia, una
agencia independiente enfrenta continuamente razones para justificar su existencia
y buscar continuamente aumentar su mandato para aumentar sus actividades. Esta
estrategia de “volverse imprescindible” pasa desapercibida, ya que los políticos no
quieren ser vistos limitando la búsqueda de estas agencias por la verdad, la fórmula
mágica de distribución equitativa de fondos federales.
Conclusiones preliminares
La evaluación de los méritos relativos de cada mecanismo institucional debe guiarse
por el análisis del régimen de incentivos creado por cada uno, los costos de agencia,
y el éxito de cada mecanismo en lograr un resultado simple, equitativo y durable. El
marco de análisis de la nueva economía institucional predice que todos los costos
de transacción serán más altos y los resultados potenciales menos deseables con
una agencia independiente respecto a un foro intergubernamental, ya que la in-
dependencia y la autonomía ofrecidas a las comisiones de transferencias debilitan
la vigilancia de los ciudadanos (cuadro 10.2). La búsqueda de un sistema óptimo
(ideal) invita a la complejidad y afecta la transparencia y proceso de rendición de
cuentas. Como resultado, la participación y los costos de monitoreo, así como los
costos de agencia aumentan.
Por el contrario, los foros intergubernamentales buscan alternativas más simples
y fáciles de implementar. Buscan lograr una negociación política y reducir los costos
de transacción de la nación. A medida que los costos de transacción asociados con
las Comisiones de Transferencias independientes sean más altos, no se espera que
la comisión genere buenos resultados. Adicionalmente, los procesos de la Comi-
sión de Transferencias no necesariamente promueven la construcción de consenso
que se logra mediante la formación de un consenso político sobre el estándar de
igualación. Ante la ausencia de un consenso político, tanto el fondo común como
la asignación entre las unidades electoras se determinan independientemente del
estándar de igualación. La estabilidad del criterio de asignación tampoco se asegu-
Costos de transacción
Costos de participación y monitoreo Bajo a medio Bajo a alto
Costos del proceso de toma de decisiones
legislativas y ejecutivas Alto Alto
Costos de agencia Bajo Alto
Costos de incertidumbre Bajo Medio
Resultados potenciales
Consenso político sobre estándar de igualación Sí No
Durabilidad del consenso político Sí n.a.
Agrupación de fondos determinada por el Sí para algunos,
estándar de igualación no para otros No
Asignación determinada por estándares
de igualación Sí No
Estabilidad del criterio de asignación Sí Tal vez
Fuente: El autor.
Nota: n.a. = no aplica.
Costos de transacción
Costos de participación de los Bajo Medio Alto Alto
ciudadanos y costos de
monitoreo
Costos legislativos Bajo Bajo Bajo Bajo
Costos de proceso de toma Medio Medio Medio Medio
de decisiones del ejecutivo
Costos de agencia Bajo Bajo Alto Medio
Costos de incertidumbre Bajo Bajo Medio Medio
Resultados potenciales
Consenso político sobre Sí, Constitución Sí, Constitución Sí, ley federal No
la igualación
Duración del consenso Sí Sí Sí No
Consenso político sobre el Sí, Constitución Sí, pacto No No
estándar de igualación solidario
Tipo de programa de igualación Paternal Fraternal Paternal Paternal
Fondo común determinado por Sí Sí No No
estándares de igualación
Asignación determinada por Sí Sí No, pero uso No
estándar de igualación de fórmula
Igualación de capacidad fiscal Sí, sistema Sí, ingresos Sí, sistema de No
impositivo actuales impuestos
representativo representativo
Igualación de necesidades No No Sí Sí, algunas
fiscales
Estabilidad del criterio de Sí Sí No No
asignación
Cláusula de finalización Sí No No No
Solución de conflictos Corte suprema Corte Corte Suprema Corte Suprema
constitucional
Equidad del programa Sí Sí Tal vez Tal vez
Complejidad del programa Baja Baja alta Alta
Fuente: El autor.
Costos de transacción
Los acuerdos institucionales en los cuatro países están asociados con diferentes nive-
les de participación ciudadana y diferentes costos de monitoreo, costos de agencia y
costos de incertidumbre. Los foros intergubernamentales usualmente generan meno-
res costos de transacción para el principal (los ciudadanos), en especial por la mayor
transparencia, simpleza y escrutinio de la sociedad civil y los medios. Los costos de
agencia son más altos en el programa australiano, debido a la mayor autonomía e in-
centivos para la complejidad y el comportamiento de buscar volverse imprescindible
adoptado por los miembros de la comisión. La Comisión de Transferencias periódica
de la India tiene costos de agencia medianos, ya que están limitados por su duración.
Los costos legislativos y del proceso ejecutivo de toma de decisiones son similares entre
los diferentes países estudiados. El foro intergubernamental parece ofrecer una manera
menos costosa para que el principal induzca el cumplimiento de parte de sus agentes.
Resultados
Los resultados de los programas deben juzgarse por la claridad del mandato de los
principales, la durabilidad del consenso político y la simplicidad y la equidad del
programa de transferencias de igualación. El programa de igualación de Canadá y
Alemania hace parte de la Constitución, el programa australiano está definido en
la ley federal. El programa de la India se concentra en la distribución equitativa del
fondo común de ingresos y no tienen un objetivo explícito de igualación.
Existe un nivel razonable de consenso político sobre los principios de igualación
en Australia, Canadá y Alemania. Pero este consenso no ha surgido en India. Lo
que distingue los programas canadiense y alemán del australiano y del de la India
es la claridad de los estándares de igualación y la simplicidad de su implemen-
tación. Los programas canadiense y alemán tienen algunos problemas, pero son
mucho más simples y transparentes que el australiano y el de la India. Los estánda-
res de igualación en el programa australiano y el de la India son determinados por
un fondo de recursos determinado arbitrariamente. Adicionalmente, el programa
australiano es muy complejo.
Australia usa un programa muy completo que intenta igualar la capacidad fiscal,
así como las necesidades fiscales. Se analiza una gran cantidad de información para
calcular la incapacidad de ingresos de 18 bases impositivas y la incapacidad de 41
programas de gasto con muchísimos determinantes relativos. Los procedimientos
usados para determinar las necesidades de gasto son muy subjetivos y extremada-
mente complejos, haciendo que el programa australiano sea una caja negra incluso
para alguien interesado. La capacidad fiscal de los estados australianos varía signifi-
cativamente, del lado de las necesidades, si se excluye el Northern Territory por ser
una observación atípica, la variación entre los estados restantes es menor (gráfico
10.3). El programa podría simplificarse si se concentrara en la igualación de capaci-
Australia occidental
Tasmania
Queensland
Australia meridional
Territorio de la capital
australiana
Victoria
dad fiscal y ofreciera una compensación por necesidad fiscal mediante transferencias
sectoriales u ofreciendo una transferencia especial al Territorios del Norte.
La fuerza del programa depende de la comparabilidad absoluta de los servicios
entre los estados y territorios. Intenta ofrecer acceso a todos los servicios en áreas re-
motas iguales a los de las áreas urbanas, su método de igualación de gasto está basado
en gastos estatales actuales de toda la nación, por eso, si un Estado rico decide enviar
un hombre a la Luna, comprar autos de lujo para sus empleados o hacer mayores pa-
gos de bienestar a su población aborigen, los pagos de igualación de los estados que
no toman estas decisiones suben. La metodología tiene problemas, ya que asume que
los costos de los servicios públicos son independientes de la administración y que
el uso de los servicios públicos no está influenciado por incentivos. La metodología
premia un mal comportamiento y una administración fiscal imprudente. Por ejem-
plo, el uso excesivo de servicios de grupos específicos y un mayor uso de impuestos a
los gastos, el supuesto de obligaciones contingentes y no contingentes de los estados
llevan a un pago más alto de igualación.
El elemento del gasto desvía la energía de los estados hacia decir que “necesitan
más para hacer menos” en contraposición de “hacer más con menos”. La aproxima-
ción a las necesidades de gasto depende mucho de los datos y juicios subjetivos, y los
constantes refinamientos para solucionar los problemas de los estados individuales
generan complejidad y poca transparencia. Para factores altamente correlacionados,
las incapacidades son magnificadas artificialmente por la doble contabilidad y multi-
plicación. Para la educación secundaria gubernamental, por ejemplo, la incapacidad
es menor que un promedio simple o ponderado del factor de incapacidad individual
de estados ricos y más alta para estados pobres (cuadro 10.4). Bajo tal programa,
el uso de juicios individuales sobre los factores y ponderaciones es inevitable, pero
tales juicios invitan a la controversia y comprometen la credibilidad del programa.
Los resultados usualmente son desalentadores, como lo reconoce la comisión “dado
el número de dificultades conceptuales y empíricas… y los múltiples juicios… dife-
rentes actividades (y resultados de transferencias) podrían ser tan válidos como los
presentados [acá]” (Commonwealth Grants Commission 2000, p. 2).
Como el programa no tiene un estándar explícito de igualación, es muy generoso
para los Territorios del Norte, Tasmania y Australia meridional, y castiga a Victoria
y Nueva Gales del Sur (gráfico 10.4). El programa no es equitativo y la asignación de
transferencias varía directamente con la mayoría de indicadores de capacidad fiscal
macroeconómicos (ver Shah 2004, para una crítica detallada del programa australia-
no y sugerencias para su simplificación).
La fórmula usada en India es menos compleja, pero usa factores y ponderadores
arbitrarios. Curiosamente, las comisiones recientes han insistido en usar la pobla-
ción de 1971 para calcular las porciones de transferencias. La explicación, que afirma
que India adoptó un programa de control de población ese año, no tiene ninguna
justificación, ya que la población de los estados ha experimentado muchos cambios
debido a la migración. El papel de la Comisión Fiscal y Financiera de Sudáfrica es
constitucionalmente fuerte, pero en la práctica esta comisión es débil y menos rele-
vante en asegurar la equidad fiscal regional respecto a otras. Ni el Tesoro nacional, o
las provincias han prestado atención a las recomendaciones de la comisión (Murria,
en preparación; Wehner 2003).
Conclusiones
El marco de análisis de la nueva economía institucional es valioso en predecir poten-
ciales impactos. Muestra cómo los resultados de las comisiones independientes de
transferencias han sido exagerados en las áreas de transparencia, equidad y rendición
de cuentas en un sistema de transferencias intergubernamentales, y que tienen muy
poco respaldo empírico. La práctica muestra que tales comisiones contribuyen a for-
mar un sistema más complejo e inequitativo que da pie a costos de transacción y que
va en contra de la estabilidad y la duración del consenso político.
TRANSFERENCIAS-10.indd 324
Dispersión 0,9973 0,9921 1,0093 1,0106 0,9972 0,9952 0,9885 1,0710
Costo de nivel 1,0014 1,0028 0,9966 0,9950 0,9992 0,9998 1,0016 0,9979
Costo de insumo 1,0120 0,9950 0,9860 1,0030 0,9910 0,9900 1,0080 1,0340
Población relevante 0,9749 0,8874 1,0983 1,1639 0,9679 1,1422 0,9750 1,2226
Escala administrativa 0,9946 0,9946 0,9946 1,0065 1,0105 1,0304 1,0463 1,1139
Escala de oferta de servicio 0,9922 0,9906 1,0031 1,0153 1,0166 1,0380 0,9714 1,1141
Vandalismo y seguridad 1,0023 1,0023 0,9973 0,9973 0,9973 0,9923 0,9923 0,9923
Entre fronteras 0,9965 1,0001 1,0001 1,0001 1,0001 1,0001 1,0660 1,0001
Categoría incapacidad 0,9692 0,8658 1,0815 1,1941 0,9772 1,1917 1,0440 1,6605
15/12/2008 12:59:09
Mecanismos institucionales para las transferencias fiscales intergubernamentales 325
Australia meridional
Tasmania
Queensland
Australia occidental
Victoria
Australia meridional
Tasmania
Queensland
Australia occidental
Victoria
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La literatura sobre el federalismo fiscal señala que los sistemas fiscales de varios ni-
veles pueden cubrir las diversas preferencias existentes y, al mismo tiempo, obtener
beneficios de economías de escala. El federalismo fiscal es considerado un esquema
institucional óptimo para ofrecer servicios públicos, porque combina las ventajas de
cercanía a las personas y, en consecuencia, sensitividad con las preferencias, con eco-
nomías de escala y alcance.
La superioridad del federalismo fiscal en ofrecer eficientemente servicios públicos
es capturada por el teorema de descentralización, que establece que “ante la ausencia
de ahorrar costos por la oferta descentralizada de un bien y de externalidades inter-
jurisdiccionales, el nivel de bienestar siempre será suficientemente alto (y usualmente
más alto) si el nivel de consumo eficiente en el sentido de Pareto es ofrecido en cada
jurisdicción respecto a si el nivel uniforme y único de consumo se conserva en todas
las jurisdicciones” (Oates 1972, p. 54; énfasis nuestro). En esta formulación la pérdi-
da de eficiencia es atribuible a la oferta uniforme del servicio público en lugar de la
centralización, pero las restricciones de información y políticas imitan la capacidad
del sistema centralizado de satisfacer las preferencias. Un sistema descentralizado es
superior en ofrecer servicios públicos, porque enfrenta menos restricciones de este
tipo (Oates 1999).
Para lograr la optimalidad es crítico el sistema de asignación. Una regla importante
en la implementación de descentralización fiscal es que las funciones deben seguir a las
finanzas (Shah 1991, 1994). Sin embargo, aunque los gobiernos subnacionales tienen
una ventaja comparativa en la implementación de los programas de gasto, también
tienen una desventaja comparativa en la recolección de ingresos mediante ciertos im-
puestos, particularmente impuestos con una base muy amplia (es decir, aquéllos en los
cuales la base impositiva está diseminada en todo el país) y los impuestos cuya base es
móvil. Esta desventaja surge por la alta tasa de evasión de impuestos cuando tales im-
puestos son cobrados por los gobiernos subnacionales. Adicionalmente, los impuestos
con base móvil promueven la creación de un paraíso impositivo y lleva a distorsión
B
Bienestar
A A
0
Porcentaje de autonomía fiscal
Fuente: El autor.
1 En la India, por ejemplo, la reducción estratégica en las tasas de impuestos para bienes básicos, con
alta elasticidad de precio a la demanda, ha hecho que algunos estados cobren un impuesto a la en-
trada (ver Rao y Singh 2005). Para un juego no cooperativo similar, ver Tommasi (2002).
Canadá
En Canadá, los gobiernos federales y provinciales pueden cobrar todos los impuestos
directos, y las Cortes han interpretado el impuesto a las ventas como un impuesto di-
recto. El gobierno federal cobra un impuesto al valor agregado (llamado impuesto a
los bienes y servicios [GST por sus siglas en inglés]) sobre los bienes y servicios, y las
provincias cobran impuestos a la venta. Se han buscado medidas de armonización
con el objetivo de minimizar la superposición de los impuestos. Nueva Brunswick,
Newfoundland y Labrador y Nueva Escocia cobran un impuesto a las ventas armo-
nizado (HST por sus siglas en inglés). En estas provincias, se cobra un impuesto al
valor agregado federal conjunto de 15%, que incluye un 7% de GST para los gobier-
nos federales y 8% de HST para las provincias. El ingreso es repartido entre las tres
Brasil
Brasil también cobra un impueso al valor agregado a nivel central y estatal. El gobier-
no federal cobra el IPI (impuesto sobre productos industriales), un impuesto al valor
agregado sobre el sector manufacturero. El IPI es un impuesto complicado, con tasas
que van desde 4 hasta 333%. Los estados cobran un impuesto al valor agregado a ni-
vel de ventas directas. Este impuesto el ICMS (impuesto a la mercancía en circulación)
es cobrado a cinco tasas: 7, 8,8, 12, 18, 25%. Adicionalmente, se cobra un impuesto
central diferente de 9-11% para la venta interestatal de bienes. Este impuesto es co-
brado a menores tasas en los estados más pobres.
Como es tan complicado, el sistema brasilero tiene muchos costos, la competen-
cia interestatal en impuestos crea efectos adversos sobre la eficiencia y la equidad
interregional. Los contribuyentes también han abusado del sistema mediante com-
portamiento de turismo de impuestos y comparaciones en busca de beneficios (Bird
y Gendron 2001).4
India
La Constitución de la India adopta el principio de separación en la asignación de los
poderes impositivos, lo cual implica que los impuestos asignados al gobierno central
no son asignados a los estados y viceversa. En sentido legal, existe exclusividad, sin
embargo, no se evita la concurrencia de impuestos porque la separación de los im-
puestos en un sentido legal no previene la interdependencia económica de las bases
impositivas. Por ejemplo, el gobierno central tiene el derecho de cobrar impuestos
sobre productos manufacturados, mientras que los estados tienen el poder de cobrar
impuestos sobre la venta y la compra de bienes. En efecto, tales impuestos no son
más que un impuesto a las ventas de bienes manufacturados, que ha sido converti-
do gradualmente en un impuesto al valor agregado central sobre las manufacturas.
Mientras tanto, los estados han estado cobrando impuestos a las ventas. Hasta hace
poco, la mayoría de los estados cobraban impuestos a las ventas en el punto de la
manufactura o sobre importaciones entre estados. Los estados también cobran im-
puestos sobre los bienes vendidos interestatalmente (impuesto central a las ventas),
sujeto a una tasa máxima determinada por el gobierno central (4%). En abril de 2005,
21de los 28 estados acordaron cambiar al impuesto al valor agregado en la etapa de
la venta directa. Sin embargo, el mecanismo de crédito impositivo para este impuesto
al valor agregado sólo aplicará a ventas interestatales, y el impuesto sobre las ventas
interestatales por la exportación continuará. Se ha hecho una propuesta para acabar
con el impuesto central a las ventas para 2007. Cuando la reforma impositiva haya
sido completada, el impuesto al valor agregado a nivel estatal se convertirá en un
impuesto definido por el destino extendido hasta la etapa de la venta directa. Para
facilitar esta reforma, el gobierno central ha establecido un sistema de información
sobre las transacciones interestatales de bienes.
De modo que en la India existe una sobreposición considerable en el sistema de
impuestos al consumo. Incluso cuando la reforma haya sido completada, existirá un
impuesto al valor agregado dual: uno hasta la etapa manufacturera, cobrado por el
gobierno central, y otro impuesto al valor agregado según el destino hasta la etapa
de la venta directa, cobrado por el Estado. Aunque estos impuestos funcionaran de
manera paralela, el impuesto al valor agregado central pagado no es deducible del im-
puesto al valor agregado estatal, y viceversa. El sistema no es nada simple, pero en las
condiciones actuales, en las cuales los estados enfatizan en la autonomía, el sistema
dual parece ser la mejor opción. La Ley de Equipo de Trabajo sobre la responsabili-
dad fiscal y presupuesto (Government of India 2004) recomendó recientemente que
se adoptara un impuesto unificado para servicios y bienes. Sin embargo, como los
estados están vigilando cuidadosamente su autonomía, la unificación de impuestos
es probable que no sea una solución aceptable en el futuro.
La lección de la experiencia de la India es que la realidad institucional es im-
portante; para que las reformas sean aceptables políticamente, deben ser menos que
perfectas. Entonces, aunque el sistema dual genera superposición e ineficiencia, la
exportación de las tasas impositivas ocurrirá por su naturaleza en la base tributa-
ria, y los costos administrativos y de cumplimiento son significativamente más altos
respecto a un GST unificado. Alrededor de esta propuesta se ha creado un gran con-
senso, permitiendo que sea posible políticamente implementarla.
base ha sido armonizada con los impuestos cobrados por el gobierno central, puede
minimizar la desarmonía entre los sistemas de impuestos subnacionales, y permite
autonomía fiscal de los gobiernos subnacionales y al mismo tiempo corregir el des-
equilibrio horizontal.
Cuando se comparte la base impositiva sin salvaguardas apropiadas, se puede lle-
gar a promover que los gobiernos subnacionales creen una competencia en impuestos
que no es benéfica, una carrera hacia el fondo. Los estados pueden ofrecer incentivos
fiscales liberales y financieros para atraer capital a sus jurisdicciones. Tales políticas
segmentan los mercados de factores y de bienes, distorsionan el patrón de apropiación
de recursos, limitan las ventajas de una federación respecto a un mercado común,
causan exportación de impuestos, crean diferencias entre los impuestos y los servi-
cios públicos ofrecidos y redistribuyen a favor de las jurisdicciones más poderosas, lo
cual es inequitativo. En países en los cuales existe una base impositiva compartida, es
importante que el gobierno central monitoree y regule la competencia interguberna-
mental en búsqueda de eficiencia y mejor asignación de recursos, así como equidad.
existen impuestos definidos por la fuente (como impuesto a los beneficios o impuesto
al ingreso corporativo, impuesto tipo cascada sobre las ventas e incluso el impuesto al
valor agregado, que se definen más por el origen que por el destino.
Otra característica importante en las economías en transición es que compartir
los impuestos se lleva a cabo según derivación, en parte por la fuerte noción de los
gobiernos subnacionales por la asignación de la fuente y la solicitud primaria sobre
los ingresos por impuestos generados dentro de sus jurisdicciones (Bird, Ebel y Wa-
llich 1995). El problema surge cuando los gobiernos locales recolectan ingresos y
tienen que pasarlos al gobierno central después de retener su parte según una norma
predeterminada, como en China antes de las reformas de 1994 y en Vietnam (Rao
2002; Rao, Bird y Litvack 1998).
Los sistemas de distribución del ingreso por impuestos varían mucho, dependien-
do del alcance de los impuestos compartibles y de los métodos y criterios adoptados
para la distribución. En algunos países, los ingresos de impuestos específicos son
compartidos entre los gobiernos centrales y subnacionales. En la mayoría de los casos,
los impuestos compartidos tienden a ser más eficientes, y tienden a crear incentivos
para que los gobiernos nacionales hagan un uso más ineficiente de ellos. Como los
impuestos a las importaciones o a la seguridad social (como ocurrió en Argentina en
años recientes) (Tommasi 2002).
El alcance de los impuestos compartidos y su división entre el gobierno central
y local puede ser definido por la Constitución, determinado por una entidad inde-
pendiente o decidido por el gobierno central (como ocurre en muchas economías en
transición). Los cocientes y participaciones destinadas a los gobiernos subnacionales
pueden ser determinados anualmente o en intervalos regulares de tiempo entre tres
y cinco años. Si se permite que el gobierno central determine los cocientes cada año,
se facilita un margen en la calibración de la política de estabilización. No es de sor-
prenderse que en tales sistemas el déficit pueda pasarse fácilmente a los gobiernos
subnacionales, dejándolos con alta incertidumbre sobre cómo ofrecer sus servicios
públicos. La distribución de participaciones en intervalos predeterminados de varios
años ofrece estabilidad y certidumbre a los gobiernos subnacionales y ayuda a pla-
near sus actividades.
La mayoría de economías en transición distribuyen los impuestos compartibles
a los gobiernos subnacionales a partir del origen o de la fuente del impuesto. Otros
países como México y Paquistán distribuyen una gran parte de los impuestos según
la población y el origen. En Brasil e India, se distribuye el ingreso según una fórmula
que incorpora diferentes objetivos que pueden entrar en conflicto (Shah 1994).
central, compartir un impuesto específico hace que el gobierno central concentre sus
esfuerzos de recolección de ingresos en las fuentes que no se pueden compartir. Esta
estructura puede generar un sistema de impuestos distorsionado, reducir el ingreso por
productividad del sistema de impuestos y afectar la equidad impositiva.
El caso clásico de falta de incentivos después de compartir impuestos selectivos
fue visto en la India, antes de que la corrección constitucional de 2000 aboliera la dis-
tribución obligatoria del impuesto al ingreso personal y la distribución opcional de
impuestos de la unión. Las Comisiones de Finanzas sucesivas eran razonables de de-
terminar la asignación y la proporción compartida entre los estados, que aumentaba
la participación de los estados hasta finales de los años 90, llegando a la transferencia
del 87,5% de los ingresos netos del impuesto al ingreso personal y 47,5% del ingreso
de los impuestos sobre la unión. Además de aumentar la participación del Estado, la
Comisión de Finanzas dio mayor importancia a un factor para incrementar la pro-
gresividad del sistema de transferencias. Como la distribución de impuestos entre los
estados se determinaba por la población y otros indicadores económicos generales,
no podía focalizarse en estados con problemas fiscales. En consecuencia, para preve-
nir que más recursos fuesen a los estados relativamente en mejores condiciones, las
ponderaciones tuvieron que aumentar con el paso del tiempo.
Estos mecanismos crearon incentivos perversos, cuando algunos impuestos
centrales son compartidos y otros no, el gobierno central tiene el incentivo de incre-
mentar el ingreso de los impuestos que no son compartidos con los estados. Aunque
la proporción del gobierno central en el ingreso de impuestos que son compartidos
cayó de 70% en 1970/71 a 52% en 1990/91, estabilizándose en este nivel, el ingre-
so de impuestos que no se comparten aumentó posteriormente (gráfico 11.2). Entre
los impuestos que no se comparten se encuentran los impuestos a la aduana, que
aumentaron continuamente cuando el gobierno comenzó a usarlos como una fuen-
te de ingreso (Rao 1998). Sólo después de la drástica reducción en los impuestos
a la importación después del ajuste estructural bajó el ritmo de crecimiento de los
impuestos no compartidos. El fenómeno continuó hasta 1995/96, cuando los dos
cocientes presentados en el gráfico 11.2 se estabilizaron en un 50%. Posteriormente,
en 2000, las reformas al sistema de distribución de impuestos reemplazaron la distri-
bución de algunos impuestos con la distribución de ingresos del total de los ingresos
por impuestos de parte del gobierno central.
60
por impuestos
50
40
30
20
10
0
/51
/56
/61
/66
/71
/76
/81
/86
/91
/96
/00
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65
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75
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85
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99
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
Años
Impuestos compartidos, Impuestos no compartidos
5 Este factor es determinado por la fórmula (Yh – Yi)Pi/S(Yh – Yi)Pi, donde Yi representa el producto
doméstico per cápita del estado i, Yh representa el producto doméstico per cápita del estado de ma-
yor ingreso y Pi representa la población del estado i.
6 Hubo un gran debate sobre la inclusión del cociente de pobreza como uno de los factores en el primer
Informe de la Novena Comisión de Finanzas. Para conocer más detalles, ver Rao y Singh (2005).
sustituto de las transferencias en bloque. Como pasa con las transferencias, este tipo
de distribución de impuestos busca anular la incapacidad fiscal e intenta resolver
el desequilibrio fiscal horizontal y vertical. Sin embargo, existen algunas diferencias
importantes.
Primero, mientras que sea posible medir la incapacidad, las transferencias incon-
dicionales para anular la incapacidad de ingresos y costos puede ser focalizada a las
provincias con la incapacidad. Por el contrario, la devolución de impuestos definida a
partir de indicadores generales es recibida por todas las provincias, según los valores
de las variables que reflejan.
Segundo, la participación en los impuestos aumenta con el paso del tiempo, de-
pendiendo de la abundancia con respecto al ingreso y los precios. En contraste, a
menos que estén relacionados explícitamente con cambios en los precios o una tasa
de crecimiento es definida explícitamente, las transferencias no responden a cambios
en precios e ingresos. Esto puede ser importante cuando las fórmula de transferen-
cias intergubernamentales se decide cada cinco años. No es de sorprenderse que en
su presentación, ante la Comisión de Finanzas, los estados de la India solicitaran un
volumen más alto de transferencias mediante la devolución de impuestos respecto a
la devolución mediante transferencias.
Tercero, las transferencias pueden ser diseñadas para afectar el desempeño fiscal
agregado de los estados. Por el contrario, la devolución de impuestos sólo afecta las
variables económicas seleccionadas para la distribución. Si alguna de las variables se
encuentra dentro del control de los estados, este factor puede generar un problema
de riesgo moral.
Conclusiones
Compartir los impuestos es un instrumento importante de las transferencias inter-
gubernamentales para armonizar los sistemas impositivos, asegurar la estabilidad
y la autonomía de las políticas fiscales subnacionales. La forma más simple de dis-
tribución de impuestos es que las entidades subnacionales de gobierno cobren los
impuestos del gobierno central, como el impuesto al ingreso individual, o permitir
que los gobiernos subnacionales cobren un sobrecargo a los impuestos del gobierno
central. Este método debe ser usado sólo para impuestos definidos por destino. Si los
impuestos definidos por origen, como el impuesto al ingreso corporativo, son com-
partidos, se deben usar fórmulas muy complejas para distribuir los ingresos, porque
la distribución a partir de la colección puede resultar en un efecto de diseminación
de los impuestos entre las diferentes jurisdicciones subnacionales.
Algunos países usan la distribución de impuestos como un sustituto para las
transferencias no condicionadas. Al hacer esto se ofrece una fuente estable y cierta
de ingreso para los gobiernos subnacionales, y trae consigo una cantidad importante
de recursos. Sin embargo, cuando los impuestos son compartidos no solamente para
anular el desequilibrio fiscal vertical, sino también como sustituto de las transferen-
cias de igualación, las fórmulas usadas tienen que incluir la incapacidad de ingresos y
costos. En tales casos, es importante asegurar que la fórmula es simple y transparente
y tiene los incentivos apropiados. La devolución de impuestos mediante una fórmula
de igualación es menos focalizada que las transferencias incondicionales diseñadas
para anular la incapacidad de recolección de impuestos o costos.
Existen grandes diferencias en los sistemas de distribución de impuestos en el
mundo. Los sistemas de distribución de impuestos adoptados en algunos países tien-
den a desviarse del modelo ideal por factores históricos, institucionales y políticos
que ayudan a crear estos sistemas. Incluso cuando se reconocen los incentivos per-
versos creados por los sistemas existentes, tales sistemas son difíciles de cambiar. Sin
embargo, identificar los problemas de un sistema e intentar construir consenso para
cambiar el sistema puede ayudar a reducir los desincentivos y distorsiones.
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Los sistemas de igualación son usualmente diseñados para que las medidas de po-
lítica de los gobiernos sean iguales entre las jurisdicciones subnacionales. Esta tarea
suele llevarse a cabo, al menos en parte, igualando la capacidad de recolección de
ingresos del gobierno, mediante la transferencia y los ingresos entre jurisdicciones
de modo que puedan pagar niveles similares de gasto, teniendo tasas de impuestos
similares. La cantidad necesaria para transferir es típicamente calculada según las
tasas de impuestos y las bases impositivas representativas.
Se ha sugerido que en lugar de usar la base impositiva representativa para calcular
las transferencias, se usen algunas medidas de carácter macroeconómico, como el
PIB per cápita provincial. Este capítulo explora los argumentos a favor y en contra
de esta aproximación alternativa y discute cuál puede ser la mejor base para calcular
las transferencias de igualación. Se examina si el sistema de impuesto representativo
(RTS por las siglas en inglés de Representative Tax System), o bases macroeconómicas
satisfacen mejor las justificaciones teóricas de los sistemas de igualación y si, incluso
el RTS fuese teóricamente mejor, un sistema macroeconómico podría aproximar el
sistema de una manera más simple y menos costosa.
El capítulo está organizado de la siguiente manera. La primera sección presenta
la teoría de igualación y una fórmula de igualación. La segunda sección presenta los
factores a favor y en contra de fórmulas macroeconómicas. La tercera busca ejemplos
del mundo real tomados de Canadá, Australia y Sudáfrica. La última sección resume
las principales conclusiones del capítulo.
Teoría de la igualación
Boadway, Roberts y Shah (1994) distinguen claramente entre la racionalidad a favor
de otros tipos de transferencias intergubernamentales y los pagos por igualación. Estas
distinciones son importantes. Esta distinción es básica para la discusión desarrollada
en este capítulo, porque la racionalidad de las transferencias tiene implicaciones para
la base que determina el tamaño de las transferencias. Gran parte del trabajo en este
campo tiene relación con algunos países, en especial Australia y Canadá, que tienen
un sistema complejo y completo de impuestos gubernamentales de bajo nivel y pagos
de igualación.
