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Génesis política del

discurso religioso:
Pueblo y Populismo en Iglesia y comunidad
nacional (1981)
manuscrítica

Juan Eduardo Bonnin / Universidad de Buenos Aires

INTRODUCCIÓN: CRÍTICA GENÉTICA Y ANÁLISIS DEL


DISCURSO

La investigación de los procesos de escritura y pro-


ducción de sentido en general ha adquirido, en los úl-
timos años, una creciente complejidad, alimentada por
la confluencia de nuevos materiales, nuevos conceptos
y, en consecuencia, nuevas perspectivas capaces de abor-
dar multidisciplinariamente fenómenos que no pueden
reducirse a la mera materialidad lingüística de los
corpora analizados.
En el caso de la crítica genética, desarrollada desde
mediados de la década de 1970 para analizar los borra-
dores y materiales pre-textuales de literatura, observa-
mos un progresivo desplazamiento hacia materiales
noliterarios, entre los cuales se destacan el discurso
pedagógico y apuntes de niños en edad escolar1, el dis-

1. DOQUET -LACOSTE, C. “Le jeune scripteur et ses doubles. Variété du


dialogisme dans l’écr iture à l ’école”. Cahiers de P raxématique,
Montpellier, n. 43, 2007.

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curso autobiográfico 2 (en un arco que va del caso de L.
Althusser3 al de infectados de VIH-SIDA4), el discur-
so científico (como los trabajos sobre R. Barthes5 o las
inminentes investigaciones sobre el archivo de M.
Foucault6).
También desde el punto de vista teórico-metodoló-
gico encontramos una progresiva apertura del aparato
conceptual de la teoría literaria hacia perspectivas
lingüísticas variadas: los géneros discursivos7, las di-
mensiones campo, tenor y modo de la Lingüística
Sistémico Funcional8 y, especialmente, la lingüística de
la enunciación9.

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2. El análisis de este tipo de discurso ha sido abordado por el equipo de
investigación del Institut des textes & manuscrits modernes (CNRS-ENS).
3. F EN O GLIO , I. “Énonciation et genèse dans les autobiographies
d’Althusser. Deux récits – séparés – de sa rencontre avec Hélène”. Genesis,
Paris, n. 17, 2001.
4. CUGNON, G.; ARTIÈRES, P. “SIDA-Mémoires”. Genesis, Paris, n. 16, 2001.
5. F ENOGLIO, I. “Une photo, deux textes, trois manuscrits. L’archivage
linguistique d’un geste d’écriture identifiant”. Langages, Paris, v. 36,
n.147, 2002; L EBRAVE , J. L. “La genèse de La Chambre c laire”.
Manuscritica: Revista de Crítica Genética, Campinas, n. 11, 2003;
P ÉT ILLON , S. “De l ’intermittence pronominale: sur la polyphonie
énonciative dans le manuscrit et l’état définitif du Plaisir du texte de
Roland Barthes”. Genesis, Paris, n. 19, 2002.
6. Reseñadas en B ELLON , G. “’Je crois au temps…’ Daniel Defert, légataire
des manuscrits de Michel Foucault. Propos recueillis”. Rectoverso. Revue
de jeunes chercheurs en critique génétique, n. 1. Disponible en: http://
www.revuerectoverso.com/spip.php?article29. Con acceso el 6 de
diciembre de 2007.
7. ARNOUX , E. B. N. “La representación del género y de los espacios de
circulación del texto en las reescrituras de ‘Los misterios del Plata’ de
Juana Manso”. In: ARNOUX, E. B. N. Análisis del discurso. Modos de abordar
materiales de archivo. Buenos Aires: Santiago Arcos, 2006.
8. L OIS, E. Génesis de escritura y estudios culturales. Buenos Aires: Edicial,
2001, pp. 71-96.
9. FENOGLIO, I. “L’intime étrangeté de la langue”. Langage et inconscient,
Limoges, n. 2, 2006; FERRER , D. “Quelques remarques sur le couple
énonciation-genèse”. In: FERRER, D. L’énonciation. La pensée dans le Texte.
Toronto: Trintexte, 2001; GRÉSILLON, A. “¿Qué es la crítica genética?”
Filología, Buenos Aires, v. XVII, n. 1-2, 1994.

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De este doble desplazamiento, simultáneamente te-
mático y teórico-metodológico, participó nuestra in-
vestigación doctoral acerca del proceso de génesis,
circulación y recepción de uno de los documentos po-
líticamente más influyentes del episcopado argenti-
no, publicado en los años finales de la última dictadura
militar en el país, Iglesia y comunidad nacional (1981).
El trabajo que aquí presentamos se propone, desde
manuscrítica

el punto de vista empírico y a partir del análisis de las


variaciones sufridas en el empleo del lexema pueblo
durante el proceso de redacción del texto, contribuir
a las investigaciones genéticas de discursos no litera-
rios. En particular nos interesa señalar en qué medida
la pertenencia ideológica y política de los sujetos con-
vierte al proceso de escritura en una negociación en-
tre identidades político-religiosas en disputa que, aún
cuando sean reprimidas en la superficie textual,
emergen en los efectos de reconocimiento produci-
dos en ciertos lectores especialmente sensibles, en ra-
zón de sus propias identidades y de la coyuntura, a
esos conflictos. En segundo lugar, y dada la relevan-
cia del catolicismo en la historia argentina reciente,
el análisis nos permitirá contribuir a los estudios so-
ciológicos e históricos sobre el tema, en orden a
contextualizar y complejizar un documento central en
el proceso de transición a la democracia en la Argen-
tina.
Desde el punto de vista teórico, el análisis que pre-
sentamos se integra a problemáticas ya expuestas en
torno a la articulación entre crítica genética y análisis
del discurso, como la escritura de textos de produc-

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ción colectiva 10 o las relaciones entre génesis de escri-
tura y recepción.11

1. EL CASO: IGLESIA Y COMUNIDAD NACIONAL (1981)

Iglesia y comunidad nacional (ICN) fue redactado por


un conjunto de actores vinculados al Movimiento de
Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM)12, relativa-
mente marginales al grupo dominante en el episcopa-
do argentino de la época. El proceso de escritura del
texto – documentado en cuatro borradores mecanogra-
fiados13, mecanogramas intervenidos y manuscritos –

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puede comprenderse como un conjunto de operacio-
nes tendientes a traducir los contenidos ideológicos de
ese sector del catolicismo en los términos del disposi-
tivo discursivo de la Conferencia Episcopal Argentina
(CEA)14. En otras palabras: estos actores se vieron a sí
mismos en la posición privilegiada de construir la voz

10. BONNIN, J. E. “El discurso colectivo como objeto del análisis del discurso.
Reflexiones metodológicas a partir de un análisis de caso”. Cuadernos de
Investigación, Ibagué, v. 12, n. 12, 2008.
11. Idem. “Crítica genética y análisis del discurso: algunas articulaciones
teórico-metodológicas a partir de un análisis de caso”. Incipit, Buenos
Aires, n. XXVIII, 2009.
12. El MSTM fue un movimiento sacerdotal, surgido y desarrollado en la
Argentina entre 1968 y 1973, que buscó una vinculación teológica y
pastoral entre el Concilio Vaticano II y la acción política. Aunque no fue
necesariamente masivo (pese a que llegara a reunir cerca del 10 % del
clero local) y tuvo una breve existencia, su impacto en la formación de
cuadros y, especialmente, en la construcción de memorias contestatarias
de un linaje político-religioso fue central. Al respecto, es una referencia
fundamental el clásico de M ARTÍN, J. P. Movimiento de Sacerdotes para el
Tercer Mundo. Un debate argentino. Buenos Aires: Guadalupe, 1992.
13. Para designar los folios mecanografiados adoptamos el término
mecanograma siguiendo la propuesta de GODINAS, A.; HIGASHI, L. “La
edición crítica sin manuscritos: otras posibilidades de la edición crítica
genética en ‘Balún Canán’ de Rosario Castellanos”. Incipit, Buenos Aires,
n. 25-26, 2005-2006.
14. Cfr. B ONNIN, J. E. “Crítica genética y análisis del discurso...”.

