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MICHEL FOUCAULT Y EL DOCUMENTO DE ARCHIVO

Chapter · January 1999

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Javier Brown
Chamber of Deputies, Mexico
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MICHEL FOUCAULT Y EL DOCUMENTO DE ARCHIVO

Por Javier Brown César

INTRODUCCIÓN

En mi trabajo titulado ¿Qué estudia la archivonomía? hago una observación que a


muchos les puede parecer temeraria, e incluso gratuita: “… el documento de archivo,
estudiado a partir de una metodología rigurosa y a través de una genealogía bien
construida, permite la recuperación y reconstrucción de la historia de las instituciones de
cualquier país. La historia que se puede reconstruir a partir del documento de archivo es
más íntima, personal, reservada y reveladora que la historia que puede reconstruirse a
partir de los documentos de biblioteca, la cual es más impersonal, colectiva, común e
inmediata”. Esta afirmación, planteada inicialmente como hipótesis de trabajo, requiere
justificación.

Sin duda, los bibliotecarios pueden sentirse ofendidos cuando digo que es precisamente
el documento de archivo el más grande tesoro documental con el que puede contar la
humanidad, para la reconstrucción de los auténticos y profundos hilos históricos. Pero
estoy convencido de esta afirmación y lo que aquí quiero presentar es un breve bosquejo
de un filósofo francés que amó con pasión a los archivos y a los documentos de archivo,
que los supo valorar y que dio al mundo la historia más inquietante que puede
reconstruirse a partir del archivo: una historia íntima, personal y reservada.

Me refiero a Michel Foucault, el filósofo que nos reveló los caminos más intrincados de la
historia reciente, que anunció, después de Nietzsche ya no sólo la muerte de Dios, sino la
del hombre mismo, que habló acerca de la locura y de la marginación, de la exclusión y
de la reclusión, de la prisión y del panoptismo, de la episteme y de las formaciones
discursivas.

TRAYECTORIA INTELECTUAL DE MICHEL FOUCAULT

Foucault vivió en nuestro siglo y fue uno más de los ejemplos paradigmáticos de
intelectuales finiseculares (como sus colegas Derrida, Barthes y Deleuze en Francia o el
en apariencia distante Jürgen Habermas, en Frankfurt). Nacido en Poitiers en 1926 y
muerto en París en 1984 Foucault será sin duda recordado como uno de los grandes
pensadores de este siglo y como un renovador de nuestra forma de pensar y hacer
historia.

El mismo Foucault relata la “historia” de su desarrollo intelectual a Hubert Dreyfus y Paul


Rabinow, sus entrevistadores, quienes le preguntaban sobre su proyecto genealógico.
Foucault les responde: “Tres ámbitos de genealogía son posibles. En primer lugar una
ontología histórica de nosotros mismos en relación a la verdad a través de la cual nos
constituimos en sujetos de conocimiento; en segundo lugar una ontología histórica de
nosotros mismos en relación al campo de poder a través del cual nos constituimos en
sujetos que actúan sobre los otros; en tercer lugar una ontología histórica en relación a la
ética a través de la cual nos constituimos en agentes morales”1.

1
“El sexo como moral”. En Saber y verdad. Madrid, La Piqueta, 1991. p. 194. (Colec.
Genealogía del Poder)
El proyecto de esta ontología, consiste en la comprensión del hombre, del ser que en
cada caso somos nosotros, a partir de una cierta perspectiva de la historia y del acontecer
histórico. Esta perspectiva es la genealogía.

El proyecto de Foucault, desarrollado en los tres mencionados niveles consiste entonces


en: 1º. Estudiarnos a nosotros mismos como sujetos históricos en relación a la verdad y
sus juegos, estudio que se encuentra presente en las obras El nacimiento de la clínica:
una arqueología de la mirada médica y en El orden del discurso. 2º. Estudiarnos a
nosotros mismos como sujetos históricos en nuestra relación con el poder, lo que se hace
en la Vigilar y Castigar y 3º. Estudiarnos a nosotros mismos, como sujetos históricos en
nuestra relación con la ética, estudio que lleva a cabo en la Historia de la Sexualidad.