Boadway (2002) examina el caso canadiense, abordando directamente el tema de
cuál base es la mejor para usar en el cálculo de igualación. El autor respalda el sistema
RTS pero sugiere que un sistema federal más complicado, donde los niveles inferiores
de gobierno tienen más poder de cobrar impuestos, el RTS puede ser aproximado por
alguna medida macroeconómica.
En un Estado unitario, los residentes son tratados equitativamente por el Estado,
en donde los residentes pagan los mismos impuestos y reciben el mismo nivel de
bienes y servicios públicos. Este caso no es el de una federación, en donde los niveles
subfederales de gobierno (que de ahora en adelante llamaremos provincias) tienen
diferencias en su capacidad de ofrecer tales bienes y servicios. Un sistema de igua-
lación de transferencias es necesario para asegurar que personas de características
similares sean tratadas igualmente por el gobierno.
El uso más frecuente de este caso, y una causa importante de discusiones en el
mundo real, es el caso en el cual las provincias tienen acceso a ingresos por impues-
tos, pero estos ingresos no son distribuidos igualitariamente entre las provincias. En
este caso, los bienes públicos son ofrecidos a tasas impositivas menores en algunas
provincias y, en consecuencia, habitantes con características similares que viven en
provincias diferentes no son tratados de igual manera.
La idea de que individuos con características similares deben ser tratados de la
misma manera dentro de una federación o nación es el principio de equidad ho-
rizontal. Si este principio es considerado importante o no, la pregunta se reduce al
concepto de Estado. Los residentes pueden percibir que la equidad horizontal es ne-
cesaria entre las provincias, en busca de que se mantenga la igualdad en la nación.
Existe un segundo argumento importante para la igualación de los beneficios fis-
cales netos: la noción de que la igualación mejora la eficiencia. Si la igualación no se
mantiene, los factores de producción (mano de obra y capital) tendrán un incentivo
para irse a las provincias con los beneficios fiscales netos más grandes. Como estos
beneficios fiscales netos no están relacionados con las diferencias de productividad,
los factores están mal distribuidos. Por ejemplo, la mano de obra puede migrar a
una provincia que ofrece grandes beneficios fiscales netos, aunque tenga menor pro-
ductividad marginal y reciba menores salarios.1 En este caso, la mano de obra no se
distribuye hacia donde la productividad es más alta.
Los beneficios fiscales netos difieren entre las jurisdicciones por tres razones. La
primera, los ingresos impositivos determinados por la base impositiva, como los in-
gresos por recursos naturales, que difieren entre jurisdicciones.
1 Este argumento depende de la libertad de migración de mano de obra y capital entre las provincias.
Segundo, los beneficios fiscales netos son diferentes, por la redistribución finan-
ciada mediante impuestos según el lugar de la residencia. Por ejemplo, cuando los
beneficios son distribuidos por estructura per cápita, pero los impuestos son recolec-
tados mediante una fórmula de ingreso proporcional sujeto a impuestos, los beneficios
fiscales netos son mayores en las provincias con mayor proporción de contribuyentes
de ingreso alto. Los impuestos progresivos amplifican este efecto, cualquier sistema
en el cual los beneficios están relacionados con el ingreso lo disminuyen. Por el con-
trario, si todos los beneficios son financiados mediante impuestos al beneficio, no
es necesario igualar las transferencias, ya que no existe un beneficio fiscal neto. Este
problema es importante para determinar cuáles fuentes de ingreso gubernamental
deben ser igualadas. Según esta teoría, las tarifas cobradas por los servicios ofrecidos
por el gobierno (como tarifa de transporte público) no deben ser incluidas en la base
para la igualación.
Tercero, las diferencias demográficas entre provincias explican las diferencias en los
beneficios fiscales netos. Así como la mano de obra puede migrar a jurisdicciones con
una mayor proporción de personas con alto ingreso, si los impuestos son proporcio-
nales o progresivos, también puede salir de jurisdicciones con grandes proporciones
de personas de mayor edad que necesitan más algunos servicios gubernamentales.
El diseño del sistema de igualación se encuentra entrelazado con la asignación de
las responsabilidades de cobrar impuestos y de gasto entre diferentes niveles de gobier-
no. El problema de beneficios fiscales netos desiguales podría resolverse al hacer que
aquellos con mayores beneficios fiscales netos financiaran los de menores ingresos. Sin
embargo, esto requeriría que las provincias con alto ingreso aprobaran la idea.
Existen otras posibilidades, una mayor participación de responsabilidades impo-
sitivas podría asignarse a niveles superiores de gobierno y una mayor participación
de responsabilidades de gasto a niveles inferiores. Si esto se hace así, las transferen-
cias de niveles superiores a inferiores serían necesarias, y todas las provincias podrían
convertirse en receptoras. El tamaño de estas transferencias podría variar de modo
que aquellas con los beneficios fiscales más altos reciben las transferencias más pe-
queña y la igualación se logra mediante políticas del gobierno central.
inferiores de gobierno (ver Boadway, Roberts y Shah 1994). Muchos gastos guberna-
mentales son para bienes o servicios locales públicos o cuasipúblicos, la oferta local
permite a los gobiernos ofrecer diferentes niveles de servicio en diferentes áreas y
responder a diferentes preferencias. La oferta local también aumenta la eficiencia,
porque los proveedores se encuentran más cerca de los receptores de los servicios y
pueden responder mejor a sus decisiones. La competencia interjurisdiccional tam-
bién puede llevar a resultados con mayor eficiencia.
Por el contrario, tiene más sentido que los impuestos sean manejados por un
gobierno de nivel superior. Existen ventajas de la armonización de impuestos, por
ejemplo, que pueden ser manejadas fácilmente al asignar impuestos al gobierno na-
cional. La competencia de impuestos entre los gobiernos provinciales puede generar
distorsiones respecto a la combinación óptima de impuestos. Por esta razón, en mu-
chos países, los poderes impositivos asignados a niveles inferiores de gobierno son
muy limitados.
El deseo de devolver el poder de gasto a las áreas locales pero asignar el poder
impositivo al gobierno central significa que existe un desequilibrio entre la capacidad
de recolección de ingresos y las responsabilidades de gasto, una brecha fiscal entre
los niveles de gobierno que requieren transferencias. Estas transferencias pueden ser
vistas como diferentes de las de la igualación, en el sentido de que las transferencias
son necesarias incluso si todas las provincias tuviesen los mismos beneficios fiscales
netos. Al mismo tiempo, estas transferencias hacen parte del proceso de igualación,
en el sentido de que pueden ser usadas para implementarlas. Las transferencias para
corregir el desequilibrio fiscal vertical pueden ser diferentes entre las provincias con el
objetivo de igualar los beneficios fiscales netos. Este caso es el de Australia, en donde
los estados reciben transferencias, el tamaño de las transferencias depende de la capa-
cidad fiscal del Estado (así como de sus necesidades). La existencia de un desequilibrio
fiscal vertical, en otras palabras, hace que la igualación sea más fácil de implementar.
La igualación no tiene como objetivo solucionar la equidad vertical, las transfe-
rencias de los individuos ricos a los pobres (ver Boadway 2002). Tiene como objetivo
asegurar la equidad horizontal, el principio bajo el cual individuos similares son tra-
tados de la misma manera por los gobiernos sin importar el lugar donde viven. Esto
significa que los fondos deben transferirse de los gobiernos de las provincias con un
ingreso promedio bajo a aquellos con ingreso promedio alto. Por ejemplo, si una
provincia de ingreso promedio bajo tiene altos ingresos por recursos de propiedad
del Estado, y entonces sus residentes tienen beneficios fiscales netos altos, puede ser
necesario transferir fondos de esta provincia a otras provincias, aunque las provin-
cias receptoras tengan ingreso promedio más alto. Esto haría que los contribuyentes
de bajo ingreso en la provincia con altos beneficios fiscales netos paguen impuestos,
de modo que se puedan hacer transferencias que benefician a los contribuyentes de
ingreso alto de las provincias receptoras. Este resultado contraintuitivo ha sido usado
como un argumento en contra de la igualación.
Estas consideraciones sugieren el uso de una fórmula de igualación que está de-
terminada sobre los ingresos potenciales por impuestos relativos a cierta medida
de promedio potencial. En Canadá, las asignaciones de la provincia son calculadas
según
, (12.1)
, (12.2)
Fórmulas macroeconómicas
La discusión anterior sugiere que las transferencias de igualación deben calcularse
según la base impositiva disponible. Existen críticas a esta aproximación y se han
propuesto alternativas, en particular, medidas macroeconómicas, como ingreso
personal, PIB o PNB provincial, PNB per cápita. Los argumentos a favor de ideas alter-
nativas han sido tres. Primero, existen argumentos que definen que una aproximación
macroeconómica es superior en teoría o en términos de un criterio amplio que puede
ser usado para evaluar el sistema de transferencias. Segundo, los argumentos de que
una aproximación macroeconómica, que aunque no mejor en teoría, es más simple
o más transparente en su aplicación. Las necesidades de información son menores, y
puede haber una fuerte correlación entre las medidas macroeconómicas y una base
RTS correcta teóricamente.
Finalmente, existen argumentos sobre las debilidades de la aproximación RTS.
En algunos casos, la aplicación de esta aproximación ofrece incentivos a los gobier-
nos provinciales para frenar el desarrollo económico, con el objetivo de cambiar la
base impositiva, o establecer un impuesto subóptimo. También se ha afirmado que la
aproximación RTS genera inestabilidad en el ingreso de niveles inferiores de gobier-
no. En ambos casos, se ha propuesto que la alternativa macroeconómica es mejor.
Las propuestas de medidas macroeconómicas son diferentes, dependiendo de los
problemas con la aproximación RTS. En general, las propuestas son variantes de
medidas de los recursos agregados disponibles para los residentes de una provin-
cia. La medición necesita ser compensada con cierto nivel de simplicidad, ya que la
complejidad de la aproximación RTS es una de las principales críticas del sistema.
Barro (2002) sugiere que una medida correcta podría ser el PNB provincial modi-
ficado para tener en cuenta los impuestos pagados, y los subsidios recibidos del
gobierno federal y la capacidad de la provincia de recolectar ingresos de otros in-
dividuos no residentes mediante la exportación de impuestos. Otros, como Smart
(2002) y Boothe y Hermanutz (1999), proponen medidas más simples, como el PIB
provincial.
Las propuestas sobre cómo debe funcionar la fórmula también son muy dife-
rentes, aunque todas son variaciones de la fórmula RTS (ecuación 12.1). la fórmula
más similar a la fórmula RTS trata cada provincia como si tuviesen una base general
(ver Courchene 1984). De modo que la asignación de igualación de la provincia i,
podría ser
, (12.3)
, (12.4)
consumo privado o público es una decisión política, y que sólo el nivel general debe
ser considerado.
Este parece ser un buen argumento sólo para los casos en que los gobiernos
provinciales tienen un buen acceso a estos recursos y el acceso no cambia entre las
provincias. Parece haber dos problemas con esta idea. Primero, incluso si las pro-
vincias tienen amplios poderes impositivos, y el mismo PNB per cápita, puede haber
diferencias en la composición del PIB y, en consecuencia, un costo excesivo de reco-
lectar el ingreso del impuesto. Dahlby y Wilson (1994) señalan que las elasticidades
de la base impositiva disponible es importante. Las provincias en las cuales el PIB
está compuesto de una mayor proporción de bases impositivas que son inelásticas
respecto a las tasas de impuesto harían más fácil y se impondrían menores costos
adicionales en el proceso de recolección de impuestos, respecto a otras provincias.
En algunas federaciones, los gobiernos provinciales tienen acceso a una parte de los
ingresos de petróleo y gas que son propiedad del Estado. Si estos recursos no se dis-
tribuyen igualitariamente, como son los casos de Canadá y Malasia, las provincias
presentarán diferencias en la facilidad con la cual recolectan ingresos, y los beneficios
fiscales netos serán diferentes entre las provincias.
Segundo, este argumento parece que puede cumplirse sólo cuando los gobiernos
provinciales tienen acceso a un conjunto amplio de impuestos. En Canadá y Estados
Unidos, países bajo los cuales Barro define sus argumentos, éste es el caso. En muchos
otros países, los poderes impositivos de los niveles inferiores de gobierno son limita-
dos. En Malasia, por ejemplo, los estados tienen acceso sólo a ingresos por recursos y
algunas licencias y tarifas (Ariff 1991; Wilson 1996). Menores recursos por impuestos
significa que las provincias tendrán más diferencias en los beneficios fiscales netos
que ofrecen, incluso si las medidas de ingreso ampliamente definidas son iguales.
Usher (1995, 2002) resalta otros dos argumentos similares. Primero, es el punto
de que, bajo ciertas circunstancias, la aproximación RTS exige la transferencia de in-
gresos de las provincias pobres, definidos por el PNB per cápita, a las provincias ricas.
Éste podría ser el caso si la provincia pobre tuviese un acceso más fácil al ingreso de
impuestos, porque el gobierno provincial es dueño de algunos recursos naturales.
Usar el PNB per cápita como el fundamento para el cálculo de la igualación aseguraría
que esto no ocurriese. En Malasia, por ejemplo, los dos estados de la isla de Borneo,
Sabah y Sarawak, tienen la participación más grande de rentas por recursos de petró-
leo, una de las pocas fuentes de ingresos destinada a los estados. En ambos estados,
le ingreso promedio es inferior al promedio de Malasia, en este caso la igualación
del los ingresos del gobierno estatal requeriría transferencias de los pobres, hacia los
ricos, cuando se mide por el ingreso promedio.
Usher ve la diferencia entre la manera como son tratados los recursos de propie-
dad colectiva y primaria, como un error fundamental. Por ejemplo, si los recursos del
petróleo son propiedad de los gobiernos provinciales, todos los ingresos de sus ventas
se convierten en ingresos del gobierno provincial y es necesario que sean igualados
bajo el RTS. Pero si estos recursos son de propiedad privada, los ingresos por sus
ventas son parte del ingreso de alguien, y sólo esta porción recolectada mediante el
impuesto provincial entra a hacer parte del ingreso del gobierno provincial y tiene
que ser igualada. El mismo problema puede surgir de los ingresos de las empresas de
propiedad del Estado, en contraposición con el de las empresas del sector privado o
corporaciones. Una fórmula macroeconómica, usando el PIB per cápita como base,
corregiría estos problemas, ya que la fuente de ingresos o los beneficios corporativos
son los mismos sin importar de donde provienen.
Es difícil saber qué queda de estos argumentos, la igualación busca mejorar la
equidad horizontal, para que las personas con características similares sean tra-
tadas de la misma manera. De modo que incluso si en promedio la provincia A
está compuesta de personas pobres, si estas personas tienen acceso a altos benefi-
cios fiscales netos respecto a las personas del mismo ingreso de la provincia B, en
donde en promedio hay más personas ricas, las transferencias deben hacerse del
gobierno de la provincia A, al gobierno de la provincia B. El problema de la equi-
dad vertical debe dejarse a otro tipo de políticas, tal vez transferencias directas a
los individuos en lugar de los gobiernos provinciales. Del mismo modo, los ingre-
sos de los gobiernos, que contribuyen a las diferencias de beneficios fiscales netos,
tienen que igualarse sin importar si existen otras desigualdades en la manera como
son tratadas.
Estos comentarios pueden juzgarse sólo en el contexto general de lo que se define
como el propósito de la igualación. En este caso, el propósito es definido como mejo-
rar la equidad horizontal. En algunos casos, este objetivo puede enfrentarse con otros
objetivos sociales, como la equidad vertical. Cuando esto ocurre, son necesarias otras
herramientas de política.
Problemas de incentivos
Un segundo grupo de ideas para reemplazar la aproximación RTS con una aproxi-
mación macroeconómica es que, bajo ciertas circunstancias, el RTS ofrece incentivos
para que las provincias individuales se comporten subóptimamente. En algunos ca-
sos, las provincias pueden modificar los pagos por igualación que reciben (o pagan)
alterando sus tasas de impuestos (rate tax-back) o el tamaño de su base tributaria
(base tax-back). Este comportamiento no es inusual, dado que la igualación en térmi-
nos generales busca que los ingresos provinciales per cápita sean similares.
La teoría discutida anteriormente sugiere que los beneficios por impuestos, im-
puestos que no generan beneficios fiscales netos, no deben ser incluidos. Las tarifas
por servicios ofrecidos por gobiernos locales o provincias no deben incluirse en la
igualación, aunque representen una porción significativa de los ingresos locales.
Cuando se excluyen estas tarifas, se presenta un problema de definición, las pro-
vincias pueden tener diferentes métodos de financiar ciertas actividades, mediante
tarifas o impuestos generales, y las tarifas pueden no cubrir los costos (o pueden
obtenerse algunos beneficios del servicio, generando un beneficio fiscal neto), esto
hace más difícil tomar una decisión sobre qué incluir como ingresos en busca de la
igualación. También puede generar imprecisión en medidas sencillas de capacidad
fiscal, como los ingresos totales del gobierno provincial.
Estas dificultades hacen que el sistema sea complejo, especialmente en sistemas
como el canadiense, en donde las provincias tienen muchas fuentes de ingreso. Tam-
bién hacen que el sistema pierda transparencia, ya que lo que se incluye parece ser
resultado de las negociaciones de políticos y servidores públicos en lugar de los resul-
tados de una fórmula bien pensada.
Los defensores de una fórmula macroeconómica afirman que una medida como
el PNB per cápita podría ser más fácil de entender y ser más justa ante el público que el
RTS. Encontrar la fórmula macroeconómica apropiada también presenta algunas di-
ficultades. Un problema surge del hecho de que diferentes defensores de las fórmulas
macroeconómicas tienen diferentes justificaciones para defender esta aproximación.
Algunos ven la motivación para un sistema de igualación de transferencias de una
manera diferente al sugerido en este capítulo. Otros ven el propósito de la igualación
como la equidad horizontal, pero creen que usar medidas macroeconómicas puede
ser una manera más simple de lograrlo.
Barro (2002) defiende el uso de la capacidad en recursos como la medida de capa-
cidad fiscal de las provincias. La justificación para hacerlo parece ser que la capacidad
general de recursos presenta lo que está disponible para los residentes de una pro-
vincia para el consumo público o privado, y esto es lo que debe usarse para calcular
las asignaciones para igualación. La igualación debe determinarse según la base ma-
croeconómica provincial per cápita relativa a la base nacional per cápita y el impuesto
general, descrito en las ecuaciones 12.3 y 12.4.
Si se aceptara la idea de Barro, se llegaría a una definición de la base como todos
los recursos disponibles para el consumo público o privado en la provincia. Y no
existe una medida estándar, como el ingreso personal, el PIB o PNB que pueda medir
esta definición de base tributaria. Lo que se necesita es una medida del “ingreso total
de los residentes, medido de la mejor manera posible” menos los impuestos pagados
al gobierno central, más la ayuda financiera del gobierno central a las provincias y go-
biernos locales, más “impuestos y otros ingresos públicos recolectados de las familias
y negocios no residentes” (Barro 2002, p, 3). El ingreso total de los residentes puede
ser considerado como el equivalente provincial de la medición del PNB nacional, y
2 Éste también es un problema en los sistemas de igualación definidos según la aproximación RTS (ver
Shah 1996).
es usado como la base tributaria de varias fuentes de impuestos, porque la base real
es difícil de medir. La medición de impuestos a la propiedad personal y empresarial,
sobrecostos sobre el aseguramiento en salud (cobrado por algunas, pero no todas las
provincias); e ingresos de juegos de azar se definen también por el ingreso personal.
Conjuntamente, las fuentes de ingreso representan cerca de 20% del total de las trans-
ferencias. La base tributaria de otras fuentes de ingreso de impuesto provincial está
altamente correlacionada con el ingreso personal. Usher, afirma que pasar a una base
macroeconómica como el ingreso personal no representa un gran cambio.
RTS, ni el tipo de variable macroeconómica, sino alguna otra variable, como una varia-
ble demográfica que mide el nivel de necesidades del gobierno de nivel inferior. Si, por
ejemplo, el gasto del gobierno de nivel inferior es tal que los beneficios son distribui-
dos mediante una fórmula per cápita, las transferencias federales a la provincia deben
determinarse por la población. Otros determinantes de las necesidades, como la distri-
bución de edad, que afecta las necesidades de educación y servicios de salud también
pueden ser importantes. En muchos países, las transferencias federales a las provincias
van a todas las provincias y se definen por variables como el tamaño y la distribución
de la edad de la población. Si las provincias tienen muy pocos recursos o no tienen
nada, estas bases no macroeconómicas pueden ser mejores para determinar las trans-
ferencias y buscar la igualación de los beneficios fiscales netos entre jurisdicciones.
En algunos casos, la aproximación de necesidades puede sugerir una variable
macroeconómica del tipo discutido como una necesidad de necesidad. Un compo-
nente de necesidad en Sudáfrica, que se discute más adelante, es determinado por
una variable macroeconómica. Los gobiernos estatales de Malasia afirman que las
transferencias federales a los estados deben tener en cuenta la actividad económica,
ya que impone requerimientos de gasto sobre los gobiernos estatales (Wilson 1996).
Por ejemplo, una fábrica nueva necesita carreteras nuevas, agua e instalaciones de
acueducto, que son responsabilidades de gasto de los estados. Los estados en Malasia
tienen una base impositiva limitada, de modo que los ingresos no responden a estos
cambios en la actividad económica. Estos argumentos sugieren que un componente
de necesidad puede estar relacionado directamente con la actividad económica y al-
guna medida de ella misma puede ser útil en determinar los pagos de igualación.
Canadá
Gran parte de la investigación sobre el uso de variables macroeconómicas para deter-
minar la igualación se ha llevado a cabo en Canadá, aunque en este país aún se use el
RTS para definir la base tributaria. Existen varias razones por las cuales el caso de Ca-
nadá es interesante. Primero, Canadá tiene un sistema muy desarrollado de igualación,
las provincias tienen grandes poderes para cobrar impuestos, sus diferencias dependen
de la definición de sus bases tributarias, algunas provincias tienen grandes ingresos
por fuentes de recursos naturales y el ingreso promedio difiere mucho entre las provin-
cias. Estos factores han generado mucha preocupación respecto a la igualación, desde
los años treinta, lo cual ha llevado a mecanismos establecidos según el RTS.
Australia
El sistema australiano difiere del canadiense en varios puntos (ver Courchene 1995).
Primero, y más importante, está la existencia de la Commonwealth Grants Commis-
sion. Esta comisión actúa como un árbitro entre los estados y el gobierno federal y
maneja gran parte de la administración y la asignación de las transferencias federales
a los estados. El sistema australiano incluye las diferencias en “necesidades” y “costos”
en la fórmula, ambos determinados por la comisión.
Segundo, los estados australianos, en términos relativos a sus responsabilidades
de gasto, tienen bases tributarias más pequeñas respecto a los canadienses. Esto hace
que todos los estados tengan brechas fiscales con el gobierno federal y por eso el go-
bierno federal transfiere fondos a todos los estados. La igualación total se presenta sin
la necesidad de que los estados más ricos hagan transferencias a los más pobres.
Tercero, las asignaciones bajo este sistema son determinadas no sólo por los in-
gresos potenciales, calculados usando el RTS, sino también a partir de medidas de
necesidades y gastos necesarios para ofrecer niveles similares de servicios entre los
estados. Los estados pueden tener diferencias en los costos de ofrecer servicios par-
ticulares, gracias a las diferencias de demanda o costos de oferta per cápita. Por
ejemplo, el costo de ofrecer educación puede ser diferente porque las proporciones
de niños en edad de estudiar cambia o porque los costos por niño son diferentes
(tal vez porque la población esté más dispersa). La metodología que usa la comisión
para determinar estas diferencias en las necesidades de gasto implica examinar in-
formación relevante, hacer visitas de campo y llevar a cabo presentaciones públicas
(Shah 1996). “La composición sociodemográfica, la densidad poblacional, el am-
biente urbanístico y físico son muy importantes en evaluar las diferencias de costos”
(Shah 1996, p. 103).
Cuarto, las asignaciones son calculadas según el RTS y las necesidades no deter-
minan la cantidad efectivamente transferida, como en el sistema canadiense, sino las
relativas. El gobierno federal establece una cantidad general de transferencia, y estas
variables relativas son usadas para asignar la cantidad destinada a cada Estado.
Como en el sistema canadiense, el sistema australiano usa el RTS para calcular las
asignaciones de igualación, al menos para el lado del ingreso. Variables diferentes a
las tasas de impuesto y base impositiva entran en la fórmula, para calcular las nece-
sidades. Estos cálculos reflejan los costos y factores de demanda de cada uno de los
40 componentes de gasto. Tales factores, como las economías de escala, dispersión de
costos, diferencias de demanda que surgen de la composición demográfica, también
son tenidos en cuenta (ver Courchene 1995). En consecuencia, el sistema australiano
amplía la información usada para calcular las asignaciones de igualación más allá de
la información usada para el RTS, pero no usa variables macroeconómicas como las
usadas en Canadá, como el PIB provincial
Sudáfrica
El sistema de igualación de Sudáfrica, el Provincial Equitable Sharing System, depen-
de completamente de la definición de necesidades, ya que los ingresos propios de las
provincias son muy pequeños. Menos de 3% del gasto de las provincias es financiado
por sus propias fuentes de ingreso.3 Como ocurre con otras aproximaciones definidas
por las necesidades, las transferencias son determinadas por variables demográficas y
otras variables. Un componente de las necesidades es calculado a partir de variables
macroeconómicas estándar: la participación de los ingresos de los empleados de la
provincia. Respecto a los de la nación, también se ha propuesto cambiar esta medida
al PIB provincial.
El sistema de Sudáfrica se basa en siete componentes de necesidades, cada uno
ponderado según la importancia del componente en el pasado. Los siete componen-
tes son educación (41%), salud (19%), bienestar (18%), componente básico (7%), un
componente de actividad económica (7%), un componente institucional (5%), y un
componente de reserva (3%). Las solicitudes de necesidades de cada provincia para
3 Ver South África (2004), para una descripción detallada del sistema sudafricano.
cada componente son calculadas y sumadas para llegar a una participación total de la
provincia de las transferencias. Las provincias luego son libres de asignar sus ingre-
sos, incluyendo las transferencias, como ellas decidan.
El componente de educación de las transferencias se determina según el número
de niños en las escuelas y el número de niños en edad escolar de la provincia. El com-
ponente de salud se determina por el número de personas con y sin seguro médico
privado. El componente de bienestar o desarrollo social se determina por el número
de personas que reciben transferencias y el número de personas en la provincia que se
encuentran en el 40% inferior de la distribución del ingreso nacional. El componente
de actividad económica está determinado por la participación de la provincia en la
remuneración total de los empleados. Esta participación de las transferencias refleja la
noción de que la necesidad de crear y mantener infraestructura física y social depende
del nivel de actividad económica general. El componente básico es determinado por
la participación de la provincia en la población nacional. El componente institucional
es un pago hecho una sola vez, compartido igualmente entre todas las provincias. El
componente de respaldo se determina a partir de encuestas de necesidades sobre el
sector de la salud y educación, así como de la importancia del sector rural.
La Comisión Financiera y Fiscal (FCC por sus siglas en inglés), una organiza-
ción constitucional similar a la Commonwealth Grants Commission de Australia,
ha criticado la aproximación del componente de actividad económica (South Afri-
ca 2004). Primero, desde que el programa fue diseñado, se ha recolectado mejor
información. Ahora Sudáfrica tiene mediciones del PIB provincial, con el cual la
FFC afirma que podría obtenerse una mejor medida. Segundo, las necesidades de
infraestructura dependen de más factores que la sola actividad económica: factores
como la vejez y el tipo de infraestructura son importantes. Las tasas de crecimiento
de la actividad económica, en lugar de los niveles pueden ser una mejor medida.
Finalmente, la FFC señala que este componente de las transferencias es regresivo, ya
que las provincias con altos niveles de actividad económica reciben la mayor parte
de las transferencias.
Conclusiones
El deseo de sustituir una base tributaria macroeconómica por el sistema RTS depende,
al menos en parte, del propósito de la igualación. La idea estándar es que igualar los
servicios sirve para asegurar la equidad horizontal, que los individuos de característi-
cas similares sean tratados de igual manera por los gobiernos sin importar el lugar en
donde viven dentro del país. Éste es un objetivo diferente respecto a lograr la igualdad
vertical entre los individuos. Incluso en Canadá, donde estos temas han recibido mu-
cha importancia, parece haber confusión sobre los objetivos de la igualación.
El deseo de usar una base macroeconómica también depende del rango de bases
impositivas disponibles para el gobierno de nivel inferior. Si las provincias tienen
poderes muy limitados, es menos posible que una base macroeconómica aproxime la
capacidad fiscal respecto a si tuviesen poderes impositivos más grandes. Por eso, en
muchos países pasar a una base macroeconómica no es atractivo.
La concentración de intereses en el caso canadiense ha significado que ha habido
poca discusión en la literatura de la posibilidad de que una variable macroeconómica
puede trabajar bien como una base, en casos donde las necesidades son un determinan-
te importante de la igualación. Es probable que, dependiendo de las responsabilidades
de gasto del gobierno de nivel inferior, el tipo de variable macroeconómica discutida
en el texto puede ser usada en el cálculo de parte de las transferencias necesarias para
la igualación. El caso de Sudáfrica es un buen ejemplo.
Para muchos países, tal vez la consideración más importante es la disponibilidad
de información. La administración y la recolección de impuestos aseguran que los
gobiernos de nivel inferior tienen datos de impuestos y bases tributarias. En con-
traste, puede ser que los datos macroeconómicos, como datos de cuentas nacionales,
no se encuentren disponibles para regiones. Esto puede hacer que la aproximación
RTS sea más práctica, si la definición de la base macroeconómica se amplía y las ne-
cesidades son incluidas como la condición para calcular la igualación, muchas otras
variables, en particular variables geográficas y demográficas, son importantes, como
en el caso de Australia y Sudáfrica.
Sin embargo, existe una relación directa entre el uso de la aproximación RTS y el
propósito de la igualación. Si los diseñadores de política desean asegurar que la capa-
cidad fiscal es igualada en todos los niveles de gobierno, los poderes impositivos y las
bases tributarias son obviamente el primer elemento para modificar.
Referencias
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and Use of National Resources for Development: Issues, Experience and Policies in
the ESAP Region.” Nueva York: UN Economic and Social Commission for Asia and
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Barro, Stephen M. 1986. “State Fiscal Capacity Measures: A Theoretical Critique.” En Measu-
ring Fiscal Capacity, ed. H. Clyde Reeves. Boston, MA: Oelgeschlager, Gunn and Hain.
. 2002. “Macroeconomic versus RTS Measures of Fiscal Capacity: Theoretical Founda-
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Relations, Kingston, Ontario.
Boadway, Robin. 2002. “Revisiting Equalization Again: RTS vs. Macro Approaches.” Queen’s
University, Institute for Intergovernmental Relations, Kingston, Ontario.
La igualación fiscal se encarga de intentar reducir las diferencias fiscales entre juris-
dicciones dentro de un sistema federal de gobierno. La igualación es vertical cuando
la política es llevada a cabo por el gobierno central y financiada por el presupuesto
central. La igualación es horizontal cuando es hecha por gobiernos subnacionales de
igual nivel, mediante transferencias monetarias de unidades con mayor capacidad a
unidades con menor capacidad, sin importar cómo se define la capacidad. Las dife-
rencias fiscales se refieren a la variación entre jurisdicciones subnacionales respecto
a su habilidad de recolectar ingresos para satisfacer las necesidades de gasto público
de los residentes.