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de la máxima autoridad eclesiástica nacional. Sin em-
bargo, en la comparación entre el último borrador y el
texto publicado se puede observar en qué medida los
obispos advirtieron esa operación y ejercieron un fuer-
te control interpretativo en sus reformulaciones para
evitar una identificación unívoca de su voz – pretendi-
damente universal – con la del sector específico repre-
sentado por los redactores.
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1.1. EL PROCESO DE REDACCIÓN

El punto de partida de ICN se puede ubicar en 1980,


cuando la legitimidad de ejercicio del gobierno militar
comenzaba a ser erosionada, tanto por la creciente
inflación y desempleo como por las presiones interna-
cionales por las violaciones a los derechos humanos.15
En esa coyuntura, diversos actores políticos comenza-
ron a diseñar estrategias de distanciamiento y, al mis-
mo tiempo, de proyección hacia una democratización
política que se planificaba para 1984. Entre ellos, en
mayo de 1980, la CEA proponía “algunas líneas esen-
ciales que, si las circunstancias lo aconsejaren,
habremos de exponer más ampliamente” (Evangelio,
diálogo y sociedad, II, 2).
El “esquema” o propuesta del documento, de tres
páginas, fue presentado por la Comisión Episcopal de
Fe y Teología, en aquel entonces encabezada por el
obispo Justo O. Laguna, a la XLI Asamblea Plenaria
de la Conferencia Episcopal Argentina en diciembre

15. NOVARO , M.; PALERMO, V. La dictadura militar 1976/1983. Del golpe


de Estado a la restauración democrática. Buenos Aires: Paidós, 2003.

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de 1980, la cual aprobó su redacción con el título “Iglesia
y Sociedad”.16 De manera oficiosa, el secretario de la
comisión, el obispo Estanislao E. Karlic, reunió en
enero de 1981 a un grupo de colaboradores en el mo-
nasterio benedictino cordobés Gaudium Mariae para
llevar a cabo la primera redacción del documento. Allí
se encontraron los obispos y teólogos E. Karlic y C.
Giaquinta y los sacerdotes y teólogos L. Gera y N.
Dellaferrera, los cuales escribieron diferentes partes del
texto, reunidas en el primer borrador de 47 folios meca-
nografiados, agrupados en 5 abrochados de extensión
diversa. Se trata de la puesta en limpio de una primera

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versión, que incluye una copia mecanografiada de al-
gunas partes (que, según los informantes entrevista-
dos, fueron originalmente manuscritas), en la que se
insertan folios originales. Tipológicamente, es un bo-
rrador de trabajo en el cual abundan los apuntes y las
notas “escenáricas”17.
Una vez realizada la primera redacción, Gera quedó
a cargo de la reelaboración y unificación de las diferen-
tes colaboraciones y, a comienzos de febrero, recibió
nuevos aportes: por una parte, los de la abadesa del mo-
nasterio, María Cándida Cymbalista, a pedido de Karlic;
por la otra, los elaborados por el laico católico Ignacio
Palacios Videla, a pedido del propio Gera. De este modo,
el segundo borrador está integrado por 135 folios, algu-
nos de los cuales son manuscritos, otros mecanogramas

16. Libro de Actas de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), XL-XLI


Asamblea Plenaria, 1980.
17. D E BIASI, P-M. “Editing manuscripts: Towards a Typology of Recent
French Genetic Editions, 1980-1995”. Text. An Interdisciplinary Annual
of Textual Studies, Ann Arbor, n. 12, 1998.

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originales y otros, finalmente, fotocopias del primer bo-
rrador. Prácticamente todos fueron intervenidos a mano,
en muchos casos por más de un autor. Se encuentra di-
vidido en 16 abrochados que atestiguan tachaduras y
reescrituras abundantes en diferentes momentos.
La puesta en limpio de las correcciones y reescrituras
documentadas en esta etapa dio lugar al tercer borra-
dor, elaborado a comienzos de marzo de 1981 por Lu-
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cio Gera e integrado por 84 folios organizados en 5


abrochados de diferente tamaño. Éste fue distribuido
entre un grupo de obispos cercanos al grupo redactor.
Prácticamente no encontramos aquí intervenciones
manuscritas.
Finalmente, a mediados de abril se elabora una co-
pia editada de este texto, el cuarto borrador, que es el
que se presenta a los obispos en la XLII Asamblea Ple-
naria de la CEA entre el 4 y el 9 de mayo de 1981. El
borrador fue leído y discutido durante los cinco días de
reunión en grupos de diez obispos, los cuales introdu-
jeron más de ochocientas modificaciones o “modos”,
es decir, propuestas por escrito de variaciones y correc-
ciones al texto por motivos que iban del gusto estilístico
a la ortodoxia doctrinal o el conflicto ideológico. Este
borrador consta de 92 folios, divididos esta vez en 8
abrochados. En términos analíticos, resulta especial-
mente interesante puesto que en sus márgenes se en-
cuentran escritos los números correspondientes a los
“modos” propuestos por los obispos, de manera que –
aún careciendo de acceso a ellos – podemos, por un
lado, indicar las zonas del texto del borrador que fue-
ron más cuestionadas y, por el otro, evaluar la cantidad
de modificaciones propuestas.

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Durante el mes de mayo, Karlic, Gera y Dellaferrera
se reunieron en el arzobispado de Córdoba para reescribir
el texto, incorporando los modos de los obispos e intro-
duciendo el título final del documento, Iglesia y comuni-
dad nacional, que recién sería publicado el día 30 de junio
con fecha del 8 de mayo.
Aunque, por motivos de espacio y pertinencia, no
podamos detenernos aquí en el impacto del documento
en la opinión pública de la época18, es importante seña-
lar que los diarios construyeron una gran expectativa en
torno a la Asamblea Plenaria y el texto discutido, que
ocuparon las primeras planas de los números del 4 y el 9
de mayo y las páginas centrales de las respectivas seccio-

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nes de análisis político. Incluso llegó a publicarse, por
una filtración episcopal, una vasta selección de pasajes
extraídos del cuarto borrador en el diario La Prensa. Tan-
to la cobertura de la Asamblea como la de la publicación
del documento coincidieron en otorgarle al aconteci-
miento un carácter polémico, de posicionamiento del
episcopado enfrentando al gobierno militar por dos
motivos: la exigencia de democratización y la denuncia
de violaciones a los derechos humanos perpetradas por
el gobierno. En particular, la prensa dio especial aten-
ción a la adhesión de la Junta Multipartidaria Nacio-
nal19 al documento y a las reuniones mantenidas entre
su Junta Política Permanente y la Comisión Ejecutiva

18. Reenviamos, para ello, a BONNIN, J. E. “Crítica genética y análisis del


discurso…” y BONNIN , J. E. “Political and religious discourse: the case
of ‘Reconciliation’”. Discourse and Society, Londres, v. 20, n.3, 2009.
19. La Multipartidaria fue una reunión de partidos políticos, convocada en
julio de 1981 por el radical Ricardo Balbín, con el objetivo de aunar
fuerzas y crear un actor colectivo capaz de negociar con el gobierno la
institucionalización democrática y de volver a poner a los partidos en el
plano de la opinión pública. Nucleó a dirigentes de la Unión Cívica

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de la CEA. De este modo, en 1981 se construyó, a tra-
vés de ICN, una representación del episcopado como
defensor de avanzada de la democracia, a despecho de
sus múltiples complicidades con el gobierno militar
durante la represión ilegal.