El proyecto de Foucault, en todas sus etapas, se ubica en una perspectiva histórica. En


las obras antes mencionadas late un espíritu historiográfico y un gusto y un aprecio
enormes por el documento de archivo y por el archivo. Foucault sabía que en los archivos
podían encontrarse inimaginables tesoros ocultos, sabía también que en los archivos
había suficiente inspiración para pensar la historia de una manera diferente, pero además
se comprometió con el archivo, pasando horas de su vida inmerso en el “archipiélago”
documental de grandes archivos.

NIETZSCHE Y LA GENEALOGÍA

El proyecto intelectual de Foucault es heredero de otro coloso del pensamiento filosófico


Friedrich Nietzsche. Nietzsche, cuya vida transcurrió (sobre todo en sus últimos años) en
los márgenes de la locura, fue un pensador original y un visionario en muchos aspectos.
En una de sus obras más importantes, el escritor de Así Hablaba Zaratustra, desarrolla
un método para estudiar la moral. Este método lo denominó genealogía. Cito a Nietzsche:
“¡Pues resulta evidente cuál color ha de ser cien veces más importante para un
genealogista de la moral que justamente el azul; a saber, el gris, quiero decir, lo fundado
en documentos, lo realmente comprobable, lo efectivamente existido, en una palabra,
toda la larga y difícilmente descifrable escritura jeroglífica del pasado de la moral
humana!”2

Esta genealogía tiene al archivo como uno de sus recursos fundamentales y al


documento de archivo como el instrumento básico para hacer saltar las relaciones de
poder y mostrar los sistemas de dominación y coacción sociales. Foucault repite, casi
literalmente a Nietzsche: “La genealogía es gris; es meticulosa y pacientemente
documentalista”3.

La coloración particular de la genealogía es el gris, como los antiguos documentos de


archivo. Lo que hay que buscar en los documentos de archivo es una larga y difícilmente
descifrable escritura, es un texto a descubrir, un conjunto de signos para interpretar, un
código que descifrar (de ahí también que la genealogía sea también un método de
interpretación y en este sentido, una propuesta hermenéutica).

La genealogía como método, según la propone Nietzsche se desarrolla de dos formas:

2
La genealogía de la moral: un escrito polémico. México, Alianza Editorial, 1997, 203 p.
(Libro de bolsillo; No. 356) p. 24
3
“Nietzsche, la genealogía, la historia”. En Microfísica del poder. 3ª ed. Madrid, La
Piqueta, 1992. p. 7

2
1ª. La etimología, o sea, la biografía de la palabra, su punto de nacimiento.
2º. El origen histórico de esa palabra, su génesis ya no meramente verbal, sino
condicionada por su uso.

El estudio de las palabras no era nuevo: Platón lo había inaugurado en su monumental


diálogo etimológico Cratilo, en el que indaga el origen de las palabras. También, en la
Edad Media, se llegó a considerar a las palabras como símbolos de las cosas; de ahí la
necesidad de penetrar en el sentido de las palabras. Esta preocupación puede verse con
claridad en San Isidoro de Sevilla con sus Etimologías. La premisa de san Isidoro era que
el que conoce el nombre de una cosa, en cierto modo conoce también su esencia, la cual
hay que buscar analizando el sentido de la palabra con que se designa (resulta además el
tema tratado por Foucault en Las palabras y las cosas, donde busca poner en evidencia
la ruptura epistemológica que se da en el discurso de la modernidad).

En un artículo reciente, critico la forma particular de hacer historia, desarrollada por


Enrique Krauze. Considero su historia como anecdótica y técnica y propongo la
recuperación de la genealogía, como método, para el estudio de nuestra historia patria.
Esta propuesta busca que en México se desarrolle una historiografía crítica, con el objeto
de dar una respuesta clara a la actual generación, de porqué estamos como estamos.