Como el equilibrio entre la asignación de responsabilidades y la asignación de
fuentes de ingreso a nivel descentralizado no está garantizado con el paso del tiem-
po, y como las necesidades de gasto e ingresos por impuestos no se encuentran en el
mismo lugar en cada jurisdicción, la igualación fiscal es cada vez más importante y
controversial. Existen varios puntos que son tema de debate. ¿Es la igualación fiscal
horizontal una característica necesaria del federalismo fiscal? ¿Cuáles son las razones
para introducir cierto tipo de política de igualación? No sería más sencillo reasignar
las funciones y los ingresos? ¿Por qué la igualación significa un flujo de dinero de las
jurisdicciones ricas a las pobres en lugar de las familias ricas a las pobres? ¿Por qué la
igualación debe ser horizontal y no solamente vertical? Si la igualación es necesaria e
inevitable, ¿cómo se miden las diferencias fiscales entre las jurisdicciones?
El European Charter of Local Self-Government (Council of Europe 1985) sirve
como punto de inicio para responder estas preguntas. Él establece que los gobiernos
locales deben tener discreción completa sobre la ejecución de sus responsabilidades y
que la supervisión de los gobiernos locales debe ser limitada.1 Al mismo tiempo, los
1 Como el capítulo no define específicamente la división del Estado en dos o tres divisiones de gobier-
no, el gobierno local también puede ser usado en el sentido de gobierno subnacional, provincias,
cantones y Länder en el nivel intermedio, municipios, ciudades y comunidades en el nivel inferior.
recursos disponibles para los gobiernos locales deben coincidir con sus responsabili-
dades y deben ser suficientes para permitirles mantener el ritmo con los cambios en
los costos de sus funciones. Ya que puede ser difícil mantener un buen balance entre
las responsabilidades cambiantes y los ingresos propios, cualquier desequilibrio fiscal
se convierte en un argumento a favor de las transferencias de igualación financiera. El
artículo 9, parágrafo 5 de la normatividad, establece “la protección de autoridades loca-
les en dificultades financieras es un llamado para el establecimiento de procedimientos
de igualación financiera o medidas equivalentes que estén diseñadas para corregir los
efectos de distribución desigual de potenciales fuentes de financiación y de la carga
financiera que deben soportar. Tales procedimientos o medidas no deben disminuir la
discreción de las autoridades locales en el ejercicio de sus responsabilidades”.
Esta norma sobre la política pública local es importante porque no sólo los países
de Europa occidental con una larga tradición de federalismo o descentralización,
sino también la mayoría de economías en transición de Europa oriental consultan a
la comisión sobre los temas de finanzas locales. El párrafo 5 está escrito en términos
generales y está orientado hacia la igualación de recursos; la expresión clave es la “dis-
tribución desigual de fuentes potenciales de financiación” y la “carga financiera”. No
existe una referencia explícita respecto a las necesidades o costos o sobre la igualación
vertical en contraposición con la horizontal.
Partiendo de esta definición, este capítulo busca entender por qué el sistema está
orientado hacia los ingresos y cómo la distinción entre transferencias de igualación
horizontal y vertical afectan el tema. La siguiente sección estudia el estado del arte
actual en la búsqueda de causas posibles de las diferencias fiscales a nivel local. Iden-
tificar estas causas es importante porque sirve para separar la igualación de fuentes de
ingresos de la igualación de necesidades y, consecuentemente, las medidas de iguala-
ción horizontal de las medidas de igualación vertical.
La segunda sección examina la eficiencia y la equidad, dos principios usados co-
múnmente a favor de la igualación fiscal. La definición entre la igualación vertical y
la horizontal es usualmente un tema político.2
Por simplicidad, este capítulo sólo considera un nivel de gobierno inferior. Como la preocupación
actual es la equidad horizontal, esta restricción no cambia los argumentos. Es necesario considerar
varios niveles cuando se habla de igualación vertical, porque las transferencias verticales pueden
fluir del centro a los gobiernos inferiores, dejando a un lado los niveles intermedios. Este compor-
tamiento genera el problema de cuál nivel tiene la última palabra en la política de estabilización. Al
respecto, véase el trabajo original de Boadway y Flatters (1998).
2 En su presentación reciente de la teoría de primera generación del federalismo fiscal, Oates (2005, p.
352) considera que el problema es la igualación vertical, “transferencias de igualación hechas en un
solo pago de parte del gobierno central a los gobiernos regionales”. El autor no menciona la iguala-
ción horizontal.
Elementos conceptuales
Cuando se analiza el impacto de las políticas públicas, los economistas distinguen
entre eficiencia y equidad. El tema de eficiencia tiene relación con el cambio en el
comportamiento de los agentes inducido por una política pública (impuestos, subsi-
dios). Tal cambio puede ser fuente de mayor o menor bienestar para la sociedad. El
tema de equidad tiene relación con quién gana y quién pierde, quién paga y quién se
beneficia de una política pública en particular.
Eficiencia
Existen dos argumentos sobre la eficiencia que son discutidos usualmente respecto a
la igualación. El primero está relacionado con la movilidad de las personas, el segun-
do con el comportamiento del gobierno receptor.
Movilidad
El argumento de movilidad se define entre dos visiones. La noción de que la iguala-
ción induce inmovilidad ineficiente de mano de obra y la noción de que la ausencia de
igualación induce movilidad ineficiente de mano de obra. Courchene (1970) propuso
el primer argumento. Él afirma que en Canadá una combinación entre igualación
implícita y explícita, mediante parámetros de aseguramiento contra el desempleo di-
ferentes entre regiones (diferente número de semanas trabajadas requeridas para ser
Comportamiento
La existencia de un esquema de igualación definido por un esquema RTS significa
que una reducción en la base impositiva per cápita de una familia beneficiada puede
ser compensada, en parte o completamente, por un incremento en las transferencias
de igualación. Algunos economistas, como Smart (1998), afirman que algunas juris-
dicciones no llevan a cabo esfuerzos para promover la actividad económica, porque
el comportamiento pasivo que reduce algunas bases impositivas es compensado me-
diante la igualación.
La igualación y la competencia en impuestos usualmente ocurren al mismo tiem-
po en una federación. Esto ocurre cuando las familias tienen el derecho de establecer
sus propios coeficientes de impuestos de una parte importante de sus ingresos. Las
comunidades ricas son suficientemente más ricas que las pobres que pueden finan-
Equidad
El debate sobre equidad en el contexto de la igualación implica la distinción entre
prosperidad de las personas y de un lugar geográfico. Los oponentes de la igua-
lación afirman que si los individuos en una comunidad son pobres y, por eso,
incapaces de financiar servicios públicos similares a los ofrecidos en comunidades
ricas, ellos y no las comunidades deben ser los receptores de transferencias o los
beneficiados de medidas, como transferencias para la búsqueda de trabajo, o en-
trenamiento para aumentar sus capacidades, que les permita prosperar por fuera
de sus comunidades. La ayuda individual es más apropiada que las transferencias
intergubernamentales.
Para los defensores de la igualación, el argumento de equidad es simple y claro:
las grandes diferencias en las cargas fiscales entre gobiernos locales son inacepta-
bles si sus causas están por fuera del control de las autoridades locales. Existe un
límite superior en la carga tributaria y un límite inferior en la oferta de servicios
públicos locales que no deben excederse. Para evitar superar estos límites, se deben
pagar compensación. Depende de la jurisdicción beneficiada decidir cómo asignar
las transferencias recibidas, ofreciendo servicios adicionales, mejorando la calidad de
los existentes o reduciendo los impuestos.
Igualación de necesidades
Existe un gran debate sobre la igualación fiscal horizontal. La literatura sobre el diseño
de igualación de transferencias distingue entre igualación del ingreso y de los gastos, o
igualación de las necesidades. La combinación de ambos es usualmente llamada iguala-
ción de la brecha de necesidades y capacidad. La distinción entre diferentes necesidades,
costos y gastos, o la brecha de necesidades y capacidad no es evidente y presenta una
gran dificultad conceptual y técnica.3 Es más, estas categorías no informan sobre si las
transferencias para el propósito de igualación deben ser horizontales o verticales (Ah-
mad y Craig 1997). De hecho, en la mayoría de estudios de caso presentados en Shah
(1996), Ahmad (1997) y Färber y Otter (2003), la igualación de las necesidades de gasto
de los gobiernos subnacionales o locales es vertical. A primera vista, sólo Australia y Di-
namarca parecen ser la excepción, ya que ambas llevan a cabo la igualación horizontal.
Considérese en primer lugar el concepto de igualación de necesidad o de gastos.
En Suiza, la política de igualación fiscal entre los 26 cantones es vertical y parcial-
mente indirecta. Es vertical porque es pagada completamente del presupuesto federal
de los cantones; es indirecta porque aplica un sistema que diferencia las tasas de
transferencia en ayuda para funciones específicas del cantón según un índice combi-
nado de capacidad y necesidades. Las necesidades son aproximadas por dos criterios:
mientras más grande la proporción de áreas montañosas en cada cantón y menor la
densidad poblacional, más necesidades tiene el cantón (Dafflon 2004).
En países unitarios, los indicadores de necesidades de gasto son usados para asignar
fondos generales a los gobiernos locales cuando los recursos propios y los impuestos
no son suficientes como indicador para el diseño de las transferencias. En el Reino
Unido, por ejemplo, la evaluación estándar de gasto es un importante instrumento de
financiamiento de los gobiernos locales, pero es sólo un esquema vertical (Else 2003;
Flowerdew, Francis y Lucas 1994). Dinamarca usa un esquema horizontal de necesi-
dades de gasto definido a partir de la difrencia entre el gasto promedio per cápita y el
gasto efectivo de los gobiernos locales (Lotz 1997). Pero las necesidades son definidas
por el gobierno central; los criterios de necesidades no tienen una relación directa y
numérica con el gasto actual de los municipios, y las transferencias para igualar las
necesidades de gasto son transferencias en bloque (Mau Pedersen 2003).4
3 Ver Shah (1984, 1996), para una discusión de esta distinción en la teoría y en la práctica. Una difi-
cultad importante que enfrentan la mayoría de países es la escasez de bases de datos de los costos de
factores (ver Färber y Otter 2003, para una discusión del problema en Europa). Las cuentas locales
públicas no son organizadas de manera que se ajusten a la función de producción de varios servicios
públicos locales. Los orígenes y causas de los costos no son fáciles de identificar; cuando lo son, no
existen los datos adecuados. Los costos de ofrecer educación primaria, por ejemplo, son diferentes
entre localidades. Los salarios de los profesores son conocidos, pero los costos del material de ense-
ñaza, el equipo técnico, y la construcción no son conocidos (la amortización y los costos financieros
son reportados en un punto diferente del presupuesto. Pueden existir datos disponibles sobre los
estudiantes o el número de clases, pero no sobre los dos. Los costos de los estándares se basan en in-
formación fragmentada. Las medidas de política resultantes son puestas en duda por el nivel político
por quienes están directa o indirectamente relacionados con los costos de la educación primaria.
4 La medición de las necesidades de gasto se determina por 13 indicadores, 9 de los cuales se supone
que son criterios representativos de los 17 tipos de gasto y 4 son decididos políticamente (Lotz 1997).
En las municipalidades danesas es difícil que el número de habitantes sea un criterio correcto para
los otros tipos de gastos públicos locales: las pensiones públicas, empleo, desarrollo de la ciudad, me-
dio ambiente, librerías, transporte público y administración. La ponderación dada a estos criterios es
21%. El número de habitantes entre edades de 7-16 tiene la ponderación más alta (23%).
5 Aunque formalmente es vertical, un sistema como éste puede tener efectos horizontales. La com-
binación de varias características de las transferencias pueden llevar a situaciones que no pueden
ser explicadas directamente a partir de características individuales. Por ejemplo, la selección de una
política de igualación vertical a partir de transferencias con fines cerrados generaría un resultado
que es diferente de lo que se esperaría. La verticalidad indica la dirección formal del flujo de las
transferencias de un gobierno superior a un nivel inferior (de gobiernos subnacionales centrales o
de gobiernos subnacionales a los gobiernos locales). El fin cerrado implica que los recursos dispo-
nibles no son infinitos; su cantidad es determinada por la Constitución nacional o las leyes y no son
negociables en cada presupuesto anual. Como consecuencia, para cada actividad pública, la asig-
nación de un subsidio cantonal específico a una comunidad necesariamente limitará la cantidad de
fondos para las otras comunidades. Los gobiernos locales deben competir entre ellos por los recur-
sos disponibles, que son muy pocos. Con un acceso igual al sistema de transferencias, los resultados
de tales mecanismos son unas transferencias de las comunidades que disfrutan una fuerte posición
financiera (que reciben menos) a comunidades menos ricas (que reciben más). Con una cantidad
de financiación fija y limitada, la incidencia es horizontal, aunque el diseño del sistema de transfe-
rencias sea vertical y por la orden del gobierno superior. Un esquema de igualación fiscal horizontal
generaría resultados similares (Dafflon y Tóth 2003).
6 Färber y Otter (2003) analizan sistemas de igualación a nivel local en Austria, Flandes (Bélgica),
Dinamarca, Francia, Alemania, Italia, Rusia, España, Friburgo en Suiza y Reino Unido. El costo de
la igualación, en los casos donde existe, no es horizontal.
7 El argumento, discutido por primera vez en Boadway y Flatters (1982), es uno de igualación estricta
del tratamiento de los individuos a nivel local de gobierno: los individuos pagan lo que tienen que
pagar y reciben beneficios a nivel de la jurisdicción. Puede ser que el costo de un servicio particular
sea mayor en la jurisdicción A respecto a la jurisdicción B, pero todos los usuarios en A y B son
tratados igualmente. No es necesario un ajuste de precio o tarifas entre A y B. De hecho, cualquier
ajuste crearía un efecto adicional indeseable.
8 “El diseño perfecto” existe cuando el patrón especial de la oferta de bienes locales públicos corres-
ponde exactamente a las fronteras geográficas de la jurisdicción.
este caso, sin embargo, la ayuda debe ser vertical, porque sólo un nivel de gobier-
no superior es capaz de ofrecer financiación de tal manera que sea lo más neutral
posible desde un punto de vista asignativo.
Igualación de ingresos
Las disparidades en gastos, necesidades o costos no pueden ser solucionadas con un
esquema de igualación que implique redistribución horizontal de una jurisdicción
rica a una pobre. De la misma manera, si el gobierno federal busca introducir cierto
tipo de igualación fiscal horizontal, la única manera como puede funcionar es igua-
lando los ingresos
En los últimos 20 años, la igualación de ingresos ha tomado diferentes formatos
e intentar compararlos es un ejercicio complicado, ya que el nivel de redistribución
logrado depende de la fórmula de igualación, así como de los efectos de los límites
inferiores y superiores de oferta, solución genérica y la definición de la base imposi-
tiva para calcular las asignaciones (Smart 2004). Sin embargo, es importante hacerlo
porque la experiencia de las federaciones en otros países ayuda a los diseñadores de
política a formular los objetivos y desarrollar herramientas de igualación fiscal hori-
zontal (Blindenbacher y Watts 2003).
Esta sección presenta un modo de tratar la igualación de ingresos con la ayuda
de una herramienta gráfica desarrollada por Daffflon y Vaillancourt (2003). Se estu-
dian cuatro temas: financiación de una política de igualación, medición de capacidad
fiscal, diseño y cálculo de fórmula de igualación y determinar el nivel objetivo de
igualación. El objetivo es organizar los argumentos teóricos de manera que se pueda
resumir la literatura alrededor de estos cuatro temas (gráfico 13.1).
El ingreso público per cápita a disposición de cada unidad gubernamental a nivel
subnacional se presenta en el eje vertical antes y después de la igualación horizontal.
(La igualación vertical, que también es posible, se analiza más adelante). El nivel pro-
medio de ingreso público per cápita se presenta en un índice con base 1,00. En el eje
horizontal las unidades gubernamentales están ordenadas de la más pobre a la más
rica, según una medida de capacidad financiera e impositiva per cápita. Un valor de
100 representa la capacidad promedio. Con el objetivo de limitar el tamaño del gráfi-
co, los valores del indicador de capacidad se encuentran entre 30 y 150 puntos.
Financiación de la igualación
El primer tema tiene que ver con la fuente y la importancia de los ingresos tributarios
que se van a compartir y redistribuir. Como las jurisdicciones beneficiarias difieren
en tamaño y población, la redistribución entre jurisdicciones debe tener en cuenta la
población de cada jurisdicción. Esto se toma en cuenta usando el ingreso per cápita.
A lo largo de la línea AEJ, la jurisdicción beneficiaria recibe exactamente la cantidad
G Antes de iguala-
ción horizontal
índice de ingreso público per cápita de los
gobiernos subnacionales antes y después
F Después de
de igualación vertical y horizontal
igualación
1,15
1,10 horizontal
E
1,00 A J Igualdad perfecta
0,85 B K Después de la
igualación hori-
zontal + vertical
0,55 C
0,40 D
promedio de ingreso público por residente. La pregunta básica es cuál fuente de in-
greso (impuestos) son los que se comparten y según qué procedimiento de decisión.
Nótese que el punto de inicio puede ser diferente de la asignación inicial de fuente de
ingreso de las autoridades locales.9 En este caso, la pregunta básica es si las transfe-
rencias en bloque o la distribución del ingreso deben agregarse a los recursos locales,
en caso de que éstos sean insuficientes, y si la respuesta es afirmativa, de qué forma.
El nivel inicial efectivo de recursos per cápita de los gobiernos subnacionales antes de
la igualación se presenta por la línea DEG en el gráfico 13.1. La unidad de gobierno
más pobre recibe sólo 40% del nacional per cápita, la más rica recibe financiación que
corresponde a G, muy por encima del promedio.
¿Será necesario corregir la asignación per cápita inicial unidad por unidad de la
línea DEG por los resultados de la excesiva disparidad fiscal? Si es así, ¿cómo debe fi-
nanciarse la igualación? Existen varias aproximaciones, cada una con factores a favor
y en contra:
9 El artículo 9 del capítulo europeo de autogobierno de Europa (1985) (“Recursos financieros para
las autoridades locales”) define: “1. Las autoridades locales deben tener el derecho, conservando las
políticas económicas nacionales, de adecuar sus recursos financieros de los cuales pueden disponer
libremente según sus propios poderes … 7. En la medida de lo posible, las transferencias a las auto-
ridades locales no deben tener destinación específica”.
• La cantidad puede ser financiada con los recursos generales de las unidades con-
tribuyentes y establecida en el presupuesto anual. Ésta es una solución muy flexible
y adaptable cada año. Pero tiene tres grandes problemas. Primero, los gobiernos
receptores no tienen la seguridad de que recibirán una cantidad comparable (en
términos reales) entre un año y otro, haciendo que la planeación de mediano
plazo y las decisiones de política sean difíciles de tomar. Segundo, los debates
presupuestales anuales están sujetos a acuerdos políticos ad hoc, con problemas
de inestabilidad. Tercero, la cantidad anual de igualación está a merced de las uni-
dades de gobierno con alta capacidad, que probablemente intentarán revisar a la
baja sus contribuciones.
• El método de calcular la cantidad de igualación puede ser definida explícitamente
en la Constitución o en una ley, mediante la fórmula de distribución de ingre-
sos de alguna fuente específica de impuestos usada a nivel central (vertical) o a
nivel local (horizontal). Esta aproximación tiene dos ventajas. Primero, a partir
de unas bases legales específicas, el debate político sobre “cuánta igualación” se
lleva a cabo cuando se está rescribiendo la Constitución o se aprueba la ley, y
no anualmente cuando se están definiendo los presupuestos. Segundo, la aproxi-
mación evita variaciones importantes en la cantidad disponible si las fuentes de
ingreso tributario son suficientemente diversificadas y seleccionadas, de tal mane-
ra que los ciclos macroeconómicos no afecten la fórmula. Pero esta aproximación
también tiene dos problemas. Primero, la distribución de ingresos de impuestos
específicos puede estar sujeta a la fluctuación de la economía, lo cual puede ge-
nerar incrementos o reducciones según los ciclos económicos. Segundo, si sólo
se usa una fuente de ingresos tributarios, las unidades gubernamentales pueden
renunciar a recolectarlo completamente como si fuese su única fuente de ingresos,
ya que la recolección premia en parte a otras unidades de gobierno mediante las
transferencias de igualación.
• Un fondo de igualación puede establecerse y ser alimentado con recursos de
varias fuentes de ingresos y anclado a la Constitución o la ley. El fondo sirve
como fuente de igualación anual, pero también contiene un elemento para los
días difíciles. Este tipo de sistema tiene las dos ventajas de la segunda propuesta.
Adicionalmente, puede suavizar los pagos de igualación por dejar en el fondo
una parte de la contribución de los años buenos, que puede ser usada para los
años malos.
10 En Suiza, los cantones y la confederación participan en el diseño de la igualación fiscal, pero los
resultados son escritos en la Constitución federal y la legislación (Dafflon 1995, 2004). El mismo
procedimiento es utilizado en los cantones: las comunidades participan en el diseño de las políticas
de igualación, pero los resultados, ya sea un esquema de igualación horizontal o vertical, son escri-
tos en la ley del cantón y no son un contrato o acuerdo entre los gobiernos locales, como ocurre en
las funciones y la oferta de servicios públicos locales.
care); o un sistema TTR derivado de medidas de producto bruto por estado (usado en
programa de transferencia en los Estados Unidos). Los autores afirman que estos mé-
todos son más simples que el RTS y menos susceptibles de distorsiones, lo cual ocurre
cuando las provincias reducen sus bases impositivas con la esperanza de obtener un
incremento en los beneficios de igualación. En el sistema RTS, la selección del indi-
cador de capacidad impositiva puede ser difícil, a medida que los estados introducen
continuamente recursos adicionales de ingresos. En Canadá, por ejemplo, el ingreso
federal sujeto a impuestos es usado como el indicador de capacidad del impuesto al
ingreso personal, una noción lógica, conectada a la medida objetivo. Pero el ingreso
personal también es usado para medir la capacidad impositiva asociada con loterías y
casinos. En algunas provincias, éstas son exportadas, de modo que el ingreso no está
conectado con el ingreso personal en la provincia donde viven.
Los indicadores macroeconómicos también tienen problemas de medición (Au-
but y Vaillancourt 2001). Estos indicadores cumplen el objetivo de redistribución en
lugar del objetivo de igualación; en lugar de igualar la capacidad de ofrecer niveles de
servicio comparables con niveles de impuestos comparables, para usar la definición
canadiense, intentan igualar el ingreso nacional per cápita dentro de un gobierno
subnacional. Suiza es un caso interesante al respecto, la fórmula de la capacidad
financiera de los cantones es una mezcla de tres componentes: datos macroeconó-
micos (ingreso per cápita de los cantones), un tipo de RTS de estilo suizo (ingresos
impositivos estandarizados de la imposición directa en los cantones y sus comuni-
dades), y una aproximación a las diferencias regionales de costos de los servicios
del cantón (definido a partir de la densidad poblacional, área cultivable en regiones
montañosas y área que es productiva económicamente) (Dafflon 2004). La nueva
política de igualación reemplazará esta fórmula con un indicador tipo RTS.11 El indi-
cador macroeconómico ha sido abandonado porque el modo como es calculado no
es confiable. Las diferencias en los índices de los cantones dependen de si el cálculo
depende del PNB o del PIB. No existe una explicación apropiada de estas diferencias
desde un punto de vista estadístico. La conclusión aceptada generalmente es que cada
serie de datos refleja la apertura de las economías de los cantones y la movilidad de
una manera completamente diferente. Un argumento conceptual adicional es que las
medidas de la capacidad de los cantones reflejan sólo la habilidad de generar ingresos
por impuestos y no el estado de la economía en un sentido más amplio.
11 La nueva fórmula de igualación fue adoptada en noviembre 28, 2004, por un referendo federal.
Sesenta y cuatro por ciento de los votantes y 23% de 26 cantones en Suiza votaron a favor de la fór-
mula. Los votantes de tres cantones (Nidwald, Schwyz y Zoug) rechazaron la reforma. Los detalles
prácticos de la implementación todavía tienen que solucionarse; existen varias leyes federales que se
tienen que modificar, algunas de las cuales están sujetas a referendo (exigiendo una mayoría simple
en la votación). Las nuevas medidas probablemente no estarían en funcionamiento antes de 2008.
A nivel local, los indicadores de tipo TTR o RTS de capacidad fiscal deben ser los
favorecidos, ya que en jurisdicciones más pequeñas, como sus economías son más
abiertas, es más difícil obtener indicadores macroeconómicos significativos y rele-
vantes. En la mayoría de los casos, tales datos no existen a nivel local. Si existiesen no
serían confiables, ya que la mayoría de parámetros económicos están caracterizados
por externalidades geográficas.
La selección del indicador TTR o RTS apropiado requiere tres pasos. Primero, de-
finir un conjunto de fuentes de impuestos. Segundo, definir la base impositiva para
cada una de las fuentes de impuestos seleccionadas (la necesidad de una definición
común depende de si las unidades de gobierno subnacional tienen soberanía com-
pleta sobre la legislación de impuestos y sobre el grado de armonización entre los
impuestos descentralizados). Tercero, la selección de la tasa de impuestos si la capa-
cidad es medida con RTS en lugar de TTR. Existen técnicas económicas sofisticadas
para resolver este tema, pero la decisión no es solamente técnica, ya que la medida de
condiciones fiscales de los gobiernos subnacionales determinan el grado de solidari-
dad, lo cual inmiscuye a los políticos.
Fórmulas de igualación
Si se ha decidido que la igualación es buena, ¿cómo diseñar la fórmula? El gráfi-
co 13.1 compara las situaciones antes y después de la igualación. Sin igualación y
la posibilidad de identificar exactamente el origen de los ingresos impositivos, las
jurisdicciones pobres reciben asignaciones inferiores al promedio per cápita y las
ricas reciben cantidades por encima del promedio (DEG en el gráfico 13.1). Cualquier
fórmula de igualación les daría más a las jurisdicciones pobres de lo que recibirían a
partir del principio de origen, y las jurisdicciones pobres recibirían menos (CEF en el
gráfico 13.1).
El desempeño en la igualación se representa por la distancia entre DE y CE para
las jurisdicciones beneficiarias y entre EG y EF para las jurisdicciones que respaldan
los costos financieros de la igualación. En las jurisdicciones más pobres, con capaci-
dad fiscal de 30 puntos en el índice, la igualación incrementa el ingreso per cápita de
0,40 (D) a 0,55 (C) del promedio nacional. Para gobiernos subnacionales ricos con
capacidad de 125 puntos, la igualación reduce el ingreso público per cápita de 1,15
a 1,10 del promedio nacional. Por supuesto, una solución balanceada de igualación
horizontal requiere que los beneficios (representados por el triángulo DEC) y los pa-
gos (representados por el triángulo EGF) coincidan. La importancia de la igualación
depende de la fórmula de igualación que define la pendiente de CEF después de la
igualación horizontal alrededor del punto E.
Cuánto deben contribuir las jurisdicciones con alta capacidad, y cuánto deben
reclamar las jurisdicciones con baja capacidad no es un problema que dependa sólo
de objetivos económicos. Los diseñadores de política deben seleccionar entre me-
, (13.1)
nanciera promedio y los ingresos impositivos per cápita promedio, una jurisdicción
no tendría que pagar o recibir transferencias. E es la posición relativa de la juris-
dicción de referencia, dependiendo de la canasta de impuestos seleccionada para la
igualación y la medida de capacidad seleccionada. Pero el punto central no tiene que
ser E. Existen otros objetivos o puntos de referencia para la igualación, los cuales
generan controversia.
Existen dos temas que se deben discutir. Primero, es cuestionable si las jurisdic-
ciones con capacidad financiera un poco por debajo del promedio deben beneficiarse
de la igualación. Partiendo desde un punto de vista financiero, político y de equidad,
se podría decir que sólo las jurisdicciones por debajo de cierto nivel de capacidad
deben calificar. El tema financiero es un argumento; si el nivel objetivo es establecido
en 90, el nivel superior de gobierno necesitaría pagar una cantidad más pequeña res-
pecto a si estuviese en 100 (el triángulo equivalente a CDE en 100 sería más pequeño
en 90). El argumento político es más importante, cualquier nivel objetivo implicaría
que se está definiendo un límite entre las jurisdicciones de alta y baja capacidad, ame-
nazando la cohesión del Estado nación. De modo que la pregunta final es: ¿Qué tan
pobre es muy pobre?
Un segundo problema es ilustrado por el triangulo BCK. La incidencia de la fór-
mula de igualación horizontal se encuentra a lo largo de la línea CE: mientras la
jurisdicción sea más pobre, recibe más dinero. Sin embargo, los pagos de iguala-
ción ofrecidos a las jurisdicciones pobres en el ejemplo pueden no ser suficientes.
Si no son suficientes, ¿deberían aumentarse? Si es así, ¿cuál es el límite apropiado?
El gráfico 13.1 demuestra una situación en la cual las jurisdicciones pobres reciben
transferencias de igualación que permiten que sus asignaciones de ingreso lleguen
a ser al menos 85% del promedio nacional, en la línea BK. Pero, ¿quién paga esta
asignación complementaria? Como las jurisdicciones de alta capacidad ya pagan EFG
para cubrir CDE, ¿de qué fuente de ingresos se puede financiar BCK? En el ejemplo, la
financiación adicional viene del gobierno central, es decir, es igualación vertical. La
fragmentación y la equidad sin duda son importantes, pero es necesario considerar
los incentivos. Con una asignación complementaria como la representada en el grá-
fico 13.1, las jurisdicciones beneficiarias no tienen incentivo de tomar la iniciativa
para su desarrollo si están satisfechas con 85% del promedio nacional, y no tienen
preferencia por los ingresos autónomos diferentes de las transferencias.
Los economistas no pueden estudiar y proponer un esquema de igualación apro-
piado (y posteriormente estimar su incidencia) sin información del proceso político.
Un esquema apropiado no puede ser implementado sin que los políticos del gobierno
central y regional determinen cuánto, según qué criterio, en qué medida y para cuál
objetivo igualar la posición financiera de las unidades subnacionales. Y el resultado
final dependerá también de la disponibilidad de los recursos. Los cuatro temas discu-
tidos en esta sección son complementarios: una fórmula de igualación moderada con
suficiente financiación puede producir los mismos efectos que una fórmula radical
de igualación con pocos recursos financieros. Más allá de lo que pueden decir los
economistas sobre la eficiencia y la incidencia de los diferentes esquemas, éstos son
temas que quedan en manos de los políticos.
1. Seleccionar los impuestos locales que serán usados para calcular la capacidad
impositiva. Dada la apertura de las economías locales y la ausencia relacionada
con series estadísticas macroeconómicas, los indicadores de capacidad financiera
pueden determinarse a partir de impuestos locales o bases tributarias que son
comunes a todos los gobiernos locales.
2. Calcular el rendimiento per cápita de cada impuesto, con referencia a una tasa
de impuesto estándar (t*). Para poder obtener un resultado representativo, se usa
una tasa de impuesto estándar t* en lugar de las tasas de impuesto que cada go-
bierno individual aplica. El uso de t* mide los ingresos impositivos potenciales de
cada gobierno local.
3. Determinar el número de años para los cuales se aplicará el cálculo. Para un sólo
gobierno local, el ingreso anual de los impuestos locales, incluso con la tasa t*, pue-
de ser irregular, dependiendo de cuáles fuentes de impuestos han sido asignadas
a su localidad. Las fuentes potenciales irregulares pueden inducir discontinuidad
en la los indicadores de capacidad financiera, generando variaciones en la canti-
dad recibida o donada anualmente. Este efecto perturbador agrega incertidumbre
al presupuesto de los gobiernos locales o a la planeación financiera de mediano
plazo. En general, la mayoría de políticas de igualación no permiten subidas o
bajadas en el pago de transferencias. Y se busca continuidad y predecibilidad de la
posición relativa de los gobiernos locales. Un modo usual de suavizar la variación
anual es extender el cálculo a un período superior, como tres años, por ejemplo.