1.2. LOS REDACTORES EN EL MAPA POLÍTICO-RELIGIOSO DE LA DÉCADA


DE 1970
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Karlic, Giaquinta, Dellaferrera y Gera, parte del gru-


po redactor del documento, poseen trayectorias sociales
muy semejantes: nacidos en las décadas de 1910 y 1920,
y provenientes de familias de inmigrantes, ingresaron al
seminario a la edad de 12 años y encontraron en la Igle-
sia un medio de ascenso social, respondiendo morfoló-
gicamente a la categoría de oblatos, es decir, de sujetos
que, debiendo su capital social a la institución eclesiás-
tica, deberían ser los guardianes de la ortodoxia, con-
trolando y reprimiendo la heterodoxia doctrinal e
ideológica.20
Sin embargo, la coyuntura de cambios políticos en
el nivel nacional e internacional, así como el clima de

Radical, el Partido Justicialista, el Partido Intransigente, el Partido


Demócrata Cristiano y el Movimiento de Integración y Desarrollo.
Durante ese año mantuvieron una intensa actividad, reuniéndose con
diversos actores y publicando una serie de documentos, el más importante
de los cuales fue Antes de que sea tarde, de diciembre de 1981. En marzo
de 1982 convocaron, junto a la Confederación General del Trabajo, a
una manifestación pública, a la que asistieron alrededor de 100.000
personas, tristemente célebre por la represión a la que dio lugar. Ya con
menos protagonismo desde el conflicto de Malvinas, las actividades de
la Multipartidaria cesaron formalmente con el traspaso del gobierno a
Raúl Alfonsín el 10 de diciembre de 1983.
20. BOURDIEU, P.; DE SAINT MARTIN, M. “La sainte famillie. L’épiscopat
français dans le champ du pouvoir”. Actes de la recherche en sciences sociales¸
Paris, n. 44/45, noviembre de 1982.

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renovación vivido en el catolicismo conciliar, permi-
tieron que estos actores pudieran adquirir un capital
cultural propio al viajar tempranamente, en los años
cuarenta y cincuenta, para realizar estudios de grado e
incluso doctorados en Europa. A su regreso encabeza-
ron la renovación posconciliar en la Argentina a partir
de la articulación de la experiencia peronista con la
renovación teológica, y protagonizaron la génesis y el
desarrollo de diferentes grupos, en particular el MSTM
y la COEPAL.21 La bibliografía teológica identifica este
sector, encabezado por Lucio Gera, como “Teología del
Pueblo” (TP).22

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Cymbalista y Palacios Videla, por el contrario,
representaban para el grupo redactor dos vías de
comunicación con otros espacios de los que no partici-
paban directamente y que, siendo marginales en sus
redes de pertenencia, establecían vínculos débiles con
otras mucho más amplias. La primera, como joven aba-
desa benedictina, fue responsable de la renovación

21. La Comisión Episcopal de Pastoral fue una iniciativa de la Conferencia


Episcopal Argentina en 1964, que, al calor del Concilio Vaticano II,
la formó para diseñar un Plan Nacional de Pastoral. Integrada por
obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, reunió a gran parte
del movimiento que se dio en llamar “catolicismo posconciliar”, una
renovación en los diferentes niveles institucionales y no institucionales
que tuvo un altísimo impacto en los ámbitos más dispares. En efecto,
en ella se tejieron vínculos que luego darían lugar a la creación del
MSTM, pero también a las reconocidas y “seculares” Cátedr as
Nacionales de Filosofía Política en la Universidad de Buenos Aires o
a organizaciones armadas como Montoneros. Para un panorama más
completo sobre el tema, cfr. G ONZÁLEZ , M. La reflexión teológica en
Argentina (1962-2004). Córdoba: EDUCC, 2004; P OLITI, S. Teología
del Pueblo. Una propuesta argentina para Latinoamérica. Buenos Aires:
Guadalupe, 1991.
22. Cfr. GONZÁLEZ , op. cit.; P OLITI , op. cit.; S CANNONE, J. C. “Perspectivas
eclesiológicas de la Teología del Pueblo”. Teología Latina, n. 1.
Disponible en: http://www.mercaba.org/FICHAS/Teologia_latina/
perspectivas _eclesiologicas.htm. Con acceso el 24/02/2007.

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litúrgica y reglamentaria de la vida consagrada en la
Argentina y, dentro de Latinoamérica, de la Orden de
San Benito. Su posición privilegiada en este ámbito
significó para el grupo redactor vincularse con el espa-
cio más estrictamente religioso del catolicismo
posconciliar. El segundo, en cambio, cuadro político
del peronismo, representaba un vínculo con el espacio
de la política partidaria. Su propio rol había sido fun-
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damental en el establecimiento de contactos entre el


peronismo y el catolicismo. De esta manera, las de-
mandas político-religiosas del grupo productor se ubi-
can precisamente en la frontera entre ambas
dimensiones. Las trayectorias de Palacios Videla y
Cymbalista representan, entonces, la posición inesta-
ble ocupada por ellos y su constante negociación con la
práctica política, por un lado, y con la institución reli-
giosa, por el otro.

2. PUEBLO Y POPULISMO EN EL DISCURSO POLÍTICO-RELIGIOSOS

Como hemos señalado, el grupo encabezado por


Gera fue conocido como Teología del Pueblo (también
“de la cultura”): se impone, entonces, al análisis una
reflexión acerca del uso de la forma pueblo, tan cargada
de sentidos en el discurso político.
En efecto, este lexema forma parte del vocabulario
político moderno al menos desde el siglo XVIII, sien-
do empleado con diversos sentidos, a veces comple-
mentarios, a menudo contradictorios. Para el caso del
catolicismo posconciliar argentino, pueblo y popular eran
categorías que podían ser adscriptas, interdiscursiva-
mente, a redes particulares, asociadas a la renovación

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eclesiológica posconciliar (con el concepto de “Pueblo
de Dios” de la encíclica Lumen Gentium) y al peronis-
mo como forma política:

en nosotros [el concepto de Pueblo] deriva del Concilio y del


Peronismo, un poco conjugamos la idea de Pueblo de Dios con
la del Pueblo que, digamos, heredamos un poquito del peronismo,
y que dejamos de lado el lenguaje… no hablamos de “sociedad”,
los “ciudadanos” (…) es un lenguaje liberal y más de los radicales,
por ejemplo, ¿no? (Entrevista con L. Gera)

Esta doble filiación del concepto supuso, para el


movimiento identificado con la Teología del Pueblo,

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críticas provenientes de sectores políticamente enfren-
tados entre sí pero que compartían presupuestos ideo-
lógicos acerca de la política y el rol de las élites.23 En
efecto, del lado de la Teología de la Liberación (TL) se
criticaba el concepto de pueblo por oposición a proleta-
rio, negando el carácter totalizante del primero en la
oposición entre masividad y cristianismo. Así resume
M. González)24 las críticas de J. L. Segundo25 al con-
cepto de pueblo de la TP:

El cristianismo y las masas son incompatibles. Por eso, el cris-


tianismo occidental que optó por ser una religión de masas, ha
vivido traicionando el Evangelio. Sólo las minorías transgreden,
renuncian y se comprometen. La aplicación de sus posiciones

23. En efecto, la TP, según M. González, “surgirá, entre otras cosas, con
la intención programática de superar las concepciones (…) defendidas
por Braun y Briancesco, por considerarlas ‘ liberales’, elitistas y
dualistas” (G ONZÁLEZ , op. cit. p. 122).
24. Idem.
25. SEGUNDO, J. L. Liberación de la teología. Buenos Aires: Carlos Lohlé, 1975.