Para finalizar con la genealogía diremos que ésta “… es el arte de interpretar las
interpretaciones. Pone en evidencia las valoraciones últimas que llevan a interpretar de tal
o cual modo, y que mueven a manipular un discurso en una u otra dirección. Es la lectura
que desanda la identidad, la disuelve en la historia, demuestra el origen inventado de
todas las identidades…”4. De esta forma, la genealogía, como método, se relaciona con
otro método, que en este siglo, ha tenido un importante resurgimiento: la hermenéutica.

La hermenéutica, como método, se desarrolla en dos momentos: la comprensión de


textos, discursos o acontecimientos y la interpretación de los mismos. La clave de la
hermenéutica es la interpretación (el término hermenéutica proviene de la raíz griega
hermeneias, que quiere decir interpretación). Pero para poder interpretar es preciso haber
comprendido antes y una vez habiendo interpretado lo comprendido se puede volver a un
nuevo nivel de comprensión (esto es lo que se ha llamado círculo hermenéutico:
comprender para interpretar, interpretar para comprender). Una vez que se ha
comprendido e interpretado un texto o un discurso o un acontecimiento, se articula esta
interpretación en una estructura significativa, o sea, se enuncia la interpretación y con ello
se le da sentido a los textos, a los acontecimientos y a las acciones.

4
Hopenhayn, Martin. Después del nihilismo: de Nietzsche a Foucault. p. 32-33

3
MICHEL FOUCAULT: LA HISTORIOGRAFÍA Y LA ARCHIVONOMÍA

Michel Foucault realiza una importante valoración de los archivos y documentos.


“Foucault solía discutir la posibilidad de escribir una novela. El que nunca la haya escrito
da testimonio del amor de Foucault por la investigación histórica: gozaba
extraordinariamente afirmando sus libros en las densas y complejas realidades del
5
pasado que se revelaban en archivos y documentos” . Lo que buscaba Foucault era la
revelación, también los creyentes judíos buscaban la revelación en Cristo, pero Foucault
busca la revelación en el archivo y sus documentos, sabía que Dios no sólo se revela en
la naturaleza, sino también en el texto y por qué no, en el archivo.

La revelación histórica de la que va en pos Foucault se da en dos niveles de la


historiografía: la biografía y la historia.

LA RECONSTRUCCIÓN BIOGRÁFICA

A través del documento de archivo pude lograrse la reconstrucción del yo que habla
detrás de las obras, del autor. El autor es el criterio fundamental para la ordenación y
evaluación del documento. Pero lo que se dice sobre el autor, sus anécdotas, suelen ser
el rostro evidente, la personalidad pública, lo inmediato y de fácil acceso. Un caso
paradigmático: refiriéndose al libro publicado sobre Mallarmé de J.P. Richard, Foucault
“expone el nuevo objeto del análisis literario que están proponiendo los nuevos materiales
de archivo disponibles desde el siglo diecinueve, especialmente los esbozos y borradores
de obras y también los indicios y datos biográficos de la vida del autor. El gran logro del
libro de Richard es, según Foucault, la perspicacia con que maneja el rango completo de
esa nueva “masa documental”: El Mallarmé a que se refiere en sus análisis no es el mero
sujeto gramatical ni el sujeto psicológico profundo; es, en cambio, el que dice “Yo” en las
obras, las cartas, los borradores, los esbozos, los secretos personales…”6. Es el yo que
se puede reconstruir a partir del documento de archivo, el yo más profundo, que no se
presta a investigación psicológica, porque nos presenta al sujeto en su circunstancia más
íntima, nos da acceso a su yo más profundo. Las consecuencias de esta indagación en el
documento de archivo, para enriquecer la crítica literaria y biográfica, son enormes:

1ª. La reconstrucción del trabajo de elaboración de una obra, a partir de sus bocetos
sucesivos, los cuales son los tanteos que representan la aproximación a una temática.

2ª. La indagación sobre las motivaciones reales, más profundas y secretas del autor en lo
que se refiere a la obra, al tema escogido, a los personajes, etc.

3ª. Los proyectos más personales e íntimos, los cuales sólo pueden reconstruirse al nivel
epistolar.