4. Para cada fuente de ingresos impositivos, comparar los resultados obtenidos de
cada gobierno local respecto al ingreso de referencia, normalmente, el valor pro-
medio obtenido para todos los gobiernos locales. Este resultado es el índice de
impuestos de los gobiernos locales i para el impuesto t. Esta comparación hace
parte central del sistema. Permite el ordenamiento de los gobiernos locales por
encima y por debajo del promedio para un impuesto en particular, dándole una
posición relativa a cada unidad gubernamental. El ingreso por el impuesto pro-
medio, que corresponde a la base impositiva promedio B* × t* per cápita, puede
tomar el valor de referencia de 100 puntos. No es necesario fijar un objetivo de
igualación por el momento.
5. Calcular la capacidad financiera ponderada para cada gobierno local al combinar
las series de cada fuente de ingreso impositivo. El ejercicio aritmético no es siem-
pre muy claro, cuando se tienen varias fuentes de ingresos impositivos, el paso
obvio sería considerar cada uno de ellos en proporción con el ingreso total, pero
esto no siempre es cierto en la práctica. La serie de índice de impuesto en ocasio-
nes tiene una ponderación que combina la proporción de ingresos de cada fuente
de ingreso respecto al ingreso impositivo total con uno o varios criterios, como la
volatilidad y riesgo. Por ejemplo, el impuesto a la propiedad y a los vehículos de
motor tienen la reputación de producir buenos ingresos: la propiedad no es movi-
ble y su valor es estable en el mediano plazo, mientras que los vehículos de motor
son indispensables en muchos países. Por el contrario, los impuestos sobre los
factores móviles, como impuesto al ingreso corporativo de Suiza, impuesto a los
establecimientos de España, y el taxe professionnelle en Francia, implican grandes
riesgos como reubicación, competencia en impuestos, efectos externos negativos,
recesión. La visión alternativa es que estos ingresos sean retornos a la inversión
como resultado del esfuerzo de los gobiernos locales para fortalecer su atractivo
local y que tengan menor ponderación en el cálculo promedio, como un premio
o incentivo y aseguramiento mutuo para las políticas locales en un ambiente más
riesgoso.12
(13.2)
(13.3)
(13.4)
puesto por Boadway y Hayashi (2004) para las provincias canadienses para combinar
la función de redistribución de igualación y, al mismo tiempo, permitir cumplir el
papel de estabilización.
La ecuación (13.4) incluye ocho fuentes de ingreso por impuestos. Francia define
sus políticas de igualación a partir de cuatro impuestos: el impuesto sobre el valor de
renta de propiedad residencial, dos impuestos a la propiedad (edificios y terrenos),
y el impuesto a los negocios (Gilbert y Guengant 2001). En Cataluña, España, se de-
termina la política a partir de tres impuestos: el impuesto a la propiedad inmueble,
impuesto a los vehículos e impuesto a los negocios (Castells, Esteller y Vilalta 2003).
Friburgo, Suiza, determina sus políticas a partir de ocho impuestos: impuestos al
ingreso personal, impuesto por trabajadores extranjeros, riqueza personal, ganancias
empresarias, capital corporativo, propiedad inmueble, vehículos y ganancias de capi-
tal (Dafflon y Mischler 2005).
El cálculo de los indicadores de capacidad financiera, así como otros intentos de
establecer una medida de capacidad y orden de las unidades de gobierno, no es una
ciencia exacta. Existen varias dificultades técnicas en los sistemas específicos de un
país. En primer lugar, la base impositiva (B en la ecuación 13.2) no es homogénea.
Incluso si pudiese ser definida usando las mismas palabras, la implementación local
puede no generar resultados comparables. Por ejemplo, pueden existir diferencias
locales importantes entre el valor de mercado y el valor impositivo de las propieda-
des inmuebles, dependiendo de la fecha de la última evaluación catastral. Segundo,
sólo la población residente es usada para calcular el valor relativo que genera IT en la
ecuación (13.3). Esto hace preguntarse sobre la distinción entre el domicilio efectivo
y el domicilio para propósitos impositivos, así como la distinción entre la población
residente y la proporción de la población con una segunda casa. Si existiesen dife-
rentes estadísticas sobre la población, ¿cuál es la que tendría que tomarse en cuenta?
Tercero, existe un rezago de tiempo entre el año de referencia g para calcular T, o IT
y su uso para los fondos de igualación horizontal.
(13.5)
(13.6)
benefician.13 Dentro del grupo de gobiernos locales con FC < 100, a medida que el
ponderador sea más alto, el gobierno de alta capacidad tendrá que contribuir más al
fondo de igualación. Entre los gobiernos con FC > 100, más abajo está el gobierno en
el orden y recibe más aportes.
Otras fórmulas son posibles, como
(13.7)
donde la cantidad total EQi recibida por el gobierno local i es proporcional a la parti-
cipación de su población P dentro de la población de todos los gobiernos locales (Spj
con P ponderada por la inversa de la capacidad financiera). En otras palabras, si la
capacidad financiera de un gobierno local es 80, la ponderación asignada a la pobla-
ción Pi es 100/80 = 1.25. Entonces por cada 100 habitantes, el gobierno local recibe
una cantidad de igualación para 125 residentes. Como está por debajo del promedio
de la capacidad financiera, recibe una cantidad mayor que el promedio per cápita.
Una fórmula usada en Suiza en años recientes merece ser analizada por sus nota-
bles características técnicas. Tiene una forma exponencial:
(13.8)
13 Existe un límite técnico al valor de a en la fórmula. El valor máximo puede calcularse por un pro-
ceso iterativo, con una regla que evita los desincentivos: ningún gobierno local debe recibir una
cantidad de igualación que le permita superar al otro gobierno en el ordenamiento. El argumento
básico es que si el N-ésimo gobierno local puede superar al gobierno en la posición N–1 después
de la igualación, el gobierno N-ésimo no tiene incentivo para mejorar su posición, porque la trans-
ferencia de igualación lo hace cambiar de posición. El gobierno local en la posición N–1 también
conoce que simplemente por virtud de la igualación, el gobierno en la posición N–2 no puede ganar
una mejor posición y pasar al frente. En una muestra de 168 comunidades en el cantón de Friburgo,
Suiza, donde se tiene un indicador de capacidad impositiva definido según ocho fuentes de recursos
de impuestos para los años fiscales 2001 a 2003, el valor del ponderador de la ecuación 13.5 no puede
ser superior a 2.645 si se quiere evitar el cambio en el orden por las transferencias.
, (13.9)
• Hacer las reglas explícitas e incluirlas en un fuerte marco legal, como normas
constitucionales o leyes generales. No revisarlas anualmente en medio del proceso
de debate presupustal.
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Andrew Reschovsky
mal” o “estándar” de esfuerzo en recolección. El uso de este tipo de fórmula asegura que
cada gobierno receptor tiene recursos disponibles suficientes para ofrecer un nivel bási-
co de servicios públicos, siempre y cuando cada gobierno tenga que recolectar ingresos
de sus propias fuentes según la tasa estandarizada o requerida.1 El primer término de la
fórmula ofrece una medida de las necesidades de gasto del gobierno receptor, el segun-
do término ofrece una medida de su capacidad de recolección de ingreso.
Un segundo objetivo de las transferencias de igualación es reducir, o eliminar las
diferencias fiscales entre los gobiernos provinciales o locales. En un sistema descen-
tralizado, algunos gobiernos subnacionales enfrentan desventajas fiscales respecto a
otros gobiernos. Los gobiernos con la condición fiscal más débil tienen una menor
capacidad de recolección de ingreso o tienen mayores necesidades de gasto.
Un modo de caracterizar la condición fiscal de los gobiernos es comparando la
brecha entre las necesidades de gasto y la capacidad de recolección de ingreso. Esta
brecha usualmente, llamada la brecha de necesidades y capacidad o brecha fiscal.
Los gobiernos donantes pueden reducir las diferencias fiscales, asignando transfe-
rencias en proporción al tamaño de la brecha de necesidades y capacidad, o asignando
transferencias sólo a los gobiernos con una condición fiscal más débil (es decir, a los
gobiernos con la brecha más grande). Este tipo de fórmula de transferencia reduciría
la desventaja fiscal de los gobiernos que están en la peor condición, sin imponer una
tasa mínima de impuesto sobre un gobierno receptor.
Un tercer objetivo de las transferencias de igualación, usado para justificar el uso
de estas transferencias en algunos países se define según el principio de equidad ho-
rizontal.2 Si los residentes de diferentes gobiernos subnacionales están de acuerdo en
pagar impuestos a las mismas tasas, el sistema de transferencias debe asegurar que tie-
nen acceso al mismo nivel de servicios públicos. Usualmente se recurre a este objetivo
para asegurar equidad a los contribuyentes (Reschovsky 1994). Cuando se hacen pro-
gresos sobre el tema no sólo se reduce la variación en el precio promedio del impuesto
de los servicios públicos para diferentes jurisdicciones, también se ayuda a reducir la
migración de personas y firmas dentro de la jurisdicción por motivos fiscales y, en
consecuencia, fortalece la eficiencia (Vaillancourt y Bird 2004). Dado que es práctica-
mente inevitable que en un sistema fiscal descentralizado tanto la capacidad fiscal y
los costos de ofrecer un nivel o combinación de servicios públicos son diferentes entre
jurisdicciones subnacionales, lograr este tipo de equidad horizontal requiere un siste-
ma de transferencias en el cual la cantidad de transferencias es una función positiva de
la tasa de impuestos seleccionada por cada jurisdicción subnacional.
1 Varios gobiernos estatales de Estados Unidos usan este tipo de fórmula de igualación para financiar
la educación primaria y secundaria. Cuando se usa para financiar educación se llama una fórmula
de fundamentos.
2 Para una discusión del caso de equidad en transferencias de igualación, ver Yinger (1986).
Este capítulo parte de la premisa de que sin importar cuál es el objetivo buscado
por el sistema de igualación fiscal horizontal, las necesidades de gasto deben jugar un
papel importante en el diseño de las transferencias. Muchos académicos no aceptan
esta premisa, algunos cuestionan si las necesidades de gasto deben incorporarse en
las fórmulas de igualación de financiación.
Muchos países han establecido sistemas de transferencias intergubernamentales
diseñados para reducir las diferencias fiscales entre provincias y gobiernos locales.3
Estos programas de transferencias son más comunes en países desarrollados respecto
países en desarrollo. En la mayoría de países que usan transferencias de igualación, la
fuente de las transferencias es el gobierno nacional o central. Una excepción notable
son los Estados Unidos, en donde el gobierno federal ofrece igualación condicional
a los estados o gobiernos locales. Casi todos los estados ofrecen financiación para
igualar la oferta de servicios de educación primaria y secundaria, algunos estados
también financian un gran rango de servicios municipales.4
En la práctica, es común que las transferencias sean asignada entre gobiernos lo-
cales según las diferencias en la capacidad fiscal o recolección de ingreso. Y hay pocos
ejemplos de fórmulas de transferencias que explican explícitamente las diferencias
entre los gobiernos provinciales y locales en las necesidades de gasto o la brecha de
necesidades y capacidad. Sin embargo, varios países, en especial países desarrollados,
usan fórmulas de transferencias que explícitamente cubren las necesidades de gasto
de los gobiernos receptores.
El resto de este capítulo está organizado de la siguiente manera. Comienza defi-
niendo necesidades y costos y explicando por qué los costos pueden diferir dentro de
un país. Luego describe tres aproximaciones para la estimación de costos, estimando
funciones de costos, estimando funciones de gasto y según la opinión de expertos, y
después se revisan las metodologías de análisis de costos en algunos países. La última
sección define conclusiones sobre el tipo de metodología que puede funcionar mejor
en países en desarrollo.
3 Para una discusión del papel de las transferencias en un sistema intergubernamental, ver Boadway y
Flatters (1982), Bird y Smart (2002), Bird y Tarasov (2004), y Shah (1996).
4 Dieciséis estados de Estados unidos ofrecen a sus gobiernos municipales transferencias incondicio-
nales para los servicios públicos en 2005 (Reschovsky 2004).
necesidades de gasto pueden ser más altas para algunos gobiernos respecto a otros,
porque algunos gobiernos deben ofrecer un rango más amplio de servicios públicos
respecto a otros. En Sudáfrica y Suiza, por ejemplo, la Constitución determina la
asignación de responsabilidades entre niveles de gobierno. En otros países, como Es-
tados Unidos, la Constitución no define explícitamente las responsabilidades fiscales
del Estado y los gobiernos locales. En muchos países, particularmente aquellos como
el Reino Unido, que no tienen una Constitución formal, las responsabilidades fiscales
de los gobiernos locales son definidas por estatutos a nivel nacional o provincial.
Cada vez es más común observar que los gobiernos centrales de los países de
la OCDE imponen normas a los servicios públicos y estándares mínimos de calidad
sobre las responsabilidades de bienes públicos de los gobiernos locales (Jourmard y
Kongsrud 2003). Estos mandatos de parte del gobierno central tienen un impacto
directo en las necesidades de gasto de las jurisdicciones locales.
En muchos países, la asignación de las responsabilidades de los servicios públicos
a los gobiernos locales depende del tamaño de la jurisdicción. En general, un gobier-
no local más grande tiene asignado un grupo más grande de servicios públicos, en
donde las ciudades centrales de áreas metropolitanas usualmente tienen el mayor
número de funciones. En los Estados Unidos, la seguridad pública en jurisdicciones
rurales y suburbanas es llevada a cabo por un nivel de gobierno regional superior,
mientras que la seguridad pública es casi siempre una función de los municipios en
jurisdicciones más grandes.
En casi todos los países, algunos servicios públicos son responsabilidad de los
gobiernos locales. Entre ellos se incluyen los servicios de sanidad, recolección de ba-
suras, reparación de calles, limpieza de calles, protección contra incendios, librerías,
e instalaciones de recreación. La asignación de otras funciones, usualmente más cos-
tosas, como la educación primaria o secundaria, seguridad pública y servicios de
salud, difieren entre países, en algunos países depende de los gobiernos locales, de las
provincias en otros y del gobierno nacional o federal en otros.
La segunda razón, y tal vez más importante, por la cual los gastos de necesidades
cambian entre gobiernos es que la cantidad mínima de dinero necesaria para cumplir
con un nivel predeterminado de servicios o estándar de servicios públicos puede
cambiar entre gobiernos locales por razones externas al control de los gobiernos. Es
decir, el costo de ofrecer un servicio público puede variar entre regiones.
Es importante hacer distinción entre costos y gasto. El nivel de gasto en una
provincia específica o gobierno local para un servicio público específico depende
de varios factores. Un nivel alto de gasto puede reflejar el deseo de un gobierno de
ofrecer un nivel especialmente alto o un servicio de alta calidad (recolección diaria
de basuras, o educación en matemáticas avanzadas en las escuelas secundarias). Un
nivel por encima del promedio de gasto puede reflejar ineficiencia en la oferta de
servicios, debido a mala administración, pérdida de recursos o corrupción. Sólo esa
parte del gasto necesario para ofrecer un nivel de servicio público que se debe a fac-
tores sobre los cuales el gobierno local no tiene control es incluido en los costos de
ofrecer el servicio. El reto metodológico es separar los datos de gasto actual en la por-
ción atribuible a los costos del servicio (usualmente llamado “costos de incapacidad”)
y la porción atribuible a las preferencias locales o políticas sobre los niveles de oferta
de servicio, y la porción atribuible a la ineficiencia.5
5 La mayoría de intentos de separar los costos de servicios públicos de las preferencias han ocurri-
do en Estados Unidos y Australia, donde esta diferencia conceptual es vista como importante. En
Europa existe menos aceptación de la distinción entre costos y preferencias. El gasto actual de los
gobiernos municipales en servicios públicos es visto como un reflejo de las diferencias en necesi-
dades. En Suecia, por ejemplo, la fórmula de financiación intergubernamental está diseñada para
asignar fondos de los gobiernos nacionales según las necesidades municipales en gasto municipal
según una medida de la necesidad municipal (Chernick 2004).
6 En casi todos los casos, el gobierno donante establece el estándar.
7 Para una discusión de la aplicación de diferentes definiciones de servicios municipales básicos en
Sudáfrica, ver Reschovsky (2003).
empírica de gobiernos locales en Estados Unidos sugiere que muchos servicios pú-
blicos ofrecidos por gobiernos locales están sujetos a un costo promedio en forma de
U.8 Esto significa que una población más grande reduce el costo promedio hasta el
punto en el cual las economías de escala han sido explotadas totalmente, después de
las cuales una población más grande eleva los costos promedio.
La importancia de los altos costos por razones asociadas a factores ambientales y
su influencia en la asignación de transferencias es controversial. Mientras que las co-
munidades con alta densidad urbana pueden ser compensadas por costos más altos de
entrega de servicios municipales (debido a la alta densidad), no es claro que el mismo
argumento deba ser usado para justificar ofrecer grandes transferencias a comunidades
pequeñas localizadas en lugares donde es muy costoso ofrecer servicios públicos. Si,
por ejemplo, una villa está ubicada en la parte superior de una montaña, el costo de
ofrecer agua es muy alto, porque es necesario bombear el agua hasta la cima de la mon-
taña. Si una fórmula de transferencias refleja estos costos, los residentes de esta villa no
tienen incentivos para desplazarse de una ubicación con altos costos e ineficiente.
El problema de qué costos o qué proporción de costos deben incluirse en una
fórmula de transferencias es tema de debate, y en especial debate político. Algunos
países, en especial Japón y Suiza, ofrecen subsidios per cápita muy grandes para ga-
rantizar la oferta de servicios públicos a las personas que han optado por vivir en
áreas muy remotas, y de altos costos. En Japón, el gobierno ofrece un amplio rango de
servicios a personas que viven en islas pequeñas. En Suiza, el gobierno destina gran-
des recursos a mantener servicios públicos en diferentes villas agrícolas localizadas
en los altos de los Alpes.
Para algunos servicios públicos, la composición socioeconómica y demográfica
de la población de un gobierno provincial o público tiene el potencial de influenciar
los costos de ofrecer los servicios públicos. Existen pocas razones para creer que des-
pués de controlar por otros factores ambientales, los costos de ofrecer servicios de
electricidad básicos deben verse afectados por la composición de la población. Sin
embargo, los costos de ofrecer otros servicios, como servicio básico de salud, se verá
afectado por la composición de la población. Existe mucha evidencia internacional
de que la incidencia de los problemas de salud está relacionada inversamente con el
ingreso. Como resultado, a medida que sea más alta la incidencia de la pobreza en
uan comunidad, mayor los costos per cápita de ofrecer servicios básicos de salud.
También existe evidencia de que los factores demográficos influencian los costos del
servicio de salud, con altos costos para los ancianos y niños pequeños.
El tema central en la medición de los costos de los servicios públicos es identifi-
car cuáles factores pueden jugar un papel en influenciar los costos de los servicios,
y posteriormente determinar la importancia cuantitativa de estos factores. Al exa-
8 Para una revisión de la literatura de economías de escala, ver Duncombe y Yinger (1993).
minar las fórmulas de transferencias de muchos países del mundo se observa cuáles
factores han sido usados para explicar las diferencias en las necesidades de gasto y la
ponderación dada a cada factor.9 Aunque entender las fórmulas de transferencias es
útil, no ofrece información sobre la metodología usada para identificar los factores
que influencian los costos y las necesidades de gasto o determinan la importancia
cuantitativa de cada factor.
Se ha escrito mucho sobre cómo la Comisión de Transferencias de Australia de-
termina las necesidades de gasto de cada Estado. Para la mayoría de otros países,
encontrar una descripción detallada de la metodología usada es difícil. En muchos
países, los factores de costos usados en las fórmulas de transferencias son el resultado
de no usar una investigación detallada, sino de un proceso político determinado por
la negociación de la distribución final de los fondos.
9 Para una discusión reciente de la determinación de ponderaciones relacionadas con la pobreza usa-
da en fórmula de transferencias para la educación, ver Duncombe y Yinger (2005).
Al resolver la ecuación (14.1) para Xij y luego usar Xij en la ecuación (14.2) se ob-
tiene la función de costo, en la cual uij es un término de error aleatorio:
ca explicar la variación entre los gobiernos locales en la producción del bien público
usando una serie de variables que ayudan a explicar las diferencias en preferencias
para los servicios públicos locales de parte de los residentes, o quienes toman las
decisiones. Usualmente se incluyen medidas de ingreso o base impositiva para cada
comunidad, así como otros indicadores de preferencias locales, como la ocupación o
el nivel de educación de los residentes locales.
La medición de los precios de los insumos, Pij, debe incluir sólo la porción de los
precios que están por fuera de control del gobierno local. En algunos países, como
Sudáfrica, en donde los salarios de la mayoría de empleados de los gobiernos locales
y provinciales son determinados por un contrato salarial nacional, la variación entre
los gobiernos subnacionales en el precio de los insumos es muy baja.
La variación en eij en la ecuación (14.3) representa los factores no observados en
cada gobierno local que influencian el nivel de gasto. Una razón por la cual el gasto
puede ser más alto en algunas jurisdicciones respecto a otras es que algunos gobier-
nos locales operan ineficientemente. Pueden estar mal organizados o administrados,
usar tecnología inapropiada o emplear personal mal entrenado.
Aunque la medición de la ineficiencia es difícil, algunos estudios recientes han
usado técnicas estadísticas complejas para identificar el gasto que es alto en relación
con el gasto en los gobiernos locales con un nivel similar de producción y costos.
Dos de estas técnicas son análisis envolvente de datos y análisis de frontera estocás-
tica, identifican los gobiernos que operan con los menores costos y luego interpretan
cualquier nivel de gasto adicional como una medición de ineficiencia.10 Street (2003)
muestra que este tipo de estimación de eficiencia es muy sensible a la especificación
del insumo y del producto usado para la función de costo. El autor concluye que no
se debe confiar mucho en las estimaciones de ineficiencia, especialmente cuando son
aplicadas a unidades individuales, como escuelas u hospitales distritales.
En años recientes, varios economistas han estimado funciones de costos para
educación primaria y secundaria en Estados Unidos, donde la educación es respon-
sabilidad de los gobiernos locales, usualmente distritos escolares independientes
(Duncombe y Yinger 2000; Reschovsky y Imazeki 2003; Imazeki y Reschovsky 2005).
La financiación de las escuelas viene de los impuestos a la propiedad local, de trans-
ferencias de los gobiernos estatales, y en menor medida del gobierno federal.
Aunque los parámetros estimados varían entre estados, se han identificado los mis-
mos factores de costos, entre ellos se incluye el porcentaje de estudiantes de familias
pobres, el porcentaje de estudiantes con discapacidades, el porcentaje de estudiantes
con bajo manejo de inglés, el número de estudiantes en el distrito y el cuadrado del
10 Para ejemplos del uso de estas técnicas en la medición de eficiencia en distritos escolares de Estados
Unidos en la oferta de servicios públicos de educación, ver Deller y Rudnicki (1993); Duncombe,
Riggiero y Yinger (1996); Grongerg y otros (2004); y McCarty y Yaisawarng (1993).
donde Fij es un vector de variables que explican las preferencias del bien público
del servicio público j. Como en la ecuación anterior, Pij es un vector de precios de
Opinión de expertos
Una alternativa a las opciones estadísticas para medir los costos es la dependencia de
la opinión de expertos para identificar los costos mínimos de ofrecer un servicio pú-
blico específico. Un panel de expertos conocedores de los costos de producción de un
servicio público particular puede determinar el conjunto de insumos necesario para
producir el producto. Esta información es usada posteriormente para determinar el
gasto mínimo necesario para producir el servicio en cuestión.
La opinión de los expertos ha sido usada en muchos estados de los Estados Uni-
dos para determinar los costos de una educación “adecuada” (Gutherie y Rothstein
1999). También juegan un papel en la determinación de los costos de incapacidad del
sistema de transferencias australiano.
La dependencia de la opinión de expertos es esencial cuando no existe mucha
información sobre el sector público, lo cual hace que la opción estadística no sea
aplicable o sea muy costosa emplearla. Sin embargo, existen peligros inherentes a esta
aproximación. Primero, la calidad y la precisión de la estimación de los costos depen-
de completamente del conocimiento de los expertos. Por eso, el procedimiento usado
11 Una aproximación similar fue usada para estimar el gasto de las necesidades de los gobiernos loca-
les en dos estados de Estados Unidos. Ver Ladd, Reschovsky y Yinger (1992) y Green y Reschovsky
(1994).
para seleccionar los expertos es muy importante, especialmente cuando existen dife-
rencias entre los expertos respecto al modo más efectivo e ineficiente de producir el
servicio público.
Segundo, los expertos no pueden ser usados para responder preguntas sobre el
método menos costoso para ofrecer el servicio. El juicio de un ingeniero sobre la
mejor práctica para ofrecer un servicio, se concentraría en los problemas técnicos
de ingeniería y no considera el hecho de que un conjunto alternativo de insumos
puede ser usado para producir el mismo producto 95% igual de bueno con un costo
25% inferior. Por eso, el conjunto de insumos recomendados por el experto puede
ser “óptimo”, en sentido técnico pero lejos del óptimo en sentido económico de efi-
ciencia técnica.
La opinión de expertos ha sido usada frecuentemente para ofrecer estimaciones
del costo promedio de ofrecer un servicio. Esta información es útil, pero la estimación
de las necesidades de gasto requiere conocimiento de cómo los costos son diferentes
cuando cambian las características de los gobiernos locales. Es importante saber, por
ejemplo, cómo la proporción de los estudiantes de familias pobres sube los costos de
lograr un nivel específico de desempeño académico. Estas preguntas son difíciles de
responder, incluso para un experto.
Australia
El mejor ejemplo de una aproximación metodológica, para estimar las necesidades
de cambio que combina la opinión de expertos con análisis estadístico, viene de
Australia. el esquema de igualación de transferencias de Australia destina fondos
del gobierno nacional a los estados. La metodología usada es particularmente inte-
resante porque mide explícitamente las necesidades de gasto, y porque el sistema de
igualación de transferencias ha Estado operando por décadas. El objetivo central del
sistema de transferencias es ofrecer a los estados “la financiación del gobierno cen-
tral, de modo que si cada uno hiciese el mismo esfuerzo para aumentar su ingreso
de sus propios recursos y operara al mismo nivel de eficiencia, cada Estado podría
tener la capacidad de ofrecer los servicios con el mismo estándar” (Commonwealth
Grants Commission 2002, p. 6).
La Commonwealth Grants Commission es responsable de administrar el progra-
ma de igualación fiscal de Australia. Para lograr este objetivo, la comisión calcula
un factor relativo para cada Estado. Este factor relativo captura las diferencias en
la capacidad de recolección de ingresos y gasto en un sólo número. La porción del
ingreso del factor de relatividad compara la utilización del Estado de una fuente de
ingreso con un promedio ponderado por la población de la utilización de todos los
estados. Los resultados son ponderados por la importancia relativa de la fuente de
ingreso y luego sumada para todas las fuentes de ingreso (ver Rye y Searle 1997).
El concepto central del cálculo de la necesidad de gasto es la incapacidad. Una in-
capacidad es “una influencia, más allá del control del Estado, que surge en tener que
gastar una cantidad per cápita diferente respecto al estándar o recolectar una cantidad
de ingreso diferente respecto al estándar, si aplica a políticas estándar (incluyendo
eficiencia) a la oferta de un servicio o de la recolección de ingreso” (Commonwealth
Grants Commission 2002, pp. 27-28). Las incapacidades son factores exógenos que
influencian los costos de ofrecer un servicio. La dificultad surge de separar factores
exógenos de factores que están por fuera del control de los estados. La comisión ha
desarrollado su propia técnica para este propósito, la cual es llamada método de eva-
luación de factores.
El primer paso en la evaluación de las necesidades de gasto es determinar cuáles
categorías de gasto deben incluirse en el cálculo de los factores relativos. El segundo
es determinar cuáles incapacidades son relevantes en cada categoría de gasto. Un tipo
de de incapacidad está relacionada con la demanda. La mayoría de las influencias de
demanda surgen de diferencias en la composición sociodemográfica de la población
de los estados. Como, por ejemplo, edad, sexo, nivel de ingreso y porcentaje de po-
blación de origen aborigen. El segundo tipo de incapacidad consiste en factores que
influencian los costos por unidad, como la dispersión de la población, las economías
de escala y las diferencias en los precios de los insumos.
La comisión ha creado un conjunto de guías metodológicas para usar en la de-
terminación de si una incapacidad debe ser usada en una categoría de gasto (aunque
admite que seleccionar la incapacidad correcta para una categoría de gasto es más
un arte que ciencia). Primero, debe existir base conceptual para la aplicación. Si la
incapacidad parece ir en contra de la intuición, entonces se enfrenta una carga más
alta antes de ser incluida en el cálculo final. Segundo, debe existir evidencia empírica
de que la incapacidad afecta los costos de la oferta de servicios, evidencia incompleta
respaldada por lógica, o el juicio de la comisión de que la evidencia es suficiente.
La incapacidad de los estados es comparada con el promedio ponderado de la
población de cada categoría de gasto. El resultado representa el costo per cápita adi-
cional de cada Estado respecto al nivel estándar. Estos cálculos son sumados para
todas las categorías de gasto, y el resultado dividido por el gasto total per cápita
promedio de donde ése obtiene una medida de las necesidades relativas de gasto de
cada Estado.
A pesar de que esta metodología es completa y compleja, algunos observadores la
critican. Shah (1996) sugiere que la metodología australiana es:
Reino Unido
Los gobiernos locales del Reino Unido reciben una transferencia anual para pro-
pósitos generales de parte del gobierno central, conocida como transferencias de
respaldo de ingreso. Estas transferencias son asignadas a los gobiernos locales según
una estimación de la brecha de necesidad y gastos de cada localidad. La necesidad de
gastos de cada gobierno local, conocida como la evaluación del estándar de gasto, es
calculada para cada año y por el Departamento de Medio Ambiente, Transporte y las
Regiones del gobierno nacional.
Como en Australia, la metodología usada para determinar la evaluación del están-
dar de gasto es muy compleja. La aproximación general es determinar la evaluación
del gasto para siete categorías de gasto del gobierno local: educación, servicios so-
ciales personales, policía, protección contra incendios, mantenimiento de carreteras,
“otros servicios restantes”, y financiación de capital. Para cada categoría, la evaluación
de gasto es determinada mediante el uso de la combinación de análisis estadístico y
opinión de expertos para determinar la magnitud de la “carga de trabajo” (o alter-
nativamente el tamaño del “grupo cliente”) que recibe los servicios y el efecto de las
características subyacentes sobre cada comunidad local sobre los costos de ofrecer
estos servicios.
La opción de medir los costos de los servicios municipales en el Reino Unido pue-
de ser ilustrada al analizar la evaluación del gasto en policía. Los gastos de policía de
los gobiernos locales son divididos en 10 componentes y la evaluación de gasto están-
dar es llevada a cabo para cada uno. Para cada componente, se identifica un conjunto
de indicadores, o características del área local cubierta, usando análisis estadístico y
juicio de expertos en el cumplimiento de la ley. Un componente de las actividades de
la policía es el manejo del crimen. Los crímenes son divididos en cuatro categorías y
se estima un modelo de regresión para determinar la evaluación del gasto estándar
para cada tipo de crimen. La variable dependiente de la regresión “crimen personal”
es el número promedio de crímenes personales informados en cada jurisdicción en
1990, 1991, 1992, dividido por la población en 1991. Las variables independientes
Suecia
La igualación fiscal es una parte muy importante del sistema intergubernamental
de Suecia. Un principio básico del sistema sueco de finanzas públicas locales es que
todos los gobiernos locales deben estar en capacidad de operar en términos econó-
micamente iguales.14 Para implementar este principio, el sistema de transferencias
intergubernamentales incluye la capacidad fiscal y el componente de igualación de
costos. El sistema no está estructurado como un esquema de igualación vertical, con
un conjunto de transferencias del gobierno nacional, por el contrario, los gobiernos
municipales en condiciones fiscales favorables envían fondos a municipios con difi-
cultades fiscales.
Un sistema de igualación de costos es diseñado para compensar a los gobiernos
locales que enfrentan costos más altos en la oferta de servicios por razones bajo las
12 Para una descripción detallada de la metodología usada para calcular el ajuste de costos por área, ver
United Kingdom, Department of the Environment, Transport and the Regions (2000).