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[del marxismo europeo] a América Latina lo lleva [a Segundo] a
afirmar que la religiosidad popular latinoamericana tiene una
calidad evangélica sumamente baja.26

Más específicamente, Segundo – y, con él, gran par-


te del marxismo sociológico – cuestiona la “capacidad
liberadora” del pueblo peronista precisamente por su
carácter totalizante que, sociológicamente, se traduce
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en un movimiento policlasista.27
De otro lado, las críticas de Briancesco28 y Braun29,
producidas desde la revista Criterio en una posición
considerada por los propios actores como catolicismo
liberal, le cuestionan:

el uso acrítico de nociones y teorías de la ciencia social: de-


pendencia, liberación (...) una negación de la auténtica universa-
lidad del hombre (...) y, así, una reducción de la problemática
humana a sus dimensiones políticas y socioeconómicas (...) la
subordinación de la fe a una moda pasajera o a un proyecto so-
cio-político que, además, sería inviable o no deseable. 30

Como vemos, tanto desde el liberalismo como desde


el socialismo, la TP era impugnada con argumentos con-
tradictorios entre sí. Sin embargo, todas estas críticas
confluían en una misma calificación: “cristianismo
populista”31, “espontaneísmo populista”.32
26. GONZÁLEZ , op. cit., p. 114.
27. POLITI , op. cit., pp. 320-322.
28. BRIANCESCO, E. “Religiosidad popular y pastoral popular”. Criterio,
Buenos Aires, n. 1681-1682, 1973.
29. BRAUN , R. “Apuntes sobre evangelización y liberación”. Criterio, Buenos
Aires, n. 1705-1706, 1974.
30. POLITI , op. cit., p. 318.
31. BRIANCESCO , op. cit., p. 703.
32. SEGUNDO , op. cit., p. 214

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Esta “acusación” de populismo, heredada de las co-
rrientes conservadoras, liberales y socialistas de Euro-
pa y del propio subcontinente latinoamericano, define
precisamente el eje de nuestro análisis. En efecto, nos
detendremos en la demanda elaborada por el grupo pro-
ductor al episcopado para que éste asumiera un discur-
so populista, no en el sentido manipulador y simplista
asignado por sus críticos, sino como modo de instaurar
discursivamente una identidad social configurada,
simultáneamente, por la experiencia del peronismo en
la Argentina y la renovación eclesiológica del Concilio
Vaticano II. Para ello, argumentamos, los redactores

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construyeron una representación del pueblo como suje-
to político y propusieron una identificación entre el
locutor episcopal y el objeto discursivo así construido.
Complementariamente, observamos el rechazo siste-
mático y puntilloso de esta demanda en los “modos”
del cuarto borrador.
N.B: Al considerar las variaciones sufridas en el texto
publicado, el criterio cuantitativo de frecuencia o can-
tidad no será relevante para explicar la diferencia ideo-
lógica en nuestro corpus: ni los obispos variaron
masivamente el uso del lexema pueblo ni el grupo
redactor lo utilizó reiteradamente para vehiculizar sus
demandas. La pregunta, entonces, es por las posicio-
nes infrecuentes en las que los redactores hicieron un
uso – en alguna medida – excepcional del lexema como
vehículo de una demanda y, simultáneamente, que
fueron percibidas como tales – en su infrecuencia, en
su carácter cuantitativamente despreciable – por los
obispos que, con sus “modos”, intentaron restringir el
espacio de reconocimiento de estas instancias.

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2.1. PUEBLO DE DIOS Y PUEBLO

Eclesiológicamente, el concepto de Iglesia como Pue-


blo de Dios se opone al de Cuerpo místico en tanto que
propone una valoración histórico-cultural del Pueblo
como condición de la evangelización. De este modo, no
es la pluralidad de culturas de los pueblos la que tiene
que cambiar y adoptar una unidad homogénea sino que
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es la Iglesia la que se incultura, insertándose en los pue-


blos.33 Esto implica una concepción dinámica de la evan-
gelización, puesto que no se trata de una acción
unidireccional de la Iglesia hacia el mundo, sino de mu-
tua influencia. A su vez, introduce una relativización en
la concepción de Iglesia, puesto que, en tanto Pueblo de
Dios, también es legítimamente susceptible de cambios.
El texto publicado no aceptó – desde el punto de vis-
ta del uso de la designación – este posicionamiento teo-
lógico. El único pasaje en el que el sintagma en cuestión
aparecía fue, primero, conflictivo para los mismos
redactores y, luego, suprimido por los obispos:34

33. POLITI , op. cit., 277 y ss.


34. Las convenciones adoptadas son las siguientes: en primer lugar se indica
el número de borrador (B1, B2, etc.), en segundo lugar el número de
zabrochado (A1, A2, etc.) y, finalmente, el número de folio del abrochado
(F1, F2, etc.). Las intervenciones manuscritas son representadas
mediante el empleo de cursivas y los paréntesis angulares (<>) señalan
escritura sobre la línea. El texto publicado se indica con una P seguida
del número de parágrafo, como es de uso habitual en la referencia a
textos episcopales. Para los destacados reservamos el uso de negritas.

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B2 A7 F10 (sobre fotocopia de B4 A3 F6 P 75-76
B1)
4.- La Iglesia, comunidad del 4) La Iglesia, comunidad de 3.- La Iglesia, fermento de la
Pueblo de Dios.<(-- Tachado Pueblo de Dios sociedad
vale)>
<95> (72)K. Como Cristo es el Como Cristo es el hombre 75. Como Cristo es el hombre
hombre perfecto, la Iglesia, que perfecto, la Iglesia, que es su perfecto, la Iglesia, que es su
es su Cuerpo Místico, es Cuerpo Místico, es también la Cuerpo Místico, es también la
también la comunidad en comunidad en plenitud a la que comunidad en plenitud a la
plenitud a la que el Padre llama a el Padre llama a todos los que el Padre llama a todos los
todos los hombres. hombres. hombres.
La profunda y misteriosa unidad La profunda y misteriosa unidad La profunda y misteriosa
que el Espíritu de Cristo crea que el Espíritu de Cristo creo unidad que el Espíritu de
entre los cristianos <hombres>, se [sic] entre los hombres, se Cristo crea entre los hombres,
expresa en la vida de las expresa en la vida de las se expresa en la vida de las
virtudes… virtudes… virtudes…

