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En este sentido, el universo de los varones italianos está inexorablemente vinculado a la desilusión, el

fracaso y la nostalgia. Como bien ha notado Pujol, el sentimiento de desarraigo que aparece en los
inmigrantes de las letras de tango procede »de la lírica gauchesca pretanguera« 16. Asimismo para
Carlos Mina lo que reflejan varios de los tangos cuyas letras refieren a la inmigración es el desajuste
entre las desmesuradas fantasías de »hacerse la América« (el ideal prometido) y la realidad encontrada.
Para Mina, La Violeta (1929, con letra de Nicolás Olivari) y Giusseppe el zapatero (1930, con letra de
Guillermo del Ciancio) »hablan del fracaso de la inmigración de manera directa«, es decir, resultan
»ejemplos de integración fallida« 17. En el primer caso Olivari muestra a un personaje, que no es
anónimo (tiene nombre y apellido), en pleno trance melancólico: Con el codo en la mesa mugrienta y la
vista clavada en un sueño piensa el tano Domingo Polenta en el drama de su inmigración. Y en la sucia
cantina que canta la nostalgia del viejo paese desafina su ronca garganta ya curtida de vino carlón.
Polenta entona La Violeta –canción aprendida de boca de otros compatriotas en el buque que lo trajo a
América– para consolar su desilusión y como una forma de expresar su dolor por la añoranza de su
tierra lejana. Según Mina, »el italiano de Olivari es la personificación de la derrota absoluta« 18 . en La
Violeta, el uso de la polifonía, con la integración al propio texto de algún pasaje de la canción aludida,
da cuenta de cuán presente estaban, en la primera mitad del siglo pasado, la lengua y la cultura popular
italianas en el Río de la Plata.

¿Quién es Carlos Gardel? Gardel en realidad se llamaba Charles Romuald Gardes… sí, así de
complicado el nombre. Es que era francés, nació en la ciudad de Toulouse y su madre se vino con él a
la Argentina cuando el niño tenía apenas dos años. ¿Cómo era la Buenos Aires que les recibió? Y,
pensemos que estamos hablando de 1893… Buenos Aires era una ciudad en construcción, recibiendo
millones de inmigrantes que venían de todas partes de Europa y medio Oriente: italianos, rusos, turcos,
españoles, ucranianos (mi bisabuelo, por ejemplo). Imaginémosles a todos juntos, intentando hacerse
entender, los alimentos, la religión, la vestimenta… todo diferente… ¡tremendo y maravilloso a la vez!
¿Y qué pasó con los Gardes? La mamá de Carlos (que se llamaba Berta) empezó a trabajar como
planchadora. Era un oficio bravo, muy sacrificado, pero las planchadoras francesas tenían buena
reputación, así que a Berta nunca le faltó trabajo. 58 TANGO Y EDUCACIÓN El problema es que
Carlos era un niño pequeño por entonces. La mamá consiguió que una familia le cuidara mientras ella
trabajaba. Más adelante le envió a la escuela pública. ¿Era común eso? No, para nada. Los que llegaban
a nuestro país no siempre creían que la educación de sus hijos fuera importante. Bueno, al menos no tan
importante en comparación con salir a trabajar, con aportar para la casa. Y es muy comprensible. Pero
Berta tuvo otra idea: consideró que su hijo debía concurrir y finalizar, al menos, los estudios primarios.
Y fue así que Carlos, no sin dificultades, pudo completar la escuela. Y él siempre se lo agradeció a la
madre. Aunque de niño renegara con eso. Como todo niño, ja, ja. Termina la primaria. ¿Luego qué?
Empezó a ganarse la vida en changas, se fue de la casa, probó suerte en todas partes… ¿Se fue de la
casa? ¿A dónde? Estuvo por Montevideo, también paró en casas de amigos, trabajó de tipógrafo,
vendedor de fósforos, hizo mucha vida en la calle, en el barrio… ¿Fue en esa época que se acercó a la
música? Sí y no. En realidad, lo que al principio le tiraba a Carlos, y pocos lo saben, era la actuación.
Supo ser parte de grupos de pibes que actuaban de comparsa en las compañías españolas de zarzuela,
que por ese entonces venían a raudales. También hizo de claque. ¿Qué es eso? Son los que, pagados
por el empresario del teatro, inician aplausos al terminar una actuación, o piden bises; esas cosas.
Como los reidores de la televisión de hoy día.
El tango argentino es un episodio coreográfico-musical que germina y se abre en una de las antiguas
corrientes de la danza occidental. Cronológicamente es un hecho “fin de siglo”; pudo desarrollarse sólo
una vez y únicamente en la segunda mitad del siglo XIX. Geográficamente sólo pudo darse entonces en
la ciudad de Buenos Aires.