5
Miller, James. La pasión de Michel Foucault. p. 148
6
Ibid. p. 525

4
LA RECONSTRUCCIÓN HISTÓRICA

Para la elaboración de su primera gran obra, titulada en una primera edición Locura y
Civilización, posteriormente reeditada como Historia de la locura en la época clásica,
Foucault tiene dos poderosas fuentes inspiradoras: la última presentación pública de
Anhonin Artaud, el 24 de enero de 1947, en París y los documentos de archivo: “Se
organizó una rutina: cada día, entre las diez de la mañana y las cuatro de la tarde,
desaparecía en los archivos, buscando inspiración”7. Nótese que Foucault no buscaba en
los archivos información, sino inspiración, los documentos de archivo eran sus musas y
en realidad le llevaron a crear una obra que, al ser publicada en 1961, llevaría a Foucault
al más alto nivel de la intelectualidad francesa, a ser considerado como maitre à penser,
un maestro del pensamiento. Notable honor en el que los archivos aportaron los
materiales más valiosos para la reconstrucción de una historia: la segregación de los
locos.

La obra no sólo causó profundo impacto en los círculos académicos, sino que los
profesores de la Sorbona que evaluaron los conocimientos y la capacidad académica de
la obra (que fue la tesis doctoral de Foucault), “quedaron maravillados con la erudición y
el manejo de fuentes y archivos hasta entonces ignorados”.8 Así, esta obra implicaba,
entre otras cosas

1ª. El rescate de archivos ignorados.

2ª. El hacer públicos documentos de archivo reveladores e inquietantes.

3ª. El reconstruir la historia a partir de sus profundidades y de sus aspectos menos


evidentes, tomando como base de esta reconstrucción, al documento de archivo.

LA ARQUEOLOGÍA: UN MÉTODO DE INVESTIGACIÓN

La metodología utilizada por Foucault en El nacimiento de la clínica: cuyo subtítulo es una


arqueología de la mirada médica no había sido explicitada debidamente. De ahí la
necesidad del pensador francés de escribir su obra Arqueología del saber, donde se
contiene un método particular, en consonancia no sólo con la genealogía de Nietzsche,
sino también con la escuela neokantiana de Marburgo. La vinculación de Foucault con
Nietzsche resulta más que obvia y se remonta a sus días de juventud, cuando descubre
las Consideraciones intempestivas y en especial la intempestiva Schopenhauer como
educador. Pero la vinculación con el kantismo es posterior, y data de su segunda tesis
doctoral en la que investiga la antropología de Kant, a raíz de sus investigaciones,
Foucault considera que “la tarea de la filosofía es…. doble después de Kant: en primer
lugar debe examinar los ”a priori históricos” de la experiencia posible mediante una
investigación empírica de sus confusas y enmarañadas raíces, sepultadas de facto en las
costumbres, hábitos, instituciones sociales y disciplinas científicas y en los juegos-
lenguajes y estilos de razonamiento específicos que informan cada uno de estos
dominios”9. Así se comprende mejor el sentido de la arqueología del saber y la búsqueda
foucoultiana del a priori histórico.

7
Ibid. p. 133
8
Ibid. p. 140
9
Ibid. p. 192

5
El sentido de esta búsqueda se apunta ya desde el inicio del libro: “Tengo el propósito de
describir enunciados en el campo del discurso y las relaciones de que son susceptibles”10.

La preocupación principal de Foucault se centra en dos aspectos que desarrolla en la


Arqueología: las formaciones discursivas y la función enunciativa. Podríamos considerar
que una formación discursiva se da cuando, enunciados que, aunque sean diferentes en
su forma y dispersos en el tiempo, se refieren a un sólo y mismo objeto. Así, por ejemplo,
existen formaciones discursivas que se refieren al cuerpo humano, a la locura, a la cárcel
y la administración de las penas, etc. Estas formaciones discursivas tienen en los textos
su forma típica de existencia.