El contraste de las sucesivas versiones se destaca por


su continuidad. ¿Cuáles son, sin embargo, las diferen-
cias? En las operaciones manuscritas realizadas por el

Ateliê
editor de B2 encontramos, al margen de cambios en la
numeración y estilísticos, la sustitución de cristianos por
hombres como pacientes de la acción del Espíritu Santo,
la cual supone una variación fundamental entre la
comunidad de los cristianos (es decir, la Iglesia como
Pueblo de Dios) y la comunidad de los hombres (los
pueblos). Aunque no disponemos de evidencia textual
suficiente como para suponer que se trate de un con-
flicto ideológico dentro del grupo productor, la varia-
ción es solidaria con otras presentes en el mismo
borrador que predican la religiosidad del pueblo, como
en la siguiente adición manuscrita: “Y lo que es peor
aún, [el laicismo educativo] crea una división entre la
cultura popular <que es religiosa,> y la cultura laicista.
<de la escuela oficial>” (B2 A2 F7).
Ambas lecciones fueron reproducidas en el texto
publicado, lo cual nos permite inferir que esta concep-
ción del pueblo como intrínsecamente religioso es parte
de las representaciones compartidas entre el grupo pro-

87

05 Ateliê III.pmd 87 7/5/2010, 13:25


ductor y el episcopado. Sin embargo, el título de los
borradores incluía el concepto de Pueblo de Dios, lo cual
evocaba el movimiento de renovación posconciliar que,
encarnado en grupos heterodoxos como el MSTM,
resultaba ciertamente perturbador y claramente iden-
tificable con un sector particular del catolicismo ver-
náculo.
El editor de B2, sin dudas, intuyó que esta formula-
manuscrítica

ción programática daría lugar a modos negativos en la


Asamblea Plenaria. El tachado original del título en
B2, que en una segunda instancia fue restaurado, seña-
la una duda y una posible intención de omitir el sin-
tagma Pueblo de Dios, presente en la redacción original
de B1. En este sentido, es posible que la aposición
“Cuerpo místico...”, que no cumple ninguna función
argumentativa en el texto, fuera ofrecida como prenda
de cambio para negociar la inclusión del sintagma
Pueblo de Dios. La negociación ofrecida por el grupo
productor consiste en proponer la equivalencia – y no
la oposición – de las concepciones eclesiológicas del
Pueblo de Dios y del Cuerpo Místico.
Sin embargo, la noción de pueblo tiene un carácter
potencialmente totalizante, que coincide con la moda-
lidad populista de designación, de construcción del
pueblo como identidad colectiva.35 Este carácter es, en
nuestro caso, fruto de la combinación entre eclesiolo-
gía posconciliar y política peronista que se produce en
la TP en la Argentina, solapándose de tal modo que
aceptar una implicaba, al menos en potencia, la acepta-

35. Cfr. L ACLAU, E. La razón populista. Buenos Aires: Fondo de Cultura


Económica, 2005; SIGAL, S.; VERÓN, E. Perón o muerte. Los fundamentos
discursivos del fenómeno peronista. Buenos Aires: EUDEBA, 1986.

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ción de la otra. En consecuencia, la pequeña variación
observada no tiene que ver con los contenidos del pará-
grafo (que, por otra parte, no cambian) sino con la toma
de posición realizada en el sintagma, simultáneamente
política y religiosa.

2.2. EL PUEBLO / NUESTRO PUEBLO: DISPUTAS EN LA CONSTRUCCIÓN


DE UN SUJETO POLÍTICO

Es posible detectar dos usos diferenciados del pose-


sivo. Por una parte, como lo muestra Harding 36, el
sintagma Nuestro/a + N puede indicar una relación de
propiedad de N por parte del locutor, tanto literal como

Ateliê
metafórica. En este caso, la configuración enunciativa
se construye en base a la oposición entre nosotros y ellos,
oposición que no se justifica sólo en términos
comunicacionales (es decir, locutor / interlocutor) sino
en términos categoriales: el referente de la primera per-
sona del plural es de naturaleza distinta del de la terce-
ra, que señala la alteridad ontológica del otro.
Ahora bien, en oposición a un uso que denota pro-
piedad, el posesivo de primera persona del plural pue-
de emplearse también para denotar pertenencia, en
especial cuando es posible delimitar el referente de
dicha persona en términos espaciales o locativos. Así,
expresiones como “nuestra comunidad”, “nuestra pa-
tria” no implican una diferenciación categorial entre
el locutor y el objeto denotado sino que, por el contra-
rio, el segundo define la clase a la cual pertenece el
primero.

36. HARDING, R. “Historical representations of aboriginal people in the


Canadian news media”. Discourse and Society, Londres, v. 17, n. 2, 2006.

89

05 Ateliê III.pmd 89 7/5/2010, 13:25


Al respecto, es pertinente aclarar que las formas ver-
bales y construcciones posesivas pueden realizar rela-
ciones entre entidades dentro de dominios semántica-
mente próximos. Desclés37, por ejemplo, ha distinguido
tres dominios en función de los distintos tipos de
sintagma que analiza: el dominio de ingrediencia (rela-
ción parte-todo), el de posesión y el de localización. En
el análisis discursivo de la construcción de identida-
manuscrítica

des, como es nuestro caso, los usos identitarios del po-


sesivo se han abordado especialmente en los estudios
sobre identidad nacional, tanto en el campo de las ideo-
logías lingüísticas38, como en el discurso político en la
prensa39 y en grupos de jóvenes 40.
En el corpus analizado, como intentaremos demos-
trar, el grupo productor de los borradores utilizaba el
sintagma nuestro pueblo como sinónimo de pueblo de la
nación, es decir, para designar una clase de la cual el
locutor episcopal formaba parte. Y, de manera correla-

37. D ESCLÉS, J.-P. “Appartenance / inclusion, localisation, ingredénce et


possession”. Faits de langues, Paris, v. 4, n.7, 1996, p. 98-100.
38. ALÍ BOUACHÁ, A. “La généralisation dans le discours. Langues officielles
et discours de bois”. Langages, Paris, v. 26, n. 105, 1992; CASTELLANOS
PFEIFFER, C. “Polémiques autour de la langue nationale (fin du XIX et
début du XX siècle)”. Langages, Paris, n. 130, 1998; SÉRIOT, P. “Le cas
russe: Anamnèse de la langue et quête identitaire (la langue-mémoire du
peuple)”. Langages, Paris, v. 28, n.114, 1994
39. ARNOUX , E. B. N. “Los comentarios periodísticos ‘oficiales’ sobre los
bombardeos a Plaza de Mayo en 1955: en torno a la problemática de las
formaciones discursivas”. In: ARNOUX, E. B. N. Análisis del discurso. Modos
de abordar materiales de archivo. Buenos Aires: Santiago Arcos, 2006.
L EUDAR , I.; M ARSLAND , V. “On Membership Categorization: ‘Us’,
‘Them’and ‘Doing Violence’ in Political Discourse”. Discourse and Society,
Londres, v. 15, n. 2-3, 2004.
40. WODAK, R. “Fragmented Identities: Redefining and recontextualizing
national identity”. In: C HILTON, P; SCHÄFFNER, C. (Eds.). Politics as Text
and Talk. Analytic approaches to political discourse. Amsterdam/
Philadelphia: John Benjamins, 2002.

05 Ateliê III.pmd 90 7/5/2010, 13:25


tiva, encontramos en el texto publicado una serie de
variaciones que tienden, precisamente, a borrar esa
identificación.