La milonga
En este punto necesitamos el documento-clave que elimine nuestra incertidumbre y nos lleve a
conclusiones más consistentes y mejor respaldadas. El documento existe y, con todo lo que hemos
estudiado hasta ahora, nos hallamos en condiciones de aclarar y aprovechar su contenido; es decir,
podemos interpretarlo.
Lucio V. López describe en su obra La gran aldea el Buenos Aires de 1860-1870 más o menos. 92 En
esta “verídica historia” el autor elabora escenas que ocurren sobre el episodio real del regreso del
ejército del general Mitre, después de la batalla de Pavón (setiembre 17 de 1861). El protagonista va al
Bajo a ver las tropas que vienen en barcos por el río. Cuenta entonces:
“En la playa, y al pie mismo del murallón donde nosotros estábamos, varios carreros del Bajo, en traje
de fiesta, se habían congregado para oír a dos de ellos que, armado el uno con una guitarra
profusamente encintada de blanco y celeste, y el otro con un acordeón, cantaban coplas patrioteras en
una de esas tonadas características del compadrito de Buenos Aires.” Hay un diálogo, y sigue:
“El de la guitarra con el del acordeón atacaron un aire vulgar, pero cadencioso, antepasado en línea
recta de la milonga del día [...]”. Quiere decir que esta milonga del día , esto es, “de ahora”, tiene un
“antepasado en línea recta” vulgar y cadencioso cuyo nombre no da el novelista. Y nosotros conocemos
una difundida especie porteña y tradicional que es exactamente igual a la milonga, y la única en el
panorama musical de ese momento que puede ser el antepasado en línea recta de la milonga: es el
lundú, aporteñado desde medio siglo antes; el lundú, que pierde su débil coreografía de pareja suelta y
que, ya con la obligatoria coreografía de la pareja enlazada, es cosa nueva en conjunto y ha merecido
nuevo nombre, el nombre de “milonga”, no sabemos si por eso.
Ante todo, la palabra “milonga” aplicada a una danza determinada no existe entre nosotros antes de
1850, antes de 1860, tal vez tampoco antes de 1865. Es claro que no es fácil esta terminante negación,
porque muchas veces las cosas existen sin que las nombren los documentos. Según y qué. Pero resulta
que tenemos repertorios enteros de canciones y danzas, consumidos en los teatros, en los salones o en
las fiestas, que cuentan más de cien especies distintas, todas de la primera mitad del siglo XIX, y no
figura entre ellas la milonga. Y el lundú sí. Incluso contamos con la lista de las canciones y bailes que
se ejecutaban en los humildes y populares circos de volatines; y tampoco. Sí el lundú. Ventura R.
Lynch describe el gaucho federal y el gaucho unitario, ambos de hacia 1829-1852, y enumera sus
cantos y bailes. No incluye la milonga. Pero la menciona cuando habla del “gaucho actual” (1852-
1882), aunque sin aclarar cuándo se incorpora. Sin duda, no propiamente en 1852. Él no lo sabe
Por lo pronto no hemos encontrado ningún documento que mencione la milonga como canción o como
danza antes de 1880. Después, no es difícil hallar su nombre. Todos los autores viejos que nombran la
milonga como existente hasta en 1860 no se fundan en documentos de la época sino en recuerdos. Por
ahora sólo estamos autorizados a creer que esa especie, la misma, funcionaba con otro nombre y que
hacia 1880, cuando escribe Lucio V. López, puede llamarse “la milonga del día”. Pero, es claro, si
estaba en 1883 tan difundida como dice Ventura R. Lynch, debemos admitir que el bautismo se
produce hacia 1865. 95 La palabra es africana, sin duda. Cualquiera haya sido su significación de
origen, ahora nos interesa el sentido con que se nos presenta en Sudamérica.
la década de 1930, que se podría llam ar la “época d iscep o lian a”
debido al predom inio de esa m odalidad (de nuevo, aunque E nrique
S antos D iscépolo ya había com enzado a com poner con anterioridad
a 1930 y no habría de m orir hasta años m ás tarde)

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