13 Al incrementar el control total para una función (por ejemplo, policía) y reducir el de otro (por
ejemplo, mantenimiento de carreteras), el gobierno puede redistribuir la transferencia a favor de go-
biernos locales con mayor necesidad de policía y menor necesidad de mantenimiento de carreteras.
14 Para una descripción detallada del sistema sueco de transferencias intergubernamentales, ver Cher-
nick (2004).
cuales no tienen ningún control. En tales sistemas, un gasto excesivo atribuible a las
preferencias por mejores servicios o a ineficiencia en la oferta del servicio no debe
reflejarse en más financiación. Este tipo de sistemas no es usado en Suecia, donde,
como en la mayoría de países de Europa, la distinción entre gasto y costo tiene una
importancia limitada. Implicadamente, los gastos actuales son asumidos como que
reflejan los costos reales de ofrecer un servicio de estándar nacional.
En Suecia, la transferencias de igualación que van al gobierno local se definen
como la diferencia entre el “costo estandarizado” en i y el costo promedio nacional.
Los costos son igualados para el servicio de cuidado de niños, cuidado individual y
familiar, cuidado a ancianos, educación primaria y secundaria, calles y carreteras,
oferta de agua y sanidad.
Para cada uno de estos servicios públicos, los costos estandarizados en cada
gobierno local son determinados mediante la multiplicación de los “costos demo-
gráficos” por el “índice de volumen” (Chernick 2004). Los costos demográficos son
calculados tomando un promedio ponderado del número de receptores de cada ser-
vicio, en donde la ponderación aplicada a cada grupo demográfico refleja el gasto
actual de ese servicio y para ese grupo demográfico.
El índice de volumen es diseñado para explicar las diferencias en gasto por factores
diferentes a costos demográficos. Es determinado según una regresión de gasto que
influye factores que reflejan las “necesidades” y en factores que reflejan diferencias
en preferencias. Si se usa el servicio de cuidado de niños como un ejemplo, las ne-
cesidades son medidas por el número de madres que trabajan de tiempo completo y
medio tiempo y por una medida de densidad. Las preferencias en gasto de cuidado
de niños son medidas por el ingreso de la jurisdicción (esto refleja el hecho de que,
en Suecia, las familias de alto ingreso tienden a usar los servicios de cuidado de niños
más intensivamente que las familias de ingreso bajo). En los Estados unidos, un índice
construido a partir de una regresión de costos refleja las variaciones en el costo de fac-
tores mientras que se mantienen fijas las preferencias y los factores de demanda. Por
el contrario, en Suecia, el índice de volumen refleja las variaciones en los costos y las
preferencias. Las diferentes metodologías reflejan el hecho de que, en Suecia, el gasto
es considerado una medida apropiada de las necesidades de servicios públicos.
Japón
Los gobiernos municipales y prefecturas de Japón reciben pagos de transferencias
(oficialmente llamados el impuesto de asignación local) de parte del gobierno nacio-
nal, si sus “necesidades fiscales básicas” son más grandes que sus “ingresos fiscales
básicos”.15 Los ingresos fiscales básicos son una medida estándar de capacidad de
República de Corea
La República de Corea ofrece a sus gobiernos locales ingresos incondicionales me-
diante un programa conocido como “impuestos ordinarios locales compartidos”. La
base para la distribución es la diferencia entre cada gobierno local en las “necesidades
fiscales estandarizadas” y el “ingreso fiscal estandarizado”.
El propósito del sistema de transferencias es permitir que todos los gobiernos loca-
les ofrezcan servicios públicos mínimos sin importar su capacidad fiscal. El gobierno
calcula las necesidades fiscales estandarizadas, usando un método que es similar al
usado en la media de “necesidades fiscales básicas” de Japón. Un sistema mucho más
desagregado es usado para calcular las necesidades fiscales. En Corea, las necesida-
des fiscales son calculadas separadamente para 48 categorías de gasto funcional. Los
resultados son sumados para llegar a una necesidad de gasto estandarizada para cada
gobierno local.16 Como la metodología japonesa, la metodología coreana ajusta las
necesidades de gasto promedio, usando un conjunto de coeficientes de ajuste defini-
do a partir de las características del gobierno local.
Francia
El gobierno central juega un papel importante en la financiación de los 36.500 gobier-
nos municipales, ofreciendo casi la mitad de los ingresos gubernamentales locales.
Las transferencias fiscales de parte del gobierno central se asignan mediante un con-
junto de programas de transferencias independientes, cada uno operando con una
fórmula distributiva diferente.
Un objetivo central del sistema francés de transferencias locales es la igualación
fiscal. Las fórmulas de asignación incluyen medidas de capacidad fiscal y algunos
costos de factores. La opción de estos costos de factores, tamaño de población, nú-
mero de estudiantes, número de unidades de vivienda pública, millas de carretera,
y número de casas de retiro y vacaciones, parece que es definida sin ningún criterio
específico.
En un análisis muy completo del sistema de transferencias gubernamentales de
Francia, Gilbert y Guengant (2003) muestran que la selección y la ponderación de
los factores de costos son reveladas por un análisis econométrico de los costos de
los gobiernos locales. Francia es un buen ejemplo de un país en el cual las políticas
de distribución son el mayor determinante de la medición de costos de gobiernos
locales.
16 Para una descripción detallada del sistema Coreano, ver Kim (1997).
Hungría
El ingreso más grande de los gobiernos locales en Hungría son las transferencias no
condicionadas. La fórmula usada para asignar las transferencias entre los gobiernos
locales consiste de varios elementos, la mayoría de los cuales reflejan una función
particular del gobierno local. Las cantidades asignadas por cada elemento de la
fórmula son el producto de la población objetivo y la cantidad de gasto per cápita
normativa. En 1993, por ejemplo, la fórmula asignaba el equivalente de US$1.958 a
cada residente de un hogar para ancianos y US$324 para cada persona que participa
en un programa de cuidado durante el día para ancianos o discapacitados.17 La fór-
mula asigna US$289 para cada estudiante de un hogar para cuidado de niños 41.000
(US$431) para cada estudiante de escuela primaria y US$657 para cada estudiante
de escuela secundaria. Cada estudiante con incapacidad de escuela primaria recibe
US$743 adicionales. Estas cantidades parece que no han sido definidas por un aná-
lisis estadístico de costos o gastos. Se presume que reflejan el juicio de los gobiernos
nacionales sobre los costos relativos de ofrecer diferentes servicios a diferentes gru-
pos. La relación entre los parámetros de la fórmula y los costos actuales por persona
no son conocidos.
Suiza
Suiza se encuentra en el proceso de reformar su sistema fiscal intergubernamental,
en particular la relación fiscal entre el gobierno nacional y los 26 cantones suizos.
La propuesta de reforma, llamada “el nuevo sistema de igualación” incluye nuevas
transferencias de igualación de capacidad fiscal. También incluye dos nuevos fon-
dos de transferencias, diseñados para compensar a los cantones que tienen costos
superiores al promedio y están por fuera de su control. El primero de estos fondos
compensa por factores geográficos y una baja densidad poblacional, el segundo
compensa por la carga sociodemográfica. Las fórmulas son diseñadas de modo que
el gasto o los impuestos de los gobiernos del cantón no afecten la distribución de
los fondos.
Bajo esta reforma, el primer fondo se asigna a ocho cantones que tienen costos
excepcionalmente altos por sus características geográficas y topográficas. Estas ca-
racterísticas son medidas usando un índice estructural determinado por el inverso
de la densidad, la distancia de las carreteras per cápita, el área forestal per cápita y la
extensión de un río y caudal per cápita. Estos cuatro factores son combinados en un
índice con las siguientes ponderaciones 0,5, 0,25, 0,2 y 0,05.
17 La descripción del programa de transferencias normativas de Hungría viene de Bird, Wallach y Pétri
(1995).
Los fondos socioeconómicos son distribuidos en siete cantones con una alta
concentración de personas mayores de 65 años, pobres (elegibles para el sistema de
asistencia social de Suiza), extranjeros y desempleados. Estos grupos son combina-
dos para construir un sólo índice, usando ponderaciones de 1,5, 2,0, 0,5 y 2,0.
Los fondos son diseñados para ayudar a los cantones, que, por factores fuera de
su control, enfrentan un costo por encima del promedio en la oferta de servicios
públicos que son su responsabilidad. Si las fórmulas de transferencias se diseñan co-
rrectamente, los índices usados para asignar los dos fondos entre los cantones deben
definirse según investigaciones que demuestren la relación entre factores en el índi-
ce (“factores de costos”) y costos adicionales de ofrecer servicios públicos. Así, por
ejemplo, dada una ponderación usada para construir el índice sociodemográfico, se
asume que un porcentaje dado de personas pobres generan costos cuatro veces más
altos que el mismo porcentaje de extranjeros.
El informe final del gobierno sobre el nuevo sistema de igualación fiscal no ofrece
información sobre cómo se construyen los índices, o si su construcción se determinó a
partir de estudios empíricos de los costos de ofrecer servicios públicos.18 Queda la sos-
pecha de que las ponderaciones en el índice usadas en ambas fórmulas hayan surgido
de un compromiso político de cómo distribuir las transferencias, en lugar de una inves-
tigación sobre los costos relativos de la oferta de servicios públicos en los cantones.
Una simulación de la distribución de dinero de los fondos socioeconómica indica
que el cantón de Zurich es elegible para transferencias, mientras que el cantón de
Berna no, a pesar de que haya más personas de edad avanzada en Berna. Berna no
sería elegible para una transferencia primariamente porque su población incluye un
menor porcentaje de extranjeros que Zurich.
Este resultado sugiere que la ponderación en la fórmula no está relacionada con
las diferencias de costos y que se determina de una manera arbitraria. A pesar de que
los costos totales de ofrecer un servicio son probablemente menores en Berna que
en Zurich, el sistema de transferencias trata a Berna como si el costo de su oferta de
servicios fuese igual al promedio nacional. A partir de su alta concentración de per-
sonas de edad y pobres, es poco probable que sea cierto. La fórmula también trata a
todos los extranjeros como contribuyentes iguales a los costos adicionales de la oferta
de servicios. Esto implica que el traslado de un hombre de negocios y su familia de
Alemania a Zurich tiene el mismo impacto sobre los costos de ofrecer un servicio
público que la inmigración de una familia de ingreso bajo, que no habla alemán pro-
veniente de la antigua Yugoslavia.19
El ejemplo suizo es un modelo de la experiencia de muchos países que usan las
fórmulas de transferencia que reflejan las diferencias de costos de la oferta de ser-
18 Para el informe final ver Confederation of Switzerland, Federal Department of Finances (1999).
19 Para una evaluación del Nuevo sistema de igualación, ver Blöchlinger y Reschovsky (2003).
vicios. En muchos casos, mientras que los costos de los factores son apropiados, las
ponderaciones asignadas parecen que tienen poca relación con los costos. Reschovs-
ky e Imazeki (2003) muestran que la ponderación asignada a los niños pobres en las
transferencias de educación de Texas es mucho menor que lo que indica una función
de costos de educación. Los autores informan que los oficiales del Estado definieron
la ponderación y como resultado de una negociación política, en lugar de un análisis
de factores que tengan impacto sobre los costos de la educación.
20 En muchos países, los programas de transferencias son llamados “programas de igualación” y tienen
como meta lograr objetivos diferentes a los de igualación (Vaillancourt y Bird 2004).
medir los costos “se convertiría en una puerta abierta a incluir la medida favorita de
todas la provincias: urbanización para las provincias urbanas, ruralidad para las pro-
vincias rurales, porcentaje de personas de tercera edad para provincias con personas
viejas, porcentaje de niños para las provincias con crecimiento de niños” (1997, p. 3).
Inman presenta un punto importante; es cierto que al mirar la experiencia de
muchos países se encuentran ejemplos de fórmulas determinadas por presiones po-
líticas similares a las discutidas anteriormente. Al mismo tiempo, varios países han
implementado fórmulas de igualación que incluyen estimaciones que parecen haber
sido inmunes a la manipulación política. En países en desarrollo, en donde las dife-
rencias fiscales son atribuibles a diferencias espaciales en la capacidad de recolección
de ingreso, tiene sentido ignorar las diferencias de costos o gastos. En países donde
las diferencias fiscales se deben en gran parte a diferencias espaciales en necesidades
y costos, ignorar las necesidades de gastos en la asignación de transferencias reduce
la efectividad potencial de las políticas que buscan lograr la efectividad fiscal.
Un principio clave en el desarrollo de una medida de necesidades de gasto que
necesita ser usado en los programas de transferencias de igualación es que los gobier-
nos receptores no deben poder influenciar la magnitud de sus necesidades de gasto.
Si este principio no es respetado, los gobiernos receptores tendrán un fuerte incentivo
para cambiar su comportamiento fiscal de manera que aumenten su asignación de
transferencias.
La revisión de la experiencia internacional presentada en este capítulo claramente
indica que no existe una sola metodología para la estimación de las necesidades de
gasto. Muchos países desarrollados intentan medir sus necesidades y costos de ofre-
cer servicios públicos para sus gobiernos subnacionales, con diferentes experiencias
de éxito. La metodología seleccionada en un país particular se ve influenciada en parte
por la disponibilidad de información. Algunos países, en particular Australia, miden
las necesidades de gasto usando una metodología muy demandante en información y
datos. Otros países han desarrollado metodologías que son mucho más limitadas en
necesidad de información. En general, los países en desarrollo necesitan datos para em-
plear metodologías que sean relativamente parsimoniosas en el uso de información.
Muchos países que han implementados esquemas de transferencias, donde se in-
cluye una medida de necesidades de gasto, han usado una metodología que combina
análisis estadístico limitado con la participación de expertos de finanzas guber-
namentales y oferta de servicios públicos. Una estrategia que combina los análisis
estadísticos de datos con la opinión de experto puede ser una aproximación relativa
para muchos países en desarrollo.
La aceptación política de los mecanismos de asignación se puede fortalecer si la
metodología usada para desarrollar la fórmula de asignación es sencilla y transpa-
rente. En el esfuerzo de lograr una medida precisa de las necesidades de gasto de
un gobierno local, algunos países en desarrollo han usado metodologías que son
muy complejas para calcular y entender. En países en desarrollo, la limitación de
Referencias
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una gran migración laboral interprovincial, a gran parte de provincias rurales pobres
a ricas y con mayor urbanización. Al menos, parte de esta migración es una respuesta
a la presencia de infraestructura pública de mejor calidad en las ciudades (es decir,
que es inducida por razones fiscales). Pero la migración también ha creado costos
de externalidad en las regiones urbanas, como asentamientos pobres, que generan
degradación ambiental, crimen, congestión y demanda de infraestructura. Ante estos
hechos, es posible afirmar que hay una migración excesiva desde el punto de vista
de la eficiencia de asignación y que se debe ofrecer mayor infraestructura pública en
áreas rurales con el objetivo de reducir la tasa de migración a niveles más óptimos. El
objetivo no es eliminar la movilidad, sino asegurar que la migración no está inducida
por razones fiscales.
Para las transferencias de capital de argumentos teóricos sobre la necesidad de
transferencias de gobiernos centrales a subnacionales hay varias justificaciones. El
argumento más fuerte parece ser el del estándar mínimo uniforme en los casos en
que el gobierno central no puede medir rápidamente u observar la producción pero
puede asegurar los insumos, específicamente capital para lograr un estándar entre las
regiones. Si éste es el objetivo de los programas de transferencias de capital, también
reduce cualquier ineficiencia fiscal inducida por la migración como respuesta a las
diferencias regionales en infraestructura, un problema potencial en países en desa-
rrollo. Las transferencias de capital motivadas por un estándar mínimo uniforme
también logran el objetivo de equidad de asegurar que los ciudadanos de una federa-
ción o economía descentralizada tienen el mismo acceso a servicios sin importar el
lugar donde viven. Esto puede ser importante para la estabilidad social y política en
algunos países en desarrollo y es un objetivo de equidad importante en sí mismo.
¿Pueden ser las transferencias el mejor instrumento de política para lograr estos
objetivos? Los instrumentos de política diferentes a las transferencias pueden ser usa-
dos para establecer un estándar mínimo uniforme de infraestructura, y corregir las
externalidades asociadas a la infraestructura. Por ejemplo, un estándar nacional mí-
nimo puede ser definido por el gobierno central o implementado, mediante acuerdos
de cooperativas entre regiones, monitoreado y exigido por el gobierno central.1 Por
ejemplo, en educación, el gobierno nacional puede exigir que el tamaño de las clases
de educación primaria no sea mayor de 30 estudiantes por curso. En salud, puede
exigir cierto número de camas de hospital por mil personas.
Si estas exigencias no son financiadas por el gobierno central, la financiación se
deja a las regiones, para que ellas mismas las cumplan según sus bases impositivas,
endeudamiento o transferencias no condicionadas de distribución de ingreso. La
ventaja de esta aproximación es que las personas que se benefician de los gastos tam-
bién son las que cubren los costos. Sin embargo, esto también crea un problema de
2 Ésta era una preocupación en el contexto de Sudáfrica, y es una de las razones más importantes por
las cuales la Comisión Financiera y Fiscal adoptó una aproximación a partir de una fórmula en el
desarrollo de los modelos de asignación de transferencias de capital.
3 Ver Martínez-Vázquez (2000), para una revisión amplia y detallada de las prácticas de 10 países.
4 Un índice asociado, el índice de necesidades de vivienda, es usado para asignar recursos de capital de
vivienda a propietarios registrados, en él se usan dos de los tres indicadores discutidos en el texto.
emigración que aliviaría el exceso de presión de demanda. Dicho esto, existen difi-
cultades obvias asociadas con una proyección creíble de necesidades futuras. Este
problema ha sido abordado recientemente en el Reino Unido con la publicación del
“Three Year Revenue and Capital Settlements Consultation Paper” producido por la
Office of the Deputy Prime Minister (2004). En este documento, el gobierno propuso
implementar un sistema de ingreso de tres años y asignaciones de capital para los
gobiernos locales. El principal argumento es que al ofrecer certidumbre y estabilidad
a las autoridades locales en su financiación, tal sistema aseguraría mayor eficiencia
y el uso de recursos para facilitar la oferta de servicios de alta calidad entre todos
los gobiernos locales, incluyendo la vivienda. El documento señala que se gastan
£12.000 millones por año en gasto de inversión en capital, parte del cual es asignado
según un plan de evaluación específico de autoridades locales, y algunos de los cua-
les son asignados por la evaluación específica de planes de las autoridades locales y
otros son asignados por una fórmula (como la financiación de vivienda). El informe
afirma que todos los proyectos de capital se beneficiarían de la estabilidad financiera
asociada con un horizonte de planeación de tres años. En la actualidad las asigna-
ciones de capital se hacen a las autoridades locales al comienzo del año financiero.
El informe afirma que esto limita la planeación de mediano plazo, y previene que las
autoridades locales tomen ventaja de cualquier ganancia de entrar en contratos de
largo plazo con los oferentes.
5 Los modelos fueron desarrollados durante una serie de proyectos llevados a cabo por la Comisión
Fiscal y Financiera, Sudáfrica, algunos de los cuales fueron financiados bajo el auspicio de la Aus-
Aid, la agencia de ayuda internacional del gobierno de Australia. Se debe agradecer al personal de la
Comisión, en particular a Mr. Jaya Josie, por sus comentarios en el proceso de modelación y ayuda
en la construcción de las bases de datos necesarias. Gracias también a los comisionados de la Comi-
sión por su compromiso continuo a la investigación sobre modelos de transferencia de capital.
Cuadro 15.1 Acumulación de capital per cápita, para la provincia sudafricana, 2002
Acumulación de Acumulación de
capital per cápita Población stock Backlog
Provincias (millones de rand en (en miles) (rand per cápita) (rand per cápita)
precios de 1995)
Fuente: Datos de acumulación de capital por provincia provistos por South African Reserve Bank. Datos de problación
Statistics South Africa.
Nota: Acumulación de capital incluye: educación, salud, transporte, bienestar e infraestructura de vivienda.
ampliarse y el capital público per cápita cae, incluso en las regiones más ricas, si se
asigna una participación del PIB muy pequeña a la formación de capital.
y negativa para regiones con superávit, pueden ser estimadas aplicando el estándar
per cápita en cada región en el período 1. Si se usa el estándar de la región más rica,
todas las regiones, excepto la más rica, tienen un rezago positivo en el período 1. A
partir de esta información, los números índices son creados para todas las regiones
con rezago positivo. Estos números son usados para determinar la participación de
cada región rezagada en el componente rezagado del fondo de transferencia.
El siguiente punto es determinar cómo el componente de eficiencia del fondo se
debe asignar en el período 1. Existen muchas posibilidades, la usada en el modelo es
simplemente igual a la asignación per cápita. Esto implica que la asignación del com-
ponente de eficiencia se lleva a cabo según la participación de la población. Todas las
regiones reciben una transferencia de este componente del fondo común. A final del
período 1, la región rezagada recibe su participación del componente de rezago del
fondo así como su participación per cápita del componente de eficiencia. Las regiones
sin rezago reciben sólo su participación per cápita igual del componente de eficiencia.
Al inicio del período 2, los rezagos son reestimados usando el estándar adoptado
en el período 1, tomando en cuenta el gasto en capital llevado a cabo a final del perío-
do 1. El modelo hace asignaciones posteriores a las regiones con y sin rezago, usando
la misma metodología usada en el período 1. En los siguientes períodos la misma
aproximación es usada. Cuando se llega al período T, el período de convergencia,
la acumulación per cápita de capital en las regiones rezagadas converge al estándar
uniforme per cápita establecido en el período 1.
El modelo asume la misma tasa de utilización de capital entre provincias y no
toma en cuenta la depreciación. Es necesario trabajar en estos dos temas, así como en
el tema de asignación de costos de capital de inhabilidades (es decir, la noción de que
las unidades de capital ofrecidas en una región no pueden ofrecer el mismo flujo de
servicios como una unidad ofrecida en otra región por las diferencias en habilidad,
que surgen de factores como una dispersión de la población y economías de escala en
la oferta de servicios).
El modelo ha sido aplicado sólo en Sudáfrica, podría ser usado en países des-
centralizados en donde las condiciones discutidas anteriormente sean las correctas.
Cuando estas condiciones existan, las transferencias de capital pueden ser considera-
das como gasto nacional en capital canalizado mediante los gobiernos provinciales.
El gasto es llevado a cabo indirectamente por el gobierno central mediante transfe-
rencias condicionadas a las provincias. El modelo también podría ser aplicado a nivel
supranacional, como en la Unión Europea, para asignar transferencias de capital en-
tre los países miembros. También podría ser aplicado al África.
Aplicar el modelo a una federación con unidades gubernamentales independien-
tes es más complicado, ya que las regiones pueden tener gobiernos que llevan a cabo
sus propias decisiones de gasto en infraestructura pública. En este caso, el centro pue-
de asignar transferencias condicionadas a los gobiernos subnacionales, pero existe el
problema de modelar la respuesta de estas transferencias, antes del impacto neto del
Base de datos
El insumo de información necesario es el siguiente. Primero, alguna estimación de
la acumulación de capital por region es necesario para la simulación. Obtener estos
datos puede llegar a ser problemático en muchos países. Incluso en Estados Unidos,
Holzt-Eakin (1993) tuvo que estimar estos datos usando ponderadores de gasto en
capital y el método de inventario perpetuo. En Australia, Petchey y Levtchenkova
(2003) usaron la misma aproximación para generar estimaciones de la acumulación
de capital entre 1960-2002.
En Sudáfrica, esta aproximación no pudo ser usada por la falta de información
de series de tiempo en el gasto de capital. Ése es el caso en otros países en desarrollo,
las aproximaciones de acumulación de capital provincial se construyeron a partir
de estimaciones de capital público agregado, usando metodologías de ponderación
sencillas (ponderación del PIB provincial, ponderación de gasto de capital) y datos
recientes. Las estimaciones fueron confirmadas por el banco central de Sudáfrica,
que ofreció estimaciones de acumulación de capital público provincial, construidas
a partir de una base de datos de estimaciones de acumulación de capital público
nacional.6
Segundo, las estimaciones de la población provincial y sus tasas de crecimiento
son necesarias. Estos datos vienen de la oficina de estadísticas de Sudáfrica. Para
poder pronosticar el horizonte de simulación, la base de datos usa la tasa de creci-
miento exponencial de la población de hombres y mujeres según el nivel deseado de
agregación para el período 1996-2002. Tal inferencia de crecimiento incluye provi-
siones para migración interprovincial y la falta de informes de mortalidad en áreas
no urbanas. La oficina de estadística de Sudáfrica también intenta calcular las tasas
de crecimiento después de incorporar la estimación de muerte por VIH/SIDA. Estos
números están basados en estimaciones de tasas de infección de encuestas en clínicas
prenatales. En la simulación la tasa de crecimiento incluye el efecto del VIH/SIDA. Es-
tas tasas de crecimiento de la población son importantes, así como las estimaciones
de pronostico de crecimiento de la población para permitir un mínimo requerido de
tamaño en la transferencia en cada período del horizonte de simulación.
6 Las estimaciones de acumulación de capital, y la manera como cambian con el paso del tiempo
como resultado de la implementación del programa de transferencias, no toman en cuenta cambios
en la calidad del capital público. Ver Hulten (1990), para una discusión del tema.
Simulación
Se llevaron a cabo dos simulaciones del modelo de asignación de capital.7 En la pri-
mera, el tamaño total del fondo común es establecido a un valor relativamente bajo, lo
suficiente para eliminar el rezago, pero insuficiente para asegurar que la cantidad de
capital per cápita se mantenga creciendo en las provincias sin rezago. La simulación
está diseñada para mostrar las consecuencias de la baja financiación de infraestructu-
ra pública. En la segunda simulación, el tamaño total del fondo es fijado en un nivel
lo suficientemente largo para asegurar que la cantidad de capital per cápita crece en
las regiones sin rezago, y que los rezagos en las regiones más pobres son eliminados
rápidamente.
En la primera simulación, el estándar per cápita en el período 1 (2002) se fija en
R1.381, el nivel del capital público per cápita para todas las provincias de los servicios
más importantes en las provincias (salud, educación, vivienda, transporte y bienes-
tar).8 La porción del fondo común destinado al componente de rezago se establece
en 50% (en ambas simulaciones). Con este estándar, sólo existen tres provincias con
rezago; el El Cabo Oriental, el Estado Libre y Pimpopo. El rezago total en 2002 es de
R9.989,9 millones (en precios de 1995) o cerca de 1,5% del PIN de Sudáfrica.9
El fondo común es definido para que sea lo suficientemente grande y asegure que
los rezagos agregados bajen durante cada período de la simulación y, en consecuen-
cia, que las regiones rezagadas converjan al estándar per cápita en un período T. Sin
embargo, el tamaño del fondo común en este caso es muy pequeño para asegurar que
el capital acumulado en las regiones sin rezago también aumente. La implicación de
esto es que la formación de capital público pierde fondos, ya que no se están destinan-
do fondos suficientes a las regiones sin rezago para compensar por el capital adicional
que requieren para mantener el rimo de crecimiento de la población. Las regiones sin
rezago se pueden convertir en regiones rezagadas durante el período de simulación,
particularmente si su población crece muy rápido.
A las asignaciones de capital les toma 30 años eliminar el rezago (gráficos 15.1 y
15.2). Adicionalmente, gracias a que el esquema no tiene la financiación suficiente, an-
tes de que termine el período de simulación, siete de las nueve provincias desarrollan
un rezago.10 Esto demuestra que aunque el estándar per cápita es fijo, el crecimiento
de la población, ante la ausencia de financiación adecuada de capital, puede llevar a
4.000
Mpumalanga
Western cape
3.000
2.000
1.000
0
1 5 10 15 20 25 30
Período
Fuente: Los autores.
1.800
Nivel de capital per cápita
1.600
Eastern Cape
1.400 Free State
Gauteng
1.200 Kwa Zulu Natal
1.000 Limpopo
Mpumalanga
800 North West
Northern Cape
600
Western Cape
400 S
1 5 10 15 20 25 30
Período
Fuente: Los autores.
Nota: La línea horizontal S representa el estándar per cápita en el período 1.
11 Usando datos del Fondo Monetario Internacional, Kahn y Farrell (2002) estiman la tasa de interés
real de Sudáfrica en los años 90 en cerca de 5.5%.
12 Al interior del modelo, varias restricciones matemáticas permiten al planeador de política seleccionar
el tamaño del fondo común y al hacerlo seleccionar si financiar el esquema de transferencias o no.
13 Se usa una tasa de descuento de 5.5%.
4.000
3.000
2.000
1.000
0
1 5 10 15 20 25 30
Período
Gráfico 15.4 Simulación 2: niveles de capital per cápita, según provincia en Sudáfrica
(Rands, en precios constantes de 2002)
2.400
Eastern Cape
2.000
Nivel de capital per cápita
Free State
Gauteng
1.600 Kwa Zulu Natal
Limpopo
1.200 Mpumalanga
North West
Northern Cape
800 Western Cape
S
400
1 5 10 15 20 25 30
Período
Implicaciones de política
Como en otros países en desarrollo y economías en transición, Sudáfrica necesita
aumentar la cantidad de capital del sector público con el objetivo de ofrecer servicios
importantes, como salud y educación. Este capital aumenta el nivel de capital huma-
no en la población y aumenta las posibilidades de crecimiento económico. Sudáfrica
también necesita distribuir su capital de una manera más equitativa y hacerlo a partir
de criterios económicos.
El modelo desarrollado acá ofrece un mecanismo para asignar fondos para el
gasto de capital entre regiones, con el objetivo de eliminar rezagos en la acumu-
lación de capital. Las simulaciones del modelo presentan claramente que la baja
financiación de un sistema de transferencias puede generar resultados indeseables,
como la reducción del nivel per cápita de capital público y el desarrollo de rezagos
en regiones que no tenían problemas inicialmente (a medida que la población crece,
se distribuye más la formación de capital). Esto prolonga el período durante el cual
existe el rezago y eleva los costos reales de eliminarlos.14 La financiación adecuada
puede asegurar una rápida eliminación de los rezagos y elevar el estándar per cápita
en cada región.
El modelo permite que se estime un nivel mínimo de financiación necesario para
asegurar un resultado en el cual el capital público per cápita crece en todas las re-
giones con el paso del tiempo, y las regiones más pobres son elevadas a un mínimo
uniforme. Adicionalmente, aunque el modelo no exige el cumplimiento de conver-
gencia de los estándares per cápita entre las regiones rezagadas y no rezagadas, o
entre regiones no rezagadas, la simulación para Sudáfrica muestra un alto grado de
convergencia en el estándar per cápita. El modelo también presenta argumentos a
favor de solucionar el problema del rezago rápidamente en Sudáfrica. Para lograrlo
se requiere destinar una cantidad considerable de fondos en un corto tiempo, lo cual
exigiría que el gobierno atraiga financiación de fuentes externas o desvíe gasto de
otras actividades.
14 De hecho, en algunas simulaciones no presentadas en el texto, se encontró que una mala financia-
ción puede generar un rezago creciente.
Conclusión
Los gobiernos nacionales en federaciones o economías descentralizadas pueden usar
las transferencias de capital como un instrumento de política efectivo para lograr
estándares mínimos, y uniformes de oferta de servicios públicos importantes, como
infraestructura de transporte, salud y educación. Tales transferencias también deben
ayudar a internalizar las externalidades interregionales de infraestructura y reducir la
migración inducida por razones fiscales.
Esta defensa de las transferencias de capital puede ser la más fuerte en países
en desarrollo y economías en transición con niveles bajos de capital público per
cápita (al menos para estándares de economías desarrolladas), la desigualdad en la
distribución del capital público y (posiblemente) los altos niveles de migración por
razones fiscales de mano de obra y capital privado, y gobiernos subnacionales con
pocos recursos a impuestos de fuentes propias o acceso a un mercado de capitales
eficiente para endeudamiento de infraestructura. Los programas de transferencias
de capital en tales economías deben ser usadas sólo como una política interina,
mientras que se construye la capacidad institucional en el largo plazo y se logra la
definición de responsabilidades políticas a nivel local, así como el acceso a mercados
de capitales.