A) el pueblo / nuestro pueblo

El texto del borrador evita el uso del sintagma nues-


tro pueblo como objeto o paciente, puesto que en él el
compromiso del locutor con el colectivo es de identi-
dad.
B4 A1 F7 P 29
En una primera etapa, la mayoría del pueblo En una primera etapa se logró que en la
logró que arraigara profundamente entre mayoría de nuestro pueblo arraigara la voluntad

Ateliê
nosotros la voluntad de participar polticamente de participar políticamente en los destinos de la
[sic] en los destinos de la nación e hizo práctico Nación.
el respeto a las minorías.
(…)
La justicia social se integra definitivamente al (…)
proyecto social de los argentinos. La justicia social, enseñada por los Papas, se fue
integrando al proyecto social de los argentinos y
constituyó un valioso aporte para la difusión y
profundización de estas tendencias en nuestro
pueblo, desde el ya lejano 1891, en que León
XIII publicaba la Encíclica Rerum Novarum.

El texto publicado, en cambio, utiliza dicha frase en


su funcionamiento posesivo:
En el primer pasaje citado, la construcción deter-
minada ocupa el rol de agente del proceso material
lograr; en el texto publicado, la variación determinan-
te/posesivo es acompañada con una pasivización con
“se” que pone a nuestro pueblo como locativo de una
acción cuyo agente no se explicita.
El segundo pone en juego un conjunto diverso de
motivaciones. Por una parte, en él había una alusión –
explícita en B1 y la primera redacción de B2 – al
peronismo, omitida por los mismos redactores al edi-

91

05 Ateliê III.pmd 91 7/5/2010, 13:25


tar el segundo borrador 41. La justicia social, una de las
“banderas justicialistas”, es colocada en el texto publi-
cado como obra de los papas, de manera que no haya
ambigüedades referenciales. En esta amplificación, el
texto publicado incluye a nuestro pueblo como paciente
de la acción de un agente omitido en las nominaliza-
ciones elaboradas sobre los procesos materiales difun-
dir y profundizar.
manuscrítica

También en la sección de las Orientaciones para la


Acción encontramos esta variación, donde el texto pu-
blicado utiliza la construcción posesiva para designar
el pueblo como objeto, que era utilizada sólo en tercera
en los borradores.
B4 A6 F1 P 169
Diríamos que del análisis histórico hecho En el panorama histórico que hemos
anteriormente se deducen algunas necesidades considerado, se advierte algunas necesidades
básicas del pueblo argentino, en su tarea de básicas de nuestro pueblo argentino, en su
responder a problemas fundamentales de su tarea de responder a problemas fundamentales
historia pasada y presente, en orden a un de su historia pasada así como también del
futuro. presente y en orden de su futuro.

El entorno verbal, en ambos pasajes, si bien repre-


senta al pueblo argentino como sujeto animado, no le
asigna una posición agentiva. Esto se debe a que el uso
no agentivo del lexema en el borrador se corresponde
con el artículo definido y nunca forma parte de un
sintagma posesivo. El texto publicado, en cambio,
alterna el / nuestro pueblo como formas equivalentes.

41. En efecto, allí se observa la siguiente corrección: “Luego <con el correr de


los> tiempos xxxxxxxxxxxxxxxxx [tachado: en tiempos del justicialismo],
se realizó la incorporación de los trabajadores con un notable espíritu
nacional y un marcado antimarxismo. La justicia social se integra
definitivamente al proyecto social de los argentinos” (B2 A3 F9).

05 Ateliê III.pmd 92 7/5/2010, 13:25


B) nuestro pueblo / el pueblo

En efecto, el nosotros empleado diferencialmente en


el texto publicado se configura como exclusivo, seña-
lando una distancia entre el locutor y el objeto que,
como veremos en el apartado siguiente, es la contraria
de la que encontramos en el borrador. En él, en cambio,
el nosotros es inclusivo, y el compromiso del locutor con
la entidad designada es de participación. En P, en cam-
bio, el compromiso se produce desde el punto de vista
de la posesión, desde la diferencia de status que asume
el locutor en tanto autoridad.

Ateliê
B4 A1 F8 P 111
2) El proceso histórico de nuestro pueblo 2) El proceso histórico de nuestro pueblo
(130) También en nuestra patria, la experiencia 111. También en nuestra Patria el desarrollo
histórica ha ido fortaleciendo la aspiración de histórico ha manifestado diversas corrientes
nuestro pueblo, a participar activamente en la políticas que procuraron llevar al pueblo a
vida y la organización de la comunidad política. participar activamente en la vida y en la
La adhesión al sistema democrático de organización de la comunidad. La adhesión al
gobierno es un rasgo característico que forma sistema democrático de gobierno de estas
parte de su identidad. corrientes es el rasgo característico que las
define, y que muestra la aceptación que de él
hace el pueblo en general.
(…) (…)
como cristianos, hemos de saber discernir entre Como cristianos, hemos de saber discernir
las falsas teorías e ideologías y los movimientos entre las falsas teorías e ideologías, y los
históricos concretos nacidos de ellas. Es movimientos históricos concretos nacidos de
necesario recoger, y nuestro pueblo ha sabido ellas. Es necesario que los laicos cristianos y
hacerlo, de los movimientos históricos, los todos los ciudadanos recojan de los
elementos positivos y dignos de aprobación que movimientos históricos los elementos dignos de
son coherentes con los principios de la razón y aprobación que son coherentes con los
responden a las justas aspiraciones de la persona principios de la recta razón y responden a las
humana. justas aspiraciones de la persona humana.

En el primer pasaje citado, el sintagma nuestra pa-


tria, en un funcionamiento inclusivo, nos permite in-
terpretar por analogía en el mismo sentido nuestro pueblo.
En efecto, recordando que en la TP el pueblo tiende a
ser concebido como totalidad de lo social, podemos in-

93

05 Ateliê III.pmd 93 7/5/2010, 13:25


terpretar una identificación del locutor como parte de
dicha entidad. De este modo, el locutor es parte de un
sujeto activo que funciona como experimentante del pro-
ceso mental aspirar. En el texto publicado, en cambio, el
rol activo es reemplazado por diversas corrientes, donde
el pueblo queda en el lugar de paciente del proceso mate-
rial agenciado por ellas, llevar a participar.
En el segundo, nuestro pueblo es la entidad de la que
manuscrítica

participa, como miembro, el locutor colectivo religioso


del nosotros-cristianos. Al igual que en el caso anterior,
el borrador lo presenta como agente, esta vez del pro-
ceso material recoger. También aquí es posible leer una
alusión al peronismo en la constatación histórica “nues-
tro pueblo ha sabido hacerlo”. Quizás por este motivo
el texto publicado omite la designación y la sustituye
por los laicos cristianos y todos los ciudadanos. En
cualquier caso, la reformulación implica una
desambiguación del referente de pueblo que, participan-
do de la atribución de cristianismo de todos los argen-
tinos, es evidentemente inclusiva del locutor episcopal
como parte de todos los ciudadanos. Esta inclusión ex-
plícita, sin embargo, se realiza a cambio de suprimir la
designación.
De esta manera, si bien no había elementos en el
entorno inmediato del borrador que nos permitieran
desambiguar el posesivo como identitario-inclusivo, la
reformulación ofrecida por el texto publicado da cuen-
ta de dicha interpretación, al menos en quienes modi-
ficaron el pasaje para mantener la misma referencia pero,
mediante la recategorización, modificar su sentido.

