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La guerra fría comercial entre dos potencias mundiales:

La globalización, como una de las principales causas, dio paso a una situación
conocida como la deslocalización del proceso productivo (implica que en
diferentes momentos de este proceso se realicen en distintos países). Esto deja
a las grandes empresas trasnacionales maximizar sus ganancias, pero afecta
los índices macroeconómicos de los países involucrados. En el caso de Estados
Unidos lo llevó a tener un déficit comercial de 621mil millones de dólares para
2018 y con quien tiene un déficit mayor es con China, de 419mil millones aprox
de dólares. Analizando mejor, Estados Unidos compra mucho más de lo que les
vende.

China, el destacado de la globalización, ha sido de las economías emergentes,


la más favorecida de este proceso y busca ser el principal proveedor de
tecnología a nivel mundial y para eso tiene que enfrentarse directamente con EE.
UU. Y Trump decidió reducir el déficit comercial a través de aumentar los
impuestos a sectores económicos claves: China, luego México y la Unión
Europea.

Ésta guerra entre Estados Unidos y China comenzó con dos grandes empresas
tecnológicas en el punto de mira, Huawei y Google; donde rápidamente se
evidenció un incremento de tensión con los aumentos arancelarios anunciados
por EE.UU. a lo largo de un poco más de un año de conflicto, llegando a tomar
valores máximos de 200mil millones de dólares con gravados al 25%, éste
aumento provocó la inquietud de los inversores y el desplome de los mercados
internacionales.

Cabe resaltar que un arancel es el tributo que se aplica a todos los bienes que
son objeto de importación. Éstos impuestos a los productos chinos, en teoría,
hacen que los productos fabricados en Estados Unidos sean más baratos que
los importados, animando a los consumidores a optar por el producto nacional.
Aunque el presidente estadounidense insiste que esto podría, en un principio,
dañar a la economía norteamericana, asegura de que a largo plazo la economía
china también saldría afectada.

El enfrentamiento entre las dos superpotencias ha interferido y estancado, no


solo a las exportaciones mundiales, sino también la inversión y la fabricación a
nivel internacional, dañando así las bases de confianza entre los empresarios y
los intercambios comerciales globales; ya que esto incluye productos
tecnológicos como chips semiconductores, los que son ensamblados en China y
son necesarios para productos de nuestro día a día, como televisores,
computadoras, celulares y vehículos. También una gran variedad de productos
desde plásticos a reactores nucleares. Pero, según el Instituto Petersen de
Economía Internacional, más de un 90% de los productos que se verían
perjudicados por los aranceles estadounidenses están hechos de productos
intermedios o bienes de capital: es decir, son productos que se necesitan para
hacer otro tipo de productos y esto significa que los aranceles podrían impactar
en otros bienes, no necesariamente comercializados exclusivamente en EE.UU.

China no comenzó esta guerra comercial y eso se refleja también en los medios
públicos: que la verdadera razón detrás de ella es que Estados Unidos y algunos
otros países están tratando de contener a una China en auge; sin embargo fue
la potencia más interesada en romper la tensión comercial.

A pesar de ser el presidente Donald Trump el más afectado aparentemente por


las elecciones del 2020, porque es poco probable que sea reelegido si la
economía del país se está contrayendo. Su futuro político pasa por evitar la
recesión y esto, en definitiva, depende de que logre el acuerdo con Chin, que en
éste momento se encuentra en una primera fase significativa, pero sin estar
redactado aún.

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