Todo esto no significa que las transferencias de capital no se justifiquen en países
desarrollados que no tienen estas características. Como se presenta en los estudios de
caso, los países desarrollados usan las transferencias de capital para vivienda pública
y carreteras. Sin embargo, es más difícil encontrar una justificación a las transferen-
cias de capital en estos países.
Los diseñadores de política que estén considerando usar las transferencias de
capital deben decidir si adoptar una aproximación definida, a partir de una fórmula
o a partir de proyectos. En la aproximación según proyectos, el diseñador de política
del gobierno central juega un papel más pasivo, evaluando las propuestas hechas
por los estados o gobiernos provinciales y luego ordenándolas en términos de los
beneficios netos. Si el objetivo es establecer un estándar de servicio público unifor-
me y mínimo, el modelo según fórmula es el preferido, como se demuestra en las
simulaciones. Esta aproximación también permite que las transferencias sean distri-
buidas a cada región para corregir las desigualdades regionales en la distribución de
capital público, algo que es más difícil de hacer en transferencias según proyectos.
La aproximación según fórmula, al menos como se modela acá, también permite
que los diseñadores de política simulen diferentes resultados al adoptar diferentes
supuestos sobre el tamaño del fondo de capital, examinar las implicaciones de baja
financiación de la formación de capital público, analizar qué porcentaje del PIB se
necesita destinar a la formación de capital público, con el objetivo de lograr están-
dares predeterminados, y ganar apreciación de cuánto tiempo sería necesario para
lograr el objetivo.
Externalidades interregionales
Las políticas subnacionales de los gobiernos locales o provinciales pueden crear na ex-
ternalidad positiva en la forma de los beneficios sobre las personas que viven por fuera
de la jurisdicción del gobierno. En la medida en que estas externalidades no son toma-
das en cuenta por los gobiernos regionales que sólo se preocupan por el bienestar de
sus residentes, la oferta de bienes públicos locales genera externalidades entre las fron-
teras que son subóptimas desde una perspectiva nacional (globalmente ineficiente).
Existen tres instrumentos de política que pueden corregir la ineficiencia resul-
tante de las externalidades interjurisdiccionales. Primero, el gobierno central puede
Estabilidad federal
Las federaciones pueden ser vistas como coaliciones voluntarias de estados miem-
bros que generan ciertos beneficios, como las ganancias de comercio a medida que
el comercio interno baja en costos; los beneficios de impuesto, precios y economías
de escala en la oferta de bienes públicos nacionales; la agrupación de riesgo entre
estados miembros heterogéneos, y mayor poder de negociación con otras naciones.
Una federación también puede imponer costos sobre algunos estados miembros.
Uno de ellos viene del hecho de que las funciones que son centralizadas son ofrecidas
uniformemente a todos los estados miembros, sin importar las posibles diferencias
en preferencias. Esta uniformidad de oferta puede llevar a una pérdida de bienestar
para algunos residentes del Estado, quienes tienen que consumir el mismo nivel de
servicio como residentes de otros estados, sin importar si comparten las mismas pre-
15 Myers (1990) muestra que si las regiones tienen acceso a transferencias interregionales voluntarias,
pueden hacer las transferencias ellas mismas, sin la necesidad de la autoridad central.
16 Ver Boadway (2004), para una discusión de la eficiencia en migración para la igualación.
ferencias. Por supuesto, es posible que las funciones centralizadas en las federaciones
sean aquellas mediante las cuales existe poca diversidad de preferencias.
Una federación puede generar un exceso de beneficios sobre esta uniformidad de
costos (u otras), pero no todas las partes de una federación necesariamente se bene-
ficiarían de eso u obtendrían lo que se percibe como una participación justa de los
beneficios. Entonces, con el objetivo de que una federación sea atractiva, es decir, de
manera que pueda hacer que un Estado miembro esté mejor mientras que los demás
estados no perciben beneficios estando en autarquía, podría ofrecer una transferen-
cia pagada una sola vez (del superávit a distribuir) de parte de los estados ganadores
hacia los perdedores.
Esta es la base del argumento de compensación para las transferencias hechas
una sola vez en el ingreso de estados que ganan en la federación, respecto a los que
pierden. Estas transferencias pueden ser vistas como un pago de igualación, en el
sentido de que igualan los beneficios sociales netos de la federación y son necesarios
en búsqueda de obtener y mantener la unidad de la federación.
En Australia, los argumentos a favor de las transferencias de igualación entre
estados son múltiples y diversos. Pero el papel de compensación tiene un lugar im-
portante en el sistema de pagos especiales a los estados con menos riqueza en los
años 20 y 30 y en la formalización eventual de estos pagos en los años 30, mediante
la creación de la Commonwealth Grants Commission y el sistema de igualación que
tiene Australia en la actualidad (reconocido como el más completo del mundo).17 El
principio de las necesidades adoptado por la Comisión como el fundamento de los
pagos de igualación a los estados puede haber sido el mejor mecanismo para sostener
la igualación de compensación.
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17 Era particularmente importante la necesidad de compensar el Estado más pequeño con producción
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Enid Slack
Las transferencias ofrecen una fuente importante de ingresos a los gobiernos locales
en muchos países. Aunque la racionalidad de finanzas públicas para las transferen-
cias sea similar para todos los tipos de gobierno, como el desequilibrio fiscal vertical,
el desequilibrio fiscal horizontal y las externalidades, las necesidades de las trans-
ferencias son diferentes para diferentes tipos de gobiernos. Las ciudades grandes y
áreas metropolitanas, por ejemplo, son diferentes respecto a los municipios pequeños
rurales o urbanos, por el tamaño de su población, el alto grado de concentración de
la población y la presencia de población heterogénea en términos de circunstancias
sociales y económicas. En muchos países, las ciudades grandes también cumplen la
función de centros de reunión de personas de comunidades cercanas, quienes vienen
a hacer compras o usan los servicios públicos que no se encuentran disponibles en
sus propias comunidades.
Desde la perspectiva de las finanzas municipales, estas características de ciudades
grandes y áreas metropolitanas son reflejadas en la magnitud y la complejidad del
gasto de los gobiernos locales en las áreas necesarias relacionadas con los servicios
municipales. Estas características también son reflejadas en su habilidad de pagar
por servicios: las ciudades grandes y áreas metropolitanas usualmente tienen mayor
capacidad fiscal respecto a los municipios pequeños y áreas rurales pequeñas. Las
ciudades grandes y áreas metropolitanas, en consecuencia, tienen mayor autonomía
fiscal respecto a otras áreas urbanas o rurales, en términos de mayor responsabilidad
de los servicios locales y mayor habilidad de cobrar sus propios impuestos y reco-
lectar sus propios ingresos (Bird 1984). La mayor autonomía fiscal en ciudades más
grandes y áreas metropolitanas tiene implicaciones para el papel de las transferencias
intergubernamentales en las finanzas de estas ciudades.
Este capítulo explora cómo las transferencias intergubernamentales a ciudades
grandes y áreas metropolitanas deben ser diferentes de otras áreas. La primera sección
del capítulo examina las características de ciudades grandes y áreas metropolitanas,
presenta cómo estas características afectan el gasto y los ingresos y ofrece implicacio-
1 La literatura sobre federalismo fiscal le asigna tres funciones al gobierno: estabilización, distribución
del ingreso y distribución de recursos. La política de estabilización usualmente no es considerada
como una función apropiada del gobierno local, porque no tienen acceso a la política monetaria y
porque el capital y la mano de obra fluyen libremente entre las jurisdicciones locales. En el caso de
la redistribución, los esfuerzos locales para solucionar las diferencias de ingreso probablemente ge-
neran movimiento de los grupos de ingreso alto a áreas con bajos impuestos y los grupos de ingreso
bajo a áreas con altos impuestos. Sin embargo, los gobiernos locales sí participan en la redistribución
mediante el acto de cobrar impuestos y el gasto público. Ver Bird y Snack (1993), para una discusión
del papel del gobierno local.
2 La oferta de servicios locales no significa que los municipios tienen que producir los bienes y servi-
cios; el papel del gobierno local es tomar decisiones sobre cuáles servicios ofrecer y cómo ofrecerlos.
Los municipios podrían, por ejemplo, contratar los servicios de oferta a otros gobiernos o al sector
privado. Como lo señalan Osborne y Gaebler (1992), los gobiernos locales necesitan concentrarse
más en “manejar”, dirigir (diseñar políticas) y menos en “remar” (ofrecer los servicios).
Diferencias de gastos
Los gobiernos, en grandes áreas metropolitanas, usualmente ofrecen más servicios
que son diferentes respecto a los ofrecidos por los gobiernos de áreas urbanas más
pequeñas y áreas rurales. La magnitud y la complejidad del gasto de los gobiernos en
áreas metropolitanas grandes son diferentes de los gastos en áreas urbanas pequeñas
o áreas rurales por el tamaño de la población en áreas metropolitanas (generalmen-
te definidas como áreas con más de un millón de residentes) (Freire 2001), el alto
grado de concentración de la población (gran número de personas que viven con
alta proximidad) y la presencia de la población que es heterogénea en términos de
circunstancias sociales y económicas (Nowlan 1994).
Las ciudades grandes y las áreas metropolitanas no sólo difieren por su tamaño,
sino también porque representan la clave para el desarrollo económico de los países
en donde están ubicadas. Las ciudades grandes son importantes fuentes de empleo,
riqueza y crecimiento de productividad. En la creciente economía fundamentada
en el conocimiento, donde la innovación es la clave de la prosperidad, las empresas
no compiten internacionalmente solamente a partir de costos, sino también según
su habilidad de desarrollar nuevos productos y entregarlos cumplidamente (OCDE
1996). Gran parte de la innovación ocurre en ciudades grandes y áreas metropolita-
nas, porque la concentración de personas y empresas aumenta la interacción social y
económica y genera un mayor intercambio en ideas entre personas que trabajan en
diferentes campos ubicados en la misma zona. Las personas y los negocios son atraí-
dos a grandes áreas metropolitanas porque ofrecen los beneficios de la proximidad
(economías de aglomeración) mediante la interacción, la habilidad de hacer más y
mejores negocios y mayor acceso a una fuerza laboral capacitada y redes de transpor-
te y comunicaciones (Snack, Bourne y Gertler 2003).
Las ciudades grandes no sólo tienen que asegurar acceso a mano de obra calificada
y transporte y comunicaciones para atraer negocios, también tienen que ofrecer ser-
vicios que atraigan y retengan capital humano altamente entrenado. Algunos estudios
recientes sugieren que los “trabajadores del conocimiento”, que parecen centrales en
el éxito económico, son atraídos por la calidad de vida que ofrecen las ciudades gran-
des (Florida 2002). Esto significa que para ser competitivas, las ciudades necesitan
ofrecer servicios como parques, instalaciones de recreación, instituciones de cultura
además de transporte, agua, alcantarillado, recolección de basuras y su manejo, y pro-
tección policial y contra incendios. La alta concentración de necesidades especiales
dentro de un área metropolitana grande también requiere mayor gasto en servicios
sociales, vivienda social y salud pública. La mayor concentración de pobreza, en ciu-
dades grandes, necesita mayor gasto en servicios sociales. La mayor concentración de
personas significa servicios de policía más especializados. La mayor densidad signifi-
ca mayor entrenamiento especializado y equipo contra incendios.
Es posible que las ciudades más pequeñas no tengan un sistema de transporte pú-
blico, porque la densidad urbana no es suficiente para que un sistema de tránsito sea
económicamente viable. Es poco probable que existan instalaciones culturales (como
teatros de ópera o galerías de arte) en áreas urbanas pequeñas, porque estas instala-
ciones exigen un tamaño mínimo para que su oferta sea posible. Adicionalmente, las
personas que viven fuera del área metropolitana usan las instalaciones culturales y los
servicios sociales y médicos, pero no contribuyen directamente a su financiación.3
3 En la medida en que los gobiernos locales pueden tomar ventaja de las economías de escala en la
oferta de servicios, puede haber oportunidades para reducir los gastos per cápita para los servicios
metropolitanos. Las economías de escala se presentan cuando el costo por unidad de producción de
un servicio cae a medida que la cantidad del servicio ofrecido aumenta. La evidencia empírica de la
existencia de economías de escala es variada, dependiendo de los servicios estudiados y las unidades
Por ejemplo, los costos operativos, en Londres, son cerca de 30% más altos que el
promedio para todos los gobiernos locales en el Reino Unido (Office of the Deputy
Prime Minister 2002). El gasto es mayor en vivienda (dos o tres veces más alto en tér-
minos per cápita respecto al resto del país) y en salud (como resultado de los mayores
costos de operación en Londres y mayores costos de las cinco escuelas médicas ubi-
cadas allí) (Office of the Prime Minister 2003). Otras características que diferencian
a Londres de otras ciudades británicas incluyen su diversidad étnica (uno de cuatro
londinenses es de una minoría étnica); las diferencias de ingreso (aunque Londres es
una ciudad rica, tiene la segunda tasa de desempleo más alto en Gran Bretaña), y su
papel como una ciudad global en términos de finanzas y negocios de servicios (Office
of the Prime Minister 2003).
El gasto por familia en Toronto es aproximadamente 44% más alto respecto a las
regiones aledañas (el área de Greater Toronto), que reúne municipios más pequeños
y gobiernos regionales. El gasto en servicios sociales y familiares es mucho más alto
en Toronto respecto a otros municipios porque las tasas de pobreza en la ciudad
son más altas respecto a las regiones aledañas.4 El gasto en tránsito por familia es
mucho más alto en Toronto, porque las ciudades operan en sistemas integrados de
transporte que incluye el tren subterráneo, líneas de trenes, carros de superficie y
una gran red de buses.5 El gasto en policía es más alto, reflejando la existencia de
unidades más especializadas (por ejemplo, forenses) y tasas de crímenes más al-
tas respecto a áreas metropolitanas grandes, donde hay una población mucho más
grande y diversa con mayor incidencia de pobreza. El gasto en cultura es más alto en
Toronto, en parte, porque puede lograr el tamaño necesario requerido para que tales
instalaciones sean viables y, en parte, porque las instalaciones culturales son usadas
por personas que vienen de fuera de la ciudad y fuera de la región. El gasto por fami-
lia en control de incendios es alto, porque la protección de incendios es más costosa
de ofrecer en áreas metropolitanas grandes, donde la densidad de la población es
mucho más alta y hay una alta concentración de edificios de oficinas de gran altura.
Las áreas urbanas pequeñas o áreas rurales usualmente dependen de departamentos
voluntarios de bomberos.
6 Sistemas de determinación de precios relativamente simples, como un cobro bajo inicial para el pri-
mer bloque de servicios, puede solucionar la desigualdad percibida de la introducción de un sistema
más apropiado de determinación de precios.
medida en que las ciudades dependan de los ingresos por impuesto a la propiedad,
por ejemplo, las ciudades con mayor población y más grandes tienen mayor base tri-
butaria per cápita respecto a las ciudades más pequeñas o áreas rurales, donde el valor
de la propiedad es usualmente menor. Adicionalmente, como la propiedad comercial
e industrial en la mayoría de los casos tiene un impuesto más alto que la propiedad
residencial (Bird y snack 2004b), las ciudades grandes con una alta proporción de
propiedad comercial e industrial tienen mayor capacidad de cobrar impuestos a la
propiedad. Del mismo modo, gracias a la mayor actividad economica, las ciudades
grandes y áreas metropolitanas tienen mayor capacidad de cobrar impuestos al ingre-
so y a las ventas. Los impuestos a las ventas generan grandes ingresos a las ciudades
grandes que atraen personas de municipios vecinos que vienen a comprar o trabajan
allí. De hecho, los impuestos a las ventas son una manera de capturar los beneficios
de los visitantes por razones de trabajo y otros visitantes que disfrutan de los servicios
del municipio.
Cuando existe un gobierno de un solo nivel (o dos) que cubre toda el área me-
tropolitana, la capacidad de cobrar impuestos del gobierno local es mayor respecto a
la capacidad de cada municipio individual en la región y la financiación de servicios
es más equitativa, ya que existe una base impositiva más grande para la distribu-
ción de los costos de los servicios que benefician a los contribuyentes de la región.
A medida que la capacidad de cobrar impuestos del gobierno se haga más grande,
también aumenta su habilidad de endeudamiento y recuperación de capital y costos
de operación por el cobro de tarifas. Un gobierno consolidado también ofrece una
oportunidad de mejor servicio, mayor rendición de cuentas, un proceso de toma de
decisiones menos interrumpido y mayor eficiencia (Bahl y Linn 1992).
7 Esta forma de distribución de costos puede ser un problema cuando el gobierno receptor alega que
el donante no está pagando una parte justa de sus costos, y el donante afirma que los costos del re-
ceptor son muy altos, y por eso no son elegibles para la financiación mediante transferencia.
cerrada cuando exigen la aprobación del donante, ya sea a nivel político o burocráti-
co. Esta exigencia implícitamente define un límite al tamaño de la transferencia.
centaje compartido que va a los municipios tiene que ser sostenido por un tiempo.
Éste no ha sido el caso en algunas economías en transición. En Bulgaria, por ejemplo,
la participación local del impuesto al ingreso personal cayó de 100% en 1991 a 70%
en 1992 y 50% en 1993 (Bird, Ebel y Wallich 1995). Otra desventaja de compartir el
ingreso es que no fortalece la autonomía, la rendición de cuentas o la eficiencia local.
Los gobiernos locales no establecen las tasas de impuestos o la base tributaria, y reci-
ben transferencias sin importar su esfuerzo impositivo.
Las transferencias intergubernamentales que son asignadas anualmente entre
gobiernos locales por un criterio arbitrario o mediante negociaciones, como par-
te del proceso presupuestal del gobierno central, son inherente más centralizadas y
pocas veces generan resultados de equidad, eficiencia o estabilidad (Boex y Martí-
nez-Vázquez 2004). Los mecanismos de asignación por fórmula no garantizan que
las transferencias son distribuidas de manera justa, eficiente, o estable, porque los
gobiernos centrales determinan las variables que son usadas en la fórmula y los datos
para ella, lo cual puede cambiar unilateralmente.
Desde la perspectiva de los gobiernos locales, las transferencias raramente son
una fuente de ingresos predecibles o estables. La cantidad de dinero que reciben los
gobiernos locales cada año, en parte, dependen del estado fiscal del gobierno donan-
te. La falta de predecibilidad hace difícil para los municipios planear gastos. Cuando
las transferencias bajan, los municipios tienen que cubrir las pérdidas, reduciendo,
gasto o incrementando los impuestos locales, las tarifas de usuario u otros ingresos.
La brecha fiscal puede ser cerrada de maneras diferentes a las transferencias. Los
gobiernos de nivel superior pueden transferir poderes adicionales de recolección
de ingreso a los gobiernos locales, o pueden reducir la responsabilidad de gasto
que los gobiernos locales requieren. Si los niveles superiores de gasto sobrecargan
la financiación de algunos servicios, las responsabilidades de gasto a nivel local se
reducen y también el desequilibrio fiscal local. Alternativamente, los niveles su-
periores de gobierno pueden permitir que los gobiernos locales incrementen su
ingreso de fuentes adicionales de impuesto. Las ciudades grandes y áreas metropoli-
tanas pueden lograr acceso a más fuentes de ingreso, dejando que las transferencias
intergubernamentales llenen la brecha fiscal en áreas urbanas más pequeñas. Las
ciudades mismas pueden reducir su gasto o aumentar sus impuestos para solucio-
nar el problema de la brecha.
Aunque existen formas alternativas de cerrar la brecha fiscal y las áreas metropoli-
tanas grandes tienden a tener mayores ingresos respecto a las ciudades más pequeñas,
“pocos países permiten que los gobiernos locales cobren impuestos suficientes para
cumplir con las necesidades de gasto local” (Bird 2000, p. 114). De modo que todavía
existe la necesidad de transferencias intergubernamentales para las ciudades grandes
y áreas metropolitanas para solucionar el problema de la brecha fiscal. Muchas ciuda-
des grandes y áreas metropolitanas reciben una porción importante de sus ingresos
de las transferencias intergubernamentales, como se discute más adelante.
8 Por supuesto que el gasto per cápita podría ser más alto, por el gasto ineficiente de algunos munici-
pios. Si la ineficiencia es la razón para un gasto más alto, sería premiado por la transferencia.
base de impuestos y la igualación de servicios locales, de modo que todos los residen-
tes de la ciudad disfrutaban del mismo nivel de servicio (Snack 2000).
Otra opción es la distribución de impuestos regionales, que implica compartir
el ingreso por impuesto sin una estructura formal de gobierno. Minneápolis-Saint
Paul (Minnesota) es un ejemplo de este tipo de acuerdo, a principios de los años 90,
Saint Paul tuvo que incrementar sus impuestos dramáticamente y reducir servicios
por las responsabilidades crecientes en servicios sociales. Al mismo tiempo, algu-
nas de las zonas más ricas bajaron los impuestos y mantuvieron el mismo nivel de
servicio. La regionalización de la base impositiva a la propiedad hizo que la riqueza
por propiedad estuviese disponible a todas las partes de la región, para cubrir las
necesidades sociales.
Bajo el esquema de distribución de impuestos, cada ciudad contribuye con 40%
del crecimiento en la base impositiva comercial e industrial después de 1971. Esto re-
presenta 20% de la base impositiva regional. El dinero es distribuido del fondo común
según el valor inverso de la capacidad comercial neta. Este método reduce las diferen-
cias de la base impositiva en la región de un nivel de 50:1 a 12:1 (Orfield 1997).
Externalidades
Las transferencias también son apropiadas cuando los servicios se diseminan más
allá de las fronteras municipales (por ejemplo, el caso de las carreteras regionales).
Si el municipio que ofrece los servicios define sus decisiones de gasto sólo por los
beneficios capturados dentro de su jurisdicción, puede reducir la asignación óptima
de recursos al servicio.
Una manera de ofrecer un incentivo para asignar más recursos a los servicios que
generan externalidades es transferir fondos del gobierno de nivel superior, a par-
tir de una transferencia condicional con correspondencia. La transferencia debe ser
condicional en el sentido de que tiene que ser gastada en el servicio que genera la
externalidad. Debe ser una transferencia con correspondencia para reflejar el nivel
de la externalidad. Por ejemplo, si 50% de los beneficios de los gastos de la carretera
se diseminan por las fronteras municipales, la tasa de correspondencia debe ser de
50%. La tasa de la transferencia puede bajar a medida que aumenta el gasto, ya que
las externalidades están bajando. Aunque la noción de una tasa de correspondencia
refleja bien la diseminación, en teoría, en la práctica es difícil medir la magnitud del
efecto de diseminación de servicios específicos (Bird 2000).
Las transferencias de correspondencia para proyectos de capital son especialmen-
te importantes para municipios pequeños, que no tienen los ingresos suficientes y
no tienen acceso al mercado de capitales. Por esta razón, requieren transferencias
intergubernamentales o préstamos subsidiados. Las ciudades grandes y las áreas me-
tropolitanas tienen mayor capacidad de endeudamiento de lo que pueden usar para
financiar proyectos grandes de infraestructura.
Explicaciones políticas
Además de la racionalidad económica a favor de las transferencias intergubernamen-
tales, también existen explicaciones políticas, que pueden no estar relacionadas con
el desequilibrio fiscal, la externalidad o la igualación. Un nivel de gobierno superior
puede usar transferencias condicionales pagadas una sola vez para promover que los
gobiernos locales ofrezcan un estándar mínimo de servicio en algunas áreas, como
de toma de decisiones, tanto para los ciudadanos, como para los altos niveles de go-
bierno”. Esta regla se cumple si las transferencias representan 90% o 10% del gasto.
Las transferencias pueden distorsionar los procesos de toma de decisiones. Las
transferencias condicionales exigen que los municipios gasten los ingresos que reciben
según las guías establecidas por el gobierno donante y usualmente exigen un aporte
correspondiente. Para reducir el precio de algunos servicios, una transferencia de co-
rrespondencia promueve que los municipios gasten más en estos servicios. Ante la
presencia de externalidades, este cambio en el comportamiento puede ser apropiado.
Cuando no hay externalidades, o cuando la cantidad de las transferencias excede la
cantidad de la externalidad, la distorsión resultante en el comportamiento del muni-
cipio es contraproducente. Como lo señala Oates (1999), las transferencias federales
con correspondencia en los Estados Unidos, por ejemplo, son en general mucho más
grandes de lo que se pueden justificar por las externalidades que generan.
Las transferencias pueden reducir el proceso de rendición de cuentas y asigna-
ción de responsabilidades. Cuando dos o más niveles de gobierno financian el mismo
servicio, se presentan problemas de asignación de responsabilidades. Cuando los
usuarios o contribuyentes quieren quejarse sobre el servicio, no están seguros de cuál
nivel de gobierno es el responsable del problema. Cuando el nivel de gobierno que
toma las decisiones de gasto (el municipio) no es el mismo que el nivel de gobierno
que recolecta los ingresos para pagar (provincial, estatal o federal), la asignación de
responsabilidades no es clara. No hay un incentivo para ser eficiente cuando alguien
más es el responsable de la financiación. Los gobiernos locales que llevan a cabo el
gasto pueden ser más responsables si también son los que recolectan los ingresos para
pagar por los gastos.
Es importante diseñar la fórmula de manera que no desestimule a los municipios
para recolectar sus propias fuentes de ingreso o para encontrar otras maneras de ba-
lancear sus ingresos y gastos, como mediante la unión u otras maneras de compartir
costos. Bryson, Cornia y Wheeler (2004) ilustran el riesgo moral potencial asociado a
las transferencias de gobiernos de nivel superior con ejemplos de la República Checa y
la República Eslovaca. Como la división, los impuestos a la propiedad como porcentaje
del ingreso total del gobierno han sido mucho más altos en la República Eslovaca (16%)
respecto a la República Checa (2%). Los autores atribuyen gran parte de esta diferen-
cia a las transferencias mucho más altas hechas a las municipalidades en la República
Checa (30% del ingreso del gobierno local comparado con sólo 7-17% de la República
Eslovaca). Ellos sugieren ser cauteloso respecto a las transferencias del gobierno central
que simplemente anulan los ingresos que los municipios pueden cobrar localmente.
9 Los 12 países son: Argentina, Australia, Brasil, Indonesia, Israel, Japón, México, Nigeria, la Federa-
ción Rusa, Tanzania, Uganda y Estados Unidos.
cantidad pagada una sola vez, de modo que los gobiernos locales reciben la misma
transferencia sin importar el tamaño de la población. Las transferencias que reciben
las ciudades más pequeñas son mayores en términos per cápita.
No es claro por qué las transferencias per cápita son más grandes en municipios
pequeños. Boex y Martínez-Vázquez (2004) sugieren que puede reflejar el hecho de
que los gobiernos donantes creen que existen economías de escala en la oferta de ser-
vicios locales, y por eso incluyen una participación de igualación en la fórmula. Una
explicación alternativa es que los gobiernos locales más pequeños son favorecidos
por razones políticas.
Un estudio de las transferencias en Tanzania indica que las áreas urbanas con
mayor responsabilidad de gasto reciben transferencias más grandes, aunque tienen
mayor capacidad fiscal respecto a las áreas rurales (Boex 2003). Los gobiernos urbanos
locales en Tanzania tienen mayores necesidades de gasto, ya que cumplen funciones
más amplias como centros regionales de desarrollo. Los residentes de áreas rurales
cercanas se benefician de servicios urbanos, como los mercados municipales y un gran
número de estudiantes atienden a las escuelas públicas. Aunque las áreas urbanas son
mucho más ricas que las áreas rurales y recolectan mayores cantidades de recursos
propios, el sistema de transferencias en Tanzania favorece las áreas urbanas10.
Un estudio empírico de transferencias estatales y locales en dos estados de Estados
Unidos indican que, manteniendo otras variables fijas, las transferencias per cápita
están negativamente relacionadas con la ubicación metropolitana (representada por
una variable dicotómica) en Georgia (es decir, las transferencias per cápita son meno-
res en condados con una ubicación metropolitana respecto a condados sin ubicación
metropolitana). Los resultados no se cumplen para el estado de Nueva York, donde la
variable dicotómica metropolitana no es significativa (Bahl y Wallace 2003)11.
Las estimaciones empíricas de 70 ciudades grandes de Estados Unidos indican
que los estados ofrecen mayor financiación a las ciudades con mayor necesidad fis-
cal (medido por la brecha de necesidades-capacidad estandarizada) (Yinger y Ladd
1989). Un estudio previo de los mismos autores sugiere que las ciudades muy gran-
des y las ciudades con residentes relativamente pobres tienen una salud fiscal mucho
peor respecto a otras ciudades, incluso después de recibir las transferencias estatales
(Ladd y Yinger 1989).
Un estudio de las responsabilidades locales de transferencias a provinciales en On-
tario (Canadá) concluye que un incremento en la población es acompañado por un
incremento en las transferencias no condicionadas (Snack 1980). En otras palabras,
12 En Canadá, por ejemplo, cada provincia recolecta información de ingresos comparables y datos de
gastos para ciudades dentro de la provincia, pero no existen datos comparables para ciudades en
todo el país, a pesar de que cada ciudad completa un informe financiero.
rativos de la ciudad fueron de casi 7,4 billones de dólares canadienses (Can $ 2.975
per cápita).13 Las transferencias provinciales a la ciudad en 2003, en gran medida
transferencias condicionadas, representaron 17,6% de los ingresos totales. La alta
proporción de ingresos de transferencias está relacionada directamente con la res-
ponsabilidad de Toronto de pagar parte de los costos de los servicios sociales y salud
pública. El gobierno provincial paga una participación significativa de estos costos
mediante transferencias condicionales.
Sydney (Australia) ofrece muy pocos servicios a nivel local. Muchos servicios
usualmente considerados como locales son ofrecidos por el gobierno estatal (o fede-
ral). El orden público y la seguridad son responsabilidad del Estado, la educación es
en su mayoría estatal con cierta parte del gasto de parte del gobierno federal, el gasto
en salud es compartido entre el gobierno federal y estatal, y la seguridad social y el
bienestar son casi en su totalidad del gobierno federal. Por esta razón, las transferen-
cias estatales representan una porción pequeña del ingreso total de Sydney. El gasto
del gobierno local para el área metropolitana de Sydney era de $A 2.300 millones
en 2002, o $A 627 per cápita. Las transferencias representan 11,7% de ingresos. La
proporción más grande de transferencias estatales es para transacciones interguber-
namentales de propósito general, seguido por transporte en carretera y desarrollo
comunitario.
Una comparación de los ingresos y gastos de 10 ciudades grandes y medianas de
Estados Unidos y una ciudad grande y una mediana de Canadá, en 2000, encontró que
los gastos per cápita fueron más altos en ciudades grandes (Snack 2003). Las transfe-
rencias federales per cápita tienden a ser más grandes para las ciudades grandes. Las
transferencias per cápita estatales fueron generalmente más grandes para las ciudades
más grandes (con la excepción de Atlanta). En las ciudades canadienses, las transferen-
cias federales fueron mínimas en la ciudad grande (Toronto) y la mediana (Londres);
las transferencias provinciales fueron comparables en las dos ciudades. Este resultado
puede sugerir que el gobierno federal en Estados Unidos juega un papel más impor-
tante en ayudar a las ciudades más grandes, donde se genera más riqueza.