05 Ateliê III.pmd 94 7/5/2010, 13:25


C) un pueblo- los pueblos / nuestro pueblo

Es posible establecer una relación parcial de equi-


valencia semántica entre un pueblo y los pueblos, puesto
que el artículo definido plural designa a todos los pue-
blos, es decir, a los rasgos comunes a todos los miem-
bros de dicha categoría. El artículo indefinido, por su
parte, designa justamente a cualquier pueblo, es decir, a
cualquier entidad que posea los rasgos prototípicos
mínimos de la categoría.
Referencialmente, se opone a la descripción defini-
da singular (el pueblo) y al posesivo (nuestro pueblo), cuya
función es designar un miembro de la categoría en su

Ateliê
singularidad:

B4 A1 F1 P1
Entendemos entonces: que nuestra misión De allí que nuestra función específica de
específica de Obispos, si bien nos pone ante la Obispos, al ponernos ante la responsabilidad de
responsabilidad de reflexionar sobre el modo evaluar el actual desarrollo de la evangelización
como la Iglesia desempeña su propia tarea en nuestro país, íntimamente ligada a su
evangelizadora <(> en y a través de la persona acontecer histórico, nos lleve también a meditar
de sus fieles cristianos y de sus pastores <)>; no sobre el curso y el destino de nuestro pueblo.
debe sólamente [sic] centrar la reflexión sobre
sí misma independientemente de los
acontecimientos históricos; sino que debe
igualmente meditar sobre el curso y el destino
de los pueblos.
(…) (…)
Una meditación profunda sobre la vida de un 3. Una meditación profunda sobre la vida de
pueblo nos conduce necesariamente a hacer nuestro pueblo nos conduce necesariamente a
memoria del pasado, a auscultar con atención el considerar el pasado, a auscultar con atención el
presente y así vislumbrar su futuro y su destino. presente y así vislumbrar el futuro y su destino.

Una primera justificación de la variación, pragmáti-


ca, se encuentra en que el texto publicado no pretende
el grado de generalidad, de validez universal, que tenía
el borrador, en cuya construcción es posible rastrear
indicios de la práctica pericial de Gera y otros redacto-
res, los cuales habían participado de las CELAM e

95

05 Ateliê III.pmd 95 7/5/2010, 13:25


incluso en textos papales y sinodales. Esto, sin embar-
go, no explica por qué en ambos casos se utiliza el po-
sesivo y no otra construcción (como, por ejemplo, “el
pueblo argentino”, etc.).
El motivo se encuentra en que el nosotros empleado
por el texto publicado es posesivo y el pueblo así repre-
sentado es objeto pasivo de los procesos verbales del
locutor. También en el borrador el pueblo era objeto de
manuscrítica

estos procesos; sin embargo, y de manera coherente con


lo que hemos señalado en los apartados anteriores, no
hay un compromiso del locutor con la entidad, porque
este compromiso, reservado para el pronombre posesi-
vo, se emplea identitariamente con el pueblo como
sujeto.

2.3. EFECTOS DE RECONOCIMIENTO

A pesar de que el pasaje al texto publicado consis-


tió, en buena medida, en un rechazo de la identifica-
ción del episcopado como parte del colectivo nuestro
pueblo, el empleo persistente del lexema permitió que
diversos actores reconocieran la existencia de esta de-
manda. Más aún, en algunos casos se la identificó cla-
ramente con sectores particulares del catolicismo,
calificados de populistas por sus detractores – y de
populares por sus defensores. De esta manera, para
evaluar el alcance de los procedimientos observados en
la discursividad social, es necesario detenerse en las
lecturas que el documento despertó.
Es significativo, como “clima de época”, que no haya
habido un reconocimiento de la eclesiología del Pueblo
de Dios, fácilmente recuperable en el texto en condi-

05 Ateliê III.pmd 96 7/5/2010, 13:25


ciones diferentes, como se desprende de numerosos
textos posteriores que llevan a cabo dicha interpreta-
ción. Tal es el caso, por ejemplo, de un artículo crítico
del sacerdote y canonista Gustavo Irrazábal, precisa-
mente sobre Iglesia y comunidad nacional, en el que rea-
liza algunas observaciones que coinciden con las
nuestras:42

De un modo más general, la confusión entre “Pueblo de Dios”


y “Pueblo de la Nación” [en ICN] no puede sino afectar seria-
mente la comunicabilidad y relevancia del mensaje de la Iglesia.43

En su contexto inmediato de publicación, en cam-

Ateliê
bio, el eje central estaba puesto en la dimensión más
específicamente política del texto, particularmente
aquello que atenía a la democracia y la soberanía po-
pular. En este sentido, y más allá de una aceptación
generalizada, identificada positivamente con la demo-
cracia como sistema político, observamos que muchas
de las impugnaciones realizadas al documento le cues-
tionan específicamente su carácter populista y la pre-
sencia del peronismo.
En efecto, las revistas Cabildo y Somos, aún con las
diferencias existentes entre la primera, capaz de criticar
“por extrema derecha” a la dictadura militar y la se-
gunda, que probablemente obedecía a sectores de

42. Destacamos también un artículo anterior del mismo autor, con el


sugestivo título “‘Nuestro pueblo’ ¿qué pueblo?”, destinado a analizar el
documento de la Convocatoria al X Congreso Eucarístico Nacional del
año 2004; IRRAZÁBAL, G. “‘Nuestro pueblo’, ¿qué pueblo?”. Criterio,
Buenos Aires, n. 2298, 2004.
43. IRRAZÁBAL, G. “‘Iglesia y comunidad nacional’: Los próximos pasos”.
Criterio, Buenos Aires, n. 2304, 2005.

97

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inteligencia del ejército, comparten una misma im-
pugnación de las demandas de soberanía popular. En
ambos casos, el reconocimiento de la demanda se pro-
duce en sus propios términos político-religiosos y la
calificación de populista del documento es simultá-
neamente una “acusación” de peronismo y de “error”
religioso.
Para Cabildo, el documento oscila entre afirmacio-
manuscrítica

nes legítimas y verdaderas y otras en las que “pierde


no sólo claridad y eficacia, sino también legitimidad”,
donde el criterio rector es la tradición, la línea cre-
yente legítima del catolicismo pre-conciliar y deci-
monónico:

“se ha desarraigado la autoridad de su origen último que es


Dios”, dice el documento hacia el final de la primera parte (...)
recogiendo una doctrina unánime que se pierde en los orígenes
del pensamiento político católico. Pero en el texto de la segunda
parte, por descuido (que nos parece inconcebible[)] (...) o por
concesión al modernismo (...) se deja insinuada esta afirmación
que es, sencillamente y sin vueltas, una herejía social: “... el sentido
más amplio y profundo de la participación del hombre en la vida
de la Nación políticamente organizada, se traduce en la soberanía
del pueblo (...) La soberanía del pueblo quien, al ejercerla, legiti-
ma la constitución misma del Estado y su ordenamiento jurídi-
co...” ¿Es necesario recordar que el principio de la soberanía popular
(...) es, por completo, ajeno al pensamiento oficial y tradicional de
la Iglesia y de la Cristiandad? (“¿La voz de la jerarquía es también
la voz de la Iglesia?”, Cabildo, 28/7/81, 7)