Por otro lado, Foucault concibe a los enunciados no en su forma gramatical sino como
una función. Es inútil buscar al enunciado del lado de los agrupamientos unitarios de
signos. “El enunciado no es… una estructura (es decir un conjunto de relaciones entre
elementos variables, que autorice así un número quizá infinito de modelos concretos); es
una función de existencia que pertenece en propiedad a los signos y a partir de la cual se
puede decidir, a continuación, por el análisis o la intuición, si “casan” o no, según qué
reglas se suceden o yuxtaponen, de qué son signo y qué especie de acto se encuentra
efectuado en su formulación (oral o escrita)”11. Así, el enunciado puede tener dos formas
de existencia: en el texto del documento y en las palabras pronunciadas. Pero, el
enunciado “… no es en sí mismo una unidad, sino una función que cruza un dominio de
estructuras y de unidades posibles y que las hace aparecer, con contenidos concretos, en
12
tiempo y en el espacio” .

Algunos de los aspectos fundamentales de esta arqueología son:

1. La arqueología pretende definir los discursos en tanto prácticas que obedecen a unas
reglas.

2. El problema de la arqueología es definir los discursos en su especificidad, mostrar en


qué el juego de las reglas que ponen en obra es irreductible a cualquier otro.

3. La arqueología Define unos tipos y unas reglas de prácticas discursivas que atraviesan
unas obras individuales, que a veces las gobiernan por entero y las dominan sin que se
les escape nada; pero que a veces también sólo rigen una parte.

4. Finalmente, es la descripción sistemática de un discurso-objeto13. Lo que la ubica en el


plano metalingüístico.

Podemos ver entonces que Foucault se interesa de manera muy particular por el
discurso: su método se centra en el elemento fundamental del discurso: el enunciado, al
cual considera como una función, algo que el ser humano realiza en tanto que homo
loquens. Las formaciones discursivas están constituidas por el enunciado y su método
consiste en el estudio de enunciados que conforman cierto tipo de formaciones
discursivas. En este sentido, Foucault comparte un interés común a Wittgenstein y al
positivismo lógico, así como con Heidegger y Nietzsche.
10
Foucault, Michel. La arqueología del saber. p. 50
11
Ibid. p. 145
12
Idem.
13
Cfr. Ibid. p. 233-235

6
Dentro de la obra de Foucault se habla también del archivo, pero esta palabra, adquiere
en la terminología del filósofo francés un uso nuevo. Foucault no se refiere a un objeto ni
a un lugar, ni siquiera a lo que nosotros conocemos como archivo. Para Foucault, el
archivo ”Es el sistema general de la formación y de la transformación de los
14
enunciados” . Por lo tanto, no se refiere a algún lugar, ni a los documentos, sino a un
sistema de reglas que permiten que en un momento dado se pueda formar un enunciado
y no otro. El archivo es así, el sistema que condiciona lo que yo puedo decir o no decir en
algún momento dado; es el a apriori del discurso posible y del discurso límite.

A pesar de que el término archivo tiene en Foucault un uso diferente al normal, existe en
este filósofo una valoración del archivo y del documento de archivo, a la vez que existe
una metodología subyacente, la genealogía. He querido realizar estas precisiones debido
a que sé que alumnos de la licenciatura en archivonomía han leído ya la Arqueología del
saber (quizá más por deber escolar, que por gusto, y quizá más porque creen encontrar
en la parte referida al archivo algo que indique un método para el desarrollo de la
actividad archivística). En este sentido, puede haber algunos equívocos:

1º. El método que propone Foucault no es exclusivamente archivístico ni exclusivamente


documentalista, no consiste sólo en una metodología del análisis documental, sino en una
metodología para el análisis del discurso, en cualquiera de sus formas y es a la vez, una
manera particular de hacer ciencia histórica.

2º. El método de Foucault es útil para los archivistas, en la medida en que éstos deseen
incursionar en los difíciles caminos de la ciencia histórica (la historiografía).