En varios países, las ciudades grandes reciben transferencias para compensar por
los altos costos de producir servicios o solucionar la diseminación de servicios en juris-
dicciones vecinas. En Alemania, por ejemplo, la igualación fiscal asume que los estados
ciudad tienen funciones que son adicionales a las de un Estado común y corriente. Por
esta razón, la fórmula de transferencias de igualación ponderan la población de las
ciudades estado en 135% de la población del Estado. En Austria, la población de las
ciudades con más de 50.000 personas es ponderada 233% antes de calcular las trans-
ferencias interregionales (Fenge y Meier 2001). En Australia, la alta densidad de la
población en Territorio de la Capital Nacional Australiana es ponderada en 110%.
informaron haber recibido US$1.300 millones del gobierno federal, US$1.000 mi-
llones en la Ciudad de Chicago.14
14 El Departamento de Vivienda y Desarrollo urbano de Estados Unidos ofrece fondos federales para
iniciativas de empoderamiento de algunas zonas, transferencias en bloque para desarrollo comuni-
tario, redesarrollo, propiedad de vivienda, asistencia a indigentes, y otros programas. El Tesoro de
Estados Unidos ofrece créditos tributarios para diseminar el desarrollo en comunidades de ingreso
medio y bajo, crédito de vivienda para personas de bajo ingreso y otras iniciativas. El Departamento
de Justicia de Estados Unidos financia una iniciativa de lucha contra el crimen. El Departamento
de Transporte de Estados Unidos, ofrece fondos para transporte y programas que ayudan a perso-
nas de bajo ingreso para llegar a su trabajo. La administración de Pequeñas Empresas de Estados
Unidos ofrece financiación de endeudamiento para pequeñas empresas. La Agencia de Protección
Ambiental de Estados Unidos, mediante el programa Better America Bonds, ofrece créditos tribu-
tarios para respaldar nuevas herramientas de financiación para estados y gobiernos locales para
limitar sitios industriales abandonados, preservar áreas verdes, etc. El Departamento del Interior
de Estados Unidos ofrece financiación para proteger y preservar el medio ambiente (Federation of
Canadian Municipalities 2001).
15 Berna es la capital de una confederación de cantones.
Porcentaje del
presupuesto de la
ciudad que proviene Forma de transferencia
Ciudad Población del gobierno central o poder impositivo
Resumen
No parece que exista un patrón en las transferencias a las ciudades grandes en el mun-
do. Algunas ciudades grandes reciben una porción sustancial de sus ingresos por las
transferencias, otras reciben sólo una pequeña porción de sus ingresos en transferen-
cias. Algunas ciudades reciben transferencias incondicionales, algunas transferencias
condicionales, otras las dos. La dependencia de las transferencias parece que depende
de la naturaleza y la magnitud de los gastos de una ciudad grande que tiene que hacer
y de sus propias fuentes de ingreso. Las ciudades capitales también son usualmente
tratadas de manera diferente respecto a otras ciudades
Conclusiones
En principio, las transferencias deben ser menos importantes para las ciudades
grandes y áreas metropolitanas respecto a otros gobiernos locales. De hecho, pare-
ce que no existe una razón por la cual las regiones más ricas (en general, ciudades
grandes y áreas metropolitanas) no deberían poder recolectar y gastar la mayor
parte de su presupuesto. Éstas pueden llegar a depender parcialmente de trans-
ferencias en financiación de educación, y salud. Para reducir la dependencia de
transferencias intergubernamentales, las áreas metropolitanas más grandes nece-
sitan una estructura de gobierno apropiada, y necesitan más y variadas fuentes de
ingresos. Las ciudades necesitan una mezcla de impuestos, incluyendo impuestos
a la propiedad (por su estabilidad), y alguna forma de impuesto al ingreso o a las
ventas (por la elasticidad).
16 Por muchos años, Ciudad de México recibió financiación federal para servicios como transporte
(Bird y Snack 2004a).
17 Washington, D.C., no puede cobrar impuestos al ingreso de dos tercios de su fuerza de trabajo que
vive en las áreas adyacentes de Maryland y Virginia, y no se le permite cobrar peaje en puentes que
entran en la ciudad. El gobierno federal no paga impuestos en la propiedad raíz que posee en la
ciudad y no reembolsa a la ciudad adecuadamente por todos los servicios que utiliza (O’Cleireacain
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Harry Kitchen
Los gobiernos urbanos pequeños tienen diferentes formas y cumplen con un rango
amplio de responsabilidades de gasto. Dada esta diversidad, ¿cómo podrían finan-
ciarse estos gastos? ¿Cuál es el papel de los impuestos locales, las tarifas y los cobros
especiales? ¿Cuál es el papel de las transferencias de niveles superiores de gobierno?
¿Acaso la respuesta a estas preguntas depende del tamaño del municipio y del objeti-
vo de los niveles superiores de gobierno?
Este capítulo examina estas preguntas. Comienza mostrando cómo las áreas ur-
banas pequeñas son diferentes de las áreas rurales y de las ciudades grandes o las
áreas metropolitanas. Identifica las principales responsabilidades de gasto en las áreas
urbanas e indica cómo deben ser financiadas. Las siguientes secciones examinan la
importancia relativa de la financiación de las transferencias para los municipios en
muchos países y muestra cómo las transferencias deben ser diseñadas si se quiere
que satisfagan criterios de justicia, eficiencia, rendición de cuentas, predecibilidad y
flexibilidad. El capítulo analiza posteriormente si las transferencias a áreas urbanas
pequeñas deben ser diferentes de las transferencias a otros tipos de municipios. La
última sección resume los resultados del capítulo.
motas, aisladas de otras áreas urbanas, con vecindad a centros agrícolas productivos
y actividad comercial e industrial. Muchos de estos centros son o fueron en el pasado
ciudades alrededor de una sola compañía. Tienden a estar localizadas en partes de
países que enfrentan condiciones climáticas más difíciles respecto a otras áreas más
populosas y urbanizadas del país (Kitchen y Slack 2006).
La clausura de empresas ha creado áreas urbanas pequeñas decadentes caracte-
rizadas por desempleo, reducción de la base impositiva local y mayor dependencia
de programas de servicio social. En países como la Federación Rusa, el problema ha
crecido por el hecho de que las instituciones municipales no han tomado forma, o ha
sido muy lento el proceso porque los servicios municipales son o eran ofrecidos por
el empleador. Las compañías o empresas usualmente “construyen y financian hospi-
tales, construyen y mantienen viviendas, construyen hogares infantiles y escuelas de
primaria, y hacen donaciones voluntarias para financiar el transporte público y las
funciones presupuestales de los gobiernos subnacionales” (Wallich 1994, p. 39), y
ofrecen casi todos los renglones de gasto. Esta práctica crea varios problemas. Prime-
ro, la oferta de este tipo de servicios públicos de parte de la compañía representa una
forma de impuestos escondidos, porque la empresa ofrece servicios en lugar de pagar
los impuestos y los costos de su uso. Segundo, la oferta de servicios públicos de esa
manera no permite que los residentes locales revelen sus preferencias. Tercero, el gas-
to en servicios públicos asigna una carga a las empresas y las coloca en desventaja en
la economía de mercado. (Hasta el punto que esos servicios son considerados como
beneficios adicionales que son necesarios para atraer mano de obra, sin embargo,
el primero y tercer puntos pueden ser menos relevantes [Wallich 1994]). Cuarto, y
posiblemente el problema más serio, es el hecho de que la oferta de servicios públicos
desaparece cuando la compañía termina su actividad.
Las estructuras de gobierno de áreas urbanas pequeñas son una mezcla de sistemas
de uno y dos niveles. En un sistema de un sólo nivel, cada municipio es responsable de
todos los servicios y decisiones de gobierno local. Frecuentemente, estos municipios
dependen de entidades intermunicipales o acuerdos conjuntos o entidades para pro-
pósitos especiales para compartir algunos servicios (como protección contra incendios
o mantenimiento de carreteras) con las jurisdicciones vecinas. La estructura de gobier-
no, de dos niveles, consiste en un número de municipios de nivel inferior que son
incluidos bajo la cobertura de la estructura de gobierno superior. Los municipios de
nivel inferior generalmente incluyen ciudades pequeñas, pueblos, villas y otros simi-
lares. El nivel superior es llamado condado, región o gobierno distrital. En un sistema
de dos niveles, los municipios del nivel inferior asumen responsabilidad por servicios
específicos; la naturaleza de estos servicios varía considerablemente entre los condados
e incluso en su interior. Para algunos servicios, los gobiernos de nivel inferior depen-
den de los acuerdos intermunicipales. El nivel superior es responsable de los demás
servicios. El nivel superior es generalmente autosuficiente respecto a los gobiernos de
nivel inferior, y mucho menos dependiente de acuerdos intermunicipales.
Canadá tiene una mezcla de sistemas de gobierno local de uno y dos niveles, en
donde los sistemas de dos niveles son más comunes. Los gobiernos locales en Aus-
tralia y el Reino Unido son predominantemente de un sólo nivel. Como parte de la
reforma municipal, la Federación Rusa se está moviendo hacia un sistema de dos
niveles de gobierno. No hay una sola estructura que predomine, lo que funciona en
algunos países, no funciona en otros.
Las áreas urbanas pequeñas que son vibrantes y prósperas tienen bases de ingreso
fuertes, y pueden tener mayores iniciativas de gasto respecto a las áreas urbanas pe-
queñas en donde la base de ingreso está cayendo. Las necesidades de gasto de áreas
urbanas pequeñas, que son contiguas o adyacentes a ciudades grandes o áreas metro-
politanas, pueden tener diferencias respecto a las áreas urbanas aisladas localizadas
en áreas con poca población.
un poco de presión sobre los políticos para mejorar la eficiencia con la cual los
servicios son ofrecidos o parar la oferta del mismo.
• Transparencia: La transparencia se fortalece cuando los ciudadanos tienen acceso
a información y a instancias de decisión, de manera que tienen conocimiento
del modo como se establecen los impuestos locales, cómo se cobran y cómo se
determinan las tarifas de usuario. La transparencia ayuda a mitigar el riesgo de
corrupción al hacer que la información esté disponible, y asegurando que todas
las decisiones de política pública se hagan de manera abierta y transparente (FMI
2001).
• Justicia: La justicia se alcanza cuando quienes consumen servicios públicos pagan
por ellos. Las dudas sobre el efecto de los impuestos sobre los individuos de bajo
ingreso deben ser solucionadas mediante transferencias de ingreso del gobier-
no provincial o federal, y programas de asistencia social focalizados a personas
con necesidades. Es mucho más equitativo y eficiente manejar la distribución del
ingreso mediante transferencias de ingreso o focalización, respecto a manipular
con los cobros o los mecanismos de impuestos para solucionar estos problemas
(Boadway y Kitchen 1999).
• Facilidad de administración: El sistema de financiación más fácil de administrar es
el que no confunde a los contribuyentes y no demanda mucho tiempo y esfuerzo
en administración.
Las transferencias condicionas son apropiadas para financiar servicios que generen
externalidades: los beneficios de servicios que se diseminan a comunidades vecinas
no deben ser financiadas con impuestos locales. Son apropiadas para financiación de
servicios en los cuales el nivel de gobierno superior tiene un interés directo.
Las transferencias no condicionales son transferencias que pueden ser usadas para
cualquier propósito, incluyendo la reducción de impuestos municipales. La expresión
incondicional se refiere al uso de la transferencia y no a la condición para recibirla.
Los pagos o transferencias como reemplazo de impuestos de parte de gobiernos de
nivel superior son no condicionales. Su recepción depende de la existencia de propie-
dad federal o provincial dentro de la municipalidad, pero la transferencia puede ser
usada del modo que lo desee el municipio. Los ingresos por transferencias generados
por la distribución de impuestos también pueden ser tratados como transferencias
no condicionales (Asensio 2006). Son usadas para asegurar que un nivel de servicios
mínimo es financiado sin la imposición de excesivas tasas de impuesto sobre los con-
tribuyentes locales.
Racionalidad económica
Los beneficios o servicios ofrecidos por los gobiernos municipales usualmente se ex-
tienden más allá de las fronteras jurisdiccionales. En tales casos, un gobierno local,
en general, gastará muy poco en el servicio, porque considera sólo el valor de los
beneficios de sus propios residentes, no de lo recibido por las personas fuera de la
jurisdicción. Una manera de promover que la jurisdicción tome en cuenta los benefi-
cios es ofrecer una transferencia igual al valor del efecto diseminado. Por ejemplo, si
25% de los beneficios se diseminan a las personas por fuera del municipio, la transfe-
rencia ofrecería una tasa de correspondencia de 25%.
Esta situación se maneja mejor empleando una transferencia con corresponden-
cia. Este tipo de transferencia difiere de las transferencias incondicionales en que
altera el precio relativo (en términos de la demanda de ingresos recolectados local-
mente) de los servicios ofrecidos por el municipio. Las transferencias condicionales
con correspondencia crean incentivos para que los municipios gasten en los servicios
financiados por las transferencias o las instalaciones en lugar de servicios o insta-
laciones que no son financiadas por la transferencia. El impacto de este incentivo
puede depender de si la transferencia es abierta o cerrada. Una transferencia con fi-
nalidad abierta (sin límite superior de gasto) tiende a estimular el gasto local más que
una transferencia cerrada (con un límite superior de gasto). Un límite superior fijo
para las transferencias significa que el precio de llevar a cabo los gastos en el límite
es aceptado en su totalidad por el municipio, porque el gobierno receptor probable-
mente ignoraría la diseminación futura de beneficios y seleccionaría un nivel de gasto
que es consistente con un precio igual al costo marginal para el municipio. Es decir, el
gasto del municipio pararía en el momento en el cual la ganancia marginal percibida
por los ciudadanos es igual al costo marginal de los gastos. Sin embargo, si el límite
superior no es fijo, existe un incentivo para que haya gasto adicional.
Esta explicación puede ser más apropiada para algunas áreas urbanas pero no para
otras. Es menos aplicable en ciudades grandes, áreas metropolitanas y estructuras
de gobierno superior en estructuras multinivel, porque estas unidades de gobierno
Racionalidad política
Los objetivos del gobierno donante en ofrecer transferencias puede tener poco que
ver con la racionalidad económica. Los gobiernos subnacionales y nacionales usan
las transferencias condicionales para controlar a los gobiernos locales, para financiar
gastos y programas definidos por el gobierno donante (Lotz 2006), y para inducir a
los municipios a actuar o devolver el dinero para que ellos lo hagan, como sus agentes.
De esta manera, los gobiernos donantes reciben los beneficios de la administración
local en la oferta de los servicios. Los gobiernos donantes también usan transferen-
cias condicionales para ofrecer a los gobiernos locales y sus ciudadanos beneficios de
un servicio nuevo, esperando que eventualmente será posible retirar la transferencia
y financiar el servicio localmente (McMillan 1995).
Los gobiernos de nivel superior pueden también desear promover los gastos del
gobierno local en ciertas áreas mientras que cubren sólo una porción de los costos to-
tales. La participación de este tipo asegura un estándar de servicios mínimo, o puede
generar cierta forma de redistribución que el agente donante considera importante,
incluso si el municipio no lo concibe de ese modo. Entre los servicios que un gobier-
no de nivel superior quisiera que fuese ofrecido por el gobierno de nivel inferior, se
encuentran: seguridad de carreteras, servicio de ambulancias, agua y tratamiento de
aguas residuales. En este contexto, un motivo para la acción de los gobiernos de nivel
superior puede ser su preocupación de un efecto de diseminación. Los programas
de salud preventiva, hospitales locales y servicios sociales son un ejemplo de redis-
tribución que un gobierno de nivel superior quisiera promover. Las transferencias
condicionales pagadas una sola vez y las transferencias con correspondencia y de
fines cerrados son instrumentos apropiados en este caso. De hecho, han probado ser
efectivas en promover el gasto local de alto nivel en los municipios financiados (Gra-
mlich 1977). Este resultado ha hecho que algunos analistas definan las transferencias
de este tipo como transferencias que alargan el presupuesto (Bird 1993).
Transferencias condicionales
Por su naturaleza, las transferencias condicionales son diseñadas para ofrecer incen-
tivos para que los municipios gasten sus fondos de una manera específica, o en un
proyecto específico. Las transferencias condicionales que están diseñadas para cubrir
los costos de las externalidades pueden ser eficientes en términos distributivos (es
decir, neutrales en su impacto sobre la decisión de gasto municipal). Si, como es
probable, son ofrecidas para respaldar parcialmente programas de gasto, o proyectos
favorables para el gobierno donante, existe una ineficiencia distributiva, ya que dis-
torsionan la decisión de gasto del gobierno receptor.
Transferencias incondicionales
Las transferencias incondicionales deben ofrecer equidad, eficiencia, predecibilidad,
flexibilidad y asignación de responsabilidades. Las transferencias definidas por una
fórmula son preferidas frente una transferencia discrecional, porque aumentan la
probabilidad de satisfacer este criterio.
en lugar del promedio per cápita (E/P)* para municipos que gastan menos que el
promedio. El problema con esta solución es que crea un incentivo para que los muni-
cipios que se encuentran gastando menos que el promedio gasten más. En cualquier
caso, complica la fórmula, y no reconoce los factores que causan diferencias en los
gastos entre municipios.
Una manera de solucionar estas diferencias es incorporar una ponderación en la
fórmula para contabilizar características específicas de un municipio, que afectan sus
necesidades de gasto o costos. Por ejemplo, si una menor densidad genera un costo
más alto, entonces una medida de densidad podría ofrecer una transferencia adicio-
nal a municipios con baja densidad.
Con un factor de ponderación la fórmula cambia así:
mula el esfuerzo de recolección local de ingresos y controles sobre el gasto, ya que las
transferencias más grandes son dadas a los municipios con los gastos más altos y con
menores impuestos. Adicionalmente, en la medida en que las diferencias en el gasto
actual entre municipios reflejan ineficiencia municipal, la fórmula puede perpetuar
la ineficiencia.
En lugar de calcular las transferencias por el gasto actual, se podría usar el gasto
en servicios no discrecionales. La defensa de la igualación es más débil para el gasto
discrecional que para el no discrecional. El gasto discrecional se refiere a gastos como
recreación, cultura y librerías, para el cual el municipio tiene un control básico, los
servicios que podrían ser ofrecidos por el sector privado o voluntario, o los servicios
que son menos esenciales entre los que presta el municipio. Aunque los servicios esen-
ciales varían entre países, generalmente incluyen protección policial, bomberos, agua
y servicios de alcantarillado y transporte. El cálculo de las transferencias debe excluir
el gasto en servicios que debe ser financiado por las tarifas. Esto incluye agua y alcan-
tarillado, transporte público y recreación. Los costos de servicio de deuda deben ser
excluidos, porque pueden haber sido llevados a cabo para financiar proyectos de capi-
tal, como instalaciones de recreación y edificaciones administrativas, gastos que están
a discreción del municipio. Los costos de servicio de la deuda de agua y alcantarillado
deben ser financiados por las tarifas de usuario.
Un problema al aislar los gastos específicos para incluir en la fórmula de la trans-
ferencia es que las prácticas contables de los municipios son diferentes. Algunos
municipios pueden asignar una porción de los gastos del gobierno general a algunas o
todas las funciones de gasto específico, mientras que otros no. Los municipios enfren-
tan el incentivo de alterar la contabilidad o llevar registro de sus prácticas para incluir
todas las categorías de gastos posibles en las cuentas usadas para determinar la trans-
ferencia. Si este método de calcular la transferencia es usado, es importante asegurar
que todos los municipios siguen las mismas prácticas contables (Kitchen 2003).
pias tarifas de impuestos y cobros a los usuarios (Bird 2001, Kitchen 2004b). A menos
que los gobiernos locales puedan alterar las tasas impositivas y las tarifas de usuarios,
no serían tan responsables y autónomos. Adicionalmente, la capacidad de establecer
tasas de impuestos locales les da la flexibilidad de cobrar estas tasas en respuesta a las
circunstancias locales. Las ciudades grandes y áreas metropolitanas tienen la posibi-
lidad de generar sus propias fuentes de ingreso para cumplir con sus necesidades de
gasto. Algunas áreas urbanas pequeñas prósperas y relativamente ricas pueden ope-
rar de esta manera, como algunas áreas urbanas pequeñas en estructuras de gobierno
local de dos niveles. Para muchas áreas urbanas pequeñas, la mayor dependencia de
las transferencias es la norma si los municipios quieren ser viables fiscalmente. Esto
es particularmente cierto en áreas urbanas pequeñas que son pobres y alejadas.
Las transferencias con una condición de correspondencia deben ser ofrecidas a
todos los tipos de gobiernos locales para los servicios que generan un efecto de dise-
minación o servicios, en los cuales los gobiernos donantes tienen un interés directo.
Las transferencias condicionales deben ofrecer cerrar la brecha fiscal (o reducir el
desequilibrio vertical) y ofrecer cierto nivel de igualación (reducir el desequilibrio
horizontal).
Para las áreas urbanas pequeñas, una transferencia per cápita o en bloque puede
solucionar el problema del desequilibrio fiscal. Algunos de los desequilibrios hori-
zontales pueden ser removidos mediante una transferencia de igualación que incluye
una medida de gasto y necesidades, y una medida de capacidad fiscal. Adicionalmen-
te, todos los municipios de un país deben ser agrupados según sus similitudes, con
una fórmula de igualación que aplique a todos los municipios dentro del grupo.
Las áreas urbanas pequeñas pueden ser agrupadas de dos maneras. Pueden in-
cluirse en áreas urbanas pequeñas con responsabilidades similares de gasto en el
grupo, áreas urbanas pequeñas con bases impositivas locales similares, áreas urbanas
pequeñas en áreas remotas, áreas urbanas pequeñas cerca de ciudades grandes y áreas
metropolitanas, etcétera. Como no existe un estándar internacional uniforme que
pueda ser usado para establecer los grupos, la decisión debe depender de las circuns-
tancias de cada país, incluyendo la disponibilidad de datos que permitan la medición
de la capacidad de recolectar impuestos y necesidades de gasto.
Una vez el grupo ha sido establecido, cualquier diferencia restante en las carac-
terísticas municipales dentro de cada grupo puede ser solucionada con la aplicación
de factores de ponderación a los gastos promedio. Como la defensa de la igualación
es más difícil para el gasto no discrecional respecto al gasto discrecional, un refina-
miento a la fórmula de igualación puede incluir el gasto no discrecional en lugar del
gasto total de cada grupo. Para que esto funcione bien, todos los municipios deben
operar dentro de un sistema presupuestal y contable detallado y uniforme, y adoptar
las mismas prácticas financieras respecto a los impuestos locales, tarifas de usuarios
y cobros, lo cual se convierte en una tarea increíblemente difícil para los gobiernos
locales de muchos países.
Resumen
Las áreas urbanas pequeñas son muy diversas y toman múltiples configuraciones.
Algunas son ricas, algunas son pobres, algunas están aisladas y en áreas remotas, al-
gunas son muy pobladas, otras operan con una estructura de gobierno de dos niveles,
otras operan con un sólo nivel. Las diferencias entre éstas se convierten en diferencias
en las necesidades de gasto y en la capacidad fiscal de la base local de ingresos. Al-
gunos municipios están en capacidad de lograr sus compromisos de gasto para una
base dada de ingresos, mientras que otras necesitan financiación que viene por las
transferencias.
Sin importar por qué se ofrecen transferencias, deben ser equitativas y neutrales
(económicamente eficientes) en su impacto. Los programas de transferencias de-
ben reconocer y responder a las presiones fiscales de los municipios mientras que
promueven que los municipios ejerzan control fiscal, reduzcan costos y ofrezcan ser-
vicios eficientemente. Las transferencias no deben ofrecer incentivos para que los
municipios gasten más de lo que se requiere para cumplir sus necesidades de gasto, y
no deben premiar la ineficiencia a nivel local.
Las transferencias caen en dos categorías generales. En principio, las transferen-
cias condicionales se justifican para corregir la mala asignación de recursos que surge
por las externalidades interjurisdiccionales (efectos de diseminación). En la práctica,
las transferencias condicionales pocas veces se ofrecen por estos propósitos. Por el
contrario, los gobiernos donantes las usan para satisfacer varios objetivos políticos.
Las transferencias incondicionales se justifican para cerrar la brecha fiscal del mu-
nicipio, y reducir las diferencias en la capacidad de gobierno municipal para ofrecer
servicios locales (igualación). Algunos países usan transferencias no condicionales
que son simples, otros aplican fórmulas más complicadas. Algunos ofrecen transfe-
rencias per cápita, otros asignan transferencias a los municipios con poca capacidad
fiscal. Incluso otros toman en cuenta las necesidades de gasto y la habilidad del mu-
nicipio de recolectar sus propios recursos.
La fórmula para una transferencia incondicional debe incluir una medida de las
necesidades de gasto y una medida de la capacidad fiscal. Una fórmula que funcione
así es equitativa, porque permite que cada municipio ofrezca un nivel promedio de
servicio con una tasa promedio de impuesto. La fórmula debe ser neutral también, ya
que no ofrece incentivos para aumentar las transferencias mediante un incremento
en el gasto. La fórmula genera una cantidad predecibe de ingresos por transferencias
y es flexible, porque responde a cambios en las necesidades de gasto y la base impo-
sitiva. Este tipo de transferencia es clara y relativamente simple de administrar. En
términos de la asignación de responsabilidades, una transferencia de este tipo es tan
satisfactoria como cualquiera de las otras transferencias incondicionales.
Para aplicar una fórmula de capacidad fiscal y de gasto, un país debe estable-
cer medidas de necesidades de gasto y capacidad fiscal. En países con un sistema
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Melville L. McMillan
India
Cerca del 75% de la población de India vive en áreas rurales. Existen tres niveles de
entidades locales: distrito (zilla panchayat), bloque (taluk panchayat) y villa (gram
panchayat). En 1994, India tenía 474 zilla panchayats, 5.906 taluk panchayats, y
227.698 gram panchayats, con una población promedio de 1,4 millones de personas
en las zilla panchayats, 114.000 en los taluk panchayats, y 2.700 en los gram pancha-
yats (Rao y Singh 2005).
Las diferentes entidades locales tienen una larga historia en India, pero sólo hasta
1993 recibieron reconocimiento consittucional. La 73a. reforma de la Constitución
de la India define 29 funciones sobre los gobiernos locales rurales, expandiendo su
papel potencial de entidades subestatales y permitiendo que los estados opten por
asignar responsabilidades a ellas. Pero la corrección hizo que estas responsabilida-
des fuesen concurrentes con los gobiernos estatales, exigió las elecciones directas de
los concejos en cada nivel (incluyendo condiciones especiales para la representación
de mujeres y varias castas, y grupos definidos por tribus), y exigió el establecimiento
de comisiones estatales de finanzas para ofrecer recomendaciones sobre la devolu-
ción de recursos financieros, necesarios para permitir que las autoridades locales
biernos de nivel superior. Sólo los gram panchayats generan una cantidad importante
de ingresos, y es pequeña en relación con sus gastos.
Para evaluar las transferencias, es necesario identificar las responsabilidades de
los gobiernos receptores y el propósito y distribución de las transferencias. Las es-
tadísticas de 12 categorías de transferencias/gastos muestran la cantidad per cápita
transferida a cada uno de estos niveles de entidades locales rurales en Karnataka en
2000/01 (cuadro 18.1). Dada la naturaleza atada de la financiación y la falta de otras
fuentes de ingreso, estas categorías son tomadas como que reflejan de cerca la asigna-
ción de gastos. La educación, los deportes y la cultura representan casi la mitad de las
transferencias de las entidades rurales. Además de servicios de salud y salud pública,
ninguna otra categoría representa más de 10% de transferencias y gastos.3 El taluk
panchayats recibe más de 80% de fondos para la educación, los deportes y la cultura.
La financiación de la educación, de la cual son responsables, representa más de 70%
de los fondos totales. Vivienda (6,7% de todos los fondos) y seguridad social/bienes-
tar (6,3%) son las áreas siguientes de gasto en la financiación de los taluk panchayats.
Los fondos de los zilla panchayats son más dispersos entre categorías. La educa-
ción, los deportes y la cultura son la categoría más grande, con cerca de 20% de la
financiación. Entre los servicios rurales, los zilla panchayats son los responsables de
los trabajos públicos (99% de todos los fondos rurales), agua y sanidad (90%) y salud
y salud pública (73%). Cada una de estas categorías representa 13-17% de los fondos
de los zilla panchayats.
Los gram panchayats tienen fondos limitados y responsabilidades. Las transfe-
rencias para desarrollo rural (las cuales incluyen trabajos públicos) representan dos
tercios de la financiación de gram panchayat. El empleo rural (mediante programas
de soporte a la pobreza mediante empleo) representa casi el resto de la financiación.
Ambos programas son compartidos con los zilla panchayats y en menor medida con
los taluk panchayats. (Para más detalles, ver Rao, Nath y Vani 2004).
Los intresos de fuentes propias de los gram panchayats en Karnataka son iguales a
16,2 rupias per cápita o 22% del ingreso total. Estos ingresos vienen de los impuestos
a la propiedad (tierras no destinadas a la agricultura) (48,6%), rentas (11,5%), tarifas
por licencias (11,4%), costos de agua (7,4%), y otras fuentes (21,1%). Los ingresos
de fuentes propias son modestos en el mejor de los casos, pero parece que hay poco
entusiasmo y poca capacidad, para generar ingresos adicionales de fuentes propias.
Las comisiones de finanzas estatales facilitaron la oportunidad de definir un nue-
vo nivel de gobierno local para ver si podía ser financiado apropiadamente. Pero,
hasta el momento, esta comisión no ha mostrado muchos progresos. En su primer
informe, la comisión de Karnataka recomendó que 36% de los ingresos propios del
3 Como los gram panchayats tienen sus propios ingresos, sus gastos son 30% más grandes que las
transferencias reportadas en el cuadro 18.1.
Categoría del gasto panchayata panchayata panchayata Total b
Estado fuesen dirigidos al gobierno local. La comisión recomendó que 31% de estos
fondos fuesen distribuidos entre las entidades rurales, con 40% destinado a los zilla
panchayats, 35% a los taluk panchayats, y 25% a los gram panchayats. Estas recomen-
daciones no fueron adoptadas. Por el contrario, las tareas y el personal de las agencias
estatales responsables de los servicios locales fueron asignados a los zilla y taluk, que
recibieron transferencias del Estado para cumplir con los gastos salariales y de otro
tipo. En Karnataka, como en otras localidades, esta opción de evolución de las enti-
dades locales ha bloqueado el desarrollo autónomo y efectivo de las autoridades.
Las dificultades surgen por varias razones. Las transferencias de programas exis-
tentes, personal y financiación limitan la capacidad de acción de las entidades locales.
Los zilla y taluk panchayats dependen completamente de las transferencias del go-
bierno estatal y central, y casi todas tienen destinación específica. El hecho de que
pocos recursos son destinables a otros gastos significa que las entidades locales tienen
poca capacidad de modificar los programas para reflejar mejor los intereses locales
o buscar actividades adicionales o alternativas. La transición también llevó a un es-
quema de transferencias complejo: en 2001/02 se aplicaron cerca de 600 esquemas
de transferencias a los gobiernos rurales locales en Karnataka. Sólo ocho aplicaban a
los gram panchayats. La complejidad y el gran número de esquemas sugieren un alto
nivel de intervención y poca capacidad de toma de decisiones a nivel local.
Otro problema con los programas de transferencias es la falta de distribución
sistemática de fondos entre las entidades locales de cada panchayat. Por ejemplo,
la Comisión de Finanzas del Estado en Karnataka recomendó que la distribución
tomara en consideración la población, el área y el rezago, es decir, que se refleja-
ra la necesidad y la capacidad fiscal. A pesar de la recomendación, la distribución
de fondos no adoptó estas iniciativas. De hecho, parece que más fondos van a los
gram panchayats en los zilla panchayats con mejores condiciones que respecto a las
áreas fiscalmente en desventaja. No existe una fórmula entendible de distribución
de fondos, los programas no tienen transparencia y las entidades locales no tienen
mecanismos, mediante los cuales monitoreen o auditen su distribución, para deter-
minar si son justos o razonables. Adicionalmente, el criterio de distribución no refleja
los objetivos del programa. Las transferencias no son entendidas, y son variables e
inciertas. El hecho de que los pagos por la autoridad de electricidad son deducidos
de las transferencias a los gram panchayats complica el sistema de transferencias.