El argumento ad auctoritatem tiene consecuencias


sobre el lugar reclamado por el grupo productor para

05 Ateliê III.pmd 98 7/5/2010, 13:25


las élites, oponiendo explícitamente el principio de
soberanía popular (ilegítimo) al principio aristocrático
(legítimo):

[Cita de Pío XII] “las clases dirigentes o sea los grupos de


hombres y mujeres... que dan, como suele decirse, el tono al
pueblo... ¿Una élite? Podéis decirlo muy bien...” Principio aris-
tocrático del que la Iglesia no tiene porqué avergonzarse y que,
por lo tanto, del que no tiene que arrepentirse, aunque el
populismo, que todo lo ha invadido y distorsionado, se revuelva
furioso y soberano (“¿La voz de la jerarquía es también la voz de
la Iglesia?, Cabildo, 28/7/81, 9)

Ateliê
En este sentido, la designación populismo condensa
contenidos antidemocráticos y anticonciliares; en de-
finitiva, impugna en su doble registro la demanda po-
lítico-religiosa. Concretamente, se vuelve sinónimo de
“peronismo”, de manera tal que “acusar” al documento
de “populista” implica “acusar” al episcopado de
“peronista”: “una omisión sugestiva: se olvida de men-
cionar la persecución de la Iglesia desencadenada por
el peronismo izquierdista y populista (el mismo que se
alió con la guerrilla años después) en 1955”.
En el caso de la revista Somos, el reconocimiento
también insiste sobre la ambivalencia del documento;
si bien no emplea descalificaciones tan fuertes como
Cabildo, allí se argumenta que en ICN hay “dos ideas
rectoras”. La primera, legítima, es aquella que diagnos-
tica los “males” de la sociedad argentina a partir del
enfrentamiento entre sectores. La segunda, ilegítima,
se identifica con uno de esos sectores: precisamente, el
populismo.

99

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La otra idea (...) enfatiza un proyecto de sociedad cuyos
caracteres centrales tendrían que ser, en lo político, la soberanía
del pueblo y en lo económico, la justicia social. (...) el acento en
estos dos capítulos se pone, sin duda, sobre la necesidad de que
el pueblo, como una entidad expresada por la mayoría, imponga
finalmente sus criterios (...) el documento oscil[a] hacia una de
las dos versiones ideológicas que integran hoy las repúblicas de-
mocráticas de Occidente: su ala socialdemócrata o populista según
manuscrítica

los casos (...) Hablar de soberanía del pueblo (...) es, pensamos,
abrir las compuertas de un posible democratismo no republica-
no en el cual la mitad más uno pudiera sentirse casi omnipotente
(...) ¿Debe hacer eso la Iglesia? ¿O debe, más bien, colocarse por
encima de las dos corrientes naturales que dividen hoy a todas
las comunidades políticas de Occidente –una republicana o con-
servadora, liberal, que enfatiza la libertad política y económica
así como el desarrollo económico; otra socialdemócrata o
populista que acentúa la participación popular y la distribución
social- para dictarles a ambas las normas comunes de ética po-
lítica que deben acatar para convivir? (“Habló la Iglesia”, Somos,
10/7/81, 15)

De esta revista, contraria a la participación popu-


lar pero, al menos públicamente, defensora de la
democracia 44, no es esperable una impugnación gene-
ralizada a la democracia como sistema de gobierno
(como en el caso de Cabildo). En ese sentido, destaca-
mos el juego de oposiciones que despliega entre, por
una parte, la corriente “republicana o conservadora,

44. Claramente de una democracia corporativa y tutelada, como lo muestra


su texto de análisis del documento de la Multipartidaria, que descalifica
desde el titulo, “Así no”, y en el que afirma: “La Argentina necesita ser
conducida (...) si no, la democracia quedará en eso: un sueño... o una
pesadilla” (“Así no”, Somos, 31/7/81, 66)

05 Ateliê III.pmd 100 7/5/2010, 13:25


liberal” y, por la otra, la “socialdemócrata o populista”45
donde la participación popular (y, con ella, el empleo
del adjetivo) es lo opuesto a la libertad política y econó-
mica y el desarrollo económico es lo opuesto a la distribu-
ción social.
Identificar, al menos parcialmente, al documento con
el populismo implica descalificar en un doble registro
al episcopado: en el religioso, por tomar partido y no
cumplir su función, la cual sería “dictar las normas
éticas” generales para la convivencia social. Esta fun-
ción, evidentemente, vincula inextricablemente la di-
mensión religiosa con el segundo registro, el de la política,

Ateliê
en el cual los obispos aparecen como opuestos a la li-
bertad política y económica por identificarse con el
“populismo socialdemócrata”.

3. CONCLUSIONES

Podemos resumir los datos empíricos del análisis en


los siguientes términos. En primer lugar, el grupo re-
dactor se identifica tanto con la eclesiología posconciliar
del “Pueblo de Dios” como con una noción de “pueblo”
proveniente del peronismo, produciendo una articula-
ción político-religiosa característica. Al redactar el do-
cumento episcopal, procura poner en boca del
episcopado sus propias demandas, empleando “nuestro
pueblo” con un valor identitario y en posición de agen-
te. Los obispos, sin embargo, modifican el uso de “nues-
tro pueblo”, atribuyéndole un valor posesivo y en

45. “Es notable, en este sentido, la energía con la cual los obispos se
identifican con la idea del pueblo como protagonista histórico reconocido”
(Somos, Ibíd.).

101

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posición de paciente. De este modo, aunque pueda
encontrarse el sintagma “el pueblo” en función agentiva
en los borradores, su reemplazo por “nuestro pueblo”
enajena dicho rol. Al detenernos en algunos de los
efectos de reconocimiento producidos al ser publicado,
observamos que hay, no obstante las reformulaciones
realizadas por los obispos, una interpretación que, con
mayores o menores matices, asocia el documento al
manuscrítica

populismo, aún cuando sus marcas más características


fueran eliminadas en el pasaje al texto publicado.
En un sentido más general, el análisis muestra los
procesos de negociación de identidades político-reli-
giosas dentro de los sectores dirigentes del catolicismo
en la transición a la democracia en la Argentina y nos
permite formular preguntas más amplias en torno a la
escritura de textos colectivos. En efecto, aún cuando la
identidad institucional procure homogeneizar las
condiciones de producción del documento, el análisis
indica la presencia de zonas de tensión y negociación,
muchas de las cuales sólo se manifiestan en un nivel
micro-textual, que integran los procedimientos
metodológicos de la crítica genética a las problemáticas
tradicionales del análisis del discurso.
En este sentido, destacamos la necesidad de pro-
fundizar en las relaciones entre producción y recep-
ción a partir de una consideración sociológica y
discursiva de los actores involucrados. En particular nos
parece significativo el hecho de que las lecturas políticas
realizadas por actores provenientes de la derecha
asociada a las Fuerzas Armadas coincidan con las dis-
cusiones teológicas mantenidas con la Teología de la li-
beración, autodefinida de izquierda. En ambos casos, y

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más allá de sus especificidades, la misma acusación de
populismo se aplica a los discursos provenientes de la
TP: se trata, en definitiva, de la dificultad histórica de
procesar la confluencia entre peronismo y catolicismo
como forma político-religiosa.
Agradecimientos: El autor desea agradecer a Mag-
dalena Arnoux y Verónica Zaccari la lectura y las suge-
rencias realizadas al borrador de este trabajo, que se ha
visto indudablemente enriquecido por ellas.

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