3º. El reto que aparece aquí, aunque de manera implícita, es que el archivista no sólo se
comprometa con la ordenación de los documentos que conformen un archivo, sino
también con su conocimiento. En este sentido, al conocer los documentos que conforman
el acervo del archivo, y al estudiarlos a partir de una metodología como el análisis del
discurso, propuesta por Foucault, el archivista podrá elevar su práctica profesional a un
nivel más científico y agregar valor a lo ya contenido en sus archivos.

CONCLUSIONES: EL ARCHIVISTA AL SERVICIO DEL HISTORIÓGRAFO O EL


DESARROLLO DEL ARCHIVISTA COMO HISTORIADOR

Una disyuntiva importante se plantea: ¿debe el archivista profesional seguir


suministrando el material bruto o el insumo puro para las investigaciones historiográficas
realizadas por historiadores asépticos y objetivos? ¿o debe él mismo incursionar en la
ciencia historiográfica y devenir historiador? Al parecer, la respuesta sobre el porvenir de
la ciencia archivística no se inclina a una sola de estas alternativas, sino que afirma
ambas, lo que lleva a sentar una tesis: la formación historiográfica del archivista es
fundamental, esta formación no sólo se refiere a la ordenación del documento sino al
método para aproximarse al estudio del acervo de un archivo; no basta con conocer la
forma de un archivo y tener un método para ordenarla, es importante en la actualidad
profundizar en la materia de los archivos y tener un método para interpretarla (aquí es
donde el método genealógico de Nietzsche y la arqueología de Foucault pueden ser
sumamente relevantes, pero además, también pueden utilizarse otros métodos, como el
estructuralista de Levi-Strauss o la semiología de Roland Barthes). En la medida en que
14
Ibid. p. 221

7
el archivista salga de la ordenación y descripción, para adentrarse en la explicación e
interpretación de los textos, avanzará y se consolidará no sólo como organizador y
sistematizador de los saberes más íntimos del género humano, sino también como
intérprete y difusor de nuestra historia privada.

En este sentido, puede llegar a ser lo que James Miller relata sobre la labor
historiográfica: “El historiador que abraza su daimon [su genio inspirador, su musa]
gracias a intermediarios tan heterogéneos como los documentos de archivos y su propia
“experiencia interior”, se convierte, de hecho, en un visionario, en “el individuo que ve y
que narra desde el punto de partida de su vista”.

El archivo es el lugar privilegiado para el desarrollo de la historiografía y para la


proliferación de estudios que tomen como base el método de la genealogía. El
documento es el guardián de la palabra y es también el que nos la puede revelar. El
archivo es el templo de las palabras más íntimas del género humano y es el lugar donde
se puede revelar nuestra desconocida historia. Con esto vuelvo a la tesis enunciada al
principio, esperando que haya quedado suficientemente demostrada. Muchas gracias.

BIBLIOGRAFÍA

1. Brown César, Javier. De la “biografía” del poder a la genealogía del poder. En Bien
Común y Gobierno. No. 40. Marzo de 1998. p. 96-101

2. - - - - Qué estudia la archivonomía. (inédito)

3. Foucault, Michel. La arqueología del saber. 17ª ed. México, Siglo XXI, 1996

4. - - - - Historia de la locura en la época clásica. 2ª ed. México, Fondo de Cultura


Económica, 1976. 2 v. (Breviarios; no. 191)

5. - - - - Las palabras y las cosas. 13ª ed. México, Siglo XXI, 1995. 375 p.

6. - - - - El nacimiento de la clínica: una arqueología de la mirada médica. 12ª ed. México,


Siglo Veintiuno, 1987viii, 293 p.

7. Hopenhayn, Martin. Después del nihilismo: de Nietzsche a Foucault. Barcelona, Andrés


Bello, 1997. 292 p.

8. Miller, James. La pasión de Michel Foucault. Chile, Andrés Bello, 1996. 644 p.

9. Nietzsche, Friedrich. La genealogía de la moral: un escrito polémico. México, Alianza


Editorial, 1997. 203 p. (Colec. El Libro de Bolsillo; No. 356)

10. Platón. Cratilo. México, UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas, 1988. CXLVII,
90 p. (Bibliotheca Scriptorum Graecorum et Romanorum Mexicana)

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