A pesar de que busca facilitar la transición, un obstáculo importante del desarro-
llo efectivo de las autoridades locales es el hecho de que el personal transferido a las
nuevas entidades locales rurales continúan siendo empleados del Estado. Los salarios
son pagados por el Estado (representa 58% de las transferencias de Karnataka), y las
carreras profesionales son determinadas por el Estado en lugar de las autoridades
locales. Por eso, la lealtad se encuentra dividida, y la asignación de responsabilidad
de las entidades locales es limitada.
La educación ha sido un tema de importancia. Los autores del volumen editado
por Dethier (2000), como Rajaraman (2000), resaltan la seriedad del problema del
ausentismo de los profesores y la incapacidad de que los padres y las autoridades
locales puedan controlarlos. Esta deficiencia fundamental con un servicio de im-
portancia ilustra la magnitud del problema. La falta de control local se extiende al
mantenimiento de las instalaciones escolares, y la oferta de otros recursos escolares.
Un problema adicional es que las entidades elegidas a nivel local son débiles.
Incluso a nivel del gram panchayat, donde la mayoría de fortalezas del sistema re-
presentativo podría esperarse (y de hecho se esperaba), los concejos locales tienen
autoridad limitada e influencia. A pesar de la reforma electoral y alguna revitalización
del gram sabha (asamblea de la villa), los gram panchayats no han emergido como un
gobierno local efectivo. Una parte importante del problema puede atribuirse al hecho
de que no tienen control sobre los temas locales de importancia para los residentes
por las fallas de la asignación de responsabilidades, recursos y (tal vez) la autoridad
que genera ingresos. En gran parte, son muy pequeños para ser importantes. En la
estructura de toma de decisiones la voz política no ha reemplazado la jerarquía.
Los niveles zilla y taluk panchayat enfrentan situaciones aún más difíciles. Todos
los niveles sufren de falta de transparencia y rendición de cuentas con los votan-
tes locales y sus representantes. Los trabajadores del sector público usualmente no
son responsables con quienes tienen buena información o quienes tienen intereses
en los problemas. La falta de asignación de responsabilidades con quienes reciben
el servicio y sus representantes contribuye a la captura de los programas de parte
de los beneficiarios indirectos (Rajaraman 2000). Conjuntamente con otros factores
institucionales, también puede contribuir a las dificultades de que las entidades o
beneficiarios locales acepten responsabilidades por mantener la infraestructura (Bar-
dhan 2000). Existe cierta evidencia de que los servicios escolares y de salud tienen
mejor desempeño en los casos donde el gobierno local es más fuerte (Mahal, Srivas-
tava y Sanan 2000).
Los gobiernos locales rurales en India han logrado progresos limitados en trans-
formarse ellos mismos en gobiernos locales efectivos. Su falta de progreso puede
explicarse por el modo como el poder ha sido definido. Como señalan Rao, Nath y
Vani (2004), este método “robaba al sistema la esencia pura de la descentralización”
(p. 126) e hizo “que el proceso de descentralización fiscal fuese presa del sistema de
transferencias” (p. 173).
Letonia
Después de la independencia, el sector público de Letonia se transformó mediante
una descentralización dramática que asignó responsabilidades y recursos financieros a
muchos gobiernos locales.4 Para inicios de 2004, existían 536 gobiernos locales: 7 ciu-
dades grandes, 56 ciudades medianas, 453 municipios rurales (pagasts), y 20 ciudades
unidas y municipalidades rurales (novads). Existían 26 distritos regionales (rajons).5
Las siete ciudades grandes sirven como gobiernos locales y distritos regionales.
Cerca del 70% de la población de 2,5 millones de personas de Letonia viven en
áreas urbanas, con 32% que vive en la capital Riga. Las ciudades tienen un promedio
4 Para información sobre el gobierno local de Letonia, ver Maurina y Priede (2003), OCDE (2000),
Martínez-Vázquez y Boex (s.f.) Union of Local and Regional Governments of Latvia (2004), Vanags
y Vilka (2001), y Banco Mundial (2000)
5 Esta información viene de Union of local and regional governments of Latvia (2004). La división de
autoridades subnacionales refleja la estructura administrativa bajo el sistema soviético.
6 108 municipios (34%) tienen población de menos de 1.000, 384 (72%) tienen población de menos
de 2.000, y 489 (91% = menos de 5.000 (Union of local and regional governments of Latvia 2004).
7 La fuente (OCDE 2000) se refiere a un presupuesto local básico y a un presupuesto especial de ingre-
sos. El presupuesto básico de ingresos de las unidades subnacionales reportado corresponde muy de
cerca a los ingresos distritales municipales y regionales en el cuadro 18.3.
que casi todos los municipios rurales recibieron un pago. El pago per cápita prome-
dio a los municipios rurales y ciudades era de 26,2 lats. Combinado con el promedio
de 79,6 lats de sus propios recursos, esto generó unos ingresos totales de 105,8 lats
per cápita antes de transferencias para propósitos específicos. Esta cantidad es equi-
valente a 104,9 lats en promedio disponibles para las ciudades. Los ingresos locales
per cápita se encuentran entre 85 y 163 lats, un rango importante pero más pequeño
que el rango de los ingresos por impuestos 32-208.8
Una razón para las diferencias fiscales entre los gobiernos locales y para la importan-
cia de la igualación es el pequeño tamaño de los municipios de Letonia. Los municipios
tan pequeños son inusuales, especialmente en una economía pequeña y con alta den-
sidad poblacional. Incluso si se permitiera la cooperación intermunicipal, el tamaño
pequeño impide la oferta de servicios y la efectividad de costos. El tema es de especial
importancia en el caso de los municipios rurales con menos de 1.700 personas.
Una reforma territorial se encuentra en la agenda desde mediados de los años 90,
y se han presentado reducciones modestas en los números con el paso del tiempo.
En 1998, el gobierno estatal presionó a favor del tema con legislación que creaba un
consejo administrativo de reforma territorial para investigar y recomendar cambios
que fuesen implementados en 2004. Se propusieron varias opciones. A nivel regional,
parece que cinco regiones de planeación pueden evolucionar y reemplazar los 26
distritos regionales. A nivel municipal, existían cinco propuestas, que sugerían 33-
109 novads (unión de municipios y ciudades rurales). Ninguna de estas opciones ha
tenido aceptación general. Se han formado 20 novads voluntariamente. El informe
de la Unión de Gobiernos regionales y locales de 2004 no indica que haya ninguna
actividad, y si hubiese se está llevando a cabo en los novads. Sin embargo, para inicios
de 2006, todavía existían 26 novads y 26 rajons.
Las responsabilidades de asistencia social complican la gobernabilidad local, con-
tribuyendo a la necesidad de reformas territoriales y a las exigencias de igualación.
Los gobiernos locales son responsables de ofrecer ayuda a los pobres. Mientras que
la oferta local tiene algunas ventajas, las finanzas locales no son las apropiadas. El
gobierno central de Letonia ofrece guías, pero no ofrece ayuda financiera. El nivel de
asistencia es generalmente bajo y la distribución desigual. Pocos hogares pobres re-
ciben ayuda, pero quienes la reciben es en grandes cantidades, aunque las cantidades
varían mucho. También existe mucha variación regional. En cerca de la mitad de las
regiones, la financiación por persona pobre era de menos de la mitad del promedio
nacional, mientras que en la otra mitad es 1,5-7 veces el promedio (Banco Mundial
2000). La ayuda social compite sin éxito con otras demandas de los gobiernos locales,
y la prioridad dada a ésta y su implementación es desigual. Mientras que la iguala-
ción ayuda, la pobreza no es un criterio explícito para determinar las necesidades, de
8 Esta información son valores municipales individuales agregados a nivel regional. Los rangos entre
municipios individuales serían muy grandes.
modo que existe poca igualación de los gastos de asistencia social. Adicionalmente,
los fondos de igualación son incondicionales, la asistencia social debe competir, en
condiciones desiguales, con otros usos de su fondo.
Los gobiernos locales más grandes ayudan a reducir las diferencias en capacidad
fiscal, pero no resuelven el problema. Para resolver el problema, el gobierno central
necesita tomar un papel más activo en la financiación de la asistencia social, me-
diante la oferta de transferencias condicionales, o asumiendo responsabilidades de la
oferta de servicios.
La descentralización después de la independencia definió responsabilidades
importantes y recursos a muchos gobiernos locales. Cerca del 85% de los gobier-
nos locales son rurales y tienen una población pequeña. Adicionalmente, al ofrecer
infraestructura local y servicios, las autoridades subnacionales (gobiernos regio-
nales y distritos regionales) comenzaron a ser los responsables de varios servicios
sociales, incluyendo escuelas, asistencia social y servicios de salud. Los gobiernos
locales usualmente encontraron dificultades para solucionar la profundidad de estas
responsabilidades. Las responsabilidades de los servicios de salud fueron asumidas
por el gobierno central. Esta reforma dejó a los gobiernos regionales con responsa-
bilidades menores y dejó a los municipios a cargo de la escolaridad como su mayor
responsabilidad. La responsabilidad de ofrecer ayuda social para los pobres todavía
es parte del nivel local. Aunque gran parte de la asistencia no consume una gran
parte de los presupuestos locales, los servicios son desiguales entre los individuos
pobres y las jurisdicciones locales. Ésta es un área madura para mayor participación
central.
Los municipios de Letonia controlan pocos recursos de ingresos. Las fuentes so-
bre las cuales tienen control son las relacionadas con los ingresos diferentes de los
impuestos (tarifas, licencias e ingresos por propiedad municipal y empresas muni-
cipales). Estas fuentes de ingreso representan cerca del 20% de los ingresos en 1999.
Aunque su importancia ha crecido rápidamente, puede existir espacio para expandir
esta fuente de ingresos.
Otros ingresos son transferencias del Estado, impuestos compartidos o transfe-
rencias. Usualmente se afirma que no existe un impuesto municipal en Letonia, el
impuesto al ingreso personal es un impuesto central, 71,6% del cual va a los go-
biernos locales del contribuyente. Esta fuente de ingreso representa la mitad de los
ingresos del gobierno local. Los impuestos a la propiedad tienen el potencial de cre-
cer en importancia, pero hasta la fecha su contribución al presupuesto municipal
no ha cambiado mucho. Los impuestos a la propiedad también son determinados
centralmente, pero los gobiernos locales tienen la opción de ofrecer diferentes niveles
de alivios para ciertas categorías de propiedad. Estas concesiones le dan al gobierno
local cierto control sobre sus fuentes de ingresos. El sistema de impuestos no ofrece
a los gobiernos locales la capacidad de ajustar sus ingresos por impuestos de modo
que aseguren que los servicios locales reflejen las prioridades locales, o se relacionen
con los cambios en los servicios locales; hay muy poca capacidad de conexión entre
los beneficios y los costos de los impuestos, especialmente en cambios marginales.
Las transferencias representan 20% de los ingresos de los gobiernos locales. La mayor
parte de las transferencias del gobierno central están destinadas a propósitos específi-
cos. Las transferencias incondicionales, aunque pequeñas en general, son especialmente
importantes para gobiernos locales pequeños y rurales. La capacidad fiscal y los recur-
sos son diseminados de manera desigual entre los gobiernos locales, y la mayor parte de
los municipios se encuentran en desventaja fiscal. Bajo un sistema de igualación estilo
“Robin Hood”, los municipios rurales se benefician, pero gran parte de la financiación
para la igualación viene de transferencias intermunicipales de los municipios ricos (en
general, municipios urbanos grandes) hacia municipios pobres (en general, munici-
pios pequeños y rurales). En promedio, las transferencias de igualación contribuyen el
equivalente de un tercio de sus propios recursos al presupuesto municipal rural. Estas
transferencias tienen gran importancia en reducir las diferencias fiscales entre gobier-
nos locales y, en particular, benefician a las autoridades rurales y sus residentes.9
Canadá (Alberta)
Los gobiernos locales de Canadá no tienen definición constitucional, pero son la res-
ponsabilidad de las provincias. En consecuencia, las condiciones son diferentes entre
cada provincia. Por esta razón, y porque los datos nacionales de las finanzas de los
gobiernos locales no discriminan entre gobiernos locales rurales y urbanos, el estu-
dio de una sola provincia es importante.
Los gobiernos locales en Canadá consisten principalmente en los gobiernos mu-
nicipales (villas, ciudades, pueblos y áreas rurales, condados y distritos municipales)
y autoridades locales.10 Esta discusión se concentra en los gobiernos municipales,
porque en los últimos 25 años la mayoría de provincias canadienses han asumido res-
ponsabilidades de las finanzas escolares. En Alberta, por ejemplo, las autoridades son
elegidas localmente y no tienen poderes de recolección de impuestos y simplemente
administran fondos asignados por el gobierno provincial. La falta de habilidad de
cobrar impuestos eleva la pregunta de su condición de gobierno local, en contraposi-
ción con un agente de la provincia.
Alberta tenía una población de 2,96 millones en el año 2001. La provincia tie-
ne 14 ciudades, la ciudad más grande es Calgary, con una población de 876.519, y
Edmonton, con una población de 648.284; ambas ciudades tienen una región me-
tropolitana de más de 1 millón de personas. Otras ciudades de Alberta tienen entre
11.000-76.000 habitantes Alberta también tiene 110 ciudades pequeñas (municipios
9 A pesar de lo positivo, gran parte del programa de igualación se encuentra en debate. Ver, por ejem-
plo, Martínez-Vázquez y Boex.
10 Adicionalmente, se pueden encontrar varias autoridades locales para propósitos específicos.
con una población entre 1.000-10.000, con un promedio de 3,520) y 103 villas (mu-
nicipios con población entre 300-1.000, y un promedio de 395) (datos de población
oficiales para 2001).11 Alberta tiene 64 municipios rurales (distritos municipales o
condados), con un promedio de 6.429 habitantes.
Los municipios rurales en Canadá no se transponen con las ciudades, villas o
ciudades. Los municipios rurales y urbanos en Alberta son distintos, físicamente sepa-
rados, y responsables de ofrecer servicios similares a los residentes. Adicionalmente,
existe un número de municipios especializados que suman 359, con un promedio de
8.054. Otras 60.000 personas de la provincia viven en asentamientos metis y reservas
indígenas.
Alberta es 80% urbana y 20% rural.12 En áreas urbanas, la agricultura representa
15-20% del empleo, el sector de recursos naturales (petróleo y gas, y en algunos ca-
sos bosques) representa 7%; y la industria secundaria (construcción y manufactura)
cerca del 15%. Incluso en áreas rurales, el sector de servicios (dividido por partes
iguales entre consumo, producción y servicios gubernamentales) domina, represen-
tando 60% del empleo. La agricultura y el sector de recursos son más importantes en
distritos municipales rurales, ya que las industrias primarias representan menos del
6% del empleo en áreas urbanas. Las zonas de cultivo son usualmente operadas por
familias, cubren grandes áreas y tienen muchos insumos de capital. Las familias de
agricultores normalmente viven en las granjas y se encuentran diseminadas en dis-
tritos rurales, conjuntamente con algunos residentes rurales que no trabajan en las
granjas. Existe una alta movilidad social y física en Alberta y Canadá. Las personas
que viven en granjas y en áreas rurales tienen alta educación y un alto ingreso. En
Alberta y Canadá, los ingresos de los residentes rurales son cercanos a 80% de los
residentes de áreas urbanas grandes (Statistics Canada 2004).
Las responsabilidades de los gobiernos municipales se encuentran definidas en la
legislación. Los servicios típicos ofrecidos son carreteras, calles, aceras e iluminación
de calles; transporte público; servicios de policía, bomberos, emergencias y ambulan-
cia; drenajes y agua; servicios de alcantarillado sanitario y tratamiento de desechos,
recolección de basuras y tratamiento de basuras, parques y zonas de recreación, e ins-
talaciones culturales; cementerios, regulación de operadores comerciales, control de
animales y pestes; centros de información a visitantes; y servicios locales y sociales.
Estos servicios corresponden a los de la mayoría de municipios de las provincias. Una
omisión importante de esta lista es el servicio de educación, hospitales y servicios de
salud, y asistencia social de los pobres.
11 La lista oficial de población y otra información sobre municipios de Alberta puede encontrarse en el
sitio de Internet de Municipios de Alberta, www.municipalaffairs.gov.ab.ca
12 Los municipios rurales, que representan cerca del 14% de la población, no se ajustan exactamente a
esta definición.
Cuadro 18.4 Gastos del gobierno municipal en Alber ta, Canadá, 2001
(Porcentaje, excepto si se indica lo contrario)
Cuadro 18.5 Ingresos del gobierno municipal, Alber ta, Canadá, 2001
(porcentaje, excepto si se indica lo contrario)
Cuadro 18.6 Fuentes de ingreso del impuesto a la propiedad, Alber ta, Canadá, 2001
(porcentaje)
características del sistema de carreteras; las transferencias dependen del lugar donde
se lleve a cabo la construcción.
Las transferencias provinciales a los municipios cayeron fuertemente en Alberta
y en otras provincias en los años 90, cuando los gobiernos federales y provinciales
redujeron y eliminaron sus déficit. Las transferencias a municipios cayeron de cerca
de 20% de los ingresos a principios de los 90 a 13% en 2001. Pero como ahora existen
recursos por los ingresos del petróleo y gas natural, Alberta anunció un programa de
transferencias de cinco años para infraestructura que aumentara las transferencias
provinciales en cerca de 75%. Este dinero es asignado por un criterio per cápita. El
porcentaje de fondos municipales de las transferencias en Alberta pasa de 20% a 13%
y regresa a 20% en 15 años.
Los ingresos superaron los gastos en municipios rurales en el 2001. Para los
municipios en total, los ingresos alcanzaron a los gastos. Esto no significa que los
municipios no incurrieran en déficit, o tuviesen deudas; muchos municipios se en-
deudaron para financiar parte de sus gastos de capital. La deuda per cápita es modesta
US$108 en municipios rurales. Es considerablemente más alta en ciudades y pueblos,
donde tiene un promedio de US$730 per cápita. El endeudamiento es permitido sólo
para respaldar los gastos de capital; es regulado por los gobiernos provinciales para
asegurar que los prestamistas pueden pagar. Una autoridad provincial también puede
endeudarse a nombre del municipio y la deuda la asigna a ellos. Esta regulación y las
agencias de endeudamiento provincial existen en otras provincias.
Los gobiernos municipales de Alberta son responsables de servicios relacionados
con la propiedad (carreteras y calles, agua y alcantarillado, drenaje, manejo de dese-
chos, parques, bomberos y desarrollo de la propiedad) y los servicios que son locales
en el sentido de que benefician a las personas que viven en el municipio (recreación,
policía y servicios de emergencia, regulación de negocios, salud pública). Para los
municipios rurales, las carreteras son un servicio importante. Estos servicios ofrecen
beneficios locales y también pueden ser ofrecidos eficientemente a nivel local.
Los gobiernos municipales no son responsables de los servicios sociales. Estos
servicios usualmente implican una cantidad importante de redistribución y disemi-
nación interjurisdiccional. Los gobiernos locales no son los entes apropiados para
ofrecer asistencia a los pobres. La educación se ha convertido en una responsabilidad
provincial en todas, excepto dos provincias, aunque Alberta depende del esquema
electoral colegiado (sin poderes de cobrar impuestos) para manejar su oferta.
Dados los beneficios locales generados por servicios municipales, la dependencia
de las finanzas locales es importante. En muchos servicios (como agua), los costos de
uso son efectivos en limitar la demanda y hacen que los beneficiarios paguen. Para
los gobiernos locales, los impuestos a la propiedad funcionan bien para financiar
servicios para beneficios locales pero no identificables individualmente (como carre-
teras). Existen otros mecanismos como licencias, tarifas y otras fuentes de recursos
que pueden ser usadas para distribuir la carga fiscal.
En general, dada la alta dependencia de los ingresos locales propios para finan-
ciar servicios municipales que ofrecen beneficios locales predominantes, el sistema
de financiación de Alberta permite una buena conexión entre beneficios y costos,
de modo que los residentes locales pueden evaluar los méritos de las propuestas de
gastos. Los municipios rurales, sin embargo, pueden beneficiarse de los impuestos a
la propiedad lineal que excedan los costos de los servicios asociados. Los impuestos a
la exportación son una posibilidad.
Las transferencias son relativamente modestas, pero son más importantes para
los municipios rurales que para los urbanos. Algunas transferencias son directas. Por
ejemplo, los municipios rurales y algunos urbanos pequeños no necesitan contribuir
a los costos de policía. La reducción abrupta de municipios urbanos pequeños (re-
cientemente desplazados a aquellos con poblaciones de menos de 5.000 habitantes) es
arbitraria e injusta. Las transferencias convencionales en dinero en efectivo son casi
totalmente de transferencias específicas. Es difícil ver la conexión entre la importan-
cia de transferencias y el efecto de diseminación. Un sistema de transferencias que
está en función de financiación incondicional según una fórmula puede ser un paso
en la dirección correcta.
Los municipios en Alberta han experimentado grandes fluctuaciones en sus
transferencias provinciales. Esto ha contribuido a una discusión sobre financiación
más creíble de las transferencias y fuentes alternativas de ingresos propios. Es poco
probable que esto genere un resultado novedoso para Alberta y Canadá. Sin em-
bargo, alguna ayuda puede generar al hacer que el gobierno provincial abandone su
impuesto a la propiedad, el cual contribuye a la financiación de las escuelas provin-
ciales (cerca de dos tercios del nivel de impuestos a la propiedad municipal), y dejar
el impuesto a la propiedad en manos del gobierno municipal. Ahora cuando la edu-
cación es una responsabilidad completa de la provincia, los impuestos provinciales
convencionales (sobre el ingreso o consumo) son más apropiados frente a depender
de los ingresos para la escuela local del impuesto a la propiedad.
Revisión y reflexiones
Existen grandes diferencias en los gobiernos locales y las finanzas públicas locales en-
tre países. Estas diferencias son particularmente grandes entre los gobiernos locales
rurales (cuadro 18.7). Las transferencias intergubernamentales representan cerca del
100% de los ingresos del gobierno municipal rural en India, pero sólo el 13% en Al-
berta, Canadá. Los fondos generados por fuentes propias de ingreso, es decir, fuentes
dentro del control del gobierno local para instaurar impuestos, varían entre 3% (In-
dia) hasta 77% (Alberta). En Letonia, los ingresos por fuentes propias son modestos,
representan menos del 25% de todos los ingresos (cerca del 10% en áreas rurales y
áreas urbanas pequeñas). Los impuestos compartidos, que representan más del 60%
del ingreso total, con una contribución importante a los ingresos municipales. Entre
TRANSFERENCIAS-18.indd 538
Reconocimiento constitucional Sí (1993) No No
Gasto del gobierno local como 2,2 local, 1,4 rural 8-9 3,30a
porcentaje del PIB
a
Porcentaje del gobierno consolidado 14,2 local, 9,0 rural 23
Población, rural (porcentaje) 75 30 (50 en rajons) 20
Tamaño del gobierno local Zilla panchayats: 1,4 millones 1.700 rural 6.400 rural
Taluk panchayats: 114.000 4.700 rural 8.000 local
Gram panchayats: 2.700
Responsabilidades 29 17 permanente Definida en un sentido amplio pero
con restricciones en la provincia
Centrales al municipio Sí Sí Sí (carreteras 60% del gasto rural
versus 33% del gasto local)
Educación Sí Sí No (provincial)
Salud Algunas No No (provincial)
Otras importantes — Asistencia social —
Fuentes de ingreso (porcentaje)
Propio 25 local, 3 rural 20 86 local, 77 rural
Compartido — 60b —
Transferencias 75 local, 97 rural 20 local, 25+ rural 14 local, 23 rural
Tipos de ingresos propio (porcentaje)
Impuestos a la propiedad Sí (no tierra agrícola) Muy limitado 36 local, 57 rural
Cobros y tarifas Sí Sí 25 local, 6 rural
Transferencias fiscales intergubernamentales. Principios y prácticas
16/12/2008 15:51:52
(Continuación cuadro 18.7)
TRANSFERENCIAS-18.indd 539
Transferencias intergubernamentales
Incondicionales 1,6% del ingreso local, 25% 0,9% del ingreso local
del ingreso rural c
Propósito específico 600 tipos de transferencias 17% del ingreso local 13% local, 22% rural
d
Educacion 50% de transferencias —
Salud 10% de transferencias — —
Otras importantes — — Transporte: 40% local, 70% rural
Endeudamiento Si, controlado por el Estado Fuertemente controlado, con muy Sí, la autoridad provincial monitorea
poco endeudamiento y ayuda en el endeudamiento
municipal
Notas: La información se refiere al gobierno típico. Cuando es posible hacer la distinción, la información se define como local y para gobiernos rurales locales como rural.
a. El promedio de Canadá es de 4,3% del PIB y 11,1% del gobierno consolidado. Si los distritos escolares se incluyen, el porcentaje de Alberta representa 5,8% del PIB y los datos
para Canadá son de 7,3% del PIB y 19% del gobierno consolidado.
b. Los impuestos al ingreso personal y a la propiedad.
Transferencias intergubernamentales y gobiernos locales rurales
16/12/2008 15:51:52
540 Transferencias fiscales intergubernamentales. Principios y prácticas
los tres casos, los gobiernos locales rurales generan menos ingresos propios y depen-
den más de las transferencias respecto a sus contrapartes urbanas o los gobiernos
locales, en promedio.
Las responsabilidades tienen una gran influencia en las finanzas. Las responsabi-
lidades centrales de los municipios son un conjunto básico de funciones asignadas
a los gobiernos locales. Entre ellas se incluyen la oferta de servicios locales como
transporte, agua y servicios de alcantarillado, drenaje y manipulación de desechos,
parques, instalaciones de recreación y cultura, regulación de negocios y planeación.
Estos servicios hacen que una zona sea funcional y placentera.
Las grandes diferencias son aparentes en las responsabilidades de servicios socia-
les, especialmente educación y servicios de salud. En la India y Letonia, la educación
representa la mitad del presupuesto del gobierno local. Los gobiernos locales son res-
ponsables de la educación primaria y secundaria, aunque el nivel y la cobertura son
diferentes. Los gobiernos municipales no son responsables de la educación en Alberta.
Esta distinción es algo artificial, ya que las escuelas son financiadas por las provin-
cias, pero administradas por comités escolares elegidos que son independientes del
gobierno municipal. Como no tienen poderes de cobrar impuestos, los comités esco-
lares no pueden ser considerados como una parte del gobierno local. Tal distinción
no se hace en otros casos examinados acá. En consecuencia, para la compatibilidad,
la organización de la educación en Alberta debe ser analizada separadamente.14 En
cierta medida y en diferentes niveles, las autoridades provinciales y locales siempre
han compartido la responsabilidad de financiación y oferta de servicios de educación
en la provincia. La provincialización de la financiación de la educación en Alberta
es paralela al supuesto de responsabilidad del gobierno central en aseguramiento de
salud del gobierno regional en Letonia.
Los gobiernos locales de Alberta son diferentes respecto a India y Letonia en
otros aspectos. Los municipios rurales de Alberta son particularmente rurales, en
el sentido de que no incluyen villas y pueblos.15 En contraste, las villas de la India y
los pueblos pequeños son parte explícita de la autoridad rural local. En Letonia, los
datos no distinguen entre municipios pequeños que son rurales y aquellos que son
urbanos. Sin embargo, hay un gran número de municipios con combinación rural y
urbana (novads). Las diferencias en el balance rural-urbano de los municipios surgen
por las diferencias de los patrones de gasto. Esta variación es obvia en los municipios
rurales de Alberta, donde los servicios de transporte dominan los gastos, casi 60% del
presupuesto.
14 En comparación, los gastos de la junta escolar en Alberta representan cerca de 45% de los gastos
combinados de educación y municipales.
15 Esto es diferente para los distritos escolares fuera de las áreas urbanas grandes de Alberta, que inclu-
yen ciudades y villas con un área rural cercana. Alberta tiene 359 municipios pero sólo 60 distritos
escolares.
16 Debido al impacto cíclico de las fuentes de ingreso, el 3.3% del PIB de Alberta se encuentra por de-
bajo del promedio canadiense, a pesar de un nivel promedio superior del gasto per cápita. Los datos
nacionales para Canadá permiten la comparación con los gastos de gobierno consolidados que son
más representativos de los gobiernos municipales de Canadá.
Conclusiones
El papel de las transferencias locales en las finanzas del gobierno depende mucho
de la asignación de responsabilidades y la asignación de fuentes de recursos. Los
servicios que ofrecen los gobiernos locales pueden ser asignados a dos categorías:
servicios centrales o básicos municipales y programas sociales. Los servicios llama-
dos centrales o básicos tienden a estar relacionados con la propiedad, mientras que
los servicios de programas sociales están orientados directamente a las personas. Las
tarifas de usuario y ciertos impuestos (particularmente el impuesto a la propiedad)
son eficientes y justos para un rango de servicios básicos, y pueden establecer los fun-
damentos financieros para muchos de los servicios sociales. Tales fuentes de ingresos
están dirigidas a hacer que el beneficiario pague, una política que tiene méritos en
términos de eficiencia y equidad. Las transferencias relacionadas con los servicios
17 El uso de autoridades regionales es variado en Canadá. En la India y Letonia, donde las autoridades
regionales son omnipresentes, emergen de una forma de gobierno altamente centralizada.
básicos buscan mejorar la eficiencia (al corregir el efecto de diseminación, por ejem-
plo), pero también son usadas para ofrecer ayuda financiera general e implementar
en alguna medida la igualación.
Las fuentes de recursos apropiadas para financiar programas básicos no son
apropiadas para financiar programas sociales. Algunos programas sociales, particu-
larmente la educación, se benefician del escrutinio comunitario y pueden operar con
eficiencia en una escala relativamente pequeña. De modo que no es inusual que la edu-
cación sea responsabilidad de los gobiernos locales, si la responsabilidad es provincial
o nacional, para operar con información y dirección de los ciudadanos locales. Si la
educación es una responsabilidad local, los programas sociales suelen ser financiados
por transferencias para propósitos específicos de los niveles superiores de gobierno
o los gobiernos locales reciben una participación de los impuestos de los gobiernos
de nivel superior (como el impuesto al consumo y el impuesto al ingreso) y que son
recolectados por ellos. Como los ingresos compartidos usualmente están por fuera
del control de los gobiernos locales, incluso cuando comparten parte del ingreso, los
impuestos compartidos tienen un fuerte paralelo con las transferencias, aunque usual-
mente tienen exigencias explícitas menores o más débiles en los fondos transferidos.
Una ubicación rural y un tamaño pequeño implican una desventaja fiscal sobre los
costos o los ingresos de los gobiernos locales. La evidencia de los municipios rurales
y pequeños de la India, Letonia y Alberta, Canadá, sugieren que los diseñadores de
política reconocen estos factores y estructuran las finanzas municipales de modo que
estos municipios necesitan demandar menos de sus propios recursos.
Referencias
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Poverty Reduction and Management Unit, Washington, DC.
Bardhan, Pranab. 2000. “Local Governance and Delivery of Public Goods.” En Governance,
Decentralization and Reform in China, India and Russia, ed. Jean-Jacques Dethier, 179-
88. Boston: Kluwer Academic Publishers.
Dethier, Jean-Jacques. 2000. Governance, Decentralization and Reform in China, India and
Russia. Boston: Kluwer Academic Publishers.
Mahal, Ajay, Vivek Srivastava y Deepak Sanan. 2000. “Decentralization and Public Sector
Delivery of Health and Education Services in India.” En Governance, Decentralization
and Reform in China, India and Russia, ed. Jean-Jacques Dethier, 235-69. Boston: Kluwer
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Martínez-Vázquez, Jorge y Jameson Boex. s.f. “A Review of Letonia’s Equalization Fund.”
En The Design of Equalization Grants: Theory and Applications, ed. Jorge Martínez-
Vázquez y Jameson Boex, 65-88. Country Case Study. Washington, DC: World Bank
Institute.
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Y
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MY
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K particular para las federaciones, en donde diferentes niveles de gobierno tienen responsabilidades definidas claramente, pero
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